La trascendencia en Egipto

Transcripción

La trascendencia en Egipto
LECCIONES EGIPCIAS
)
La trascendencia
en Egipto
Javier Fernández Aguado,
Socio Director de Mindvalue. Miembro de Top Ten Management Spain (www.toptenms.com).
D
urante la Dinastía XVIII quedaron
consolidadas las dos tendencias
religiosas más extendidas en el Egipto
faraónico. De un lado, la cosmogonía
heliopolitana, de la que hablo en
otros lugares. Había evolucionado hacia un
espiritualismo que convertía a Re –el sol- en un
espíritu puro al que se asimilarían los fallecidos
en el Más Allá.
En paralelo, siguió desarrollándose un
misticismo en torno a Osiris, que fue la religión
popular por excelencia. El lugar donde mejor
queda reflejada es el denominado “Libro de
los Muertos”, el primer libro ilustrado de la
historia. El texto así conocido era una evolución
del conocido como “Texto de los Sarcófagos”,
que se había desarrollado en el Imperio Medio.
Se consideraba que los muertos serían
juzgados por un tribunal bajo la presidencia
de Osiris. Quienes superasen la prueba
sobrevivirían unidos a su cuerpo (la momia)
una vez resucitado. Su lugar definitivo serían
los Campos Elisios. La relevancia de esta
creencia para la vida era esencial. También para
quienes ocupaban cargos directivos.
De lo común de los principios con los de
otras culturas juzgará el lector. Resumo aquí
el capítulo ciento veinticinco, en el que se
encuentra la confesión negativa que el difunto
El misticismo en torno a Osiris fue la
religión popular por excelencia )
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deseaba realizar al enfrentarse a quienes debían
juzgar su idoneidad para el Paraíso:
“Texto para entrar en la Sala de la Verdad y
Justicia, y para separar a la persona de los pecados
cometidos y para ver el rostro de los dioses.
Para decirse: Homenaje a vosotros, Señores de la
Verdad y de la Justicia, Homenaje a ti, dios grande,
Señor de la Verdad y de la Justicia. Yo he venido a
ti, mi señor. Yo mismo he venido para contemplar
tus glorias. Yo te conozco, conozco tu nombre y
conozco el nombre de estos cuarenta y dos dioses
que están contigo en la Sala de la Verdad y de la
Justicia, viviendo de aquellos que cobijan el mal
y bebiendo su sangre en el día del cómputo de las
palabras en presencia de Unnofre. Verdaderamente
tu nombre es “alma gemela Señora de Verdad y
Justicia”. ¡Heme aquí! ¡Yo os conozco, Señores
de la Verdad y Justicia! Yo os traigo lo Justo y
he acabado con el mal.
Yo no he hecho daño a los hombres. Yo no he
oprimido a mis consanguíneos, ni a mi prójimo.
Yo no he sido mentiroso en lugar de decir la
verdad. Yo no me he enterado de traiciones.
Yo no he sido malvado. Yo no he, como Jefe de
hombres, hecho trabajar a ninguno cada día
más de lo requerido. Mi nombre ha llegado a la
Embarcación de la supremacía, mi nombre ha
alcanzado las dignidades de la Supremacía, de las
donaciones y el mando.
No ha habido desgraciados por culpa mía, ni
pobres, ni enfermos, ni desamparados. Yo no he
hecho que el señor maltratara al siervo. Yo no he
sido causa de hambre. Yo no he provocado lágrimas.
Yo no he asesinado ni ordenado matar a traición. Yo
no he hecho sufrir a los hombres. Yo no he robado
las ofrendas destinadas al templo ni he reducido los
OBSERVATORIO
de recursos
humanos
y relaciones laborales
Se consideraba que los muertos serían juzgados por un tribunal. Quienes
superasen la prueba sobrevivirían unidos a su cuerpo una vez resucitado )
alimentos consagrados para los dioses. Yo no les he
robado a los difuntos sus alimentos.
Yo no he fornicado ni he cometido actos impuros
en el santuario de mi distrito. Yo no he aumentado
ni he disminuido las medidas de grano. Yo no he
efectuado presión sobre el eje de la balanza. Yo no
he engañado con el contrapeso de la balanza. Yo
no he arrebatado la leche de la boca de los infantes.
Yo no me he llevado las mandas de sus pastos. Yo
no he cogido a los volátiles de las reservas divinas
con las redes. Yo no he pescado peces de donde
no debía. Yo no he detenido el agua en el tiempo
establecido. Yo no he desviado el curso de un
canal. Yo no he apagado la llama en su momento.
Yo no he robado a los dioses sus ofrendas
escogidas. Yo no he rechazado a las manadas de
la propiedad divina. Yo no he obstaculizado a
ningún dios cuando ha salido en procesión.
“Yo soy puro. Yo soy puro. Yo soy puro.
“Mi pureza es la del Gran Bennu (Fénix) que está en
Heracleópolis porque yo soy las narices del Señor del
soplo que hace vivir a los hombres el día en el que el
Ojo se rellena en Heliópolis, en el último día del mes
de Mekir, en presencia del Señor de esta tierra. Y yo
soy uno que ve la plenitud del Ojo de Heliópolis: que
no se produzca ningún daño contra mí en esta tierra
de Verdad y Justicia porque yo conozco los nombres
de aquellos dioses que están contigo en la Sala de la
Verdad y Justicia. ¡Sálveme, pues, de ellos!”.
En otros lugares se encuentran ejemplos de
carácter moralizante, que ayudan a entender
tanto la ética como la religiosidad de los
egipcios. La historia de los dos hermanos es uno:
“Varios días más tarde, los dos hermanos estaban
en el campo y les faltó simiente. El hermano
mayor envió al menor diciéndole: ‘ve rápido y
tráenos simiente del pueblo’. El hermano pequeño
encontró a la mujer del hermano mayor que se había
sentado y se peinaba. Él le dijo: ‘¡Levántate y dame
simiente; he de volver rápidamente al campo, pues
mi hermano mayor me espera; no me retrases’. Ella
le dijo: ‘Ve, abre el almacén y toma lo que quieras;
no interrumpas mi peinado’. El joven entró en la
OBSERVATORIO
de recursos
humanos
y relaciones laborales
cuadra y tomó una jarra grande porque quería coger
abundante simiente. Se cargó con cebada y trigo, y
salió llevándolo a la espalda. Ella le dijo: ‘¿Qué peso
cargas sobre tu espalda?’. Él le dijo: ‘Tres sacos de
trigo y dos de cebada, en total cinco; esto es lo que
hay sobre mi espalda’. Hete aquí lo que él le dijo.
“Ella le habló diciéndole: ‘Tienes mucha fuerza,
y veo cada día cómo te afanas’. Entonces deseó
conocerlo, conocer a un guerrero tal. Entonces
ella se levantó, lo cogió y le dijo: ‘¡Ven!
Disfrutemos de una hora juntos, acostémonos.
Ello te será provechoso, ya que te confeccionaré
bonitos vestidos’. Entonces el muchacho se
encolerizó como un leopardo… por las impías
palabras que ella había pronunciado. Ella se
asustó mucho. Entonces él habló y le dijo: ‘Hete
aquí que tú eres para mí como una madre y tu
marido es para mí como un padre; y él, que es
mayor que yo, me ha criado. ¿Qué gran disparate
me has dicho? No me lo repitas nunca más y yo
no lo contaré a nadie, esto no saldrá de mi boca’.
Entonces se cargó el fardo y se fue al campo”.
Un último ejemplo es el Aleccionamiento de
Anni, del que recojo sólo un fragmento:
“Duplica los panes que debes dar a tu madre.
Llévala como te ha llevado.
Ha cargado muchas veces contigo,
Y no te ha dejado en el suelo. Luego que te dio a
luz tras tus meses,
ha ofrecido su pecho a tu boca durante tres años,
con paciencia (…).
Te ha llevado a la escuela,
y, mientras te enseñaban a escribir,
ella se sostenía durante tu ausencia, cada día, con
el pan y
la cerveza de su casa.
Ahora que estás en la flor de la edad, que has
tomado mujer y que
estás bien establecido en tu casa,
dirige tus ojos a cómo se dio a luz, a cómo fuiste
amamantado,
como a obra de tu madre.
¡Que no tenga que vituperarte,
ni levantar las manos a Dios!
¡Y que Dios no tenga que oír su queja!”. )
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