Cuatro monos `sin papeles`

Transcripción

Cuatro monos `sin papeles`
EL PAÍS, martes 6 de abril de 2010
8
PAÍS VASCO
agenda
VIZCAYA
Teatro
Exposición
Cabaret satírico. Vuelve, Bigotillo,
vuelve, de David Barbero.
A las 20.00, en Arteria Teatro Campos Eliseos. Bertendona, 9. Bilbao.
Begoña Usaola. La autora presenta
una selección de sus series Areeta o
Espolla, que se pudieron ver en la
última edición de Arco.
De lunes a viernes de 11.00 a 13.30 y
de 17.00 a 20.30. Galería Vanguardia. Alameda Mazarredo, 19. Bilbao.
Noren esku? Los derechos humanos en la Historia. Una selección
de piezas de la colección del museo
pretende plasmar el contenido de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos y reflexionar sobre su
articulado. Hasta el 11 de abril.
De martes a sábado, de 10.00 a 13.30
y de 16.00 a 20.00. Domingos, de
10.00 a 14.00. Museo de Reproducciones. San Francisco, 14. Bilbao.
GUIPÚZCOA
Exposiciones
Fernando y Vicente Roscubas exponen en San Sebastián.
obras plurales en la muestra Lo visible y lo invisible, un encuentro con lo
cotidiano y los procesos en el arte.
De martes a sábado, de 17.00 a
21.00. En la Galeria Altxerri. Reina
Regente 2. San Sebastian.
Música
Pintura. Ramón Pérez presenta Él
para él, una colección de 40 cuadros,
la mitad de ellos recientes. La exposición permanecerá abierta hasta el 24
de abril.
De lunes a viernes de 10.30 a 12.30 y
de 18.00 a 20,30. Sábados de 10.30 a
13.30 y de 18.00 a 20.30. Domingos y
festivos, cerrado. Bastero Kulturgunea. Ondarreta, 1 bis. Andoain.
Donostikluba. Concierto de Chain
& The Gang, nuevo proyecto de Ian
Svenonius con el que retorna a las
canciones colectivas, en la tradición
del gospel que le hizo célebre al frente de The Make Up. Entrada libre.
A las 20.00, en Le Bukowski. Egia, 18.
San Sebastián.
Los Roscubas. Fernando y Vicente
Roscubas presentan un conjunto de
Colectiva. Fotografías de Sabrina
Díaz, De lugares y de memorias, y del
ÁLAVA
Exposición
Colectivo Fotográfico Tenderete, tituladas La magia de lo incompleto. A
ellas se suman esculturas de Tito, bajo el título re-flexómetro. Hasta el 16
de abril.
De lunes a viernes de 19.00 a 21.00.
Escuela de Artes y Oficios. Plaza
Conde Peñaflorida, 1. Vitoria.
Visita
Pórtico de la luz. Espectáculo de
luz, color y sonido que permite conocer las diferentes apariencias del pórtico de la Catedral de Santa María a
lo largo de su historia, mostrando la
evolución de sus policromías entre
los siglos XVI y XX. Más información
y reservas en el teléfono 945 255 135
o en la página web www.catedralvitoria.com.
En la Plaza santa María, 3. Vitoria.
De vinos
JOSÉ IGNACIO
ARMENTIA
Los monos pigmeos se encuentran actualmente en el centro de recuperación Arrano-Etxea, en San Sebastián. / jesús uriarte
Cuatro monos ‘sin papeles’
Los titís pigmeos decomisados en marzo se recuperan en un centro de
San Sebastián 쎲 La Ertzaintza investiga una red de tráfico de animales
ISABEL LANDA
San Sebastián
Los cuatro monos titís pigmeos se hallaban exhaustos
cuando los encontró la Ertzaintza el 9 de marzo en
unas jaulas de plástico dentro de un BMW que circulaba por la A-8 en Guipúzcoa.
Los monos, los más pequeños del mundo (apenas 14
centímetros de alto), llevaban 28 horas enjaulados dentro de una bolsa de deportes
y habían recorrido 3.000 kilómetros, de Granada a Calais
(Francia). De allí partirían a
Inglaterra, donde iba a comprarlos un científico que los
aparearía con otra especie.
Los ertzainas detuvieron
el vehículo porque su conductor realizaba maniobras
extrañas por la autopista, pero lo que no imaginaban era
que hallarían escondidos a
cuatro monos sin papeles.
Los ocupantes del BMW, de
nacionalidad inglesa, no disponían de la documentación
de los animales, pese a que
uno de ellos dijo ser su propietario. Los titís pigmeos,
originarios de Suramérica,
son una especie protegida.
La Ertzaintza ha abierto diligencias por un supuesto
transporte ilícito de animales e investiga una posible
red de tráfico de los mismos.
“Estos primates son especies protegidas y su comercio y tenencia por particulares está restringida por motivos sanitarios para proteger la salud de los humanos”,
explican fuentes policiales.
Los titís pigmeos se reponen actualmente en el centro de recuperación de fauna
silvestre Arrano-Etxea, en Sebastián. Financiado por la
Diputación mediante un convenio con la Sociedad Aranzadi, dirigen este centro, que
ha cumplido 25 años, Josean
Albisu y su esposa, Merche.
Ambos se dedican a ello “como un hobby” y han aportado su casa al proyecto. Entre
buitres, tejones, cacatúas y
cisnes, la pareja cuida a los
animales que la policía les
lleva heridos. “¿Lo más gratificante? Las sueltas, cuando
los ponemos de nuevo en libertad”, señala Merche,
quien ha bautizado como
Kattalin a la hembra tití que
llegó más enferma.
La peripecia de los cuatro
monos comenzó en Granada. Los dueños de los animales poseían allí un cortijo
Los simios
pasaron 28 horas
enjaulados y
recorrieron
3.000 kilómetros
Los primates
eran trasladados
a Inglaterra para
su venta sin
documentación
que fue clausurado por la
Guardia Civil por mantener
a 60 animales exóticos y protegidos sin su correspondiente documentación, entre
ellos a 20 primates.
Los propietarios del cortijo llegaron a Calais, donde
fueron sorprendidos con los
animales por la policía francesa antes de embarcar en el
ferry hacia Inglaterra. Los
gendarmes les multaron con
1.000 euros y les obligaron a
volver a España. Al pasar la
frontera, fueron detenidos
por la Ertzaintza en Guipúzcoa y los animales, decomisados. “El inglés ha reclamado
dos veces a la Ertzaintza la
devolución de los titís, que
en Internet se venden a 300
y 600 euros, pero hay un proceso judicial en marcha y están inmovilizados y aislados”, explica Albisu.
[El centro de acogida de
fauna silvestre Karpin Abentura, sito en Karrantza, cuenta con un nuevo ejemplar, el
tercero, de macaco de Gibraltar proveniente del tráfico ilegal de animales salvajes. Se
trata de Chafi, una hembra
de seis años decomisada en
enero de 2010 y trasladada a
un centro de recuperación
de primates de Girona, donde ha permanecido hasta su
traslado el día 2 al Karpin].
Ya lo cantaba Bob Dylan hace algunas décadas:
“Los tiempos están cambiando”. Si antaño bastaban unas mínimas nociones de cine, literatura, música y fútbol para salir airoso de cualquier compromiso social, ahora quien no demuestre unos ciertos conocimientos de vinos,
gastronomía, o deportes como la Fórmula 1 o el
golf, corre serio peligro de quedar como un
palurdo. Quizá por ello, el enoturismo está de
moda y cada vez más personas acuden a visitar
bodegas y a realizar cursos de cata. Consumir
caldos de calidad durante el poteo se ha convertido en un signo de distinción social, a pesar de
que en muchos lugares de Euskadi la copa de
crianza no baja del euro y medio.
Paradójicamente, España cuenta con tales excedentes vinícolas que ha sido preciso retirar del
mercado dos millones de hectolitros para que el
hundimiento de los precios en algunas zonas no
alcance dimensiones apocalípticas. También en
la DOC Rioja la baja cotización de la uva arroja
negros nubarrones sobre el futuro del sector.
Y, sin embargo, el frecuentar bodegas ha llegado a ser algo tan común como contemplar
catedrales. A fin de cuentas, el precio de la entrada (unos seis euros) suele ser similar y, por lo
menos, al final de la visita nos obsequian con
una degustación de vino (eso sí, sin consagrar).
Además, desde que las grandes marcas decidieron recurrir a los servicios de arquitectos de
renombre (Gehry, Calatrava, Zaha Hadid, etcétera), acudir a estos modernos templos de Baco no
deja de tener su componente cultural y artístico.
En la visita a una bodega siempre se repite
la misma liturgia. La inevitable exhibición de
la mesa de selección, los enormes depósitos de
acero inoxidable con camisas de refrigeración
para la elaboración de los caldos, las barricas
de roble francés o americano, los jaulones metálicos y la parada final en la tienda. Nunca
falta el simpático turista incapaz de entender
cómo se elabora el rosado o qué diferencia a un
crianza de un reserva. También es habitual el
enófilo ávido de conocer cuáles han sido las
mejores cosechas de la década.
El momento culminante de la visita es la
minicata con la que concluye la misma. Aprendemos que el vino no es tinto, sino picota, rubí
o teja, y que entre sus aromas nos podemos
encontrar con productos tan sorprendentes como el pimiento verde, el sugus de piña o la caja
de puros. ¡Quién lo hubiera dicho!
De vuelta al pueblo, impresionaremos a
nuestros amigos con todo lo aprendido. Olfatearemos la copa con maestría y repetiremos los
tres o cuatro términos que fuimos capaces de
retener: afrutado, límpido, bien estructurado,
largo en boca, etcétera. Al final, aunque, como
casi siempre, con varios años de retraso, tendemos a reproducir lo que ya en 1957 expresó
Roland Barthes en sus Mitologías: “La sociedad
designa como enfermo, defectuoso o vicioso a
cualquiera que no crea en el vino”. Visitar bodegas es un buen modo de empezar a creer.

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