le lettere credenziali dell`ambasciatore del perù presso la santa sede

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le lettere credenziali dell`ambasciatore del perù presso la santa sede
N. 0099
Venerdì 16.02.2001
LE LETTERE CREDENZIALI DELL’AMBASCIATORE DEL PERÙ PRESSO LA SANTA SEDE
LE LETTERE CREDENZIALI DELL’AMBASCIATORE DEL PERÙ PRESSO LA SANTA SEDE
Giovanni Paolo II ha ricevuto questa mattina in Udienza l’Ambasciatore del Perù presso la Santa Sede, S.E. il
Signor Alberto Montagne Vidal, in occasione della presentazione delle Lettere Credenziali.
Pubblichiamo di seguito il discorso che il Santo Padre ha rivolto al nuovo Ambasciatore, nonché i cenni biografici
essenziali di S.E. il Signor Alberto M. Vidal:
● DISCORSO DEL SANTO PADRE
Señor Embajador:
Con sumo gusto le recibo en este solemne acto de presentación de las Cartas Credenciales que lo acreditan
como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la República del Perú ante esta Sede Apostólica, y me
complace darle mi más cordial bienvenida en el momento en que inicia las importantes funciones que su
Gobierno le ha confiado. Agradezco sus amables palabras y, muy especialmente, el saludo del Dr. Valentín
Paniagua Corazao, Presidente de la República, al que correspondo con los mejores deseos de que su servicio
al pueblo peruano, en estos momentos de su historia, ayude a todos a progresar por el camino de la concordia,
el mutuo entendimiento y la paz.
2. Viene como representante de un pueblo que, como bien recuerda Usted en sus palabras, hunde sus raíces
en la historia, siendo depositario de ricas herencias culturales y morales. En efecto, la civilización inca,
exponente del esplendoroso pasado del Perú, con el pasar de los siglos se ha amalgamado con la cultura
occidental a partir de la llegada del Evangelio, constituyendo a los peruanos en un pueblo profundamente
religioso en el que el cristianismo forma parte de su idiosincrasia. En ese ambiente, la fe y la religiosidad han
dado excelentes frutos, entre los cuales la Iglesia honra a los Santos Toribio de Mogrovejo y Martín de Porres,
Juan Macías y Francisco Solano, a Santa Rosa de Lima y a la Beata Ana de los Ángeles Monteagudo.
Se ha referido Usted también a los dos inolvidables viajes que he realizado a su País, el primero en 1985 y el
segundo, tres años después para la Clausura del Congreso Eucarístico Bolivariano. En ambas ocasiones tuve
el gozo de encontrar un pueblo acogedor y abierto, al que animé a continuar por el buen camino emprendido,
aprovechando todos los recursos con los que cuenta el alma peruana.
3. Amplia y generosa ha sido la aportación de la Iglesia en estos casi quinientos años de su presencia en el
Perú, anunciando la Buena Nueva a todos sus habitantes. Este servicio al hombre peruano aparece reconocido
incluso por la Constitución que, en su artículo 5O, proclama que la Iglesia ha tenido un papel "importante en la
formación histórica, cultural y moral del Perú". En efecto, no es difícil descubrir estos rasgos en los momentos
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significativos de la historia peruana.
Ha recordado Usted, igualmente la presencia de la Iglesia en el campo de la educación, con la creación de
escuelas y universidades, así como en el de la sanidad y en la ayuda a los más necesitados. El Episcopado
peruano tiene el decidido propósito de seguir por ese camino, en el que como he escrito recientemente "se trata
de continuar una tradición de caridad que ya ha tenido muchísimas manifestaciones en los dos milenios
pasados, pero que hoy quizá requiere mayor creatividad" (Novo millennio ineunte, 50).
Con su Doctrina social la Iglesia contribuye igualmente al bien de la sociedad. En efecto, Ella no pretende
resolver los problemas sociales desde la perspectiva técnica y administrativa, propia de la autoridad civil, sino
que, por su sentido de la persona, la promoción de la solidaridad y la atención a los más débiles, busca
contribuir a la instauración de una vida social mejor.
4. La crisis política e institucional que en los meses pasados ha vivido su País, a la que se ha referido también
Usted, Señor Embajador, ha suscitado serios problemas para la Nación. He seguido con atención el desarrollo
de los acontecimientos, pidiendo al Señor que no se viera perturbada la vida de los peruanos. Ahora es preciso
aunar esfuerzos, dejar de lado planteamientos de parte para que, con la colaboración de todos y desde la
honradez y buena voluntad, se fomente un clima de confianza, justicia real, lealtad, transparencia, mutuo
respeto, paz y libertad. De este modo el pueblo peruano podrá superar esa crisis y recuperar los valores
morales de una sociedad justa, equitativa, solidaria y honesta, promoviendo un estado de derecho en el que
todos los ciudadanos se sientan corresponsales y participen en la edificación de la Patria y en la realización del
bien común.
En este sentido, será importante trabajar por mejorar la situación económica, superando la lacra de la pobreza
generada por la fuerte deuda externa e interna, lo cual ha de ser afrontado por todos los protagonistas de la
vida social. En diversas ocasiones me he referido a este grave problema a escala mundial, auspiciando que una
condonación, o por lo menos una reducción significativa de la deuda externa por parte de los Países
acreedores, permita a quienes se encuentran en tales circunstancias mirar al futuro con optimismo, promover el
conveniente desarrollo y alcanzar cotas deseables de bienestar.
La vuelta a la normalidad democrática ha de ir acompañada ineludiblemente de la recuperación de los genuinos
principios morales y éticos. En efecto, como he repetido muchas veces, la vida política no puede prescindir del
respecto de la verdad y de los valores, pues "una democracia sin valores se convierte con facilidad en un
totalitarismo visible o encubierto, como demuestra la historia" (Centesimus annus, n. 46).
Quisiera referirme también al proceso de paz con la nación hermana del Ecuador, con el que se firmó un
Acuerdo favorecido también por la abnegada cooperación de ambas Conferencias Episcopales. Es
indispensable, superando cualquier tentación de volver atrás, caminar hacia adelante en un clima de
convivencia propio de países que están unidos por tantos valores y en conformidad con la tradición pacífica de
la región. Además su País ha resuelto sus asuntos pendientes con Chile, firmando en noviembre de 1999 el
Acta de Ejecución de las cláusulas del Tratado de Lima del 1929, con lo cual el Perú ha manifestado su
voluntad de concentrar sus esfuerzos en el desarrollo y el bienestar de su sociedad.
5. Al concluir, Señor Embajador, formulo mis mejores votos por el buen desempeño de su misión. En la Santa
Sede encontrará la mayor disponibilidad para todo lo que pueda redundar en bien del querido pueblo peruano y
para las buenas relaciones que existen entre su País y esta Sede Apostólica. Pido al Señor, por intercesión de
Nuestra Señora de la Evangelización y de todos los Santos peruanos, que le asista en el ejercicio de sus
funciones, que bendiga a su distinguida familia, a sus colaboradores, así como a los gobernantes y ciudadanos
de la noble nación peruana, que recuerdo siempre con gran cariño y estima.
S.E. il Signor Alberto Montagne Vidal, Ambasciatore del Perù
È nato il 30 agosto 1939.
È sposato ed ha tre figli.
Ha compiuto studi umanistici e giuridici presso la Pontificia Università Cattolica del Perù, conseguendo la
Licenza in Relazioni Internazionali.
Diplomatico di carriera, ha ricoperto i seguenti incarichi: Segretario d'Ambasciata presso il Ministero degli Esteri
(1963-1964); Segretario d'Ambasciata a Londra (1964-1969) e a Roma (1969-1971 ); Segretario d'Ambasciata
presso il Ministero degli Esteri (1971-1974); Consigliere d'Ambasciata a Bogotà (1974-1977) e Ministro
Consigliere a Santiago del Cile (1977-1981); in servizio presso il Ministero degli Esteri (1981-1982);
Ambasciatore e Direttore del Personale presso il Ministero degli Esteri (1983); Console Generale a New York
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(1983-1986); Ambasciatore in El Salvador (1986-1990); Ambasciatore in Finlandia (1990-1991); SottoSegretario di Politica Speciale e Bilaterale, Ministero degli Esteri (1991-1992); Direttore dell'Istituto Peruviano di
Relazioni Internazionali (1992-1993); Ambasciatore in Colombia (1993-1997); Ambasciatore in Ecuador (19971999); Sotto-Segretario per l'Europa, l'Asia, l'Africa e l'Oceania presso il Ministero degli Esteri (1999-2001).
[00273-04.01] [Texto original: Español]

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