Enrique Cabrejas Iñesta

Transcripción

Enrique Cabrejas Iñesta
Enrique Cabrejas Iñesta
Investigador de la Historia del Lenguaje
El Toro por los cuernos
Historia, 24/06/2015
El nombre español “TORO” no proviene de taurus ni de Taurum, tampoco del
latín y por sorprendente que parezca, siquiera del griego. TORO es un
acrónimo ibérico. Y es cierto que la traducción de la palabra española Toro al
latín indudable será Taurus o mejor Taurum, que el latín lo tomó a su vez del
griego ????? “Tauro”. Y la afirmación que les manifiesto se comprende que
mucho pueda sorprender, incluso pueda dejarles perplejos; sin embargo tiene
un razonamiento que puedo sustentar perfectamente.
Verán, la escritura Helena abarca a muchos y distintos pueblos, cultural y
dialectal en común y, entre ellos, por supuesto el nuestro y también el propio
griego. En nuestro caso y que descendemos de ELAZ (Helenos) de Asia
Menor y no de los griegos continentales, la palabra TORO en realidad se
trata de una voz ibérica tomada de otra raíz distinta a la de ??? y que
también trajeron nuestros antepasados desde la antigua Anatolia. Sí, porque
aun parezca extraño los celtíberos no fueron Celtici (celtas) sino Çeltikçi
(gálatas). Así pues, averigüemos la procedencia del término y, esta vez,
hagámoslo desde su auténtico origen y legítima etimología. Es decir: ???(??) TORO.
Miren, ahora será necesario cuestionarse de nuestros antiguos iberos y celtiberos ¿cómo denominaban las cosas? Y resulta
que cuando ellos hablaban, sus palabras no eran únicamente palabras, sino que además eran nuestras raíces significadas. Y
“Toro” deriva de una raíz pre helena para definir la “perforación” y que es: ??? “tor”. Aprovecho la ocasión para dejarla aquí ya
reseñada y que se añada a la larga lista de otras etimologías que le son propias, tales como: Tornado, torno, tornillo, y un largo
etc. Porque sepan que con la expresión TORO se viene a significar al “PERFORADOR”, y en otra de sus múltiples acepciones,
el “CLAVADOR”, y que esta es su genuina y auténtica etimología, no la que ha sido presentada como más cierta. Miren, “Toro”,
se trata de un nombre singular masculino en su modo vocativo. También como segunda y tercera persona del singular de un
verbo que es conjugado aoristo y a la vez como un adjetivo. Es totalmente demostrable todavía en la actualidad, porque
ustedes lo podrán verificar si lo desean, también a través del griego jónico como es ????? “toro” o incluso ????? “toreo”. Es
más, en dialecto ático como ?????? “toreos”. Además como adjetivo, ????? “toro”, es una expresión que presenta una
cualidad, la de quien “perfora”. Tanto como sustantivo como adjetivo plural en caso nominativo es como en lengua española
denominamos a “LOS TOROS”, y que igualmente es un sustantivo dicho en plural.
Nuestros antepasados ibéricos, en ningún caso tenían al toro como un dios en una liturgia religiosa, entiéndase en el aspecto
sagrado ritual de darle culto, más allá de la relación con una bestia que pudiera mostrarse peligrosa si se la molestaba, o
dentro del respeto que supone enfrentarse a un amenazador morlaco en una suerte de lidia de una fiesta muy antigua y
tradicional traída del este y oriente europeo; y que por supuesto, tanto para ellos como para nosotros no era en absoluto
desconocida, es más ha de quedar claro que por descontado no tenían al toro como un dios, pues obviamente de ser así no lo
sacrificarían en la arena, otra cosa muy distinta es que fuera un acto ceremonial en su ejecución, incluso solemne y que
lógicamente tuviera ritual y protocolos propios, que en el fondo no son distintos a los nuestros. Y es que literalmente, ayer y hoy
tenemos que: “coger el toro por los cuernos”.
Texto de Enrique Cabrejas
Crédito imagen: Wikipedia
Para saber más: Cabrejas Iñesta, Enrique. HIJOS DE TITANES - EL SECRETO ÍBERO - ISBN: 978-84-9095-585-7. Colección:
Investigación. Editorial Círculo Rojo. Almería. DEPÓSITO LEGAL: AL 199-2015.

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