José R. Flecha

Transcripción

José R. Flecha
CADA DÍA SU AFÁN
JOSÉ DE NAZARET
José-Román Flecha Andrés (Diario
de León, 19. 3. 2016)
El día 19 de marzo la Iglesia Católica celebra la fiesta de san José, el esposo de
María de Nazaret. Su figura, tantas veces olvidada, es realmente modélica para todos los
cristianos. Y lo es por múltiples motivos.
1. José de Nazaret se presenta en los evangelios como un hombre justo. Trata de ajustar
su vida a la voluntad de Dios. Y no pretende someter esa voluntad divina al imperio
de la libertad y de la decisión humana.
2. Además, José sabe escuchar la palabra de Dios en el más respetuoso silencio. Una
palabra que se le dirige en la oscuridad de la noche y en esa oscuridad existencial
que hace difícil tomar las decisiones más arriesgadas.
3. José de Nazaret vive en un país sometido a un poder imperial, ajeno a la cultura y a
los intereses de su pueblo. Una orden del imperio lo saca de su casa en un momento
tan difícil como el de la proximidad del parto de su esposa.
4. José ha pasado por la persecución y la emigración. Ha tenido que salir de su tierra
para defender la vida de su hijo, amenazada por un tirano celoso de su poder y
promotor de una matanza de inocentes.
5. José de Nazaret confía su destino a Dios. No se considera como un héroe por haber
librado a su familia de la muerte. Acepta los plazos que Dios ha marcado y las
señales con las que va dirigiendo su camino.
6. De una forma y de otra, José experimenta la soledad y el dolor humano más
traumático. De hecho, pierde a su hijo y ha de salir a buscarlo con angustia, como
ocurre a tantos padres en nuestro tiempo.
7. Ese trance doloroso es al mismo tiempo una profunda experiencia espiritual. José de
Nazaret llega a pasar por la prueba que atraviesan todas las personas que creen
haber perdido el rastro de Dios.
8. José y María “no comprendieron” las palabras con las que su hijo Jesús trató de
explicar su permanencia en el templo. Y, a pesar de todo, guardaron aquellas
palabras en su corazón.
José de Nazaret es el custodio de Jesús. Con razón se puede decir que es una figura
en la que se refleja la identidad y la misión de la Iglesia. Y, por tanto, el camino y la
vocación de todo cristiano.

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