El incidente Strauss Kahn “Quiero justicia y que vaya a la cárcel
Transcripción
El incidente Strauss Kahn “Quiero justicia y que vaya a la cárcel
El incidente Strauss Kahn “Quiero justicia y que vaya a la cárcel” decía Nafissatou Diallo, la trabajadora del lujoso hotel donde estaba alojado el hasta entonces director del FMI. Por su parte, él ni niega ni consiente, tan sólo, desde su prestigioso y experimentado bufete de abogados, acusa el velado interés económico de la mucama. Se juzga una posible agresión y desde este artículo les dispongo los concisos datos y un análisis facial y postural de la entrevista a la presunta agredida que en exclusiva e íntegramente emite Intereconomía TV en su especial informativo del que he sido partícipe. Lo primero que llama la atención del caso es la brevedad del encuentro; apenas un cuarto de hora desde que la limpiadora entra en la suite hasta que sale de la misma. Tras los primeros 9 minutos Strauss Kahn realiza una llamada a su hija y, durante los 9 minutos, sucede el hecho delictivo en la habitación 2806. Y digo delictivo tanto si hubo agresión como falso testimonio por parte de la presunta agredida. Lo cierto e irrefutable es que hubo eyaculación. Históricamente, DSK ha tenido una vida sexual indecente y públicamente aireada; una conducta indecorosa e inconveniente a todas luces con una periodista y un supuesto abuso de poder para acceder a sus satisfacciones sexuales con una subordinada al año de entrar en la directiva del FMI. En el viejo continente, con un tironcillo de orejas quedaban zanjados los asuntos, pero ahora, en el país equivocado, ha tentado a la suerte, ha caído en una trampa o directamente le han embaucado. Y estas son las tres posibilidades. En su contra, Diallo ha dejado patente que en el pasado mintió al confesar que fue violada por soldados y todavía tiene que aclarar los ingresos en su cuenta bancaria de su amigo, delincuente recluso y confesor Tarawally, que ascienden a 100.000 $, algo que puede coincidir con las teorías conspirativas que ya circulan por la red. Tras casi tres meses desde que ocurrieron los hechos, es ahora cuando Diallo sale a la palestra para reavivar el incidente, presionar a la fiscalía ante una más que posible marcha atrás, preparar un condicionamiento hacia el jurado popular y mandar un claro mensaje a su presunto agresor. El relato de los hechos ocurridos coincide con las pruebas obtenidas por los forenses neoyorkinos; han encontrado restos del ADN en el semen de Dominique esparcido por la pared y la alfombra. Este que suscribe se pregunta por los restos de saliva de Diallo necesarios en la obligada felación que, de ser encontrados junto al ADN del acusado, aclararían todo el panorama y excluiría completamente una teoría onanista. En contra de Strauss Kahn pesa su conducta, su gran poder y su imagen de hombre blanco, europeo y, sobre todo, francés. Casado con una millonaria, no ha trascendido la procedencia de los 3000 $ que cuesta la suite por noche del lujoso hotel (pero ese es otro tema). El análisis conductual durante la entrevista a Diallo por la periodista de la cadena ABC revela un relato realmente vivido y sin demasiada intensidad emocional en general. Cuando habla, y así se muestra con el acompañamiento de los movimientos oculares, relata recuerdos, aunque pudieran estar exagerados. Por otro lado, menciona demasiados detalles para un evento traumático que, en la mayoría de las ocasiones, una víctima no recuerda tan nítidamente. La emoción sube de tono al relatar los tocamientos vaginales efectuados con brutalidad (patente en el informe médico practicado horas después de la agresión) y la contestación de si es o no prostituta. Al final de la entrevista se aprecia una exageración del sentimiento de tristeza, no obstante, el infortunado encuentro es seguro que tuvo lugar. Sin embargo, las apariciones de Dominique Strauss Kahn, prestando declaración tras su arresto, revelan a un hombre frío, altivo, de mirada dura y mostrando cierto menosprecio hacia las instituciones que le juzgan. Una postura de brazos cruzados y piernas estiradas es el banquillo de acusados es indicadora de su inconformismo, falta de respeto y una seguridad sobrada que no debería ser tal visto lo que se le ha venido encima. Mi teoría es que hay más de lo que a priori se ha aireado: quizás un desacuerdo económico o, más improbable, una conspiración movida por intereses políticos y en última instancia pecuniarios. Quedan cuestiones decisorias tales como los tiempos y grabaciones de las cámaras de seguridad del hotel, las llamadas que se produjeron antes, “durante” y después del suceso por ambas partes y el comportamiento inmediatamente posterior de Diallo (si volvió a entrar en la habitación y por qué su carro de limpieza estaba en la habitación de al lado). La fiscalía no lo tiene nada claro, y en caso de juicio penal y/o civil, posiblemente nunca sabremos toda verdad. Javier Lillo www.javierlillo.com