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Revista Latinoamericana de Psicología Fundación Universitaria Konrad Lorenz [email protected] ISSN (Versión impresa): 0120-0534 COLOMBIA 2003 Nelson Varas Díaz / José Toro Alfonso POLÍTICAS PÚBLICAS RELACIONADAS CON EL VIH/SIDA: TENSIÓN ENTRE LAS NECESIDADES INDIVIDUALES Y COLECTIVAS. UNA AGENDA DE TRABAJO PARA LA PSICOLOGÍA EN AMERICA LATINA Revista Latinoamericana de Psicología, año/vol. 35, número 002 Fundación Universitaria Konrad Lorenz Bogotá, Colombia pp. 195-206 Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal Universidad Autónoma del Estado de México http://redalyc.uaemex.mx REVISTA 2003 .. LATINOAMERICANA DE PSICOLOGÍA VOLUMEN 35 N° 2 195-206 .. POLlTICAS.. PUBLICAS RELACIONADAS CON ELVIH/SIDA: TENSION ENTRELAS NECESIDADES INDIVIDUALES Y COLECTIVAS. UNA.. AGENDA .. DE TRABAJO PARA LA PSICOLOGIA EN AMERICA LATINA NELSON VARAS-DíAZ* y JOSÉ TORO-ALFONSO Universidad de Puerto Rico ABSTRAcr .The HIV IAroS epidemic has imp~ctedrtlillions ofpeople through-out the world, Latin America and fue qiribooap are no exceptionswitbálmost twomillionrepórtedéases by 2002: Psychology has cóntribirt~dsignmcantlyin the d~vel()pmenfof strategies"t{t'addréss'the"epidemic. However, as a discipline, itnas;l:>eenshy in getting involvediñ the process'ofdevelopiIrg Statepolicies. Inthis work we present a review of HIV/AIDS·relatedlegislation and policies-ffom Costa Rica, Dominican PanalIláa?d Puerto Rico. Through qualitative Republic.Ecuador, Guatemala, Hónd~as,Niearagua, content analysiswe examine several pólicydímensions in Iawsfrom each'country. Werecommend the reviewof training rnodels in~~ych~logytó incltidetheidev~l?~ment ofskills for intervention in poliey issues. We conclude withan agenda withaimsto develop apsychológicalpraxis more involved in the analysis and development 'of'publie'policies. .. .. Key words: Psychology, HIV/AIDS, public policyieomparative legislation.Latin America. RESUMEN La epidemia del VIHlSIDA ha impactado las vidas de millones de personas a nivel mundial. América Latina ye! Caribe no han sido Iaexcépción con casi dos millones de casos acumulados hasta .en año 2002. La psicología ha contribuido al desarrollo de estrategias para lidiar con la epidemia. Sin Continúa ee * Correspondencia: NELSON V ARAS-DiAZ,Centro Universitario de Servicios y Estudios Psicológicos, Departamento de Psicología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Puerto Rico, P.O. Box 23174, San Juan, Puerto Rico, E-mail: [email protected] 196 Continuación VARAS-DÍAZ y TORO-ALFONSO => deldesarrollo . lalegisl~ti6n on<:turaS,Nicara-· ·~·.coºt~nid(} INTRODUCCIÓN La epidemia del VIHlSIDA ha impactado las vidas de millones de personas a nivel mundial. América Latina y el Caribe no han sido la excepción con casi dos millones de casos acumulados hasta en año 2002. Ambas áreas en conjunto tuvieron un estimado de 190,000 nuevas infecciones por VIH solamente en el año 2001 y el Caribe continúa siendo la segunda región de mayor impacto de la epidemia después de Africa Sub Sabara (UNAIDS, 2002). Estos números reflejan la aún vigente necesidad de trabajo frente a esta epidemia. La psicología ha contribuido al desarrollo de estrategias para lidiar con la epidemia. Particularmente en el desarrollo de intervenciones preventivas para controlar su impacto. A partir de contribuciones psicológicas se han explorado factores de riesgo al contagio, la relación de la conducta con actitudes, normas y creencias, y del impacto de la auto-eficacia y de las destrezas de comunicación y negociación sobre la capacidad de protección de las personas (Kelly, 1995; NADR, 1994). También ha colaborado en adelantos en el área de la prevención secundaria y en la importancia del tratamiento y del impacto de los aspectos psicosociales en el desarrollo de la enfermedad (Bird, 1993; Britton et al, 1993; Straits-Troster, 1994). Sin embargo, todavía existe un área de gran importancia para combatir la epidemia en la cual la psicología necesita adentrarse con mayor profundidad; la política pública en torno al VIHlSIDA. El llamado a plantearse visiones mu1tidisciplinarias para combatir la epidemia se ha hecho (Díaz-Loving, 2001). Sin embargo, la psicología como disciplina ha tenido pasos tibios en adentrarse en el campo del desarrollo y formulación de políticas públicas. Aunque algunos psicólogos/as han hecho suyo el campo de "10 político" como parte de la Psicología Política (McGuire, 1993; Montero, 1987; Salazar, 2001), el trabajo directo con las políticas públicas del Estado parece ser campo exclusivo de personas que ocupan posiciones gubernamentales. Esta realidad no nos debe sorprender ya que nuestro adiestramiento profesional como psicólogos/as tradicionalmente no se concentra en esferas de trabajo político ni de intervenciones en instituciones gubernamentales. Aunque algunas ramas de la psicología como la Social-Comunitaria han planteado la necesidad de llevar a cabo intervenciones para el cambio social en estas esferas (Serrano-García y Bravo Vick, 1998), su llamado no se ha materializado al nivel que desearíamos algunos psicólogos/as. Nuestro adiestramiento es sólo una de las razones que pudieran citarse por las cuales los/as psicólogos/as se ven limitados al momento de involucrarse en el escenario de la política pública. Aún cuando la contribución de la psicología al desarrollo de política pública podría ser amplia, la mayoría de los/as psicólogos/as no se visualizan como forjadores/as de las mismas (Strickland, 1996). Entendemos que esta falta de identificación con las dimensiones políticas del trabajo social está relacionada con la POLÍTICAS PÚBLICAS RELACIONADAS forma en que tradicionalmente se ha descrito el conocimiento psicológico. Creencias sobre lo que la psicología es, o debe de ser, no facilitan la integración entre lo psicológico y lo político. Por ejemplo, si conceptual izamos a la psicología como una disciplina que se encarga sólo de intervenciones individuales con "pacientes mentales", los escenarios en los cuales se desarrollan políticas públicas parecerían inapropiados. De la misma forma, si entendemos a los procesos mentales y al comportamiento como únicos objetos de estudio de la psicología, el trabajo de corte político residiría fuera de su espectro de trabajo. Tal vez más importante que las razones descritas anteriormente para no involucrarse en el tema, es la conceptualización de "lo político" como ajeno al campo de la psicología. Aunque para algunos/as psicólogos la relación es clara y concisa, pensarnos que un paso importante para hallar campo común entre las dos dimensiones es desarrollar una perspecti va en tomo a las definiciones de lo político que sea de mayor pertinencia a la psicología. Un paso en esta dirección es la definición de lo político como relaciones sociales. LO POLÍTICO COMO RELACIONES SOCIALES Pensar sobre lo político podría evocar en nosotros/as múltiples elementos que tradicionalmente nos han ayudado a definir dicho concepto. Algunos de estos son acciones políticas del Estado como guerras, tratados entre gobiernos, principios como la democracia y hasta la vida pública de una persona de gobierno (Bar Tal, 2001). Sin embargo, es necesario sobrepasar dichas dimensiones para entender el enlace entre la política, la psicología y el VIHI SIDA. Proponemos pensar sobre "lo político" como relaciones sociales. Entiéndase por esto la manera en que las personas que componen un país o una comunidad se relacionan entre sí con objetivos particulares. El concepto no es nuevo y ha sido utilizado para definir lo político como ideas que las personas comparten para llevar a cabo un proyecto en común que influencie sus vidas (Stupak, Gilman, CON EL VIH/SIDA 197 Hartzer, Keller, Krans & Wainscott, 1977). Sin embargo, proponemos rescatar la relación social como eje del interés psicológico en lo político y escenario de intervención en la epidemia del VIH/ SIDA. Política Pública, Relaciones Sociales y el VIHISIDA Cuando un Estado propone política pública para prevenir la transmisión del VIHlSIDA a través de su población, reglamenta sobre la naturaleza de las relaciones sociales. Por un lado establece la forma en que se deben de llevar a cabo las relaciones interpersonales que podrían fomentar la transmisión del virus y también establece la relación entre el Estado y las personas ya infectadas. Por ejemplo, cuando se penaliza la transmisión intencional del virus o se establece la necesidad de educar a la población sobre sexo más seguro, queda explícito que el centro y eje de ambas preocupaciones es las relaciones entre personas. Por otro lado, cuando el Estado reglamenta sobre la forma de hacer pruebas de VIH a la población, evidencia la relación existente en su política pública entre las personas y el aparato estatal. El interés del Estado en la reglamentación de estas relaciones radica en que el producto final debe ser la prevención de nuevas infecciones. Esto nos ayuda a entender que en nombre de la preocupación por la salud pública, se propone la necesidad de reglamentar las relaciones entre potenciales personas infectadas y no infectadas para evitar futuros casos que contribuyan al crecimiento de la epidemia. Sin embargo, es importante reconocer que las intervenciones preventivas del Estado en las epidemias no son hechas en el abstracto, sino concretamente en los cuerpos de las personas infectadas (Foucault, 1995). El Estado reconoce la existencia de "personas enfermas" en "cuerpos enfermos" y de "personas saludables" en "cuerpos saludables" (Schilling, 1993; Turner, 1996) (ver la Figura 1). Reglamentar la interacción entre ambas para evitar nuevas infecciones se convierte en el eje central de la empresa preventi va. VARAS-DÍAZ y TORO-ALFONSO 198 Lo "político" como relaciones sociales Reglamentación de la interacción entre lo "saludable" y lo "enfermo" = Política pública Figura l. Las posturas preventivas del VIHlSIDA que nos arrojan a la dicotomía de "personas enfermas" y "personas sanas" pueden causar más problemas que soluciones. Algunos de estos problemas son: 1) la conceptualización de la epidemia como pertinente sólo a las personas enfermas, 2) el olvido de esfuerzos preventivos que se concentren en la población general y no exclusivamente en las personas afectadas, y 3) en el desarrollo de una tensión entre las esferas de lo individual y lo colectivo. Esta tensión entre lo individual y lo colectivo no se ha sentido con mayor fuerza en ninguna otra epidemia de nuestros tiempos. Tensiones entre lo Individual y lo Colectivo en el VIHISIDA La transmisión del VIH está íntimamente relacionada a actos que consideramos privados o que pertenecen al reino de lo individual (Bayer, 1989, 1996; Varas-Díaz, Toro-Alfonso, 2001). Basta con entender los medios de transmisión más comunes (sexo sin protección y el compartir agujas para el uso de drogas inyectables) para apoyar esta aseveración. Sin embargo, estas actividades privadas e indi viduales son vistas por el Estado como unas con potenciales consecuencias sociales y colectivas; particularmente la infección. Es así como comienza un ciclo de tensión entre fomentar la política pública que salvaguarde la salud pública del colectivo social sin invadir esferas individuales o violentar sus derechos. Esta tensión evidencia lo siguiente: 1) la utilidad de conceptual izar lo político como relaciones sociales, 2) el interés del Estado de reglamentar las relaciones entre las personas "enfermas" y "las saludables", y 3) que esta tensión representa un camino fértil para que la psicología se involucre en el análisis y desarrollo de política públicas relacionadas al VIH/SIDA. La psicología se ha encargado de estudiar las relaciones sociales desde múltiples de sus áreas de especialidad, incluyendo la Psicología Social, Psicología Comunitaria, Psicología Clínica y Psicología Industrial, por mencionar sólo algunas. En todas ellas, aunque desde diferentes perspectivas, las formas en que las personas se relacionan en sociedad fórman parte del eje central de su análisis. Una vez establecido lo político como relaciones sociales y entendiendo las tensiones sociales que emanan de la epidemia del VIHISIDA, la psicología no tiene otra opción que involucrarse responsablemente en todas las dimensiones en las cuales puede contribuir; incluyendo el análisis y formulación de políticas públicas. A la luz de estas reflexiones desarrollamos este esfuerzo investigativo con los siguientes objetivos: 1) explorar las dimensiones en las cuales se manifiestan tensiones entre las necesidades individuales y colectivas en las políticas públicas relacionadas al VIHlSIDA en países de América Latina, y 2) desarrollar una agenda de trabajo para que la psicología se involucre en el trabajo por atender las tensiones creadas. A continuación presentamos el método llevado a cabo para explorar dichas tensiones, los resultados de dicha empresa y recomendaciones concretas para que la psicología se involucre en dicho tema de estudio. MÉTODO Para lograr los objetivos de esta investigación recopilamos leyes relacionadas al VIHlSIDA en POLÍTICAS PÚBLICAS RELACIONADAS varios países de América Latina. Las mismas fueron sometidas a un análisis de contenido por parte de los autores para revelar patrones que reflejaran dicha tensión entre dimensiones individuales y colectivas. Selección de las Leyes Las leyes utilizadas para este análisis fueron seleccionadas mediante dos criterios principales. Primero, que las leyes pudieran ser obtenidas mediante contactos hechos por los investigadores en previas colaboraciones a través del continente. Segundo, que las leyes que fueran obtenidas reflejaran al menos una dimensión en la cual la tensión entre los derechos de los individuos y de la sociedad en general se viera manifestada. Una vez la ley cumplía con ambos criterios, era incorporada a nuestro análisis. Las leyes de los siguientes países fueron incorporadas: Costa Rica (Ley 7771, 1998), República Dominicana (Ley 55-93, 1993), Ecuador (Registro Oficial, 2000), Guatemala (Decreto 27-2000-06- 26,2000), Honduras (La Gaceta, 1999), Nicaragua (Ley 238, 2001), Panamá (Ley 3, 2000) YPuerto Rico (Varas- Díaz, Toro-Alfonso, 200 1,en prensa). Es importante aclarar que siete de los ocho países seleccionados para este análisis poseen una ley multidimensional que aborda el tema del VIHlSIDA. Es decir, poseen un documento legal en el cual se abordan temas de prevención, tratamiento, derechos y responsabílidades de las personas que viven con VIHISIDA. Sin embargo, en el caso de Puerto Rico no existe una sola ley que incorpore todos los temas relacionados al VIHISIDA en el país. Su política pública está compuesta por más de 10 leyes, reglamentos, y resoluciones de sus ramas legislativas. En este caso en particular, todos estos documentos fueron revisados en conjunto como su política nacional (Varas-Díaz & Toro-Alfonso, 2001, en prensa). Análisis Mediante un análisis de contenido cada autor identificó los temas que abordaban dichas leyes en CON EL VIH/SIDA 199 los cuales las tensiones descritas anteriormente eran evidentes. Una vez los autores realizaron este análisis por separado se reunieron y compararon sus resultados. Los temas en los cuales ambos estuvieron de acuerdo como evidencia de dichas tensiónes, fueron incluidos como dimensiones en los resultados. Veamos cada una de estas dimensiones en profundidad en la próxima sección. RESULTADOS El análisis completado con las leyes de los países mencionados anteriormente reflejó la existencia de cinco dimensiones en las cuales la tensión entre las necesidades individuales y colectivas era más evidente. Estas dimensiones fueron: 1) La participación de personas seropositivas en las comisiones nacionales creadas por ley para combatir la epidemia, 2) el acceso a servicios médicos y tratamiento antiviral por parte de las personas afectadas, 3) la naturaleza voluntaria de las pruebas de anticuerpos al VIH, 4) la confidencialidad en el reporte de casos de VIH/SIDA al Estado, y 5) los derechos y los deberes de las personas que viven con VIH/SIDA. Veamos cada una de estas dimensiones individualmente y las tensiones que manifiestan. Creación de Comisiones Nacionales para Enfrentar la Epidemia La primera tensión identificada en el análisis de contenido de las leyes estuvo relacionada con creación de comisiones nacionales para enfrentar la epidemia. Dicho proceso ha sido uno de los pasos más comunes a nivel mundial para combatir la epidemia del VIHlSIDA. Por lo regular, dichas comisiones se encargan de desarrollar estrategias de prevención para su país y velar por las necesidades que la epidemia le impone. Dichas comisiones están compuestas por múltiples sectores de la sociedad entre los cuales se encuentran agencias de gobierno, empresas privadas, grupos religiosos, organizaciones no gubernamentales y personas que viven con VIH/SIDA. Las comisiones representan un potencial escenario de trabajo para personas que 200 VARAS-DÍAZ y TORO-ALFONSO viven con VIHlSIDA para exponer sus necesidades y potenciales soluciones a sus problemas desde una perspectiva individual. Sin embargo, la participación de las personas seropositivas en dichas comisiones es limitada. De las leyes revisadas para este trabajo, sólo Panamá no estipula la creación de una de estas comisiones nacionales. El resto de los países crea por medio de su ley este organismo de trabajo y coloca en ellos personas que viven con VIHlSIDA. Sin embargo, la participación de las personas afectadas, cuando existe, es limitada. Las leyes de la República Dominicana, Ecuador, y Guatemala no mencionan o describen de forma limitada el tipo de participación que personas seropositivas tendrán en dichas comisiones. Por otro lado, las leyes de Costa Rica, Honduras, Nicaragua y Puerto Rico aseguran este tipo de participación pero limitan la misma a una o dos personas dentro de comisiones compuestas por un promedio de 9 a 11 agencias o grupos. La participación de personas que viven con VIHlSIDA es probablemente el mayor recurso con el cual podrían contar estas comisiones. Su limitada participación es evidencia de la tensión entre las necesidades individuales y colectivas ya que se restringe la participación de las personas más impactadas por la epidemia. Más evidente aún es dicha contradicción cuando participan de algunas de estas comisiones grupos religiosos y sectores militares de los países cuyas perspectivas ante la epidemia son totalmente diferentes. De la misma manera se puede interpretar que las personas seropositivas tienen menos que aportar al control de la epidemia. Sus necesidades individuales pueden ser atendidas por representantes del colectivo social no afectado por la epidemia y por lo tanto generan esfuerzos equívocos. Acceso a Tratamiento Medico y Antiviral La segunda tensión identificada estu vo relacionada al acceso a tratamiento médico y antiviral por parte de las personas afectadas por el VIHlSIDA. Una de las necesidades más evidentes que impone la epidemia del VIHlSIDA es el acceso a servicios de salud por parte de las personas afectadas. Estos servicios incorporan los tradicionalmente necesitados por la población general, pero los sobrepasan. La existencia de medicamentos antivirales que retrasan el desarrollo del virus ha probado ser una estrategia efectiva de tratamiento (lzazola, Astarloa, Beloqui, Brofman, Chequer, Zacarías, 1999). Sin embargo, el costo de dicho tratamiento, entre otras razones, ha imposibilitado que todas las personas afectadas a través del mundo tengan acceso a los mismos. Las leyes examinadas no están ajenas a dichas necesidades. El acceso a tratamiento y cuidado médico es mencionado en las leyes de todos los países excepto Honduras. Sin embargo, las definiciones de tratamiento en los documentos son escasas. Aunque se puede inferir de ellas que las personas afectadas tendrán acceso a servicios de salud de manera general, sólo tres de las leyes mencionan el acceso a tratamiento antiviral de forma específica. Los países que aseguran dicho tipo de tratamiento son Costa Rica, Guatemala y Puerto Rico. La mención de tratamiento antiviral es una dimensión importante en estas leyes debido a que el mismo representa una necesidad importante para las personas que viven con VIH/SIDA. Sin embargo, es también evidencia de otra tensión entre las dimensiones individuales y colectivas en la epidemia. Aún cuando proteger la salud pública es una prioridad, los servicios que aseguran un mejor nivel de salud para las personas que viven con VIH/SIDA no son estipulados con claridad en las leyes. Esta situación podría afectar la salud de estos individuos y como consecuencia la salud pública en general. Consentimiento en las pruebas de VlH La tercera tensión identificada en el análisis estuvo relacionada a la naturaleza voluntaria de las pruebas de VIH/SIDA. Esta es una de las esferas individuales en las cuales las necesidades colectivas son más evidentes. Uno de los pasos iniciales y más importantes de las respuestas nacionales a la epidemia del VIHlSIDA es conocer, o al menos estimar, la cantidad de casos existentes dentro de POLÍTICAS PÚBLICAS RELACIONADAS sus fronteras. Dicho procedimiento es imposible sin la capacidad de llevar a cabo pruebas que evidencien la cantidad de personas que han sido infectadas por el virus. Sin embargo, dicho proceso es más fácil dicho que hecho. La prueba del VIHlSIDA es de por si un procedimiento invasivo. Ya sea obteniendo muestras de sangre o de saliva, existe la necesidad de que la persona se someta a ser experimentada, aunque sea por un periodo corto de tiempo. Es decir, en el momento que se hace una prueba, dicha persona se convierte en un "enfermo potencial" en ansiosa espera de su resultado. Aunque dicho procedimiento es necesario para establecer medidas nacionales de control de la epidemia, el proceso no deja de ser intimidante e invasivo. Evidencia de esto son las extraordinarias recomendaciones para garantizar el consentimiento y la confidencialidad en los protocolos de consejería para la prueba de anticuerpos (Campbell, Marum, Alwano-Edyegu, Dillon, Moore, Gumisiriza, 1997; Family Health Intemational, 2001; UNAIDS, 2000; Valdiserri, 1997). Como si esto fuera poco, existe aún más tensión entre el derecho individual y la salud colectiva cuando consideramos la voluntariedad de estas pruebas. Es decir, el derecho de cada persona a elegir cómo y cuándo se hace la prueba de anticuerpos al VIH/SIDA. En las leyes revisadas, todos los países, excepto Ecuador, mencionan que hacerse la prueba es una actividad que debe de ser llevada a cabo de forma voluntaria por cada persona. Sin embargo, aclaran que existen situaciones particulares en las cuales dichas pruebas pueden ser realizadas de forma obligatoria. Algunas de estas situaciones son cuando: una personas dona órganos, lleva acabo un proceso de divorcio, trabaja en la industria sexual, participa de deportes en los que hay alto nivel de contacto, está sometida a una investigación criminal, una persona casada sospecha que su pareja es positi va, lo requiera un médico, o el gobierno lo estime necesario para sectores poblacionales particulares. La tensión entre las dimensiones individuales y colectivas es particularmente evidente en dos de las CON EL VIHlSIDA 201 excepciones al criterio de voluntariedad. En Costa Rica, Guatemala, la República Dominicana y Panamá un médico puede obligar a una persona a realizarse la prueba del VIH en contra de su voluntad siempre y cuando entienda que es necesario para su salud. Por otro lado en Honduras la ley estipula que el gobierno puede llevar a cabo dichas pruebas con sectores poblacionales que estime necesario. En ambas instancias el criterio de voluntariedad de la prueba se subestima a la necesidad de utilizar estos resultados como un medio de protección de la salud pública. El derecho colectivo a la salud se sobreimpone a la naturaleza voluntaria de la prueba, dejando así evidenciada nuevamente la tensión entre las necesidades individuales y colectivas. Reporte de Casos de VIHISIDA al Estado La cuarta tensión identificada en al análisis estuvo relacionada al reporte de casos de VIHI SIDA al Estado por parte de las autoridades de salud. Otra de las tensiones que evocan las pruebas del VIHlSIDA es su naturaleza confidencial. Parte de las preocupaciones que evocan los resultados de dichas pruebas es que deben ser informados al Estado y tienen el potencial de fungir como mecanismo de persecución o discrimen hacia las personas seropositivas. Es por esto que a través del mundo se ha debatido sobre cómo reportar al Estado los casos que arrojan positi vo a estas pruebas, sin violentar la confidencialidad de la persona. Las leyes examinadas incorporan diferentes posturas en tomo a esta práctica. Es importante reconocer que la confidencialidad de las pruebas en el reporte al Estado es asegurado en todas las leyes examinadas. Sin embargo, la naturaleza de dicha confidencialidad no es siempre clara o precisa. Sólo Costa Rica, Nicaragua y Puerto Rico mencionan en sus leyes que el informe de los casos de VIH/SIDA al Estado se hará mediante el uso de códigos que mantengan a las personas en completo anonimato una vez dichos resu ltados sean reportados. Por otro lado las leyes de la República Dominicana, Ecuador, Honduras, Guatemala, y Panamá no aclaran los procedimientos que se llevarán a cabo para mantener dicho reporte confiden- 202 VARAS-DÍAZ y TORO-ALFONSO cial. La transparencia del proceso de reporte de pruebas positivas al Estado puede fomentar que las personas se sometan o eviten realizarse las pruebas ya que su información personal podría ser utilizada de forma discriminatoria. Derechos y Deberes de LasPersonas que Viven con V1H/SIDA La quinta y última tensión identificada en al análisis estu va relacionada a los derechos y deberes de las personas seropositivas. Una de las contribuciones de mayor importancia que hacen las leyes en torno al VIHlSIDA es establecer los derechos de las personas que viven con VIH. Aunque establecer derechos por ley para estas personas parecería una simple reafirmación de derechos que ya poseen, esto sirve como evidencia de sus necesidades particulares. Como personas que pueden ser víctimas de estigmatización y persecución por su condición de salud (Herek & Glunt, 1988; Herek & Capitana, 1998; Herek, 1999; Parker & Aggleton, 2002), se establecen o reafirman derechos que les protegen de la segregación social y el discrimen. En las leyes revisadas en esta investigación encontramos mención de sus derechos a: la no discriminación, tener acceso a instituciones educativas, no revelar su estado serológico a su empleador, tener una vida pública, la no segregación y trabajar. Aunque la cantidad y cualidad de los derechos asegurados varían dependiendo del país al cual se haga referencia es importante notar que en todos los países, exceptuando a Honduras, se declara el derecho a la no discriminación. Este derecho sirve como otro elemento que evidencia la tensión entre las necesidades de los individuos que viven con VIHI SIDA y la sociedad en general cuando es necesario establecer por ley que no se puede discriminar por vivir con una enfermedad. En las mismas secciones de derechos dentro de las leyes se pueden encontrar las llamadas "responsabilidades" de la persona que vive con VIHlSIDA. Algunas de estas responsabilidades son: informar a contactos sexuales que vive con VIHlSIDA, ejercer/ una sexualidad responsable, y revelar su condición al médico. Estas responsabilidades sirven para anteponer las necesidades del colectivo y de su salud, a las de la persona que vive con VIHlSIDA. Tanto así, que algunas leyes llegan a penalizar la transmisión intencional y proponen restringir la libertad de personas que incurran en comportamiento peligroso. Estos requisitos o responsabilidades plantean dos problemas centrales; primero, su falta de especificidad en conceptos como "sexualidad responsable" y la obligatoriedad de revelar su estado serológico imponen el peso de la prevención de futuras infecciones sólo sobre la persona seropositiva y segundo, la criminalización del VIHlSIDA en medidas de transmisión intencional evidencia la necesidad de proteger a la sociedad en general a la vez que se podrían violar los derechos de las personas seropositivas. CONCLUSIONES La revisión de la legislación y las políticas públicas que éstas imponen en los países de América Latina nos remite a las tensiones que tradicionalmente ha tenido la implantación de los paradigmas más comunes de la salud pública en confrontación a los derechos ciudadanos. Desde la participación activa en la Comisiones Nacionales de personas de la comunidad que viven con el VIH y las dificultades que tienen en su inserción en la vida cotidiana, observamos las dificultades para que la comunidad contribuya efectivamente en el establecimiento de las políticas del Estado. Muchas de las leyes examinadas incluyen la participación de personas con VIH en sus comisiones nacionales, pero no indican el procedimiento para garantizar 'una participación efectiva. La realidad puede ser que esta participación sea sólo simbólica si no se establecen mecanismos efectivos que apoyen y garanticen esta participación. Probablemente el aspecto de mayor controversia en muchos de nuestros países latinoamericanos es el acceso a los tratamientos antivirales. La mayoría de la legislación revisada considera importante el acceso a los tratamientos pero nuevamente, no se indican los mecanismos que podrían garantizar el mismo. Evidentemente, la epidemia del VIH impo- POLÍTICAS PÚBLICAS RELACIONADAS CON EL VIH/SIDA 203 ne en las políticas públicas de cada país la necesidad de examinar el impacto de los sistemas de salud en las personas infectadas. Con la complicación del costo de los medicamentos, la complejidad de los regímenes y los costos de laboratorio asociados al tratamiento, la legislación no puede menos que sólo señalar la importancia de los medicamentos antivirales. intervención en las políticas de salud del Estado. A continuación presentamos una agenda de trabajo sugerida que intenta tomar en consideración las particularides que hemos mencionado en este artículo. Estas sugerencias sólo intentan ser una guía que cada persona deberá acomodar al contexto social que le acoge. Los países en desarrollo en el mundo entero se enfrentan al reto de permitir el acceso universal a las personas con VIH y SIDA en sus territorios nacionales. Sin embargo el impacto económico que esto produce en los ya demacrados presupuestos nacionales impide que estas políticas puedan convertirse en realidad. Cada Estado debe entonces fortalecer las estrategias de prevención primaria para mantener la salud del pueblo. AGENDA DE TRABAJO PARA LA PSICOLOGÍA Las pruebas de anticuerpos al VIH se han convertido en una de las herramientas principales en las intervenciones de prevención en todos nuestros países. El reto de definir los procedimientos para estas pruebas ha sido tema de discusión en todos los países. Observamos aquí la tensión entre los asuntos de consentimiento informado, anonimato y confidencialidad. Las políticas de salud sobre este particular en nuestros países varían desde legislar el derecho a pruebas anónimas, pruebas compulsorias en algunas situaciones y las pruebas confidenciales. En ningún otro renglón se observa con más detalle la tensión entre el derecho individual a la intimidad y el derecho colectivo a la salud pública. Finalmente, es importante señalar que las leyes examinadas reconocen la necesidad de establecer los derechos y deberes de las personas que viven con SIDA. Con algunos variantes en cada país, se reconoce el derecho a la intimidad y al pleno disfrute de la ciudadanía. Algunos países, como mencionamos anteriormente, enfatizan los deberes de las personas infectadas. Cada uno de estos retos representa diversas esferas de acción para la psicología. La importancia de que la psicología en nuestro hemisferio se comprometa con una visión integrada de la persona, le interpela para que se comprometa con el análisis e Los hallazgos de esta investigación reflejan la necesidad de actuar en torno a las tensiones que crean las políticas públicas relacionadas al VIH/ SIDA sobre las dimensiones individuales y coleeti vas que abordan. También evidencian la gama de posibles escenarios de acción social en las cuales la psicología como disciplina podría adentrarse con el objetivo de subsanar algunas de estas tensiones. Es nuestro interés que esta investigación provea a colegas a través de América Latina con una potencial agenda de trabajo al respecto. A la luz de este deseo proponemos la siguiente agenda de trabajo. Parte integral de adentrarse en el mundo de la política pública es reconocer el tema como pertinente a la disciplina. Sin embargo, sabemos que sin la incorporación de adiestramiento apropiado a futuros/as profesionales dicha empresa sólo se hace más distante de la realidad. Antes de adentrarnos en una agenda de trabajo, necesitamos crear una agenda de adiestramiento y concientización. Proponemos los siguientes pasos: l. Debemos velar por la incorporación de cursos sobre política pública y procesos gubernamentales en los currículos académicos de nuestros programas a nivel de bachillerato, licenciatura y de pos grado. Aunque algunos/as psicólogos/as en América Latina tienen fuertes influencias de la Psicología Política, es necesario sobrepasar las dimensiones investigativo-teóricas en torno a lo político y adiestrar a nuestros profesionales sobre los procedimientos gubernamentales para desarrollar e influenciar el desarrollo de política públicas. 204 V ARAS-DÍAZ y TORO-ALFONSO 2. Debemos fomentar que la psicología como disciplina y profesión se identifique aún más con la necesidad de impactar la epidemia del VIH/ SIDA. Con el creciente número de casos de VIHI SIDA en la región es necesario un sentido de compromiso y trabajo. Además, es importante ampliar la gama de escenarios de trabajo con la epidemia para incluir la política pública en tomo al tema. 3. Establecer contactos con personas que trabajan en esferas gubernamentales que están en contacto directo con aquellos/as que desarrollan, defienden y aprueban proyectos de ley que se convierten en política públicas de nuestros países. Debemos entregar a estas personas documentos que resuman nuestras opiniones en tomo al tema que están trabajando y los resultados de nuestras investigaciones al respecto. 3. La psicología debe reflexionar en torno a las aportaciones que puede hacer desde sus múltiples ramas para influenciar las políticas públicas en tomo al VIHlSIDA en sus respectivos países. Temas como comportamiento, actitudes, sexualidad y género, entre otros, pueden contribuir al desarrollo de mejores políticas públicas. 4. Aprender a desarrollar y escribir proyectos de ley que podamos entregar a personas en puestos gubernamentales. En ocasiones las personas involucradas en escenarios políticos fomentan que se les escriba documentos que puedan presentar ante los organismos de gobierno. Esta estrategia podría facilitar el que las opiniones de los/as psicólogos/as se incorporaran en dichas políticas públicas. Esto requiere de un mecanismo de familiarización con el lenguaje de dichos documentos y formas de escribirlos. Este paso necesita de la integración del tema a nuestro adiestramiento formal como psicólogos/as. Estas tres recomendaciones son sólo algunas de las ideas que podríamos generar para familiarizar a la psicología aún más con la pertinencia de su trabajo al desarrollo de políticas públicas relacionadas al VIHlSIDA. Una vez dicho rol sea incorporado a nuestras agendas de trabajo las posibilidades de contribuir al proceso son innumerables. Algunos pasos que entendemos deberían llevarse a cabo para fomentar una psicología comprometida con el tema son los siguientes: l. Incorporar sesiones de trabajo sobre el tema de política pública y VIHlSIDA a nuestras conferencias profesionales en las cuales se encuentran altas concentraciones de nuestros colegas. De esta forma fomentaremos que el tema se haga parte del quehacer psicológico de la región. 2. Desarrollar proyectos de investigación dirigidos a explorar y entender el impacto de las políticas públicas relacionadas al VIHlSIDA en nuestros países. Estas investigaciones podrían servir para fortalecer y mejorar el proceso de estas políticas públicas. Los resultados de estos trabajos deben ser publicados en revistas científicas y otros medios a los cuales representantes de gobierno tengan acceso. Finalmente, entendemos que las intervenciones en las políticas del Estado sobre la epidemia del VIH y el SIDA, contribuyen de forma indirecta a los profesionales de la psicología que dedican sus esfuerzos en la comunidad para mitigar de alguna forma el impacto de la enfermedad. Las personas que desde la comunidad desarrollan intervenciones, ya sean clínicas, preventivas, de desarrollo comunitario u otras, necesitan el respaldo y el apoyo de la investigación y la intervención en política pública. Las posibilidades de la psicología en el campo de la salud y política pública son extraordinarias. Este es probablemente uno de los mayores retos de la disciplina en el siglo XXI. La di versificación de sus paradigmas y el compromiso social mediante una acción efectiva en las esferas que tradicionalmente le correspondían al Estado. pOLíTICAS PÚBLICAS RELACIONADAS 205 CON EL VIH/SIDA REFERENCIAS Bar-Tal, D. (200!). Meanings of "psychology as politics", Political Psychology, 22, 219-226. Bayer, R. (1989). Priva te acts, social consequences: AIDS and the politics of public health. New York: The Free Press. Bayer, R. (1996). SIDA, salud pública y libertades civiles: Concenso y conflicto en tomo a las medidas sanitarias. En M. 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