La regla de las 5 horas que siguen a diario las

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La regla de las 5 horas que siguen a diario las
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La regla de las 5 horas que siguen a diario las
personas más brillantes
Las personas que más éxito tienen son las que más aprenden y más se desarrollan. Steve
Jobs fundó Apple sabiendo muy poco de ordenadores o de negocios. Pero su espíritu
inquieto hizo que muriera siendo uno de los empresarios más exitosos de EE.UU. (Apple,
Next y Pixar son sus obras) y una de las personas que han definido cómo debe ser la
tecnología de consumo. Algo parecido se puede decir de Bill Gates, un informático
apasionado, pero que apenas sabía de empresas: su tesón le hizo aprender a
crear y a manejar un imperio multimillonario.
Ellos son solo dos ejemplos, pero hay miles más. Su clave fue no acomodarse
en un puesto intermedio, sino seguir aprendiendo día a día. Y lo han hecho
adaptando una regla inventada en el siglo XVIII: la regla de las 5 horas.
Michael Simmons cofundador de la empresa Empact, defiende en este artículo de la web
Inc que tanto Jobs como Gates han seguido a lo largo de su existencia lo que él
denomina la regla de las 5 horas: una hora al día durante los cinco días
laborables de la semana (en los fines de semana se descansa) Esta norma, ideada
por el prolífico inventor Benjamin Franklin es la siguiente:
1 Levantarse por la mañana muy temprano y leer y escribir
2 Escribir una serie de objetivos personales y evaluar continuamente si se está
cerca de lograrlos.
3 Crear un club para personas similares a nosotros para intentar influir en la
sociedad y mejorar el mundo.
4 Convertir las ideas en experimentos.
5 Tener momentos de reflexión por las mañanas y por las tardes.
Daba igual que las jornadas de Franklin fueran agotadoras: siempre cumplía
escrupulosamente con la regla de las 5 horas. Y no le fue nada mal: es considerado
como uno de los inventores más importantes de la historia.
Los emprendedores modernos puede que no tengan tanto tiempo o no puedan aprovechar
las horas tanto como Franklin. Pero sí que tienen en común una cosa con él: su
deseo voraz de asimilar conocimientos y técnicas. Así Warren Buffett pasa 6 horas
al día leyendo periódicos e informes corporativos. Bill Gates lee 50 libros al año. Mark
Zuckerberg lee uno cada dos semanas. Elon Musk leía 2 libros al día cuando era un
estudiante.
Simmons recomienda adaptar la norma de las 5 horas a los tiempos modernos.
Para él, la clave es lograr cada día una o dos horas de espacio vacío: en vez de acabar tareas
laborales durante esos 120 minutos, dejarlos despejados para pensar, para leer y sobre
todo, para aprender algo nuevo.
Una vez liberado ese tiempo, la clave estaría en estos cinco puntos:
1 Planificar el tiempo de aprendizaje: saber lo que queremos aprender y especificar
los objetivos (me gustaría saber programar una aplicación de móvil antes de diciembre).
2 Practicar: de una manera honesta, sabiendo que debemos mejorar y nunca
quedándonos solo en los que ya sabemos.
3 Meditar: hay que dedicar unos minutos al día para reflexionar sobre lo que estamos
aprendiendo y hacernos preguntas a nosotros mismos. Así dispararemos la creatividad.
También puede servir charlar con un colega o una persona que también esté aprendiendo o
sea un experto en lo que nosotros estemos intentando mejorar.
4 Guardar tiempo para aprender: leer, estudiar, practicar, dialogar, discutir, asistir a
clases… Siempre hay que dejar un huevo al día para estas actividades y respetarlo.
5 Resolver los problemas según surgen y hacer experimentos: nada de
procrastinar. Mejor acabar con un contratiempo cuando todavía es pequeño que dejarlo
estar y se convierta en un tema mucho más grave. Y si tenemos alguna teoría, mejor
demostrarla que dejarla olvidada en un cajón. Esas prácticas pueden convertirse en ideas de
negocio.

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