Evaluación primer trimestre: unidades 1-4

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Evaluación primer trimestre: unidades 1-4
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EVALUACIÓN DE COMPETENCIAS
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EVALUACIÓN DE COMPETENCIAS
Apendicitis
En la cena, de postre, había compota de ciruela. Aquellos frutos pequeños y amarillentos eran tan deliciosos
que no podía parar de comer. Sin embargo, puse sumo
cuidado en sacar los huesos. Con la cuchara, cogí cuatro
ciruelas que quedaban en el fondo de la taza e inmediatamente me las llevé a la boca. Allí se deshicieron
al momento: los huesos, duros, permanecieron sobre mi
lengua. Lentamente, los puse en el plato que había en la
mesa. Pero advertí que solo había tres. «¡Qué extraño!»,
pensé, «juraría haberme metido cuatro ciruelas en la
boca… ¡No me habré tragado uno de los huesos sin darme cuenta! No, imposible; lo habría notado, seguro. Quizás una de las ciruelas no tenía hueso…». Pero, al tomarme el café, recapacité: «¿Es posible que hubiese una
ciruela sin hueso?». Aquella noche no pegué ojo; llegué a
la conclusión de que seguramente me había tragado el
maldito hueso que faltaba. Pensaba con inquietud que
aquel hueso podría provocarme una indigestión e incluso
causarme la muerte, pues bajaría a los intestinos, se alojaría allí y produciría una funesta infección llamada apendicitis. Ante mis ojos aparecían las imágenes espantosas
de los cirujanos, como si fueran carniceros elegantes, con
sus largas y blancas camisas, los frascos de cloroformo,
los bisturíes brillantes y las mesas de quirófano. De repente, sentí un dolor punzante en la ingle izquierda. ¡Caray,
qué pronto! Necesitaba tranquilizarme. Intentaba dormir
diciéndome que era víctima de mi imaginación.
Al día siguiente noté que se me había hinchado el
vientre. El dolor en la ingle izquierda era tan agudo que
no me atreví a tocarla. A la hora de desayunar, no tuve
apetito. Salí a la calle. Pero pensé que el caminar me
sería perjudicial. Tomé un coche. Me bajé en Sirkeci y me
dirigí a la consulta de un amigo médico, para estar
seguro del origen de mi dolor. «¡Oh, qué maravilloso
sería poder llevar ahora mi apéndice en una cajita,
dentro del bolsillo!», me decía.
Mientras caminaba, pensativo, me fijé casualmente
en el restaurante ante el que pasaba. ¡Vaya! El cirujano
estaba allí dentro, sentado en una mesa, charlando con
un hombre moreno y comiendo un gran plato de cerezas. Entré enseguida, me acerqué a la mesa y le dije:
—Le necesito urgentemente, doctor.
Al verme sonrió:
—Siéntese, pero antes espere a que termine de
comerme esto; después saldremos juntos.
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Lengua castellana y Literatura 1.º ESO
Me senté. El médico comía sin dejar de explicarle al
hombre que estaba a su lado algo concerniente al aceite
de oliva. En aquel momento me di cuenta de que no
había ningún hueso de cereza en la mesa. «¡Qué raro!»
Miré debajo de la mesa, pero tampoco encontré ninguno.
Observé detenidamente al médico: aunque se comía las
cerezas a puñados, no se sacaba ningún hueso de la
boca. Así se acabó todo el plato de cerezas. «¡Debía de
haber más de un kilo!», calculé. El color rojizo de sus mejillas, la viveza de sus ojos redondos, atenuaban hasta
cierto punto su espantosa fealdad. Tenía la cabeza pequeña
y alargada, la frente estrecha y la boca desmesurada.
El médico permaneció un rato mirando fijamente el plato
vacío, en el que solo quedaban los rabillos de las cerezas.
Se recostó sobre el respaldo de la silla. Yo observaba su
barriga abultada. «¡Caramba!» En aquella barriga debía
de haber por lo menos medio kilo de huesos. Le pregunté:
—Doctor, ¿qué ha pasado con los huesos?
—¡Oh, mon cher! ¡Me los he tragado!
Y añadió, con una amplia sonrisa que le iluminaba
todo el rostro, al tiempo que mostraba lo mejor que
podía sus dientes torcidos:
—Si les quito los huesos a las cerezas, no percibo
ningún sabor, pues estoy acostumbrado a comerlas así
desde mi niñez.
—Bueno, pero ¿no teme usted que le provoquen una
apendicitis?
—Estimado amigo: esa es una teoría falsa. Unos
simples huesos de cereza no pueden provocar una apendicitis. Antes se creía tal cosa, pero ahora está demostrado que lo que produce la infección del apéndice no
tiene nada que ver con los huesos de cereza ni con cosas
similares.
Pero mi dolor en la ingle contradecía su teoría,
expuesta con tanta precisión. Debía explicárselo al
médico. Me levanté enseguida, pero… «¡Qué extraño!»
De repente, dejó de dolerme la ingle izquierda y también
la cabeza. Tampoco me apretaba ya el cinturón. Recuperé casi al instante el apetito. Y haciendo caso omiso del
médico, que me esperaba, llamé al camarero:
—¡Oye, Espiro! ¡Tráeme también a mí un plato de
cerezas!
Ömer SEYFFETIN
Cuentos turcos de ayer, Hiperión
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LECTURA Y APROXIMACIÓN AL TEXTO
Preguntas:
1. ¿Cuántas ciruelas encontró el protagonista del texto en el fondo de la taza? ¿Cuántos huesos vio
después en el plato?
2. ¿Qué tomó el personaje después de las ciruelas?
3. ¿Qué cantidad de cerezas se comió el médico del relato?
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4. ¿Por qué comía las cerezas con hueso este personaje?
COMPRENSIÓN DEL TEXTO
Preguntas:
1. Señala la viñeta que mejor representa el rostro del médico del texto.
2. Cita al menos dos síntomas que el protagonista relacione con la apendicitis.
3. Subraya el adjetivo más adecuado a la personalidad del protagonista del relato.
a) Celíaco: quien padece una enfermedad relacionada con el vientre y con el intestino.
b) Maníaco: quien padece una manía.
c) Hipocondríaco: quien se preocupa de manera constante y angustiosa por la salud.
d) Cardíaco: quien está enfermo del corazón.
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USO DEL LENGUAJE
Preguntas:
1. ¿En qué persona cuenta la historia el narrador del texto?
2. Lee el segundo párrafo del relato y extrae los sustantivos relacionados con la profesión médica.
3. A partir del ejemplo, indica el significado de las siguientes enfermedades.
EVALUACIÓN DE COMPETENCIAS
Ejemplo: apendicitis inflamación del apéndice.
a) Otitis inflamación de
d) Miocarditis b) Meningitis e) Amigdalitis c) Faringitis f) Rinitis VALORACIÓN CRÍTICA
Preguntas:
1. ¿Qué personaje del texto resulta más interesante? Para contestar, ten en cuenta la forma en que
aparece caracterizado y su relación con otros personajes.
Resulta más interesante el «enfermo» / médico, porque
2. Completa la afirmación del recuadro con tu opinión sobre el desenlace del relato. Para ello, relaciona
esa parte de la historia con el desarrollo anterior de la acción.
El desenlace me parece
, porque
3. ¿Cómo valorarías la historia del texto? Elige una respuesta de cada opción y justifícala.
a) Interesante / sin interés porque
b) Amena / aburrida porque
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