Los días del Apóstol en Remanganaguas

Transcripción

Los días del Apóstol en Remanganaguas
04
NACIONAL
JUEVES
19 DE MAYO DE 2016
juventud rebelde
Los días del Apóstol en Remanganaguas
por ARNOLDO FERNÁNDEZ VERDECIA
y ANTONIO ISAAC HECHAVARRÍA *
[email protected]
ATADO al lomo de un caballo, el
cadáver de José Martí llegó a Remanganaguas el lunes 20 de mayo de 1895, a las nueve de la mañana. Contó una lugareña que,
desde el portal de su casa, la
abuela lo vio todo: «Era como un
Cristo. ¡Qué espanto! ¡Qué desesperación, asombro y tristeza nos
dio! ¡Han matado al Presidente!».
Antes de ser enterrado, permaneció en el patio del fuerte español, bien protegido por la guarnición. Cerca de las tres de la tarde
lo llevaron, bajo una fina llovizna, al
cementerio. En silencio, cuatro soldados bajaron el cuerpo. Recibieron
órdenes expresas y comenzaron a
cavar una fosa, no muy profunda, en
medio del fango. En ella situaron el
cadáver de José Martí primero —solo una prenda lo viste: el pantalón,
y está descalzo; lo despojan del reloj, el pañuelo, el cinto, y el anillo—;
y encima colocaron al sargento español Joaquín Ortiz Galileo.
Cerrada la fosa, ubicaron cuatro piedras en forma de cruz para
identificarla. Allí quedó una posta
perteneciente a la tropa, a la que le
entregaron una alforja con algunos
comestibles. El resto se trasladó de
inmediato al fuerte del barrio a galope tendido. Desde aquel lugar, a
través del telégrafo, el general
español Ximénez de Sandoval
transmitió el parte oficial, en el
que informaba los resultados de
la acción militar y, sobre todo, la
probable muerte en combate del
organizador de la guerra, el Doctor
José Martí Pérez.
Al conocer la noticia, el Capitán
General de la isla de Cuba, Arsenio
Martínez Campos, para evitar equívocos que comprometieran su reputación militar, consultó al Ministro
de Ultramar lo relacionado con la
exhumación y el reconocimiento
forense del que llamaban, supuestamente, «Doctor Martí». El comandante general de las tropas españolas, acantonadas en Santiago de
Cuba, general de división Juan Salcedo y Mantilla de los Ríos, cursó
órdenes inmediatas a Ximénez de
Sandoval para que se dirigiera con
parte de sus hombres a territorio
santiaguero, y cumplimentaran la
orden de Martínez Campos. De
igual manera envió rumbo a Remanganaguas al doctor en Medicina y
Cirugía Pablo Aureliano de Valencia
y Forns, habanero radicado en suelo oriental, quien se desempeñaba
como práctico forense.
Más de 72 horas permaneció
en contacto directo con la tierra de
Remanganaguas el cuerpo del
Maestro. Dos nativos del barrio, el
carpintero Pedro Ferrán Periche y
Jaime Sánchez, construyeron por
encargo del mismo Valencia un
féretro de cedro con una ventana
de cristal para el difunto. El segundo de ellos lo entregó. Recibió por el
servicio ocho pesos. De ese modo
Inscripción que se lee en el obelisco.
Aguaceros continuos impidieron
que una caravana procedente de
Palma Soriano llegara para su
inauguración oficial, el 20 de
mayo. El hecho añorado sucedió
en conmemoración del centenario
del natalicio de Martí, con la parada martiana que liderara la maestra de la escuela pública no. 39,
Emilia García.
Parada martiana liderada por la maestra Emilia García.
se convirtió en uno de los testigos
principales de un momento histórico excepcional.
Según relató el Diario de
Cuba, periódico de la región, en
sus ediciones del 3 de enero y el
23 de mayo de 1942, a las
5:30 p.m. del 23 de mayo de
1895, varios hombres removieron
la tierra de una sencilla tumba, con
la intención de develar un enigma
de alcance estratégico para la corona española en Cuba. Jaime, quien
se hallaba entre ellos, contó cómo
se produjo la exhumación: «Estábamos presentes el Dr. Valencia, su
ayudante y yo; extrajimos los
cadáveres de Martí y el sargento
enterrado en la misma fosa (...)».
A las siete de la noche, a la luz
de unas velas, Valencia terminó
definitivamente la exhumación. A
esa hora colocó los restos en el
servicio funerario, que fue trasladado, muy bien escoltado por soldados españoles, al fuerte de Remanganaguas, donde permaneció la
noche del 23, el 24 completo y el
25 hasta aproximadamente las diez
de la mañana, momento en que lo
condujeron a Palma Soriano.
POR UN OBELISCO DIGNO
Por ser el más preclaro y universal de todos los cubanos, el Apóstol merecía el más digno de los
obeliscos. Era un compromiso que
asumían los habitantes de Remanganaguas en nombre de todos los
hijos de Cuba. Por eso el afán por
mejorar las condiciones del cementerio se hizo evidente desde las primeras décadas del siglo XX, aunque los gobiernos de la República
mediatizada permanecían en silencio ante el reclamo de inversiones
para transformar sus condiciones,
como bien patrimonial de la nación.
No obstante, familias campesinas, junto al Club de Veteranos del
Ejército Libertador, dirigidos por el
comandante mambí Manuel Benítez, desarrollaron una intensa lucha cívica para mejorar la Ruta Funeraria y levantar el importante
monumento. Con ese fin se creó
el Comité Pro-Obelisco en 1920,
al cual se unió la Asociación de
Reporters de Palma Soriano.
También muchas figuras de la
intelectualidad, destacadas en el
culto a Martí, se hicieron eco de la
situación, como Jorge Mañach y
Eduardo Chibás, quienes visitaron
el camposanto en los años iniciales de la década del 40. Finalmente, gracias a colectas públicas
se reunió el financiamiento necesario, y el 28 de enero de 1942 se
terminó el obelisco que recuerda
al mundo, y a los cubanos en particular, el primer lugar de la Isla
donde fue enterrado el Héroe Nacional de Cuba.
NACE BARRIO JOSÉ MARTÍ
Un ideal patriótico de amplio alcance generó, sin dudas, el hecho
de que de una vez y por todas se
hiciera realidad el sueño de los
campesinos de Remanganaguas de
rendirle honores al Apóstol. Pero
ello también condicionó la necesidad identitaria de ese histórico lugar de renombrarse en la geografía
patria, a partir del 20 de mayo de
1942, como Barrio José Martí.
Con tal denominación mencionaba este sitio conocido antes
como Remanganaguas, no solo el
historiador católico Severino Betelu, párroco de Palma Soriano en
esas décadas, sino también Mayón Martínez y Pérez Rizo en su
Historia de Palma Soriano. Como
Barrio José Martí también lo recogieron los censos de población de
1943 y 1953.
De igual modo, afloró en las
escrituras de propiedad de la tierra
de 1956, y en las sucesivas ediciones del periódico más influyente
de la época, el Diario de Cuba, en
cuyas publicaciones se hizo referencia a Barrio José Martí hasta
que estas cesaron, en los primeros años de la Revolución.
Hasta 1976, en que surgió el
municipio de Contramaestre que lo
acogió, el Barrio José Martí siguió
perteneciendo a Palma Soriano. Mas,
a partir de entonces y después de
35 años, volvió a nombrarse Remanganagua, pero sin la s al final,
tal vez por lo difícil que resultaba
pronunciarlo correctamente.
De ahí que referirse a este sitio
sagrado para los cubanos como
Remanganaguas constituya un acto de justicia histórica. Igual lo sería si lo llamáramos Barrio José
Martí, porque fue una victoria del
movimiento cívico que por más de
tres décadas logró visibilizarlo de
ese modo. Y como si fuera poco, le
dieron legitimidad en la geografía,
la jurisprudencia, la demografía, la
prensa insular y en la historia.
*Escritor, periodista, Máster
en Pensamiento Martiano y profesor de Historia de la Universidad de Oriente
Fuentes: Oliva Sirgos Manuel,
Historia de Palma Soriano. Bacardí Emilio, Crónicas de Santiago de
Cuba. Morales Aida y López
Omar, Piedras Imperecederas.
Remanganaguas y su Apóstol,
libro en preparación de los autores de este artículo
Regreso a los Orígenes
CON el auspicio de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y con el objetivo de proponer un espacio para el debate y confrontación entre
jóvenes escritores del país y, en especial, de la región oriental, el
municipio de Contramaestre, en Santiago de Cuba, acoge por octava ocasión la Jornada literaria Orígenes 2016, iniciada este miércoles y que se celebra hasta el 21 de mayo.
Se trata de un encuentro que propicia el intercambio de estos noveles creadores con los habitantes de varias comunidades del Plan Turquino, a quienes presentarán sus distintos títulos. Son ellos quienes
llevarán adelante la Ruta Funeraria de Martí desde Dos Ríos hasta
Remanganagua, donde recibiera por primera vez sepultura el cadáver
del Apóstol.
Músicos, miembros de la AHS y el poeta Roberto Manzano también se unirán a estas intervenciones literarias en los asentamientos que comprende la Ruta.
Esta cita se propone, asimismo, otorgarle a Contramaestre, donde
la literatura ha alcanzado un desarrollo notable, el mismo protagonismo que tuvo en la fundación de uno de los proyectos literarios de
mayor importancia en América Latina de la primera mitad del siglo XX:
la revista Orígenes, creada por Lezama Lima y financiada por José
(Pepe) Rodríguez Feo.

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