Las creencias y los esquemas mentales

Transcripción

Las creencias y los esquemas mentales
De la cabeza
FACUNDO MANES
NEUROLOGO.
NEUROCIENTIFICO.
RECTOR DE LA
UNIVERSIDAD FAVALORO
Twitter: @ManesF
Las creencias y los
esquemas mentales
POR FACUNDO MANES
Hay estructuras de
pensamiento que
nos permiten
interpretar la
información
proveniente de
nuestro alrededor.
A partir de ellas
organizamos las
ideas acerca de
nosotros mismos,
de los otros y del
mundo.
H
ace algunas semanas se
celebró en distintos países
–sobre todo en los sajones– la llamada “noche
de brujas”. Una de las películas que con
mayor esmero recorre este universo es
la producida por Tim Burton, El extraño
mundo de Jack. Lo que sucede acá es que
el rey de Halloween, Jack Skellington,
descubre el Pueblo de la Navidad y decide apropiarse de esa fiesta. Sin embargo,
no logra comprenderla: ve los regalos,
los dulces y adornos pero siente que algo
se le escapa. Jack sólo puede interpretar
la Navidad desde “su” esquema mental.
Se llaman “esquemas mentales” a las
estructuras de pensamiento que nos
permiten interpretar y categorizar la
información proveniente de nuestro
alrededor. A partir de ellos formamos
nuestras creencias, es decir, organizamos las ideas acerca de nosotros mismos, de los otros y del mundo. Así, se
conforma un modo de ver la realidad
que se va desarrollando a lo largo de la
vida. Es justamente por eso que, como
vimos, Jack y los habitantes de su pueblo convierten la Navidad en una fiesta
monstruosa, los juguetes asustan y atacan a los niños, los renos son esqueletos
y el carro, un ataúd. Para ellos, Papá Noel es un gigante con garras. No pueden
abandonar “su visión del mundo”.
Es en este marco que se tiende a producir sistemáticamente ciertas respuestas frente a diversas situaciones. Se trata
de los sesgos cognitivos, que expresan
poca flexibilidad de adaptación a distintos contextos y repiten un estilo de
pensamiento. Por caso, la depresión se
FILME
El cineasta estadounidense produjo El extraño mundo de Jack. En
ella afloran los esquemas mentales.
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V I VA
15.11.2015
caracteriza por la visión negativa que se
plasma en la información que se procesa.
Entonces, las personas que la padecen
presentan el sesgo negativo de pensar
que van a fracasar en todo lo que hagan.
Existe una amplia variedad de sesgos
cognitivos. El pensamiento dicotómico,
que plantea siempre oposiciones “blanco o negro”, es un sesgo frecuente. Se
expresa en una concepción extremista
de los eventos que, por ejemplo, asume
que nunca les va a ir bien. Otro “error”
consiste en amplificar los aspectos negativos de una situación a la vez que se
minimizan los positivos. Si se consiguió
un ascenso laboral, se asume que se trata
de suerte y no de un logro personal. Algunos investigadores proponen que los
sesgos atañen a la memoria: las personas con depresión recuerdan predominantemente la información negativa.
Estas formas de construir la realidad
guían las emociones y las acciones. Por lo
tanto, en muchas ocasiones se convierten en “profecías autocumplidas”. Hay
estudios que señalan que las personas
tienden a tomar distancia de los hechos
que van en contra de sus creencias. Y en
el caso de que ese sistema de ideas se vea
amenazado, se suele negar la trascendencia de esos datos que la contradicen.
Modificar las ideas que guían nuestro comportamiento es dificultoso,
incluso cuando se trata de hábitos perjudiciales para la salud, porque implica
abandonar la zona de confort conocida
por algo nuevo que puede, al principio,
generar cierto malestar. Flexibilizar y
poner en tela de juicio nuestros pensamientos es una estrategia de gran ayuda. Como Jack, que por fin logra mirar
al cielo, ver a Santa Claus que le desea
un “Feliz Halloween” y responderle como quien se esfuerza por comprender
lo otro: “Feliz Navidad”.

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