Caracterización de los Modelos Reflexivos que Subyacen a las
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Caracterización de los Modelos Reflexivos que Subyacen a las
María De La Luz Marqués Rosa (Universidad de La Frontera) Caracterización de los Modelos Reflexivos que Subyacen a las Prácticas de Enseñanza de la Comprensión Lectora en el Nivel Parvulario. La Educadora de Párvulos es un profesional que se construye a través de procesos reflexivos que le permiten analizar los elementos que dan forma y estructura a su vida profesional, es decir: i) sus saberes disciplinares ii) sus interacciones en el contexto profesional y ii) su propia percepción. Con esta conceptualización como marco teórico, cabe preguntarse; las Educadoras de Párvulos ¿reflexionan, a partir de su percepción de las prácticas de enseñanza y aprendizaje que utilizan para promover la comprensión lectora de sus estudiantes? Más específicamente, se espera indagar: a) cómo influye su conocimiento sobre la acción educativa, b) cuán importante son sus interacciones profesionales y, c) cómo se perciben a sí mismas. Marco Teórico Se inicia, revisando ĞůƐŝŐŶŝĨŝĐĂĚŽĚĞůĐŽŶƐƚƌƵĐƚŽ͞docente como profesional reflexivo͘͟džŝƐƚĞŶ varios enfoques y denominaciones al respecto: eů ƉƌŽĨĞƐŽƌ ĐŽŵŽ ͞ŝŶƚĞůĞĐƚƵĂů ĐƌşƚŝĐŽ͟ ;'ŝƌŽƵdž͕ ϭϵϵϬͿ͕ ĐŽŵŽ ͞ƉƌŽĨĞƐŝŽŶĂů ƌĞĨůĞdžŝǀŽ͟ ;^ĐŚƂŶ͕ ϭϵϴϯ͖ ĞŝĐŚŶĞƌ͕ ϭϵϵϯͿ͕ ĐŽŵŽ ͞ƉƌŽĨĞƐŽƌ ŝŶǀĞƐƚŝŐĂĚŽƌ͟ ;^ƚĞŶŚŽƵƐĞ͕ ϭϵϴϰͿ LJ ĐŽŵŽ ͞ƉƌĄĐƚŝĐŽ ƌĞĨůĞdžŝǀŽ͟ ;ůůŝŽƚ͕ ϭϵϵϲͿ͘ En este contexto, adoptamos la propuesta de Zeichner (1993), porque apunta directamente a la comprensión de la práctica y al uso de la reflexión en el desarrollo profesional docente. La postura de Zeichner sobre la práctica reflexiva, constituye un marco interpretativo en el que describe cuatro tradiciones de la práctica docente, extrapolables a la realidad latinoamericana, a saber: ͞ĂĐĂĚĠŵŝĐĂ͟ ĂƉŽLJĂĚĂ ĞŶ ůĂƐ ĂƐŝŐnaturas (Shulman, 1987); ĚĞ ͞ĞĨŝĐŝĞŶĐŝĂ ƐŽĐŝĂů͟ ďĂƐĂĚĂ en la aplicación de estrategias docentes; ͞ĚĞƐĂƌƌŽůůŝƐƚĂ͟ĐĞŶƚƌĂĚĂ en la evolución del alumno y ͞ƌĞĐŽŶƐƚƌƵĐĐŝŽŶŝƐƚĂ ƐŽĐŝĂů͟ ĨƵŶĚĂĚĂ ĞŶ ůĂ ƌĞĨůĞdžŝſŶ ƐŽďƌĞ el contexto socio-político y aspira a mejorar la calidad de vida (Zeichner, 1993). La investigación educativa ha establecido la importancia de los procesos reflexivos como parte de la forŵĂĐŝſŶ ƉƌŽĨĞƐŝŽŶĂů ĚŽĐĞŶƚĞ ;WĠƌĞnj LJ ZŽĂ͕ ϮϬϭϬͿ͘ ĂƐĄŶĚŽƐĞ ĞŶ ůĂ ŝĚĞĂ ĚĞ ͞ĂĐĐŝón ƌĞĨůĞdžŝǀĂ͟ ĚĞ ĞǁĞLJ ;ϭϵϯϯͿ͕ Zeichner propone una forma de enfrentar y responder a los problemas, una manera de ser educador, que va más allá de aplicar metodologías o resolver el problema sobre bases lógicas. Su postura trasciende la figura del profesor y su contexto de actuación; visualiza la práctica educativa como un corpus constituido por teoría y práctica. Desde esta perspectiva, Zeichner reconoce las pérdidas provocadas por la separación entre teoría y práctica y la necesidad de dejar atrás la idea de que la teoría está en la Universidad y la práctica en las aulas. Para ello, el autor propone reformular el concepto de enseñanza reflexiva haciendo consciente el conocimiento tácito (Schön, 1987), que consiste en revisar las teorías prácticas de sí mismo y de sus pares, tomando conciencia de su ejercicio docente y de las condiciones sociales que lo configuran (Liston y Zeichner, 1993). El constructo ͞ĞŶƐĞŹĂŶnjĂ ƌĞĨůĞdžŝǀĂ͟ permite visualizar el proceso de desarrollo profesional docente, situando al educador como productor de conocimiento sobre la enseñanza, por encima de visiones que lo señalan como consumidor y transmisor de las ideas de otros (Gómez, 2008). Actualmente, los educadores requieren, como señala Monereo (1997), manejar diversos instrumentos que les permitan analizar e interpretar el contexto en el cual se desarrolla su práctica, de manera que puedan tomar decisiones (respecto a su desempeño como aprendices y docentes estratégicos), que tengan como resultado, una suerte de formación continua inserta dentro del quehacer cotidiano de su práctica profesional. La formación continua del docente debe aportar con estrategias que les ayuden a aprender a dialogar internamente y con los colegas, activando, auto-regulando y co-regulando sus representaciones y prácticas, por lo tanto, es posible lograr cambios en el profesorado, si se desarrolla en ellos capacidad para reflexionar sobre su propia práctica (Pérez, 2003). Metodología El estudio se enmarca en el paradigma cualitativo, puesto que, por sus características, permite generar conocimiento a través de la descripción de cualidades e ilación de conceptos que van emanando del propio objeto de estudio, a través del cual el investigador puede comprender complejas interrelaciones que se dan en la realidad (Flick, 2004). Su enfoque es interpretativo e intenta develar los procesos reflexivos que experimentan las educadoras de párvulos que se desempeñan en los establecimientos urbanos de dependencia municipal de la comuna de Los Lagos, Región de Los Ríos, Chile. Como el objetivo del estudio es conocer una realidad singular, se opta por un estudio intrínseco de casos, ya que se constituye a partir del interés en el caso y se emprende porque en sí mismo representa interés (Kazez, 2009). La muestra fue de tipo intencionado y razonado, es decir se buscó aquellas personas que pudieran responder a la pregunta de investigación. Específicamente, en este estudio participaron seis educadoras de párvulos que se desempeñan como maestras de kindergarten, segundo nivel de transición, en establecimientos urbanos de dependencia municipal de la comuna de Los Lagos. Las técnicas de recolección de información fueron: entrevistas semi-estructuradas focalizadas y cuatro grupos focales consecutivos, en los cuales se hizo seguimiento reflexivo del proceso, promoviendo en su interior una discusión guiada por el investigador en relación a los temas considerados importantes para la investigación. Los grupos focales se realizaron en dependencias de los establecimientos educacionales de la comuna de Los Lagos; en ellas se procuró generar un ambiente que facilitara a las participantes la expresión de sus ideas, pensamientos y experiencias. Resultados La información recogida se tradujo en categorías que permitieron realizar comparaciones y posibles contrastes (Ruiz, 2003). Se utilizó categorías que emergieron desde el objetivo de investigación, como asimismo, categorías que emergieron desde la voz de las participantes del estudio. Una vez que toda la información fue transcrita textualmente, se utilizó el programa informático Atlas ti 6.2, que permitió establecer relaciones intra e inter categorías, para luego analizar los procesos de codificación empleados en cada caso, representados gráficamente mediante redes conceptuales. A partir del análisis de las redes conceptuales, generadas en el proceso de categorización, se elaboró una síntesis, base de la interpretación que realizó el investigador desde su vinculación con el intérprete, el contexto y desde su propia visión. Los resultados se analizaron en función de la consolidación de los grupos focales y las entrevistas semi-estructuradas. La información se representó en forma de mapas semánticos, por cada una de las dimensiones, 1) los elementos del conocimiento teórico y práctico que inciden sobre la acción educativa que desarrollan las docentes y 2) las interacciones sociales y habilidades personales que guían y estructuran su comportamiento en el contexto social donde se desenvuelven. 1.- Elementos del Conocimiento Teórico y Práctico que Inciden Sobre la Acción Educativa que Desarrollan las Docentes Los datos muestran que su práctica está más bien sustentada sobre una racionalidad técnica instrumental (Zeichner, 1993; Portela, 2004); las educadoras buscan consolidar conocimientos que les permitan resolver una problemática o situación determinada aplicando métodos o estrategias cuyo origen está vinculado a dos fuentes esenciales de conocimiento (Shulman,1987), a saber: i) las capacitaciones, cursos o post- grados dependientes de instituciones Universitarias, de estructura formal , opción que puede ser personal o institucional y, ii) el perfeccionamiento autogestionado, de carácter informal, vinculado con herramientas de búsqueda en Internet (ver figura N°). Figura N° 1: Valoración del conocimiento disciplinar i) La capacitación docente: una necesidad externa y dirigida de perfeccionamiento profesional La opción de perfeccionarse a través de canales formales está claramente desvalorizado por las docentes; es posible percibir un cierto escepticismo frente a las ofertas de capacitación y perfeccionamiento que se les ofrece o que se ven obligadas a realizar (surgen desde el contexto, asociadas a necesidades externas) (Elliot, 1996). La oferta educativa que existe para los maestros presenta una fuerte tendencia a saturar los cursos con teorías supuestamente, de vigencia mundial, con múltiples neologismos o tecnicismos que oscurecen el lenguaje y la comprensión del mensaje. En general, los docentes regresan a sus aulas con nuevas categorías pero con las mismas prácticas (Montecinos, 2003). Las prácticas educativas de las educadoras están constantemente enfrentadas con la teoría que se les entrega. Intentan aplicar la receta perfecta para lograr los objetivos que se proponen, pero no logran los resultados que esperan, por lo cual se frustran y baja su motivación. Sus expresiones reflejan sentimientos de impotencia, de pérdida de control sobre las variables que intervienen en el proceso educativo, fundamentalmente, porque no se establece una relación entre la práctica que se implementa y los fundamentos teóricos que la sustentan, existiendo poca o nula comprensión del fenómeno educativo que se está viviendo en el aula. ii) El aprendizaje auto dirigido: la búsqueda de herramientas Para sentirse un profesional competente La necesidad de aprender más y ser mejor profesional, se relaciona con sistemas informales de perfeccionamiento. Las educadoras auto-gestionan su aprendizaje a través del uso de canales de información y comunicación, además de utilizar herramientas de internet para satisfacer sus necesidades de conocimiento. Las creencias que tienen sobre lo que se entiende por un buen desempeño, pueden influir fuertemente sobre su comportamiento y, por ende, sobre los resultados académicos de sus estudiantes (Van Eekelen et al., 2006; del Río, et al. 2011). La voluntad de las educadoras por formarse no involucra un aprendizaje intencional; es más bien, un estado psicológico que implica el deseo de aprender, experimentar y ver o hacer algo que no se ha visto o hecho antes. Teniendo en cuenta el significado atribuido a las experiencias, que se supone conforman el aprendizaje de los profesores, se asume una perspectiva constructivista en el aprendizaje de las educadoras. En este contexto, las palabras de Van Eekelen et al. (2006), validan que el aprendizaje se defina como una experiencia laboral que se traduce en la reconstrucción de sus conocimientos. El perfil de estas educadoras se ajusta a profesionales que buscan cómo aprender. Sus palabras permiten inferir su deseo de instruirse y perfeccionarse. La esencia de estas docentes está en querer mejorar su rendimiento, pero no siempre saben cómo (Van Eekelen et al., 2006). Su desarrollo profesional está marcado por su personalidad, el elemento central de su aprendizaje se relaciona con el control que ejercen sobre qué y cómo estudiar y qué tipo de recursos emplearán en dicho proceso (Brookfield, 2009). 2.- Las interacciones sociales y habilidades personales que guían y estructuran su comportamiento en el contexto social donde se desenvuelven. Las profesionales manifiestan sentirse aisladas; escasos son los vínculos que establecen con los equipos técnicos y directivos de sus establecimientos, lo que les provoca sentimientos negativos y desincentiva su motivación. Sin perjuicio de lo anterior, estas educadoras resaltan la importancia del apoyo y el reconocimiento de otros, como insumo para la mejora de sus prácticas pedagógicas. En consecuencia, el apoyo a su bienestar y desarrollo profesional forma parte esencial de los esfuerzos para mejorar los niveles de la enseñanza, el aprendizaje y el rendimiento (Day, 2005; Fierro et al. 1999; Vaillant, 2005). Los datos muestran que los procesos pedagógicos que desarrollan las educadoras se sustentan en: i) las interacciones sociales que se generan al interior de sus unidades educativas y promueven cambios desde lo que debe hacerse y ii) la interacción entre el self (yo) y la práctica, y los cambios que se generan a partir de las percepciones personales y las motivaciones profesionales (ver figura N°). Figura N°͗͞/ŶƚĞƌĂĐĐŝſŶƐŽĐŝĂůLJĚĞƐĂƌƌŽůůŽƉƌŽĨĞƐŝŽŶĂůĚŽĐĞŶƚĞ͟ i) Las interacciones sociales que se generan al interior de sus unidades educativas y promueven cambios desde lo que debe hacerse Las expresiones de las profesionales participantes de este estudio, permiten comprender el significado que le otorgan al aprendizaje colaborativo y cómo lo viven durante su desarrollo profesional docente; asimismo, permiten aproximarse a la interpretación que ellas hacen del aprendizaje colaborativo, experiencia que demanda procesos reflexivos, para lo cual, es fundamental establecer una complementariedad entre conocimiento e interés. El conocimiento y el aprendizaje emergen desde el interés por aprender algo, aplicarlo en la realidad y transformarlo a través del proceso. Por lo tanto, la teoría y la práctica son dos dimensiones de una misma realidad, una no existe sin la otra (Grundy, 1991). La idea aceptada, por regla general, consiste en que los maestros aprenden a enseñar por experiencia. Contar con una retroalimentación que les permita reafirmar su práctica es esencial, vivir el contacto, la interacción con el otro se convierte en una oportunidad de mejora. A pesar de existir abundante literatura sobre coaching, todavía se requiere aprender mucho sobre cómo ser formadores de formadores, sobre la necesidad de apoyar a los docentes en la toma conciencia de lo que saben, de que pueden hacerlo bien, cómo mejorar y cómo deben apoyar a los lectores que inician su aprendizaje lector (Villalón et al. 2006; Merino et al., 2012) ii) La interacción entre el self (yo) y la práctica, y los cambios que se generan a partir de las percepciones personales y las motivaciones profesionales Las expresiones verbales y gestuales de las educadoras permiten percibir en su interior una profunda añoranza. Existe consenso en la complejidad con la que tiene que lidiar la docente en su quehacer diario, por lo cual se apoya en hábitos y teorías personales de acción que va construyendo como resultado de su experiencia o de su formación profesional y que dan sentido a su actuar (Day, 2005). La tendencia a actuar sobre la base de patrones de comportamiento establecidos sólidamente, y el hecho de que la reflexión es una actividad que les demanda un esfuerzo importante de conciencia, voluntad y trabajo, es entendible que requieran de un evento para promover o generar la necesidad y el deseo de reflexionar (Israel et al., 2005). Dentro de este contexto, la personalidad de las educadoras presenta una actitud individualista, un modo de actuar que les provee de seguridad, reflejada en sus acciones profesionales y en su lenguaje. Aludiendo a lo señalado, se insiste en que el pensamiento reflexivo, a diferencia de otras formas de pensamiento, "involucra [se inicia por] un estado de duda, de incertidumbre, de perplejidad, de dificultad mental" (Dewey, 1933:12). Desarrollar procesos reflexivos al mismo tiempo que se desarrolla la acción docente, requiere enfrentar problemas que deben ser resueltos durante la acción, tomando decisiones, aplicando estrategias, cambiando metodologías, todo en función ĚĞůĂĞǀĂůƵĂĐŝſŶ͞ŝŶƐŝƚƵ͟ƋƵĞǀĂƌĞĂůŝnjĂŶĚŽĞů docente (Ver figura N°). &ŝŐƵƌĂEΣϯ͞ŽŶĐŝĞŶĐŝĂƐŽďƌĞůĂƉƌŽƉŝĂĞdžƉĞƌŝĞŶĐŝĂ͟ Conclusiones Este estudio hace evidente que los procesos reflexivos que despliegan las Educadoras de Párvulos son afectados por situaciones contextuales y, por hechos y experiencias que marcan su personalidad e inciden en su forma particular de actuar y comunicarse. A través de este análisis se pone de manifiesto, que además de una sólida formación en conocimientos teóricos y habilidades prácticas, asociadas a la disciplina de la comprensión lectora, las experiencias sociales y relacionales, constituyen un foco de atención en la formación continua de los docentes de educación preescolar. La orientación, apoyo, seguimiento y retroalimentación de las experiencias de campo parece ser crucial a este respecto. Los procesos de acompañamiento del profesorado dan lugar a las oportunidades de intercambio, discusión y debate, promoviendo el cambio. La reflexión sobre la propia experiencia facilita que la Educadora de Párvulos logre desarrollar mejores procesos de aprendizaje y enseñanza de la comprensión lectora, promoviendo en sus estudiantes, la autonomía y a ellos, les facilita mostrar su independencia en el uso de habilidades y estrategias. Es esencial que las experiencias reflexivas de las educadoras sean sistematizadas por ellas y acompañadas por otros, permitiéndoles desarrollar procesos críticos que evalúen su práctica cotidiana de la enseñanza de la comprensión lectora, es decir, centrarse tanto hacia adentro, en su propia práctica, como hacia fuera, en las condiciones sociales en las que esa práctica se lleva a cabo, permitiéndose reconstruir su autocomprensión profesional través de la confrontación con la realidad. REFERENCIAS Brookfield, S. (2009). International Handbook of Education for the Changing World of Work. Bridging Academic and Vocational Learning. Springer, vol. 6, 2615-2628. Day, C. (2005). Formar Docentes. Cómo, cuándo y en qué condiciones aprende el profesorado. España: Narcea, S.A. Del Río, M., Lagos, C y Walker, H. (2011). El efecto de las experiencias de práctica en el desarrollo del sentido de autoeficacia en la formación inicial de educadoras de párvulos. 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