La atonía de la demanda en el verano agrava la deflación

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La atonía de la demanda en el verano agrava la deflación
La atonía de la demanda en el verano
agrava la deflación
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Mientras en la arena política se sigue debatiendo sobre las diferencias entre
deflación y desinflación, los precios volvieron a caer en España con tasas
récord.
Ni siquiera el verano parece traer algo de consuelo a la demanda interna. El
indicador adelantado del IPC para julio constata una caída de los precios del
1,4%.
A pesar del impacto que en esta estadística tienen los precios de los
combustibles, que hace un año se situaban en cotas de 150 dólares el barril,
la caída del consumo hace cada vez más mella en la evolución del IPC.
A fin de cuentas, el consumo minorista está a punto de cumplir doce meses
en negativo, según el índice que elabora el INE, lo que da buena muestra de
la debilidad de la demanda interna española.
La caída de precios registrada en julio es superior a lo que esperaban la
mayoría de los analistas. El estratega de Citi José Luis Martínez señala que
como máximo se preveía un descenso del 1,3%. España lleva ya cinco
meses con IPC negativo y los analistas consultados no esperan que antes de
octubre se haya volteado la situación.
Citi prevé que la inflación registre tasas negativas hasta los primeros meses de
2010 y se mantenga «débil» durante cierto tiempo. Estima que la inflación
habría sido tres décimas inferior sin la última subida de impuestos, que afectó
a combustibles y tabaco, informa Europa Press.
Todo hace indicar que julio marcará el mínimo en la evolución de los precios
en el presente ejercicio. A fin de cuentas, doce meses antes se alcanzó un
máximo histórico en cuanto a coste del barril de Brent.
Mientras, la evolución de la inflación subyacente, que excluye combustibles y
alimentos, se situaba el pasado junio en un histórico 0,8%. Esto es, los precios
crecían ligeramente, muy lejos del 3,5% de un año antes. Ese desfase es el
que se atribuye directamente a la crisis de consumo.
Sara Baliñas, de Analistas Financieros Internacionales (AFI), señalaba ayer que
«más allá del efecto de la energía», también influyen partidas como la fuerte
corrección de los precios en los productos industriales, así como la
moderación de precios del sector servicios. José Carlos Díez, de Intermoney,
destacó que el ajuste interno de la caída de la demanda y su debilidad ha
logrado «desinflar» los precios de los servicios, lo que, según su criterio,
«ayuda a las empresas a ser competitivas».
A nivel político, las reacciones no se hicieron esperar. El portavoz de
Economía del PP, Cristóbal Montoro, consideró que la caída del IPC
«responde a un descenso del consumo y a la falta de actividad» y criticó la
apuesta por el aumento del déficit público. Eso sí, no quiso pronunciarse
expresamente sobre si hay o no «deflación», un término que calificó de
«doctrinal».
A su juicio, «lo que cuenta es que hay una caída de la actividad
económica», ejemplificada en que «hay sectores que en verano no deberían
estar cayendo».
Desde CiU, Josep Sánchez Llibre, acusó al Ejecutivo de haber perdido el
tiempo sin acometer reformas estructurales, mientras los precios caen en
picado. Llibre advirtió de que la tendencia del IPC va a llevar a la economía
«a la anorexia financiera».

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