La investigación, la estadística y la tiranía de los valores - OME-AEN

Transcripción

La investigación, la estadística y la tiranía de los valores - OME-AEN
NORTE
DE
SALUD MENTAL nº 33 • 2009 • PAG 6–8
PRESENTACIÓN
La investigación, la estadística
y la tiranía de los valores–p
Ioseba Iraurgi e Iñaki Markez
C
on bastante frecuencia nos
encontramos con colegas clínicos que tras haber realizado
un esfuerzo considerable en la
ejecución de un estudio para valorar los resultados de un determinado tratamiento o terapia
se muestran decepcionados porque las pruebas
estadísticas utilizadas para la comparación de
los grupos tratados no han mostrado significación estadística, es decir, no han aparecido valores de probabilidad (‘valores–p’) con el suficiente número de ceros tras la coma. En estos
casos, en la mayoría de las ocasiones, la decisión es abandonar el estudio. También es bastante frecuente que cuando revisamos un artículo científico vayamos inmediatamente a las
tablas de datos y miremos con expectación
cuántos asteriscos o cuántos ceros asociados a
los valores–p aparecen en las tablas. Si por
casualidad aparecen muchos ceros o asteriscos
aparece una especie de clarividencia que nos
anima a pensar que ese estudio está muy bien,
nos informa de resultados importantes y es
recomendable leerlo y considerarlo para nuestras futuras decisiones. Si la significación estadística alcanzada está cercana al valor de referencia estándar de p = 0,05, entonces nuestro
entusiasmo ya no es tan exaltado, y tendemos
a pensar que, bueno, los resultados son válidos,
pero no tan espectaculares como los que estarían asociados a un valor–p, por ejemplo, de
0,001. Por otra parte, es raro que en la revisión
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de artículos de revistas científicas nos encontremos con resultados donde las pruebas estadísticas muestren valores–p superiores a 0,05
ya que los editores tienden a no considerar
aquellos estudios ‘no significativos’.
Nos encontramos, entonces, que en la valoración de nuestros hallazgos, en la elección de
los artículos que merecen ser leídos y en la
consideración de los resultados que merecen
ser aplicados a la práctica cotidiana nos hallamos subyugados a los valores–p, lo cual resulta
muy preocupante. Hacemos de ellos una interpretación un tanto exotérica, al asociar un
mayor número de ceros tras la coma —o de
asteriscos— a una mayor fuerza y validez de
los resultados, de modo que los aceptamos
como ‘evidencia probada’. Y como muchos de
los lectores ya saben, o empiezan a intuir, nada
más lejos de la verdad. El sentido común y,
sobre todo, nuestra experiencia y conocimiento nos dicen que lo clínicamente relevante es
una cosa, y lo estadísticamente significativo es
otra. Pero en el ámbito de la comunicación
científica tendemos a confundirlos, y priorizamos la herramienta metodológica —la estadística— sobre las bases teóricas y prácticas.
Tal es el punto de utilización perversa de la
estadística que han aparecido innumerables
opiniones y reflexiones sobre la misma, tales
como las que se reflejan en la tabla 1.
PRESENTACIÓN
Tabla 1. Reflexiones y citas sobre ‘la estadística’ y ‘las estadísticas’
• Las estadísticas son al mundo lo que el poste al borracho; sirven para sostenerlo,
no para mejorarlo (Cantervill)
• Las estadísticas son como las minifaldas: te dan algunas ideas, pero esconden lo
más importante (Ebbe Skovdahl)
• Las estadísticas me producen el mismo efecto que las minifaldas: muestran lo
atractivo, ocultan lo vital (Doris Band)
• Hay mentiras, malditas mentiras y estadísticas (Mark Twain)
• La estadística es una ciencia según la cual todas las mentiras se tornan cuadros
(Dino Segre Pitigrilli)
• La estadística es como una mujer con bikini, muestra casi todo, pero lo
fundamental lo oculta... Olvidaba decir que lo fundamental es... lo que yo quiera
creer (Robert Frost)
• La estadística es una ciencia que demuestra que si mi vecino tiene dos coches
y yo ninguno, los dos tenemos uno (George Bernard Shaw)
• La estadística ha demostrado que la mortalidad de los militares aumenta
perceptiblemente durante tiempos de guerra (Alphonse Allais)
• La estadística es la primera de las ciencias inexactas (Edmond Hout de Goncourt)
Ninguno de los autores de estas citas era
estadístico o matemático, ni tampoco médico o
psicólogo, pero sí encontramos desde ilustrados dramaturgos, hasta periodistas e incluso
entrenadores de fútbol. En las cinco primeras
citas, las opiniones se refieren básicamente a
los resultados (‘las estadísticas’) y no al método (‘la Estadística’) basado en teorías matemáticas.Y aquí vendría a cuento otra cita anónima:
‘las cifras no mienten, pero los mentirosos también
usan cifras’. No hay que confundir el método
con el uso que se hace de él; la estadística es
una herramienta, una buena herramienta, que
bien utilizada puede ayudarnos en la toma de
decisiones allí donde hay incertidumbre. Recordemos a Descartes en su ‘Discurso del método’: ‘si no está en nuestro discernir las mejores
opciones, debemos elegir las más probables’; y ahí
es donde puede asistirnos la estadística.
Siguiendo con el juego de citas, en las cuatro
últimas hay quienes se atreven a opinar sobre
el propio método, planteando poco menos que
se trata de una ciencia de la obviedad. Quizá la
opinión menos errática es la que hace el escritor francés del siglo XIX E, Hout de Goncourt,
quien al describirla como ciencia inexacta, sin
saberlo bien, estaba acertando con su objeto:
donde no hay certeza (exactitud) bien cabe
aproximarse desde lo que es posible, probable;
y es que la estadística tiene su fundamento en
la teoría de la probabilidad.
En cualquier caso, respecto al valor que hay
que conceder a las opiniones recogidas, responderemos con otra cita del gran Dylan: ‘No
critiques lo que no puedes entender’. Y, precisamente, para poder criticar con entendimiento,
para que aquellos clínicos que no siendo expertos en metodología tengan la necesidad de utilizar la estadística y puedan manejarse sabiendo
lo que ésta implica, se inicia en este número de
la revista Norte de salud mental una serie de
artículos sobre la Evaluación de Resultados Clínicos, siendo el primero de ellos un artículo de
revisión que trata de diferenciar lo que representa un resultado estadísticamente significativo en contraposición a lo que es clínicamente
significativo, relevante o importante. Los hallazgos de una investigación pueden ser ciertos y
notables, y, sin embargo, no alcanzar significación estadística; pero también pueden ser irrelevantes y resultar estadísticamente muy signi-
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SALUD MENTAL nº 33 • 2009
ficativos. La estadística es un instrumento para
la determinación de cuán probable es que los
resultados encontrados no sean debidos al azar
sino a la acción de una variable que actúa como
causa de otra (un agente infeccioso respecto a
una enfermedad, un tratamiento respecto al
logro de salud, etc.) y que ha sido puesta a
prueba en el estudio. En ese artículo se repasa
lo que está implícito en una investigación y en
el proceso de inferencia estadística; los errores
en la interpretación a los que nos podemos
someter y cómo minimizarlos; lo que diferentes protagonistas del ámbito clínico interpretan
como ‘resultado clínicamente relevante’ y
cómo diferenciarlo del concepto ‘resultado
estadísticamente significativo’. Se trata de un
artículo cuyo objetivo es aclarar conceptos y
sentar algunas bases que posteriormente reaparecerán cuando afrontemos algunos métodos específicos en el análisis de resultados clínicos.
La investigación clínica es un requerimiento
necesario e ineludible, tanto para avanzar en el
conocimiento de las mejores acciones clínico–terapéuticas como para actualizar su aplicación en los recursos asistenciales ordinarios. A
este respecto, en aras a evaluar de forma precisa y válida la eficacia de un determinado tratamiento, el diseño de elección es el ensayo clínico aleatorio, el cual compara grupos de
participantes sometidos a diferentes opciones
de tratamiento y donde una de ellas es la que
se evalúa como novedosa o preferente a las
alternativas. Este tipo de estudios, por su com-
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plejidad y costes, no está al alcance del clínico
que ejerce su labor asistencial en lo que coloquialmente conocemos como ‘las trincheras’.
Requiere la formación de grupos muy controlados en su selección y meticulosamente seguidos en su evolución, cuestiones raramente
habituales en la práctica cotidiana; atendemos
lo que nos toca a demanda y, en muchas ocasiones, las altas no son producidas por haberse
cubierto los objetivos terapéuticos sino por
desenlaces de lo más variopintos. No obstante,
el clínico de trincheras no tiene por que perder su interés por evaluar los resultados obtenidos.
Concluimos esta editorial con una última
cita, que en esta ocasión pertenece al físico
Stephen W. Hawking: ‘Alguien me dijo que cada
ecuación que incluyese en mi libro reduciría las
ventas a la mitad. He puesto una ecuación, la
famosa ecuación de Einstein E=mc2. Espero
que esto no asuste a la mitad de mis potenciales
lectores’. Los artículos metodológicos pueden
ser materia árida que requieran una lectura
reposada, o quizá más de una, pero consideramos que pueden ser una guía para la valoración
científica y rigurosa de nuestros resultados
clínicos. Asimismo, hay que valorar con mayor
conocimiento el alcance de los estudios publicados, diferenciando entre las decisiones
tomadas con ayuda de la estadística y las conclusiones devenidas de la relevancia clínica.
Como Hawking, esperamos que los lectores no
se atemoricen y den acogida a esta y próximas
iniciativas.

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