Acercar a la felicidad la experiencia de educar Yo

Transcripción

Acercar a la felicidad la experiencia de educar Yo
Acercar a la felicidad la experiencia de educar
Presentació del llibre de M. Milagros Rivera Garretas El amor es el signo.
Educar como educan las madres. Sabina Editorial
Llibreria Pròleg, Barcelona 28 de juny de 2012
María-Milagros Rivera Garretas
Yo pienso que mucha de mi felicidad viene o puede venir de la
independencia simbólica. La independencia simbólica no es autonomía, no
es promulgar y darme yo mi propia ley, aunque algo tenga que ver con
esto; es sentir deseo de hacer lo que estás haciendo, y reconocerlo como tal:
sentir, cuando haces algo, que responde a un deseo íntimo, deseo que,
mientras lo cumples, se desvela más, hasta desvelarse del todo. Esta
sensación, a mí me ha costado mucho tenerla y reconocerla en mi trabajo
docente y, cuando la he sentido, me ha dado felicidad.
Yo siempre he querido dar bien la clase, enseñar bien. Pero me ha
costado mucho que la experiencia de educar fuera una experiencia de
felicidad: no por condicionantes externos, del tipo falta de medios,
masificación de las aulas, horarios que no van con tus biorritmos, y todas
esas cosas que ya se saben y que sin duda existen y molestan, sino por un
obstáculo interior, que creo que es más frecuente en la experiencia humana
femenina, un obstáculo consistente en no poder distinguir entre la
obligación y el deseo. Me ha costado mucho más discernir esto en la
enseñanza que en la escritura, en parte porque he escrito mucho por deseo
de otra u otras.
Este libro, El Amor es el Signo, trata de eso, de dar testimonio e
interpretar un camino personal complicado entre la sensación de tener un
obstáculo que ni sabía cuál era, y el descubrimiento de que si los Signos de
Amor entraban en juego, entonces todo el juego cambiaba; y había
realmente juego, no solo esfuerzo, satisfacciones y claroscuros. Cambiaba
el juego porque la sensación de entrar en el aula con una serie de
obligaciones que cumplir o de obstáculos que salvar, cedía, y se abría paso
entonces la expresión del deseo que estaba en mí y que era, en realidad, lo
que me había llevado allí. Esto es, para mí, la independencia simbólica:
sentir deseo, saberlo interpretar y poderlo cumplir.
¿Qué son los Signos de Amor? En mi experiencia, los Signos de
Amor son las expresiones del deseo, del mío propio, expresiones de las que
me llego a enterar, pues habrá más, habrá otras que mi negativo no me deja
percibir; teniendo en cuenta que es el deseo lo que mantiene viva a la
criatura humana, lo que la mantiene viva o, más que viva, viviente ahora,
en el presente. Cuando el deseo falla o no alcanza a expresarse o a recibir
escucha, el ser humano, sobre todo el femenino, decae, cae en depresión y,
después, no se sabe: a veces sale y sale mejor, a veces no, cronifica. Es
verdad que para una mujer es pensable la superación absoluta del deseo; lo
hizo Margarita Porete, por ejemplo, en el siglo XIII-XIV y lo dejó escrito
en su libro describiendo su superación de lo que (si no recuerdo mal) ella
llama deseo de Dios, o sea, deseo de lo más. Yo, sin embargo, reconozco
que le tengo mucha simpatía a la trascendencia de la materia, a la
trascendencia de lo caduco y creado. Quiero decir que creo que el
desenlace del martirio está en la vida. Margarita Porete, como sabéis, murió
por sus ideas, y no tanto porque en su tiempo existiera el tribunal de la
Inquisición, pues tribunales que condenan la independencia simbólica
femenina sigue habiendo y muchos, sino porque la idea de un camino hacia
la superación del deseo hasta la aniquilación del alma sobrecoge al ser
humano corriente, sin por ello dejar de ser una expectativa maravillosa:
divina, me atrevería a decir, demasiado positiva y pura, porque lleva a algo
con lo que la vida no puede, aunque sí pueda la mente. Concretamente, a
mí, me puede: me impediría seguir viviendo en este mundo, y yo en este
mundo es donde querría vivir, en luz, en sombra, en penumbra.
Mi experiencia docente la puedo comparar, sin avergonzarme mucho
pero un poco sí, con lo que se suele llamar martirio, tanto en su sentido de
testimonio como en su sentido de sufrimiento. Ha sido largo, y espinoso, y
muy quebrado (o sea, nada progresivo) el proceso, porque yo no sabía de
qué era de lo que pretendía dar testimonio. Sabía de dónde derivaba el
sufrimiento, esto sí. Derivaba de la expectativa que pesaba sobre mí de que
enseñara un conocimiento masculino fálico, que yo, feminista,
naturalmente no quería explicar. Yo sabía que podía ir a la contra, es decir,
arremeter contra él. Lo intenté un poco, pero enseguida vi que era política y
humanamente equivocado. Recuerdo, y así sale explicado en el libro, cómo
los alumnos salían discretamente sonrientes de esas clases reivindicativas,
y, las alumnas, hundidas, como asqueadas de la fealdad del mundo. Y yo lo
que quería era la alegría de las alumnas, contribuir a su felicidad y a la mía.
¿De qué es de lo que he querido dar testimonio? Precisamente de los
Signos de Amor, de que existen y se presentan en cada vida. Yo enseño
historia por vocación, una vocación que me costó descubrir en la
adolescencia porque parecía estar encaminada hacia otra materia (como
sabéis, las mujeres raras veces somos una sola cosa), y al empezar a dar
clase me di cuenta de que se me exigía explicar una historia que enseñaba a
admirar lo que es resultado de la fuerza, y que a la fuerza se exigía que las
alumnas y alumnos aprendieran. Se trataba de la historia marxista y la
historia social; la historia marxista se ha olvidado casi ya, la social no: es la
que se sigue explicando prevalentemente. Pero la historia que a mí me
había enamorado y llamado, era la que explicaba en el bachillerato una
profesora, María Comas, que es con la primera con la que preparé y
presenté, quizás incluso en clase (no lo recuerdo) un trabajo de historia de
las mujeres; y que, además, explicaba con alegría, sentada sonriente en su
sillón sin dejar tampoco que se escapara nuestra atención de niñas.
Enseñar lo que es resultado de la fuerza y exigir que a la fuerza se
aprenda, me repugnaba entonces y me sigue repugnando. Por eso, mi vida
docente, que es lo que explico en el libro El Amor es el Signo, ha consistido
en encontrar los caminos útiles (útiles en mi contexto relacional) para ir
dejando de explicar una historia que admira la fuerza y que a la fuerza se
enseña, e ir, en cambio, explicando una historia cuyo valor y sentido
derivan de la libertad femenina y, en lo posible, también masculina,
posibles en el tiempo. La tierra y las piedrecillas (a veces, piedras) del
camino han sido mi testimonio y, también, mi sufrimiento. Los testimonios
estaban orientados por la memoria no consciente de que existía en mi vida
y en las vidas de mis amigas una primera escuela en la que no se enseñaba
a admirar la fuerza sino a admirar, y no se enseñaba por la fuerza sino por
gracia; una escuela que es esa que en el libro se llama la escuela del amor,
la escuela de cada madre concreta y personal al enseñarte a hablar, un
enseñar que no se hace ni a gritos ni a golpes, por más gritos que pueda dar
una madre, que los da, pero nunca se le ocurriría enseñarte el plural o el
cielo, así.
La madre enseña a hablar por deseo de que su niño o su niña viva, y
viva también ella misma. Yo deseo enseñar para que viva el deseo de
aprender que ha llevado a mis alumnas y alumnos al aula, y con su deseo
vivan también ellos y ellas, y yo misma.
¿Cuál es mi deseo en el aula? En cierta manera, obedecer, pero no a
este o a aquella, no a este o aquel programa, reforma u objetivos
institucionales o estatales, sino a lo que soy: una mujer. En otras palabras,
decir lo que tiene que ser dicho por mí, una mujer.
Decir en clase lo que tenía o tiene que ser dicho por mí, una mujer,
es el hilo de este libro. Es, por lo demás, lo que hacen las madres: enseñan
a ser lo que ellas son, un ser humano y una madre, pues también los
hombres aprenden en esa escuela a ser madres, lo cual en ellos se
manifestará siendo padres maternales, creativos. Ellas enseñan a hablar y,
así, humanizan enseñando el mundo en una relación educativa que es la
primera y la principal que conoce el ser humano. A ellas, su enseñar les
cuesta mucho trabajo pero no contradicción: no hay obstáculo,
precisamente porque las madres están más allá de la ley, más allá del
nomos de la autonomía, y en este sentido son autónomas, tanto, tan
autónomas que esta palabra es innecesaria en su caso. Ellas tienen
independencia simbólica, porque, aunque se intente todo el rato, no hay
manera de intervenir con eficacia en lo que hacen cuando están en la
intimidad con su hija o con su hijo, esa intimidad que hace de ellas lo que
son: una madre. Se intenta, sí, intervenir en ellas, pero sabiendo con más o
menos lucidez y sin decirlo nunca o casi nunca, que en esa escuela libre
que es la propia madre, escuela en la que cada una de ellas hace lo que
mejor le parece, la cultura se juega su propia supervivencia, y esto contiene
la furia legisladora.
Enseñar lo que mejor te parezca, lo que te salga, lo que nazca en ti,
es posible hoy en una clase. Y de esto trata, principalmente, el libro que
presentamos, y es su principal testimonio.
Pongo un ejemplo. Este año, un día, una alumna de Historia
medieval de primer curso que estaba siempre en clase muy atenta pero
callada, vino a verme y me dijo: hace poco oí a un alumno mayor de la
clase [era un alumno que parecía conocer muy bien la historia masculina, la
que enseña a admirar lo que es resultado de la fuerza] decir que lo que
usted explicaba no era historia; y, entonces (añadió la alumna), lo entendí
todo.
Presentació del llibre de M. Milagros Rivera Garretas El amor es el signo.
Educar como educan las madres. Sabina Editorial
Llibreria Pròleg, Barcelona 28 de juny de 2012
Remei Arnaus i Morral
Presentar el llibre de la Milagros és un regal i li agreixo que me’l fes. I
actes com aquest a Pròleg sempre és una festa d’aquelles que
refresquen a tot el ser que som .
De Milagros ja sabem moltes coses, però m’agrada recordar que ella
va co-fundar Duoda (1982) junt amb altres professores i alumnes que
estimaven la historia i estimaven el ser dones; per tant no podia ser
d’altra manera, que en les creacions de la Milagros hi trobem com
conjuga aquest festeig feliç de la seva mirada d’estudiosa
medievalista que és i la seva passió per la llibertat femenina, pel
pensament i la política de les dones iniciats al S, XX. Els seus llibres
són realment significatius perquè van al cor del sentit de la llibertat i
de l’autoritat femenines a través del temps ...I ens aporta pràctiques
exquisites que ens orienten en aquest camí de vida que transitem en
el present.
Aquestes petjades de llibertat i autoritat femenines a la història que
són la història, són Història vivent. La història que ha pogut ser dita i
escrita perquè hi ha espais de llibertat que ella ha escoltat des de
dins de les seves entranyes que no estan ocupades pel patriarcat, i
una dona ho sap –també un home ho pot saber-... Però cal atrevir-se
i decidir-se a tastar el fruit prohibit. Hi llegeixo el que ella mateix diu:
Una estratègia que a mi me ha funcionado es la de probar el
fruto prohibido. Eso que cuentan que hizo Eva en el jardín del Edén,
quizá sin imaginar lo que su gesto iba a dar de sí en el futuro. A este
probar del fruto prohibido se le puede llamar hoy autoridad femenina,
por ejemplo. O sea, un dejar entrar en el juego interpretativo,
dándole incluso prioridad, a cosas que en mi memoria de niña o de
joven estudiante de historia parecían apasionantes però quedaron
codificadas como grotescas y por tanto enquistadas, mudas,
inoperantes. Cosas que, con frecuencia, tenían que ver con la
experiència femenina. Cosas que señalaban otro estar en la historia
humana. Cosas que hoy percibo como posibles indicios de la
diferencia de ser mujer jugando, diciendo, juzgando, marcando: es
decir, haciendo historía (pg. 154).
Aquest fent història i fent-se història, el podem trobar en llibres
significatius com: Textos y espacios de mujeres. Europa, siglos IVXV (1990); Nombrar el mundo en femenino. Pensamiento de las
mujeres y Teoría feminista (Barcelona Icària, 1994), Mujeres en
relación. Feminismos 1970-2000 (2000); La diferencia sexual en la
1
historia (2005). Aquesta és la història fruit del desig íntim de fer
història escoltant el propi desig de ser i de llibertat.
Li he sentit a dir sovint que la recerca perquè es mantingui viva
necessita nodrir-se de l’ensenyança, de la relació entre ella i les seves
i els seus alumnes. Aquesta intuïció la va portar a crear als Màsters al
Centre de Recerca Duoda que han aportat i aporten a generacions de
dones i a alguns homes tanta riquesa i horitzons nous de sentit lliure
per a les seves vides i les seves relacions.... Recerca, docència i
relació d’autoritat van plegades i van de la mà quan el signe que les
uneix és l’Amor.
L’Amor a què? fonamentalment l’amor a l’origen, l’amor a la font de
la vida que és la mare i la relació amb ella en primer lloc; ella és la
mediació primera per a cada una i un de nosaltres amb si mateix i
amb el món. Mantenint viu aquest vincle d’estima i reconeixement
podem ser originals, creatives, creatius i desplegar amb llibertat el
que som i el que tenim per aportar al món, com ha fet la Milagros
amb la història i amb la Política de la Relació de les dones des d’un
sentit lliure que no exclou el que ella és, el que ella sent, sap, i
anhela. La mare ensenya i educa en la relació d’alteritat a dones i a
homes acceptant allò singular, diferent i genuí de cadascú; La mare
ho és de la nena i del nen, i ho continuarà essent de la dona i de
l’home que seran d’adults.
Milagros va descobrir la importància política i per tant simbòlica
d’aquest vincle a partir del llibre de Luisa Muraro, “El orden simbólico
de la madre”, que per a moltes va ser també una epifania, una
revelació. I ho diu així:
La clave y la profecia de mi vida ha sido y es mi origen: o sea,
la relación con mi madre. De moi madre he rebibido como legado tres
coses importantes: el amor a la llengua materna, un sentido mayor
de la responsabilidad derivado del hecho de que soy una mujer (algo
–el sentido mayor de la responsabilidad derivado del hecho de que
soy una mujer- que rechacé durante años, hasta que pude llamarlo,
gracias a otras, “el más femenino”) y la apertura a la relación de
quien me fuera impar, tanto por más como por menos (pg.121).
Ella ha portat aquesta dimensió simbòlica de la mare a tot el que fa...
i alhora crec que ha estat important en aquests últims temps
encarnar el ser mare i el ser àvia d’una manera molt implicada
realment i simbòlicament també. I aquesta força de tot el que ja hi
havia en l’amor a la història, a les dones a la política sexual l’ha fet
acréixer amb el que ha arribat de nou a ella escoltant la llibertat de la
filla i la seva pròpia en ser àvia de dues nenes precioses. Aquesta
força la sento i la percebo viva i crua en les pàgines del Amor es el
2
signo que presentem avui: El títol ho diu tot: “El amor es el signo.. “
segurament no caldria el subtítol (Educar como educan las madres) si
no hi hagués hagut aquest buit simbòlic tan gran respecte al que ens
aporta la mare i que no hi ha cabut ni a la història patriarcal ni en
general a la pròpia educació ens les institucions escolars atrapades
en el pensament racionalista i positivista occidental per valorar-lo
massa grotesc i inoperant... Sabem que per a cada criatura portada a
la vida per una mare en primer lloc, en companyia del pare cada
vegada més present, sap des de dins la necessitat gairebé
insubstituïble que això comporta. És d’ella i només d’ella que una
criatura ho pot necessitar tot, no només en estar dins de la mare ,
sinó també en el primer temps un cop ha estat donada a llum. Què
pot ser més important que l’arribada a la vida i fer-ne d’aquesta
experiència un gest inaugural i amorós que deixa impremta a tot el
segueix fins al final de la nostra vida?. Què pot ser més important ?
La Milagros ho ha escrit amb claredat, El signe es l’amor. Educar com
eduquen les mares és dir-ho amb tota la saviesa, llibertat, i
consciència. La inquietud del present que estem vivint ens demana a
crits una mediació molt clara. Ens reclama una mediació femenina en
l’educació, que desplaci tot el que ja no té sentit i ho diuen en primer
lloc els cossos de nenes i nens i de les i dels mestres, des del jardí
d’infància, fins a la universitat. Queda molt clar el que diu la Milagros
en el llibre, tornar a estratègies antigues com la reivindicació no n’hi
ha prou i esgota la creativitat. Ella ens convida a tornar una i altra
vegada a la font de l’origen que es on resideix la nostra força
amorosa i la potencialitat per ser i dir el món de l’educació com el
desitgem. El llibre “El Amor és el signo. Educar como educan las
madres” ens empeny a posar en el centre del nostre cor, del nostre
cos i de les nostres relacions la mediació femenina inspirada amb la
mediació fonamental i arrelada de la pròpia experiència de relació
amb la mare, dones i homes. I Milagros ens regala amb el llibre un
camí que és mediació femenina per prendre consciència de les
invencions simbòliques d’arrel femenina que ja estan actuant, que ja
les tenim guanyades. En tots els textos que ella ha recollit, creat i
recreat en el llibre, alguns ja publicats i revisats de nou a la llum del
present, ens regala passarel.les per fer de la relació educativa una
pràctica i una experiència viva de relació femenina i masculina
inspirada en la mediació femenina primera que us parlava. I avui el
present ens demana que l’Amor sigui el signe. I com deia María
Zambrano l’amor es una de les creacions femenines més importants.
L’amor sol gaudir de la relació, i del gust i del plaer d’estar en relació,
també hi cap el patiment relacional; El moviment de la relació és
sense fi per a la Milagros , perquè està obert i no està determinat;
talment com una dansa, la dansa de la pròpia relació és la que va
orientant el camí amb un anar i venir, amb un apagar-se o despertarse depenent del misteri de la pròpia vida i de qui fa viure en ella la
3
relació... La pràctica de la relació i el gust per la relació són
genuïnament més femenines que masculines. La Milagros ho diu així
(pàg, 35.
Se puede, pues, decir que las mujeres compartimos un estar en
el mundo fundado en la práctica de la relación. Esta práctica que es
una práctica política, se desliza con continuidad entre lo privado y lo
público, así como entre las distintas comunidades de hablantes. Está
orientada por la autoridad femenina, y no por el poder y la guerra.
Configura tramas de amor y de palabras no exentas de conflicto,
ciertamente, però conflicto relacional, es decir conflicto que tiene en
cuenta lo otro, frente a la guerra que lo destruye. Por eso, la práctica
de la relación sustenta la civilitzación (pg. 35)..
Cada vegada més mares hem reconegut el vincle entre la maternitat
lliure, el gust per la relació sense fi i el desig de crear espais d’una
educació amorosa per a la infància. Molts espais d’educació lliure han
hagut de ser imaginats al marge de l’escola convencional, però el
present ens demana que ja sabent l’arrel i l’origen de l’Amor és el
Signe, més dones i alguns homes hem transformat també les
relacions educatives on estem, que aquesta és realment la revolució i
l’aposta del nostre temps. Una revolució que és fer viure en el que
fem la mediació femenina a l’aula, ens els despatxos, en els
passadissos, al bar, a les reunions tedioses si no ens esgota.
Encarnar la mediació femenina és la que ens dóna força per desplaçar
totes les estratègies instrumentals que no estan inspirades en
aquesta primera escola d’amor a la relació que “cada ésser humà
coneix, gaudeix i frequenta”.
L’amor és el signe és fer de l’amor a la relació i a la paraula el signe
de l’educació en el present que són la mediació femenina per
excel.lència. Gràcies Milagros per aquest llibre excel.lent
4
Presentació del llibre de M. Milagros Rivera Garretas El amor es el signo.
Educar como educan las madres. Sabina Editorial
Llibreria Pròleg, Barcelona 28 de juny de 2012
CLARA ARBIOL
És el primer cop que presente un llibre, el primer cop que presente un llibre que
m’ha portat sentit. Que m’ha portat paraula. I açò, paraula i sentit, és per a mi
un regal, intentaré doncs parlar des d’aquí però amb cura del que pose en joc.
Perquè em fa por que aquesta presentació siga només un parlar de mi, i que
allà, en aquest parlar només de mi, es perda alguna cosa del que vull dir del
llibre. Encara que el que vull dir del llibre té a veure amb el que m’ha passat en
la seua lectura, perquè aquest regal m’ha permés anar donant significat a
alguns nusos que vivia, a anar ordenant algunes situacions, a trobar camí.
Mentre llegia he experimentat en molts cops aquesta sensació del “esto es”, és
a dir, un sentir que el que llegia donava significat a molt del que visc
especialment del que estic vivint aquest curs, un sentir que el que llegia
m’orientava. I també el que em passa és que no puc dir molt més que “esto
es”, encara que el que és s’ha quedat en mi, acompanyant-me, revisitant-me
quan cal.
Voldria començar per l’agraïment, i ho faré contant una història: fa uns anys
estava en un curs d’escriptura científica a la universitat, en aquest curs ens
ensenyaven a escriure articles, tesis doctorals… o aquesta era la intenció. Quan
parlàrem de les tesis doctorals i de com començar, la professora del curs va
preguntar per com havien resolt la “qüestió dels agraïments” a qui ja havia
1
escrit la seua tesi, perquè ens donaren algun consell. Aquets van ser: “sigues el
més hipòcrita possible” o “no agraisques a ningú perquè és el teu treball i ningú
l’ha fet per tu”. Crec que encara que no tenia paraules per posar-li vaig
entendre alguna cosa del que són les relacions finalistes i del que és la llibertat
individual, aquella que no és llibertat perquè no enten que som perquè som en
relació. Ara puc posar paraula. I entendre que l’agraïment, quan és de veritat,
és un gest inscrit en les relacions orinetades pel signe de l’amor.
Una de les educadores amb les que faig la meua tesi doctoral em deia en una
de les converses que ser educadora era també una forma d’agraïment al que
ella havia rebut, a les relacions significatives que l’havien ajudat a ser i a
crèixer, no ho sentia com un deute, sinó que era un gest carregat de sentit.
Afortunadament per a mi jo tinc moltes i no tants, però alguns, a qui agraïr.
Als meus companys de curs els vaig preguntar si no tenien ningu a qui agraïr
de veritat el que hagueren pogut escriure una tesi. Jo pensava en les mares
que ens sostenen i ens regalen temps, en les dones i homes que ens
acompanyen dins i fora del projecte de tesi, si és que hi ha dins i fora. Aquest
sostenir, com el que fan les mares, ara el puc pensar com part d’aquestes
pràctiques que creen i recreen la vida. En el curs es va dir que l’amor no cabia
en els agraïments, que la tesi era quelcom acadèmic. I jo vaig marxar del curs.
Ara sé que potser l’amor no cap en l’Acadèmia però sí que cap en la Universitat
que és on jo vull ser-hi.
Així que començaré per l’agraïment de veritat: a Remei, a la invitació de Remei
Arnaus que va ser la que em va proposar ser aquí. Amb aquest encárrec.
2
Agraïment també pel treball que ha fet d’esperar, d’esperar-me, que és un
treball de relació, un treball que fa que jo senta que Remei confia en mi i en el
que podia portar aquí.
Agraïment també a Milagros Montoya, per la creació de Sabina Editorial, una
creació fecunda que obre possibilitats, que dóna lloc a espais preciosos
d’intercanvi.
A Mar Arza, per l’obra que conrea bellesa, pel que posa al món.
Agraïment a Dolo Molina que és qui em va regalar el llibre, amb Dolo hem
iniciat un espai de pensament de la relació educativa al si de la nostra
universitat, del departament en el que treballem. Que és difícil però allà estem.
I Agraïment, clar a Maria-Milagros, pel regal d’aquest llibre que m’ha portat
molt de sentit i paraula, lectures per tornar a fer i aprendre, fragments que
m’han il·luminat, que em donen orientació. Que encara que no siga ara capaç
de posar en paraules, són passatges que s’han quedat en mi.
Quan Remei em preguntava què posaven a la presentació vaig estar dubtant,
em semblava important. Li vaig dir dues coses, no, tres. La primera que gairebé
em passa desapercebuda és el meu nom, que sembla una obvietat i per això de
vegades ens passa desapercebut, pot ser perquè ho donem per suposat.
El dar por supuesto la sexuación humana es un atajo que tienta, y
mucho, porque el cuerpo se obstina en ser y esta obstinación suya
disminuye la productividad y la eficacia que la vida actual exige
implacablemente. Como cuando se habla en masculino pretendidamente
3
universal alegando una supuesta economía el lenguaje. Pero es un atajo
que lo que más abrevia es la felicidad de estar vivo o viva en
coincidencia con el propio ser. Lo cual no es esencialimo, como se sigue
diciendo a veces cuando da miedo hablar de verdad, sino ganas de vivir.
(pàgina 11-12)
Ara, amb la lectura del llibre, puc dir que dir el meu nom no és una obvietat, no
és una enunciació buida. Dir el meu nom és evocar l’obra materna, en aquest
cas la de la meua mare. I més tard i d’una altra manera, la del meu pare. Però
poder parlar del meu nom i portar l’obra educativa de la meua mare és un
regal. I és important. L’obra materna no és una obra acabada, ni amb una
determinació, justament perquè és obra materna i perquè la reconec, és una
obra que es va creant. Una obra que es va desplegant amb la existència lliure
de cadascuna en el món.
Una altra cosa que vaig dir com a presentació és el càrrec que ocupe a la
universitat. I ho porte aquí perquè una altra cosa que m’ha ajudat a pensar les
paraules del llibre és el meu estar a la universitat, alguna cosa que estic
pensant darrerament i a la que em costa trobar sentit.
Fa uns dies em vaig trobar una veina que preocupada per la situació laboral
general em va preguntar si encara tenia una beca. Jo li vaig explicar que ja feia
uns tres anys que no teia beca que tenia una plaça de professora ajudanta, que
és com es diu la plaça que ocupe. Em va preguntar si era ajudanta d’un
professor del meu departament que ella coneix, un professor que havia estat el
4
meu director de tesi fins que vaig poder fer un tall de sentit, be el que em van
ajudar a nomenar com un tall de sentit: és a dir, buscar les mediacions que em
permetien fer la tesi que estimava, la tesi lliure. La meua resposta va ser dir
que no sóc ajudanta de ningú. I no sé si és exactament així, llegint el llibre vaig
pensar que pot ser sí que ajudem, ajudem si portem en el nostre estar, altres
pràctiques que fan la univeristat més vivible, però no ho sé. No estic molt
segura. Com diu Milagros potser aquest nom és encara un d’aquells noms que:
Son puro lenguaje militar, un lenguaje que, con razón, no se ha dejado
maquillar con las palabras que después han intentado ocultar su
violencia. (pàgina 210)
El que visc també com a contrasentit en el meu estar a la universitat és una
tensió, però d’aquelles que desgasten no de les que poden ser creadores. Visc
una exigència que em violenta molt, una exigència que em reclama allò que les
dones no hem aconseguit en la universitat, en el món, com si jo haguera de
carregar amb la responsabilitat de restituir amb el meu treball a la universitat
una identitat a qui no han permés estar, que han expulsat, que han discriminat.
El problema és que aquesta demanda em situa en la desesperança. “Con el
signo hermético de la derrota” del que parla Milagros en el llibre referint-se a la
història de les dones quan és història de la carència. Se’m reclama també que
prenga part, com si el meu estar a la universitat només poguera ser a costa
d’altres, o només poguera ser en l’enfrontament. Quan dic que no és ahi on jo
vull estar em responen que no es pot evitar el conflicte, que això és la política. I
5
jo continue sabent que no vull estar allà, ara amb la lectura del llibre puc dir
que no és política quan es tracta de la guerra. Com m’ensenya Milagros: el
conflicte relacional és aquell que té en conter allò altre, l’alteritat.
(...) pero conflicto relacional, es decir el conflicto que tiene en cuenta lo
otro, frente a la guerra que lo destruye. Por eso, la práctica de la relación
sustenta la civilización. Esta manera de entender la política abre a otro
orden de relaciones, también de relaciones educativas: un orden de
relaciones no orientado por la fuerza sino –y voy a usar la expresión de
una mística y política de la lengua castellana del siglo XV, Teresa de
Cartagena- orientado por la gracia. (pàgina 35)
El que em reclamen és que participe en la guerra que no és conflicte relacional
perquè el que pretén és aniquilar a l’altre,. En aquest reclam de posició, de
situació m’identifiquen, i he sentit de vegades que em presenten com algú “que
fa coses de gènere” “que està en lo postmoderno” “tu estàs situada en la
diferencia”.... identificacions que em totalitzen reduïnt-me. Però jo no vull
situar-me, no vull identificar-me amb un paradigma, ni apuntar-me a una
ideologia. I tot i això, sé de la necessitat de tenir un lloc, però aquest lloc ha de
ser per mi com un origen, no pot ser el punt d’arribada. No pot ser una identitat
fixa. En el llibre he trobat una clau per poder pensar què vol dir això del lloc, de
tenir un lloc des del que pensar, escriure, estar al món i a la unversitat:
“significarse libremente sin copiar”. Fer del meu habitar la universitat una
experiència de llibertat passa per això: per significar-se lliurement. I això és el
6
que vull pensar i treballar, el que vull cuidar amb altres i el que vull mantenir
també amb altres amb qui puc, perquè hi ha altres amb qui no puc.
I la darrera cosa que vaig dir per presentar-me és que era investigadora de la
relació educativa. Em dedique a investigar la relació educativa. És açò el que
m’ocupa, el que m’apassiona, el que intente treballar amb les estudiants i els
estudiants amb qui compartisc els espais de formació, el que prove de treballar
a la meua tesi doctoral, al grup de recerca en el que estic participant i a l’espai
que hem obert amb Dolo a la nostra universitat. I ser investigadora de la relació
educativa implica saber, assumir que la relació educativa és un misteri. I que
com es tracta d’un misteri, investigar no pot ser desxifrar, ni categoritzar, ni
descriure, ni tecnificar per a transmetre-la, ni tant sols gosaria dir, de
comprendre-la si per comprendre entenem el que Milagros ha anomenat la
hermeneútica de la planxa, una figura genial de la seua invenció:
(...) lo que se podría llamar la hermeneútica de la planha. Esta
hermeneútica –que quiere decir, sencillamente, interpretación- aplana las
arrugas, vaivenes y vicisitudes que enriquecen una existencia (pàgina
86)
Entenc però que mantenir aquest misteri no vol dir no parlar de la relació
educativa. Ben al contrari. Necessitem paraules, potser ser investigadora és un
treball sobretot de paraules, necessitem paraules que ens permeten mantenir el
misteri de la relació educativa alhora que ens permeta parlar de la relació, des
7
de la relació. I això és el que he trobat en el llibre: un parlar de la relació que té
cura del que parla. Un parlar de la relació que custòdia el secret que no el
desvetlla però que en parla. Un parlar de la relació que acompanya per les
paraules, perquè no dóna res per suposat sinó que dóna espai a allò que posa
al món. I acompanya, acompanya agafant de la mà i mostrant. El que m’ha
passat en relació al llibre és que he trobat paraules, paraules que són punts de
confluència entre l’experiència, la vida i el llenguatge. Que em són com camins
pels que puc continuar transitant, camins i no dreceres, que de vegades el que
fem és això, prendre dreceres per no fer el treball de cercar paraules que
siguen fidels. El llibre em permet poder parlar de la relació educativa sense
treure-li el que té de dolor, de negatiu, de contradicció. Parlar de la relació
educativa comptant amb la presència irrenunciable dels cossos. Parlar de la
relació educativa des del reconeixement que aquesta està en la relació que
cada mare crea i sosté amb la seua criatura, entenent que com a educadores
hem de reconeixer aquesta relació, aquest mestratge i poder continuar aquesta
obra civilitzadora. Parlar de la relació educativa des del que la sosté: la
dedicació, la vocació, el temps, la singularitat, el patiment, la llibertat. I parlar
sense resoldre,
sense definir, sinó posant paraula. Fent sentit. Obrint
significats. Com un oferiment, com un regal.
Clara Arbiol i Gonzalez.
8
El proceso de ponerle piel a la palabras…
Presentació del llibre de M. Milagros Rivera Garretas El amor es el
signo. Educar como educan las madres. Sabina Editorial
Llibreria Pròleg, Barcelona 28 de juny de 2012
Mar Arza
Hace unos meses, cuando me habló Milagros sobre su nuevo libro "El amor es el
signo" el título me pareció especialmente bello y me lo sigue pareciendo. Una de
esas frases que sugiere y acoge infinito.
En este libro me sugirió ella poner una reproducción de una de mis obras, cosa que
me pareció un honor y una responsabilidad muy grande. En ese mismo momento te
planteas la importancia del encargo. Ir en busca de, un poco a tientas, aquella
imagen que mejor pueda transmitir lo allí contenido, el sentir de aquellas palabras
reposadas en su interior.
Empieza un proceso de selección y descarte, y de diálogo continuado. Fue una
búsqueda interesante entre muchas opciones, y finalmente llegamos a una obra
fotográfica que podía encajar. Pero el reto para mí fue volver a fotografiarla
especialmente para la portada. De nuevo me dispuse a buscar las palabras
adecuadas que por el ombligo debían salir y, como en torrente, salieron y
compusieron un verso breve, conciso sobre lo que el tejido de relaciones y palabras
que el amor, y la manifestación del amor que es la lengua materna, puede plasmar
como un signo de admiración sobre el cuerpo.
La expresa obra final adquirió entonces toda su consistencia al saberse encajada en
la portada. A partir de ahí se inician nuevas significaciones, ya que esa relación de
amor de la madre queda plasmada mediante el vientre de la hija y su cordón
umbilical de texto sinuoso sobre la piel que todavía la une a ella y a la vida.
Aun sin conocer todo el contenido del libro, de forma intuitiva se va impregnando la
imagen de nuevas connotaciones a medida que la lectura del libro avanza. El vientre
se hace montaña y centro, continuación de la obra de la madre y adorno en su orla
de cuidado alrededor del cuerpo.
Me gustaría leer este fragmento del texto de Milagros que refleja con precisión lo
ocurrido en este proceso:
"Clara -según me contó más tarde- no se dio mucha cuenta de la importancia de lo
que estaba diciendo. No se dio mucha cuenta porque, como suele ocurrir con la
creación, una o uno dice sin saber muy bien lo que está diciendo; y es otra u otro
quien completa el proceso creador dejándose dar por lo que ha sido dicho, hasta
que ese pensamiento dicho por otra o por otro germina en ella y, a veces, da fruto:
fruto que es siempre nuevo, como todo lo que nace de un proceso de germinación.
O sea, que la creación suele suceder en relación, en relación dual de intercambio:
en entredós. Sin que en la creación verdadera haya, por tanto, lugar para el plagio,
sino para el intercambio fundamentalmente político, porque me transformo al
dejarme dar por la otra o por el otro."
LA HISTORIA QUE EVOCA LA RELACIÓN EN LA QUE APRENDÍ A HABLAR, pag. 119.
De esta misma forma se conjugó la relación entre las palabras de Milagros y la
1
portada, este entredós que conforma el espacio creativo en el que se suceden las
relaciones, en el que abocar las posibles metáforas que el contenido evoca y es esta
interpelación la que concede todo el significado y el sentido.
Mar Arza
2
Librería Pròleg, Barcelona 28 de junio de 2012.
Acto de presentación del libro El amor es el signo. Educar como educan las
madres de María- Milagros Rivera Garretas.
Buenas tardes y gracias por la invitación a este acto que, para mí, es un regalo
precioso, como lo ha sido el haber editado El amor es el signo. Educar como
educan las madres, porque tener este libro en nuestro catálogo, de una autora
como María-Milagros Rivera Garretas, además de ser un regalo es un tesoro
que enriquece a las editoras. Ojalá sepamos y podamos difundirlo lo más
posible porque su lectura a nadie nos dejará indiferentes.
Este libro se lee con placer, porque, como dice Maite Álvarez-Piñer: "Milagros
escribe como los ángeles", aunque, a veces yo he tenido necesidad de
pararme y volver a leerlo para hacer míos algunos pensamientos y propuestas
que me han interrogado sobre el significado de algo importante que se me
escapaba y quería atraparlo. Por eso me he dado tiempo para hacer una
segunda o tercera lectura, que curiosamente, si no fuera por mis subrayados a
lápiz y las notas que suelo poner al margen, podría asegurar que esa era la
primera lectura. Confieso que esta escritura tan exquisita y tan llena de sentido
me atrapa y, por ejemplo, para hablar en este acto he tenido dificultades para
expresar lo que quiero decir porque no me despego del texto de Milagros
escrito con palabras precisas y preciosas que yo solo sé copiarlas y citarlas.
Perdonad por mi falta de originalidad.
Es un libro que "trae el mundo al mundo", especialmente al mundo de la
educación y la enseñanza reglada que es la parte más delicada de la obra de
civilización. Por eso,-cito sus palabras- a muchas mujeres de hoy nos sigue
preocupando la educación y nos sigue preocupando el amor: los dos juntos.
Pero juntos cómo, me pregunto, pues ocurre que en las instancias educativas
raras veces se habla del amor1.
1
María-Milagros Rivera Garretas, El amor es el signo, Educar como educan las madres. Madrid, Sabina
Editorial, 2012, p., 189.
1
El origen de este libro es el amor, el amor a la relación sin fin, por el gusto de
estar en relación. La autora dice –cito sus palabras- que Es en la relación
donde todo ocurre y me ocurre, donde se presenta –cuando se presenta- la
felicidad, la belleza, la trascendencia, lo negativo, la pérdida, la impaciencia…
Porque es en la relación por sí misma donde circula y se intercambia el
espíritu. […] La práctica de la relación consiste en intercambiar espíritu y
presencia que se condensan […] en palabras que dicen sentido nuevo, que
hacen simbólico 2.
Nace también del deseo de hacer simbólico, con la palabra y la empatía: Mi
deseo de ser –escribe Milagros- tiene en su origen, lado a lado, la empatía y la
palabra. […] La empatía va aportando a lo largo de la vida, una medida
singular e irremplazable de los contornos de cada cuerpo humano y de la
corporeidad humana3.
Es también un libro de historia, una historia que trae al presente la creación
femenina de otras épocas, especialmente de ese largo período llamado la Edad
Media. Trae esas creaciones hechas en "el mundo común de las mujeres"
porque, como escribió Adrienne Rich en la década de los setenta, ese mundo
común es necesario para hacer visible el significado completo de la experiencia
de las mujeres y para hacer una reinterpretación del conocimiento en términos
de esa experiencia. –Y termina diciendo- Esta es ahora la tarea más
importante del pensamiento4.
En esta segunda década del siglo XXI María-Milagros Rivera ha ido más allá y
ha escrito en este libro (cito sus palabras):
Hoy el mundo está preparado para reanudar el vínculo vital entre la enseñanza
y la madre. Hoy es posible decir que aprender es aprender el simbólico y
seguir aprendiéndolo a lo largo de toda la vida, sin romper con la madre y sin
2
, Ibid., p.39.
Ibid., 170.
4
Adrienne Rich, SOBRE MENTIRAS, SECRETOS Y SILENCIOS, trad. Margarita Dalton. Barcelona,
Icaria, 1983, p. 240.
3
2
prescindir de la riqueza que viene del padre cuando este entra en el círculo de
carne creado por la que le ha hecho padre.5
Por ello os invito a que leáis este libro, a solas o en relación en ese mundo
común de las mujeres y a que lo regaléis a vuestras amistades que bien les
vendrá.
Para terminar, quiero traer hoy aquí un fragmento de un artículo de María
Zambrano titulado El Libro: ser viviente, publicado en "Las palabras del
regreso" Quiero traerlo porque parecería que estas palabras han sido escritas
pensando en el libro que hoy presentamos, aunque ella lo escribió en el siglo
pasado. (cito sus palabras)
El libro de por sí es un ser viviente dotado de alma, de vibración, de peso,
número, sonido. […]
El libro existe de por sí, lleva su ser propio, tiene su hueco, tiene su
ausencia, tiene su amor. Recoge la voz y la irradia, recoge la indiferencia
como si fuera, no sé, un extraño ser animado. Nos acompaña su
ausencia, nos sobrecoge su presencia, nos solicita. Y puede suceder lo
más increíble: que solamente por tener un libro cerca, tocándolo, se
comience ya a saber lo que contiene. Una manifestación singular,
diferente y distinta de todos los demás seres.
Un libro puede ser arrojado por la ventana, pateado, hecho trizas como si
fuera el conductor del mal más terrible. Y por el contrario, pero con
idéntica pasión, puede ser acariciado, elevado, sostenido en alto como
una figura.
Recuerdo […] a una mujer pobre, sola, vestida decentemente, limpia pero
sola de toda soledad, y tenía en alto, sosteniéndolo, un libro cerrado. He
visto también, en la iglesia, a las mujeres que leían un devocionario sin
5
María-Milagros Rivera Garretas, El amor es el signo, Educar como educan las madres. Madrid, Sabina
Editorial, 2012, p. 16.
3
saber leer, teniendo las páginas al revés; y, sin embargo, yo no he podido
nunca burlarme de un fracasado.
Porque queda siempre vivo el gesto de elevar el libro, de mirarlo y de
ofrecerlo como si fuera una sagrada forma, una forma sagrada que tiene
que estar por encima de todo, que tiene que manifestarse como si fuera
verdaderamente una forma de comunión.6
6
María Zambrano, Las palabras del regreso, ed. Mercedes Gómez Blesa. Madrid, Cátedra, 2009, p.179
y-181.
4

Documentos relacionados