PRESENTACIÓN PROFESOR JORGE MARTÍNEZ ULLOA Voy a
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PRESENTACIÓN PROFESOR JORGE MARTÍNEZ ULLOA Voy a
1 PRESENTACIÓN PROFESOR JORGE MARTÍNEZ ULLOA Voy a tratar de recoger un poco los planteamientos de nuestros colegas, y de alguna manera, diría yo, cuestionar y de establecer algún tipo de hipótesis alternativa o de replanteamiento o de resituacionar la conversación. Por un lado tenemos la exposición del Señor Corvalán, de nuestra amiga Marcela, que nos plantea una ciudad, curiosamente sin habitantes, una ciudad pensada y concebida desde su ser, un lugar, no lugar, un “no lugar” para seguir la exposición de Marcela, lo que en una ciudad moderna era una excepción -los no lugares son una excepción en la ciudad moderna- en la ciudad neoliberal, en la ciudad post-industrial se constituye la esencia de la ciudad. Y allí evidentemente la estrategia de la estetización, creo yo que va de par en par, va acompañada también de una estrategia de emarginización, de marginalización de las fuerzas vivas, porque el capitalismo en su etapa de capitalismo financiero, evidentemente no está grandemente interesado en la presencia de fuerzas vivas que escapen al diseño general de la reproducción ampliada del capital financiero, creo que esa es la gran brutalidad a la que allí estamos sometidos. En un texto muy interesante Antonio Negri tiene 2 textos creo que bastante interesantes desde el punto de vista de la lectura de los procesos del capitalismo financiero- uno es “Imperio” y el otro “Multitudes”, un díptico prácticamente porque “Imperio” es el análisis de las modalidades de reproducción del poder y sus mecanismos simbólicos y de reproducción, y “Multitudes” precisamente es la estrategia de sobrevivencia de aquellos que no están interesados que eso pase. Esos dos textos de Negri, efectivamente aparece un poco esta contradicción, esta dialéctica de una ciudad que en el diseño de sus dominadores -las bancas, el capital financiero- debe ser rápidamente desocupada. Y creo que allí hay una lógica que del punto de vista del arte, se expresa en este arte, cuyo lugar mejor cuyo lugar más... es, allí donde no hay gente, en los recodos de la autopista. Como si el modelo ideal del capital financiero, que no es personalizado, que no tiene una persona, no tiene un proyecto, no hay un proyecto napoleónico detrás, no hay un proyecto de Hausman, no hay el diseño del boulevard abierto parisino para contrastar las tentativas revolucionarias de los obreros de una comuna, no es ese el proyecto, es simplemente el proyecto de una ciudad sin personas, y esa ciudad sin personas corre paralelo a un mundo sin personas, finalmente un mundo en el que lo que sucede es un capital financiero que se reproduce a sí mismo hasta el paroxismo, sólo, sólo por el encanto de su desarrollo tecnológico y lo que llaman justamente, la gran utopía de la derecha, la “innovación” y el “desarrollo”, y la innovación y el desarrollo dentro de un marco ideológico de los sistemas de calidad total, si la izquierda tiene la utopía de la sociedad de la igualdad, o de la sociedad de iguales, la derecha tiene la utopía de las sociedades de calidad total. Y en ese contexto obviamente un arte estetizado, un arte reducido a un monumento vacío, 1 Presentación transcrita a partir del registro audiovisual. no habitable y no habitado, es lo que nos propone la lógica del mecenazgo industrial y postindustrial, el mecenazgo bancario, que va a llenar de artículos de amoblamiento urbano, los lugares donde no puede pasar la gente, y sólo pasan máquinas, vehículos y lugares de transporte. Es decir una ciudad que aparece en esta lógica financiera del capitalismo en su grado superior, un capitalismo que incluso llega a negar la moneda como posibilidad y se solaza de capitales electrónicos, etc, etc. En ese lugar no es raro que la fuerza subversiva, la fuerza de la aversión, la fuerza de la resistencia, una resistencia que es visceral en algún momento, comienza a destruir sistemáticamente los semáforos, las señales de tránsito, donde el tránsito de la ciudad es necesariamente un tránsito plusvalizado, un tránsito en que las personas son simplemente mecanismos de..., las personas son usadas simplemente en estos canales de transmisión entre la producción de plusvalías y la producción de sueño, y ahí entonces en ese tránsito plusvalizado obviamente quienes se oponen a esta realidad enmascarados como en/es práctica normal en una ciudad que hace realidad el panóptico de Bentham, una ciudad en que se disemina de cámaras, de dispositivos de control policial, de control de tránsito. Entonces en esa ciudad evidentemente el arte no puede ser más que estético, es decir, el arte no puede “ser” finalmente, si arte entendemos de alguna forma muy genérica como una práctica entre personas. Claramente con una ciudad en que las personas son un obstáculo, una incomodidad, no puede obviamente tener arte, por lo tanto esta estetización es algo que escapa a lo que normalmente se ha conocido como arte, claramente. El caso de Valparaíso es bien sintomático y Samuel hace una experiencia como testigo privilegiado del fenómeno de grupos de resistencia, porque correspondería a lo que Tony Negri llama a estas multitudes que generan resistencia focalizada, abierta y atomizada. A mi me tocó como artista participar en “Espacio G”, participar en “Tsunami” y vivir un proceso que en Valparaíso es sumamente crítico y doloroso, la destrucción de Valparaíso como ciudad, porque Valparaíso desde los años 80' ha sufrido un proceso de desmontaje de como ciudad, las actividades productivas del capitalismo tradicional, de capitalismo moderno, el puerto, la torrefacción café, ambrosoli, las empresas normales capitalistas modernas, explotadoras, con clase obrera, con sindicato etcétera, fueron rápidamente desmontadas, extraídas, desposeídas y esos edificios, esas arquitecturas, esas arqueologías industriales quedaron ahí como mudos esqueletos de un capitalismo que ya no era, no habíamos terminado de entenderlo cuando ya ese capitalismo había fenecido, había desaparecido. Y comenzaron a llenarse el centro de Valparaíso de estos relitos, de estos dinosaurios capitalistas, dinosaurios económicos, en una ciudad que comenzó a vivir una larga agonía y esto pasa a fines de los 70's. Una larga agonía que es vivida por los habitantes de Valparaíso primero como cesantía, cesantía directa más o menos encubierta y evidentemente el subplus de las producciones de cobre y la exportación de materias primas del Chile que ya no es una sociedad, que ya no es un país, sino simplemente un campamento minero, o poco más, ese subplus económico comienza a vertirse en una educación, una educación superior que también rápidamente es integrada a la esfera del capital financiero y es vista como una frontera de expueleación y explotación. Y entonces Valparaíso deja de ser la cuidad del puerto, deja de ser la cuidad de la (del?) paisaje clave (?), deja de ser la cuidad del Babilonia, de las cachas(canchas?) grandes, deja de ser la cuidad del ritmo industrial moderno, para transformarse en un cementerio de estos parques industriales y comienza a establecerse el Valparaíso del carrete santiaguino, es decir, el Valparaíso que sirve para pasar un fin de semana y las casas hermosas de los cerros de Valparaíso son expropiadas de sus habitantes pobres y son comenzadas a comprar por profesionales, libres profesionales, profesores universitarios, personajes ligados a la reproducción de Santiago, y se compran las casas de veraneo y comienza la estetización del Valparaíso de los cerros. El mismo proceso que de alguna manera Corvalán ve en la ornamonumentalidad de una cuidad vacía, sin gente, comienza a producirse en la dinámica económica de una ciudad que es expropiada de su capacidad económica y se convierte en una cuidad abusada, explotada, violada, por el turismo salvaje. Y en ese espacio, en esos lugares justamente comienza a abrirse una nueva frontera de explotación capitalista que es el estudiante universitario, y el estudiante universitario comienza entonces a producir un espacio, comienza a transformarse en un mecena de alguna manera, indirecto, pulverizado, si ustedes quieren atomizado, pero un mecena que genera audiencia, que genera público, genera para lugares como de, (??), (espacios que, y otros HD ???) etcétera, etcétera. Y efectivamente se viven dos lugares, de los estudiantes que obviamente comienzan a habitar, los turistas, la cerroalegrización de Valparaíso o sea Valparaíso que gana el título de patrimonio de la humanidad, justamente cuando todo lo que es humano en Valparaíso comienza a ser eliminado, y no me van a decir que el “Pasta y Vino” del Cerro Alegre es algo que tenga que ver con Valparaíso, es una operación de transformar, exportar Vitacura, a donde ya no está Vitacura, osea un Vitacura con vista al mar. Y en ese espacio, claro los jóvenes, los muchachos, la alegre rebeldía porteña digamos, de alguna manera generan los “Espacios G” en los distintos espacios, en los cadáveres de esta arquitectura industrial, en los galpones vacíos, va generando un espacio de humanidad, de resistencia dolorosa, porque todo se construye con dolor. “Tsunami” no es solamente un festival en que actúan las redes, también actúa la desesperación de jóvenes profesionales que ven negados, cerrados todo los pasos de relación con el resto de la sociedad, y tienen que constituirse un espacio propio. Allí donde las Universidadess -como ente de la educación superior- generan en espacios de extensión simplemente espacios de reproducción de los poderes de sus grupos académicos, y no es sorprendente que la sala “El Farol” -por ejemplo no habló de la sala “El Farol”, Centro de Extensión de la Universidad de Valparaíso- pero no es tan diferente de la situación del espacio que maneja Alberto Madinos (?), osea son los espacios de acción académica, etc., de los grupos de poder, los grupos de poder de las Universidades, o sea, sus académicos fundamentalmente o grupos de sus académicos, no todos. Yo creo que allí hay una mecánica perversa en que nos está demostrando que evidentemente el neoliberalismo, si bien está cayendo –como dice nuestro amigo Alberto Mayol- pero se demora bastante en caer y en su caída está arrastrando todos los procesos que históricamente la modernidad había ido levantando, los procesos de una sociedad en la cual la expropiación, la alienación, la enajenación pudieran ser disminuidos por el estado en abundancia, por Welfare State, por un estado que de alguna manera suavizaba -el estado reformista- que de alguna manera suavizaba los conflictos de clase. Yo creo que allí aparece con una violencia evidente y la verdad es que aparece la posibilidad del arte como ruptura, aparece la imposibilidad del lenguaje finalmente.