Libro 3. Tomo 2
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Libro 3. Tomo 2
TOMO II La Villa La Villa de Leyva A la Villa de Leyva Ha pasado el tiempo duro y vacilante sólo quedó la huella estampada en los zaguanes has tenido para siempre el recuerdo de los triunfantes con arrogancia, eco y paso de titanes. Tu planicie al pie de un cerro oscuro donde en termales calentaron el alma los guerreros allí tus jardines forman nudos cual paraíso de ratos placenteros. Tienes una flora de testimonio yerto que ha sido encanto desde antes del olivo como fuera el roble, el encenillo, también el camiseto que al derribarlos se comenzó el martirio. Es notorio la majestad de tus arcadas como estampa del silencio humano donde rendimos reverencia de templos consagrados, donde se recrea la villa en el azul verano. Antes que sauces o de olivos aquí habitaba gente las que con orgullo y con honor se citan en amplia historia jamás indiferente como fueron sus caciques Cupaquén y Saquencipá. 2 Los que con dolor vieron parcelar sus tierras afligidos y despojados de su propio ancestro usurpado por su adversario que se aferra a poblar y a encerrar con cardos para formar el huerto. Dividieron el área de los indios en parcelas sembraron injusticia y la rudeza que se alarga como aborígenes la razón se les cancela y se les convierte en bestias de la pesada carga. Veinticinco años antes Monquirá con su pendón en alto se siente afligida por su fundación primero se buscó el puesto de su paisaje grato de Villa de Leyva la orden con facultades de Venero. Nuestros indios lloran por el amargo dolor esclavizante invadidos por gentes de otros mundos y desnudos soportan el látigo humillante donde les late el corazón con dolor profundo. Todo no ha sido en esta villa de color de rosa ni tampoco ha sido de mieles que el olivo amargo sólo el que sufre analiza en cada cosa donde se observa la tristeza que su pasado guarda. Es aquí donde la historia recuerda todavía placeres, duques, marqueses, poetas y escritores donde nunca ha faltado ventaja, error y tiranía tierra que siempre ha vivido entre oprimidos y opresores. Villa, hoy quiero que recibas el recuerdo de tu hijo amado pero siento con el recuerdo de tu leal firmeza hoy más que nunca me siento de ti enamorado por eso Villa de Leyva, te llevaré siempre entre mis brazos.1 José Melquisedec Cortés Cortés 1 Poema publicado en la obra: José Melquisedec Cortés C. Remembranzas de mi tierra. Villa de Leyva, 1999. 3 La Villa a principios y mediados del siglo XX 1928 “La primera impresión que hiere el alma, al divisar la Villa de Leiva, es melancólica, llorosa. Aquellas colinas desnudas, aquel terreno amarillento, aquella vegetación raquítica, estrujan el corazón…De los tesoros naturales y bien conquistadas glorias de la Villa de Antonio Venero de Leiva, hoy no queda sino el recuerdo. El trajín y bullicio que ensordecían, hace dos siglos, sus habitantes, que tantos eran han sido reemplazados por la inmovilidad y silencio de los mausoleos (…) la efervescencia democrática niveló con los suelos la casi totalidad de sus muros y profanó en usos indignos, las estancias de algún modo consagradas por sus misteriosas reuniones, llegando el humo y hollín que tiznan sus paredes(…)Por las calles, que en parte conservan la firmeza del secular empedrado, discurren las sombras, las sombras tan solo de los conventuales de San Francisco, San Agustín y San Juan de Dios (…)De aquella vida de siglos que fueron, queda un vestigio y síntesis: el Monasterio de las Descalzas de Nuestra Señor del Carmen”. 2 1952 “Más allá tras el follaje de los sauces solápanse las ruinas del caserío denunciando la grandeza pretérita. Plantas rastreras se propagan por los vencidos muros y crecen en contorno hostiles bosquecillos de cactus. En medio de esta gris confusión de casas caídas y de verdura, suplicante alzan su blanca geometría las torres de los templos recién enjalbegadas de los templos (…) No se ha apagado aún en Leiva el eco de los últimos cantos de la Colonia y todavía persiste en su fisonomía provinciana ese color católico (…) Hay un penetrante olor a incienso, a hierbabuena y a tomillo que sube de los patios soleados de los conventos (…) En la monótona aridez de sus ruinas, casi ya convertida en polvo 2 Pablo Desantiago. C.M.F: Membranzas de la Villa. Tip. Voto Nacional, Bogotá, 1929 4 de siglos, la ciudad mantiene ese sello castizo de sus orígenes, ese vaho de antigüedad remota que aprestigia sus muros y recubre de paño misterioso los ornamentos deshechos o las imágenes mutiladas de sus capillas (…) La ciudad se levanta adherida así angustiosamente a una tierra que le comunica la insobornable rigidez de sus líneas (…) La vida se ha detenido en su curso como sorprendida, de pronto, por cataclismo secular que envolvió en cenizas sus muros (…) Antes, mediada la Colonia, todo era bullicio y movimiento en el ámbito de este valle paradisíaco. Llegó a ser el cruce de caminos más importantes de caravanas que iban y tornaban de la planicie santafereña a la Capitanía de Venezuela, su población se acreció tanto que excedió, según los cronistas, a las de centros destinados, por su desarrollo y carácter, a tener más copiosa cifra. Su producción agrícola alcanzó niveles superiores a los calculados por la Real Audiencia… (…) Todo aquel aparato de grandeza fue entrando en decadencia conforme iba muriendo la época dorada de la Colonia (…) El comercio decrecido, los campos se agotaron y la miseria provoco entonces la lenta emigración de las gentes (…) Todavía sus mansiones conservan intactas las líneas arquitectónicas (…) Con cuanta emoción hemos recorrido muchas veces estos sitios ahora trocados en establos. (…) la casa (del Congreso) se ha derrumbado. Entres sus escombros ha crecido la hierba donde pacen animales domésticos. Sobre sus muros rebajados prospera el cactus. El tramo que aún se mantiene enhiesto deja ver ya las grietas precursoras de su ruina definitiva. Las estancias utilizables que dan sobre la calle se han habilitado para humildísimo comercio… Hemos recorrido a Leiva en varias direcciones midiendo casi puntualmente calles. La principal de ellas (…) por julio el tráfago es intenso. Caravanas peregrinos acuden de los lugares más remotos en jubilosa romería hasta santuario del Carmen (…) De Leiva, de su grandeza, de su pasado histórico queda ya sino el trajín de los conventos.” 3 sus de el no “…esta ciudad que en un tiempo fue grande, está hoy en decadencia. Hay algo que al mirarla nos comprime el corazón, y es el ver que en donde en un tiempo lucieron cómodas viviendas, hoy tan sólo se ven paredes derruidas por donde trepan pencas silvestres. Y son muchas las manzanas que en sus alrededores podemos contemplar así. Las riquezas naturales de Leiva continúan inexplotadas. Pero sus gentes son sencillas y buenas, que miran con orgullo las reliquias históricas que encierra la villa.(…) Y merece, o mejor exige, la atención del gobierno nacional, para que impida su agonía”. 4 “De la antigua Villa de Leiva no queda nada. El observador puede contar manzanas y manzanas totalmente destruidas. Parece como si la población hubiera visto caer una bomba atómica … la vieja casona donde murió Nariño ha resistido el 3 Rafael Azula Barrera: Emoción de la Villa. En: Huellas históricas. Villa de Leiva. Nº 1, diciembre de 1952. Vol. 1 Bogotá. 4 Lyra del Río: Emoción de la Villa. En: Huellas históricas. Villa de Leiva. Nº 1, diciembre de 1952. Vol. 1 Bogotá. 5 paso de los años, pero ya no puede más…La pieza que habitó Nariño está destinada para secar maíz y café. De lo alto de una viga cuelga un trapo desteñido que se nos aseguró ser el emblema de la Patria… En una calle angosta hay una casa que ostenta en piedra labrada las armas de la Corona de Castilla. Fue la residencia de la corte virreinal. El viejo caserón, albergue en tiempos idos de personajes nobles se halla también completamente en ruinas. Hasta hace poco, los amplios salones estaban destinados para almacenar licores ordinarios…. El salón principal, con sus amplios ventanales sobre la calle, posiblemente lugar de fiestas palaciegas, lo ocupa en la actualidad el Concejo de la ex Villa. El edificio en donde se reunió el histórico Congreso, gracias al empeño de varios vecinos de Villa de Leiva, está restaurándose afortunadamente. Hace varios meses fueron iniciados los trabajos que a poco quedaron suspendidos. Fue el Ministro de Educación doctor Fabio Lozano y Lozano el iniciador de esta obra…retirado él del Ministerio se paralizó el empeño y no sería extraño que el abandono de los trabajos consume la ruina del edificio … Le hablan al visitante los vecinos de Villa de Leiva de los “veneros de galena,” que según algunos análisis, dan el dos por ciento de plata, y que se tiene por cierto que los vasos sagrados de la iglesia parroquial y de la del Carmen fueron fabricados con plata nativa de las minas…Lo cierto es que en la actualidad, nadie sabe a ciencia cierta en dónde están las ricas minas… el acueducto es desconocido no obstante existir agua potable en la parte alta de la antigua ciudad; y por añadidura la falta de luz eléctrica hace que desde las primeras horas de la noche reinen las tinieblas…el llamado hospital, vieja casona desvencijada que recientemente fue abandonada por los enfermos amenazados de muerte segura por la lenta caída de paredes y vigas carcomidas (…) los señores del Concejo y los vecinos importantes de la población, son denodados paladines de la política y defienden sus partidos aun a costa de la población que agoniza de abandono y de tristeza (…) La Villa de Leiva ha desaparecido, pero aún es tiempo de salvar algunos monumentos históricos y de iniciar serias obras de reparación”. 5 1960 “Hoy es un pueblo melancólico que languidece en añoranzas y pesares a la sombra del triste saucedal que, en actitud de defensa, guarda compasivo ruinas de iglesias, conventos y mansiones. Uno que otro edificio… deja adivinar en sus apariencias la fortuna de otros tiempos. Un fuego invisible calcina implacable el terreno, va borrando hasta la última huella de vida, y desde el sur avanza atropellando el cerco de dividivis, cardos y pencos y otros arbustos agresivamente espinosos que en bravía maleza se adentran por calles y plazas, se cuelgan desesperados por los agrietados muros, invaden las habitaciones y cubren irreverentes los seculares empedrados, mientras el ululante viento de la inmensidad con furia misteriosa golpea sin cesar.” 6 5 6 Luis Martínez Delgado: La ExVilla de Leiva. En: Repertorio Boyacense, vol. 38 nº. 150-160 Fr. Alberto Ariza: Los Dominicos en la Villa de Leiva, 1963 6 1968 “El aspecto que presenta hoy en día el núcleo urbano corresponde más a una índole arquitectónica que se podría llamar“republicana” que “colonial”. En efecto, en la actual Villa de Leyva predomina la construcción popular adelantada durante el siglo pasado y en las primeras décadas del presente. Subsisten pocos ejemplos de construcciones coloniales que no hayan sufrido alteraciones o superposiciones que hayan cambiado fundamentalmente su aspecto. El encanto y la gracia del conjunto urbano y de la Villa reside entonces en el sentido de continuidad estética y técnica con la cual los anónimos constructores de los últimos ciento cincuenta años de la villa procedieron en su tarea. Así, la ciudad constituye más bien un destacado y noble ejemplo de un hecho histórico arquitectónico que conviene revalorar: que la arquitectura y el urbanismo colonial sí tuvieron felices prolongaciones formales y cronológicas en épocas posteriores a las virreinales”. 7 “Villa de Leyva, es allí donde el paisaje boyacense…cambia con la insólita solidificación del viento. Ámbito imposible: no absorbe ni destella frescura alguna, y únicamente los olivos ennoblecen la compostura áspera del campo….es la tierra del labriego duro y dramático por fuera, aunque en los abismos de su alma se encuentra lleno de ternura y simplicidad (…) El hecho es que ese paisaje férreo, diríase tajado con gubia, sirve marco imponente a Villa de Leyva, cuyo blanco de sus paredones y tapias y el ocre de sus tejados sin sobrecejo de pesadumbre alguien tuvo que poner a espátula. La “aldea”fue así por muchos años. Pobre, quieta, ensimismada (…)Más vino el turismo, la fama y, en fin, todo eso se acabó por convertirla en tarjeta postal. Se olvidó la tradición de la pobreza; se levantaron palacetes, incluso en su plaza bellamente campesina. Y aquí, precisamente aquí, se erigió un museo lleno de repulgos, paños de seda escarlata, cintillos de oro y suntuosa negrura de velludo. ¿Para qué edificar allí, adulterando la noble y sencilla imagen arquitectónica de esta plaza aldeana, un castillo -sobre el dintel armas en berroqueña-…?(…)Ha caído, pues, sobre esta aldea, “construida de cal y silencio,” una falsa tradición(…) que el período histórico dentro del cual se construyeron o se fueron modificando las casas de Villa de Leyva fue, por lo que hace a los recursos económicos, pobre. Que no podemos ni debemos vanagloriarnos de una tradición de palacios y extraordinarias mansiones …” 8 “…es en alguna parte ya llegando a Villa de Leyva, que me siento pasar por unas línea invisible y que de súbito, irresistiblemente, estoy entrando a otra dimensión de mi existencia. Aquello me hace pensar en antiquísimas leyendas populares que cuentan de aquellos parajes encantados, de aquellos linderos, aquellas puertas invisibles por donde un caminante que anda en busca de algo, traspasa y entra en una nueva y pasmosa dimensión. Hay una imagen chamanística en la cual un 7 Villa de Leyva. Plan de Ordenamiento Urbano. C.P.U. Universidad de los Andes. Director Luis Raúl Rodríguez Lamus. Aspectos Históricos-Estéticos: arq. Germán Téllez C. Bogotá, 1968 8 Ernesto Cortés Ahumada: El Barrio de la Candelaria. Banco Central Hipotecario. Bogotá, 1982 7 inmenso hexágono, formado por las estrellas más brillantes, centradas en la constelación de Orión, se proyecta sobre la tierra y traza sobre ella los límites de un extraño país. Es como un inmenso cristal de roca, una torre prismática de paredes traslucientes, y dentro de este espacio se operan transformaciones, se cambian esencias, como en un crisol o en una retorta de alquimista. Quien sepa penetrar en este cristal y entre al hexágono, se transforma, cambia y comienza a ver las cosas en otra luz, con distintos ojos (…) El que mire de adentro hacia afuera ve un horizonte más despejado. Tal vez es la luz, esa luminosidad tan especial del valle de Villa de Leyva, que contiene la llave del encanto.. (…) Aquí el tiempo y el espacio se unen. Se confunde la dimensión geológica, con la prehistórica y con la astronómica. Y el ser humano se queda pasmado entre el fósil y la vía Láctea. En ninguna parte he visto brillar más a Venus. No es de extrañar que el Valle de Villa de Leyva haya significado tanto para los aborígenes de antaño, para las órdenes religiosas contemplativas”. 9 “La primera vez que llegué a la Villa de Leyva, no estaba preparado para el impacto que mi espíritu iba a recibir al desembocar en la enorme plaza por uno de sus costados (…) Mi ánimo quedó como en trance suspendido, degustando dos grandes impresiones: la grandeza y el silencio. (…) El silencio brotaba de las piedras y estaba prendido en los muros y en los techos; silencio de escucha más que de vacío, silencio de acogida como el de una bienvenida que cabalga en el viento. Y la grandeza era, la grandeza de lo bello manando de los elementos modestos: piedra, madera, cal y barro; nobles pero auténticos, y porque ausentes allí la pretensión o la desmesura que son las máscaras del engaño. En suma la grandeza de lo humilde y de lo pequeño, que se convierte en grande porque cada cosa está en su puesto adecuado (…) Si se habla de un microclima físico en este lugar, y si el barón de Humboldt creyó encontrar aquí el más agradable clima de todo el Nuevo Mundo, podría hablarse también de un clima espiritual o un clima de interioridad envolvente: y tal fue lo que experimenté desde el primer momento de mi encuentro con esta Villa y sus alrededores: montañas, desierto, vegas y olivares, sincronizados en armónico conjunto y habitados por hombres amables(...) por sus cualidades creo que se podría calificar este lugar como localidad monástica y como zona mística (…)que hace de éste, uno de esos lugares totalmente otro y diferente, que es susceptible de hacerse de él no simplemente uno más, sino precisamente El Lugar. Uno de esos lugares por antonomasia, y como dijo Juan de Castellanos: tierra de bendición, clara y serena”. 10 “Se entiende que seres privilegiados vayan allí en busca de ese algo indefinido ofrecido por Villa de Leyva para el reposo del cuerpo, el sosiego de la inteligencia, el remanso del espíritu y la elación anímica, factores para ese estado 9 Gerardo Reichel-Dolmatoff, prólogo para la obra “Villa de Leyva” de Gonzalo Canal Ramírez, Canal Ramírez Antares. Bogotá, 1981 10 Eduardo Monzon-Aguirre., OSB (Monje Benedictino, prólogo para la obra “Villa de Leyva” de Gonzalo Canal Ramírez, Canal Ramírez Antares. Bogotá, 1981 8 de alma sacramental en que la Villa lo va sumergiendo a uno cuando se adentra en su intemporalidad y en su inespacialidad, cuando uno descubre ese efluvio que le va penetrando por los poros, hasta el corazón y el cerebro, hasta sentirse en otra época y en otra parte. (…) ¿Y por qué la Villa atrae especialmente a los jóvenes y a los maduros? Villa de Leyva tiene, como ciertas mujeres y ciertas urbes, su propia y peculiar seducción (…) Villa de Leyva es apenas el centro del fenómeno feérico. La periferia en círculos concéntricos hacia ella o de ella, es parte integrante del todo cabalístico.(…) Como en la Villa de Leyva los elementos de la crítica y del análisis no están bien establecidos usted es libre de fabricar su propia interpretación(…) En la Villa no hay tiempo ni espacio descifrables. El escenario no se parece a ninguno y el tiempo se detuvo varios millones de años antes, aunque la colonia española intentara removerlo. Si fuéramos a usar formas adverbiales, no cabrían sino dos: siempre, ahora…” 11 Su Arquitectura “A partir de su fundación a finales del siglo XVI, la Villa de Leyva ofrece un desarrollo histórico calificable como ´normal´ en el contexto de lo ocurrido en la región boyacense (…)Si bien existe prueba documental sobre repartos de tierras subsiguiente a la fundación, no hay evidencia de ninguna clase que pruebe que luego de esa repartición se cumpliera en más de un 25% a 30% el mandato de construir sobre los predios recibidos por parte de los pobladores españoles. En la actualidad no es posible determinar con certeza absoluta cuánta construcción de los siglos XVII o XVIII sobrevivió a la inercia socio-económica característica del período colonial; a los movimientos sísmicos, o a la cuota de desidia y abandono presente en todo conjunto urbano de la época. Los títulos conferidos por las autoridades coloniales a la Villa de Leyva, tienen un carácter más simbólico y burocrático que otra cosa y no se pueden tomar como indicios de grandeza arquitectónica o crecimiento físico. La documentación colonial sobre la provincia de Tunja tiende a señalar para la Villa de Leyva un proceso muy lento (por no decir estacionario) de crecimiento demográfico y económico, amén de cierta pobreza en materia de renta y rendimientos de capital. Quedaría fuera de cuestión toda riqueza extraordinaria para el modesto poblado del siglo XVIII, dormido entre escasas sementeras y olivares clandestinos. Para el final del siglo XVIII, ni la mitad del total de manzanas originalmente repartidas entre los pobladores españoles había sido ocupada o construida. De igual manera los sucesivos censos coloniales no llegan a señalar, aún con proverbial optimismo numérico que los caracteriza, más de 3.000 almas para toda la población, y apenas algo más de 4.000 incluyendo las veredas y corregimientos. Los hitos urbanos de la Villa serán obra exclusiva del clero regular y las órdenes monásticas, al construir unos pocos templos y conventos. El contexto urbano quedará establecido por un número restringido de humildes edificaciones domésticas sin que entre ellas llegase a existir ninguna calificable de sobresaliente(…)La existencia de la villa ha sido permanentemente plácida y lenta, y el tono general de su carácter urbano refleja justamente esta condición (…) La conservación del contexto urbano de la ciudad se 11 Gonzalo Canal Ramírez: “Villa de Leyva”. Canal Ramírez Antares. Bogotá, 1981 9 debe precisamente a la quietud socio-económica que le cayó en suerte durante la época formativa de la república. (…) La muy rigurosa relación entre causa y efecto en la historia urbana de la Villa de Leyva está expresada en los fenómenos. Gran parte de la dificultad para identificar como colonial a más de una edificación estriba en que esa arquitectura vernácula no presenta ningún fenómeno evolutivo ni en lo formal ni en lo tecnológico, por lo que una casa leyvana de finales del siglo XVII puede perfectamente pertenecer también a la segunda mitad del siglo XIX (…)El conjunto urbano de Villa de Leyva presenta las características usuales y comunes a toda la producción arquitectónica de la época colonial en la Nueva Granada: Una absoluta unidad estilística, producto de un convenio social respecto de los recursos formales y técnicos aplicados a la arquitectura y de las limitaciones impuestas por el sistema económico predominante en la época… Presenta la indudable virtud de su pureza formal…El siglo XIX y comienzos del XX tendrán en Villa de Leyva una acción arquitectónica epidérmica primero, cambiando buena parte de los recursos de carpintería y decoración de época colonial, y luego erigiendo unas pocas casas más, que difieren marginalmente de sus congéneres de época colonial (…) Se comprende así el terrible efecto cuantitativo y volumétrico que algunas edificaciones contemporáneas de gran tamaño han tenido en el tenue y frágil contexto de la Villa y la grave amenaza que la arquitectura contemporánea tal como se entiende y se practica en Colombia constituye para la ciudad. Por suerte éste peligro solo se ha plasmado hasta ahora (1982) en ejemplos tales como la nueva Escuela Normal…el hotel “Duruelo” y tres o cuatro casas nuevas de gran tamaño…Bastarán dos o tres edificaciones más de gran tamaño para pervertir completamente la índole ambiental de la ciudad”. 12 Cuentan los habitantes “La Villa de Leyva es misteriosa…su misterio está en esos cerros de Iguaque, está también en la plaza y su campana que era la que más cantaba, se oía hasta Iguaque. La Villa de Leyva, enantes, en 1914, eran unas pocas manzanas, era todo reducido a la plaza grande empastada y, allí, había unos árboles grandes: herrerunes, conservos, olivos, mucho árbol, mucha chichería, un buen mercado y un cabildo antiguo español de dos pisos, que después derribaron para pasar una cosa de justicia ahí; por ser liberal la Villa estaba deteriorada, olvidada, poco viviente, pero con el doctor Olaya empezó a progresar; todo cambió ya cuando hubo carretera y echó a llegar otra gente”. 13 “En 1916, el pueblo era muy bonito y había muy poca gente porque, decían que después de la guerra, la gente quedó muy pobre y aquí no tenían en qué trabajar los muchachos; así se fueron saliendo las familias a buscar la vida en otra parte y quedaban las casas con los solares puro desocupadas. Siquiera volvieron a levantar el pueblito 12 Germán Téllez y Ernesto Moure: Villa de Leyva-Sáchica. Zona Histórica. Estudio Analítico y Reglamentario. Corporación Nacional de Turismo. Bogotá, 1982 13 Maximino Alfonso Bautista q.e.pd. 10 porque eran las paredes todas caídas, los habitantes no aparecían; unos se murieron y otros se fueron”. 14 “El pueblo estaba muy decaído, mucha gente emigró a Bogotá a educar los hijos y las familias se fueron casi todas a Bogotá y Tunja; entonces, empezaron a abandonar las casas y estas, a caerse; el pueblo empezó a cambiar cuando empezó a reconstruirse”. 15 “Hubo una época que Villa de Leyva casi se iba a terminar, eran caserones de adobe y unos tapiales; por allá por el año cuarenta y cinco, las calles eran llenas de pasto, polvo, pantano, malos pasos, no había sardineles, se echaron a caer las casas, otras estaban para caerse y no había quién las parara. Rojas Pinilla le dio vida al pueblo, lo restauró, porque más antes se estaba terminando; después, hubo una remodelación y echaron a llegar los turistas y compraron sus pedazos de tierra”. 16 “Villa de Leyva era abandonada, a suelo limpio, con casitas de paja hechas en adobe por el lado de la plaza de mercado y por la escuela urbana; el resto eran barrancos y todo abandonado. Los terratenientes eran las familias Neira, Quintero, Morales, Jiménez, Ruget, Husid”. 17 “El pueblo era chiquitico, no era sino hasta donde está la casa del general Nariño y del hospital de para acá, cogía todo San Marcos y para el lado del cementerio; y en el barrio Santander, no existían sino unos barrancos y, cuando estuve estudiando, nos íbamos allá a comer maíz tostado y a jugar al bocholo y a los mararayes. Las casas eran de adobe y de cumbrera, de limatón que se llama, habían dos casas antiguas de dos pisos en el marco de la plaza, y de resto eran casas pequeñas de tapia y de bahareque; no había empedrado tampoco; y para transportar el agua a la pila, era por un acueducto de piedra, unas piedras taladradas y pegadas con calicanto, y la gente cogía el agua con caña”. 18 “La Villa fue importante, después ya vino el asunto de los gobiernos y ya se fue decayendo, quedó muy abandonada. La Villa era muy pequeña, tenía solamente las cinco iglesias que existen y la plaza; de resto, eran unos solares con paredones de tapia pisada, adobe y penco por encima; y los cerdos andaban sueltos por las calles, llegaba cualquier persona con dos o tres burritos y los amarraban en la calle, no había aprecio de la Villa de Leyva pa’ lo importante que es hoy. En 1950, vino a hacerla revivir el maestro Pérez, él fue el que ya tomó a dibujarla, a hacerla conocer; el general Rojas Pinilla, siendo oriundo de la Villa de Leyva, apenas nos dejó una reconstrucción que hubo de la casa de Juan de Castellanos y la casa de la Fábrica de Licores y, eso sí, monumento nacional”. 19 “Leyva era todo de paja, en esa época, había como tres mil habitantes en todo el municipio y en el pueblo poquitos; la gente tenía por ahí sus casitas pero se venían todos 14 Aura María Borrás de Páez Miguel Arturo Ruget S 16 Manuel Rodríguez 17 José María Cubillos 18 Julio Edgar Cortés 19 Noé Leví Cortés C 15 11 para el campo a trabajar. Y como no había zapatos, aquí se andaba con una vainita que se llamaban quimbas o lanchitas, los sombreros eran de ramo y para la ropa, aquí no tejían, en Samacá tejían lienzo y se hacía muy buena ropa”. 20 “Leyva era más o menos las mismas casas que hay ahora en la plaza; la casa-museo Acuña era de un solo piso y luego le hicieron el segundo; solo teníamos muy pocas casas, la casa donde murió Nariño, donde nació Ricaurte. Las calles eran con pasto, el mercado era en la plaza y no había nada de turismo; recuerdo que se principió a hacer la casa municipal21pero no se terminó, tenía un corredor y lo de abajo fue lo que se cambió; había un corredor en el segundo piso, era una baranda, había oficinas, tal vez el juzgado; y de ahí para abajo, paredes con tejas era lo que había”.22 “Cuando yo conocí Leyva, en 1925, esto eran solo ruinas, era todo empedrado con una piedra chiquita y de canto, pero ya se iba acabando ese empedrado y había solo parte en las calles. La casa del Primer Congreso23 estaba caída completamente ya, no tenía puertas, no tenía ventanas ni escaleras, solo eran unas cocinas viejas y mero humo; y en la parroquia, todo eso eran también unas cocinas ahumadas; y la parte de los portales, esos almacenes no tenían puertas, eran ruinas ya de cocinas ahumadas; y así, por lo regular, todas las casas. Las mejores casas que dejaron los españoles no existían ya; y de eso no existe sino la casa de la esquina de abajo, la de un solo piso que el techo es quebrado; dejaron otra en la esquina de la plaza y otra donde es la alcaldía y también San Agustín y San Francisco, eso fue lo que dejaron. Pero también está la casa de Vargas Vila, la casa de Ricaurte, la casa de Nariño, el convento de los curas dominicanos y el convento de los carmelitas, que tiene más o menos lo que tengo yo de edad; y mi padrecito, que era carpintero, vino a trabajar cuando hicieron las primeras obras ahí”. 24 “Me trajeron mis papaes un día sábado, tenía como nueve a diez años, a conocer Villa de Leyva y, en ese tiempo, no era Villa de Leyva sino Leyva. El pueblo era muy pequeñito y la plaza grande era pura tierra; y junto a la pila, había una mata de conservo pero pomposa, hermosamente grande, ahí arrimábamos al mercado cuando veníamos”.25 “Esto no alcanzó a tener cien vivientes en el tiempo que yo lo conocí, la población no tuvo solución de adelanto, el pueblo era solo el gollete de la plaza; estaba la casa de la 20 Andrés Cortés Cortés y Hermilda de Cortés Se refiere a la casa consistorial. 22 Florentino Sánchez q.e.p.d. 21 23 El 4 de Octubre de 1812, se instaló allí el Primer Congreso de las Provincias Unidas de la Nueva Granada con la participación de representantes y diputados de las provincias. El primer intento por restaurar la casa lo hizo Fabio Lozano y Lozano, siendo ministro de educación; después, en el gobierno de Laureano Gómez, el ministro de educación, Rafael Azula Barrera, inició la restauración bajo la dirección del maestro Luis Alberto Acuña. 24 25 Alcibíades Robles Adolfo Velásquez 12 parroquia, estaba la casa del Primer Congreso pero en ruinas, eso era ahumado, era toda escombrada y, según los comentarios que se hallaban en ese tiempo, la casa era mucho más acá de donde está, yo conocí eso y lo ayudé a restaurar ya en mis años de trabajo; enseguida, venía la casa donde existe la alcaldía que era en ruinas, y vi una restauración que le hizo a la casa de Juan de Castellanos,26el dueño, Miguel Antonio Borrás; y donde es la Escuela Anexa, no había población de casas, era un solar grandote. Otra casa era la de Beatriz Castellanos,27 ahí eran unos artículos de vender chicha, la casa fue restaurada varias veces, y esa casa era bonita porque tenía toda la geometría de la antigüedad, tejados quebrados, dos enmaderados; luego estaba la casa de los Morales, otra casa antigua y seguía otra, no había nada más, meros solares; la población era raquítica, una casa aquí y otra allá; y eran casas de bahareque y paja de puntero. El cementerio viejo había sido arriba y al otro lado había una casa de paja; y por el lado del Duruelo, eran otras casas de paja pero ralitas y los pilonones de lotes. Otra casa vieja era la de los Jiménez, La Providencia; y donde está la casa de las Ventanas de Hierro, había unos escombros, una pared grande que dividía un lote de agricultura de maíz y cebada. Más adelante, el profesor Felipe Salinas, de la Escuela de Ricaurte, tomó eso de las paredes hacia el sur, donde hoy está el Club de Caza, donde habían unas matas de olivo, y ahí hizo una granja para enseñarle al alumnado a trabajar en la huerta casera. En Marmolejo, donde hoy está la antena, había una plaza llamativa para el pueblo darse su sol y sus oraciones, había una cruz y un zócalo antiguo hecho a puro español, y allá se hacía la romería del primero de mayo; allá llegaba la gente los domingos para mirar las pocas ruinas que habían del pueblo y subían por la Laja que llamaban; la Virgen la 26 Actual sede de la alcaldía, construida por el cronista Juan de Castellanos en el siglo XVII. La arquería está compuesta por doce columnas traídas de Saquencipá, y según la tradición, “representan a los doce apóstoles”; la casa fue “destinada por él para su capellanía, como lo indica la inscripción grabada en una lápida de piedra con caracteres latinos, puesta en el dintel de la portada” que dice:“Que esta construcción sirva de sufragio por mucho tiempo en favor de mi alma, 1607” En los Portales funcionaron, en época de Juan de Castellanos, diversas tiendas y en su esquina. la Fonda del Escribano. La casa fue “remodelada” en el siglo XX, por su propietario Don Miguel Ramón Borrás, y funcionó el Club de Caza y Tiro Antonio Ferro. Juan de Castellanos nació en Alanís, Sevilla, en 1522, vino a América en 1540 como conquistador y, en 1554, se ordenó como sacerdote en Cartagena; llegó a Tunja en 1562 y allí murió en 1607. Escribió las “Elegías de Varones Ilustres de Indias,”obra de más de ciento cuarenta mil versos. En 1579, solicitó al Cabildo de la Villa merced de unos solares que eran propiedad de Diego de Alvis, compró en la Villa varias propiedades y una estancia con molino en Sáchica, en la quebrada de Ritoque. En su testamento, de 1604, registra en la Villa: dos fincas, tres solares juntos hacia la plaza principal, “con construcción de portales de cantería con arcos, y en ellos ocho tiendas, y a continuación, en los mismos solares, otros edificios de teja y tapias que se van haciendo,” y según el codicilo, del 24 de noviembre de 1607, “estoy edificando de presente en la Villa de Nuestra Señora de Leiva…unas casas que han de ser altas, mucha parte de ellas ya edificadas.” (Fr.Alberto Ariza: La Villa de Nuestra Señora de Leiva). En la Villa vivía su yerno, Pedro de Rivera, esposo de Jerónima Castellanos, padres del sacerdote secular Gabriel de Rivera Castellanos, dueños de varias propiedades en la Villa y de una estancia sobre la margen occidental del río Suta, quebrada de Riveras, adquirida a los herederos del encomendero de Suta, Pedro de Santana, que después heredaron el presbítero Gabriel y Alonso de Castellanos, nieto y sobrino de don Juan. 27 Se refiere a la casa del Hotel Marqués de San Jorge 13 colocaron cuando se construyó el Duruelo. Donde están los pinos, vivió gente y se sembraba maíz y huertas caseras; el viviente ahí se llamaba Sixto Montañés, que era Iguaque, y trabajaba con el municipio barriendo la plaza y cargando la basura para el basurero que era donde está la Caja Agraria, que tenía muchas fachadas iniciadas en piedra. Después un alcalde, Felipe Sánchez, recogió toda esa basura, unos montonones recogidos por años, y se la llevó para los chircales para mejorar la producción de los olivos. En mi juventud, Leyva era muy abastecida, aquí se agricultaba nada más trigo, cebada, maíz, alverja; y eran grandes casonas y poca gente”. 28 “Villa de Leyva era un pueblo al que no se le veía progreso por ningún lado, no había ninguna fuente de trabajo, únicamente la agricultura; empezó a tener progreso con la hegemonía liberal. En ese entonces, la economía eran los impuestos de almotacén que se cobraban en la plaza por la venta del trigo, la cebada y del ganado; la caja de trigo o de cebada se vendía a ocho o diez pesos, no era por arroba, y el impuesto era un peso o cincuenta centavos; otros impuestos, eran el del dividivi y el de la minas de yeso de los Botero y de la lomas de Monsalve, esos eran los principales ingresos de Villa de Leyva; antes, eran las rentas del resguardo, las rentas de la chicha, que valían unos quinientos o mil pesos y eso era un impuesto importante. El progreso de Villa de Leyva se le debe a Carmen Rosa Morales, que trajo la luz a Villa de Leyva, y a Joaquín Cuellar, que logró la pavimentación de la carretera de Villa de Leyva- Sáchica. Me acuerdo que estaba en la alcaldía y vino el doctor Lleras a Tunja, fuimos con Joaquín a verlo, y él le entregó un pergamino con todas las necesidades de Villa de Leyva; el doctor Lleras le dijo que no podía hacer todo lo que le solicitaba, pues la situación del país requería la suspensión de muchas obras, pero le prometió la pavimentación de Tunja a Villa de Leyva”. 29 “A Villa de Leyva lo conozco desde que tenía siete años y de esa edad uno se acuerda divinamente de todo, porque sino se acordara entonces no aprendía lo que le enseñaban en la escuela; tengo setenta y nueve años, yo fui nativo de Gachantivá pero estoy habitado30acá desde 1951; y como esto era una plaza de toros y allá no se veían, mis padres me traían a mercado desde cuando yo ya podía caminar, por eso yo me acuerdo cómo era Villa de Leyva. Cuando edificaron a Villa de Leyva la hicieron muy grande, eran ochenta y seis manzanas, y esta plaza grande que es la principal plaza de Colombia; pero lo que pasó fue lo siguiente, a mí me explicaron en la escuela: en 1895, hubo una guerra de los dos partidos y los señores conservadores ganaron; Villa de Leyva, todo el municipio, ha sido toda la vida liberal, aquí no habían más que seis u ocho conservadores, entonces la gente se fue y quedó abandonada; al dejar abandonado, la agüita cogió y tumbó las paredes de las casas, que eran todas en adobe y tapia pisada, y apenas quedó el centro. 28 Félix Torres Luis Madero 30 Residenciado. 29 14 Esto era muy bonito, en ese tiempo había mucha religión, habían cuatro iglesias, la de San Francisco, El Carmen, la Catedral y San Agustín; Villa de Leyva era un estilo colonial antiguo, uno pasaba por una calle y uno veía sus ventanas, sus barandas, sus puertas bien hechas; pasaba por otra, lo mismo; ahora todo es diferente porque, como los de acá no éramos pudientes pa’ edificar, han venido gentes de otras partes y han edificado a su gusto y se han tirado mucho el estilo colonial, la estética del pueblo. Lástima que lo hayan dañado, ya hasta las piedras se acabaron; donde es el Banco Agrario estaban edificando la casa municipal, era todo en piedra labrada, puertas y ventanas, y en el portón tenía la figura del diablo lo más de bien hecha en piedra, pero tumbaron toda esa vaina; era en piedra, como labraban los antiguos indios, cuando los antiguos edificaron a Villa de Leyva”.31 “Antes de venir ya tenía un conocimiento de la Villa por mi padre, él contaba que esto era muy árido y que no se daba nada; después, leí un libro de Caballero Calderón, donde decía que Leyva estaba abandonada, que era como una mula muerta a la orilla de un camino; y en la región, se decía que aquí había mucho leproso. Cuando llegué a Villa de Leyva, mi impresión fue la de un pueblo donde había gente y familias muy decentes, el campesino era respetuoso y de una honestidad absoluta; todo era abierto, la gente era amable y había educación primaria en las escuelas, aunque no había cultura avanzada; me impresionaba, también, que había mucha cultura política, no había nunca un altercado o violencia, perfectamente distinto a Chiquinquirá; la gente no peleaba por nada y, además, aquí mandaba un solo partido, solo habían diecisiete conservadores, pero no los molestaban por ser minoría; después vino la violencia y aquí le dieron muy duro. Había mucha más paz, más seguridad y tranquilidad, no había hippies, no había drogas ni borracheras... era un pueblo perfectamente tranquilo y ahora la plaza es con una música estridente, eso nunca antes se escuchaba”. 32 “Conocía Villa de Leyva porque, por aquí, había pasado en mis años de estudiante y me enamoré de este lugar…Villa de Leyva, en 1954, entonces todavía tenía muchísimos rezagos de su antigua decadencia; es decir, aquí se podían ver todavía cuadras y cuadras enteras de ruinas, ver uno un paredón y arriba un pedazo de balcón y abajo un portalón y lo demás ruinas, eso eran ruinas y ruinas; parecía que habían echado la bomba atómica, esa era Villa de Leyva; sin embargo, había este encanto de la vida pacífica y de la tranquilidad. Yo tenía gran amistad con Rafael Azula Barrera; él me dijo: ¿ te atreverías a hacer algo en la casa del Congreso, en Villa de Leyva, que está hecha una ruina?, entonces le acepté, vine y lo hice; cuando vine a restaurar, el concejo municipal me pidió un memorando de lo que, en mi concepto, se podía hacer para mejorar el pueblo y el concejo lo siguió muy al pie de la letra, eso me valió que tuviera que salir de aquí cuanto antes. Yo volví después de muchos años, y creo haber tenido gran participación en lo de la ciudad; claro que hice algunas cosas que, luego, los arquitectos, por lo menos un 31 32 Miguel Arturo Sanabria Alfonso Páez y Aleja Rodríguez de Páez 15 grupo de aquí, se me echó encima ferozmente porque yo hice esa arquería, lo que llaman el jardín de los próceres, que eso era una tapia de adobe bajita donde la gente hacía sus necesidades y volvían a su mercado, un muladar espantoso; también, restauré completamente, y por encargo de Telecom, la Real Fábrica de Licores 33 y puse esa fuente; el municipio me encargó la restauración del convento de San Francisco, la parte de adelante, e hice un mundo de cosas aquí: unas del gusto de la gente, otras contrarias, pero hice lo que creía debía hacerse; antes iba a hacer otras cosas, pero, por lo de la tumbada de los árboles de la plaza, me tocó salir”.34 33 La Real Fábrica de Aguardiente, ubicada en la calle 13 con carrera 8ª, se estableció en 1779 (funcionó tres años en Tunja) en una casa aportada por la villa. Fue adecuada por el maestro Andrés Moreno, que hizo la traza de la fábrica de aguardiente de Guadalupe (Santander). Inicialmente fue una casa de un piso, “la cual fue adaptada y ampliada progresivamente, en la medida que el aumento en la demanda obligó a incrementar la producción, generando nuevas dependencias, hasta la confirmación volumétrica y espacial de la actualidad (…) Sobre la calle de la Real Fábrica se localiza el cuerpo principal y más antiguo, conformado en la primera planta por el zaguán de acceso y dependencias para uso administrativo, en la segunda planta, sobrepuesta más tarde, se localizaban los aposentos privados del administrador (…) posteriormente… se construyen volúmenes perpendiculares al cuerpo principal formando la U, comenzando a definirse el patio central…luego se construyó el volumen sur, que conformaría definitivamente el patio de labores (…) Al extremo sur de la edificación se crea el patio de leñas.” (Felipe González. Investigación: Pontificia Universidad Javeriana, Instituto de Investigaciones Estéticas: La casa de la Real Fábrica de Aguardiente de la Villa de Leyva. Telecom.) En 1784 es arrendada por seis años a Francisco Rodríguez. En 1791 se construye el canal de conducción de aguas a los alambiques. En 1791 es administrada por D. José Ruiz Bravo y entre 1796 y 1807 por D. Pedro Borrás. En 1806 se construyen nuevos espacios para la producción y en 1809 se le hacen nuevas reparaciones. La fábrica funcionó hasta 1821 en que se expide la Ley sobre el desestanco de los aguardientes. La casa, a través del tiempo, tuvo diversos usos y sufrió numerosas intervenciones y alteraciones, principalmente “agregados volumétricos” y adiciones a su estructura. Entre 1920 y 1938 funcionó como cárcel, escuela y salón de cine. En 1952, por solicitud del ex ministro Azula Barrera, se llevan a cabo algunas intervenciones y, en 1956, es “restaurada” por el maestro Luis Alberto Acuña con fondos suministrados por la Empresa Nacional de Telecomunicaciones, en el gobierno del General Gustavo Rojas Pinilla y empiezan a funcionar ahí las oficinas públicas, telégrafo y correo; entre 1982-83, la alcaldía y, entre 1982 y 1989, el juzgado, la notaría, la biblioteca municipal y las oficinas de Telecom. Entre 1991 y 1994 es restaurada por Telecom, y el diseño del proyecto de restauración es adelantado por el Instituto de Investigaciones Estéticas “Carlos Arbeláez Camacho” de la Universidad Javeriana. A partir de 1994 funciona la oficina de Telecom. (Fuente: Felipe González. Investigación: Pontificia Universidad Javeriana, Instituto de Investigaciones Estéticas: La casa de la Real Fabrica de Aguardiente de la Villa de Leyva. Telecom) La destilación, comercialización y consumo de aguardiente de caña aparece en el Nuevo Reino de Granada a mediados del siglo XVII por medio de la Real Cédula de 14 de septiembre de 1736, en que autoriza el estanco y la creación de las Reales Fábricas de Aguardiente; a partir de 1776, bajo el período del virrey Flórez, estas son controladas por la Real Hacienda y se reorganizan las rentas de aguardiente y tabaco. (Fuente: Felipe González. Investigación: Pontificia Universidad Javeriana, Instituto de Investigaciones Estéticas: La casa de la Real Fábrica de Aguardiente de la Villa de Leyva. Telecom) 34 Luis Alberto Acuña q.e.p.d. 16 “En el catálogo de mi exposición,35 afirmé que soy víctima del embrujo de este pueblo, me despertó infinita sensibilidad y romanticismo; era el año 1955 cuando llegué por primera vez, invitado por el maestro Luis Alberto Acuña, para pintar un mural en la casa del Primer Congreso. En mi memoria está que, de niño, para mí era un sueño conocer Villa de Leyva y cuando vine, la encontré tal como me la imaginé: ruinas y quedé preso en los muros viejos de este pueblo. Llegué por un camino lleno de polvo, pero era una esperanza poder ver a Villa de Leyva desde lejos, fue una bella impresión porque la entrada por Arcabuco dejaba ver la típica aldea, un caserío, donde aún no había llegado el cemento. Mi primera impresión fue la plaza principal con unos árboles lánguidos, tristes, pero bellísimos, una plaza donde llegaba el agua de la Cajita a través de unos tubos en piedra labrados; el pueblo apenas era una manzana alrededor de la plaza, de resto solo muñones de muros viejos, derruidos; las tres placitas que habían eran parqueaderos de animales, de burritos; la plazuela de San Juan de Dios era totalmente lejana, con ranchos de paja, y en la plaza principal era el mercado. Luego empecé a conocer a la gente, muy bella gente, gente que se ha muerto ya; me permitieron conocer casi todas las casas, cosas que ya no existen, por ejemplo: la casa del Marqués de San Jorge con su patio; la casa de José Antonio Sáenz con su columna en piedra, en la esquina de la plaza, era bellísima; y hasta hace unos veinticinco años, tenía el formato de la repartición de solares del siglo XVI36 y el cuarto de manzana exacto, tenía en ruinas los muros pero estaba completica, no habían vendido un lote, no le habían cambiado una teja, ¡era mejor conservarla caída que mal restaurada!, esa casa la destruyeron. Me impresionaron mucho los patios; el de la iglesia mayor, el de San Agustín, el de San Francisco…pero todo eran ruinas y casonas particulares que les habían hecho una completa metamorfosis, eso era lo poco que quedaba como ejemplar; también habían otras: esa casita al frente de San Francisco, por la calle, es de lo poco que queda, es lindísima, está por dentro llena de humo de carbón, llena de ese sueño del pasado, ¡no sé qué se podría hacer para conservarla! pero está destinada a venderse, a destruirse; otras casas importantes eran la casa bajando de La Roca, que era preciosa; la del molino de los Espitia, bellísima, pero la volvieron pedazos; había una casa muy linda, que decían fue de Juan Otálora, y llamaron casa del Fundador pero la destruyeron, también, los mismos dueños; para mí, no queda ni un diez por ciento de lo que había. En la plaza quedaban también unas casas viejas, como la de Vargas Vila, que le sigue a la de Acuña, y otra, hacia el sur, que fue de una familia Solórzano que daba hasta la esquina y fue interrumpida por una casita ahí muy feíta; la casa de Tulio Jiménez también es nueva, esas casas, creo yo, ya estaban en 35 Exposición organizada por la Alcaldía de Villa de Leyva y realizada en el Convento de San Francisco , con motivo de su re-inauguración como Centro Cultural, entre el 15 y el 23 de Abril del año 2000. 36 Los españoles utilizaron para el trazado de las nuevas ciudades un “trazado damero y un plano hipodamico para su construcción” Este trazado tiene la forma de un tablero de ajedrez, en el centro la plaza y alrededor manzanas con cuatro cuadras con una longitud de 100 varas (80 metros) por cada cuadra. Tiene un sistema ortogonal, formado ángulos rectos. 17 ruinas en 1900. La casa cural era de una planta, no sé cuándo le crearon los dos pisos; la casa de los Quintero era de una planta, era una casa de principio de siglo pero tenía su carácter. Después de la casa del cabildo, o sea el banco, estaba la casa de la alcaldía; la alcaldía estuvo en donde hoy es la Caja Agraria, había un proyecto de construcción y había una plaquita que decía 1926, eso debió ser un alcalde de apellido Dueñas, el mismo que dañó la casa de Ricaurte en la misma fecha. Gente vieja, muy culta, me contaba que ahí era la alcaldía, incluso, un señor me dijo: yo estuve preso ahí; Flaminio Forero Perry, el dueño de la casa de los virreyes, también me contaba eso; y un odontólogo, de apellido Solórzano, me invitó a Cucaita para que viera una casa y me dijo: haga de cuenta que está viendo la alcaldía de Villa de Leyva. La casa del cabildo permaneció y la de la alcaldía la tumbaron; no existen documentos sobre que pasó, no sé cómo fue la cosa, pero casi que hubo que dejarle ese lote de la casa consistorial a la Caja Agraria; en ese momento, Villa de Leyva era más agrícola que turística, estaba Pedro Restrepo Peláez de alcalde, y vino una especie de amenaza al municipio, que la Caja Agraria se iba, pero ya se había hecho la gestión jurídica para hacer un cambio de lote entre el municipio, dueño del lote de la casa consistorial, y Bavaria, dueña del lote donde está la policía. Me impactó mucho el entorno, la zona erosionada es realmente impresionante; recuerdo que en una revista Cromos, del año cincuenta y cinco, el autor decía que no había podido soportar la erosión, la soledad de este pueblo; en esa época no se sabía que esto era un emporio de fósiles, que era un emporio de fuertes vientos que todo lo erosionaban, donde las piedras se detenían como hongos parados. …” 37 “La primera imagen que tengo de Villa de Leyva, era de un pueblito pequeño que estaba completamente en decadencia; tanto que ya no existía la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos, la habían quitado porque se había ido a menos el pueblo; las casas estaban en ruina, las cercas de los solares se habían desplomado, había bastante descuido en el aspecto general, a pesar de que existían sus iglesias y sus plazuelas, todo estaba en tierra, habían unas calles empedradas ahí en la plaza principal, como la que quedaba frente al juzgado antiguo donde hoy está el Banco Popular, la calle Caliente estaba empedrada en laja”.38 “En esa época, una amiga que llegó a visitar a Leyva me decía:¡cómo siento de tristeza de ver a Leyva, lo que no está caído está en juicio de sucesión!”39 “A Villa de Leyva la conocimos completamente arruinada, en la plaza principal se hacía el mercado y las fiestas, ahí se centraba todo y bajaba todo mundo a tomar chicha en la casa que hoy es de los Pastrana,40 y a la otra chichería que era en la casa del Congreso. La casa de Nariño y el convento de San Francisco eran unas ruinas. Esto era una población de construcciones sencillas por el español que vivía acá; y cuando Rojas decretó monumento, que se debía restaurar conforme al original, el maestro Acuña que 37 Antonio Pérez Vargas Vicente Rodríguez 39 Leonor Borrás de Rodríguez 40 Se refiere a la casa de la familia Uribe Arango. 38 18 tenía la tendencia de meter otro estilo español, se puso a pintar escuditos y adornos y no hubo quién lo frenara”. 41 “Cuando llegué a la Villa en 1955, me pareció un lugar bonito, sencillo, apacible; era despoblado pero sus calles tenían unas bardas lindas y detrás estaban las casas, ¡qué paz la que se respiraba en ese entonces!; y siendo joven no sentí esa nostalgia de que aquí no oyera una música, no había televisión, y la gran diversión era escuchar la radio”.42 “De todas maneras, para Tulio Cesar Jiménez Barriga, lo más importante fue haberle devuelto a la Villa, aunque todavía no lo hemos logrado en su totalidad, su fisonomía de aldea típicamente andaluza que mantiene lo mejor de nuestras tradiciones. El cabildo abierto de 1963,43 señaló los diez puntos que se debían tener presentes para la restauración y el desarrollo de Villa de Leyva, a fin de que esas obras se hicieran para el cuarto centenario de su fundación,44 y las gentes de aquí han adquirido un criterio estético de arquitectura popular española. A fines de los veinte, toda la plaza principal estaba absolutamente construida; solo había un pequeño solar entre la casa de la esquina que fue del doctor Germán Roncancio -hijo de Timoteo Roncancio y Avelina Castellanos- y la casa de la Roca; la casa de Acuña perteneció a mis abuelos, -Ramón Jiménez Castro45 y Chiquinquirá Amador Solórzanose inició de una planta y después construyeron el segundo piso contra la casa que fue de una tía abuela, Emperatriz Roncancio de Retis,46 y, más tarde, cuando nosotros éramos grandes, se construyó la esquina y se completó la casa; ahí nacieron todos los Jiménez Amador. Hacia el sur de la casa eran tiendas de un solo piso y, en la esquina, donde hoy es la casa de los herederos de Juan Guerrero, en los arcos, toda esa parte hacia arriba eran lotes; pero, existía, donde hoy es el Banco Popular, la antigua casa consistorial del pueblo -ahí estaba el cabildo, la alcaldía, la cárcel, el juzgado- que fue demolida para construir una nueva casa de estilo neoclásico, que tenía un trabajo en piedra muy hermoso pero que no concordaba con la tradición pura y estricta de la arquitectura colonial de la plaza y entonces eso se destruyó; y allí construyó la Caja Agraria un monstruo de edificio que, gracias a la enorme actividad de un alcalde que hubo para el cuarto centenario, el maestro Pedro Restrepo Peláez, se logró hacer cambiar pues no se 41 Jorge Rodríguez Fermina Gómez 43 Ver Anexo Nº 10 44 En el año de 1967 el senador Plinio Mendoza Neira presentó ante el Congreso un proyecto de ley para la conmemoración del IV centenario de la fundación de la Villa. El proyecto contemplaba como base de financiación de la remodelación de la Plaza Mayor y de las obras de restauración recomendadas por el Centro de Planificación y Urbanismo de la Universidad de los Andes, una estampilla conmemorativa de las efemérides. Con base en este proyecto se expidió la Ley 5 de 1698, pero se omitió la autorización para emitir la estampilla y con ello la financiación de la restauración de los monumentos históricos de la Villa; sólo se limitó a registrar la fundación de la Villa, autorizó una colecta pública para allegar fondos destinados a la restauración de los monumentos, concedió un auxilio único de doscientos cincuenta mil pesos, creó una lotería anual hasta 1971, y una Junta Organizadora, integrada por trece miembros, para administrar los dineros del auxilio. 42 45 46 Hijo de Casiano Jiménez Morales, hermano de Liboria Jiménez la abuela del general Rojas Pinilla. Casa que actualmente pertenece a la familia Uribe Arango. 19 acomodaba a la condición de nuestra modesta arquitectura colonial. Luego del Banco Popular, un poco más arriba, venía la casa de Domingo Rojas Jiménez, tío del general Rojas Pinilla.47 En la esquina del frente estaba la casa de los Sáenz, tal como está; luego, en lo que hoy es la edificación del convento de los dominicos que da a la plaza, eso eran unas tiendas de un solo piso y lo demás sencillamente solar; después seguían la iglesia y la casa de la familia Sánchez que iba hasta la mitad de la cuadra y, hacia la esquina, venía la casa de la familia de Borrás; la casa donde está la alcaldía era de la familia Ferro, una casa bellísima e inmensa que tenía solares que venían a dar hasta la carrera de abajo; enseguida quedaba la casa de la familia de mi tío bisabuelo, don Angel Castellanos.48 Don Juan de Castellanos construyó la totalidad de esa casa pero, en el mismo tiempo de la colonia ya se había dividido en dos casas que, después pertenecieron a los Castellanos y los Ferro. En la plazoleta de Ricaurte o de San Agustín estaban la casa de Ricaurte, que era una casona como cualquiera de Villa de Leyva, sin corredor ni nada; más abajo, al lado de la casa donde hoy hay un hotel, venía la casa del tío Diositeo Roncancio y, por la parte de abajo, cerca de la esquina, conocí una casa de un solo piso que heredó Ernestina Morales de Rubio, y que hoy creo es de los Cárdenas; por la parte de arriba existía el convento y, por la calle del costado norte, había unas casas muy humildes, entre esas la de Abel Pinzón, el zapatero del pueblo; y hacia abajo, una casa que fue de los Neira y Carlos Rivadeneira y luego venía la casa de Manuel Borrás, en la esquina; y al frente, en lo que hoy es el Instituto Técnico Industrial, existió la casa de mis bisabuelos, La Primavera; la casa de Gladys Roncancio, la conocí hace mucho tiempo como casa de Angélica Roncancio, hija de Guillermo Roncancio; después ahí ya seguía la carretera; al norte venía el gran lote que fue nuestro y que era el molino del Guamo, de Ramón Jiménez Castro, y que hoy está en ruinas; esa quebrada era llena de guamos silvestres. Al frente del molino de Mesopotamia existía la finca Jequeneque, que fue de mi bisabuelo Timoteo Roncancio y la heredaron Leticia y Oliva Roncancio Castellanos; en 1922, se la vendieron a mi padre y, después, nosotros hicimos la urbanización. Donde hoy se encuentra la casa conocida como la casa de Ventanas de Hierro, eso era un potrero y la verdadera casa era en la otra esquina, con unas ventanas de hierro, y dicen que de ahí se llevaron el lienzo de la Virgen Renovada;49 toda esa manzana después la loteamos y le vendimos a Federico Castilblanco, a Julio Duran Pombo, a los hermanos Morales Garzón, y un lote pequeñito al cantor del pueblo, un señor Millán. La casa de la plaza de la familia Jiménez, fue casa cural; 50 mi padre, en 1915, le compró esta casa a 47 Posteriormente la casa la compró Eustorgio Landinez, padre del escritor Vicente Landinez; más tarde fue adquirida por la familia Quintero Soto y actualmente solo existe el terreno. 48 Casa que actualmente pertenece a Aleja Morales de Mendoza. 49 Ver Mamá Linda Renovada. 50 La primera casa cural estuvo ubicada “en la esquina NE de la plaza principal” frente a la casa del Congreso. La casa que fue donada en testamento, en 1734, por el Alférez Pedro García de Torres y su mujer Francisca López, fue vendida, en 1841, a José María Ferro por $125. También fue casa cural, 20 la monja Flor Angela, heredera de Dionisio Rodríguez, quien la había adquirido en un remate de fábrica que hizo, como en 1870, el mayordomo de fábrica Aquilino Ferro, abuelo de Mario Husid; luego, mi padre restauró esta casa en su totalidad. El general Rojas Pinilla lo primero que hizo siendo gobernante, en un consejo de ministros que se verificó en la casa del Primer Congreso, el 17 de diciembre de 1954, fue lograr un decreto en virtud del cual la Villa de Leyva se declaró patrimonio nacional.51 Por otro lado, según la tradición de la familia, el general amaba tanto a la Villa porque su madre lo esperó y dio a luz en la finca de San Cayetano, vereda de Montesuárez, en ese entonces de Villa de Leyva. Y lo que le crea la fisonomía preparatoria para un gran turismo fue esa restauración del año 1965-1966, porque deja perfectamente consolidada la tradición en el sentido de que las cosas que se hagan en la Villa de Leyva, por ser un poblado preservado, se hagan como antes, o sea, en una forma que no se note; así quedó consolidada para la perpetuidad la idiosincrasia arquitectónica y artística de la Villa de Leyva”. 52 “En la década de los veinte, en los arcos de la casa de Juan de Castellanos, donde hoy son almacenes, en el primer piso funcionó una asistencia de la mujer de Rafael Castillo; más abajo estaba la casa de una señora Belén Salazar; y donde está el almacén de Bernarda Guerrero, funcionó la tesorería; en La Roca, una señora Cándida tenía una fábrica de velas de sebo; seguía un escombro, un solar abandonado, y después apareció de dueño un señor Roncancio; más abajo estaba la pieza donde funcionó la botica del doctor Miguel Ruget; y la casa de balcón de la esquina era de Teodolindo Rodríguez, que era de Sutamarchán y tenía fincas en el Valle y en la Capilla; en la tienda de Vicenta, funcionó la botica del doctor Germán Roncancio y el local de más abajo era de una señora Chaba Neira, esposa de un señor Ismael que era el rematador de pesas de en el siglo XIX, la casa ubicada en la esquina NO de la plaza principal, hoy propiedad de la familia Jiménez Barriga, que fue vendida en subasta pública. En 1865, el cura de la Villa, Vicente Mateus, adquiere la casa de Francisco Borrás, contigua a la iglesia parroquial, en el costado norte; y posteriormente, en 1888, el cura Mateus se la vende a su hermana María del Carmen Mateus. En esta casa funcionó el despacho parroquial que estaba comunicado al templo por una puerta lateral. A partir de 1872 y hasta 1911, la casa cural funcionó en la Capellanía del Monasterio del Carmen y posteriormente en el Convento de San Martín de Porres, construido por el Padre Saturnino Gutiérrez, con fondos de los dominicos. En 1949, el Capítulo Provincial de los Dominicos ordena vender los solares detrás del templo y construir sobre la plaza; en vista de las dificultades para la venta ordenada, Fr. Alberto E Ariza, Provincial de los Dominicos, hace demoler la construcción en la parte oriental, “y con los materiales construir sobre la plaza, en dos pisos, conservando el solar libre para la huerta. Se encarga el P. Vergara de esa obra, que en tres años la deja terminada.” Fuente: fr.Alberto Ariza . La Villa de Nuestra Señora de Leiva 51 El arqueólogo Luis Duque Gómez, siendo Director del Museo Nacional de Bogotá, presentó un proyecto de decreto declarando a la Villa de Leyva Monumento Nacional. 52 Tulio Jiménez Barriga 21 almotacén.53 Enseguida de la tienda de Vicenta, en un local de una señora Dolores Neira, fue donde mi padre, Bernabé Casallas, tuvo el primer almacén de víveres para surtir a los de Villa de Leyva; en 1932, cuando hubo una escasez de plata y todo estaba barato, en la calle once en Bogotá, a mi papá le daban mercancía en pago del trigo y de la cebada que llevaba a vender; entonces, él traía frijol, petróleo, sal, ropa y cacao de harina de chocolate, que llamaba cacao de piedra, y costaba quince centavos. En la esquina occidental, estaba la casa de Tulio Jiménez con un portón grande por la calle y tenía un solar que daba hasta abajo, ahí fue la casa cural y funcionaron los primeros recibos de matrimonio; la casa colindando con la de la familia Jiménez, por la calle del Carmen, era de un señor Severo Gaona y la pieza que queda en la calle, fue un depósito que tomó Bernabé Casallas para almacenar las cargas de maíz, trigo y cebada que llevaba a Bogotá. En la esquina, al frente de la casa de los Jiménez, hacia el sur, había una casa de adobe de un solo piso, que era de una señorita Ana Rosa Jiménez y de la señora Elina, ahí funcionó una tienda de Nicolasa González y Soledad Rodríguez, esa casa luego la reconstruyeron y le pusieron el segundo piso y la compró Luis Alberto Acuña; la casa que seguía hacia el sur era una tienda de Enrique Rojas, siempre ha sido de balcón; en la casa de al lado, funcionó la asistencia de Felisa Rodríguez y, luego, la casa la compró una señora que se suicidó en el cerro.54 En la esquina sur occidental, existió una herrería de Florencio Páez y Mateo Roldán, y una pieza donde Custodio Rodríguez tenía una peluquería y venían los del pueblo para que les hiciera la peluca; y en la esquina, donde hoy hay una casa de dos pisos, la conocí con una casa de un solo piso y luego la reconstruyeron de dos pisos, fue dueño Elías Sotelo y la dividieron por piezas. En la casa donde están los arcos, donde Josué Guerrero, eso eran ruinas y un solar grande de Pablo y Antonio Rodríguez, y donde está la Caja Agraria también eran ruinas; luego llegó la orden de construir ahí unas paredes grandes de piedra muy bonita, las piedras las labró un señor Jesús Alvarez, y sucede que no alcanzaron a terminar esa construcción, la despedazaron y sacaron unas columnas labradas para donde funciona el terminal, y después ya dijeron que había que construir la Caja Agraria. Más arriba, donde está el Banco Popular, funcionó la cárcel, el juzgado y la alcaldía - Manuel Rodríguez dice que era de un piso-; y en la esquina de arriba, era una casa de Eustorgio Landinez que luego fue de los Quinteros, después se cayó, y ahí tuvo Pachón su droguería recién venido. La casa de la esquina sur oriental era de un difunto Abraham Sáenz, de Gachantivá, era casi toda la manzana completa y subía a dar al parque de Nariño, donde ponían los toldos en la fiesta. La casa cural era de un piso y habían varias piezas donde funcionaban sancocherías, después la reconstruyeron de dos pisos. La casa del lado de la iglesia, era del difunto Vicente Rodríguez y le quedó a los herederos, a Floro Sánchez, donde puso luego una gran tienda. En la casa del lado, hacia el norte, habían varias tiendas, en el primer piso era el gran almacén de la difunta Guadalupe. La 53 “…de romana o de cajas para medir el maíz y la cebada que se vendía por cajas: dos cajitas era un cuartillo y una caja grande era la arroba; el trigo si era pesado en una romana, que pesaba hasta catorce arrobas.” anotación de Gabino Casallas 54 “La señora era muy católica y desapareció; y contaron que se fue para el cerro y apareció ahorcada allá adelante de la quebrada de Ritoque, se ahorcó con un cordón de un santo, se echó una lazada al cuello y se colgó a un muelle y quedó de rodilla en tierra; y como por ahí era el camino real a Sáchica, al otro día la encontraron, los vecinos contaban que había andado por todos esos callejones del cerro, había bajado y se había ahorcado.” Gabino Casallas 22 casa del Congreso era una tienda principal de chichería y ahí, también, funcionaron unas asistencias de Eufrenia Franco y Eva Quiróz de Neira, después tuvo una refacción. Más adelante todo era escueto; y donde funciona la Anexa hasta la esquina, era un solar donde guardaban la madera para la barrera de los toros que fue de Carlos Rivadeneira, y, cuando lo vendió, funcionó una plaza de ferias; al frente era la casa de las señoras Castellanos, hermanas de Manuel Antonio Castellanos, y la parte de abajo de la casa de Juan de Castellanos, era del general Bautista Rodríguez. Las aguas lluvias bajaban por la mitad de las calles; a la plaza bajaban por la calle de la Real Fábrica de Licores y corrían por una zanja, a dos metros de distancia de los portales, y luego seguían por la calle del cementerio; cuando hicieron la carretera, construyeron un puente. Frente a la Caja Agraria, había una especie de zanja, una toma de agua que entraba a la pila; esa agua venía por una zanja desde arriba del Gacal, por el camino a Tunja, y pasaba por donde funcionó el tiro al pichón, ahí había una caja que repartía el agua para el lado de San Francisco y para la plaza principal. Desde allá llegaba el agua al pueblo, que pasaba por la actual plaza de mercado, y bajaba por zanja hasta frente al convento de los dominicos, donde había un cogedero de agua; luego entraba a la plaza por unos tubos de piedra, unas piedras huecas, y bajaba hasta la pila y el agua se cogía con una caña para recogerla en vasijas. El agua de la pila bajaba a unos solares y se utilizaba para regadío; en esa época existía de fontanero un difunto Pacho Cilaco y, como era el único, el día que no le daban el puesto, quitaba el agua de la pila y tocaba volver a llamarlo”. 55 “Por el costado oriental de la plaza, donde está la heladería, quedaba el negocio de la señorita María Teresa Borrás y enseguida estaba la casa de Floro Sánchez; por el costado norte, en toda la esquina, vivía la familia Rivadeneira; en el año sesenta, había ahí el Club de Caza y Pesca, tuvieron cantina y salón de baile, y después dejaron decaer esa cosa; en los arcos había tiendas y un billar; abajo era la casa de La Roca, que ha sido toda de una sola dueña, ella tenía una tiendita, panadería, pero hotel no tenía. En la casa de abajo quedaba la botica del doctor Ruget, más abajo había una casa abandonada del doctor Oscar Roncancio y la casa de más abajo era de Germán Roncancio, ahí el doctor tenía droguería, y después de que murió pusieron tiendas y la compraron los Rodríguez, esa casa iba hasta donde está Vicenta; al frente sigue el doctor Tulio Jiménez y lo que hoy es de Acuña también era de los Jiménez; después estaba la casa donde vivió Vargas Vila y luego seguía la casa de Pablo Rodríguez, tío de Vicente Rodríguez, y la casa del lado era de Leandro Castillo, que tenía una venta de comida pero en crudo, un supermercado; la otra casa, donde hoy hay un hotel, era de Simón Solórzano y la señora Margarita. Por la calle de arriba, en la esquina donde hay un invernadero ahora, ahí era la casa de los Landínez, la casa del cabildo era donde está el banco y ahí tenían el juzgado; y donde está la Caja Agraria, era un lote donde iban a levantar la casa consistorial y alcanzaron a hacer unos muros de piedra la cosa más divina, los hicieron Jesús Alvarez, mi papá, y otros canteros más que habían, eran unos zócalos grandes con varias figuras raras en piedra y, cuando era chino, me daba miedo pasar por ahí porque veía la figura del diablo; en los arcos, donde hoy es el almacén de Josué Guerrero, ahí 55 Gabino Casallas 23 también era un lote de los padres dominicos, ellos vendieron lo que tiene hoy Roque Igua y Rosa Dueñas, todo eso era un lote de los dominicos”.56 “Cuando se construyó la Caja Agraria, nos tocó gritar a los cuatro vientos: ¡qué esperpento, Villa de Leyva no merece ese atropello!; y el alcalde de la época, el maestro Restrepo Peláez, dejó una nota en la gerencia de la Caja Agraria advirtiendo del daño, pero ya los empleados se habían dado cuenta y entonces mandaron reformar eso, pero tampoco al estilo aunque mejoró bastante. En la construcción que habían iniciado ahí antes, para la casa consistorial, existían unas cabezas de leones en piedra y esas piedras las hicimos arrimar al lote de la policía, pero todo desapareció. Donde funciona el cuartel de la policía, eso se lo cedió el municipio a la policía mediante acuerdo; permutaron con la Caja Agraria el lote de la casa consistorial, por un lote que la Caja tenía en la esquina; la casa de Juan de Castellanos fue comprada por el municipio a don Carlos Rivadeneira; la casa del lado, hoy de Aleja Morales, era de la sucesión de la familia del Cura Castellanos”.57 “Así con su quietud y nostalgia, el burgo ha vivido su infancia colonial, su juventud republicana, su senectud de hoy, 1971. Pero ya ese silencio empieza a quebrarse: el turismo con sus defectos y ventajas invade el contorno…¿Tiene Villa de Leyva un estilo colonial? Si nos atenemos a ciertas tesis y a la veracidad de lo presente, la afirmación habría que ponerla en tela de juicio…lo antiguo auténtico ha sido sustituido a trechos por el pastiche, y no pocas veces por el esperpento abiertamente “moderno.”Colonial o no, la arquitectura de la Villa de Leyva resume un ambiente, una atmósfera popular, una adecuación de su rostro urbano al paisaje….Villa de Leyva es apenas escenario para un desarrollo turístico… y se compruebe visualmente cuanto hay de belleza en este idílico ambiente, hoy en trance de convertirse en próspera ciudad turística”.58 “Llegué a Villa de Leyva, por primera vez, a fines de 1946; era un pueblecito que se estaba acabando, que estaba terminando su vida, donde no se conocía la palabra turismo, aquí no venía nadie; había mucha ruina, muy pocas casas, y la gente joven iba abandonando la población para situarse en otras más prósperas, pues, aquí prácticamente no había de que vivir. La situación económica era muy precaria porque las tierras en general son pobres, las mejores son de Gachantivá o de Arcabuco, y la gente vivía era de la agricultura; las pocas personas pudientes de Villa de Leyva, ya todas vivían fuera y de las familias principales ya no quedaba casi nadie. Tanta era la miseria en esa época que, nosotros, los carmelitas, estuvimos a punto de abandonar Villa de Leyva porque no había medios de vida; no había médico, no había dentista, no había farmacia, no había un centro de salud, no había nada. 56 Jesús Neira Agustín Neira 58 Pedro Restrepo Peláez: Recado de la Villa de Leiva. El Tiempo, Bogotá, abril 18 de 1971. Restrepo fue alcalde de Villa de Leyva. 57 24 Villa de Leyva está muy cambiado, la población llegaba hasta el hotel El Edén; después, en esta parte del convento, la población llegaba hasta la esquina, hasta la casa de los Gómez, y las casas de atrás que eran donde las monjas recibían a sus familiares, cuando venían a visitarlas; y ahí vivían, también, las demandaderas que llamaban, que eran las que les servían externamente al monasterio, eran como nueve o diez, y eran las encargadas de hacer el pan, lavar la ropa, hacer los mandados y todas esas cosas; por la otra parte, el pueblo terminaba en el puente del Arco; y detrás de la iglesia de San Agustín, para arriba, existía una casa en el campo que llamaban La Providencia; también estaban la casa de los Morales, la de Marcos Buitrago, la de Félix Castellanos, y de ahí hacia arriba todo eran solares. En la plazuela de San Agustín ahí no existía más que la casa de Lolita Rivadeneira, la casa vieja la tumbaron e hicieron esas casa nuevas; en la esquina de abajo, estaba la casa de don Manuel Borrás y, al frente, donde está el Instituto Técnico, estaba la casa de Angélica Roncancio, una casa antigua que tenía un corredor con mucho jardín. La casa de Ricaurte era un corredor con columnas de madera hacia la calle y la casa hacia adentro; pero dicen que no era la primitiva, dicen que edificaron la actual sobre las bases que encontraron de la antigua. Por la carrera de Nariño, las casas iban hasta el puente y la casa de Nariño era con columnas de madera y pilastras de piedra; la parte de atrás es nueva y esas columnas que tiene fueron traídas de la demolición del convento de San Francisco de Tunja. Los franciscanos fueron los primeros que llegaron como evangelizadores misioneros y el mejor convento que tenían en Colombia era el de Tunja, no como el de aquí que era muy pobre, muy franciscano; y el pueblo, hacia esa parte, terminaba en San Francisco”. 59 “Hacia el año de 1956 vine a la Villa de Leyva, y la primera impresión que me dio fue de mucho polvo; uno llegaba en los buses a la plaza y veía que la gente llevaba los caballos y los colocaba ahí, no tenía nada de turismo. El entorno todo era muy desértico, muy triste, no se conocía mucho lo de Iguaque, y todo el mundo decía: Villa de Leyva es desierto, pero uno iba al desierto de La Candelaria y uno decía esto no es desierto; era tal la pobreza del pueblo que uno decía, ¡pero por Dios!; uno veía una tierra muy seca, muy descuidada y mucha casa solariega desocupada, pues se decía que muchas familias habían salido de Villa de Leyva. La Villa era todavía una ciudad muy conventual, la fiesta del Carmen era grandiosa y era la única; se decía que la tierra tenía algo especial; y a uno le quedaba la idea de lugares de mucha electricidad en el sentido magnético, eso se hablaba en esa época, y también se decía que, posiblemente, se había acabado el trigo debido a ese sentido magnético”. 60 “El pueblo, en la década del sesenta al setenta, era un vívidero rico; era un pueblo de veraneo muy agradable, tal vez como una consecuencia de lo que hacían los virreyes; y en la época de diciembre, con un cielo limpio y un clima extraordinario, se llenaba de gente de todas condiciones; pero, no pasaba de ser un pueblo hecho con materiales nobles, el barro, la madera y la piedra, con sus casitas bonitas de zócalos de colores, los troncos gruesos a la salida de las casas para el descanso; tenía unos dos hoteles, como el 59 60 Padre Rafael Eugenio Mejía Javier Ocampo Lopez 25 de Elvira de Madero y el de las Castellanos, que no ofrecía alimentación porque se dedicaban a distraer al visitante, aunque ellas eran unas expertas cocineras y tenían fórmulas de los manjares de acá, sobre todo, los besitos de novia y los rosquetes; y después ya vino el hotel El Edén. La Villa fue despegando poco a poco, esto se lo atribuyo a la venida de la Paramount con la película de Los Aventureros, que descubrió esto e hizo un levantamiento total de la parte física del pueblo, calles, ventanas, puertas, rejas que las había preciosas como las del Carmen en hierro forjado, y transformó el pueblo porque todas las casas las convirtieron en hoteles y corrió plata por todas partes; eso fue como en 1968, en ese entonces un dólar valía cien pesos. Como Villa de Leyva ya ofrecía de todo - clima, pasado histórico, cierta comodidad hotelera, ambiente religioso- entonces empezó la gente a venir y aparecieron los guatavitazos, los primeros se lograron corregir y ocultar, pero ya después fue tal el auge de la construcción que fue desapareciendo esa Villa de Leyva de antes; por ejemplo, la casa de la Fábrica de Licores se le entregó Telecom, a Berrío Muñoz, con propiedad del municipio en el segundo piso, y sin embargo, eso se alteró y hoy es reservado. Cómo sería el pueblo que, cuando vino la embajadora de Chile, al primer congreso de museos: dijo: ¡pucha si todo este pueblo es un museo! “61 “Cuando regresé a Leyva, sentí mucha tristeza de ver que se caían algunas casas que yo quería; por ejemplo, la portada de La Providencia, la casa de la esquina de la plaza; de niño, recuerdo que me llevaban al mercado en la plaza principal con sus árboles, su piso de tierra colorada y mucho viento, y me daban un cono como rosadito que con la tierra que levantaba el ventarrón, quedaba como si fuera de chocolate. Mi tías siempre hablaban de una casa de adobe, donde enseñaban el catecismo unos frailes, y decían que esa casa tenía alrededor un callejón muy estrecho, un lugar de castigo, donde encerraban a los indios que no aprendían el catecismo”. 62 Casas “Por una ventana arrodillada, por un balcón corrido, por un mirador, ¡cuántas mutilaciones!¡ ¡cuántos lotes en ruinas! ¡Cuántas culatas feas, cuántos áticos en lugar de aleros!.” 63 “Próspero Morales me entusiasmó para que comprara esta casa llamada la Quinta de Los Virreyes; 64 en esa época, existía en el patio la famosa piedra donde azotaban los 61 Roberto Borrás Jaime Castellanos 63 Eduardo Caballero Calderón 62 64 Casa del Virrey Solis Folch de Cardona, llamada por la tradición “Palacio de los Virreyes”. Solís decretó el traslado de los indígenas de Suta a Gachantivá y los de Yuca y Pavachoque, a Monquirá. 26 esclavos que era, en realidad, una especie de obra artística por la forma como estaba labrada a mano: sobre la misma piedra se elevaba una columna que se extendía en dos ramas y, al final, tenía unos huecos donde amarraban las manos de los esclavos, ¡lástima que se hubiera perdido! Esta casa fue de varias personas, yo compré unos derechos sucesionales y directos, y la fui restaurando con los mismos maestros que tenían la tradición de la clásica arquitectura colonial española, que constituyó la base del sector denominado histórico en la Villa, estos maestros eran Mario Robles, Miguel Cetina y Miguel Espitia que constituyeron la escuela tradicional. La historia de esta casa, por tradición oral, es que la construyeron en 1572 como sitio de veraneo de los virreyes; en esta casa existe el salón colonial más grande de Villa de Leyva, tiene setenta metros cuadrados y siete metros con veinte de altura. La cocina aún conserva las vigas originales trabajadas con hacha, y las paredes tienen el humo producido por el fogón de leña. La entrada principal, toda empedrada, tiene cuarenta metros de largo y lleva al patio central; por esa entrada, llegaba el agua conducida por una tubería en piedra subterránea. Además tiene una variedad arquitectónica, que no tiene otra construcción, y es un túnel lateral que rodea tres costados del salón central; yo supongo que era como sitio de vigilancia de las habitaciones del virrey, precisamente, ahí hay unos poyos donde se sentaban los alabarderos a custodiar. Esta casa está ubicada en el camino real a Tunja y, como era sitio de veraneo, la hicieron aislada del centro de la población. En cuanto a la tradición de la propiedad, según la tradición oral de varias personas de la Villa que ya murieron, cuando la revolución de 1810, estaban en esta casa dos hermanas de Amar y Borbón que habían resuelto ir a Vélez, para poder llegar al Carare, y seguir a la costa. Después, en 1823, la República le adjudicó esta casa, con sus terrenos, al general Juan José Neira por los servicios prestados en la independencia; posteriormente, en 1890, era ya de la familia Sáenz; y en 1916, fue propiedad del general Celso Rodríguez, notario de Moniquirá, de la familia del general Bautista Rodríguez; después pasó a varias manos”. 65 “Los señores de la comisión para la fundación de la villa, de una vez le pusieron mano a un solar que más tarde se llamó la Quinta de Los Virreyes, aunque aquí nunca vinieron virreyes. Esta fue pasando de poder en poder, luego alguien invadió y, más tarde, pasó esta casa y solar a manos del general de la guerra de los Mil Días, Bautista Rodríguez; treinta años más tarde, el general se la vendió a mi tía Felisa y a su esposo Flaminio Forero Ferro. Esta fue casa modelo en la época de la fundación, tiene una serie de prisiones, tuvo el cepo, el solitario, el muñequero y la horca para los indígenas que no se sometieron”. 66 “No se sabe cuál es la casa de Nariño;67 en la historia se dice muy claro que Nariño salía al balcón y miraba para San Francisco, entonces, la casa no era donde está ahora; era en lo que hoy es un potrero de los herederos de Rafael Castillo”. 68 65 66 Jorge Nassar Melquisedec Cortés Cortés 67 Antonio Nariño murió el 13 de diciembre de 1823 en Villa de Leyva. Fue enterrado en la capilla del convento de San Agustín y posteriormente el General Wenceslao Ibáñez Nariño y su hermano Ramón, nietos del General Nariño, exhumaron los restos de la iglesia en 1857 y fueron trasladados a Bogotá. Según parece, la casa que se le atribuye no es donde murió, y se le han efectuado varias “restauraciones”. 27 “La casa de Nariño era en la casa de Herminia Rueda, 69 el cuarto era donde es el local, tenía una ventana y tenía unas lámparas y una estera en el piso; y ahí siempre se miraba con cierto respeto, con cierta veneración, porque dicen que esa era la casa donde vivió Nariño; ya después de los años, apareció que la casa era otra; esa casa era de un tío de mi mamá”. 70 “Nariño murió en la casa que fue de Herminia Rueda, no en la casa que se dice actualmente; en 1930, cuando estudiaba en la Villa y me encontraba ya deletreando, cuando pasaba por esa casa leía la placa que decía: aquí murió el prócer de la Independencia General Antonio Nariño y Álvarez, diciembre 1923. Más tarde, al seguir la investigación, pude establecer que el primer dueño de la casa que la gente conoció fue don Aquilino Ferro, quien se la vendió al padre fray Antonio Galán y este la vendió, en 1925, a la señora Ascensión Castellanos que se la dejó a su hija Herminia Rueda; en esa casa hubo chichería y era de un solo piso. Recuerdo que mi mamá, Felisa Cortés Rojas, me decía que, en 1905, ya conocía la placa; y lo mismo decía mi tío, José Demetrio Neira, y afirmaba que hacía cien años que estaba esa placa; Bernabé Casallas también decía lo mismo. No nos engañemos, don Julio Antonio Hurtado se fue a la Academia de Historia de Bogotá y les vendió la idea de que, la casa que hoy dicen, era la casa de Nariño pero es la gran mentira”. 71 “A mediados del siglo XIX, se adoptó la casa de la familia Guerra Ferro como casa de Nariño; en 1923, cuando se celebró el centenario de la muerte del Precursor, allí se colocó una placa y se realizaron los festejos porque se consideraba que esa era la casa de Nariño. A finales de los años treinta, algunos historiadores controvirtieron esto y determinaron que la casa era otra, la de la familia Hurtado, con el argumento que desde el balcón, Nariño contemplaba el Hospital de los Hermanos de San Juan de Dios; y que desde la otra casa, que era de un solo piso, no se podía ver. El estado la adquirió, en 1960, a los herederos de Julio Antonio Hurtado; en 1965, fue“restaurada” por González Varona, y se demolieron algunas partes consideradas“irreparables”; posteriormente, la reconstrucción quedo suspendida. En una época pensaron entregarla al Ministerio de Defensa, conjuntamente con unos terrenos “con destino a una Escuela de Artillería y Polígonos de ejercicios militares con equipos pesados. ( Fuente: N. I.Sáenz, obra citada y testimonios) 68 Jesús Neira 69 Martiniano Rodríguez, escritor de Sutamarchán y padre de Manuel Rodríguez, libró en 1942, una fuerte polémica con Ramón Correa respecto a la autenticidad de la casa; “…cuando el General Nariño murió, el convento de San Francisco estaba ocupado por los hijos del seráfico de Asís (franciscanos) y en su edificio no funcionaba en 1823 el Hospital de caridad, por consiguiente en la casa de dos pisos que queda en frente al convento de San Francisco, no expiró Nariño: para 1823 los padres franciscanos ya no vivían en su edificio, y que los claustros, hacían en aquel año las veces de hospital bajo la dirección de los padres de San Juan de Dios. Los Art 1. y 2, de la Ley de 28 de julio de 1821 dice que se suprimen todos los conventos de regulares… exceptuando solamente los hospitales. Por la ley anterior tenían que dejar los padres franciscanos de Leiva su convento” Ramón Correa, Repertorio Boyacense, Nº.127 70 71 Manuel Gaona. q.e.p.d Melquisedec Cortés Cortés 28 Caballero Calderón, Jaime Posada y Plinio Mendoza Neira, fueron las personas que presentaron el proyecto para la adquisición de la casa por parte del Estado, a fin de lograr su restauración. En 1963, intervine con la Presidencia de la República para que llevara a cabo su restauración; el arquitecto González Varona inspeccionó la casa y se encargó de la restauración y se adelantó la obra muy lentamente, hasta el punto que en el 1965 todavía no se había terminado. En la restauración de la casa, se utilizaron las columnas de piedra de la casa de Juan de Vargas, en Tunja, que estaban botadas en el solar; también es posible que se hayan utilizado las columnas que quedaron de la destrucción, que hizo el gobernador Romero Hernández, del convento de San Francisco en Tunja”. 72 “En la época de mis padres, los pisos de las casas eran destapados, parte empedrados, y parte entabletada con un ladrillo antiguo macizo y tableta cuadrada; la famosa casa que hoy en día es el museo de Nariño, tenía los pisos del segundo piso de adobe, los dueños eran Betsabé de Hurtado y Julio Hurtado, mis padrinos de bautizo; cuando era pequeño, yo era mandadero de ellos y en esa casa vi un poco de armamento y conocí unos uniformes del general Nariño, que hoy reposan en el museo del 20 de julio en Bogotá. La casa antes era una tienda y vendían chicha; también tenían unos palomos inmensos y unos gallos finos, en ese tiempo, por allá en el cuarenta y cinco, estaban comenzando las peleas de los gallos”. 73 “La casa que llaman del Marqués de San Jorge74 perteneció al señor Juan de La Barrera; por tradición de la escritura, ahí dice que era del marqués en la época de la colonia, no sé hasta dónde sea eso cierto; mi abuelo se la compró a Juan de La Barrera y desde ahí ha estado en manos de la familia, y el abuelo nos la escrituró a los nietos”. 75 “La histórica casa en que nació Ricaurte prácticamente no existe. Parece que sobre el sitio en que estuvo, construyeron una nueva, de pésimo gusto. La pieza donde dicen que nació Ricaurte está revestida de cemento y cuando visitamos la histórica población estaba ocupada por la maestra de la escuela que funciona en la citada casa”. 76 “La casa de Ricaurte77 la conocí en el año cincuenta y cinco, era de corredor hacia la calle, con piso de baldosín de cemento y columnas en madera; se notaba que la casa 72 73 Tulio Jiménez B Ignacio Fitatá 74 Casa del Marqués de San Jorge, don Jorge Miguel Lozano de Peralta y Varaes. Su hija Marina Lozano, ingresó a la orden carmelita en el Convento de las Carmelitas. 75 76 Miguel Arturo Ruget Luis Martínez Delgado: La ExVilla de Leiva. En: Repertorio Boyacense, vol. 38 nº. 150-160 77 Allí nació Antonio Ricaurte, el 10 de junio de 1786. Hijo de don Juan Esteban Ricaurte y doña María Clementina Lozano, hija de la Marquesa de San Jorge, doña María Tadea González Manrique de Frago Bonis y don Jorge Lozano y Caicedo y Villaveces. La casa fue seriamente alterada en épocas pasadas, principalmente su fachada. La restauración se inició con el apoyo del ministro de Defensa, General Gerardo Ayerbe Chaux, quien impulsó la idea de establecer allí un museo de armas. 29 había sido profanada y en el muro había una placa de 1926, en homenaje a un alcalde Dueñas, se suponía que fue ese alcalde el que cometió esa alcaldada: tumbó la casa original y le creó corredor hacia la calle, solo dejó el cuarto de Ricaurte, pero ya no conservaba nada y el exterior era espantoso, no tenía nada que ver con el original. La casa era villaleyvana común y corriente y tenía el portalón en piedra, que está en el mismo lugar, se entraba por un patio muy amplio y no tenía pila. En el año cincuenta y nueve, yo estaba en la personería y Próspero Morales en la alcaldía, vino la oportunidad de reconstruirla, gracias a la visita del ministro de guerra de la época, que se interesó mucho y nos prometió reconstruirla, no restaurarla. Mandó unos arquitectos, excavaron, y después vino una certificación; manifesté que tenía conocimiento de como era la casa originalmente, pues, personas viejas de la villa, como Manuel Neira, Manuel González y el secretario perpetuo de la Academia de Historia de Boyacá, me habían descrito la casa. Inicialmente, la idea de los arquitectos era solo cambiar los techos y arreglar puertas, etc.; yo les manifesté que la casa no era así y les mostré varios dibujos que había realizado, teniendo como base la información que me habían dado los antiguos, y hasta una foto de la época, y publiqué los dibujos en el periódico El Siglo y en la revista de las Fuerzas Armadas. La obra se empezó con base en mis dibujos, al menos se respetó la fachada y la distribución de los cuartos, pero hubo bastantes inconvenientes, se hubiera podido hacer mucho mejor; al final les ayudé cediendo algunos documentos y hasta la cama donde nació el héroe; sobre la autenticidad de la casa no hay la menor duda, aunque han habido algunas confusiones exageradas que dicen que ahí no nació Ricaurte. En la casa de Ricaurte, hay tres manuscritos que no se han publicado, esos me los regaló Manuel González, contienen datos muy importantes, como el decreto que ordena empedrar las calles, en 1804; está el dato del lugar de la verdadera casa de Nariño y otro que certifica la existencia del convento de San Juan de Dios; eso es de un periódico que se llama el Católico, de 1863, de don Venancio Ortiz. La Real Fábrica de Licores sufrió varios “acuñazos,” el maestro Acuña le había creado una especie de garita espantosa hacia la carrera; debió de haber sido muy bella. En la última restauración le quitaron los sobradillos que tenía en el techo que, además, los necesita porque las ventanas están a ras del muro, dejaron únicamente el denticulado que trata de suplir el can de madera típico del mudéjar, y quitaron el techito de la entrada donde está el escudo de España”. 78 “La cárcel era en la plaza, en una casa vieja donde hoy es la Caja Agraria; recuerdo que un preso que iba pa’ Tunja, sacó todo el archivo de la cárcel y lo quemó porque ahí iba el sumario que le tenían, y por eso no pudieron investigarlo; después, la cárcel la pasaron a donde es Telecom, ahí estuve dos horas preso por liberal”.79 Ricaurte fue declarado “el Primer Piloto que invadió el espacio y ascendió a la gloria en las alas del ideal patricio, egregio paradigma de los miembros de la FAC ” (Sáenz, Ibíd.) y a él se consagró la Orden del Mérito Aeronáutico Antonio Ricaurte y la Orden Militar de San Mateo de la Fuerza Aérea Colombiana. 78 79 Antonio Pérez Vargas Manuel Rodríguez 30 “A la casa consistorial alcanzó a vérsele ventanales, ahí era la alcaldía; después eso era un muladar, ahí botaban la basura, y cuando cogí la alcaldía se estableció un coso, que era donde traían los animales que hacían daños y, como habían muchas demandas, ahí tenían que pagar la multa”. 80 “Donde hoy está la Caja Agraria, había un solar donde se cayó la casa de la alcaldía, ese terreno era del municipio; y como en 1926, se empezó a construir ahí la nueva casa consistorial, una construcción neoclásica con la portada y los ventanales en piedra, que no tenía ninguna concordancia con la arquitectura popular española, era eminentemente señorial y ajena a las construcciones de la Villa de Leyva; la antigua portada aún existe en la casa ubicada después del puente de entrada a la villa. De todas formas, esa obra sufrió un descalabro, la persona que manejaba los dineros no lo hizo correctamente y se perdieron los fondos, la construcción no se alcanzó a techar y luego se paralizó. Posteriormente, en 1947, se hicieron diligencias para traer la Caja Agraria, yo les ofrecí el primer piso de la casa de mis abuelos, que hoy es la casa -museo de Acuña, como sitio para su sede; ese piso, de la puerta hacia el norte, se acondicionó y allí funcionó varios años. Como la Caja prosperó y necesitaba más espacio, el alcalde les ofreció el terreno de la antigua casa consistorial, terrenos del municipio que se extendían hasta la otra calle donde está la policía actualmente, excepto el lote de la esquina donde están las arcadas. La Caja Agraria inició su construcción con un diseño del arquitecto Rojas Arbeláez, que era sencillamente, en el frente, una talanquera de terneros y atrás un gran telón blanco con dos ventanitas pequeñitas que daban a unos baños; todo se desarrollaba por dentro, no habían balcones ni ventanales, nada. En ese momento, hacia 1952, el columnista de El Tiempo, Eduardo Caballero Calderón, escribió un artículo donde decía que: el arquitecto había colocado un par de ventanitas para cagarse en la mejor plaza que tenía el país; entonces Pedro Restrepo Peláez, a quien yo traje a la Villa como alcalde, se enfrentó con el arquitecto y, después de una lucha tremenda, se logró modificar esa talanquera para ganado y desaparecer las dos ventanitas con el diseño de una nueva portada”. 81 “Soy nacido en la pieza que es hoy el despacho parroquial, en esa pieza que queda al lado de Andrés Venero de Leyva. En esa época, la casa tenía todas las piezas que se ven en la actualidad, pero era de un solo piso; en la esquina donde hoy es la cacharrería Nariño, ahí tenía mi mamá su asistencia, su restaurante; y en la puerta redonda de arco, ahí funcionaba la herrería de mi papá, Manuel Neira Vargas, y dormíamos en esa pieza, ahí fui nacido yo”.82 “Abajo de La Bañadera yo conocí una casona grande y muy linda, compañera con esa casona que fue de un virrey; habían otras casonas abajo de la Normal, al pie del camino que iba para Arcabuco, y en después ya parcelaron y ya se acabó la historia”. 83 80 Luis Madero Tulio Jiménez B 82 Jesús Neira 83 Félix Torres 81 31 “El local en los arcos de la casa de Juan de Castellanos era de un tío y de mi papá, luego lo heredé; eso fue un expendio de miel, afuera habían unos poyos de adobe que utilizaban los jartos de chicha para dormir y, en las fiestas, ahí hacían cama franca. Anteriormente estaba bastante caído, eran las solas vigas, se adecuó y ahí funcionó la Recaudación de Hacienda; luego montaron unos billares; y el local de enseguida, era una venta de comida con fogón de leña de un viejito Castillo”. 84 “Mi abuelo, Vicente Rodríguez Sáenz, fue el dueño de la casa que ocupó Florentino Sánchez, se la dejó a su hija Oliva Rodríguez de Sánchez; Pablo Alejandro Rodríguez era el dueño de una casa que hoy es parte de la casa de la familia Uribe Arango, ellos unieron dos casas. El lote de la esquina sur de la plaza principal, después de la Caja Agraria, donde están los arcos y volteando hacia la policía, fue de los Rodríguez y después nosotros lo heredamos y le vendimos, como en el año cincuenta y cinco, a la empresa Bavaria para que construyera la agencia de compra de cebada, proyecto que no se realizó, y Bavaria luego vendió; el lote era inmensamente grande y subía a salir hasta la carrera, donde está el hotel de Germán Rojas”. 85 “Mi abuelo Abraham Sáenz, que era de Moniquirá, compró esta casa solar a la familia Ferro en 1911, esta familia la tuvo como hotel. El abuelo, en el local de esquina, tuvo negocio de panadería y chicha y en la casa vivía por temporadas, pero casi siempre la tuvo alquilada. El abuelo era comerciante, negociaba en ganado, cultivaba y molía caña en San José de Pare y era dueño de muchos terrenos en Gachantivá. Anteriormente, él había adquirido una casa solar a Rosalía Toscano, en la esquina diagonal al convento de los dominicos en la plazuela de Nariño; posteriormente, vendió esa casa porque no le gustó la energía que tenía. Mi papá, José Antonio Saénz, vivía en Gachantivá y le tocó salirse en la época de la violencia; él se refugió en una finca en las vegas del Cane y allá conoció a mi madre y se vinieron a vivir a Leyva en 1959. En el solar de la casa cultivaba maíz, frijol, alverja y hortalizas; la casa cubría prácticamente toda la manzana y fue vendiendo lotes, principalmente, en la parte frente al parque de Nariño. Con esta casa tengo una responsabilidad muy grande porque ellos me dieron el ejemplo de conservarla; a esta casa cada generación le ha puesto su granito de arena, por ejemplo, el abuelo acomodó cuartos en el corredor del ala occidental, le colocó servicios; y nosotros también le acomodamos nuevos espacios y locales, para que la casa tuviera una renta para su mantenimiento, desafortunadamente algunos espacios interiores se han caído86 ”. 87 84 Germán Borrás Vicente Rodríguez 86 El interior está prácticamente caído y sólo conserva parte de sus paredones de tapia pisada y su patio original. 87 Aida Sáenz 85 32 Barrios 88 “Habían dos cuadras que las cobijaba el nombre de La Providencia: la de los lotes de la familia Jiménez y la de la carrera tercera hacia la quebrada, hasta donde muriera; en el otro lado, arriba estaba la casa de una difunta Atanasia Castellanos, que era la primera vividora ahí, y más abajo estaba una casa vieja con techo de paja que era de Mateo, el herrero, el papá de Trina; en la esquina que hoy es de Santos, eso eran unos sitios que se reconocían como que hubiera habido vivienda, ahí se veían unos muñones de paredes, se veían ruinas; y de ahí en adelante, eso seguía solo. En la quebrada de San Agustín, al final de la carrera donde está el hotel La Estancia, hay unas ruinas de una casa contra el río, el dueño era Eurípides Suárez y lo conocí haciendo ese socavón; fue la única casa de dos pisos que se conoció y se cayó porque ahí, antiguamente, había un lagrimiadero de agua del barranco y el río lo acosó, porque venía bastante agua de la toma de Cane que ahí se desviaba cuando no se vendía el agua para los regadíos. Eurípides dejó la casa para hacerle los pisos, le hacían un piso de cañas y más encima adobes o tierra, eso fue después de los cincuenta, y le quedó a los hijos que dejaron eso ahí derrotado, vino un amigo de ellos y se posesionó como cuidandero; la vivienda no era colonial sino agregada a lo colonial. Otras zonas nombradas eran: San Agustín por el convento, San Francisco que tenía unas antigüedades y tenía el nombre por el convento y la quebrada de San Francisco, que venía del Gacal; estaba la zona de La Palma, que era del Eden pa’ delante; hacia afuera estaban de nombramiento: La Osada, El Pantano que se nombraba así porque era una tierra lagrimosa; allá era un molino y ahora están las uvas”.89 “Mi abuelo y mi papá nacieron en una casita frente al cementerio antiguo, mi abuelo era dueño de las tierras arriba de La Providencia; ahí quedaba la casa paterna, en la esquina de la carrera segunda; recuerdo que en el patio central salía una luz como de una guaca, y nos decían que quienes viéramos la luz éramos los predestinados a encontrarla. Al frente había una barda ancha y abajo, por la calle, estaban los terrenos de un señor Jiménez Amador. En ese tiempo el agua bajaba por la mitad de la calle, y en La Providencia había un ojo de agua de donde sacábamos agua cuando había visita; los lotes que eran de mi abuelo se partieron en diez. Donde ahora está mi casa, en la carrera segunda, era el sanitario de la casa de mis abuelos, luego seguía la huerta y más hacia abajo, estaba la casa de los padres de Trina. Recuerdo que me decían que no fuera por ese lado, Siatama era para nosotros como un nombre de bruja; el papá, 88 “Ahora hay otros barrios nuevos: el de San José Centro que comprende de las calles décima hasta la decimatercera, entre carreras novena y once. El barrio Los Angeles fueron tierras de Tulio Jimenez y Julio Restrepo; uno de los primeros habitantes, hace veintisiete años, fue Francisco Sáenz, el nombre se debe a su vecindad con el cementerio y fue propuesto por Juan Montaña. El barrio Del Carmen, en honor a la Virgen del Carmen, fue fundado hace veintiocho años por la Junta de Acción Comunal e impulsado por Gabino Casallas, Domingo Castellanos y Pedro Claver Yagama. El barrio Antonio Nariño, ubicado en el centro histórico, tiene cuatro manzanas. El barrio de Los Olivos, primero se llamó La Culebrera y luego Saquencipá.” (Fuente trabajo estudiantes del Itinar) 89 Félix Torres 33 Mateo Roldán, era herrero y ahí hacía sus fogatas, sus herraduras, trabajaba bien duro todos los días pero era muy déspota con las hijas, les pegaba con los juetes para caballos y, parece, que a una hija le sacó un ojo con una chispa. En la quebrada de San Agustín lavaba mi abuela, ir allá era todo un paseo, era como ir hoy a Cartagena, y había que preparar la lavada y el almuerzo desde el día anterior”. 90 Plaza principal de la Villa 91 “La historia es una memoria de la acción del hombre en el tiempo; lo más importante que he hecho por Villa de Leyva fue la restauración urbana, que se efectuó mediante un contrato celebrado en 1965 entre la gobernación de Boyacá, siendo yo gobernador, y el rector de la Universidad de los Andes, Ramón de Zubiría, según el cual el Centro de Planificación y Urbanismo, CPU, fundado por el arquitecto Luis Raúl Rodríguez, se comprometía a realizar el Plan de Ordenamiento Urbanístico de Villa de Leyva y, en desarrollo de esas recomendaciones, empezar a realizar las obras fundamentales de restauración.92 De esa manera, y para lograr eso, nombré como alcalde de la población 90 Jaime Castellanos 91 Cubre catorce mil metros cuadrados de superficie, el primer proyecto de empedrado de la plaza fue en la alcaldía de Segismundo Russi. 92 “El Centro de Planificación y Urbanismo –de la Universidad de los Andes- recibió el encargo de ejecutar un esquema básico que orientara el desarrollo físico (….) preservando el ambiente y permitiendo la restauración de las partes transformadas. Las primeras recomendaciones del CPU fueron puestas en práctica en la Remodelación de la Plaza Principal, evitándose así la aparición del pavimento asfáltico y la piedra pulida…En él se fijan los puntos básicos sobre los cuales deberá obrar la Administración municipal a fin de que se pueda transformar el conjunto urbano en un verdadero monumento nacional. Las recomendaciones del estudio no son definitivas. Deben ser analizadas y complementadas con los estudios posteriores.” (Villa de Leyva. Plan de Ordenamiento Urbano. CPU. Universidad de los Andes. Director Luis Raúl Rodríguez Lamus. Aspectos Históricos-Estéticos: arq. Germán Téllez C. Bogotá, 1968) El estudio comprende: antecedentes; estado actual y posibilidades; aspectos históricos-estéticos; zonificación y plan vial; realización del plan propuesto ; Carta de Venecia y cartografía. Dentro de las recomendaciones se buscaba darle a la Villa una estructura básica-ambiental, como el sistema vial, el aspecto peatonal, la remodelación de la plaza principal, calles y muros de cerramiento. Para las normas y propuestas especiales de cuidado y restauración se recomienda tener en cuenta los criterios contenidos en la “Carta Internacional de Conservación de Monumentos Históricos”, llamada “Carta de Venecia.” Se recomienda: la demolición y traslado del actual hospital que denomina “lacra estética.” Se anota que el “elemento arquitectónico más insólito y absurdo en toda la ciudad es la arcada que cierra el pequeño parque vecino a la Real Fábrica de Licores…es un elemento falso, a manera de pastiche” y se recomienda eliminarlo. Se recomienda la restauración del Convento de San Francisco, las casas de Nariño y de Los Virreyes. Que se fijen límites de altura, se prohíban cerramientos en ladrillo o bloque de cemento, así como enchapados, construcción de áticos y cubiertas en Eternit o teja metálica y placa de concreto; que se use exclusivamente el pañete pintado de blanco con el fin de establecer una unidad ambiental y cromática. Una de las primeras recomendaciones fue el cierre de la plaza principal a los vehículos y la creación de un “paseo continuo desde el Claustro de San Francisco hasta el Convento del Carmen. Se propone una zonificación correspondiente a las zonas de valor histórico, ambiental o arquitectónico y no implantar una drástica zonificación de usos y en cambio si “dejar la mezcla vitalizadora de las diversas funciones urbanas.” Se hace un estudio de suelos y diseño de pavimento para la plaza principal y calles de la Villa. Se dice que “como el 34 de Villa de Leyva al sargento Celso Parra Camacho, que tenía una trayectoria de haber hecho obras en otros municipios, embelleciendo las plazas y con demostración fehaciente de ser un gran promotor de la comunidad. El sargento Parra, en tal condición, se posesionó y se puso en contacto con los arquitectos del CPU; y ya una vez resueltas las cosas relativas a lo que debía ser el ordenamiento urbano, se iniciaron las labores de restauración de la plaza.93 Cuando la Universidad de Los Andes llegó a trabajar con sus arquitectos, encontró empedrados antiguos en el costado sur, en el norte, en el oriental y occidental, toda vez que el del centro de la plaza había desaparecido, y esta se había ido convirtiendo en una especie de corraleja muy mal tenida en donde había unos arbolitos en pésimas condiciones. Los ingenieros hicieron un estudio de suelos, y pudieron descubrir que los empedrados habían sido realizados en tiempo de la colonia sirviéndose de una mezcla gredosa con humus vegetal que permitía, precisamente, el crecimiento de un abrojo que rodeaba las piedras; no fue posible emplear esa mezcla, porque eso se fue cuando existían los esclavos de los españoles y ponían a trabajar las gentes de forma inconsiderada, pero se empleó una mezcla de arena y gravilla, que se sacaba de la quebrada de La Palma, que al revolverse con cemento sirvió perfectamente para la colocación del empedrado de la plaza. Para llegar a la definición de cómo restaurar la plaza de la Villa, hubo necesariamente una gran discusión entre los arquitectos y se apeló a la autoridad de hombres muy conocedores de nuestra historia y de nuestras condiciones de arquitectura y bellezas coloniales, como fueron: el doctor González Barona, el doctor Carlos Arbeláez Camacho y, luego, el maestro Acuña; entonces, con el parecer de ellos y de otras muy ilustres personas, se definió que, como decía el doctor Arbeláez Camacho, al restaurar la plaza había que hacer un cosa que no se notara y lo que menos se notaba era, precisamente, hacer las cosas como antes; todos estuvieron de acuerdo, solo que la universidad para darle un poco de movilidad a la plaza y romper un poco su monotonía de plaza plana, estableció unas ondulaciones que no existían en el tiempo colonial. De todas maneras, hubo otra discusión: la de si la plaza iba a convertirse, como todas las plazas del mundo, en una sala de recibo del pueblo, -como es la del Vaticano, San Marcos, la plaza Mayor de Madrid, el Kremlin, etc.,- o se iba a dejar eso con arbolitos, jardincitos, fuentecitas y cositas que habían sido, precisamente, propuestas en el proyecto de remodelación de un arquitecto94ante el Consejo Nacional de Monumentos, que ya existía y que presidía el doctor Arbeláez Camacho; dicho plano, de pavimento debe estar de acuerdo con la arquitectura de la Villa se ha decidido un pavimento en adoquinado de piedra igual o similar al que originalmente llevaron las calzadas” utilizando “toda clase de piedra redonda o piedra de bola de textura y dureza aceptables” y que además “el tránsito de vehículos sobre dicho pavimento será restringido o nulo.” En los planos de la plaza principal aparecen señalados diversos árboles y una jardinera a ras del piso frente a la actual Caja Agraria. 93 En 1952, el Dr. Tulio Jiménez B escribía: “Pretendemos convertir el marco de la plaza en monumento nacional conservándole y devolviéndole su fisonomía colonial y embelleciéndola por medio de prados y de arborización autóctona. Proyectamos trasladar a ella el busto de Nariño, y rectangulando la plazuela que lleva el nombre del Precursor, destinarla para plaza de mercado.” (Tulio Jiménez Barriga: Emoción de la Villa. En: Huellas históricas. Villa de Leiva. Nº 1, diciembre de 1952. Vol. 1 Bogotá.) 94 El proyecto fue el elaborado por el arquitecto y fotógrafo boyacense Carlos Ulises Salamanca, CAUSA 35 filigranas perfectamente ridículas y ajenas completamente a la severidad colonial, fue rechazado y aceptado plenamente el plano presentado por la Universidad de Los Andes. En tal virtud, las obras se iniciaron con un empuje extraordinario porque el gobernador facilitó toda lo que pudo respecto de maquinarias propias de la gobernación, y recibió la ayuda del Distrito número1, del Ministerio de Obras Públicas, que colaboró eficazmente con cargadores y volquetas, etc. El ritmo de los trabajos fue intenso, el sargento Parra era un gran promotor de las actividades comunales y los campesinos contribuían con un jornal semanal, que pagaban o venían voluntariamente a trabajar en las excavaciones, en la movilización de la tierra y en los empedrados de la plaza. Así pudimos, el 31 de julio de 1966, inaugurar la restauración de la plaza y la complementación del pueblo, en el sentido de aparecer todo pintado de blanco y verde oliva o, también, algunas ventanas y puertas que se dejaron en color caoba, pues había casas que tenían colorines rojos o azules de acuerdo con los partidos; más tarde, se cambiaron algunas verjas de mal gusto, unos tejadillos que habían de teja de eternit, todavía existe uno en la población pero afortunadamente se ha ennegrecido y no se nota; pero, de resto era sumamente fácil restaurar la Villa de Leyva porque era un poblado preservado. El CPU de Los Andes hizo un análisis extraordinario, como aparece en el plan de ordenamiento, de que era lo realmente colonial en cuanto a monumentos, casas y edificios; y también que era lo típicamente republicano, que en Villa de Leyva había sido adoptado en una forma muy acertada y concorde con nuestra índole. La Villa de Leyva logró tener una plaza que, cuando vino el poeta mejicano Pellicer, dijo que en las oleadas de piedra de Villa de Leyva y en su arquitectura circundante, se encontraba toda la severidad del imperio español; periodistas de muchas partes del mundo, pero sobre todo españoles, que han venido y que conocen mucho de Hispanoamérica y de la arquitectura andaluza, han dicho que la Villa de Leyva es el poblado que mejor refleja en el mundo hispánico, la arquitectura popular española. Las recomendaciones del plan de ordenamiento se han ido cumpliendo y aceptando; y los planes posteriores han sido un acierto en el sentido de que han adoptado, esencialmente, el espíritu del mantenimiento de la arquitectura popular española. Con relación a conservar o no los árboles en la plaza, sencillamente pudieron más que los argumentos de la Universidad de Los Andes, que no estaban tampoco todos conformes, mis argumentos porque les dije: si ustedes señores, logran que en la plaza de Bolívar vayan a sembrar ahora árboles, yo también no me opongo a que los siembren aquí en la plaza de Villa de Leyva; pero si dejan la Plaza de Bolívar constituida como el sitio más agradable en donde uno puede ser más importante que la máquina y que cualquier otra cosa y poder uno deambular y allá reunirse y expresarse, como una ágora verdadera, y si algún gobernante en Madrid, en el Kremlin, resuelve que van a sembrar árboles en la plaza, entonces, yo también no me opongo a que se pongan aquí. La plaza, a un poco más de estar remodelada, se convirtió en el centro de convergencia de un espectáculo maravilloso que fue, sencillamente, el de setenta mil personas que vinieron a formar el partido de Anapo y que llenaron la plaza; entonces, esas son las plazas, las plazas son el ágora, las plazas son la sala de recibo de los pueblos”. 95 95 Tulio Jiménez Barriga 36 “El proyecto de Carlos Ulises Salamanca era una mole de concreto, un horror; se aprobó en el Ministerio de Desarrollo y en el concejo se debatió; yo estaba de concejal con Floro Sánchez, Agustín Neira, Gratiniano Igua y otro poco de gente, y dijimos no; a Pablito Jiménez le tocó como personero y dijo: eso de cemento no me gusta”. 96 “Cuando yo vine a restaurar aquí, el concejo municipal me pidió un memorando de lo que, en mi concepto, se podía hacer para mejorar el pueblo y eso me valió que me tuviera yo que salir de aquí cuanto antes porque, entre otras cosas, yo decía que la plaza, de acuerdo con las Leyes de Indias con las cuales se había construido esta ciudad, debía ser despejada para poder efectuar en ella una serie de actos, como los mercados públicos, las procesiones, las corridas de toros, y eso que no decía de las elecciones porque andaban en el rey de España; entonces, yo les dije: lo primero es quitar de la Plaza Mayor todos los árboles que se han sembrado, y me preguntaron si los buganviles también porque habían unos hermosísimos, frente a la casa de don Juan de Castellanos, y yo dije: todos, porque la plaza debe ser empedrada y nada más que en el centro una fuente, que estaba tapada completamente por unos olivares, y por eso la gente se me echó encima con lo de los árboles y dijeron que yo había venido a hacer un mal espantoso”. 97 “En la plaza se iba hacer un parque con sus estacionamientos y jardines, un proyecto del arquitecto boyacense Carlos Ulises Salamanca, yo era el alcalde y el concejo no lo aprobó; en esas nombraron a Tulio Jiménez de gobernador, él fue el opositor de ese parque, y trajo al sargento Parra para la empedrada de la plaza, la gente reaccionó y protestaba porque se habían quitado los árboles. La plaza se chupó catorce mil seiscientas y pico volquetadas de piedra, según la estadística que se llevó; salieron del río Sáchica, del puente para arriba y del puente para abajo; todo el empedrado de aquí es de esa piedra. El sargento Parra hizo el empedrado hasta la pila y a mí me tocó terminar la plaza, en mi alcaldía, porque después de que salió Parra, me volvieron a nombrar. Al sargento Parra le entregamos, para iniciar la obra de la plaza, un auxilio de sesenta y cinco mil pesos que me dio la gobernación; esa suma la teníamos en la Caja Agraria con la firma del presidente de la Acción Comunal que era el señor Roque Forero. La mayor colaboración para la construcción de la plaza se le debe al campesinado de Villa de Leyva; cada ocho día se citaban por medio de la policía para que ayudaran con un jornal; aquí venían y se reunían unos sesenta o setenta obreros, un jornal costaba unos tres pesos; ellos venían a trabajar un día en la semana, para cargar las volquetas de piedra en Sáchica y sentar piedra. Yo calculo que fueron más de veinte mil obreros para la construcción de la plaza y las calles, y eso duró como dos años; el sargento Parra inició la obra y me la entregó hasta la mitad de la plaza, yo la recibí para continuarla de la pila hacia los portales; la gente del campo venía a trabajar con mucho gusto, también se notificaban para venir a limpiar las calles; en ese tiempo, las multas se pagaban en cemento, Floro Sánchez lo vendía y me daba el vale que pagaban. 96 97 Roberto Borrás Luis Alberto Acuña. q.e.p.d 37 Aquí en la plaza principal se hacían corridas, el municipio tenía al menos unas mil quinientas a dos mil varas, que se guardaban en el corredor de la alcaldía, y antes de la fiesta se armaba la barrera; era brutal la cantidad de gente que venía, unos en carro y otros a caballo y a pie; también, de Venezuela y de Santander venía mucha gente. La última corrida fue cuando estuve de alcalde y tuve un problema, me pegaron un tiro”. 98 “Vino Celso Parra como alcalde y, para empedrar la plaza, empezó citar a las gentes de las veredas, cada semana le tocaba a una vereda y los obligaba a venir e hizo ese empedrado de la plaza y algunas calles. Los árboles los tumbaron, los arrasaron y no hubo consulta a la comunidad, no se tuvo en cuenta un consenso general, el argumento era que tapaban la vista de las construcciones, lo último que se había sembrado eran olivos y buganviles”. 99 “El sargento la principió a empedrar con una plata que había en el tesoro; y a todo el mundo, a todos los ricos y a todos los pobres, lo mínimo que les sacó fueron diez pesos o un día de trabajo para ir a cargar piedra, y así se empedró la plaza”.100 “A esa gran plaza una discreta arborización le hiciera desaparecer cierta monotonía producida por la ausencia total de los árboles legendarios y característicos del panorama leyvano: olivos, palmas reales, pimientos, conservos, gaques, herrerunes y buganviles rojos”. 101 “La comentación, cuando lo de los árboles de la plaza, era que no debían haberse quitado, sobre todo, los cuatro herrerunes que daban por redondo a la pila; la gente hablaba de eso pero nunca se llegó a decir vamos a oponernos, porque en esa época el que mandaba mandaba. Dicen que el pueblo antes estaba empedrado; y cuando pusieron la máquina para rastrillar y levantar ese pasto y poner esta piedra, estaba el empedrado por debajo”. 102 “A una de las personas que sí se le debe la restauración de Villa de Leyva, es a Tulio Jiménez; Celso Parra Camacho fue el que empedró la plaza principal, era un sargento del montón, entendió que limpiar la plaza era tumbar los árboles, nadie protestó; el sargento salía con dos policías, sacando barriga, a decirle a todo el mundo que había que pintar, porque la mayoría eran paredes de solares y hacía cumplir la restauración de la plaza. El mercado se sacó inmediatamente cuando se iniciaron las obras de la plaza y se fue para la plaza de Nariño, allá duró unos tres años”.103 “El sargento Parra fue alcalde como de treinta y siete municipios, lo nombraron por asunto de orden público, porque en el tiempo de la violencia había mucho problema; él llegaba a un pueblo infeliz y hacía parques, cogió mucha fama y lo pedían en todos los pueblos. En Villa de Leyva era el alcalde cuando la remodelación de la plaza, era la 98 Luis Madero Vicente Rodríguez 100 Alcibíades Robles 101 N.I. Sáenz, obra citada. 102 Vicenta Ruiz de Bautista 103 Jorge Rodríguez 99 38 única persona que podía llevar a cabo ese proyecto, le prestaron la maquinaria y le pasaron la cuchilla a la plaza, eso eran los barrancos de tierra y traer piedra del río Sáchica; el sargento prohibió la entrada a la plaza y había que pagar de multa un bulto de cemento, eso duraron casi ocho meses empedrando la plaza y todo mundo protestó por lo de los árboles, pues no quisieron el proyecto de los sardineles y más árboles”. 104 “La plaza era medirla y medirla, como si la plaza creciera; yo conocí una parte empedrada y otra en tierra; y a los cuatro costados la plaza tenía una zanja por donde bajaba el agua para surtir todas las necesidades del pueblo, el agua llegaba a la pila y cogía la ramificación para cada casa, la pila fue hecha por un señor Jesús Alvarez que imitó la que hizo un señor Leitón. En la plaza había conservos, olivos y herrerunes, el mercado era los sábados y llegaba trigo y miel, que era toda puentana, veleña y moniquireña; Leyva ha sido un puerto para surtir para Suta, Santa Sofía, Sora, Cucaita, Sáchica y Gachantivá”.105 “La pila que hay en el centro de la plaza fue construida, en 1883, por un señor Vargas; en el año de 1920, alrededor habían conservos y herrerunes y debajo de las matas, el día del mercado se colocaban los puestos de trigo; el costado norte de la plaza, frente los portales, también tenía herrerunes y conservos y, en la esquina yendo para el Carmen, había un herrerún grande y, en el costado sur occidental, otras matas de conservo; al frente de la Caja Agraria había una mata grande de eucalipto, que para la empedrada de la plaza se derribó con mucho trabajo”. 106 “…fue remodelada la plaza; los cauchos y los buganviles desaparecieron; eliminaron las aceras, y se empedró todo con piedra de irregular altura, pegada con cemento y arena de río. La inmensa plaza castellana quedó convertida en una agobiante desolación, muy apropiada para peregrinaciones de penitencia. La comodidad ciudadana está pidiendo que se reconstruyan las aceras, en laja de piedras al natural, de dos metros de anchura y la reforestación con sus cauchos y buganviles”. 107 “La gente no dijo nada cuando tumbaron los árboles de la plaza, este municipio ha sido muy pasivo; nadie quería que los tumbaran y mucha gente le insinuó al alcalde que no, pero él ya tenía órdenes estrictas del gobernador que era Tulio Jiménez; entonces, para que la gente no fuera a protestar, los árboles anochecieron y no amanecieron. Todo el mundo, al otro día, renegaba contra el alcalde sargento Celso Parra, el directo responsable, y la gente comentaba ¡qué lástima, que alcalde tan desgraciado!” 108 “Los árboles del contorno estaban a medio desarrollo, los herrerunes estaban perfectos, había olivos… y unos buganviles preciosos y cuando eso se arrastró con bueyes, era como arrastrar un florero por la calle; la gente reaccionó con lo de los árboles, hicimos un movimiento grandísimo como tres o cuatro días, fuimos con la mamá del gobernador, 104 Germán Zubieta José Heliodoro Cortés C 106 Gabino Casallas 107 Fray Alberto Ariza: La Villa de Nuestra Señora de Leiva. 108 Agustín Neira 105 39 Anita Barriga, a la casa del gobernador a protestar y rogarle que no dañara la plaza; nos recibió muy bien pero en las espuelas, nos dijo: les mando los ingenieros y los arquitectos pero esto se hace; entonces ya cuando hubo la imposición de la autoridad, como la gente de Villa de Leyva era muy civilista y obedecía totalmente en forma la autoridad, dijeron es la autoridad y es su capricho, dejemos que lo desarrolle; vi el proyecto, lo discutimos pero eso ya era una decisión tomada, nos dio muchísima tristeza a todos, la gente todavía cogía su agua de la pila con cañas”. 109 “Ya después que llegó el sargento Parra, me dijo venga pa’cá… en esas llegó una viejita y la puso a sacar hasta los marranos de la calle, ese sí hacía todo fuerte y parejo, ese sargento componió esa plaza grande, hizo de todo: mandó a traer lajas, empedró esas calles, todo eso muy bonito”. 110 “Eso ya estaba vestido de los conservos, yo los conocí ya en cosecha; ahí era el sinvergüenciadero de esperar a las aguadoras de noche, tenían que venir a coger agua con una caña y su chorote; y entonces, se rompió el chorote ahí por ese juego”.111 “A mi papá Anselmo Borrás, el viejo, le dieron la alcaldía y él compuso la plaza, le puso unos árboles, sembró unos eucaliptos, un cedro que daba flores de madera y bungaviles en el contorno de la plaza, pero todo eso lo tumbaron porque dieron orden de arreglar la plaza; las calles Leyva eran empedradas con piedra chiquita y bien colocadita.”112 “En la plaza habían unos conservos, palmas y olivos muy antiguos y alrededor de la pila habían ocho conservos muy lindos; ahora da un aspecto de soledad, como de tristeza; y el tipo de piedra no deja caminar, ha debido ser laja”. 113 “El pueblo ha cambiado muchísimo, la plaza era en tierra y ahí era el mercado principal, en el centro estaba la pila y habían unos árboles; también había muchos toches, mirlas y palomas. Todos los leyvanos no estuvimos de acuerdo con el empedrado de la plaza, el maestro Pérez protestó, pero como aquí nadie ha sido atrevido, no protestamos”.114 “En la plaza, alrededor de la pila, había unos herrerones y bajo esa sombra, había unos zócalos en piedra, altos, donde se sentaban las mujeres que iban con sus chorotes por agua; ahí era la conversación de amor, los negocios de harina se hacían ahí, los viejos del pueblo ahí se paraban a conversar….” 115 109 Roberto Borrás Anastasio Guerrero 111 Argemiro Torres 112 Aura María Borras de Paez 113 Aleja Rodríguez 114 Benedicto González 115 Octavio Mendoza Morales 110 40 Mercado “Todos los viernes muy buen mercado, a que concurren de Vélez y Tunja, y hay buen comercio. Discúteselo Vélez para que fuese dicho mercado en el lugar del Santo Ecce Homo; defendiólo don Javier Neira y quedó dicho mercado por la Villa y a Vélez se le concedió que los lunes de cada semana hiciese su mercado en dicho lugar del Santo Ecce Homo. Los otros litigios sobre la extensión de la jurisdicción quedaron por Vélez y por Tunja; esto es, que pretendía la Villa comprender al Santo Ecce Homo hasta cierta quebrada y esto quedó por Vélez; pretendía a Chiquinquirá, y esto quedó por Tunja”. 116 “En el mercado mucha cebada, trigo, alverja, haba, fríjol y maíz, de uno y de otro; por ahí mataban una res y la vendían en el pueblo de Santa Sofía y Suta y Leyva, con una res había pa’ todos tres pueblos, y se vendían siete huevos por cinco centavos”. 117 “El mercado de la plaza era muy bonito y, la verdad sea dicha, estábamos todos de acuerdo que el mercadito fuera en la plaza grande; del campo enjalmaban los bueyecitos, para traer lo que iban a traer y para llevar lo que iban a llevar, y, en ese tiempo, lo traían a uno a pie limpio desde la vereda, porque no había carro, yo venía descalza, sin alpargates, dedo al suelo”. 118 “El mercado funcionaba los sábados; de la pila para abajo estaban los puesto de la miel, que era media plazada de miel; alrededor de la pila era el puesto del trigo y frente al atrio de la iglesia, estaban los puestos de maíz y cebada; frente al banco, los puestos de la carne”. 119 “En la plaza todas las tiendas eran de chicha, y en un rincón de la chichería había lo que llamaban brasero, y allá vendían gallina, almuerzo, chocolate y todas esas cosas; allá iba toda esa gente que venía a mercado y los de aquí iban a almorzar allá, eso era un negocionón; el brasero era los sábados nomás para el mercado que era ahí en la misma plaza; venían de los pueblos vecinos, como Chiquiza, Arcabuco, Gachantivá, a llevar de aquí para surtir allá; y ya en la noche salían los marranos a hacer el aseo a las calles, pues eso era mero fango y yerba”. 120 “La vida de la plaza era el mercado, empezaba a llegar la gente a las seis o siete de la mañana y duraba hasta la una o dos de la tarde; llegaba de todo, llegaba maíz, papa, yuca, fríjol, haba y la arracacha que traían de Moniquirá, a casco de mula por el camino de Gachantivá; habían puestos de limonada, de colaciones, dulces de leche, dulce de duraznos, queso, cuajada”. 121 116 Basilio Vicente Oviedo: Cualidades y Riquezas del nuevo Reino de Granada, 1761. Andrés Cortés Cortés y Hermilda Cortés de Cortés 118 Oliva González 119 Gabino Casallas 120 Teresa Buitrago. q.e.p.d 121 Jesús Neira 117 41 “Había unos piquetes en la mitad del costado de abajo de la plaza, el dueño era el difunto don Leandro y la señora María Castillo; vendían guarapo, chicha, cerveza y fritanga y, hacia adentro, había un corral donde los mercaderes llevaban los burritos y los encerraban allá, el dueño tenía que pagar centavos, no eran pesos; y donde es el banco hoy, ahí era la cárcel, unas piezas con unas ventanitas.” 122 “El mercado yo lo conocí desde 1922, cuando venía a pie con mi papá a descargar la miel que traíamos de Moniquirá; dejábamos desde el viernes por la noche los tercios amarrados, y el día sábado se colocaba el puesto de la miel en la esquina de doña Vicenta; más de para arriba, quedaba el puesto del trigo y la cebada, y más arriba ya se formaba el mercado de las frutas, naranjas, plátanos y de todo”. 123 “El mercado, en lo que yo me conocí, se trataba de trigo, cebada, maíz y sal blanca en terrones que partían con piedras; no mataban ganado sino Cornelio Russi y unos viejos de Sutamarchán, que los llamaban los Pispires; en unos caballos ellos traían una carne de allá, y la gente no compraba casi carne porque en estos campos tenían sus ovejas y sus gallinas; los arribanos traían mulas y burras para llevar de aquí maíz y de allá traían papa, de tierra fría, y aquí la gente les vendía manojos de avena pa’ las mulas, sacaba la gentecita más pobre un tercio de avena y la vendía en cinco o diez centavos”. 124 “La plaza era hasta bonita, tenía sus matas y bastantes árboles pero acabaron con todo eso, fue cuando empezaron a empedrar. En la plaza era todo el mundo con su puesto, hasta el mercado de ganado era en la plaza, y había mucha chicha, la fábrica principal era de la difunta Ascensión Castellanos y para las fiestas del Carmen habían unos cincuenta toldos que vendían chicha”. 125 “Me acuerdo cuando en el cuadro de la plaza vendían guarapito, el tan famoso guarrús, que era un producto granuladito y de buen sabor porque venía de un arrocito, y la famosa chichita que era el licor más importante de la región. Ahí donde hoy existe el despacho parroquial, existía una cantina; ahí se conocía que vendían papas criollas, menudencias de cordero y la famosa yuca y el nabito y las rubitas, y de sobremesa era el guarapito, comidas tradicionales que vendían antiguamente”. 126 “El mercado del ganado era en la plazuela de Nariño, por ahí bajaban todos los días sábados los campesinos con sus respectivos cerdos”. 127 “La vida en Villa de Leyva se ha mejorado, pero también ha llegado mucha gente que uno no sabe quiénes son; solo quedamos muy pocos leyvanos, unos ciento cuarenta nomás, y muchos han regresado ya pobres”. 128 122 María Oliva Hernández Avila Manuel Rodríguez 124 Julio Edgar Cortés 125 Simón Pedro Pineda Igua 126 Ignacio Fitatá 127 Luis Madero 128 Benedicto González 123 42 “El cambio en algunas cosas ha sido bueno porque el pueblo se ve más de lujo: más higiénicamente, más aseado, más históricamente, se ve más construido, se ve con más comunicación, más histórico; o sea está demostrando su historia, según he oído, lo que nuestros españoles fundaron”. 129 “El record histórico de esto es invaluable y hay otra connotación en este momento, que en la difícil situación de este país, es lo único que se conserva con una tranquilidad espiritual, física y humana; sus animales, sus árboles… le indican a uno que acá puede venir cualquier persona con el síndrome de paz, acá no admitimos violencia porque la misma topografía lo impide, y el carisma de sus gentes antiguas lo impide; entonces, esto es un rincón de paz del país que no tienen con qué pagarse”. 130 “Yo no creo que haya deterioro pero, en todo caso, el pueblo recibe el impacto del turismo, sobre todo si no hay una conciencia turística; el turismo valorizó las tierras, los locales, las casas. Al principio hubo mucho control en la construcción, eso era un encanto, porque en ese momento estaba Guatavita; se tuvo en cuenta el plan del CPU y había arquitectos que colaboraban en las normas básicas que había que cumplir para la construcción, evitando que se hicieran barrios piratas y se estirara el municipio demasiado, conservándolo todo como zona histórica y que se recuperara el entorno. Cuando volví a coger la alcaldía en 1986, ya habían algunas alteraciones porque para manejar esto hay que conocerlo y, en las administraciones, apareció gente que no tenía que ver con Villa de Leyva e hicieron los primeros guatavitazos. Los primeros impactos fueron los de la Caja Agraria, la Normal, el Instituto Técnico y una o dos casas particulares; pero el primero en interferir en la parte estética, anatómica, fue el Estado porque estaba en furor el concreto; hasta 1986 las calles estaban perfectas, sobre todo, la estética de las casas y de los edificios públicos, que era bajo normas básicas muy rígidas que se cumplían”. 131 Restauración y ordenamiento urbano “Mi concepto, muy personal, es que las intervenciones que realizó el maestro Acuña fueron nocivas; es increíble cómo él, teniendo conocimiento histórico y sensibilidad, transformó todo: basta ver su casa, nos dejó un pastel de estilo dórico, y existe una orden de Colcultura de que se desmonte esa portada de su casa; 132 esa era una casa corriente que no tenía mayor incidencia, yo creo que esa casa estaba en ruinas, la construyó un señor de apellido Daza; Acuña también cogió la casa del Primer Congreso y la afrancesó completamente, esa era una casita modesta con columnas de madera y la escalera era por la carrera, también le hizo las arcadas. Esas intervenciones fueron bastante nocivas porque cundió la idea de que las casas eran ese colonialejo y eso fue un irrespeto muy grande, tumbar lo original para tener una cosa de orden medio francés; fue 129 María Oliva Hernández Avila Guillermo Borrás 131 Roberto Borrás 130 132 Ver Anexo Nº 11 43 un pésimo ejemplo y la gente quiso imitarlo, creo que el alcalde de esa época era un señor Miguel Buitrago, de Gachantivá; Acuña traía unos contratos desde Bogotá, que los hizo a través del general Gustavo Rojas Pinilla, estando Azula Barrera como ministro de educación, él venía a ser un ejecutivo. Mi experiencia de trabajo con Acuña, fue el mural que pintamos en la casa del Congreso, un mural muy elemental, lo hicimos sobre una base de yeso diluyendo pinturas naturales: tierras con leche y con agua cola; también vino otro condiscípulo, Rafael Díaz Picón, excelente; nosotros solamente trabajamos, directamente, en ese mural; de resto, yo le hacía los dibujos y Acuña los pasaba al muro; en esa ocasión, tuve un pequeño choque con él, porque le pregunté si eso podía resistir un tiempo a la intemperie; de ahí que, cincuenta años después, ese mural esté casi destruido. En el convento de San Francisco han hecho profanaciones, tumbaron lo original; por ejemplo, había un techito de dos aguas que daba a una de las ventanas del frente principal y, en la reciente restauración, yo le advertí al arquitecto porque conocía, pero no quiso atender”. 133 “El maestro Acuña fue un desmantelador de todas las reliquias de Villa de Leyva, yo lo digo porque tenía un camión, y una vez me contrató para que le llevara una cantidad de retablos y cuadros de la iglesia de San Francisco, que se los había vendido un cura, a la casa de Juan de Castellanos en Tunja, uno no sabía el valor que tenían esas cosas; sobre sus restauraciones, si yo hubiera estado de alcalde, no le hubiera dejado hacer el portalón ese en su casa de la plaza”. 134 “El patrimonio de Villa de Leyva fue pisoteado, el pueblo se preservó porque estaba aislado, pero, cuando vino la carretera por Sáchica vino la destrucción; las autoridades no tomaron las medidas necesarias y vino la avalancha del nuevo conquistador de Villa de Leyva; entonces, las casonas que estaban como cascarones, con los tejados caídos y las maderas dañadas pero existían perfectas las puertas, las ventanas, todo estaba perfecto, fueron remodeladas. El casco urbano era, máximo, unas diez manzanas; eran los dos polos de las iglesias y a su alrededor, por lo general, una o dos a manzanas; las casas conservaban los solares y de esas casas pueda que se conserve algo, pero lo más grave no es que se hayan venido abajo, sino los cambios y la partición: uno se paraba en una esquina y en la otra no había sino una o dos puertas, ahora hay treinta. El patrimonio está representado en la herencia de los antepasados, el patrimonio inmueble fueron las construcciones o la forma de construir que heredamos de esa simbiosis europea-americana, Villa de Leyva fue un pueblo construido por ese sistema aportado por los españoles y los indígenas. Cuando la villa se acerca más a Bogota, por tiempo, llega esa avalancha de gente que quiere tener una casa antigua, entonces los leyvanos empiezan a vender y, además, les parece muy atractivo que empiece a venir gente de Bogota porque se considera que el turismo es lo mejor, que es el desarrollo y el 133 134 Antonio Pérez Vargas Luis Madero 44 dinero; que es mejor que empiecen a aparecer carros, buses y camiones y música en la plaza, que tener un señor en la plaza durmiendo la siesta en uno de los troncos que habían, y viene la destrucción: detrás de esa gente aparece, por ejemplo, la gente del banco; la Caja Agraria se lleva la casa del cabildo, que tenía una fachada con unas arcadas y ventanas en piedra tallada y unos paredones de adobe, y la cambiamos por concreto y hierro. Desafortunadamente, nadie ha puesto el pecho y salido a defender ese patrimonio, el patrimonio se desapareció; acá miraban con gran admiración, el traer una platica para desarrollar el pueblo a punta de cemento y hierro, mis tíos decían: estamos colaborando con el pueblo, vinculamos gente y esa persona compra una finca y reconstruye la casa porque se lleva la carpintería vieja y trae una nueva. Pero el peor destructor que le llegó a Villa de Leyva fue el maestro Acuña, porque, cuando le hacen la encomienda de la casa del Congreso, la transforma, se la roba y vende las puertas y ventanas, y aparece la bendita columna de la esquina que es invención suya; y lo repite en la fachada inventada de su casa en la plaza principal, la esquina la recorta; igual sucede con la Real Fábrica de Licores, la destruye. Acuña tenía un sello personal, donde hacía una restauración, desaparecía, ipso facto, toda la carpintería: balcones, puertas y ventanas se iban a Bogotá y todos los anticuarios las compraban. La casa de Ricaurte tenía un corredor con columnas de madera, un pequeño pórtico y un zaguán a mano izquierda, el cuarto donde nació Ricaurte y, al fondo, el patio medio claustrado y, contra el río, la cocina, un cuarto y una letrina tapada por una puerta. Esa casa fue totalmente transformada, es casi una casa nueva; de pronto dejaron la pared de la esquina de la carrera. San Francisco fue una casona muy linda que siempre estuvo en ruinas, su techo caído, los árboles salían por las ventanas; pero, vino una alcaldía de Próspero Morales y aparece Luis Morales Gómez, el tal gestor del Banco Popular cuando Rojas Pinilla, que viene con muchos abolengos y eso a los leyvanos los obnubiló; entonces, se inventan la figura del comodato; y como el concejo y la alcaldía se manejaban a punta de trago y eso era firme aquí, en una de esas le entregan la casona para el hotel y el solar de atrás para que haga una fábrica de cerámica, ahí están los vestigios, y trae unos ceramistas mexicanos que tienen una pésima influencia sobre los ceramistas nuestros, eso viene a repercutir en Ráquira con el centro artesanal y se acaba el caballito de Ráquira. Este pueblo debe manejarse de manera diferente para rescatar y defender el patrimonio, que quiten ese estilo llamado leyvano, el guatavitismo, que nada tiene que ver con la arquitectura de Leyva; el campesino que construyó esto fue un campesino español, un agricultor, aquí no llegó gente noble ni de sangre azul; eso del noble, del marqués, es un mito, eran campesinos agricultores; en el campo, ahora los que llegan, lo primero que hacen es la cerca y la tapia, nunca vimos las cercas, el campesino nunca cercó”. 135 “Las casas eran partes blancas, amarillas, partes de color ladrillo, adobe a la vista, el puro color de la tierra pisada, y mi papá resolvió pintar el pueblo de blanco; después con 135 Octavio Mendoza Morales 45 el tiempo, la gente se fue acostumbrando y empezó a pañetar y cosas de esas. Mi papá y el gobernador tuvieron muchos problemas por eso, creo que fue en el primer gobierno de Octavio Patiño Roselli, mi papá se quejaba y el gobernador le dijo: tranquilo que yo lo respaldo y si es el caso, le mando tropa. Por lo que más protestaba la gente era porque los obreros que pintaban, como los vaciaban y amenazaban, pintaban las puertas de blanco. Mi papá hizo otras obras; en esa época, el parque de la casa del Congreso era una tapia a medias y la gente lo usaba de baño, mi papá la picó y quedó solo el potrero; el parque de Ricaurte también fue idea de él, dejó la puerta sin reja, y otro alcalde lo continuó; eso era un potrero donde jugaban fútbol y tejo, y el tamaño es por la piedra que tiene debajo el parque”. 136 “Esta arquería fue levantada en el siglo XX, no con la intención de introducir un falso colonialismo, sino que respondió a la necesidad de cubrir un espacio abierto, conjugando la unidad arquitectónica que debía existir entre dos edificios históricamente importantes, para lo cual un simple paredón no hubiese sido lo más indicado, sino el aprovechamiento de un elemento tradicionalmente histórico en la ciudad, como es la columna dórica romana, es decir toscana, sustentante de una arquería de medio punto, cuyo antecedente histórico se halla en los soportales de la mansión de don Juan de Castellanos…”137 “Yo remodelé el parque de Ricaurte, que era todo con lanzas que salieron de los fusiles de la casa de Ricaurte, le puse la reja, lo reconstruí y le hice la cancha de básquet; también, hice el parque de los arcos, atrás de la casa del Congreso, y como todas esas lanzas del parque de Ricaurte se las estaban robando, las pasé ahí ”. 138 “El parque de Ricaurte tenía árboles rodeando toda la plaza; habían conservos del lado de San Agustín, abajo tenía un cedro nogal, un pomarroso y, de repente, fueron talándolos y fueron desapareciendo; como en el año setenta y cuatro ya transformaron el parque”.139 Calles140 “José Raimundo Russi, hizo los primeros empedrados de Leyva que eran en laja”. 141 136 Germán Zubieta N.I Sáenz, obra citada 138 Luis Madero 139 Fermina Gómez 137 140 En 1638, el alcalde Sebastián de Mayoral, por orden del Cabildo, inicia el empedrado de las calles y “aderezo de puentes.” Posteriormente, el célebre Dr. José Raimundo Russi, nacido en 1816 en el Valle del Ecce-Homo y fusilado en Bogotá en 1851, siendo alcalde de la Villa hace empedrar las calles y, según parece, la plaza principal. Existe también la versión que la empedrada de la plaza sólo fue un proyecto. 141 José Heliodoro Cortés C 46 “Hacia los años veintes en las calles solo había tabaco, marrubio, barbasco, estramonio, higuerilla y en la noche, salían los marranos a hacer el aseo; el pueblo eran pocas calles, había una que llamaban la calle de los Tramposos porque decían que la gente que fiaba o debía, corría puallá ligero y se escapaban pa’ coger pa’l campo; otra, era la calle Caliente y la calle del Silencio, yendo pa’las monjas del Carmen; había casas de paja, y después hubo un decreto que echó a tumbar una casa que había en la plaza de Nariño y otra en Girardot, porque las cuadras tenían sus nombres: La Picona, Girardot, El Reposo y la Esquina del Chisme, ahí en la plaza principal. Como no habían abierto calles, todo eran solares y nadie compraba un solar por lo pequeño, nadie parcelaba, nadie medía por metros ni nada, el área como estuviera se negociaba”. 142 “Otras calles: la de Juan José Neira, la del Silencio (calle 15, carrera 9) por ser muy tranquila; la de la Real Fábrica, la de San Juan de Dios (en San Francisco); de los Fundadores, subiendo de la plaza principal al costado sur del parque de Nariño; la del Árbol, abajo de la plaza de mercado, que se llama así por tener el árbol más viejo y uno de los más altos de la Villa; la del Carmen; del Olvido (calle 13) porque por ahí llevan los difuntos al cementerio; de Don Antonio Nariño, donde queda la casa de Nariño; de San Francisco; del Mesopotamia; de San Agustín; y de Los Virreyes donde está ubicada la casa de Los Virreyes” . 143 “Yo inicié los empedrados de las calles; la primera fue la del Carmen; la segunda, la Caliente; y la tercera, la de la subida al Duruelo; cuando eso me sacaron de alcalde y se inició la obra de empedrar la plaza. Había un empedrado antiguo en la calle de la Real Fábrica y un personero trajo un buldózer y arrancó todo eso para echarle recebo, también habían otras calles con ese empedrado antiguo”. 144 Iglesia Parroquial145 “ La Iglesia Parroquial, llamada desde la colonia Catedral, se empezó a construir en 1608 sobre planos del arquitecto Rodrigo de Alvear y reformas del arquitecto italiano, padre Juan Bautista Celuchini. Trabajaron en su construcción el maestro Hernando Laitón, el pintor Bernabé de Posada y el decorador leyvano, operario de 142 Teresa Buitrago q.e.p.d. Testimonios diversos 144 Luis Madero 143 145 “La iglesia parroquial es de las mejores fábricas y bien ornamentadas, y lo más de su ornato se debe a la devoción de don Javier Neira, que es el principal benefactor de ella y del lugar. Tiene cerca de 50 varas de largo y 24 de ancho, con dos capillas inmediatas al presbiterio, cuyo crucero lo quisieron imitar en Chiquinquirá, pero no pudieron.” Basilio Vicente Oviedo: Cualidades y Riquezas del Nnuevo Reino de Granada, 1761. Existieron otras capillas, como la de la Inmaculada Concepción que fue construida en 1612; no se conocen sus ruinas y sitio donde fue levantada; la capilla de Santa Bárbara fue proyectada en 1600 y parece ser que se pensaba construir en el solar detrás de la Catedral “…en el solar que tengo por encima de la casa de Francisco Ordóñez…que debe tener cuarenta pies de largo por veintidós de ancho…” (Protocolo de la Villa de 1614) 47 la Catedral de Tunja, Francisco Velásquez. Inicialmente, el templo parroquial “fue muy humilde,”con techo de paja y, en 1599, el cura don Diego Manjares “contrata con el indio albañil Domingo la reparación del Templo: quitar la paja, poner teja y atracar los muros.” En 1604, el Cabildo contrata, en Santafé, al maestro Rodrigo de Alvear para construir un nuevo templo de sesenta varas de largo por once de ancho, en forma de cruz latina, todo en mampostería, con cubierta de madera y teja de barro. La mano de obra se contrató en dos mil patacones, la carpintería por quinientos y los materiales y herramientas en mil trescientos. El remate de adjudicación recayó en el maestro Gonzalo Sosa, que hizo los planos iniciales; estos fueron corregidos por el arquitecto jesuita Juan Bautista Coluccini, y el Cabildo contrató la construcción con el maestro de Galicia, Hernando Laitón, por la suma de mil patacones de veinte y cien de oro corriente. Parte del dinero fue recolectado dentro de la comunidad y por el Cabildo a través del Procurador. Las maderas empleadas se trajeron de los bosques cercanos y de la zona de Monquirá; tal vez, de la actual vereda de Llano del Árbol. En 1612 el templo está casi en ruinas y con el fin de iniciar las nuevas obras, se traslada provisionalmente, en 1618, a la iglesia de San Agustín. En 1627, el maestro Cristóbal de Morales dirige la obra y, posteriormente, en 1637, la bóveda y el techo de la capilla de Las Nieves –costado sur-, el interventor es el alcalde Pedro Sarmiento. Figuran con auxilios: el arzobispo de Santafé, Fray. Bernardino de Almanza, quien fue enterrado en el templo en 1633, y dejó un auxilio de doscientos patacones, un ornamento, cáliz y vinajeras, que desaparecen en 1927; el capitán gallego, Pedro Núñez de Losada, financió la capilla norte, al lado del crucero. El templo fue inaugurado en 1665 y el archivo parroquial se inició desde 1631, el libro número uno firmado por el cura Melchor Ramírez de Figueredo. En 1803, sobre la plaza, al costado norte del templo, se construyeron siete tiendas de propiedad y para renta de la Cofradía del Santísimo Sacramento; en 1883, el obispo de Tunja, Severo García, cede “en pleno derecho y a tiempo indefinido,” la Parroquia a la Orden Dominicana y los dominicos la reciben en propiedad, en 1886, pero sin casa cural. La iglesia parroquial fue cementerio hasta 1816, pese a que existía la Cédula Real del 3 de abril de 1787, que ordenaba que los cementerios estuviesen ubicados fuera de las poblaciones; en 1816, el capellán castrense, Luis Villabrile, exigió su cumplimiento y, a partir de 1821, por disposición del visitador eclesiástico Juan Agustín de la Rocha, se sitúa“en el solar al costado sur del templo con capilla para funerales y bóvedas.” Este cementerio ocupó el solar a lo largo de la iglesia, detrás de las cinco tiendas que daban sobre la plaza, hasta 1829 cuando se pasó al Barrio San Juan de Dios, arriba de la actual plaza de mercado. En 1936, el párroco Jacinto M. Báez pavimenta la iglesia con baldosín y construye el atrio de cemento y piedra. En 1949, el Capítulo Provincial, en vista del deplorable aspecto de las tiendas sobre la plaza, ordena vender un solar al oriente del templo y con su producto, construir sobre la plaza. (…) Ante la dificultad para tal venta, en 1950, el Provincial Fray Alberto Ariza, con la aprobación del Concejo, ordena al Padre Vergara demoler la antigua 48 construcción al oriente del templo y con los materiales construir en dos pisos sobre la plaza; el lote libre por la demolición debe conservarse para huerta del Convento. Conventuales: Padres Prieto, Vergara, Enrique y Jacinto Báez y Hermano Rincón.(…) En 1953, se termina la construcción del nuevo edificio y en 1957 se hace refracción interior y exterior del templo. En la catedral se celebraron los despojos de: Antonio Nariño, Fray Bernardino de Almanza, Arzobispo de Santafé146; también allí se celebró la misa de instalación del Primer Congreso de las Provincias Unidas de la Nueva Granada, misa celebrada por el Diputado de Popayán, Andrés Ordóñez y Cifuentes”. 147 “El primer cura fue el santafereño don Juan Hermoso y posteriormente fueron don Jerónimo Sandoval (1587), don Sancho Ramírez de Figueredo y su hermano don Melchor Ramírez de Figueredo (1596); este último fue propietario de cinco estancias de ganado”. 148 “En la catedral se conservan varias pinturas importantes, entre ellas un cuadro de San Francisco Javier, de Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos, y un cuadro de las Animas, de Jerónimo Acero; asimismo, cuadros con las imágenes de San Juan de Dios, Nuestra Señora de Belén y Nuestro Señor de Monserrate, procedentes de la Casa de los Hospitalarios. En los años sesenta, se le hicieron “reparaciones con cemento” al frontis de piedra. El piso del interior era en ladrillo tabón y fue reemplazado por baldosín y “el atrio severo, que estaba cubierto de laúdes sepulcrales, con inscripciones y escudos de personas notables de la Colonia, quedó sepultado bajo una capa de cemento, “para hacer juego,” como decía el sepulturero, con la gradería”. 149 “La iglesia de la parroquia no fue pintada en el tiempo que yo la conocí, después ya vino otro reglamento y le quitaron los pañetes, que eran antiguos y le echaron cemento y otras pinturas. La casa parroquial tiene dos partes, antes era de un piso y yo conocí eso con piezas en arriendo y unas partes para comida; yo lo ayudé a demoler hasta el despacho viejo y fue en una sola etapa; esa casita, en el frente hacia la plaza, no tenía alero ni canes sino unas hiladas que se llamaban de fragüe porque iban esquinadas, el tejado tenía el ondulado y la gotera caía a la calle; cuando quitaron esos paredones de tapia pisada, la pared tenía ochenta centímetros y quedó de sesenta, se perdió la estética del tejado y ya no es lo que llama la colonia, sino es una cosa moderna. 146 Ver Anexo Nº 11 : Fray Bernardino de Almanza Fuentes: Testimonios, Archivo, Archivo parroquial y Fr. Alberto Ariza: La Villa de Nuestra Señora de Leiva y Los Dominicos en Colombia. 147 148 “Hijo del veleño don Gaspar Ramírez de Figueredo y doña Luisa de Torres , quien estuvo casada con Gonzalo de Peña, gobernador de Caracas. Melchor fue propietario de la Hacienda ganadera (con 400 animales) de Igua, en Gachantivá y además “ dueño de una casa, de dos estancias de ganado vacuno y de una de pan; 300 cabezas de ganado vacuno, 100 yeguas, 6 caballos, 300 carneros; dos estancias en Turca.” Fr. Alberto Ariza: La Villa de Nuestra Señora de Leiva. 149 N. I. Sáenz, obra citada 49 Hacia el parque de Nariño, eso era también de un solo piso; bajo las bases habían entierros de gente, habían cabezas de difunto, se encontraban los cuerpos secos, la cara exacta, todo intacto; no se encontraban cajones sino pedazos de camillas y al moverlos se despedazaban, se les veía todo, otros ya estaban pelados de la misma humedad que era la que deterioraba eso, y no se supo qué se hicieron porque no había preocupación por eso. La casa de para dentro era todo moderno, la gente no hizo oposición ni nada porque era lo que mandara el párroco, que fue el que hizo esa construcción de dos pisos con materiales naturales de ahí y la gente colaboraba; nos tocó ir a dar como veinte días de trabajo para que se hicieran las mismas casonas y le pagaban a uno tres pesos; pero como habían gentes delicadas, como los papaes de uno, entonces la patriarcada de la abuela mía vino y dijo: padre, tengo un muchacho, que era mi persona, y el padre Vergara, dijo: mándemelo; y como todavía me ganaban los adobes, pues, eran unos adobes de cuarenta centímetros por veinte, me pusieron a hacer bardas y mi abuela, viendo la gratitud de que me habían dado trabajo, dijo: padre, le voy a dejar este muchacho veinte días para que ayude en la construcción de la casa, y así yo di los veinte días consecutivos trabajando sin ganar un peso; después, ya vinieron varias gentes a ayudar hasta que se formó todo, pero la casa cural antigua era más bonita y tenía piso en tierra”. 150 “Otro daño fue la construcción de la casa cural, no está de acuerdo con la arquitectura de la iglesia, hubo muchas críticas, pero como los curas mandan.... igual pasó con las campanas y los cuadros; habían cuadros grandísimos de Gregorio Vásquez y Ceballos, me acuerdo que mi madre decía: estos cuadros eran de Vásquez; las pantallas que eran muy bellas, al bajarlas para limpiarles el polvo no volvieron a aparecer; don Floro Sánchez siempre peleó por todo eso; habían, también, unos santos antiguos muy bellos, por ejemplo, el Señor del Huerto que mi madre vestía por tradición en Semana Santa; pero ¡oh sorpresa! cuando, tiempo después, fuimos a sacar el santo para vestirlo y vemos un mamarracho horroroso, moderno y terrible; entonces, mi hermano preguntó por el santo, que había regalado mi abuela, y le respondieron: ese lo cambiamos por este porque ya estaba muy viejo”. 151 “Cuando era chinche nos contrataban para cantar villancicos en la parroquia, y una noche en que jugábamos escondidas, nos metimos en una claraboya que había en un pasadizo en la sacristía y vimos un cajón de difunto y una momia bien seca, uniformada de azul y rojo, tenía charreteras, quepis y botas, ¡quién sabe si serían los restos del general Nariño!”. 152 “En la iglesia hay un sitio conectado con la nave central por el patio principal, en la esquina del patio había una puerta y entraba uno a un patiecito pequeño, yo estudiaba ahí; un día llegó un zuro ahí y le dije al padre: déjeme darle un flechazo a ver si lo 150 Félix Torres Aleja Rodríguez 152 Agustín Neira 151 50 cogemos vivo, lo cogimos y montamos el negocio con el curita de los zuros; un día, buscando la zura me subí al tejado y encontré que los techos formaban un cuadro, había un hueco de cuatro metros por cuatro totalmente sellado, y estaban las ruinas de una escalera viejísima. Después, un fara comenzó a matar los zuros y buscándolo vi que se metió en el encielado, me fui con la linterna y comencé a seguirlo, caminé como treinta metros y llegué a la iglesia y encontré un hueco con unos adobes sueltos, me metí y vi una cantidad de cajones seguidos, cogí una caja y le pegué el tirón y no olvidaré: tenía un cadáver con una espada y una cruz en las manos; destapé otro ataúd y lo mismo, todo eso estaba lleno de muertos. El hueco, me dijo el cura, era porque en la violencia allá se escondían para salvarse, y que gente que había llegado herida y luego había muerto, la habían enterrado ahí; una vez, buscando una lámpara, encontré también una cantidad de calaveras, las cogí, las organicé y las puse en fila”. 153 “Hace como siete años que estaba trabajando con los curas, por detrás de la iglesia, y se sacó el ataúd de Nariño: estaba vestido completamente con las botas, tenía manillas de oro, espuelas de oro, tenía las charreteras, el quepis, los escudos y los solo huesitos; y el cura por allá mandó a traer gente, vinieron y se lo llevaron de aquí para Bogotá, el ataúd completo”. 154 Iglesia del Carmen “El padre Páez que era capellán aquí, de 1830 a 1850, fue el que hizo la iglesia, él se entusiasmó y consiguió que el municipio cediera la calle155 para hacer el templo, el municipio cedió con la condición de que no se eliminara la calle del todo; entonces las monjas compraron estos terrenos donde está la plazuela, se tumbó una casa con huerto que había, y se hizo la plazuela que es de las Hermanas del Carmen, ellas tienen las escrituras. A mí me tocó restaurar las dos iglesias porque, en el mil novecientos treinta y pico, le habían puesto una bóveda de yeso que tapaba el artesonado a la iglesia de Mamá Linda; 153 154 Germán Borrás Alcibíades Robles 155 “Las monjas carmelitas consiguieron la calle contigua al Monasterio y compraron las casas del frente para erigir su iglesia. Su Capellán y benefactor, Fray José Joaquín Páez, fue su propulsor.” N.I. Sáenz, obra citada. La obra se inició en julio de 1845 y se terminó en diciembre de 1850. Inicialmente se presentaron varios proyectos. “No encontrando lugar para construir la iglesia, el P. Páez dijo a la Madre Priora: pida a Dios que se signe manifestar el lugar donde quiere que se haga la iglesia. La Madre le contestó al día siguiente, que había cumplido su mandato y que había visto una iglesia muy hermosa construida en la calle pública inmediata al monasterio … la iglesia quedará con todo el largo y ancho que se quiera, porque se comprarán las casas de enfrente y quedará así, además de la anchura para el templo, una plazoleta. Y el Templo se construyó en la calle (…) Se hicieron convites para transportar la piedra…” Pablo Desantiago. C.M.F: Membranzas de la Villa. Tip. Voto Nacional, Bogotá, 1929. 51 lo mismo a la del Carmen, le habían puesto un cielo raso falso que estaba pintado con los colorines que había promovido entonces Pintuco y, también, se le habían aplicado a las paredes de la iglesia. La iglesia de Mamá Linda no tuvo altar dorado, yo destruí todo eso y puse los cuadros antiguos que estaban dentro del monasterio, habían puesto un Vía Crucis de yeso y saqué el de las monjas, que es ese de papel, y lo mismo el crucifijo, el cuadro de Mamá Linda se ha conservado tal cual; sin embargo, hace unos años le pusieron un vidrio antireflectivo, el lienzo se conserva mucho mejor que el de Chiquinquirá, inclusive, para mí, está mejor ahora que antes, atribúyalo a causas naturales o sobrenaturales, en eso no entro yo, pero está mejor. Como la iglesia era en tierra con esterilla y las pulgas, dizque, eran una cosa espantosa, hacia 1930 le pusieron baldosa, que fue cuando la trajo Cemento Samper de Bogotá, yo la quité y puse el ladrillo; quería el ladrillo rosado que era el original, pero en ese tiempo no hubo quién lo hiciera. El robo de la corona de la Virgen fue hacia 1959, el ladrón entró por la puerta de madera que da a la plazuela, la rompieron con una cosa eléctrica, subió al altar, rompió el vidrio y se robó las joyas; el ladrón estuvo preso en el Barne pero eso era imposible recuperar, la corona tenía, por ejemplo, una amatista que era una de las joyas que le había dado el arzobispo Mosquera. La capilla pequeña del Carmen nunca tuvo un altar dijéramos barroco, colonial, era una capilla pobre; de lo primitivo conserva las imágenes que fueron traídas del monasterio de Bogotá cuando la fundación, eran quiteñas: la Virgen, Santa Teresa y San Juan de la Cruz. Las obras de arte que había dentro del monasterio, están prácticamente todas en el Museo del Carmen; cuando lo fundé, me prestaron en consignación las carmelitas de Bogotá los cuadros, el de Santa Teresa se devolvió porque lo reclamaron con el fin de restaurarlo y dejarlo en Bogotá, pues, en el 2006 celebran el cuarto centenario de la fundación”. 156 “La estatua de la Virgen que está en la plazoleta, fue traída de España en 1911, y fue hecha por un escultor sevillano. Mi abuela me contaba, que ella reunió a ciertas señoras y entre todas aportaron huevos para vender en el mercado y con esa platica, con huevos de a centavo, llegó esa Virgen”. 157 “Fray Joaquín Páez Murcia era capellán de los dominicos, y como no había convento de curas, entonces también le decía misa a las monjitas del Carmen; cuando estaba él fue la renovación de la Virgen, y dijo: ¿qué hago con este lienzo?, hay que hacerle una cosa bonita, entonces hizo un arreglo con el Concejo y se tomó la calle, porque la capillita del Carmen era pequeñita, y le hizo la iglesia a la Virgen Renovada. La plazoleta del Carmen fue donada por fray Joaquín para restablecer lo que se quitó, pero que fuera de las monjitas, y se formó ese rincón tan hermoso del Carmen”. 158 156 Padre Rafael Eugenio Mejía Octavio Mendoza Morales 158 Aura María Borrás de Páez 157 52 Convento del Carmen “Con el fin de construir el convento, el sacerdote español don Francisco Rincón Rosquillo donó parte de sus bienes en 1633,159 la española Isabel de Fuentes apoyó la fundación con catorce mil pesos, joyas y muebles; asimismo, Fray Bernardino de Almanza160 quién murió en la casa de don Francisco Rincón Rosquillo, ubicada en el “recinto que hoy ocupa el coro alto del Carmen.”161 Fray Cristóbal de Torres162 apoyó ante la corte del rey el proyecto del monasterio y Fernando IV expidió, el 31 de diciembre de 1642, la cédula real que lo establecía. “La Orden Carmelitana tomó posesión del Convento el 8 de abril de 1645. Algunos miembros de la familia del benefactor, don Francisco Rincón Rosquillo, fueron nombrados Patronos del Monasterio, con administración de bienes, capellanes que debían ser de su familia. A la muerte de don Francisco, sus herederos fuéronse quedando con sus principales haciendas hasta verse reducida la casa a un estado, no de pobreza, sino de mendicidad”. 163 “En 1634, el presbítero Francisco Rincón entrega su casa de habitación a las Hermanas y junto con la priora, dan poder a la priora de Santafé y al procurador real para “que obtengan del Presidente don Sancho Girón, protección y ayuda para el nuevo monasterio.” El Cabildo envía, a Santafé, una comisión compuesta por los alcaldes Juan Núñez de Tena y Alvaro de Lara, el regidor Juan Fernández, el capitán Pedro Núñez de Losada, Juan Cediel y Sebastián de Mayoral, a suplicar que se mantenga la fundación.164El 31 de diciembre de 1642 sale la Provisión Real y Cédula de Felipe IV, que se reconoce y obedece en 1645 y, en 1652 , entran en clausura las hermanas”. 165 159 Acaudalado vecino de la Villa; “tales bienes consistían, según el inventario, en la casa de habitación con solares y huertas; una hacienda de caña en el vecindario de Moniquirá con sus servicios de trapiche y seis esclavos para el trabajo; dos haciendas de ganado mayor y menor; dos terrenos para sembrar trigo, maíz y garbanzos, con 22 yuntas de bueyes y 30 yeguas para el servicio y las trillas; un molino de trigo; una fragua y cinco jumentos; otras casas y solares en la Villa y las casas para los capellanes. Dos casitas con solares, hornos y ramadas para la cal, reja y ladrillos; dos órganos, el uno de 350 pesos de costo y el otro, de valor de mil pesos, que lo tenía arrendado a la Iglesia Catedral de Santafé, “más otra multitud de cosas.” Igualmente, una renta de 2.000 ducados anuales. 160 Murió en la Villa de la peste llamada Santos Gil, Almanza se había hospedado y falleció en la casa del Presbítero Rincón a la edad de 55 años. Ver anexo: Fray Bernardino de Almanza 161 N.I. Sáenz, obra citada. Nacido en Burgos España en 1573. Fue arzobispo de Santa Fé en 1634. 163 Ibid., nota 161. 164 Fuente: fr. Alberto Ariza: La Villa de Nuestra Señora de Leiva. 165 Fuente: Archivos y N. I. Sáenz, obra citada 162 53 “En 1819, Simón Bolívar visitó el monasterio y al darse cuenta de la pobreza de las monjas, ordenó166que les dieran un auxilio de cien pesos mensuales y, en 1821, Santander les impuso la obligación de mantener y sostener una escuela. En 1834, llegó de capellán el dominico Fray José Joaquín Páez Murcia, que asumió la capellanía hasta 1870, y luego el monasterio le vendió dos solares, ubicados en el tramo oriental del actual convento de las Carmelitas, para construir la casa del capellán; cuando las religiosas fueron expulsadas del convento, el 18 de febrero de 1863, se refugiaron en esa casa hasta el 27 de mayo de 1870, fecha en que regresaron a su monasterio; en 1876, se nombra a Fray Saturnino Gutiérrez O.P. como capellán del monasterio y ejerce sus funciones hasta 1911. “En el temblor de 1825 se desplomaron varios tramos del claustro y el convento tuvo que ser reconstruido, durante siete años fue convertido en cuartel 167 y la corona de oro, tachonada de esmeraldas y diamantes de la Virgen de la Renovación, fue robada; en el convento se conservan dos pinturas de Vásquez de Arce y Ceballos”. 168 Convento de San Francisco “Fue fundado por los franciscanos en 1614 y en el permanecieron hasta 1821; luego, fue ocupado por los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios169 y“en permuta que se perfeccionó más tarde entre la Parroquia y los Hospitalarios por terrenos de éstos que se destinaron al cementerio viejo,”170 funcionó allí el hospital, llamado de San Francisco, que fue decreciendo por falta de auxilios y quedó abandonado. En 1575, durante la primera fundación de la Villa, ya existía el Hospicio de San Francisco pero duró muy poco tiempo; en 1596, se elevó una súplica a la Real Audiencia para la fundación del Convento de San Francisco y, en 1613, el capitán Juan Pérez de Salazar, habitante de la Villa y encomendero de Sáchica, ofrece para su fundación sus casas y eleva solicitud al Cabildo de la Villa y se funda el convento en 1614. Nunca tuvieron doctrina, para la época estaba asignada a los dominicos; fray Pedro Simón escribe, en 1626: “No tiene ahora (los Franciscanos) 166 “Cuartel General de Leiva, a 25 de septiembre de 1819 –Al señor Vicepresidente de las Provincias libres de la Nueva Granada- He visitado en mi tránsito por esta Villa el Convento de Nuestra Señora del Carmen, y me he informado de la escasez y miseria a que están reducidas estas pobres religiosas por falta de fondos. Para aliviarlas he dispuesto que de la renta de aguardientes de esta Villa se les contribuya mensualmente con 100 pesos, entre tanto restablecen sus rentas a un pie que les pueda proveer subsistencia. Y lo participo a V.E. para su inteligencia y cumplimiento. Dios guarde a V.E. muchos años”. Bolívar 167 Inicialmente, el alcalde resolvió convertirlo en cuartel, pero esta determinación nunca se llevó a cabo; luego se sugirió la posibilidad de destinarlo a una escuela de niñas, lo cual tampoco se llevo a cabo por una fuerte oposición de las carmelitas. El Convento quedó abandonado. Según parece, las Hermanas construyeron un arco, que comunicaba el coro de la iglesia con la casa. 168 N I. Sáenz, obra citada Ver en Salud: hospital 170 Ibid., 168. 169 54 doctrina alguna, por haber sido su fundación tan tarde, y tener los indios de su comarca asignados doctrineros. Tiene de ordinario seis religiosos moradores, y a veces ocho, que con las limosnas que los vecinos, por su mucha devoción, les ofrecen congrua sustentación”. En 1821 se ordenó entregar la Iglesia de San Francisco para Vice-Parroquia; entre 1829 y 1837, fue hospital manejado por los Hermanos de San Juan de Dios, y en 1875 fue restaurado por el español José María Gutiérrez de Alba, se estableció allí el Centro de Estudios Agropecuarios,171que fue cerrado cuando Gutiérrez de Alba se retiró de Villa de Leyva. El convento y la Iglesia quedaron abandonados y, en 1888, fue restaurado por las Terciarias dominicas, que lo sostuvieron hasta 1944; después se le adjudicó al Colegio de Boyacá. En 1954, se inició otra restauración y se remodeló el ala occidental para el nuevo hospital. En 1969, la Empresa Nacional de Turismo “prospecta una nueva remodelación y lo adapta para una Hostería Turística, en asocio de la Compañía Turística de Boyacá S.A”.172 En 1990, el municipio lo entregó en comodato a la Fundación “Colegio Verde de Villa de Leyva,” que tuvo ahí su sede de trabajo; finalmente, Monumentos Nacionales inicia la restauración del convento y la termina parcialmente en el año 2000, año en que el municipio, bajo la alcaldía de Germán Sánchez Pereira, lo destina para Centro Cultural Municipal.173 “En los años treinta, la casa era así como está y la iglesia era muy bien arregladita, la manejaban las monjas terciarias, las mismas de San Agustín; tenía cuadritos de la Virgen y de San Antonio, oíamos tocar las campanas y la gente iba a esa misa; el hospital también lo manejaban las monjitas”.174 “En la capilla de San Francisco, cuando estaban las monjas, también habían cuadros muy lindos; seguramente cuando cerraron el hospital arrasaron con todo”. 175 “Del convento de San Francisco no se conservaba más que el claustro principal; el claustro entrando al fondo y toda la parte de atrás la hizo Luis Morales Gómez, cuando cogió eso como hotel; y existía, donde estaba la cocina, una ramada que era como pesebrera del convento y allí estaba el horno donde los frailes hacían el pan, no existía más en esa parte. La capilla tenía un altar dorado e imágenes; y dicen las malas lenguas, que eso empezaron a negociarlo los anticuarios, entre ellos solía venir por esa época, Jaime Botero y el maestro Acuña. La iglesia, inclusive cuando estaba Morales, tenía cosas 171 José María Gutiérrez de Alba, en el Centro de Estudios Agropecuarios, publicó una cartilla sobre agricultura y ganadería y se dedicó al fomento y cultivo del olivo. Importó de Sevilla, España, variedades de olivos para la producción, como las de los Umaña, en Sáchica y la de Corredor, en Monquirá (en “el Infiernito”) 172 Archivo y N I Sáenz , obra citada Archivo y testimonios 174 Aura María Borrás de Páez 175 Aleja Rodríguez 173 55 antiguas: el confesionario, la pila de agua bendita, una pila bautismal, una imagen de vestir de la Virgen que había en el camarín, algunos candeleros, unos armarios”. 176 “Cuando fui concejal se dio la recuperación del convento de San Francisco, el pueblo animó a Robertín Borrás para que recuperara eso que estaba perdido, porque un alcalde, Próspero Morales, le concedió eso a Morales Gómez y llegó el tiempo y no entregaba, quería apropiárselo”. 177 “La recuperación de San Francisco fue el primero de abril de1982, yo era el alcalde; el gobernador estaba alarmado con lo de San Francisco, era un problema grave perder un monumento, una joya. El Municipio había hecho un contrato de arriendo por doce años con Luis Morales Gómez, el señor sólo pago los cuatro primeros años, la suma era siete mil quinientos pesos anuales, hizo su hotel ahí, trajo hasta el obispo de Tunja y manifestó que se quería quedar con el convento; pero como no volvió a pagar, el municipio le inició varias acciones para que devolviera el bien, -entonces aparecieron contratos hechizos por todas partes, fotocopias, adulteraciones- y en enero1982, el nuevo gobernador me dijo: estás resuelto a hacer una cosa, esto no puede pasarse del primero de abril porque se pierde, y le dije: pues yo me le mido a la cosa, y con el pueblo empezamos a prepararnos para la recuperación. El primero de abril el pueblo se tomó San Francisco, yo entré como alcalde con la policía a ver qué era lo que pasaba, eso fue a las nueve de la mañana y a las tres de la tarde ya tenía todas las oficinas en la capilla, menos la notaria. Después se me vino el mundo encima, ellos movieron cielo y tierra para quedarse con el bien; eso era un bien del municipio, y con los procesos que le entablaron al municipio y al alcalde, se levantó el juicio de pertenencia hasta llegar a Mosquera, pues después de los agustinos el convento había pasado al Municipio. Los bienes del municipio se arrendaban porque eran bienes que amenazaban ruina, era una arquitectura muy costosa de mantener, y en el caso de San Francisco, al salir el hospital de ahí, se podía caer; entonces los municipios daban esos inmuebles en comodato, para que alguien los salvara aunque pagara un arriendo barato y, en realidad, Luis Morales salvó la edificación. Recuperar los bienes y dejar la evidencia era muy importante, yo me le medí a la cosa, tuve auto de detención y me lo cambiaron por el pueblo; como alcalde estuve veinte meses pegado a once procesos penales, el municipio no tenía abogado y me tocaba de mi plata porque el presupuesto del municipio era irrisorio, nueve millones al año, y había que presentar un pueblo para el futuro; fui a juicio y salí libre en noviembre del 1984. Al pasar la alcaldía allá, se desarrolló ese lado de San Francisco, hicimos un estudio de la plazuela que era en tierra, hicimos el puente y se defendió ese entorno que era tan lindo”. 178 “Eso fue un error que hubo al ceder San Francisco al doctor Morales Gómez, la ley prohíbe que se enajenen los bienes públicos por más de cuatro años; sin embargo, lo hicieron por doce pagando la mísera suma de siete mil pesos anuales, y el contrato decía 176 Padre Rafael Eugenio Mejía Benedicto González 178 Roberto Borrás 177 56 que si bilateralmente no se cancelaba, se declaraba prorrogado por otros doce, eso era con el fin de tener la propiedad a los veinte años. A mí me tocó, en el concejo, cuando se hizo el rescate, protestó la gente pero yo la moví, la movió Robertín Borrás, y me acompañaron todas las noches a cuidar allá para que nadie se posesionara, con ser que primero nos mandaron un capitán con un piquete de policía de Tunja y les dijimos: bueno, pasarán sobre nosotros pero aquí no dejamos pasar a nadie, porque ustedes no tienen la razón y saben a qué los mandaron, el capitán no nos pudo decir nada; después vino el hijo de Morales, con el guardaespaldas y ametralladora, les fue mal ese día, casi les incendian el carro y les dieron coscorrones; ellos quisieron hacerse a eso a cómo fuera lugar”. 179 Convento de San Agustín “Asignan algunos historiadores a San Agustín fechas anteriores a la existencia de la Villa, lo cual es imposible,180por lo que sólo resta aceptar que su fundación se efectuó entre los años de 1582 y 1595, fecha esta última en la cual ya existía prior; cabe señalar que el primero, Fray Mateo Delgado, correspondió dirigir la fundación del convento de la Candelaria en 1604. En 1603 fue establecido en el convento de San Agustín un colegio181 con el fin de formar los novicios, pero que, según memorial del padre Mallot dirigido al rey, también se había formado para que los hijos de los vecinos estudiasen. Para el año de 1618 ya estaba edificado el templo del convento, y durante algunos años se utilizó en reemplazo de la iglesia matriz, mientras se hacía el nuevo edificio. Continúa sirviendo a la comunidad hasta el año de 1835,182 cuando pasa a ser propiedad del Gobierno. En 1856 la Asamblea de Boyacá lo cede al municipio, y este a los dominicos, para regresar nuevamente a poder del Estado en virtud de la desamortización promulgada poco después”. 183 “En 1856 el Cabildo de la Villa, con aprobación de la Asamblea Legislativa del Estado Soberano de Boyacá, cedió, a los Dominicos, a perpetuidad el Convento e Iglesia con la condición de establecer en el edificio una escuela para niños (Escritura Nº 112, octubre 11 de 1859). En 1859, el padre Páez Murcia no acepta la condición, “la asamblea impone cuota anual de doce pesos para la instrucción. El Delegado apostólico expide tres decretos: el primero faculta al Provincial para 179 Agustín Neira 180 Napoleón Ignacio Sáenz afirma en su obra que fue “construido en 1573 por Vicente de Requejada, ermitaño agustino, capellán de Nicolás de Federmán, muerto en Leyva en 1575”. 181 El convento fue, en 1603, centro de estudios de religión y ciencias eclesiásticas al cual llegaron estudiantes de Santafé y Cartagena, y estuvo habitado por la comunidad agustiniana hasta 1821. 182 Como consecuencia de la ley del 28 de Julio de 1821, del Congreso de Cúcuta, y los decretos posteriores sobre supresión de las Comunidades Menores y apropiación de sus bienes para establecimientos de educación, el convento pasó a ser propiedad del gobierno y quedó abandonado en 1837. 183 Alberto Corradine Angulo, obra citada 57 aceptar la cesión de San Agustín; el segundo, erige el Convento de Reforma con noviciado y estudios, bajo el título de Beato Martín de Porres; el tercero ordena cerrar todo otro noviciado en la Provincia. El Cabildo asume la contribución anual y libra al convento de esa obligación y el 11 de octubre de1859, el Personero, don Antonio Morales, otorga la Escritura Nº 122 que legaliza la cesión de San Agustín a la Orden de los Predicadores; el 31 de diciembre, el Provincial con su Consejo reunido en la misma Villa, declara erigido el Convento y en 1860, se inaugura el convento.184” Así, durante dos años, los dominicos se alojaron allí; en 1861, se suprimió el convento de los dominicos y estos se trasladaron a la casa del capellán del Monasterio de La Martinica, ubicado en el costado sur de la iglesia parroquial. En 1872, el padre fr. Saturnino Gutiérrez fundó allí, el Colegio del Sagrado Corazón, que fue clausurado en 1876 como consecuencia de la guerra civil. En 1877, las señoritas Umaña y Buitrago tomaron en arrendamiento el edificio y fundaron el Colegio de Nuestra Señora de Lourdes. En 1880, el padre Gutiérrez fundó la Congregación de Dominicas Terciarias y, en 1884, esta comunidad regentó el Colegio del Sagrado Corazón. En 1884, los revolucionarios ocuparon el convento y desalojaron a veinticinco religiosas, quienes se refugiaron en la casa del capellán del Monasterio del Carmen y, luego, en la de don Pedro Martín Páez hasta 1886. Posteriormente, el padre Gutiérrez refaccionó el convento y las Terciarias volvieron a ocuparlo; en 1888, el Cabildo de la Villa lo cedió a las Terciarias y su colegio funcionó hasta 1944, cuando las Terciarias se retiraron de Villa de Leyva. Después se adaptó para la Escuela Normal, en 1942-44, 1953-55 y 1962-64 se le añadieron tramos de construcción nueva”. 185 “Conocí la capilla de San Agustín, pero ya no tenía el altar primitivo que debió tener; lo único antiguo que se conservaría es la imagen de San Agustín que está en el Museo Religioso de El Carmen, es de 1624. Había un altar de madera, conservaba el jardín de la sacristía que era donde es el garaje al lado de la capilla, ahí no había puerta ni nada, porque, en ese tiempo, el sacristán cultivaba las flores para el altar”. 186 Convento de los Dominicos “En 1640 fray Antonio de Mora y fray Joaquín Malcón, conventuales de San Francisco, fray Francisco de la Villa Real y fray Cristóbal de Bolaños Zambrano, conventuales de San Agustín, contradicen en el Cabildo la pretensión de los Dominicos de fundar convento en la Villa, y los secunda el Procurador don Felipe de Otálora. En octubre, el Cabildo traslada el asunto al Presidente del Reino para que decida lo que mejor convenga”. 187 184 Fr. Alberto Ariza: La Villa de Nuestra Señora de Leiva y Los Dominicos en Colombia Fuentes: Alberto Corradine, N.I.Sáenz, Fray Alberto Ariza 186 Padre Rafael Eugenio Mejía 187 Fr. Alberto E. Ariza: Los Dominicos en Colombia. 185 58 “En 1859, fray Benedicto Bonilla, fundó el Convento de Dominicos bajo el título de Beato Martín de Porres, que funcionó hasta 1884. Ese año, fray Saturnino Gutiérrez188 edificó el convento contiguo a la iglesia parroquial, con noviciado y estudiantado… Cuando ya estaba concluido el edificio, con todas sus instalaciones y dotaciones, se declaró Casa Filial de Tunja; el noviciado y estudiantado pasaron al de Chiquinquirá. Se trató de restablecer ese convento en Leyva, pero a poco murió el padre Gutiérrez, y ya en 1912 trasladaron a Chiquinquirá los laboratorios, biblioteca y gabinetes… En un tramo del convento se instalaron en los años sesenta las Hermanas Nazarenas Dominicas, con el propósito de establecer para clases populares un Instituto Politécnico Femenino que llevará el nombre de San Martín de Porres”.189 “Donde está el convento de los dominicos, ese era el cementerio primitivo; cuando estuve aquí, en el año cuarenta y siete, habían unas chicherías y la construcción era de un solo piso frente a la plaza, eso lo tumbó el padre Vergara y construyó el actual convento de dos pisos; y el padre Prieto, que era párroco, fue el que puso a funcionar esa casa como colegio para el pueblo; eso duró poco tiempo porque su sucesor, aunque era pedagogo, se aburrió y cerró el colegio”. 190 Museo de Arte religioso “El museo comenzó en la sacristía de Mamá Linda, que era en un segundo piso, donde hoy es la portería del monasterio, eso estaba por fuera de la clausura, era un saloncito largo que tenía escalas por dentro. El museo se inició hacia 1950, un padre carmelita le pidió a las monjas algunas obras marianas y las cuidaban los novicios; al poco tiempo, los novicios se trasladaron a Sonsón a seguir sus estudios y las monjas les regalaron algunas de esas cosas para continuar con el museo; allá recogieron algunas cosas más, que son las de menos valor, y cuando se cerró el seminario de Sonsón, los trasladaron a Bogotá y se trajeron esas cosas. Me enteré que eso estaba guardado en cajones porque la casa no tenía lugar para exponer eso, hablé con el provincial y le dije que: el lugar para eso era Villa de Leyva, allá va el turismo y se ve que va a aumentar con el tiempo, es un lugar propio para el museo, y la mayor parte de las obras de valor eran originarias de Villa de Leyva; entonces, me autorizó a recoger eso y lo tuve guardado en los salones un tiempo hasta que construí donde es el museo, porque ahí era un solar, y se abrió al público. Todavía hay mucha cosa guardada porque no hay espacio, lo que hay está muy amontonado, y el resto está guardado pero no he conseguido la ampliación con la comunidad; conseguí hace pocos años, del Ministerio de Transporte, una asignación de 188 “Saturnino Gutiérrez, párroco en 1865, se refugia en una casita que queda al frente de las monjas, era el párroco de las monjas; esta casa era la casa cural de los dominicos pero como los sacaron, la abandonaron, él se puso a vivir cerquita de las monjas, al frente, mejor dicho, donde hoy es el convento de los padres carmelitas y entonces, después él construye el convento de los padres dominicos, funda el colegio Antonio Ricaurte, trae todo lo indispensable para los experimentos de física y química y además, en 1875, funda las Terciarias Dominicas, allá en San Agustín.” Tulio Jiménez 189 190 N.I. Sáenz, obra citada. Padre Rafael Eugenio Mejía 59 ciento treinta y cuatro millones de pesos para ampliar el museo y acabar de construir el ala que hace falta para cerrar el claustro del convento, pero la comunidad se opuso y hubo que rechazar la ayuda que, después, se la dieron al Santo Ecce Homo”. 191 Museo Acuña “Para los leyvanos está abierta la puerta gratuitamente pero no vienen, vienen algunos. Me di cuenta que, siendo una ciudad eminentemente estudiantil, no tenían una biblioteca y abrí la mía, venía el profesorado y el alumnado, me firmaban una boletica donde decía sobre qué materia iban a investigar y yo buscaba el libro, eso me quitaba mucho tiempo. Un museo es un motivo de atracción turística, la gente viene aquí a ver cosas y yo los atiendo si preguntan por mí”. 192 Patrimonio artístico “Aquí existieron muchas joyas, muchas antigüedades, y venían gentes que sí sabían de su valor, las compraban por cualquier cosa y se las llevaban; hubo un señor Amaya, que había puesto una droguería, y se llevó una gran cantidad de objetos antiguos. Donde está la capilla del Carmen había un altar tallado en madera, lo mismo que en San Francisco, nunca se supo qué pasó con eso; igual sucedió con muchos objetos de la Catedral, los saquearon. Hubo una época, entre el cuarenta y el sesenta, que fue de saqueo; venían y compraban a escondidas, cargaban y trasteaban de noche, no existía una valoración del patrimonio y no hubo quién estorbara o dijera esto es patrimonio de Villa de Leyva, no se lo lleven; a Floro Sánchez, los dominicos llegaron a odiarlo porque fue el único que tuvo la entereza para defender el patrimonio histórico de Villa de Leyva; el padre dominico Enrique Báez, que fue historiador, también saqueó las reliquias antiguas que habían; creo, además, que fue el que se llevó la partida de bautismo de Juan José Neira de Gachantivá”.193 “Aquí estuvo, por los años cincuenta, un abogado de apellido Montejo que compraba y vendía antigüedades, fuera de que en su casa tenía cosas maravillosas conseguidas en todos los pueblos de Boyacá, y los curas le vendían lo que él quisiera. Hubo un sacristán del Carmen llamado Narciso, persona muy buena, que en una forma muy ingenua le vendía todo lo que él le pedía, los padres ni las monjas se daban cuenta. Cuando murió, su esposa tenía en la casa una gran porción de cosas que se despreciaban en la iglesia, y Montejo le compró todo y nunca le pagó nada. Por ese estilo hay muchos personajes ilustres, decentes, que en esa época se llevaban todo de los conventos y de las iglesias de Boyacá, pues no existía una clara conciencia sobre el patrimonio y, desafortunadamente, los curas tampoco tenían una formación artística que les permitiera valorar las obras de arte”.194 191 Ibid. Luis Alberto Acuña. q.e.p.d. 193 Vicente Rodríguez 194 Tulio Jiménez B 192 60 “Los cuadros y la parte ornamental de las iglesias de Villa de Leyva, los anticuarios de Bogotá los empiezan a reducir,195aparece Botero, Giraldo, etc., saquean Gachantivá, Santo Ecce Homo, la parroquia de aquí; lo que dijo Floro Sánchez es cierto: todo desapareció, los curas decían que iban arreglar la iglesia, la cerraban y negociaban con el anticuario, cambiaban los cuadros y el campesino no se daba cuenta porque siempre había un cuadro, así terminó todo en colecciones privadas. En el convento de las monjas carmelitas conocí muebles valiosos, un escaño supuestamente de la época de Colón, hoy no hay nada. Las campanas de la iglesia, las bajaron y estuvieron metidas en un volkswagen, el carro lo alcanzaron a parar en Sáchica, eso fue en el año sesenta y dos más o menos”.196 “¡Ah campana de Villa de Leyva!, era la que más cantaba, se oía hasta Iguaque; en Roma, hay una que casi le iguala, pero no dizque le iguala; el padre Gutiérrez la hizo traer de Moniquirá de donde un difunto Eustaquio Díaz”. 197 “Existió la mejor campana, daba un tono que repercutía hasta el Alto de Tiparuco, eso era famosísima; y nosotros de chinos, gozábamos tocándola y hacíamos dúos y tríos con las tres campanas: le sacábamos como unas danzas, unos sones… pero, cuando había una fiesta mayor, algo solemne, era cuando sonaba la grande; ¡ave María, qué pasó!, un lujo de campana, y la iglesia tenía mucho adorno, mucho candelabro, eran doce en plata, no se sabe qué pasó con eso, desapareció”. 198 “El patrimonio más importante de Villa de Leyva era la campana, no la había en toda Colombia; los repiques eran unos toques lindos que a cualquiera le alegraban el corazón. Una campana se llamaba San Pedro Claver; la otra, Santa María de Nuestra Señora del Rosario de Villa de Leyva; la San Pedro Claver fue la que se perdió en el año sesenta y siete; se la bajaron del campanario, no aparece por ninguna parte: ni rota, ni vencida, ni pedazos, ni esa cuestión. Cuando teníamos el escándalo de la campana vino un español, que trabajaba en asuntos de herrería también, y me dijo quiénes podían saber de esa vaina. Yo soy mayor, soy viejo, y nadie de los copartidarios, de los contemporáneos míos, ninguno da razón de esa campana. Eran unas campanas que se oían hasta el alto de Tiparuco, al sur, hasta Sáchica y Santa Sofía; la oían perfectamente, cuando daba las doce, en Cane que eso queda ya tapado con el cerro; se sentía hasta la montaña donde sale uno de Arcabuco pa’rriba, donde llega uno a la planada. Cuando repicaban a misa, se sentían los toques perfectamente, hoy no; es que hasta el catolicismo se ha perdido por ese motivo, ya no concurre la misma gente que concurría en esa época; cuando los campesinos sentían la campana decían: y vámonos a misa, todo el mundo iba a misa, de aquí del valle, de Santo Ecce Homo, del Muelle. 195 Para más información ver: La villa siglo XX, Convento de San Francisco. Octavio Mendoza Morales 197 Alfonso Maximino Bautista q.e.p.d. 198 Manuel Gaona q.e.p.d. 196 61 Con esa campana fue bautizado Antonio Ricaurte, fue el entierro de don Antonio Nariño que vivió aquí en Leyva, en la época que lo mandaron a destierro de Bogotá, recién pasada la guerra de los patriotas, de España con el Nuevo Reino de Granada; con esas campanas fueron sepultados grandes personajes de Villa de Leyva, como fue el general Noé Guerra, doña Paulina y Noé Ferro, y siempre que doblaban con la campana grande decía uno: murió un pesado; cuando moría una persona de baja categoría, era con la campana segunda; las chiquitas, esas existen ahí todavía, eran para iniciar los repiques que eran dos, se llamaban el bilongo y el otro. Las campanas eran casi de la fundación de Leyva; fueron hechas en las minas de cobre, en una vereda llamada el Altillo, de Moniquirá;199 allí las fundieron revuelto con la plata que fue sacada de las minas de Villa de Leyva. Mi papá me manifestó que, a esa mina vinieron unos italianos y sacaron para unos candelabros de plata; esos candelabros se los llevó, por allá en 1954, un cura Roa y los mandó replatiar en Bucaramanga para venderlos: doce candelabros en pura plata, en figura de pata de perro, de trípode; había hisopos, vinajeras y los platos de las vinajeras, todo eso era en plata, todo eso se perdió, se lo robaron. Todo se lo han llevado, hasta los restos de Nariño. Aquí hubo un viejito, don Esteban Hernández, fue a reclamar a los curas qué había pasado con la campana grande y le pegaron una vaciada y le dijeron, que nadie venía mandar en la casa de ellos, que qué tenía que averiguar lo que no le importaba. Aquí 199 “A tres leguas y media casi al N.O de la Villa de Leiva quedan las minas de cobre, cuyo laboreo formal ha emprendido una compañía de capitalistas granadinos....Para ir a ellas hay que trasponer el Alto de las Minas (…), ricamente dotada de árboles...poco antes de llegar a la cuesta se halla el naciente pueblo Las Quebradas, que es una fracción del antiguo Gachantivá (…) El descubrimiento de estas minas se debió a la casualidad, pues se refiere que corriendo unos cazadores detrás de un guardatinajo, allá por los años de 1750, llegaron a la orilla izquierda del río Moniquirá, y perdida la presa entre los peñascos amurallados de la ribera, repararon que las ocas fronterizas sudaban una sustancia verde, que llamaron "humo de esmeraldas", de la cual recogieron cierta cantidad y la llevaron a Velez, donde examinadas por prácticos declararon ser muestras de criaderos de cobre muy ricos. Juntáronse varios, denunciaron la mina, que tomó nombre del inmediato río, y comenzaron a trabajarla, calcinando la roca a fuerza de grandes hogueras, para facilitar el trabajo de las barras, pues en aquellos tiempos en que, según la tradición, gobernaba el arzobispo-virrey Goingorsa (1782), valía una libra de pólvora 4 pesos, y no podía pensarse en taladros. Bajo este sistema bárbaro continuaron labrando la mina con mucho provecho, hasta que la guerra de la independencia vino a paralizar la empresa, en términos que cuando los señores Montoya y Compañía de Bogota, y Lorenzo y Compañía de Antioquia, se unieron para tomarla el año de 1842, se hallaban cegados los antiguos socavones y perdido el rastro de las vetas principales (...) Los trabajos de esta mina se hacen inevitablemente por el sistema de pozos y galerías al través de las areniscas cuarzosas (...) Tres galerías encontramos abiertas y corrientes. La principal de ellas perfora el cerro por su base y la portada se halla a ocho metros sobre el lecho del río donde hace un salto (...) La ganga del mineral es el cuarzo que se presenta en filones numerosos, y de tal manera variado desde el hialino cristalizado hasta el arenoso cargado de arcilla y mica... a estas masas cuarzosas acompañan granos y aun nidos de pirita de cobre, indicando con su abundancia o escasez las del cobre sulfurado y cobre carbonatado (malaquita) (...) La riqueza del mineral sacado de las vetas comunes varía desde 45 hasta 16 por ciento, dando un promedio de 25 por 100 de un hermoso cobre amarillo (...) Hay otra galería de explotación en lo alto del cerro que prolongada unos 120 metros , solo ha ofrecido vetas de malaquita concrecionadas, y a veces cristalizada (...) ( El director de la mina es Bernabe Villafrade)" (Manuel Ancizar: La Peregrinación de Alpha). 62 ninguno de los grandes gamonales, de los principales, ninguno reclamó nada, el único que quiso reclamar por eso fue el finado Floro Sánchez y lo tildaron de loco”. 200 “La campana grande, esa dicen que la bajó el cura Báez”. 201 “Se robaron una campana grandísima que se llamaba María del Rosario, la tocaban cuando había un muerto; ¡cuántos negocios hicieron con esas cosas!, se enriqueció el maestro Acuña, el dueño de la casa de la esquina, con las joyas de las iglesias que se las compraba a los curas, yo trabajé con él y por eso lo digo”. 202 Cementerio 203 “El cementerio era arribita de donde hoy es la plaza de mercado, lo que está cercado en adobe; eso se acabó por allá en el 1917, imagino yo, porque cuando nací ya lo habían bajado”. 204 “El cementerio viejo era arriba, conocí las bóvedas hechas en cal y unos trabajados muy bien hechos ya de decoración; eso eran siembros de unos dueños que decían que habían comprado el cementerio, la mamá de la señorita Teresa; y al otro lado, había una casa de paja y por el lado del Duruelo, otras casas de paja pero ralitas y los pilonones de lotes”. 205 “El cementerio eso era un monte, era como un potrero donde no hacían el aseo hasta un día que se pusieron a limpiar y a sacar polverera: vereda de Sabana, vereda de Roble, vereda de Capilla, de todas las veredas... Entonces ya entró el cura que hizo componer todo eso bien bonito y ahora sí tienen sus casitas pa’ que los entierren ahí y los metan debajo de tierra”. 206 Hoteles y pensiones 200 Jesús Neira Luis Madero 202 Alcibíades Robles 201 203 El cementerio fue inicialmente en la Iglesia Parroquial (ver Iglesia Parroquial, “catedral”). En 1829 el nuevo cementerio se construye, con fondos del distrito, en el sitio del antiguo Hospital de San Juan de Dios (arriba de la actual plaza de mercado), y se señala una zona especial “para los infieles”. En 1884 se exhuman los restos y se traslada al sitio actual, en la vía que conduce a Gachantivá viejo, y ese mismo año se ordena cercar el cementerio de los virulentos en la Sabana del Cane y otras veredas. Para mayor información acerca de los cementerios de los virulentos ver capítulo sobre salud. 204 Jesús Neira Felix Torres 206 Anastasio Guerrero, “El Alcalde burras” 205 63 “En esa época estaba el hotel de los Castellanos, de la señora Eloísa Castellanos, y no tenía nombre, estaba en lo que hoy es la casa de Aleja Morales; otro, el de Elvira de Madero; y mi mamá daba alimentación y posada a gente de confianza, porque todo el mundo no se podía tratar en esa época; ya cuando Rojas Pinilla declaró esto museo colonial, de ahí para acá empezaron a montar hoteles”. 207 “Aquí había un hotel de las tías del Chato Castellanos, ellas acabaron el hotel y no había dónde hospedarse la gente; entonces mi mamá, Elvira de Madero, creó el hotel; eso fue del año cuarenta y dos hasta el setenta. Acá venían negociantes porque se producía mucho trigo, cebada, maíz, entonces mi mamá empezó a dar alojamiento y alimentación; y los sábados como venían personalidades, allá iban a almorzar; mi mamá empezó a mejorar las piezas y las camas, era una cama muy de primera con tres o cuatro cobijas, y como nosotros teníamos rebaños de ovejas, toda esa lana la utilizaba en la hechura de colchones y cobijas que le tejían en Suta”. 208 Hospedería Duruelo209 “Ahí donde está el Duruelo no había nada, eso era una tierra insípida, unos pedregales del municipio; y dicen que se la dejaron para fortalecer el municipio”. 210 “Eso eran terrenos que el municipio cedió voluntariamente al hotel para los curas, para ellos tener alguna renta”. 211 “Antes de que se construyera el Duruelo, ese era el sitio donde todos los domingos iba mucha gente y cortaba leña. La idea de darles eso era a cambio de que hicieran algo útil para la Villa, aunque inicialmente no iba a ser hotel. Eso se hizo también con el fin de favorecer la microcuenca de San Agustín; quince años después, me llevé la sorpresa de que se había recuperado ese peladero y de que sí había valido la pena”. 212 “Los padres carmelitas me solicitaron que les cediera ese terreno, y yo le dije al padre Constantino, que era el de esa época: pase una solicitud y la estudio y convoco al concejo y así fue; tuvo varias sesiones en el concejo y se aprobó la entrega del terreno. Como el municipio no tenía linderos claros y no sabía de quién eran los terrenos, porque esto tenía muchas estancias y arrendatarios, entonces el concejo aprobó que se le cediera de los Potreritos para acá -arriba había un pozo muy bueno, el célebre pozo de los curasy se le entregaron los terrenos a los padres carmelitas para que funcionara una casa de 207 208 Jesús Neira Luis Madero 209 Ubicado en un predio de cuatrocientas cuarenta hectáreas en los cerros, arriba del Duruelo, adquirido por el municipio por “prescripción extraordinaria del derecho de dominio,” en 1968. Escritura: protocolización Juicio de Pertenencia; Alcalde, Próspero Morales Barrera; Personero, Antonio Pérez Vargas.Notaria 2, Tunja. Nº 68, enero 26 de 1968. 210 Felix Torres Jesús Neira 212 Germán Borrás 211 64 retiro de ellos, eso no era para hotel. Yo les entregué el terreno, inclusive, yo no conozco el Duruelo, el padre Constantino me dijo: Luis, tienes que asistir a la inauguración de la primera piedra, le dije: claro padre, con mucho gusto voy; pero no me invitaron”. 213 “La entrega del Duruelo no fue discutida; después, se hizo una segunda cesión y ampliaron la que habían hecho; luego ellos compraron una parte, lo que era del difunto Jenaro López, de la quebrada de San Agustín hacia el norte pasando la quebrada, eso costó dos mil pesos. Yo estaba en la presidencia del concejo esa vez, y, un padre, incluso, disgustó conmigo porque la cesión no incluía el pedazo que queda abajo contra la quebrada, lo pedían para una guardería; yo le dije que lamentaba mucho, pero que este municipio mientras regalaba con una mano, con la otra pedía limosna y ya se les habían hecho dos cesiones y no se podía más. Eso era para una casa de retiros y me parece, que el concejo nunca le cambió de destinación a eso. Como era para bien de Villa de Leyva la casa de retiros, la presa del Duruelo creo que se hizo cuando se construyó el hotel; no hubo protesta, todo el mundo estaba complaciente, y poco a poco se acabó la quebrada, era un agua pura”. 214 “Nosotros en el Concejo aprobamos la donación al Duruelo, y después la venta de otra parte; en el principio ellos pedían cuatro fanegadas y les dimos ocho”. 215 “Se le cedió un gran terreno al Duruelo, fue un obsequio del municipio de Villa de Leyva, porque yo he oído decir que alguna gente dice que: gracias al Duruelo vive la Villa de Leyva, entonces, yo me pregunto ¿qué fue primero, la gallina o el huevo?; es lamentable la actitud de ingratitud. Yo no era partidario de que le entregaran el terreno al Duruelo porque, antes, había una oportunidad muy buena para el municipio, por parte de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, de hacer una escuela experimental de recursos naturales y eso, para mí, era una maravilla; entonces, yo había hecho un juramento de que no firmaba eso y, tal vez por eso, me cambiaron como personero; eso era para fines religiosos y no para explotación hotelera”. 216 “Y nos fuimos a hacer el Duruelo, eso empezó como en el setenta. Yo estuve poniendo la primera piedra para el Duruelo y conseguimos gente y se arborizó todo eso; ahí yo duré cuatro años, les enmaderé los salones de la cocina, les hice los plateros, la parrilla, los baños; después volví, hicimos el otro Duruelo, el segundo, la parte de arriba, y después hicimos otro pedazo,¡eso todavía lo están construyendo!”. 217 “Inicialmente se pensó en casa de retiros, y la primera escritura que hizo el Municipio fue como casa de retiros. Un padre español, el padre Constantino, recibió la escritura y en tres años no hizo nada; sembró unos eucaliptos apenas, que después tuve que tumbar porque los había puesto en frente donde es el edificio; entonces, me mandaron a mí. Me puse a estudiar bien la cuestión y vi que era un inconveniente lo que estaba pasando; en 213 Luis Madero Agustín Neira 215 Roberto Borrás 216 Mario Antonio Pérez 217 Alcibíades Robles 214 65 primer lugar, la escritura estaba mal hecha, estaba a nombre de Padres Carmelitas y resulta que, en Colombia, también hay dos ramas de padres carmelitas: los que llamamos de la antigua observancia o calzados y nosotros los teresianos, que somos reformados por Santa Teresa, que llaman en España descalzos; entonces cualquiera podía reclamar y somos totalmente independientes. Hubo que reformar la escritura, poniendo el nombre que está registrado jurídicamente en el Ministerio de Justicia, Orden de Carmelitas Descalzos. Otra cosa era que el terreno que nos daban era muy restringido, subía hasta la acequia, donde está el primer tramo; de ahí para arriba, continuaba siendo del municipio. Cuando el municipio nos ofreció eso, pedimos las escrituras y nos dijeron que no había, hubo que hacer un juicio de pertenencia y, como no reclamó nadie, quedó a favor del municipio y este desglosó y nos hizo las escrituras. La primera escritura que recibió el padre Constantino iba hasta la toma; entonces, viendo los inconvenientes que podían presentarse para la construcción de Duruelo, y que el sitio mejor para construir era la parte alta y no la de abajo, le pedí al municipio que me concediera más terreno y hubo mucho problema con eso, no aceptaba el concejo; entonces dije que nos íbamos a hacer esta obra a Santandercito, donde nos regalaron un terreno con una casa muy grande que no era más que adaptarla, e inmediatamente el concejo dijo: no, el porvenir de Villa de Leyva está en lo que van a hacer ustedes, pero con una condición; que no solamente sea para retiros sino también para impulsar el turismo y otra clase de actividades que la comunidad crea conveniente. Anulamos la escritura anterior y me hicieron una nueva con todas esas precisiones, esto fue en 1969. Estábamos buscando un lugar para hacer esa casa aquí en Villa de Leyva, y la persona que nos dijo que hiciéramos la obra allá en Potreritos, fue Tulio Jimenez Barriga. Subimos a verlo y nos gustó y se empezaron las gestiones. Esos terrenos, el municipio se los había ofrecido a la Universidad de los Andes para hacer no sé si una facultad o algo así, y no los aceptó porque no había porvenir en Villa de Leyva, según ellos; después, se los ofrecieron al Foyer de Charité, una institución de caridad francesa. Cuando empecé Duruelo, los padres anteriores a mí, pensaban únicamente en casa de retiro en un sentido muy amplio, no solo para retiros espirituales; inclusive, está en los preámbulos que el título era Instituto de Formación de Líderes Católicos y Retiros Espirituales o algo así, pero yo amplié eso al turismo porque veía que en ese tiempo ya Villa de Leyva tenía un potencial turístico extraordinario, como lo tiene actualmente y todavía hay mucha cosa por descubrir. El Duruelo no es de los carmelitas de Villa de Leyva, no tenemos absolutamente nada que ver: Duruelo es de la Casa Provincial de Bogotá. La comunidad ha vivido de las limosnas, las misas, las ayudas que recibíamos de España de otras comunidades; todavía tenemos ayudas porque no nos sostenemos por nuestra propia cuenta, no tenemos ninguna propiedad, nosotros vivimos al día”. 218 Molino de la Mesopotamia219 218 219 Padre Rafael Eugenio Mejía Se intentó hablar con el capitán Landinez pero se negó a conceder una entrevista. 66 “El Mesopotamia ha sido escenario de leyendas, de espantos, de fantasmas 220 encapuchados, de pasos misteriosos y gemidos de almas en pena...” “El dueño del molino de la Mesopotamia era Manuel González, que lo llamábamos el Camueso, porque tenía una parte de la mejilla más colorada que la otra; a él, en el gobierno de Rojas Pinilla, le expropiaron la finca y él se fue a Bogotá y murió, tal vez, de penas...” 221 “Nosotros llegábamos a la Mesopotamia, veníamos de a caballo, y don Manuel nos daba el potrero para las bestias, dormida para todos y no nos cobraba nada; el señor Manuel González era de media cara roja y media blanca, no iba a misa sino el día de año nuevo, el resto del año no lo veían por aquí sino el día de las elecciones; tenía como ocho hijos y no mandó a cristianarlos,222 los cristianó él mismo. Cuando vino Rojas Pinilla, el Estado lo desposeyó de la tierra de Mesopotamia, él tenía títulos y todo; entonces él duró tres días y noches, aquí en la esquina en la carretera, con todo el equipaje y los hijos llorando; se fueron para Bogotá y allá murió llorando el hombre de pena”. 223 “El viejo González vivió ahí desde su juventud, lo llamaban también si si si, porque a todo decía así. Cuando lo expropiaron lo sacaron con soldados, le sacaron todo a la calle y le cargaron sus cosas en camiones del ejército; y lo que él decía, era que su mejor amigo lo había expropiado, pues, ahí iba Rojas a bañarse en los termales; eso nos dolió mucho porque ese viejo no hallaba que hacer. Setenta mil pesos valió eso, yo estaba en ese entonces en la Personería”. 224 “Lo del Mesopotamia me acuerdo que, el general se lo expropió al viejito González; eso quedó en veremos, cayéndose la edificación, cuando de pronto apareció Agusto Landinez como dueño; eso lo habían expropiado para un hotel de turismo y se lo cedieron a la oficina de turismo que se lo vendió a Augusto; yo le ayudé en esa obra”.225 “En el año 1955, no había Corporación de Turismo, había una sección dependiente del Ministerio de Fomento y, por intermedio de esta, se hizo la expropiación del Mesopotamia, el fundamento era para un hotel de bien común para el Municipio. El general Rojas Pinilla le tenía mucho cariño a Villa de Leyva y quería tenerlo, pero, como Manuel González no entró en una cifra negociable o no quería venderlo, el gobierno le inició el juicio de expropiación; yo tomé eso como personero en función de secuestre, fui a Bogotá a ver que entidad era la dueña y de allá enviaron un visitador, y como el municipio no podía cuidarlo, se hizo un subarriendo pero eso no le daba nada; lo curioso es que, en el año 1959, aparece que el señor Landinez le había comprado al Estado, tenía sus escrituras, y se le hizo entrega formal”. 226 220 N.I. Sáenz, obra citada Manuel Gaona q.e.p.d. 222 Bautizar. 223 Alcibíades Robles 224 Germán Borrás 225 Luis Madero 226 Antonio Pérez Vargas 221 67 “Josué Aponte, personero de Villa de Leyva, casado con una hija del difunto Emiliano Neira, se opuso a que expropiaran el molino al señor González para un hotel de turismo”. 227 “El molino era una casona abandonada, yo lo conocí como tierra de nadie, ahí dormía Julio Corredor, apodado“el comunista,”un viejo simpático, muy amable; entrábamos a bañarnos ahí en las aguas termales, ese era el sitio de reunión de los niños que venían de veraneo en esa época. De pronto vimos a otra persona, que comenzó a recuperar la casona, Julio Corredor se fue y ya tocaba pagar y pedir permiso para bañarse en el pozo. En el pozo vi culebras grandes nadando, y existía la leyenda de que veían unas mujeres que se bañaban de noche”. 228 “En el desarrollo de la tendencia del general Rojas Pinilla de ayudar a la Villa, que tanto amaba, procedió a iniciar negociaciones con un señor Manuel González, el dueño de lo que se llamaba el Molino de Las Pardo, el molino de Mesopotamia, porque fue de una familia Pardo, y le pide que le venda los terrenos para efectos de construir un hotel de turismo para la Villa de Leyva. El general Rojas escogió ese sitio, principalmente, por el agua; no se le había escapado que allí existía un manantial maravilloso, que era el que le iba a suministrar todo el agua que necesitara el hotel, que además iba a ser motivo de embellecimiento, y era un conjunto que como finca estaba prácticamente formado, no era un sitio metido dentro del poblado, entonces era el más adecuado para el hotel. El señor González reiteradamente se niega, y habla muy mal del general Rojas y de todos sus parientes interesados en que acceda a la petición; el general, en un último intento, le dice a Blanca Garavito de Avila que vaya y hable con el Manchado -que así lo llamaban porque tenía una mancha en la cara, era quizás el único protestante acá- y le hace una propuesta muy generosa de trescientos mil pesos, porque habían hablado de doscientos mil, pero el señor se negó. Se inicia la expropiación mediante un decreto para hacer un hotel de turismo y con la indemnización correspondiente que fije la ley; eso se apela por el abogado de González y el tribunal falla la expropiación a favor de la nación, se ordena el pago del precio acordado por los peritos y el pago de sus honorarios; se le dio un primer contado al dueño y faltaba, para cumplir la sentencia del tribunal, pagarle la suma de ochenta mil pesos y otros veinte mil para el pago los peritos. Como el general Rojas se cayó durante ese proceso, no hubo nadie que moviera las cosas en el sentido de arbitrar la plata con la Empresa Colombiana de Turismo; entonces, llegó al Ministerio de Fomento Rodrigo Llorente e insistí para poder pagar la plata al Manchado y a los peritos; hablé con el jefe de presupuesto, Mariano Aguilar, y se determinó la partida necesaria y, con el cumplimiento de eso, se terminó la expropiación en 1958. La Empresa Colombiana de Turismo, fundada por el general y al frente de la cual estaba Ernesto Carlos Martelo, intervino en la expropiación; él sugirió 227 228 Benedicto González Octavio Mendoza Morales 68 constituir una sociedad por acciones en la que, además de esta entidad, entrara el municipio, el departamento y los particulares; es decir, una cosa amplia. Ernesto Carlos Martelo era muy amigo de Cesar Augusto Landinez, que había vivido muchos años en Cartagena, en su condición de capitán de administración de la Armada Nacional, y este le dijo al doctor Martelo que: en vez de constituir sociedad y hacer todo ese embrollo, yo te compro los terrenos y hago el hotel; me comprometo con la nación a hacerlo y no puedo destinar eso sino para hotel; este respondió: perfecto, la Empresa de Turismo no es una empresa hotelera sino propulsora del turismo. Me llamaron y dijeron que ya no hiciera lo de la sociedad porque le habían vendido los terrenos al capitán Landinez; le dije al doctor Martelo que me encantaba, pero que era ilegal por una disposición de carácter nacional y que lo que se constituía en favor del bien común, no se podía volver en favor de un beneficio privado; y le pregunté:¿porqué unos terrenos que han sido expropiados para hacer un hotel público se los vendes al capitán?¿cómo sabemos que lo herederos van a darle esa misma designación? y me dijo, que eso estaba considerado en el contrato de forma tal, que de ninguna manera el terreno del hotel se desmembré y vaya a destinarse a un uso distinto del hotel de turismo. Me nombraron como una especie de fiscal de las obras del capitán, yo iba y veía que lo que hacía el capitán era perfecto; pasando los años, desafortunadamente, el capitán Landinez dispuso de un globo de terreno y lo vendió; el hotel de turismo se hizo y lo celebramos y fue la razón fundamental para que la Villa se iniciara como ciudad turística”. 229 Panaderías “Había la panadería de la señora Nicolasa, era hija de mi abuelo que vivía en la casa que es hoy del maestro Acuña, ahí tenía su panadería y su tienda y hacía rosquetes, panes, besitos de novia. En la casa de Los Virreyes tenía parte una de mis primas, ahí había un horno y ella también hacía rosquetes, besitos y panelitas; había otra panadería, la de Salustiana de Sotelo, que era en su casa de la calle Caliente”. 230 “Mi mamá trabajaba en la panadería y en la chichería, ella nos dijo: aprendan hijas a trabajar porque yo no les voy a durar toda la vida, y nos enseñó a preparar la masa, a preparar la chicha. Cuando me casé, me vine a trabajar al Alto de Pedro Luis, yendo para el Pozo de La Vieja, hoy vereda del Roble; allá tenía mi chichería y vendía chicha, guarapo, el guarrús y toda esa cosa; piquete de papas cocinadas y carne y ají, los días sábado y domingo, eso hace unos sesenta y cinco años. Por ahí pasaba el camino real que va para Gachantivá, eso era harta gente que bajaba a Leyva a hacer su mercado, entonces era cuando más se vendía. Allá también hacía los amasijos, las almojábanas, el pan de agua y la mogolla; se amasaba con manteca, mantequilla de vaca y miel, y la levadura se hacía con almidones de chicha…¡y quedaba ese pan una belleza! La harina se molía en el molino de Chacón y los molinos eran de piedra, los lidiaban con agua; yo compraba el trigo y mandaba a 229 230 Tulio Jiménez Barriga Heroína Cortés Abril 69 que lo molieran; a veces llevaba diez cargas, a veces cinco. Los molinos eran allá al lado de Gachantivá, donde una señora llamada Trinidad y otro señor llamado Adolfo Pisa. La leña del horno la conseguíamos de los barzales, uno cortaba la leña y la traía; en ese tiempo sí se conseguía gente que le ayudara a trabajar a uno, ahora no. El que quisiera tener la chichería tenía que pagar una ventilla, a veces la ponían por diez mil o cinco mil pesos según el puesto pa’ vender, eso lo vigilaba constante el Resguardo; y si una persona iba a hacer contrabando, la gente buscaba sitios para esconder la chicha por allá entre el barzal, porque si la cogían le sacaban multa o la llevaban y la tenían demorada en el juzgado. Del Alto de Pedro Luis nos vinimos a la finca del cementerio, ahí tuve horno para trabajar y el tercero fue aquí, cuando nos vinimos a vivir al pueblo, hace como unos cuarenta años y puse el mismo negocio. Yo mandaba a vender el pan en el pueblo y a la plaza, o tenía contratas en las tiendas y ahí lo vendían”. 231 “A mí me gustaba mucho el trabajo del rosquete, pero la salud ya no da; aprendí a hacer los besitos de novia ensayando, por ahí en el año cuarenta y dos, y en esa época no se oía decir de eso; no había sino pan de manteca que era pa’ los de corbata, y pa’los indios el pan de agua y la mogolla, y eso eran fábricas donde hacían ese pan. Los besitos se trabajaban conforme se trabajan hoy día, el mismo molde, la escasez era el empaque más bien y en esa época no eran muy solicitados; lo que nos gustaba más bien trabajar seguido era el rosquete, eso semanal se echaba aquí. Eso es trabajoso y lleva harto costo y hartos alientos, o sino no se meta; son dos días que hay que ponerle pero seguido, primero se parten los huevos en una artesa, luego se baten hasta que estén del mero color de la yema, entonces ya se le echa el azúcar, la manteca de cerdo pero la propia, que esté fría, la harina y bata y bata, entonces eso levanta ¡qué hermosura!”. 232 Bomba de Gasolina “Muy pequeño me fui a trabajar a Tunja, duré como unos quince años, luego me vine para acá; y como ya conocía el negocio de la gasolina, entonces traía canecas y vendía en galones, tuve los depósitos en el centro, primero donde Fortunato Castellanos, en la calle Caliente, después me pasé a una casa en la plaza, y luego el municipio me dio donde es el Banco Popular; ahí yo tenía cuarenta canecas de gasolina, la traía por Puerto Berrío, eso fue en los cincuenta, era la única forma de surtirse para los pueblos vecinos, los carros venían de Santa Sofía”. 233 Servicios públicos 234 “El alcantarillado se empezó a hacer hace apenas unos cuarenta años; en las casas había letrinas solo para excretas humanas, y el resto de las aguas las echaban a las zanjas, a los 231 Alejandrina González de Castellanos Micaela de Torres 233 Benedicto González 234 Para información acerca del agua y acueducto ver apartado: Agua 232 70 huertos, no iban a dar a las quebradas, solo en el colegio de las monjas las botaban a San Agustín, de resto eran letrinas; eso fue una campaña oficial que hizo un señor Calderón, que fue el primero que vino a acabar con los cerdos en los solares y a hacer que cavaran las letrinas”. 235 “El alcantarillado del pueblo fue en el cuarenta y pico, y la luz se le debe a Carmen Rosa Morales, cuando fue alcaldesa como en los sesenta”. 236 “Villa de Leyva fue de los primeros pueblos que tuvo luz eléctrica237 en esta región, me acuerdo que el que hacía las instalaciones era Efraín Sánchez; pero había que encender una linterna para ver el bombillo”. 238 “Pasamos de las tinieblas a la luz eléctrica, la planta la manejaba Luis Pinzón, y había luz entre las seis y las nueve de la noche”.239 “Me acuerdo que cuando asomaba de noche a la plaza, había un bombillo en la casa frente a la casa del Congreso y uno sabía que había luz, porque era el único bombillo de alumbrado público”. 240 “Con la llegada de la planta Pelton todo cambió, se prendía entre siete y diez de la noche y eso sonaba por todo el pueblo, con eso empezaron a llegar a llegar los radios, las neveras. La llegada de la televisión fue espectacular para mi abuela, eso fue el cambio de la vida, cambió su máquina de coser por la televisión, el sitio de costura pasó a ser el de la tele”. 241 Comunicación El primer Radio “Cuando escuché el primer radio, hace sesenta años, todavía estaba en el ejército; yo me hallé al accidente cuando cambió el gobierno de Santos a López, y entonces ya llegó el radio. Eran unos radios chiquitos y ya otros más grandes como un taburete, con unas pilas grandes, como de cuatro o cinco libras, que se metían por debajo por unos huequitos, y, nosotros, todo el mundo asustado:¡Virgen Santa, qué es eso!, y nos decían: eso no se atortolen, es que ahora hay un aparato que se llama radio y lo tiene el gobierno aquí para prepararnos”. 242 235 Miguel Arturo Ruget Luis Madero 237 La primera planta de luz la tuvo el Monasterio del Carmen en 1908. 238 Miguel Arturo Ruget 239 Aleja Rodríguez 240 Germán Borrás 241 Octavio Mendoza Morales 242 Andrés Cortés C. 236 71 “En esa época de los años treinta, no había ningún tipo de distracción, escasamente había luz eléctrica y medio alumbraba, pues existía una planta del municipio que prendían a las seis de la tarde; en todo el municipio habían solo dos radios, uno era del municipio y lo pusieron al servicio de la comunidad en la plaza, en la casa de Oliva Rodríguez, la casa de don Floro Sánchez, con un parlante en el balcón para que la gente se aglomerara ahí y escuchara las noticias; eso era más el ruido que cogía, que lo que se podía escuchar, pero era una novedad y la gente se quedaba una o dos horas oyendo esa radio; el otro radio era de la familia de Carlos Rivadeneira que eran muy ricos, él era la única persona particular que tenía radio en su casa. El teléfono era terrible, y las telefonistas Jimenez bregaban mucho para poder comunicarse con Bogotá, eso era una hazaña casi imposible”. 243 “A escuchar radio, yo no le tomé ideas a eso, como quien dice importancia, porque creo que en un radio no hay verdad sino agrumación244 y alharacos, y ahí es donde viene uno a oír pero no a conocer. Lo mismo la televisión, que tampoco soy amigo por lo que veo tantas cosas repetidas y repetidas de lo que sí fue verdad, ya pasó; pero, entonces, con todas esas emociones que uno tiene celebrantes, se va a prender el televisor a ver que dicen las noticias: ahí se oye pero no se consta, puede ser cierto como puede ser mentira; entonces estoy más sobre lo seguro porque me doy cuenta de las mentiras al repetir y repetir, y que se lo hagan vivir a la fuerza porque con la televisión uno está espantao por todos esos fracasos que ya han pasado; pero como hay un negocio entre el gobierno y las entidades tienen todo revuelto. La palabra viene de conocimiento propio, la habladuría se la lleva el viento, entonces es donde uno ya no cree”. 245 243 Vicente Rodríguez Se refiera a abrumar. 245 Félix Torres 244 72 Vida en la Villa “Enantes no habían jornales grandes sino habían ayudas, ayúdeme una semana, un mes, que yo voy allá y hago lo mismo; no había plata, toda la plata que conocí eran centavos, pero en esos centavos había comida abastecida, con ese centavo se viajaba para partes lejas, como decir de aquí a Chiquinquirá, Tunja, Bogotá, y todavía no destrañaba 246 la escasez de la plata; primero eran diez centavos, luego veinte, hasta que echó a subir a cincuenta, hasta ahí era vida normal y con eso se podía comprar una fanegada de tierra, yo me la compré haciendo de cincuenta en cincuenta; entonces, hoy se destraña eso porque todo son millones de pesos, el que hiciera un millón de pesos andaba por allá en las nubes, no era palabra real ni tampoco nadie tenía ambición de eso. Antes no había plata pero había ayuda entre vecinos, la vida ha cambiado y han venido cosas modernas que son cosas acosadoras. Había la gente más católica, en ese tiempo se gastaba dos horas de camino pa’ venir a misa a Leyva, venía la gente desde los límites de Arcabuco cada ocho días a misa y a mercado, todo se hacía a puro pie de persona, los animales de carga eran animales que se sacrificaban bajo el dominio del hombre, bajo el dominio de la carga, y hoy ya no es sino en carro. El cambio en Villa de Leyva yo lo he sentido en esta forma: en el tiempo de las primeras casas era más descansado, hoy se siente uno más recogido dentro de la misma población porque ya no tiene uno las extensiones donde trabajaba en cantidad como 246 Extrañar 73 campo, ya se formaron caseríos y se terminaron los solares; la gente de hoy en día ha sido agregada al sitio, no ha sido raizal, y han venido ejerciendo sus compras que son necesarias. En ese tiempo de mi juventud todo era abastecido, hoy no hay nada que mirarle aquí en agricultura, todo se ha recogido, y se ha vuelto más en ruinas que lo que era en ese tiempo en que la Villa estaba en ruinas”. 247 “Esto era muy solo, podía uno salir desnudo a la calle y nadie se daba cuenta, era de una soledad única; claro que por las tardes y al mediodía, se veía gente porque estaba el colegio de las dominicas y la escuela de varones que quedaba en el parque de Ricaurte. El pueblo era muerto entre semana, únicamente las tiendas que eran la de Floro Sánchez, la tienda de una señora Inés, la de una tal Teodomila, la de Lucila Bonilla, la piecita de Marcos Buitrago…la vida en la Villa, antes de volver esto museo nacional y venir la droga, era bien tranquila y sencilla, se hacía lo que se quería con el tiempo”.248 “Todo como que ha mejorado en la Villa, hoy todo el mundo está arreglado, aseado y hay educación; en mi época uno no usaba sino por ahí alpargata, y mucha gente ni alpargata o las usaban era a la cintura: venían a misa y ahí se las colocaban para entrar y cuando salían era otra vez a la cintura”. 249 “En los portales había unas bancas y ahí pasábamos la noche cuando íbamos al pueblo, no teníamos quién nos diera posada; en ese tiempo, habían películas en la plaza y con un centavo se sacaba una mogolla, doña mogolla, pero no como las de hoy día. Por allá en el pueblo duraba uno los tres días, y a veces duraba uno los tres días en ayunas, entonces ya hubo reclamo y mandaban bultos de panela y le repartían a dos muchachos una panela, un pan, un grano…” 250 “En esa época habían bolos y galleras, las mujeres se dedicaban a su modistería; como no traían tanta cosa, ni almacenes ni nada, ellas se dedicaban a la modistería, a amasar y al oficio de la casa y más bien poco perniciaban como ahora, la gente era como reservada”. 251 Vida social “En el club de Caza y Pesca había un baile cada quince días, todo el mundo y la gente que venía de Bogotá terminaba allá; la vida en el pueblo era muy sana, habían muchos bazares; hoy en día la cultura se valora solo por la plata, esto mató a Villa de Leyva”. 252 “La vida social en Leyva era sumamente estirada, cuatro o cinco familias, todas muy distinguidas, y de ahí nadie se salía; se hacían bailes hasta el amanecer y de ahí salíamos a misa de cinco, pero no había borracheras; se daban muchas serenatas y los músicos 247 Félix Torres Jesús Neira 249 Ernesto López 250 Simón Pedro Pineda Igua 251 Teresa Buitrago q.e.p.d. 252 Germán Borrás 248 74 eran el muequito Pinzón, Carlos Neira y Anselmo Borrás, era música de cuerda con requinto, bambuco, pasillos, y cuando ellos no podían era con vitrola de cuerda”. 253 La vida cotidiana en la Villa “La vida cotidiana de la Villa en el año cincuenta y cinco era una vida muy tranquila, las calles eran solas y a eso de las once, que salían las alumnas de la clase, era que se veía gente; aquí solamente había movimiento comercial y de personas, que venían de otra parte, el sábado en la plaza de mercado y, pasadas las dos de la tarde, ya toda el mundo desfilaba y quedaba este pueblo robado, robado, no había nadie en la calle; solo las profesoras de la Normal salíamos a dar una vuelta. Existía el café de don Pablito, el café Colonial, que primero era en un local donde hoy está la alcaldía, era el centro social de Villa de Leyva: si aquí venía el presidente, el gobernador, los personajes, ahí lo llevaban porque no había otro lugar; recuerdo que había una mesa redonda que era la preferida de los grupitos, se vendía café que ha sido famoso toda la vida, el agua aromática no se usaba; después de la misa del domingo donde los carmelitas, la gente se iba para allá y se tomaba un aguardiente o un brandy con café; el café se abría un rato por la mañana, después como a las diez, y por la tarde de las dos hasta las seis, y se cerraba porque no había nada más que hacer. De pronto, aparecía en el pueblo un carro de propaganda y pasaba cine en la plaza o allá en San Agustín, muy poca gente asistía pues la gente fue toda como muy encerrada. El club de Caza y Pesca era en la alcaldía, tenía sus miembros y solo asistían ellos y sus invitados; hacían dos bailes especiales, el día del aniversario del club que era el 29 de junio y el del 17 de julio para cerrar las fiestas del Carmen, era muy solemne y traían orquesta de Chiquinquirá, generalmente. Existían dos billares, uno era en la plaza, en el local de Floro, y otro en los portales, era de Anselmo Borrás, y era un café especial para hombres; los domingos todo mundo se iba al campo, hacían los paseos a La Colorada y al Cane, al Pozo de la Vieja, Potreritos, la vida era mucho más familiar y el turismo era escaso. El turismo de Villa de Leyva eran los padres de familia de las niñas de la Normal, venían a sacar sus hijas en Semana Santa o en julio y fin de año; además, las vías de comunicación eran escasas, venían la Garantía y la Flota Boyacá y pasaba un bus para Chiquinquirá una vez al día; y si lo dejaba, se tenía que quedar en Tunja. El pueblo comenzó a cambiar cuando empedraron la plaza, entonces empezó a llegar gente; la plaza era el centro de la vida del pueblo y ahí se veía la gente; los otros lados del pueblo eran solos, la Villa era hasta el puente de Nariño y de ahí para allá, eran unos barrancones con unos trigales bellísimos que decían era el mejor trigo de Colombia”.254 253 254 Alfonso Páez y Aleja Rodríguez de Páez Fermina Gómez 75 Tiendas y Cafés “Las chicherías no eran en el marco de la plaza porque en la parte de arriba eran tiendas todas decentes, decentes en el sentido de que no se vendía chicha; eran tiendas que vendían todas las cosas agradables que se importaban, como el brandy, los vinos, las aceitunas, atún, cigarrillos finos, las tiendas eran la de Florentino, la de Cayetano Moreno, la de Tulio Castillo y otras más; y había una tienda exclusiva para la venta de aceite de muelle, decía el aviso: Aceite de Muelle Landinez e hijos. El papá del capitán Landinez producía con alambiques un magnífico aceite, que era un cáustico y un remedio formidable para las mataduras de las mulas, que subían por centenares y centenares de toda la región de Santander y de Moniquirá en su paso para Tunja; esas mulas llegaban, pernoctaban y aquí las curaban y, desde luego, se llevaban su botella para las mataduras”. 255 “La tienda que surtía cualquier efecto era la de la señorita María Teresa Borrás, en los bajos de la esquina de la plaza, donde hoy está la heladería; en la parte de abajo de la plaza había tiendas de chicha, el círculo de la plaza, excepto la iglesia, era todo chicherías; la casa de la esquina era de un señor que se llamaba Abrahám Sáenz, de Gachantivá, y como ese señor era amasando y haciendo chicha, lo pusieron “Abrán Mogollas.”Leyva era toda construida pero rústica, con unos paredones que se llamaban tapia pisada y los puentes se hacían de calicanto, el único que queda es el de la salida del cementerio”. 256 “Don Carlos Neira, a finales de la década del cincuenta, tenía en la esquina de la casa de Juan de Castellanos una tienda de abarrotes donde vendía de todo, ahí llegaba todo el mundo a comprar, toda la población circulaba por ahí; después, don Floro y Josué Aponte montaron su almacén en la plaza”. 257 “Ahora el pueblo me puso Mamá Chenta, esta tienda la puse hace treinta y cinco años, en este local de la plaza que era de un dueño y la casa de encima de otro; yo le compré a dos señoras de la sucesión el segundo piso y la casa se puso nueva porque estaba toda caída. En esa época estaban las tiendas de Roque Igua, la de don Carlos Neira, la de don Floro Sánchez; ellos tenían almacén grande y nosotros les comprábamos el mercado para vender aquí. En la puerta de la tienda había una zanja de agua que venía del cerro para regar los solares que se sembraban en esa época; en la tienda, mi marido vendía mogolla y cerveza, aquí llegaba la gente del campo que venía a vender el trigo, el maíz y la cebada. Había mucha clientela, la de los entierros y las fiestas, pero ya no es lo mismo porque hay más negocios; enantes, los del entierro le daban cerveza y guarapo a los que acompañaban al entierro, les daban piquete y todo eso, hoy ya nadie trae eso; y en las fiestas venía mucha gente de otras partes y del campo, entraban a la tienda, tocaban tiple y las viejas bailaban el tres con el vaso de cerveza en la cabeza, eso ya no se ve. 255 Tulio Jimenez Barriga José Heliodoro Cortés C 257 Juan Enrique Botero 256 76 Empecé con el aguardiente de yerbas para mi marido que estaba enfermo del reumatismo y le dijeron que se tomara el guaco con aguardiente, entonces ya a las gentes se les dio que prepara para venderles y se le aumentó a las yerbitas, es medicinal y sirve para muchas cosas, como para un dolor de estomago”. 258 “Por allá en el año cincuenta y seis, tuve un café donde era la tienda de don Floro, fui muy afortunado con ese negocio; se abría los fines de semana hasta las once de la noche y en el café tenía unos dos billares antiguos”.259 “Nos reuníamos mucho en el billar que manejaba Efraín Sánchez en los portales, después lo tuvo en arriendo Chepe Quintero y Anselmo Borrás; Efraín tenía la enfermedad del sueño, se quedaba dormido de pie, moviendo la cabeza y aceptando lo que le decían. Algunas veces le poníamos periódicos en lo pies y los encendíamos y ni cuenta se daba”.260 “El café debajo de la casa de Juan de Castellanos era el tertuliadero, lo comenzaban a surtir a las cuatro de la mañana, y cuando nos íbamos de cacería ahí nos tomábamos el primer tinto”.261 “El consultorio de mi padre era en la casa de La Roca, ahí instaló su farmacia como en los veinte, y además era un tertuliadero de los viejos del pueblo: Tulio Jimenez Amador, Daniel Rubio Vargas, el maestro Rafael Tavera, Alberto Carrasco Urdaneta, ellos se la pasaban ahí. Mi papá hacía sus consultas y preparaba sus fórmulas magistrales y ahí conversaban y discutían sobre los acontecimientos de la época”. 262 Cine “En las escuelas y en el colegio de las monjas se hacía teatro y representaciones; después Carlos Neira montó una salita de cine en la casa de la Fábrica de Licores, él era muy aficionado a las películas mexicanas y aquí eso gustaba mucho entre las gentes del pueblo; y cuando por alguna circunstancia se reventaba la cinta, que era de dieciséis milímetros, o fallaba el sonido, el pote Carlos seguía narrando la película:” 263 . La aventura tras “ Los Aventureros” “Ahí en la plaza yo trabajé, ahora treinta años, con la película de Los Aventureros; eso son de Estados Unidos, vinieron a filmar una película, se la llevaron y aquí no la han dado. Acabábamos de empedrar la plaza y llegaron, trajeron un camión F8 lleno de 258 Vicenta Ruiz de Bautista Benedicto González 260 Alfonso Páez 261 Germán Borrás 262 Miguel Arturo Ruget S 263 Ibid. 259 77 billetes nueveciticos y una cantidad de gente. Yo trabajaba en el Carmen y me sacaron de allá a trabajar con ellos y duré cuatro meses manejando la gente y dirigiendo. Arreglaron casas aquí y regalaron cosas al convento del Carmen; los padres arrendaron y ganaron plata, y las monjas ganaron plata de esa y los de aquí también: el alcalde, el juez, la policía... ¡no hubo quién no ganara plata de esa! Los Aventureros trajeron gente de Bogotá, de Sogamoso, Duitama, Paipa, Tunja, Sáchica, Suta, Ráquira, Puente Nacional, Barbosa, Moniquirá, Arcabuco, Gachantivá; pusieron buses por montones para traer la gente todos los días y llevarlas otra vez a sus casas a dormir. Tenían que gritar ¡viva el rojo!, pero el rojo era con una capa roja y a caballo en un caballote y bajando toda la gente... una procesión de gente desde el cerro para abajo, por esta calle del Duruelo hasta llegar a la esquina. La máquina de la foto subida en la casa de la esquina de la plaza principal, la de balcón, y eso estaba fotografiado todo el cerro, toda la gente, y gritando ¡viva el rojo, viva el rojo! y como el viejo era cojo, algunos gritaban ¡viva el cojo, viva el cojo! Tocó un trasteo de loza, de camas, burros, caballos, ¡de todo!, hasta bueyes tirando carros; trabajaban el alcalde, el juez, la policía, profesoras de la Normal, todas las profesoras, los niños de las escuelas, todo el mundo, hasta el niño más chiquito en eso; ganaban a quince pesos, a veinticinco pesos; me pagaban mi sueldo, yo manejaba toda la gente: carpinteros, constructores, enchapadores, pintores, hasta la gente que barría en la plaza y en las casas; no cabía la gente en la plaza, no cabían en esa plaza que es grandísima; yo me les volaba en medio de tanta gente, y allá arriba en la plaza de mercado hacía un grupo de cincuenta entre viejitas y chinitos, los anotaba en una libreta y venía y sacaba la lista; por la tarde a las cuatro me llamaban y me daban para cada uno una tarjetica con la plata para pagarles, principiábamos a pagar a las cuatro y acabamos a las siete de la noche. Me habían dado unas quince fichas, y llegaba la gente pobre del campo, viejitos y viejitas que ya no arriscaban, me decían ¡y qué sumercé, qué tiene a ver si me pone trabajo!; el hecho era que pudieran mover la escoba nomás, o los chinos que pudieran por ahí mover la brocha y pintar del color que uno quisiera, y les hacía ganar platica; para el almuerzo tenían un hotel grandísimo, traían carnes por montones, por cargazones de salchichas, costillas de cerdo, costillas de ganado, costillas de oveja, pollo enlatado, todo eso traían; cuando llegaban las viejitas o los niños, sumercé que el almuerzo, yo les daba la boleta y les decía, vaya almuerce ligero y se viene y me trae la ficha; y yo se la pasaba a otro y al otro y a otro, eso le di de comer ¡a quién sabe qué pilón de gente!; les daban gallina y unos almuerzonones. No ha vuelto a haber tanta abundancia de comida y de plata como esa vez; la filmación duró como un mes, pero antes del mes duraron como dos o tres, preparando las casas y las habitaciones; luego de ahí principió otra vez Leyva a progresar, a reconstruir las casas, a hacer las guardas de las calles, a empedrar las calles, eso hace treinta años cuando aparecieron Los Aventureros.” 264 “Los Aventureros fue una gran superproducción de Paramount en 1970; la producción era inglesa, italiana y americana. Esa filmación marcó un hito importantísimo en Villa 264 Alcibíades Robles 78 de Leyva; y en cierta forma, produjo un despegue brutal de la villa. Fue muy importante económicamente, creo que nunca se volverá ver más plata que esa vez; montaron y adecuaron dos casas como bancos, y gastaron como veintisiete millones de dólares de los cuales buena parte se quedó aquí. En esa época el salario de un trabajador era como ocho pesos, y a la gente les pagaban en el día veinte pesos, que era un billete de alta denominación, y les daban la comida. Recuerdo que estaba ya el Banco Popular, y llegaba el distribuidor de cerveza Bavaria a consignar y eran solo billetes nuevos de veinte pesos; pero a los ocho días ya había uno que otro billetico viejo porque toda esa plata pasaba y pasaba, y se daba uno cuenta del recorrido que hacía esa plata que, prácticamente, toda terminó en Bavaria. Casi todo el pueblo participó, contrataron ciento cincuenta y tres buses para transportar a los extras de todo el municipio, fue algo gigantesco y trajeron cientos de personas de fuera: doscientas mujeres de Bogotá, doscientos llaneros con caballos, dirigidos por el director español de la Escuela de Equitación de Viena. Para la filmación, la Paramount tomó fotografías hasta de la última teja, duraron más de cuatro meses, trajeron generadores eléctricos y cerraron prácticamente todo el pueblo y alquilaron numerosas casas; yo tenía una droguería de veterinaria y la hicieron cerrar tres días y me pagaron una cantidad de plata; uno de los productores, que trabajaba en la Nasa, compró la casa que hoy es de Uribe Crane. El tema de la película era un dictador tercermundista que se llamaba El Rojo, de la República de Corteguay, ¡hay que ver lo que fue la entrada del Rojo al palacio de Corteguay!: trajeron un contingente de mil soldados del ejército colombiano, vestidos con el uniforme de Corteguay, para hacerle una calle de honor. La película dura como cuatro horas y media y la proyectaban en los vuelos Nueva York-París. Siento una gran satisfacción porque me patié todo, eran unas vainas magistrales, como los leyvanos que trabajaron de curas: el señor Rodríguez, don Orteguita, y el arzobispo de Corteguay que fue Mamerto Mateus, alto, grande, colorado; ¡eso fue la verraquera! Fue tan grande la utilería de adornos, uniformes, galápagos, ropas de los aventureros, toda ropa inglesa perfecta, de todo eso, que esa dotación duraron cinco años vendiéndola en unos depósitos de Bogotá. Esto fue muy importante en el despegue de Villa de Leyva porque aquí no había sino la Mesopotamia y tocó habilitar numerosas casas; ellos le prestaron plata a la gente para que cuadraran camas y los alojaran y, como Villa de Leyva no daba abasto, muchos se quedaron en Paipa y hasta en el Ecce Homo; esto era un corredor de artistas y taxis de aquí a Paipa y de Paipa para acá. Prácticamente la nueva plaza de Leyva se estrena con esa superproducción de cine, la plaza se llenó para hacer las dos tomas, ¿cuánta gente traerían? Como esa gente bebía muchísimo, sobre todos los europeos, aparecieron una cantidad de bares y negocios; uno no podía creer que la caseta Matecaña estuviera en Villa de Leyva con ese servicio, trajeron chef franceses, ingleses e italianos porque todos los artistas, la producción, la dirección eran de esas nacionalidades. Si uno quería comida gringa le traían hamburguesas, pero hamburguesas de verdad verdad; otro día, uno comía tallarines con coca cola servida en vaso de vidrio legítimo, y decían: tome, lléveselo; y cualquiera decía, te invito a comer esta noche y cada noche lo invitaban a uno a una vaina distinta. 79 También, después, vino una actriz italiana Ornella Muti, que era el símbolo sexual de los setenta; estaban grabando sobre la loma de la yesera del Emporio, y llegó un jeep y se bajó una niña envuelta como en una cobija y, de pronto, se la quitó y se botó al agua desnuda, y el “cura” Castellanos casi se muere, casi le da un infarto, no podía bajarse del carro; nosotros estábamos frescos porque estábamos habituados a esa vida, pero al ver semejante mujer, después de nadar un rato viéndola, nos tocó darle la mano para sacarla. Nunca he actuado como extra, ¡pero me han tocado unas…! Como en 1968, rodaron aquí Aquileo Venganza; Orgullosos, Malditos y Muertos la filmaron en el antiguo molino del Guamo, que todavía estaba en pie, la filmó Groffe que ahora vive en Leyva; trajo a DuPont que era un mago para la fotografía, y a un cubano que era excelente para las sombras”.265 Juegos de azar “Aquí se jugaba mucho dado, Villa de Leyva era un centro de dado bestial, aquí venían de Chiquinquirá, de Moniquirá, de todas partes; se jugaba dado en el café, en el club, en la plaza en unos cuadros que tenían las matas; la maldición del cura Mendieta fue porque acá se jugaba mucho dado”. 266 “Aquí se prohibió una vez el juego de dado porque eso era todas las noches, los viejos amanecían ahí con el pan del desayuno; recuerdo en especial a un viejo que usaba guantes porque tenía lepra, y al esposo de Vicenta que estaba en los puros huesos. En los sardineles alrededor de los árboles de la plaza extendían la ruana y ahí jugaban; y cuando venía la policía escondían la plata y los dados y comenzaban a jugar con unas vainas que llamaban las tara, que era una parte de la piel del cordero que limaban para jugar, la tiraban y si lograban que cayera parada entonces ganaban, pero ahí no jugaban plata, y cuando se iba la policía volvían y sacaban otra vez los dados y sígale al juego; era tan fuerte que, incluso, uno jugó la esposa y el tipo la hizo ir a cumplir la apuesta, y jugaban más que todo la finca tal contra la finca tal, no jugaban plata”. 267 “Nos reuníamos por donde hoy está la casa del maestro Acuña, a muchos nos gustaba el juego del dado; había un señor que lo llamaban Pacho Tomates, y él era el que nos manejaba un poco y el Loco Bermúdez, las apuestas eran diez o veinte pesos y por capricho mío perdí más de cien mil pesos de la época; en época de fiestas había un remate y era permitido el juego de dado, pero en otras no y por eso nos perseguían”. 268 “Acá en la tienda jugaban y mi marido era de esos, a veces jugaban aquí en el mostrador de la tienda y otras afuera, ponían una ruana en una mata y ahí jugaban, y uno de mujer era sufrir porque se jugaban la plata. Mi marido jugaba con todos los del 265 Roberto Borrás Luis Madero 267 Germán Borrás 268 Benedicto González. 266 80 pueblo, con don Bermudez, el doctor Ruget, Pacho Tomates, Cristóbal Sáenz, Benedicto González y una cantidad; yo aguanté hambres, ¡ay Virgen del Carmen!, él se jugaba lo de la tienda y con cinco o seis barritas de jabón y una o dos libritas de arroz que era lo que teníamos en la tienda, ahí principiando; él jugó todo eso y eso era llorar, mejor no recordar”. 269 “Eso era rentas del municipio y venían unos señores de Tunja que remataban los juegos de junio y diciembre, durante esos dos meses era que se jugaba dados; ellos ponían las mesas y sacaban el garito, que era el diez por ciento de todas las partidas, y dicen que más atrás jugaban mucho dado. Al lado del café de don Floro, había un local especial para jugar dado, que tenía un billar antiguo francés en pizarras de mármol; otro sitio para el juego de dados era en los portales; venían a jugar de Chiquinquirá, de Suta, de Ráquira, de todos los lados y mi mamá contaba, que cuando ella iba para la misa del Carmen, a las seis de la mañana, todavía veía a la gente jugando dado”.270 “En la plaza, frente a los portales, había un puesto donde jugaban bolo, había una tarima de piedra y contra eso lo jugaban para que la gente no interrumpiera”. 271 Cacería “…El escuadrón de corceles, tan trajinado en los cerros, en sus ímpetus de brega resopla y tasca los frenos, pronto a cruzar por los riscos, pasar los desfiladeros y atravesar los collados como cíclopes de fuego Las impacientes jaurías que de ingleses descendieron, amotinadas reclaman la luz, libertad y fueros: de sus ágiles siluetas, con pintas de rojo y negro, se alzan ramales que azotan el aire que entra a sus ruedos; y sobre la plazoleta, después del nocturno encierro, unas llegan zalameras 269 Vicenta Ruiz de Bautista Vicente Rodríguez 271 Gabino Casallas 270 81 y otras con impulsos fieros. Las recuas aparejadas, trajín de palafreneros, carpas, mantas, municiones, fuerza acampar en los cerros. En Portales, los jinetes la cita todos cumplieron el corneta, toca marcha y en fila sale el cortejo”. 272 “Subiendo la angosta escala, en patio de árboles secos, por laderas de peligro y precipicios de riesgo los cazadores cabalgan cien potros de herrajes nuevos que en los guijarros filudos sacan chispeantes regueros… Gente de caballería en la cumbre toma asiento y a los miradores sube cubriendo el campo desierto. Ecos de campana grande sacuden bosques y leños haciendo emigrar las aves a la paz de otros aleros. Las huellas van descifrando diez parejas de sabuesos del ciervo que fue corrido por el amo de esos yermos. Voces de emoción y angustia en La Hondura se sintieron y acordes de notas graves en la sala del concierto. En boquerones y cumbres contingentes de relevo esperan el santo y seña 272 Apartes del poema: “Caza de Ciervos en los cerros de Leyva” de Napoleón Ignacio Sáenz. Villa de Leyva 82 de ir a las líneas de fuego. En el filo de la sierra hay movimientos guerreros: se escucha el toque de alarma y entra la lidia en comienzo”. 273 “…Que espectáculo asombroso van ciento cincuenta perros bien puestos tras un venado de los monarcas del cerro; y más de ochenta jinetes desesperados por verlo; los unos, para enlazarlo, otros, por tenerlo impreso. En sus fotos de colores abrazándolo del cuello a mirar en la alcanzada que sus cachorros mordieron, muchos con sus carabinas, ninguno haciéndole fuego, y todos con la consigna de ir las ciervas defendiendo… Bachue sigue desde el trono lacustre, ritual asiento del Iguaque proceloso al deporte principesco; y en un piélago de glorias la Villa, panteón procero sobre el altar de sus mármoles entre olivos nazarenos….” 274 “En la tradición de Villa de Leyva se cuenta que el Virrey Antonio Amar y Borbón practicaba la caza de venados en los cerros de la Villa”. “Las cacerías de venado eran una belleza, los leyvanos hacían aquí cacería: don Antonio Rivadeneira, que era el dueño de todo Iguaque, don Bautista Rodríguez, el Jetón Ferro y todos ellos, se reunían y se iban a las cacerías y venía mucha gente; hasta el gobernador de Tunja. En el cerro había un viejo que tenía un vozarrón espantoso, entonces, lo llevaban; el yerno de don Antonio daba los perros y le pagaban a un 273 Apartes del poema “Marcha” de Napoleón Ignacio Sáenz, en Villa de Leyva Tradiciones y anhelos. Bogotá, 1968. 274 Ibid., Apartes del poema “Lidia.” 83 arrendatario el cuido para que, cuando se reunieran todos a la cacería, estuvieran listos; ellos venían y notificaban a toda esa gente y se reunían aquí en la plaza con los perros: cuarenta, cuarenta y cinco yuntas de perros, eso lo vi yo y estuve en las cacerías. Se reunían arriba en el cerro, en la finca de Emiliano Neira y de ellos, porque eso era todo de los Neira; y los cuidanderos, los arrendatarios no podían matar los venados porque don Antonio los castigaba y les daba sus fuetazos, él era rígido. Cada perro traía su cuidandero para que lo llevara de la cadena, entramojados llamaban; adelante echaban un perro que llamaban el trompetero, y cuando el perro hacía guauuuu, entonces soltaban los perros y empezaban a seguirle el rastro al venado. Pero lo lindo era que una vez, de las que fuimos nosotros, soltaron los perros y estaban los venaditos en una planada, y los venados grandes entre las matas entretenían a los perros mientras subían las venadas con sus venaditos chiquitos para otra parte del cerro; entonces, ahí seguía la cacería y sí había orden de matar venado, mataban y casi nunca dejaban que los perros alcanzaran el venadito. Cuando se entraban los venaditos chiquitos, él los mandaba coger y les rajaba la oreja y los soltaba, esa era la señal de don Antonio Rivadeneira; yo tengo una cabeza de venado herrada por él. En una cacería cogimos un venado de esos y está con su marca en la oreja, eso fue en el cerro entre Leyva e Iguaque, arriba en la Hondura. Yo he caminado ese cerro de a caballo y a pie; en la cacería montaba en estilo inglés, mis hermanos y todos los parientes me enseñaron primero a disparar, y, luego, me llevaron en mi yegua briosa y nos íbamos detrás de los perros y de los muchachos de la cacería a ver la corrida del venado y todo lo que hacían los venaditos huyendo. Nadie se comía el venado, decían que la carne no era buena, que era pajuda. Hacían una cacería en julio y corrían los venados y atravesaban estas calles; acá teníamos un portón de campo abierto y se entró una venada y se metió al patio de montar a caballo y de manejar animales, y se echó en el suelo y la dejaron toda la tarde; al día siguiente, madrugamos a sacarla al llanito de Los Potreritos pero se murió de cólera, se encalambró de la carrera que le habían echado los perros. Eso era como en los años treinta; en ese entonces, iban también señoras a la cacería”. 275 “Las celebres ‘corridas de venado blanco’ en los cerros de la Villa, organizadas por Antonio Ferro, Jetón Ferro, como cariñosamente se le llamaba en los círculos sociales, era un excelente deportista (…) congregaba centenares de aficionados al arte de la caza en los eventos cinegéticos y los vinculaba en noble amistad bajo los auspicios de San Huberto, Patrono de los cazadores”. 276 “El alma de la cacería fue el Jetón Ferro, aquí se reunían ochenta, cien, ciento cincuenta perros y cazaban venados. El tiro del pichón se le debe a Josué Aponte, familiar de la señora Rivadeneira; eso fue como en el año cincuenta y dos, cincuenta y tres, y se hacía donde está la plaza de mercado, que era un barranco; fui uno de los promotores de hacer esa explanación para el tiro al pichón”.277 275 Aura María Borrás de Páez N I Sáenz, obra citada 277 Luis Madero 276 84 “En esa época, antes de quemar los bosques, todo ese charrascal y arborización que había, había venado, había tinajo, había armadillo, había zorro, había fara, había conejos, ¡todo eso!; pero en esa época, el que mandaba era un señor don Julio Rojas, el papá del teniente general Rojas Pinilla, y don Carlos Rivadeneira, ellos no dejaban cazar a todo el mundo. Los señores Castellanos cuando querían cazar, hacían sus invitaciones a señores de Moniquirá, a señores de Vélez, a señores del Puente, de esas tres ciudades, y traían sus perros y se reunían con los de aquí y soltaban la tromba de perros en la parte que llaman la laguna del Cazadero; paraban el venado y este animal corría por todo lado y la gente los atajaba y los gritaba, pero no los dejaban matar. Un día, que hubo una cacería de un venado, lo trancaron por allí y el venado cogió de para acá y se les vino por una calle y llegó a la plaza y ahí lo cogieron enlazado; dizque tenía doce puntas, como quien dice, doce años tenía el animalito; decían que la carne del venado no la utilizaban, que era para los perros. Yo tenía unos perros de cacería, una perra fina y un perro gozque; y un día nos convidó Antonio María, que fuéramos a cazar un zorro que le estaba haciendo daño en la huerta del maíz. Y así lo hicimos, nos fuimos y soltamos los perros y pararon dos zorros dentro de la huerta; el gozque corrió un zorro por todo ese cerro hasta el lado de Chiquiza. Otra vez, nos fuimos a cazar de la Rosita pa’bajo y también lo cogimos al animal, allá, en el potrero de los lambederos; lo único que yo no le dejé a los tiradores, fue disparar a los avichuchos que salen ahí a posarse; también cazábamos en el barzal de Chacón, ahí duramos mucho tiempo cazando nuestros zorritos, y matamos como cosa de veinte zorros”. 278 “Había armadillo, tinajo, conejo, guagua, liebre; pero, hoy, los armadillos toca ir a traerlos lejos, el fara era muy abundante, y ya no hay daño de gallina porque el zorro se acabó”. 279 “No hay, en Colombia, venado blanco sino en el cerro de Leyva y en Cúcuta; aquí Antonio, Pablo, Alejandro y Enrique Cortés, los Becaría del Puente y Vélez, cazaban el zorro dañino para las gallinas”. 280 “Habían muchos perros finos en esa región del cerro y terminaron con los venados; ya llegó el Inderena y prohibió eso porque el que menos tenía, tenía tres o cuatro perros; el acomodado tenía ocho y diez perros”. 281 “En Villa de Leyva había mucho venado, y luego sucede que por las quemas, se fueron los animalitos; pero, había un señor muy principal de la cacería de venado y se venían de Chocontá, Puente, Saboyá, Chiquinquirá, Sogamoso y todo eso, al tiro de pichón y a la caza de venados y entonces ya se fueron acabando los animalitos, pero siempre debe haber todavía por allá”. 282 278 Ananías Cárdenas Manuel Rodríguez 280 José Heliodoro Cortés C 281 Julio Edgar Cortés 282 Gabino Casallas 279 85 “En la Villa existió un señor, Rafael Rubio, que cazaba con la mente, él era nativo de Villa de Leyva. Este señor, dice la gente, salía de cacería solo por los potreros a cazar conejo; le saltaba la liebre, se quedaba mirándola, y la liebre se quedaba quieta y él iba y la cogía. Tenía esa fuerza mental, hacía de médium, espiritismo, cosas de esas. Aquí todos eran cazadores y había un club de caza donde hoy está la alcaldía, ahí se reunían a jugar billar y salían a cazar. Un día, encontraron un venadito y lo empezaron a corretiar y como llevaban sus arrendatarios, que tenían buen físico y se iban era por el pie del cerro, entonces, el animalito corría cada vez más hacia abajo y entró por el Mesopotamia, llegó a la plazuela de Antonio Nariño, bajó, y terminó en la plazoleta de El Carmen y ahí lo mataron. Después, lo colgaron en un árbol de un solar y duró hasta el día siguiente, y luego fue el piquete. Había mucho venado, inclusive, había una variedad no conocida. De Cane pa’rriba, toda la loma hasta llegar al Duruelo, era la cacería”. 283 “Una vez hicieron los campamentos en el Alto de La Villa, en el Roble, y empezaron y bajaron los venados: a uno lo mataron en una calle que hoy está cerrada, abajo de Coomexa; el otro, lo entraron a la plaza y lo cogieron vivo. El difunto José Mono, que era afiebrado a eso, mantenía sus perros de cacería y se encargó de guardarlo en un cuarto, y después, como al segundo o tercer día, lo soltó pero con lo que llamaban pringadera: amarrado de un tendón para que no pudiera correr y los perros lo alcanzaran; y eso le sucedió al venadito, lo alcanzaron y lo mataron, eso era para cebar los perros; por el Roble se mató mucho venado”. 284 “Por allá en Iguaque había mucho cazador, aquí tenían mucho placer por la cacería del venado. Nunca quise ver eso, a ese tipo de crimen no he estado aficionado. Llegué a conocer dos venados muy grandes pero ya heridos, y oí decir que habían traído un venado a la plaza mayor; la gente era bien aficionada a la cacería, tenían perros, era su gran fiesta, afortunadamente desapareció, y acabaron también con los venados”. 285 “Las cacerías de venado eran a caballo; de niño, me iba al anca en el caballo del viejo Roberto Borrás y regresaba sangrando por las hebillas del caballo, pero no me importaba con tal de ir a cacería. Siempre cogíamos el camino para Chíquiza, llegábamos a un sitio que se llama Llano Grande y pasábamos al Vijagual y Mal Paso; esas eran las zonas de cacería, el venado no pasaba del río Cane. Antes se corrían los venados con perros, era muy raro que alguien les disparara, además las hembras se respetaban y los venados aprendieron a defenderse, no le tenían miedo al hombre; pero hoy en día los están acabando, si es que no los han acabado, cuando estaba midiendo en el Duruelo, bajaban venados heridos por tiro de carabina”. 286 “Todos salíamos los domingos a distraernos con la cacería, más que todo era de paloma, y entre octubre y noviembre, era de patos que llegaban del Canadá a las 283 Germán Zubieta Agustín Neira 285 Mario Antonio Pérez 286 Germán Borrás 284 86 lagunas y las zonas inundadas. Como en el año cincuenta, entre todos los amigos formamos el primer club de Caza y Pesca de Boyacá, se llamó Antonio Ferro, y funcionó en la casa de Juan de Castellanos, donde hoy está la alcaldía. Eso lo tomamos en arriendo y posteriormente compramos la mitad de la casa, que antiguamente había sido de los Ferro, y la otra mitad la compró Carlos Rivadeneira que era el presidente del club y el más cazador de todos; ahí tuvimos el club como quince años y, luego, el municipio nos propuso que les vendiéramos para hacer su casa municipal”. 287 “Mis tíos fueron cazadores, eso era una tradición y respetaban las normas de la cacería; todos tenían buenas armas y perros, había perros para pelo, pluma y recogedores. Los cazadores salían a caballo desde la noche anterior, le cogían la senda al venado y soltaban los perros; esto era ideal porque en el Roble es plano y hay unas hondonadas y ahí encerraban el venado, esos cazadores trataban de hacerlo al estilo inglés: la jauría perseguía el venado hasta que lo cansaba y luego ellos, a caballo, lo entraban al pueblo y ahí salía el pueblo y los aplaudía como la gran faena de los cazadores y después había el piquete del animal con otras cosas y brandy. La cacería era con zamarros, ruana, sombrero, la escopeta y un revólver y la botella de brandy”. 288 “Tigre en Iguaque” “Por allá, por Iguaque regresé, y una vez, con otras personas, nos topamos con un tigre, ¡un tigre grande! Uno de ellos me contó que, como que era una persona ese tigre; que una noche, por ahí en un alto veían unas luces; se acercaron bien y se dejó ver una persona; al rato, la luz se fue y apareció el tigre; que eso lo habían visto otros por ahí en la noche, que un compadre decía, que era un brujo en pena que ya había matado mucho animal”. 289 “Un señor Montañes, que era de Iguaque y trabajaba en el Municipio, me contó que estando picando leña se le apareció una leona y con el hacha le dio un golpe y la mató, él conservaba la piel”. 290 “Contaba mi papá que, por ahí en el año veinte, bajaba al pueblo una leona parida y recorría todo el pueblo bramando; y como no encontraba nada se regresaba para el cerro, por ahí se la pasaba y nunca hizo daño a nadie”. 291 “Cuentan que por los años veinte, llegó al pueblo un circo español y una noche se les escapó un tigre, se escapó para los cerros, tal vez para Iguaque”. 292 287 Vicente Rodríguez Octavio Mendoza Morales 289 Maximino Alfonso Bautista, q.e,p.d. 290 Germán Borrás 291 Jesús Neira 292 Roberto Borrás 288 87 Personajes en la villa “Villa de Leyva fue un lugar de destierro de una dama casquibana y acá murieron dos ex presidentes, el doctor Francisco Sande, llamado el doctor Sangre, y Dioniso Perez Manrique. Los otros personajes interesantes fueron Vargas Vila y Luis Vargas Tejada, que vino a Villa de Leyva porque la esposa de Juan José Neira, Liboria Acevedo y Tejada, era de la familia de la madre de Vargas Tejada”. 293 Timoteo Roncancio “Timoteo Roncancio fue casado con Avelina Castellanos y tuvo un hijo, el doctor Germán Roncancio, nacido en Villa de Leyva, quien se casó con una ex-monja, de gran belleza, del convento de las Terciarias dominicas. Avelina Castellanos, hermana de don Angel, era de los Castellanos del Roble y sus descendientes son el Chato, Hernando y Eduardo. Hacia 1890, Timoteo Roncancio fue alcalde muy notable de la Villa y metido en la vida del pueblo, era un hombre temible y muy severo; cuentan que un día de mercado, sus adversarios políticos hicieron un baile en la antigua casa consistorial y, como no lo invitaron, dijo: voy a conseguirle la pareja a esos patojos leyvanos; fue y cogió una burra, que tenía lista con un bulto de miel para salir para el campo, y la cabestreó para subirla al salón por la escalera pero como se resistió, la alzó con bulto y todo y la puso en la mitad del salón de baile y les dijo: aquí está la pareja para ustedes patojos leyvanos miserables y se bajó y ¡quién iba a metérsele sí tenía la mano multada porque un puño suyo era terrible!”. 294 El pintor Rafael Tavera “Rafael Tavera estuvo aquí un poco de tiempo, era una persona muy tratable, era amigo de mi papá que le hacía arreglitos de antiojos, cadenas y cada rato le llevaba el reloj, porque usaba un reloj de leontina y mi papá también tenía uno de esos; como que era pintor me parece, pues por ahí lo veía pintando la villa, le conocí unas pinturas muy bonitas en Tunja; él vivió donde Elvira de Madero y casi siempre estaba montado en su caballo blanco; yo lo conocí por los años treinta”. 295 “Rafael Tavera, el maestro, llegó a la casa nuestra; mi mamá le dejó una pieza, él iba a Tunja y aquí duraba uno o dos años, salía a caminar por la plaza y volvía y se encerraba 293 Mario Antonio Pérez. En Villa de Leyva vivió y murió don Dionisio Pérez Manrique, Marqués de Santiago y Presidente del Nuevo Reino de Granada destituido por la Corte de España y quien fue confinado en Villa de Leyva. Jose María Vargas Vila escritor y ensayista, quien fue maestro de una escuela en la Villa. Tuvo como alumnos a Ramón Borrás, Arsenio Castellanos, Darío y Mario Ferro, los Neira, Solórzanos, Quinteros y otros. 294 295 Tulio Jiménez Barriga Jesús Neira 88 en la casa a pintar; él hacía un cuadro y lo vendía, y hasta que no se comía lo último de la venta del cuadro no volvía a trabajar, el último cuadro que hizo era grandísimo y se lo llevó para Italia; era una persona rara, claro, un personaje, sus amigos eran el doctor Oscar Roncancio Mora...” 296 Chepina Rojas “Chepina Rojas tuvo tienda ahí en la plazuela del Carmen y también cerró su tienda y dejó que todo se pudriera; su casa siempre era cerrada y llegaron con la noticia de su muerte, abrieron la casa y la encontraron muerta en su cama, hicieron el levantamiento del cadáver, y comenzaron a sacar tapetes persas, enlatados podridos, comida podrida, fruta podrida, ropa húmeda, eso fue un espectáculo ver todo lo de la casa ahí en la plazuela del Carmen”. 297 General Gustavo Rojas Pinilla “Rojas Pinilla declaró el pueblo monumento nacional; me tocó, estando de alcalde, cuando volvió la segunda vez y, como no lo dejaban entrar a Villa de Leyva, tuve que llamar a la gobernación, eso fue en el sesenta y pico. Según mi mamá, el general Rojas Pinilla no nació en Tunja; ellos tenían una finca, El Yubineto, que la manejaba el hermano del general, era cerca a Alsacia, y en esa época era del municipio de Villa de Leyva, -después fundaron Arcabuco como municipio y esa parte se la dejaron- ahí nació el General e inclusive conocimos, porque era arrendataria nuestra, a la viejita que lo recibió que se llamaba Presentación. El General comía donde mi mamá y una noche, cuando ya aspiraba a segunda elección, le dijo mi mamá: General ¿usted para qué aspira a ser presidente, para qué más con toda la plata que usted tiene? y él le respondió: no Elvira, hay que trabajar por el bien del país, yo tuve mis errores, fue lo que me mató; entonces mi mamá le dijo: General, usted para qué dice que es de Tunja si usted nació en el Yubineto, ahí está viva la viejita Presentación, la que lo recibió a usted, tiene como noventa y pico de años, y usted no le ha botado ni un pan; yo le dije a mi mamá que para qué le decía eso, ella me respondió que había que decir la verdad”. 298 “En esa casa que está al lado de la quebrada del Roble, por el camino a La Rosita, se le echa la culpa que ahí nació el general Rojas Pinilla, aunque yo conocí tres habladurías sobre su nacimiento, eso se declaró en tiempo mío, en sabiduría de los anteriores”. 299 “El General nació en esa casa junto del puente al lado de la quebrada los Robles, en la vereda del Roble, y de ahí lo trasladaron para Montesuárez. Eso me lo contó, y por eso lo digo, el muchacho que tenía de arriero para sacar sus cargas de maíz el difunto Julio 296 Luis Madero Octavio Mendoza Morales 298 Luis Madero 299 Félix Torres 297 89 Rojas, el padre del general. Los Rojas, el difunto Hermógenes Rojas, mi abuela Rojas eran de Chíquiza, hay que saber buscarle la hebra al ovillo para poder desenredarla”. 300 “El general Gustavo Rojas Pinilla nace en la finca de San Cayetano, ubicada en ese entonces en el municipio de Villa de Leyva, en los límites con Arcabuco; posteriormente, esa parte se le da al municipio de Arcabuco, nace el general ahí pero la señora tiene una afección en el seno y la llevaban a Tunja. Entonces, en Tunja, bautizan el niño y el señor párroco pone de su cuenta y riesgo, que es un niño de un día de nacido.¡ Cómo puede ser posible que el niño fuera de un día de nacido, si de la finca de San Cayetano a Tunja se gastaba un día entero a caballo! Benditos tunjanos, avispadísimos tunjanos, se quedaron con el nacimiento del general Rojas Pinilla porque ¡quién refuta al venerable párroco que pone dizque el niño era de un día, el párroco cómo iba a mentir! La vereda de Montesuárez en donde estaba la finca de San Cayetano, se incorporó al nuevo municipio de Arcabuco; entonces, cuando el general Rojas subió al poder, los villaleyvanos decían: el general nació en Villa de Leyva porque en ese entonces Montesuárez era de Villa de Leyva; los de Arcabuco dijeron, el general Rojas Pinilla nació en Arcabuco porque nació aquí en Montesuárez; y los de Tunja dijeron, aquí está la partida de bautismo que dice un niño de un día de nacido, esto es irrefutable y así se quedó, irrefutable”. El General era de la familia, Domingo Rojas Jiménez, tío del general Rojas, era casado con la hermana mayor de mi papá; mi abuelo se opuso a ese matrimonio porque era entre parientes, no hubo hijos. Una vez estando chiquito, viendo desde el balcón una procesión de la fiesta del Carmen le preguntaron que iba a estudiar, si medicina o derecho, y dijo: nada de eso, yo voy a ser polvorero”. 301 Un travestido en la villa “De pronto, a las siete de la noche, en medio de la oscuridad, uno oía a la gente carcajeándose y cantando: era una comparsa que venía de la plaza mayor y en esa comparsa venía una dama elegantísima vestida de reina, vestida de rosado con crinolinas, botando flores y mandando besos; era un travesti feliz desfilando para que lo miraran, y después de hacer el espectáculo se encerraba; ese era el festival del pueblo, él salía sobre todo en navidad y era una cuestión del pueblo, esa era la diversión. Fue todo un personaje; el tipo tenía plata porque su almacén, que era sui generis, le daba para ir a comprar todas esas ropas. Su almacén estaba ubicado en la mitad de la cuadra de la calle Caliente, era un socavón con un mostrador de madera, y era algo muy 300 301 Ananías Cárdenas Tulio Jiménez 90 especial, uno quedaba descrestado con una coca, una linterna de pilas, tenía todas las baratijas imaginables, era una especie de San Victorino de la época, pero con las cosas de la manera más espectacularmente dispuesta; por ejemplo, tenía colocado en los lugares más insólitos un espejo y de ahí colgaba un bastón o un paraguas con unos globos de colores, había dulces, caramelos… pero él nunca estaba detrás del mostrador y lo hacía a propósito para despertarle a uno el ladrón, la travesura; la tienda estaba diseñada con tal cantidad de espejos que él veía todo pero uno nunca lo veía, él dejaba que uno robara y llegaba a la hora del almuerzo a las casas a cobrar, pues, siempre sabía por los espejos quién lo robaba. Esa tienda estuvo abierta como desde los años treinta hasta casi los setenta, y cuando cerró el local, dejó que se pudriera con todo adentro”. 302 302 Octavio Mendoza Morales 91 El turismo “Muy eventualmente, pero muy de tarde en tarde, pasaban por aquí turistas, gentes que venían a ver qué era Villa de Leyva, el turismo es un fenómeno moderno y querámoslo o no, hay que aceptarlo. Villa de Leyva tiene un turismo especial, sui generis, la gente que viene o que venía aquí, no era a buscar piscina o discoteca, porque el clima felizmente no lo permite, esto es todavía tierra fría…que Tulito303 le ponga trabajo a esos gandules y convierta la policía en guardianes de la paz y la tranquilidad de Leyva que es lo esencial y siendo lo esencial hay que guardarlo; el turismo de aquí, tiene que tener la persona deseo de paz y tranquilidad, vienen por eso pero si les damos ruido y escándalo no vuelven”.304 “De un momento a otro, pensé que aquí llegaba la gente y no tenía información y empecé a hacer las guías como en el año setenta y cuatro; preguntaba, leía y preguntaba por otra parte, en especial, al maestro Acuña, luego empecé a anotar y tomar los datos sobre otros aspectos más interesantes; por ejemplo, don Juan de Castellanos que escribió la historia de la Nueva Granada en ciento cincuenta mil versos, el asunto de la veranda; vi que era bueno para la población dar información porque acá llegaban y no conocían, apenas los datos que les daba Miguelito305que era quien acompañaba siempre a los 303 Se refiere al alcalde de la época, Tulio Jiménez Barriga 304 Luis Alberto Acuña q.e.p.d. 305 Miguelito fue el primer guía turístico, murió accidentalmente llevando unos turistas a la laguna de Iguaque. 92 visitantes. He procurado que los datos históricos y de otra índole sean ciertos y sin arandelas, toda la guía la hago yo, he tomado datos de libros y preguntado a los que saben”. 306 “El principal turismo que tuvo Villa de Leyva fue con el Mesopotamia, de ahí para acá empezó a venir la gente; ellos hicieron contactos, no sé si con el Tequendama o el Hilton, y empezaron a venir embajadores y americanos”. 307 “El turismo era esporádico, llegaban a acampar en los potreros, venían a buscar fósiles; del año setenta para acá, empezó el turismo con el festival de cometas y después de la película de Los Aventureros; esa película sirvió mucho para el turismo y después de eso empezó la restauración de los museos. El turismo antes era culto, visitaban los museos y compraban libros de la Academia, no había bullicio ni la rumba, este era un pueblo muy solo”. 308 “Turismo es una ala grande al pueblo, hay vivienda activa al turismo y recreación propia, que es la que viene y dice ahora la plata es la que vale; no es el servicio al pueblo que es dulce, noble y tiene parte de indígena que es lo que reconocemos los viejos y el nuevo no; el turismo es bien recibido a la llegada pero viene y vuelve esto un mercado, hemos visto que viene un turista ofreciendo un dinero por un lote y se nos hace mucha plata, pero nos hace mucha más falta lo que se da en menos precio; entonces, uno por enamorarse de la plata lo da como puede, pierde la plata, la tierra y todo, eso tiene el turismo. El turista cuando lo conocí en el principio de mi vida, era una persona muy seria, muy activa y tenía hasta caridad con el mismo viviente de aquí porque había la limosna, aquí había mucho mendigo; y como la tierra era muy estimada y no era a vender la herencia, el turismo se sostenía y no compraban a la guachapanda, a la estafa, sino a la legalización”. 309 “El turismo ha creado problemas, son dos o tres días de fiesta y todo lo quieren es barato, yo por ejemplo, he perdido mucho trabajo, no me llega nada ahora; se ha vuelto todo más caro y más complicado, ahora ya llegan de otras partes a vender aquí y vienen a dañar el trabajo”. 310 “Aquí era sumamente barata la tierra pero, cuando se volvió turístico, la gente echó a venirse a comprar y echaron a encarecer las tierras, les pedían por un lote tanto y ellos no decían no y nos fregaron a nosotros, porque nos hicieron pagar un jurgo, eso es lo que nos tiene azotados. Malo es hablar, pero el turista nos tiene tumbados de todas formas: lo primero por la carestía de tierra y, lo segundo, llegan a cualquier tienda o cantina o cafetería o lo que sea y les piden por un tinto mil pesos y ellos pagan lo que sea, y 306 Florentino Sánchez q.e.p.d. Luis Madero 308 Jorge Rodríguez 309 Félix Torres 310 Jesús Neira. 307 93 nosotros tenemos que pagarlo a lo mismo sin ser turistas; lo mismo con los arriendos, antes se pagaba dos o tres pesos por un apartamento, ahora se paga trescientos mil pesos pero por dos piezas. Aquí vienen de Bucaramanga, de todas partes, de otras naciones y les gusta mucho por lo pacífico, aquí todos los días se ve lo mismo, a nadie se le hace mala cara ni nada; pero ahora hay desórdenes por todos estos estudiantes gomelos que llaman, llegan y se ponen aquí a jartar y a formar relajo, esos son los que se tiran la humanidad, varios llegan y compran y tiran la basura, otras llegan y se desnudan, se ve de todo eso”. 311 “Ya harta gente ha comprado, han venido hasta de otras naciones, porque aquí en Villa de Leyva no hay gente que sea de acá, eso ya vendieron los propios que eran los dueños de las fincas de Villa de Leyva”. 312 Festivales y eventos “En 1986, con Marlio Gómez y el padre Uribe creamos el festival de las luces, acá había una cosa bellísima que era la noche de las candeladas, y como era una época de bajo turismo para los hoteles, se creó el concurso y ha sido una cosa muy interesante ver la pólvora manejada por profesionales y, además, se llena el pueblo con el turismo”. 313 311 Miguel Arturo Sanabria Julio Antonio Cuevas 313 Roberto Borrás 312 94 Condiciones de Vida “Siempre mi costumbre ha sido trabajar, buscar la vida, cargar leña, cargar jucha …..ahí dure quince años sirviéndoles y no me reconocieron ni la ceniza de un tabaco… trabajando esclavamente de día y de noche”314 “Era cierto que había mucha pobreza en los veinte; pero no era solo acá, era de todos los pueblos de Boyacá”. 315 “Yo tengo mucho que contar, mis sentimientos con claridad, mis sufrimientos, mi experiencia porque larga vida, larga cuenta; corta vida, corta cuenta; soy un labriego de sentimientos buenos y mi profesión fue el trabajo, pues, no pude seguir a encumbrar una carrera; soy buen pión porque nací el día del trabajo, un primero de mayo de 1919; nací en la vereda de Salto y La Lavandera, he vivido y quiero morir en ella. En el pueblo era mucha pobreza; en el año veintiocho, al tratar de salir de la ingenuidad, yo ya llevaba siete años, conocí de botín al alcalde, al señor cura Mendieta y el maestro de escuela; el resto descalzo y, algunos, tal o cual de alpargatas de fique. La gente vivía de la ingeniería316 paseándose ahí por la calle; Leyva era muy lindo, en esos solares se daba de todo, y yo viví y traté de educarme en Leyva”. 317 314 Testimonio de un campesino de la vereda de Capilla Tulio Jiménez B 316 Ingenio. 317 José Heliodoro Cortés C 315 95 “En los veinte, cuando era pequeño, la mayoría de gente era analfabeta, eran inteligentes de otras cosas; pero, de la sabiduría no había progreso y se veía mucha pobreza; había mucha gente de balde que trabajaba en las casas, las mujeres traían un chorote de agua, cargaban leña, para que les dieran de comer. Hoy, el muchacho que ayer no tenía en que caer, es patrón y toca quitarse el sombrero y decirle don, porque ellos, por un lado, han tenido un poco más de civilización y, por el otro, se creen más poderosos que cualquiera; y hay mucha distinción en eso, la gente de ayer era muy servicial, ayudaban y no cobraban; pero hoy no, son muy cortos de espíritu”. 318 “Cuando niño, por ahí en mil novecientos diez, cuidaba ovejas, unos cuarenta cabros, de este pedregal para arriba, eso era baldío en esa época. Nuestra alimentación era maicito, harina de cebada, garbanzo, alverja y arracacha, y por ahí tantico, despescuezábamos una oveja y comíamos el bocado de carne; mi tía Reyes, como tenía su guarapería en Sopotá, nos daba por ahí el sorbito de guarapo. Después de que murió mi abuelita, se descontroló toda la vida de uno, ya no era lo mismo; los abuelos lo querían mucho a uno, lo estimaban, no lo dejaban desnudo”. 319 “En el año treinta los muchachos como yo, escasamente hacían el estudio porque estudiaban eran los que tenían plata, no había plata porque era la pobreza absoluta; se compraba una res por cinco pesos, hoy vale quinientos mil, una finca se compraba por doscientos pesos, el trabajo era en el campo y todo el mundo era esclavo de los terratenientes, como el general Bautista, los Neira; generalmente, en toda parte ha pasado así, no solo en Villa de Leyva sino en todo el país”. 320 “De comer hubo aquí en Leyva una abundancia; a veces, habían unos años que sobraba comida porque daba mucho garbanzo, mucha arveja, alverjón, fríjol, maíz, cebada, trigo y, también, a veces venía un verano que duraba tres o cuatro años que no llovía, sembraban pero no nacía un grano ni para un pájaro, eso duró cuatro años. En todas estas lomas donde hoy están todas esas cabañas, eso eran erosiones y la gente vivía debajo de ranchos de tierra, a veces pasaba uno por encima y no se daba cuenta; y al haber esa escasez de comida aquí, toda esa gente se fue con las familias a tierra caliente donde había que comer y dejaron eso baldío”. 321 “Yo me empecé a conocer por ahí en el año cuarenta y cinco, hay cosas que tiene uno en la mente y hay cosas que no se acuerda uno; el cambio en Villa de Leyva es definitivo, todo diferente según nos criamos, hay una nueva generación, en parte mejor y en parte no. En esa época había mucha cultura en el modo de vestirnos, la comida era muy diferente, se cultivaba muy fácil y sin químicos; eso si, nos castigaban muy duro, al grito estábamos temblando porque sabíamos que se nos venía la mano dura, pero ya se acabó la humillación. 318 Manuel Rodríguez Alfonso Maximino Bautista q.e.pd 320 José María Cubillos 321 Alcibíades Robles 319 96 Yo era la sute de la casa, la cuba, y fui la que más maltrato recibió porque mi padre murió, yo no había nacido, y mi madre quedó con siete hijitos; ella trabajaba todo el día, se iba con doce o quince obreros y echaba surco al que más valiente fuera. Casi ninguno nos criamos con ella, pero la que más duró fui yo y me regaló a una familia; ellos me pegaban porque me demoraba a llevar el chorote de agua…una vez me perdí en el campo y una señora me llevó a dormir a su casa, las camitas eran de varas, cuatro horquetas, y encima se tendía una estera, y ella me decía: vaya a la tienda y me trae cinco centavos de panela, pero si se seca esta saliva te cojo a rejo, y eran nueve juetazos que me reventaban si me demoraba, de comer no me daban, fui muy maltratada. Esa señora me robó y nunca más se supo de mi mamá ni de nada, pero alguien que conoció a mi madre, me sacó de esa familia y me llevó a Bogotá, a su casa; a Villa de Leyva regresé a los diecisiete años, mi madrina me entregó a mi mamá, en la vereda Cardonal, ya era mujercita, ya venía vestidita, le exigí a mi mamá que yo quería vivir con ella por los días de su vida, pero como ella era toda la vida con su régimen, brava, entonces yo no me amañé y me salí a trabajar a Villa de Leyva, a los veintidós años volví habituarme a Cardonal y aquí estoy”. 322 “Como en el año treinta y ocho, yo estuve trabajando en Villeta de ver que aquí no se ganaba nada; sufríamos mucho, lo que se recogía se iba a vender y se vendía en casi nada y esa plata no alcanzaba, ¡hasta las muchachas se fueron en ese tiempo de ver la escasez acá! Toda la gente estaba pobre, los que tenían su platica eran los ricos, los acomodados, y nosotros los más fregados, humillados a los que tenían su capital. En Villeta duré como cuatro años, me vine en el cuarenta y dos, y Villa de Leyva estaba lo mismo de pobre; la ciudad no era sino aquí de donde es la bomba de don Benedicto para acá y dar a San Francisco y aquí por arriba nomás”. 323 “Mi papá era de esos hombres que son músicos, él murió y fue sepultado acá, pero como era casado con otra señora distinta de mi mamá, entonces ella no tuvo modo de darme escuela porque yo le pedía que me diera; y eso que a uno lo humillaban a ir a segar, le decían a mi mamá, déjeme la chinita pa’ que me ayude esta semana, y me mandaban por allá a segar y me pagaban cinco centavos, o como no podían pagar nada nos daban la bebidita, el guarapo, como eso es natural para el campesino”. 324 “Me llamo Teodolindo porque el cura, a todos los que eran naturales les ponía ese nombre; habemos hartos Teodolindos en Villa de Leyva. Nací en la vereda de Capilla en la selva, en una cueva, porque mi mamá vivía con mi papá y por allá trabajaban en aserríos; y al otro día de nacido, me bajaron cargado en una mochila por un peñasco abajo, que tiene como unos ocho metros de ancho pero hondísimo, y por ahí era el camino. Me cuentan que al año de haber nacido, mi mamá se fue y me dejó con mi abuelita y los hermanos de ella; y de ella no se supo nada, nadie dio razón de nada hasta hoy; y a mi papá me enseñaron a decirle papá pero él no decía nada, porque en ese tiempo los hijos naturales no valían nada y decían que eran hijos de maldición. Por ahí hasta los veinte años me estuve con mi abuela y mis tíos, pero me aburrí porque me 322 María Oliva Hernández Avila Marco Tulio Aguasaco. 324 Eduarda Rodríguez 323 97 ofendía que eran borrachos y todo eso, entonces me separé de ellos y me casé. Me fui a vivir con mi esposa, hasta hoy hace más de cincuenta años, y por ahí seguí la vida con ella sin tener ni uno ni otro una cuchara, en la pobreza más grande pero hasta hoy; nos vinimos al pueblo y trabajaba por ahí en agricultura y en albañilería, en carpintería, y no me ha faltado trabajo nunca. Empecé arreglando vasijas esmaltadas, las remendaba con clavos y ganaba a diez centavos por hueco, y un obrero ganaba diez centavos en todo el día; después en aserrío de monte fui cocinero de aserradores, cinco centavos por día ganaba y compré un chilajo de serrucho y herramientas de lo mismo que ganaba; eso era allá mismo donde nací, que se llama el Cañuelal porque había una caña delgadita. Todo eso era de mi papá, un pedazo de montaña como de cincuenta hectáreas, y a mí no me dejó ni que hubiera sido una cuchara de tierra; mi papá se llamaba Rafael Franco Miranda y era gente riquísima, las tierras las fueron vendiendo y le dejó a cada hijo un pedazo, pero a mí no me dejó nada; tengo un pedazo que le había cambiado por una hechura de una casa, y así se quedó. Después compré un lotecito allá en la Capilla, como una fanegada, y ahí vivíamos con mi esposa y saqué un empeño pa’ sembrar abajo a la orilla de la carretera, eso era ya mucho contento por haber quitado de estar con patrón; yo le tuve miedo a los patrones, pues duré como dos años trabajando en una hacienda donde vivíamos con mi abuela, pagando obligación: cuando decían avisar tal semana venga a trabajar, había que ir desde el lunes hasta el sábado, sin ganar nada, la mera alimentación... y el arriendo era aparte, a dos pesos. ¡Lo que pasé en eso!, me venía desde la Capilla hasta Aposentos, más acá de Suta, a trabajar donde los patrones, los mismos que habían allá en la Capilla; me tocaba venirme a pie con un chilajo de azadón y dormir en el corredor con un poco de gallinas y piscos encima de uno; el desayuno era como a las nueve de la mañana, unos dos puñados de maíz tostado y changua con mera sal y cebolla; el almuerzo por ahí a la una, era unos tragos de maíz sancochado, mute; y el día sábado, nos soltaban como a las cinco de la tarde de allá y llegar hasta la Capilla a pie; eso era terrible pero no duré sino dos años en eso”.325 “Venimos de una familia muy pobre, mi padre fue muy pobre, fuimos diez hijos, muertos tres; él para criarnos compró estas tierras en Capilla, negociaba de a poquito lotes que valían ocho, diez, doce pesos; total, unas seis compras. Era una tierra insípida, no daba nada, y ya hicimos el ranchito en el año cuarenta y dos, yo ayudaba a apilar barrito pa’ juntar el adobe. Mi papá cargaba leña en un burro y vendía la carga por ocho o diez centavos, lo que llevaba a la espalda valía cinco centavos; y cuando estábamos más grandecitos, a pura pata pelada, nos echaba su carga de leña y las patas echaban candela; uno buscaba quimbas y se las amarraba con fiquecitos en los pies, y tenía uno que procurar llegar al pueblo a las doce y ¡apúrele con zurriago! y llegar a tiempo pa’ que le botaran a uno su comidita y con eso se iba manteniendo”. 326 325 326 Teodolindo Espìtia Simón Pedro Pineda Igua 98 “Mi mamá nos crió y aprendí a trabajar, íbamos a la era a trillar con una ramita pa’ ganar lo de la tostada327 y nos daban dos o tres tacitas de cebada o de trigo; en ese tiempo no pagaban sino dos pesos por el día y en la semana se alcanzaba ajuntar pa’ media arroba de grano, pero en ese tiempo todo era barato, eso era como en el treinta. No teníamos finca, mi mamá era muy pobre, éramos tres, y aprendí a negociar en granos al pie de una prima, ella era mayor, mi tía la mandaba y ella sostenía a la mamá; no negociábamos en el mercado de Villa de Leyva porque eso se acabó desde que llegaron los molinos, íbamos a Chiquinquirá y vendíamos cuchuco de cebada, huevos, tunas de castilla y tunas de las espinosas, otra pepita que se llama hinojo, repollo, cebolla”. 328 “Eso si no sé cuando nací porque no recibo la pensión, y mi mamá ya lleva como seis años de muerta; nací aquí arriba en la vereda del Roble y no conocí gente ni familia. Yo me llamo Anastasio Guerrero, el Alcalde de Villa de Leyva. Yo estuve trabajando aquí desde cuando era pequeño, trayendo la leche y arriando como a seis vacas hasta la Victoria, abajo a salir a Chacón y échele ¡ay Virgen Santísima!, y ahí me enfermé yo de una muenda que me pegaron, una muenda pero de cuidado; la muenda fue por una vaca que estaba en la huerta y en siguiente estábamos nosotros arrunchaditos ahí, y se viene un loco con ese machete pitado, el tacazo fue duro con el palo, y yo vide un cuadro chiquitico de la Virgen del Carmen y salí corriendo como un tirón...yo le encomendé a Dios lo de esa muenda y aquí no se hizo nada; pero, después, lo trajeron para la casa enfermo y de esa muenda se pagó Nuestro Señor...” 329 “Nací el 14 de octubre de 1914 en Sutamarchán, y me eché a vivir a Leyva a la edad de dieciocho años, soy más de Leyva que de mi pueblo, aunque allá tengo mi papeleo: primero bautismo, segundo confirmación, tercero la primera comunión, la escuela, enseguida el matrimonio… cuando íbamos creciendo, mis papaes nos ponían a que laváramos la loza, a buscar leña y, también, a moler con la mano y una piedra el maíz pa' la sopa, tostar cebada y moler en piedra, cernir y sacar harina de cuchuco, todas esas cosas; cuando ya fuimos siendo grandecitos era al azadón, a la yunta de bueyes y, luego, a rasguñar la tierra para echarle una pepa pa’ sembrar; que a sacar yerba de los trigos, sacar toda la maleza y dejar que no quedara con cizaña. Enseguida, me fui yo para la línea del ferrocarril que venía a cruzar aquí, por Tunja, duré seis meses levantando el enrielado. En 1930 trabajé en la carretera que viene por Arcabuco, fue a pica, pala y carretilla, después me pusieron de cadenero midiendo kilometraje y ahí me cansé y de puro terco me salí, ya llevaba yo siete años y perdí la pensión por bruto... Yo tuve seis hijos y existen cuatro, son inquilinos en Bogotá; ahora tengo un compañero y vivimos los dos solos, cada uno nos paladiamos de sí mismos, no permitimos mujer porque entonces sale más caro el collar que el perro; antiguamente las mujeres eran muy sanas, hoy en día piden más que las ánimas benditas”.330 “La situación económica, hacia los años cuarenta, yo juzgo que era más bien buena porque la gente hacía su mercado y toda la gente vestía de paño que se traía de la 327 El grano después de trillado se tuesta y se muele para preparar cuchuco. Anastasia Aguasaco 329 Anastasio Guerrero 330 Adolfo Velásquez 328 99 fábrica de Samacá, había buen comercio y comunicación a caballo a la estación del tren arriba de Samacá. Las familias de tradición tenían sus fincas pero normalmente vivían en el pueblo: Morales, Borrás, Rubio, Neira, Rivadeneira, Rodríguez, Ferro, Jiménez, Solórzano, Ruget, todas familias conocidas. Si había una desmejora en la calidad de vida era porque a todo el mundo nos atraía la ciudad para estudiar, unos en Tunja y otros en Bogotá; ahora se ha dado una fuerte influencia externa, con un fuerte impacto cultural, lo cual ha llevado a una transformación bastante apreciable del pueblo”. 331 “La vida de antes era muy triste, nos faltaba de comer, no nos daban suficiente; en ese tiempo se araba con bueyes y mis hermanos, como ellos eran grandecitos, eran debajo de las matas y yo arando, y si no hacía caso ¡póngame juete donde estuviera!; uno sufre mucho en la vida, conoce muchas necesidades, mi papá me dejó regalada y me daban una vida muy amarga; después crecí y me fui a conseguir la vida… de pobre es triste la vida, y pasarla y saber pasarla...”332 “Yo casi no salgo al pueblo, me la paso más bien por los potreros, como uno se acostumbra a lo que venga porque, por ejemplo, nosotros no fuimos chichólogos, guaraperos, nosotros éramos a trabajar nuestro ganado, yo montaba y salía a los campos y toda esa cosa y sembraba; yo aprendí a montar por mi cuenta, a coger una bestia y a dominarla, la enlazaba muy bien y eso a mí me fascinaba. Cuando compré el potrero de San Agustín, puse cinco caballos y compré mi buen rejo y enlace y adápteme a los caballos; después ya vino la Normal, entonces principié a vender la primera botella de leche a tres centavos, no tenía sino una vaca, no me daba pa’ la leche de la casa, no tenía sino ese potrero que fue la primera compra que hice a punta de mi trabajo; el otro potrero fue herencia de mi mamá y esta casa que es muy vieja. 333 Yo salía al campo a sembrar compañías, tomaba empeños y toda esa cosa, eso me dio; con mi mamá salíamos a comprar el trigo para amasar, yo amasaba con mi mamá y lo llevábamos a vender a las tiendas, luego principiamos a sembrar un poquito; después, ya me gustó mucho y compré en el valle de Santo Ecce Homo dos fincas y vendí esas y compré en Montesuárez, entonces ya me fui acercando más y compré el potrero de San Agustín; me gustó mucho el lado de Sáchica, en la sabana tenemos un campito, sembrábamos cuando era joven y desde aquí me iba con la alimentación para los obreros; atrás había mucha pobreza, la gente no tenía ni alpargatas, pero era lindo que uno llegaba al campo y, la gente en medio de su pobreza, le servían a uno mazorca, un huevito, cualquier cosa; podía ser un plato todo viejo, todo roído, con una cuchara de palo pero eso era agradable, no como hoy que eso es con mucho tenedor, servilleta y vainas, y llega cualquier señor y uno le dice: fulanito siga y siéntese, le provoca un trago y contesta: pero si hay whiskey; antes, por ejemplo, delante de un muchacho aunque tuviera dieciocho años, nadie decía una vulgaridad, eso se respetaba, ahora no hay la nobleza que había antiguamente, uno se da cuenta nomás al tratar la gente; antes, uno se acercaba a cualquier caballero y le decía: ayúdeme a trabajar esta semana, a hacer esto y le respondían: si, con mucho gusto, si puedo, ahora si va uno por equivocación: hola, qué está haciendo, ayúdeme tal día, le responden ¡ay no me joda!, terrible, porque hay 331 Vicente Rodríguez Oliva González 333 Casa ubicada en el parque de Nariño 332 100 plata; una vez le dije a un señor que me ayudara y me dijo: no señora, vendí un buey, yo tengo plata”. 334 “La mujer vivía muy humillada, era atrevío el marido; más antes, se levantaba uno a las dos de la mañana por tarde, eso era tanto que se jodía uno pa’ hacer todo eso a la cocina, que escoger la cebada y conseguir la leña seca pa’ tostala en el tiesto y, en después de fría, macháquela bien y aviéntela y escójala y lista pa’ moler en la piedra y no tenía uno lugar de naitica335más; y que pa’l piquete de los obreros, vaya y llévelo a las nueve y media porque eran tres comidas y se les daba papa salada, harina, ají y guarapo, y al medio día era la sopa sino era piquete seco; y cuando había una parva y ya se llegaba la hora del almuerzo, el marido decía: preste pa cá, yo parto la gallina y le daba a cada uno la presita, a los hijos y a la mujer, un pedacito....”336 “El fogón era en tres piedras, ¡y cargue la olla pa’los obreros y eche pa’ la cabeza y váyase!; y los niños ora dejalos dormidos, comiditos, o ir a llevar el almuerzo con ellos cargados a la costilla y la olla a la cabeza. Yo estropia337 de mi esposo eso no fui, pero por medio alegatico, inmediatamente se les antojara darle, eso eran dele y dele muendas a las mujeres, esa era la humillación de ellos, ¡Virgen Santísima, muendiaban por atrevidos!; la vida era muy dura entonces con los hijos, la brega con los obreros y ellos con el cinturón era dele juete...”338 La mujer Conversación entre Josefa y Blasina - Yo tuve tres hijos. - Yo siete, tres mujeres, cuatro hombres, y ya tengo dieciséis nietos. - Soy nacida y criada en Leyva, nací en una vereda que llaman El Roble. - Yo también nací en El Roble, vivíamos ahí como arrendatarios cuidando la hacienda de la familia Cortés y nos criamos ahí. Ya después, mi mamá nos echó a traer para acá, que para estudiar, que para trabajar y así; nos vinimos a buscar y a pagar arriendo, pero eso es duro porque, verdaderamente, ¡uno qué tierra propia, ni en qué vivir, ni nada! - Cuando la violencia, me tocaba a yo irme a dormir en el solar debajo de unas matas de chirimoyo, de limón y curubas; me tocaba quedarme de ver que llegaban y le pegaban a la gente y se entraban a las casas, eso terriblemente miedoso y yo con mis tres hijas apenas. El papá de mis hijas se casó con otra y yo me quedé sola con mis hijas, yo no fui a sufrirle a mis papaes para que me acabaran peor la vida. Ahí les di su poca o mucha educación pa’ que no se queden como lo dejaron a uno; aun cuando, pa’que sepan poner su nombre y saber por dónde entran y por dónde salen, que eso ya es mucha gracia saber uno; yo fui, como dicen, machita pa’ criarlas y nadie se podía arrimar porque como fuera 334 Teresa Buitrago q.e.p.d. Nadita. 336 Filomena Gamboa 337 Estropeada 338 Aracely Cortés de Rodríguez 335 101 les daba, y las saqué adelante y ya por ahí toparon sus maridos y ahora vienen todos los nietos; la nieta mayor tocó ayudarla a criar, porque el papá de la niña era muy atrevido.. . - mi marido, tenía ocho días de nacida la niña, se pegaba unas borracheras terribles y llevaba uno del bulto, si un pedazo de tabla se presentaba con eso le daba a uno, y una noche llegó y dijo: es que yo la voy a estrangular, la voy a matar; y ni corto ni perezoso me jondió al piso y de eso me enfermé…él era de Arcabuco, sino que él se vino para acá al pueblo porque aquí trabajaba con los papaes que eran herreros; él murió ya hace trece años, murió de la misma perdición, de la misma bebida, le picó el cáncer y hasta luego; pero fue una vida muy terrible que yo pasé pa’ tener esas criaturas, gracias a Dios que me dio mucho ánimo, y así me tocara trabajar en lo que me saliera, me iba con tal de que me ganara un peso pa’ un pan pa’mis hijos”. 339 “En la casa con mis papaes era uno humillado porque no lo dejaban salir; por ejemplo, yo hilaba, hacía el oficio de la cocina; la educación era poca, un añito. Al marido lo conocí cuando él llegaba a visitar a mis hermanos y, por ahí, por el lado, eran los amoríos; y como el matrimonio ya estaba andao, después nos casamos, ¡se sufre después de que se casa!; él se iba a trabajar y duraba sus quince días por allá, venía el sábado y después se iba, en esas se la pasaba; los hijos los tuve con partera en la casa, el último si me tocó ya en el hospital; y las niñas tocaba mandarlas donde la agüelita pa’ que pudieran estudiar”. 340 “Yo hago blusas de tela y de hilo, y les enseño a varias señoras y con eso ellas han sustentado a sus familias. Hace como cinco años, yo tuve un sueño; soñé que en esta casa que tenemos no había casa, que se había tumbado todo lo que había en el lote y, por la mitad, había una entrada grande. En el centro había una pila de piedra, como la pila que hay en la plaza, y por los lados eran solas tiendas de artesanías y, entonces, yo creo que ese sueño puede ser una idea para que, de aquí a mañana, en algún sitio haya eso y las mujeres puedan aprender a bordar, a coser, a hacer diferentes clases de oficios y puedan, más adelante, vivir con ese arte que aprendan”. 341 “Nací en una vereda llamada Capilla, de Villa de Leyva, mis papaes fueron muy pobres; vivían en tierra de arrendatarios, en tierra de ricos, y ellos sufrían mucho por la falta de que comer; mi papá tenía estancia en poder de don Teodolindo Rodríguez, y el oficio era cuidar la hacienda de los patrones. Mi hermana me enseñó desde muy pequeña el tejido de sombrero de clineja;342 y trabajando fui mi trabajito de mano que yo acostumbré con mi familia: sabía mi mamita, sabían mis hermanas y así venía pasando mi vida. En la juventud, tuve la posibilitud343 de ayudarles a mis papaes en el trabajo y en todo, pero a mi papá le dio que yo tenía que casarme y me convení, 344¡ay santo Dios bendito!, a creerme pensando que la vida sería mejor. 339 Josefa y Blasina Antonia de Pineda 341 Pureza Robles 342 Ver Artesanía: fabricación de sombreros 343 Posibilidad. 344 Convine 340 102 Se llegó el día en que conseguí casa, y mi marido no me atendió por haber venido la criatura mujer; él quería un varón y se puso tan sumamente violento, que nos amenazó de quitarnos la vida para no mantenernos. A lo que tuvimos la niña, vino una familiar suya del Tolima y se aposentó en la casita de nosotros; y mi marido, nos echó pa’ la sabana a comer pasto en un llano, sencillamente a sufrir, tres meses que aguanté ahí yo con mi niña de un año de nacida, y teniendo nosotros que comer: yo, por ejemplo, tenía mi buey, mi toro de trabajo, tenía mi novilla ya para dar la cría, tenía siete ovejas, tenía trece gallinas, y en esos días recogimos la cosecha, cinco cargas maíz, y quedé yo por puertas, mi ropa quedó allá, el que comer quedo allá; entonces, le dije a un hermano, ¿qué haré yo que me tiene aquí castigada, sin que comer? y me dijo, si se deja robar entonces yo me la robo, y me llevó a una estancia chiquita que tenía de arrendatario de un rico y allá me dejó; y mi marido, al ver que no me topó, acabó con la riqueza que tenía, cuatro lindos terrenos donde se daba que comer, ¡no supe qué hizo las gallinas, no supe qué hizo las ovejas! y tampoco me dio la sal que quedó en el fogón, era una arroba de sal, cinco cargas de maíz, cinco panelas… ¡nada me dio! La finquita donde mi papá nos redució345 era una lindura de finca, ahí mi papá de todo cosechaba y nos mantenía, y sacábamos el pan de cada día de la tierra porque la tierra nos daba de comer y comíamos y nos sobraba; pero como ya estaba tan retendido en la salud, se fue para la tierra y a pocos días ya se fue mi mamita; entonces, al vecino se le metió que como yo me había quedado sola, no tenía más marido y no conseguía más hombre pa’ vivir con ellos y también la niña estaba joven pero no se casaba, que la riqueza que tenía yo, un lote lindísimo con habitaciones y con siembro que me había dejado mi papá, tenía que ser para él; y como yo no quise, envenenó el maíz en el zarzo, envenenó las cuatro vacas y un toro, las ovejas se volvieron todas con los ojos verdes, las gallinas todas bobas, arrancó la mata de cerezo que había en el patio y caían al suelo los pajaritos con los ojos totiados. Al ver eso, un amigo, que era el que mandaba todo lo más en la vereda, nos ayudó y tocó dejar la finca tirada y venirnos para acá;eso fue hace ya más de veinte años, pero yo no olvido mi trabajo en mis sombreros de palmicho porque fue el que me mantuvo; Nuestro Señor aquí me tiene todavía en vida, con ochenta y seis años, y ¡quién sabe mis últimos ratos cómo los iré a pasar!”. 346 Servicio militar “Dicen que el ejército es el salvavidas de la patria, eso me lo hicieron saber cuando llegué a mandar el fusil; era 1929, estaba yo jovencito pero bien zampao eso si, el capitán de brigada de Tunja era don Julio Garavito, que era de aquí y nos llevó pa’l cuartel a cumplir con el deber; y como el canchoso del sargento era a molestarme, dijo el capitán: de este no se burla ningún soldado aquí, ni nosotros los mayores porque este es nieto de Antonio Ricaurte. 345 346 Redujo Dolores Reina 103 El general Vasquez Cobo pidió cuarenta tipos del batallón Bolívar, del departamento de Boyacá, pa’ ir a recibirlo en Tumaco; nos fuimos por carretera y yo creí esa vez que iba a traer mucho que contar, porque por allá hay mucho que ver, pero no…todo fue hacer paraje al frente donde llegaban los barcos. Yo allá miraba por una parte y la otra, la brisa del agua parecía que se veía venir sobre nosotros, y asomó ese barco tan lindo y, ellos, dos compadres queridos, el doctor Olaya y el general Vasquez Cobo, venían parados al frente y traían una bandera tricolor de trece por doce metros de ancho, cuando dijo el coronel Torres:¡armas a discreción, al hombro, vista a la izquierda, atención, presente!; entonces, eso fue hacerle honores nomás y ahí nos echaron en un carro, pero no pude yo ver nada el mar, y no tuve nada que traer pa’contar. A los nueve meses pedí mi salida, yo ya le había dicho al comandante: el soldado Bautista pide salir, pero me había respondido: como no hay urgencia sino disciplina, no se puede salir. El patrón fue allá a preguntarme, ahí se adentraron con el comandante y conversaron, y le dijeron: bueno, señor Neira, se va el muchacho porque usted lo necesita por allá… así ya salí del cuartel”. 347 347 Maximino Alfonso Bautista q.e.p.d. 104 Oficios Construcción “Mi trabajo ha sido constante; yo he sido pegador de materiales, lo que viene conteniendo: ladrillo, cemento, arenas; trabajé con cal y ladrillo. Lo que aprendí se lo debo a una escuela, Arces, en Bogotá, era una escuela española, allá nos enseñaban lo perfecto; estuve ocho años de aprendizaje y ya quedé en mejores condiciones que estar mirando a mi compañero; entonces, fui delegado al trabajo de responsabilidad de manejar gente que, en eso se sabe, es una parte dura. En la técnica de antes estaba primero el barro, la piedra bien colocada al frente, y no a hacha y machete como se ve hoy; fueron piedras traídas del cerro del Gacal, en buey, eso se conoció porque a yo me tocó traer porque no habían carreteables; ahora es lo que haga el cemento, se perdió la estética de la piedra, ha venido gente a ayudar a hacer las casas pero no son el mismo estilo que había antes: sus quiebres, los modos de hacer las paredes, las mezclas. Las casas antiguas tenían piso en tierra, pero las de los ricos eran entapetadas en tapetes de costal hechos al propósito, fue lo que se conoció sobre los pisos de tierra. Las decoraciones de los pañetes de las casas no estaban a plomo ni a niveles, sino a pura hacha y machete; las casas eran pañetadas normalmente con cal, tenían un zócalo de color al gusto del dueño y se blanquiaban con unas tierras de unas minas. Las pinturas para lo blanco eran traídas del Roble, del camino que va Arcabuco; en Marmolejo habían unas vetas y de ahí salían las tinturas amarillas, las rojas, las rosadas, las que quisiera el pintor diluir; las diluciones eran cal viva y échele el barranco de greda blanca 105 y enseguida la mezcla que prendía, sal y penca, y se pasaba la mano y no se caía, eran las mezclas sostenidas348 y se echaban con brochas de fique. La mezcla para los pañetes consistía en arenas débiles, que no tienen tanta fuerza, y se traían ahí detrás del cementerio, todo eso eran sacaderos de esa arena delgaditica; enseguida, venía el estiércol que se molía a pura vara, póngalo y machúquelo en el suelo hasta que se espolvorizara, pero era estiércol de caballo o de pollino; en después, se hacía esa mezcla de la arena, la cal viva y el estiércol y se revolvía y eso duraba siglos, no se tenía que hacer otro cambio. Todo ese material lo contenía el pueblo, no había que traerlo de otra parte; y cuando eran las fiestas de aquí de la Villa, que eran de la patriarca Virgen, todo el mundo tenía que hacer esas mezclas. Eran mezclas que se llamaban naturales, pero hoy ya no se usa; el que usa eso hoy es una persona que está de ordinaria, porque la gente quiere tener cosas finas y la finura no está sino en el orgullo, pero era la mejor gente en ese tiempo. Los maestros que decoraban el pueblo eran Pacho y Patricio Pedraza, ellos eran los grandes maestros que tenía el pueblo; los ocupaban en toda parte, la alcaldía que era la que necesitaba los trabajos diarios, el juzgado, las casas de habitación, ellos eran los nombrados”.349 “Ya no hacen la pared en adobe ni tapia pisada, tampoco el pañete a lo antiguo, que quedaba tantico asperiado porque, antiguamente, era pegando la mezcla a lo fino, a lo que daba el palustre, y al tercer o cuarto día, cuando ya estaba seco, ya le pasaban y no se dejaba llevar; era muy, muy, bueno. Ahora ya no hay quién lo haga, y el material también escaseó; claro que la cal la hay, la arena también, pero esa no era arena de mina sino de aquí de barranco rodada que llamaban, y eso se remolía bien pa’l fino y quedaba lisitico. Yo sé hacer tapia pisada, adobe y el pañete con estiércol; eso nada de cemento en ese tiempo; cal, arena y estiércol de caballo bien machacado, y eso prendía que daba gusto en la pared. La tapia pisada es una pared que se hace de sesenta centímetros, con tapiales, unos tableros en tabla: se hacen unas cerchas y en una espiga se clava la tabla, un planchón de cuatro pa’ que se aguante la golpeada, y se hace un testero y se aprieta; mejor dicho, como un tortón350 que quede bien tenido, y échele tierra y pise con un pisón de madera, que tiene dos manijas, hasta que quede a diez centímetros máximo de altura, y así hasta que termine el tablerado que es de un metro de alto. Se prepara que quede la tierra que ni se pegue a la mano, ni se caiga; si está muy blanda, al quitar el tapial se abre; si queda regular y pisa inmediatamente que pase la tapa, se quita el tablero y no se abre. Eso es una ciencia que hay que saberla, toda tierra no sirve, la tierra amarilla no sirve porque es muy floja para agua y se humedece; hay que utilizar, ojalá, capa vegetal, casi tierra negra, mantenida con su abono y todavía se aprieta más; y luego, como se ha lavado tanto, se le echa cal y eso aprieta mejor. Yo me hice una pared aquí en la iglesia de San Agustín, la edifiqué y ahí está: veinte metros de larga por seis de alta, después le echaron la cubierta encima, la dejaron un año sin cubrirla y no le pasó nada. 348 Se refiere al proceso de fijar la pintura. Félix Torres 350 Tortor. 349 106 En ese tiempo los maestros eran pocos, entonces por eso éramos llamados; en Moniquirá, nos querían mucho; en el campo, en el centro…pero ya le digo, se han tirado la estética por la razón de que vienen de otra parte, compran su lote y hacen su casa a su gusto y traen maestros de otra parte, que no entienden lo colonial, y a los de aquí no nos dan trabajo, a los que sí sabemos cómo es el estilo colonial. Francamente, un baño si no se puede hacer colonial porque el baño es muy exigente; antiguamente, había era una ramada con unas tablas, pero sin agua ni nada, eso les echaban no sé qué vaina y se controlaba esa mugre”. 351 “Para los techos de los ranchos, antes se iba emparejando la paja puntero, esa paja blanca que llaman; aquí nomás se utilizaba el carrizo: se cortaba, se hacían manojitos, se ponían en el enmaderado, se emparejaba y se iba apretando con cabuya. El enmaderado antiguamente era más distinto, eso le ponían cumbrera, le ponían pendolón, rey, su cuchillo, su costillera que ahora llaman madero; sobre la vara iba la paja y había pajares que duraban quince, veinte años; esa técnica ya poco la están conservando, porque la paja se pudre mucho ligero, pero es más abrigada que, por lo menos, una teja de zinc, eso se hiela, se suda; entonces, ahora, echamos fue a meterle teja. El adobe ya casi no se usa, pero, para mi concepto, tengo que el ladrillo es más cómodo de trabajar, más rápido, ocupa menos espacio y se cubre con menos techo; el adobe se cubre con más harto techo y queda poco espacio interno, y, ahora como son máquinas pa’cortar, el ladrillo sale más económico y por eso se está olvidando el asunto del adobe. Eso si pa’la salud, es más superior una casa de adobe, porque es más calientita cuando hace frío y menos se encierra el calor, pues conserva una sola temperatura, haga frío o haga calor; en cambio, en las otras construcciones no se siente si cambia la temperatura”. 352 Maestros de la construcción “Allá en la vereda de Capilla, no habían sino como tres grandes maestros que hacían las casas de adobe y madera que mandaban a hacer los campesinos, no se usaba cemento. Había un maestro Pedro Antonio Cortés, un tal Matías Cortés, y Alcibíades Robles que todavía existe, ya no trabaja. Después estuve haciendo casas también, en varias veredas, allá en la veredas de Cardonal, de Llano Blanco”. 353 “Yo he trabajado como constructor desde muy pequeño, siempre a la pata de mi papá, Lino Sanabria; él era de Gachantivá viejo. Yo trabajé en Moniquirá, Güepsa, San José de Pare, Barbosa, y toda esa región edificando, haciendo casas, ramadas de molino, toda esa vaina. Yo trabajé en Bogotá, en Tunja, y no me quedó grande ningún plano, a pesar de los tres años de escuela que me dieron; yo desarrollaba el plano sobre la escala sin que los arquitectos le explicaran a uno nada, porque esos son pura teoría, ahí conocen el plano por la teoría que saben pero del trabajo no”. 354 351 Miguel Arturo Sanabria Parmenio Pineda 353 Teodolindo Espitia 354 Miguel Arturo Sanabria 352 107 Herreros “En la puerta redonda de arco de la entrada para la parroquia, o sea la casa cural hoy día, funcionaba la herrería de mi papá, Manuel Neira Vargas y, en esa época, no hacíamos sino trabajar para los ocho o diez molinos que habían aquí; arreglábamos ejes, cuñas, crucetas, todo eso para las piedras y, además, se calzaban rejas para los arados de yunta de bueyes; también hacíamos los trabajitos manuales que llegaban, arreglar canales, máquinas de coser, de moler y hasta de escribir; de toda esa vaina hacía papá en esa época, él arreglaba relojes, los relojes de los padres, de las monjas carmelitas, dominicas, todo eso”.355 Carpinteros “Eso por allá en 1942, en adelante, éramos poquitos carpinteros: la carpintería de un señor Luis Hernández, el maestro Filemón, era casi el único carpintero aquí, y había otro, un tal Félix Amador”. 356 “Aprendí la carpintería en el ejército, y luego en Tunja prestando servicio en el penal; empecé a trabajar en el campo como en 1960, y cuando llegué al pueblo, 1970, ya estaban otros carpinteros antiguos, como don Luis Pinzón, don Eugenio Reina, Belisario Reyes, Luis Hernández, Donato Ramírez. En ese tiempo construyeron la carretera de Naranjos a Gachantivá, ahí puse una tienda y una carpintería y hacía taburetes con madera de aliso y después eché a hacer de todo: camas, puertas, ventanas, en pino hayuelo del monte de Mamarramos; trabajaba a pura mano, con azuela y serrucho, y luego con máquinas. Le transmití a mis hijos desde pequeños todos mis conocimientos, y después resultaron ingeniándose las cuestiones de las tallas bien hechas y los violines, ellos hacen cualquier figura. Aprendí a tocar muy bien bandola y tiple y estuve en el festival del Mono Núñez, lo mismo que mis hijos que tocan música andina, pasillos, bambucos y tal cual joropo”. 357 Venta de antigüedades “En mi casa había muchas antigüedades y se las pedí a mi papá para adornar un local que había alquilado por veinticinco pesos en la calle Caliente; recogí fósiles en toda la región, Sutamarchán, Sáchica, Villa de Leyva y conocí al padre Huertas que estaba recolectando fósiles para el museo que fundó en la Villa; él ya tenía una piezas muy bonitas que traía de Barranco Hondo, entre Villa de Leyva y Sutamarchán por la carretera antigua, en esa época estaban en plena actividad las minas de yeso y de ahí salían amonitas, mucho fósil, y los campesinos los botaban, los partían, los dañaban. 355 Jesus Neira Teodolindo Espitia 357 Ernesto López, también ver su testimonio en el capítulo: vegetación, aserríos. 356 108 Donde había más fósiles era en el Alto de Los Migueles, yo no sabía de eso, pero los mismos turistas le decían a uno que eran animales que vivieron hace miles de años. Empezamos a recoger fósiles de todas las variedades y formas; unos españoles me trajeron unos libros, estuve estudiándolos y ahí aprendí, porque yo pasaba por encima de muchas piedras que eran fósiles y nunca las recogía; ahora, por las experiencia, uno recoge variedades de conchas, almejas, amonitas de unas cuarenta variedades que hay en Villa de Leyva. En el año setenta y cinco, empezó a llegar mucho turismo a Villa de Leyva y el turismo llevó cualquier cantidad de fósiles; el más raro que encontré, fue una amonita que tenía unas bolas en la cabeza como ojos y su boquita era como de setenta centímetros de altura, no estaba en los libros de paleontología que tenía, lo encontré en Barranco Hondo; después encontré como la jeta de un perro con muelas; en esa época, le conseguí al maestro Acuña muchas piezas para el museo y al finado Enrique Zubieta, también muchos fósiles, erizos y almejas. Después amplié el negocio con precolombinos, los campesinos del lado de Sáchica, me traían ollitas de barro que encontraban cuando estaban arando y, en la vereda de Roa, encontré piezas de oro, husos y volantes, uno sacaba cabezas indígenas, sacaba bultos de cerámica. Luego seguí con las antigüedades, vendía estribos de cobre, tinteros de pluma de avestruz, frascos franceses del siglo pasado, instrumentos de ginecología, máquinas para choques eléctricos, libros de medicina; le compraba a los campesinos tallas de madera, molinos de piedra, yugos, arados antiguos, barriles de vino, herramientas raras, y una vez compré una olla contramarcada con un sello español, que le cabían dos bultos de cebada. También, en una época, estuve como fotógrafo pues un día hubo un matrimonio de unos duros de Samacá y el fotógrafo no vino, les tomé las fotos con una instantánea y salieron muy bien, y seguí sacando fotografías en los bautismos, primeras comuniones, cuando venía el obispo, cuando habían fiestas y vendía rollos para los turistas”. 358 Músicos “Mi padre, José Gaona, se vinculó mucho a la vida sagrada de la iglesia, cantaba en los coros de la catedral música sagrada; él era músico, tocaba su clarinete, el armonio y el órgano y pertenecía a una banda de músicos de Puente Nacional; también ejercía la sastrería”. 359 358 359 Gilberto Ramírez Manuel Gaona q.e.p.d 109 Educación “Yo aprendí en la cartilla Charry, acabé la primera y comencé la segunda y la terminé; si hubiera seguido, aunque hubiera sido los cinco años de primaria, sería un picarito. En esa época enseñaban en pizarra, el profesor lo cogía a uno hasta que se le grabara el alfabeto de memoria: repetía y repetía hasta que se le encajaba a uno, ese era el modo de enseñar; al que no fuera a misa, lo cogía de las manos y con la férula, ¡tas! le pegaba, o sino le cogía a uno la cabeza entre las piernas y le daba en las nalgas...” 360 “En los años veinte, la mayoría de la gente era analfabeta pero eran muy inteligentes de otras cosas; de la sabiduría no había progreso, no habían casi escuelas, y a uno lo ponían a estudiar porque había unas profesoras que ponían su escuela, cobraban cinco centavos mensuales, y uno aprendía a leer con esa mujeres en poco tiempo”. 361 Zona Urbana “Hace unos pocos tiempos, se cumplieron cien años de la Escuela Urbana de la Villa de Leyva, era en la Fábrica de Licores. Ahí estuvo José María Vargas Vila de maestro de varios señores, como Juan de La Cruz Cortés, don Juan Hurtado, don Prisciliano Castro, don Juan Neira y mucha gente importante. Mi abuelo estuvo unos cuatro o cinco años en la escuela, en esa época la gente era muy poco instruida, muy poco leían. Se aprendía con la la citolegia362que tenía, digamos, unas letras como góticas dibujadas y letras cursivas: bra, bre,bri, bro, a, b, c, d, e, y cada letra tenía su verso y así se aprendía. Decía mi abuelo que por el sitio donde se ubicaban ellos a estudiar, entonces de ahí derivaba el nombre citolegia”. 363 “En los años veintes, no habían sino tres escuelas que eran: el Colegio de Nuestra Señora del Rosario de Leyva que era de las dominicas, en San Agustín; la Escuela Urbana de mujeres ahí también; y la Escuela Urbana de varones que era ahí en el mismo parque. La casa de la escuela era distinta, existía un corredor, adentro un salón, y donde está la pieza de Ricaurte, eso era un pasillo hasta dentro, hasta la orilla del río, las paredes eran antiguas, gruesas; seguramente, cuando la guerra de los Dos Mil días, estuvieron disparando y se veían ahí los torterones de los fusiles. En esa época la educación entraba con sangre, eso si el maestro nos daba palo, pero eran maestros que verdaderamente enseñaban. Conocí un maestro, Alipio Nosa, era de Ventaquemada, y tenía tres cursos en un mismo salón: elemental, media y superior. En la elemental, aprendía uno los primeros años; en la media, ya era primero y segundo de bachillerato; en la superior, ya eran cursos que se salía preparado para ir a estudiar a 360 Adolfo Velásquez Manuel Rodríguez 362 Citolegia: método de lectura, silabario. 363 Noe Leví Cortés 361 110 Bogotá. Después nos llegó otro maestro, Francisco Vargas, que fue muy bueno, muy rígido, eso si castigaba y no perdonaba una falta que fuera en la escuela; y el padre fray Tomás Mendieta y el padre Galán, no perdonaban un domingo que un alumno faltara a misa. Lo que uno aprendía era a pura sangre y teníamos cuatro verdugos: el padre, el cura párroco, el maestro de escuela y el comisario escolar, que llevaba a zurriago para la escuela al niño que faltara. ¡Fuete el papá, fuete el comisario y fuete el maestro de escuela!, ¿quién aguantaba?, nadie; me tocó volarme por eso. Yo venía unos días a ver a papá, volvía y me iba; la primera vez me fui para Bogotá, entonces, no conseguí vida y me vine otra vez; luego salí para Santander y por allá, con todo lo que me enseñó mi papá, compré herramientas y me puse a trabajar en canales, lavamanos, baños, toda esa vaina, en estufas de carbón que todavía existían, a cambiar calderas y así me ganaba la vida”. 364 “La primaria la hice en la escuela de Ricaurte; en la época nuestra era con férula y vara de rosa que le quitaban las espinas y con eso le daban a uno azotainas, fuerte; eso era tremendo. Ya empezaban las cartillas. La escuela era solo de hombres, las niñas iban al colegio de las terciarias. Dos veces a la semana nos sacaban a baños: en el potrero de don Joaquín Madero había un pozo, era del agua que venía de lo que llamábamos la termal, que era un agua no tan fría que salía de la piscina del Mesopotamia, el pozo nos quedaba a dos cuadras de la escuela y eso nos bañábamos hasta cinco veces al día. Cada vez que salíamos de clase, íbamos a aprender a nadar con las vejigas de buey infladas, que se amarraban con granos de maíz en los extremos, para que quedaran como un flotador”. 365 “El único colegio era el de las hermanas terciarias, en San Agustín,366 era internado para niñas que venían de distintas partes del departamento y de Santander; para los varones era únicamente la escuela Antonio Ricaurte, en la casa donde nació Ricaurte. A uno lo ponían después de los siete años a hacer la primaria, se acostumbraba la férula y la arrodillada con las manos extendidas, que era un castigo por llegar tarde y hacer pilatunas. Estaba el profesor Nosa que era bravísimo y el profesor Prieto, pero el mando lo tenía el padre Mendieta que era muy tremendo. Llegaba a la escuela y tenía la lista de lo muchachos que habían hecho diabluras; entonces, llegaba el inspector y lo llamaba a uno y le averiguaba que tenía estas quejas de la familia tal: que habían robado una gallina para el paseo, que se metían a los solares a robar las frutas, esto y lo otro; y luego, el padre Mendieta venía con el látigo, que lo traía escondido, y nos pegaba sus cuerazos”. 367 “Todas aquí fuimos educadas con monjas, las terciarias eran las profesoras, tenían colegio y tenían las escuelas; la escuela era hasta quinto de primaria y pasaba uno al colegio. Las monjas eran muy celosas, no dejaban que los muchachos se nos arrimaran y, cuando uno se iba para la casa, salían hasta el atrio a mirar si uno cambiaba de calle o no para cosas de males. Yo le pregunté a las monjas porqué retiraron el colegio, 364 Jesús Neira Miguel Arturo Ruget S 366 Existió también el colegio para señoritas de Nuestra Señora de Lourdes, de las Buitrago y Umaña. 367 Manuel Gaona q.e.p.d. 365 111 entonces, me dijeron que ya no tenían nada que hacer aquí, porque en ese tiempo no eran preparadas las mujeres, hoy sí”. 368 “Aquí me eduqué porque había un colegio muy bueno, era de las monjas terciarias, y mi mamá, antes de morirse, habló con ellas y les pidió que me enseñaran a leer y a escribir allá y que me recibieran como semi-interna. El semi-internado era así: el sábado mandaban el mercadito de la casa y las monjitas me hacían el desayuno y las onces de refresco, porque entonces refrescábamos agüita de panela con pan; y en la casa cocinaban y me mandaban el almuerzo y la comida. El colegio era en San Agustín y lo tenían muy bien arregladito, allá enseñaban bastante unas monjas muy buenas personas. Los castigos eran arrodillarnos en un pretil, un ratico, pero no eran muy rígidas de castigar. Las monjas eran muy pobres, casi no les caía platica. Cuando yo entré, alcancé a conocer como cincuenta o sesenta niñas, eso era como en mil novecientos dieciséis, y enseguida que entré al colegio, murió mi mamá; del colegio salíamos para profesoras, yo duré allá hasta los dieciocho años y me estuve por ahí unos días soltera y luego me casé”. 369 “En las veredas no habían escuelas, solo estaba la escuela de varones, Antonio Ricaurte, y la de niñas; en ese tiempo no utilizábamos sino una pizarra y el gis, ese era todo el instrumental de estudio. Mi mamá se educó con las terciarias, ellas se fueron del pueblo y eso quedó en ruinas; después, el Ministerio de Educación fundó la Normal”. 370 “Estudié en el colegio de las hermanas terciarias dominicanas desde mil novecientos veintinueve hasta el treinta y dos, era en San Agustín. Tocaba entrar en punto de las siete porque cerraban la puerta, y a los cinco o diez minutos después abrían, y si mucho era la demora teníamos la penitencia: nos arrodillaban al pie de la Virgen y rezábamos tres padrenuestros y tres avemarías; ellas eran muy delicadas y tenían una férula redonda y, en la mano, le daban a uno tres ferulazos si molestaba. A las once, salíamos a almorzar y regresábamos a las doce, y de ahí hasta las cinco de la tarde. El padre Mendieta iba por la mañana a ver cuáles llegaban temprano o no, y cuáles teníamos que ir a cantar al convento y allá nos tenían de cuatro a cinco de la tarde. Había un cantor Ramón Agudelo, de Gachantivá, que tocaba el armonio, después Carlos Russi, de Santa Sofía, eran muy buenos cantores, todo era religioso. Se enseñaba aritmética, religión, geografía, urbanidad, economía, historia sagrada y patria. En las clases nos enseñaban cómo preparar los alimentos, ¡hoy cocinan como para los marranos!; hacíamos pañolones de lana con dos agujas; nos enseñaban a cortar y a coser la ropa interior, camisolas, pantaloncillos y camisetas para hombre. Los cursos eran elemental, media y superior; y a las que ya sabían, nos ponían a enseñar y teníamos que hacerles examen en público. Rosa Elvira Martínez enseñaba historia sagrada, Trinidad Neira, geografía, yo enseñaba religión a las de primero, se enseñaban los mandamientos de la ley, los artículos, las obras de misericordia. En urbanidad nos 368 Teresa Buitrago q.e.p.d. Aura María Borrás de Páez 370 Luis Madero 369 112 enseñaban que el inferior tenía que saludar primero al superior, siempre y cuando el superior lo autorizara con una mirada; también a respetar a los mayores en edad, dignidad y gobierno, dignidad eran lo de los puestos; nos enseñaban cómo entrar a la iglesia y pasar por el altar: si la Majestad no estaba expuesta, se dobla una rodilla; si está, se doblan ambas rodillas haciendo una inclinación reverente; para comulgar era en ayunas, nada de alimentos, y antes de ir a confesarse rezar el yo pecador. Íbamos de paseo al baño a los pozos de La Colorada, a los Tintales, a la termal en la Mesopotamia; llevábamos chingue que nos cubría, porque nos enseñaron que fuéramos cultas y tener moralidad. Nos daban muchos buenos consejos; nos decían que teníamos que ser delicadas y respetuosas, que lo importante era que fuéramos mujeres de hogar, de juicio; que guardáramos el honor que una vez perdido, no se volvía a encontrar”. 371 “Vine como profesora, trasladada de la Normal de Sincelejo a la de Villa de Leyva, en 1955.Cuando llegué, la Normal372 ya llevaba diez años de fundada y era en el propio convento de San Agustín. El convento estaba restaurado, el Ministerio de Educación hizo un tramo nuevo para aulas; y lo que es propiamente el convento, eran dormitorios y comedores, y decían que salía una monja que se paseaba el corredor principal frente a la capilla. Siempre tuvimos de capellán a los padres carmelitas, que fueron también fundadores de la Normal, uno de ellos fue el padre Bernardo Restrepo. La Normal era muy agradable, tenía setenta alumnas internas, todas becadas por el gobierno nacional, de los cuatro puntos cardinales de Colombia: desde la Guajira a Los Llanos Orientales, Nariño, el sur de Santander y el oriente de Boyacá y Cundinamarca. Era una Normal rural, es decir, las niñas salían como maestras pero la orientación era con bastante énfasis en saber ordeñar las vacas, la crianza de animales y huerto también; las prácticas eran en un predio dentro de la misma escuela y se hacían visitas al campo con las niñas. Los cursos eran durante los últimos tres años del bachillerato y se les daba un grado de maestras rurales, las niñas eran más o menos de catorce y quince años. Las profesoras todas éramos internas, salíamos después de almuerzo a dar una vueltecita a la manzana y por la tarde, íbamos a rezar el rosario a El Carmen; luego regresábamos a comer y, por la noche, en un radio de pilas, escuchábamos una novela; los sábados y domingos, nos invitaban a las fincas y hacíamos cabalgata a Sáchica, Suta. Las niñas solo podían salir de la Normal cuando venían sus padres y las profesoras de vigilancia, hasta en Semana Santa, hacíamos turno para cuidarlas porque no salían; eran casi como de clausura pero no se veían aburridas, ni protestaban por eso. Después de almuerzo, daban una vuelta por la plaza y se sentaban un rato en el atrio de la iglesia y regresaban a la Normal; organizábamos paseos al Cane y al olivar, allá llevábamos el piquete y se pasaba el día, era indescriptible esa belleza: parecía una gran catedral con todos los 371 Ismenia López “Se fundó en el edificio del viejo convento de San Agustín, después de la restauración que efectuó el arquitecto Carlos Salamanca (…) inauguración llevada a cabo el 18 de agosto de 1945 (…) Enseguida se hicieron unas construcciones contiguas, hacia el norte –donde funciona la Casa de la Cultura, con lamentables planeamientos (…) Ese plantel se elevó a la categoría de Escuela Normal Superior.”N.I Sáenz, obra citada 372 113 árboles entrelazados y una sombra linda, y daba unas pepotas que parecían de esas que vienen de España; también íbamos al Ecce Homo, invitadas por el padre Prieto, que tenía un colegio en la plaza y le traían esos niños difíciles para que los enderezara”. 373 “Fui profesor y capellán de la escuela Normal, que quedaba en el convento de San Agustín, de 1957 a 1960. Cuando estuve, ya lo había restaurado el maestro Acuña poniéndole mayólica en los pisos, él adaptó lo que había del edificio que habían dejado las dominicas para la Normal; el arquitecto Carlos Ulises Salamanca, hizo la parte anexa del colegio, donde hoy funciona la Casa de la Cultura. Las dominicas abandonaron el pueblo porque esto no tenía porvenir, ni tenía alumnas suficientes para el colegio. Una de las señoritas fundadoras del colegio era pariente del Libertador y otra de Rojas Pinilla; ellas resolvieron, con el padre Gutiérrez, hacerse religiosas y fue la primera comunidad femenina fundada en Colombia, las dominicas terciarias, que hoy se llaman dominicas de Santa Catalina de Siena”.374 “La escuela anexa fue construida en 1948 durante el gobierno de Laureano Gómez y por iniciativa del ministro de educación Rafael Azula Barrera; el establecimiento y construcción del Instituto tuvo lugar durante la gobernación de Octavio Rosselli Quijano en 1961”. 375 Zona Rural “Yo tuve hermanos y a ellos si les daban educación; pero a las mujeres, la educación de las escuelas,¡nunca!, decían que las mujeres hacíamos las primeras cartas era para los novios; yo no sé leer ni escribir. A lo que ya fuimos grandecitas, nos enseñaban los oficios de la casa y a rezar, a lo doméstico, a la cocina; hilábamos, batíamos guarapo y chicha, amasábamos y hacíamos de todo, esa era mi profesión”. 376 “Educación no me dieron mis papaes porque no había maestros de escuela, ni escuela; ellos no sabían leer y así se levantaron”. 377 “Estuvo de entusiasta un padre Antonio Buitrago, él inventó hacer una escuela, allá abajo en Monquirá, en las columnas al pie del olivar de una familia Corredor, pagando de a dos centavos diarios para que nos enseñaran tan solo a persignar.378 Estando 373 Fermina Gómez Padre Rafael Eugenio Mejía 375 N.I. Sáenz, obra citada 376 María del Carmén de Montañés 377 Aracely Cortés de Rodríguez 374 378 Antecedentes: La iglesia ejercía el control de la educación pública teniendo como base la Constitución de 1884 y el Concordato de 1887. Las clases de religión eran obligatorias y seguían el catecismo Astete; de igual forma, era obligatoria la asistencia a misa y el control de la lectura. Con esto se suprimió el método Pestalozzi introducido por una misión alemana, y se eliminó el carácter laico y neutral que tuvo la educación en 1870, bajo el gobierno de Eustorgio Salgar, reforma a la cual se había opuesto radicalmente el clero. La misma guerra civil de 1876 fue organizada en contra de las escuelas “laicas, neutras y heréticas,”el cura boyacense Peñuela afirmaba: “la enseñanza se refiere esencialmente a la religión”; con 114 funcionando la escuela, hubo escandola; el padre tenía de novia a la maestra y se acabó la escuela”.379 “En Monquirá hubo una escuela en unos corredores, la educación era como más mejor que hoy en día, porque ahí si enseñaban la doctrina primero que todo; enseguida, por ahí preguntas que les decía la profesora a los criaturos”. 380 “Como se dificultaba la venida al pueblo, se formó un grupo de jóvenes y trajeron un hombrecito, Servelión Pereira, que había sido guerreante y había sufrido la herida de un cuadril y andaba en muletas, y nos enseñaba únicamente a leer; después, ya se ofreció ir a hacer la escuela en la Chapa, eso fue como en el año veintitrés y veinticuatro. Luego, los Morales se dieron cuenta de que sabía leer y le dijeron a mi papá que me mandara a Leyva, que ellos me daban alimentación y posada; y que a cambio, yo llevara el caballo del papá del campo a la casa, me tocaba madrugar a ir a traerlo y por la tarde ir a llevarlo, y me daban los dos centavitos. Eso era en el año veinticinco, el profesor era Elías Prieto, de Sora, y estaba recién hecha la escuela en el Ricaurte; el salón quedaba en la mitad de dos corredores que tenía la casa y atrasito quedaba un lugar donde guardaban los libros; y para el servicio de los niños, tocaba salir al solar, no había servicio de agua ni nada”.381 “Inventamos una escuela y se hizo en el pie de la vereda del Roble; sucede que primero la escuela, en la vereda de Salto y la Lavandera, era en la casa que llamaban Caballo Matao y de ahí la bajaron a Chacón, a la casa de la familia del difunto Luis Vega. Entonces en una reunión que hubo, le dije al difunto Bernabé Casallas: ya que usted tiene harta tierra, por qué no dona un pedacito para que se haga una escuelita, aquí, para los niños del presente, para que no queden ignorantes y brutos como nosotros lo somos, entonces me dijo: si señor, si se puede dar un pedazo de tierra, voy a destinar que se dé una fanegada, y certificó que dejaba el lote para la escuela en el plan de la loma de Peña Negra. Un día topamos con el señor alcalde y el señor personero y les pedimos que nos ayudaran para hacer una escuelita allá, que eso era un desierto y que ahí podían aprovechar niños de Salto y La Lavandera, niños de Monquirá, niños del Roble, niños de Sabana y niños de Gachantivá Viejo. Entonces, yo eché a llamarle la atención a toda la gente, para que pusieran su granito de arena para hacer la escuelita y así se hizo por la junta de Acción Comunal. Cuando fui presidente de la junta de Acción Comunal de la vereda de Sabana, como en el año setenta y cinco, le hicimos a la escuela un salón grande, porque no tenía sino dos piezas”. 382 esta concepción, el cura se convierte además en instructor e inspector de educación. Boyacá, en 1905, tenía una población de 503.600 (la cual había disminuido en relación a 1889) y solo el 2% de ella estaba estudiando, era una de las más bajas en el país. (Fuentes: José David Cortés: Curas y políticos. Mincultura, 1998. Jaime Jaramillo Uribe: El proceso de la educación a la época contemporánea. En Manual de historia de Colombia, tomo III.Procultura, 1982) 379 Argemiro Torres Aquileo Peña Rojas 381 Gabino Casallas 380 382 Ananías Cárdenas 115 “Habían unas dos escuelas por allá abajo en el campo, pero esas escuelas no eran del gobierno, eran de unas señoritas Morales que enseñaban mucho; entonces me dejaban tres, cuatro meses ahí; y después, por ser hijo mayor, me sacaban a trabajar, a ir a manejar las mulas. Las primeras letras las conocí en el valle de Santo Ecce Homo, estuve seis meses ahí, ¡tanto juete que nos echaba el padre Rojas y el padre Mendieta! En esas escuelas enseñaban la ortografía por medio de versos: con zeta se escribe hozada, durazno, lechuza, coraza, calzones y trenza y seguía una retahíla en verso, y con ve van mover, aleve, desvencijar, relieve, vaca virola; antes de h y m se escribe como aljibe, bar y caribe, todas eran palabritas que estaban escritas en un libro y uno se las aprendía de memoria; por eso digo yo, que si me hubieran dado estudio, hubiera sido un hombre más aplomado, mi papá tenía mucha riqueza pero no se preocupaba por el estudio”. 383 “Mi mamá me puso a la escuela en el valle de Santo Ecce Homo, eso éramos sentados en unos palos, entonces ¡qué pupitres ni qué nada!; la profesora era hermana del padre Rojas, era muy fregada, y nos cogía del pelo y contra la pared como una yunta de carneros nos despedazaba; y estaba el padre Mendieta, veníamos libres a las cinco de la tarde, por una falda que se llama la Loma del Tabacal, abajo de Santa Bárbara, y ahí en eso nos lo encontrábamos, él pa’l valle y nosotros pa’ nuestras casas, y tenía un caballo sumamente gordo, un caballo acanelado, una tranca de caballo conforme de matrozo 384 era el padre; entonces se le saludaba, su reverencia y él decía: qué hay, asoliado y cogía, con las mismas riendas del caballo, y échele juete y nos acorralaba a echarnos el caballo encima y nosotros llore. Estando en la escuela del valle del Ecce Homo se presentó un verano tan terrible, fue como en el treinta, y se secó el agua que venía del pueblo pa’ el valle; no hubo agua para el gasto de la casa de la profesora y le dijo al padre que dejaría de estudiar niños. Como los padres dominicanos eran dueños de unas fincas, abajo en las vegas, ahí en el río, le dijo a la profesora: se va pa´ las Vegas y allá estudia sus niños; entonces se fueron los que tenían sus posibilidades, y como mi mamita era pobre, no tuvo plata pa’ pagar la pensión, me sacó de la escuela, ¡pero eso era muchos los sufrimientos, eso era a las patadas con esa profesora!”. 385 “En Capilla no había escuela en ninguna parte sino en el centro;386 la primera maestra fue Carmen Tamayo, en Llano Blanco hizo clase con ciento veinte muchachos, con cinco cursos: pa’ todos había garrote y había la clase completa; en ese entonces, era con una pizarra y cuando a uno se le perdía el gis, busque aun cuando sea una puntilla y aruñaba; había piojos y niguas, y pillaban uno ¡y encima las tijeras!; ya cuando López Pumarejo, echaron a mandar cepillitos, jaboncitos, cuadernitos, borradores, lapicitos”. 387 383 Manuel Rodríguez De Matronazo, corpulento. 385 Marco Tulio Aguasaco 386 Se refiere al área urbana 387 Simón Pedro Pineda Igua 384 116 “Yo estuve en la escuela de Capilla como en 1942, un pariente me llevó y me mandó matricular; en ese tiempo, los estudiantes eran cada año con una cartilla: la cartilla primera y hasta que la terminaran, entonces entraba la segunda y así; me dieron una pizarra y un pedazo de cascajo, eso era la pobreza más grande, y después me quitaron la pizarra y me regalaron un cuaderno de cuarenta hojas y un lápiz. Eso era dele tarea y tarea y tarea hasta salir hasta noviembre; pasé la primera cartilla, la segunda, la tercera y quedé en el libro cuarto. La profesora se llamaba Carmen Tamayo, una señora muy buena para enseñar, de rigor y muy especial. Hubiera yo seguido estudiando, pero ni más porque no había quién le ayudara a uno ni nada; me tocaba a mí mismo hacer de comer, hacer el desayuno para mis tíos y para mí llevar por ahí una bobada de almuerzo, o me tocaba por allá comer con moras, con guayabas, con naranjas… ¡y lejos!”. 388 “Como en el año sesenta fue hecha la escuela aquí en Capilla, tocaba estudiar y prestar la colaboración para terminarla de hacer, el sábado y domingo; yo ya estrené la escuela, eso fue en el sesenta y dos cuando hice el primero, estuve dos años y eso no completos: no hubo formas de darle estudio a uno, sino de ir a jornaliar”.389 “En la vereda de Llano Blanco, siempre se ha manejado la creencia que los niños tienen que ir a estudiar a la escuelita; por eso, esta escuela la hizo la gente a escala de la necesidad; por allá en mil novecientos cuarenta y cinco, existió también una escuela en la casa de María Hernández, que fue la escuela que en la región tuvo más trayectoria en la antigüedad, y después la trasladaron a Capilla y, luego, a Cardonal. La escuela la hicieron para tener un centro donde vinieran a estudiar todos los niños de la vereda, pero después, por la necesidad de trabajo, emigró muchísima gente a Bogotá. Esta escuela cumplió cuarenta años, yo estudié en Villa de Leyva toda mi primaria, pero mis hermanos estudiaron en la escuela de Cardonal”. 390 388 Teodolindo Espitia Parmenio Pineda 390 María Gladis Velásquez 389 117 Salud “Fue este año de mil y quinientos y ochenta y ocho uno de los más desgraciados de que tienen noticias los naturales habidos en estas tierras y el más que han conocido ni experimentado los españoles después que entraron en ellas, por una enfermedad que dio de viruelas (…) que habiendo comenzado en la ciudad de Mariquita en este nuevo Reino en sólo una negra que entró infestada de esta enfermedad en la ciudad trayéndola de Guinea (…) que destruyó así naturales como españoles más de la tercera parte de la gente. Sólo se libró de este Nuevo Reino la ciudad de Pamplona (…) Fue tan grande la mortandad de este contagio pestilente, que no se daban manos los sacerdotes, clérigos y de todas órdenes, en especial entonces, que eran pocos a enterrar, pues solían en una fosa meter ciento y aun doscientos cuerpos (…) No bastaban (tanta era la fuerza de la enfermedad),las diligencias de médicos y medicinas humanas. Y así se acudió a las diligencias de todas partes de este Nuevo Reino, en especial la ciudad de Tunja, que determinó llevar a su iglesia aquella santísima imagen de nuestra Señora de Chiquinquirá (…) Se puso en efecto con tanta devoción de los pueblos de los naturales por donde iba pasando con ella, que salían a recibirla dos o tres leguas con mucha cantidad de cera, y tanta piedad que las gotas de la que ardía que caían en el suelo, por haber hervido delante de esta divina imagen, cogían y guardaban por reliquias. (…) así españoles como naturales, pidiéndole socorro en angustias tan de muerte, que como Princesa de la vida se sirvió darlo y fin a la enfermedad, que no duró más que seis meses en toda suerte de gente”. 391 Peste y Cementerio de los virulentos “En la época de la viruela392enterraban a la gente en el campo, no los llevaban al pueblo porque decían que era contagiosa”. 393 “Se decía por los padres míos, dizque, hubo una viruela, que esa viruela era un mal contagioso; a toda la humanidad que iba quedando, ya no los enterraban, ya no los recibían en el cementerio sagrado sino afuera. En la vereda de Sabana, hubo varios cementerios: uno fue a la pura orilla de la carretera que va pa’ Arcabuco, llegando al ramal que va pa’ Chaina; y al frente, en las tapias, hay otros dos; y más adelante se encuentra otro, conociendo la tierra de don Cayo Moreno; también hay uno cerca a La Rosita, en tierras de la señorita Roncancio, donde habían unos encerrados para cimientos; y donde llaman la Loma de La Cruz, que es un sector grande que queda por la carretera que sale por el Alto del Espino a dar a Chaina, y que se llama así porque 391 Fray Pedro Simón. Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales. Biblioteca Banco Popular, Bogotá, 1981. pág.512 392 Los finales del siglo XIX y los primeros del XX fueron épocas de epidemias 393 Baudilio Igua 118 se conoció una cruz y una piedra grande de señal donde se divisa para la pata del cerro que continúa para una parte que llama El Gaque, había otro. En ese tiempo dejaban las señales, eran señales sagradas: piedras, matas de rosa, laureles de hacer cruces de mayo, ahí no entraba un animal a comer pasto, y el viviente que fuera a mirar eso, el miedo lo participaba uno. En el pueblo había otro cementerio que yo conocí, fue donde es el tiro al pichón, cuando hicieron la calle que sube por detrás de la escuela del Duruelo: al echar la excavación ahí se encontraban los entierros, los precipicios donde estaban los muertos; ahí habían vasijas, pedazos de tiestos, ollas y de esas ollas salían huesos; no se sabe por qué los echaron en esas profundidades, ahí habían reliquias, nadies cogió eso, ahí quedaban como para visibilidad. Eso fueron cosas que se conocieron verdaderas, ya eso desapareció porque el agua hizo bahías, arrastres, en el barranco que quedó”.394 “ A mi mamá le dio tifo, eran muy escasos los médicos pero se trajeron de afuera; con el tifo y la viruela quedaban las casas casi desocupadas de la mortandad, los ranchos quedaron desocupados, eso fue en los años veinte”. 395 “Al revisar una tesis de grado, encontré lo de la lepra en Boyacá; ahí se hablaba que, a fines del siglo XIX, Villa de Leyva era un leprocomio pero no oficial, y que en cada casa vieja de la Villa había su leproso. En todo caso, en el siglo XIX, se convierte Leyva casi en una ciudad maldita, la gente no quiere ir a la Villa pues decían: de pronto en una pieza de esas estuvo un leproso y les daba miedo comprar; entonces, prácticamente muchas familias se fueron”.396 “Se decía que aquí había mucho leproso; cuando tenía la agencia de cerveza en Leyva, me llevaba la ropa a lavar en Chiquinquirá porque la familia tenía cierta prevención con eso; aunque, en esa época solo conocí una mujercita que tenía los síntomas. Cuando llegaba a Chiquinquirá, con las consignaciones de plata de la cerveza, como que me recibían con precaución, se lavaban las manos con alcohol porque el dinero venía de Leyva”.397 394 Félix Torres Aura María Borrás de Páez 396 Javier Ocampo López 397 Alfonso Páez 395 119 Medicina tradicional “En ese tiempo como casi poca ciencia médica había, entonces por cualquier cosa se enfermaban y no se alcanzaba a saber la medicina. Más antes, las plantas tenían buena virtud y fortaleza, siempre muy grave tenía que ser una persona pa’ llevarla al centro; yo que me acuerde, siempre trataban con plantas. Las enfermedades eran sarampión, viruela, gripas, parásitos; que pa’ un dolor de estómago, la matricaria y el ajenjo eran las yerbas más apetecidas; ahora hay mucha enfermedad, ¡tantas que resultan que uno ni comprende qué serán!” .398 “En ese tiempo, en los veintes y treintas, todo era con yerbas aromáticas: manzanilla, albahaca, canelón, cidrón, salvia; y si nos daba fiebre, nos machucaban una tazada de verbena con tinto y ese era el remedio; pa’ las lombrices era la yerbabuena y pa’ los dientes, una yerbita blanca, lanetas, que se llama Santa María: se cocinaba, se hacían los buches y con eso se aliviaba uno. Cuando los animales se enfermaban les hacíamos una changua: cilantro, cebolla, cominos, ajos y les quitábamos el dolor de tripa”. 399 “Ante tiempo se presentaba a las personas una fiebre terrible nomás, no era sino recoger chovas y moras, ¡y coma lo que más pudiera!, y eso le iba pasando; a veces, decían que se descuajaban, pero ahora la gente se enferma más. Antes, seguramente, la alimentación era más fuerte; y como se comía tanto la harina de cebada, y la cebada es cultivada en tierra que sea caldesa, entonces eso tiene mucha cal, mucha sustancia”. 400 “Acá en Villa de Leyva había un Ruget, don Miguel Ruget, tenía algo de estudio y le recetaba a los pacientes jarabe de cáscara de quina cocinada y por ahí inyecciones; sabía sus cosas, entonces él formulaba. Recuerdo que en 1930, vino un hombrecito de por allá de Moniquirá a hacerse ver, ¡quién sabe qué mal le conocería!, le recetó una inyección y le dijo, que no podía tomar licor ninguno mientras tres días; pero, el hombrecito traía un piquetonón de gallina, arracacha y yuca y se fue pa’la chichería, pidió una totumita de chicha buena y dijo: si me muero que me muera, y al ratico colgó la gorra. En la época del tifo, eso me dio tan fuerte que duré como seis días inconsciente, era una fiebre tan alta que no había remedio para eso y sabían que estaba vivo por el resuello del corazón, mandaron a traer el cajón pa’echarme porque pensaban que estaba muerto; entonces, ya en el último día que estaba privado del tifo, vi que llegó una vieja vestida de blanco, tenía un sombrero grande, unos ojazos y unos dientes, con unas uñas tan largas, y se sentó en la cama y me hizo dos veces señas, muerta de risa; y al otro día, ya me recordé de la vieja que vino a llevarme y no me llevó”. 401 “En el parto una vieja nodriza acompañaba al caso, y había mucho yerbatero; para el dolor de cabeza, purgar con verbena; para purgar los niños, orines con jabón de tierra, paico, agua de verbena; para la tosferina, leche de burra negra; para la tos y las paperas, 398 Eloy Pineda q.e.p.d. Anastasia Aguasaco 400 Ananías Cárdenas 401 Manuel Rodríguez 399 120 barba de cabro y lana de oveja negra, agua de cloruro, salicilato de hierro y quinina, analgesina de ipecacuana; para los asmáticos, una pasta “mendaco”que la vendía un doctor Germán Roncancio, el asma era lo más común porque la tostadera de la cebada atrae el humo del fogón de leña”.402 “Decían que para la viruela era muy bueno el sudor de la boñiga hervida con leche”.403 “También dábamos agüitas de yerbas, manzanilla, yerbabuena; para la tos, orégano, poleo, las florecitas de las matas de saúco, jarillo, jarillo blanco. Para tener los hijos había partera, otras veces era solitas en la casa, y el marido también ayudaba; nos cuidábamos unos tres días y después a trabajar”. 404 “Cuando enfermábamos, fuéramos los unos o los otros, eso no era sino ir y conseguir la altamisa, el tinto, la sábila y haga zumo de eso y tome; o échele baños de guarapo bien fermentado frotado a la espalda, y una venda con el cristal de la sábila amarrada a la frente pa’ que le retirara la fiebre, y así uno se alentaba. Decían que antes, los sacerdotes no dejaban enterrar al que le diera una enfermedad que se llamaba el tifo; y con esa cosa del tifo, la persona se volvía negro, le daba un fiebronón, se carbonizaba y se moría. El padre Gutiérrez no dejaba enterrar en el cementerio a una persona que le diera tifo, viruela o sarampión; tocaba en el campo, en los potreros, en un llano; seguro de eso sería, esos restos que se topaban. A mí me alcanzaron a tocar los accidentes, yo me vide en la orillita cuando era pequeño, pero me dieron la verbena machucada con la baba de la sábila en un tomo y con eso se me retiró. Y cuando las fiebres, había un tal Ambrosio y me dijo que, yéndonos a la parte fría tal vez no me pasaba nada porque el frío me retiraba la fiebre; entonces, me llevaron pa’ Iguaque y allá duré quince días. Eso fue en una finca del difunto Emiliano Neira, salimos por la Hondura, allá habían sembrado y se dio un papalón y nos llevaron a escoger la papa: la gruesa aparte, la de segunda y la otra, y yo carraquiaba de la maleza; mucha gente fue a trabajar allá, nos pagaban el diario a cinco centavos y una carga de papa costaba por más doscientos pesos”.405 “ Como eso no había ni hospital, para que arrojara el niño y pa’ que más le apurara, uno tomaba agua de manzanilla chiquita o de laurel y una yerbita que se llama buenas tardes; y había parteras bien especiales, mejores que los médicos porque en esas no se moría un niño de descuido”. 406 402 José Heliodoro Cortés C Testimonio campesino vereda Capilla 404 Juliana Pardo 405 Marco Tulio Aguasaco 406 Aracely Cortés de Rodríguez 403 121 Curanderos “Mi abuela era la yerbatera del pueblo, se llamaba Inés, vivía en una casita en la plaza mayor y usaba todo tipo de yerbas para curar a la gente; ella me contaba que los anteriores seguían sus tradiciones y ella aprendió mucho de eso. Todos los días llegaba harta gentecita del campo a visitarla, a que le hicieran los remedios, y le cogían confianza: que me duele por acá, que me duele por aquí, que el niño se me descuajó, entonces ella los sobaba. Cuando no podían venir del campo, la mandaban a llamar y le traían un caballo para que fuera y por allá duraba sus días, hasta que quedara bien la persona; le tenían mucha fe porque a los niños apenas con mirarlos, ya sabía que darles y les daba. Ella asistía a los fracturados, si se rompían los brazos o las piernas, los sobaba con el sebo de chivo y abría bien unos maguey y los ponía donde era la fractura y, como no tenía ligas, les hacía una envoltura de lana negra donde fuera la fractura. Los indios también traían sus remedios; una pomada que se llamaba tigre, unos purgantes para las lombrices, hojas de chuchucuaza para el reumatismo y todo eso; les encargaban y venían a vender tantas cosas de yerbas que traían, pero secas. En ese tiempo, eso hace unos cincuenta años, no había más médicos sino el doctor Miguelito Ruget, pero casi no atendía porque ya estaba viejito; él tenía la farmacia arribita de la casa donde nosotros vivíamos y, también, vendía sus yerbitas y hacía cucharadas de yerbas y todo eso; la gente de las veredas venía a ambas partes, pero como él no asistía partos, entonces iban donde mi abuelita. Como aquí en Villa de Leyva nunca había médico, la gente venía y la llamaban la yerbatera, ella hacía sus aguas y les daba, les sobaba la barriga, les sobaba lo que fuera, y al rato ya salía la gente alentada sin ninguna pasta. Ella usaba mucho las yerbas aromáticas; la quincharita, esa yerba era muy buena para los riñones; la matricaria y mastranto para el estómago y para los riñones; para el reumatismo calentaba unas hojas anchas que llaman arboloco, les echaba sebo de cordero y se las colocaba en las rodillas, en la espalda, en la cabeza o donde tuviera el problema; cuando les daba diarrea y vómito decían que se descuajaba, entonces ella tenía en un frasco grande lo que sacaba de la piedra de las gallinas, una telita pequeñita amarilla, la ponía a secar, la molía y les daba eso. La jarilla se usaba para la artritis, se calentaba, ojalá con orina de un niño chiquito, en un tiesto de barro y se la ponía en las piernas, en las manos, donde fuera; eso tanta fe le tenían a la tal jarilla, que hubo mucha gente que con eso se curó de la artritis, no como ahora que todo es a son de médico; también los traía a un pozo termal, aquí a la salida de Sáchica, los lavaba, los llenaba de yodo, los metía en el pozo de barro, los sacaba, los envolvía en una sábana y los cargaba en caballo o a la espalda pa’l pueblo. Para el parto ella atendía las personas, las acostaba y ponía un lazo de la viga o de la cama para que, a lo que fueran a pujar, tuvieran fuerzas y se cogieran de ahí; se bañaba muy bien las manos, porque en ese tiempo qué guantes ni qué nada, las dejaba en la cama y les hacía baños de brevo; y cuando ya iban a tener los niños, les daba el agua de ramo bendito y de los cogollitos del brevo y al ratico ya empezaban a chillar los niños; y también les nacía la matriz, no dejaba que la botaran en ninguna parte sino que la enterraba en una parte seca, donde no hubiera humedades, porque la barriga se les inflamaba y les daba el madre madre; entonces, ella les daba agüita de ruda y de aroma para que limpiaran el estómago; ya entonces las arreglaba, las 122 apretaba con una sábana y no las dejaba levantar. Durante los cuarenta días, les mandaba dar huevos tibios con ruda y con caraña, un remedio que le traían unos indios y eso les desinflamaba el estómago, su caldito de pollo, su caldito de pata de res, su chocolate bien hervido. Como no había hospital, a veces le llegaban tres o cuatro a la vez y se acostaban en juncos, en esteras de panguas de maíz, y tendían sus sabanitas en la cama de barbacoa que llamaban en ese tiempo”. 407 “Curanderos todavía hay, era lo más tradicional; habían muchas viejas comadronas408 que decían eran hechiceras, y decían que tal niño iba a ser muy inteligente porque había nacido de pie; aquí existía una viejita llamada Fausta Cortés, una mujer que en su vida recibió más de mil niños como comadrona, lo que se trata hoy enfermera. Las viejas conocían que la mujer estaba ya embarazada cuando les salían paños en el cutis; y cuando ya eran delicados los papás, las jóvenes de dieciocho o veinte años, tomaban aguas amargas y arrojaban el niño con esa materia; y cuando una persona tenía tifo, le daban agua de raíz de choco machacado con verbena y limón y con eso trataban de bajarle la fiebre. Aquí en la vereda existía un señor Hilario Espitia, un viejo inteligente y chiquito que lo llamaban el Quincho, por las quinchitas que son verdes y bonitas; era un tipo certero para las enfermedades y la gente decía: vamos para donde don milagro a que nos cure; machacaba unas dos o tres hierbas y los curaba; después cogió la cabuya Jesús Cortés, también fue un tipo certero, él castraba, daba consejos, sacaba muelas con una hebra de fique, operaba cualquier cosita, y decían que era un gran científico porque cortaba esas verruguitas que salían en una mano; un médico sumamente inteligentísimo, un master, era Miguel Cortés Cortés, mi primo hermano que nació en 1913; él era un médico veterinario, sabía inyectar, sabía castrar, inyectar humanos, un tipo preparado que sabía mucho de plantas, era enfermero, comadrón, sabía de todo”. 409 407 Aurora Aguilera S 408 “Cuando una mujer de la zona rural ha constatado su embarazo por diagnóstico médico, la partera entra en acción; ella se encargará de interpretar los sueños con el fin de establecer el sexo; si sueña con colores azules será un varón y si es rosado, será una niña; el destino del embarazo y la vida que va a tener la criatura también están relacionados en los sueños: soñar con la visión de una criatura borrosa es indicio de que el parto va a ser difícil y que su futuro será incierto, o en la mayoría de los casos, será débil y propensa a las enfermedades. Pero la acción de la partera no se limita solo a esto; durante el embarazo ella irá indicando las dietas que debe seguir, si hay necesidad o no de sobar con el fin de acomodar a la criatura para el parto (…) La posición del estómago está también relacionado con el sexo: si la barriguita está paradita y bajita, será un niño; si está alta y redonda será niña. Si llora en el vientre, dicen que será sacerdote y si habla, será un buen curandero (...) La placenta debe ser enterrada con el fin de evitar que la criatura vaya a ser dependiente de su mamá. Finalmente, el estado de las cosechas determinará el destino social del bebé: si nace en tiempos de sequía, su vida estará llena de enfermedades y de infortunios, en cambio si nace en cosecha, será saludable y le sonreirá la prosperidad" Carlos Pinzón Castaño: Tradiciones aborígenes, en Villa de Leyva: Huella de los Siglos. Bogotá, 1986 409 Noe Leví Cortés C 123 Plantas medicinales y Recetas populares 410 “Altamisa para las hemorragias. Apio y paico para la digestión. Arrayán para bajar el azúcar. Borraja y saúco para la tos. Cola de caballo para los riñones.Caléndula para las heridas y el dolor de muelas. Cidrón para el dolor de estómago. Chiripiorca para cicatrizar. Gaque para la tos. Limonaria para la leche materna. Llantén para las heridas y la úlcera gástrica. Malva para la mastitis del ganado. Matricaria para el dolor de estómago y las alergias. Mejorana y toronjil para el dolor de estómago. Mora silvestre para la gripa. Miel de abejas y limón para la tos. Naranja agria para los bebes con estómago duro.Ortiga para los espasmos. Papayuela, tote y violeta para la tos o papayuela y mora. Perejil para el corazón. Pino y orégano para la tos. Sábila para las cicatrices. Cáscara de sauce para el reumatismo. Saúco para el dolor de estómago. Saúco con miel de abejas para la tos. Toronjil para los nervios. Yerbabuena y toronjil para el estómago. Yerbabuena para las lombrices y la fiebre”. Homeopatía “Yo soy de Tunja, nací en 1911,y me vine aquí porque el clima era mejor para mi salud y también era más tranquilo. Llegué en la época de la violencia, me amañé y así me fui quedando. Mi profesión, la meopatía,411 la aprendí hace más de cincuenta años con un doctor que venía por allá del lado de Venezuela, él me dio unas clases; el meópata tiene que pensar cual es la droga que le pertenece al enfermo y en que diluciones se puede dar. Ese conocimiento de las plantas, también lo aprendí cuando entré en contacto con los botánicos, ellos le enseñaban a uno el nombre de las plantas y para que servían. En cuanto a la iridiología, es una devoción que me vino allá en Tunja, la aprendí en el Colegio Boyacá con un hermano español, yo cursaba el cuarto año de bachillerato. La iridiología no señala enfermedades, solo descubre los órganos más afectados; y de ahí, saca uno la conclusión de donde puede depender la novedad del paciente. Mi personal es toda la gente del campo, ellos llegan porque los he tratado y se han aliviado, y uno le cuenta al otro y así; también, viene gente del centro del pueblo y de todos los medios, y los diagnósticos han sido acertados: uno llega y mira lo que siente el enfermo, se anotan las señales que aparenta el iris, observándolo con una lupa, y de ahí se concluye. Eso se complementa con la quirología médica, la mano es una cosa esencial a conocer porque hay señales que no niegan, y también con la astrología, que influye en la constitución de la persona que se lee en el iris; luego se formula el tratamiento para cada persona. La consulta tiene un precio módico que cualquiera puede pagar, aquí viene la gente cuando ya ha ido a todas partes, entonces, toca aliviarlos sin cobrar y ayudarles con la droga; y yo les digo que, si algún día se mejoran y consiguen, pues, me pagan. Yo viajé a otros países por practicar y darme cuenta de los estudios de la meopatía y allá no le ponían tacha; en cambio, aquí, por eso el gobierno le pone problemas a uno”. 412 410 Información obtenida de varias curanderas Homeopatía 412 Tulio Montejo 411 124 Sanación “Yo vivía en el centro de Villa de Leyva, en una casa que teníamos propia, estaba enferma y no había médico donde ir porque ya no tenía curación; un día, un señor que ya murió, Gabriel Robles, me dijo: ¿porqué está tan flaca, tan fea? y yo le dije: pues yo estoy muy enferma, y me dijo: yo conozco un centro en Tunja, que dicen que es centro pero yo no creo, si quiere vaya. Isidro estaba por allá con su tractor trabajando; y era tanto lo que yo sufría, que un día les dije a mis hijitos: yo estoy muy enferma, yo voy a buscar curación por allá en Tunja; me fui y me encomendé a Dios, porque yo siempre he orado mucho; por el camino encontraba mucho tropiezo, yo preguntaba porque eso era en el barrio San Antonio, y me decían: ¡ah! si, va pa’ donde la bruja esa, la que mata gente; claro, yo me asustaba pero tenía una fe grande en Dios, y decía:¡ilumíneme, ayúdeme Señor, ya he sufrido mucho!, llevaba como diez años sufriendo; entonces llegué allá y había mucha gente, estaban en el momento de la oración; sin embargo, yo le suplicaba tanto a Dios, le suplicaba con tanta fe: Dios mío, Padre mío, ten misericordia de mis hijos, ayúdame Señor; y ya pasaba la última persona, les daban un vaso de agua, y una señora allá de rodillas oraba y decía: se le hace de presente no sé qué… dé el perdón, entonces ya me tocaba a mí y dije: ¡Dios mío, que no me vuelva a equivocar!, porque ya había ido donde brujos, espiritistas y nada, y gaste y gaste plata; y ya con toda la fe en Dios dije: si es bueno que me acerque, sino que me retire, intenté retirarme, no miento porque es una cosa muy delicada, y sentí que alguien me sostuvo por la espalda y no había nadie; sin embargo, me acerqué un poquito y la señora que estaba de rodillas dijo: se hace de presente el espíritu de su esposo carnal, tiene que traerlo acá para la ayuda, dele el perdón; repetí lo que ella me dijo y salimos, se terminó la labor. Nos saludamos con la señora y me dijo: tiene que traer su esposo porque hay muchas causas, Dios les repara y tienen que seguir, tiene que venir el martes próximo a la una de la mañana a recibirle su espíritu. Le conté a mis hijos, a mi mamá y a mi papá, volví y me volé; allá recibieron el espíritu de mi esposo, según ellos decían, y el espíritu decía, que le dijera a mi esposo que tenía que entrar a esa obra sino moriría; así que me dio mucho miedo y le dije a la hermana: ¿yo qué hago?, es que él me puede pescar. Él no sabía nada, me tocaba ir la tercer vez a la una de la mañana, -entonces no se nos olvida a ambos que le cambió los cachos al tractor y me dijo que no venía sino hasta el sábado- y llegó el espíritu tan enfurecido, él me preguntaba por medio de la voz de la médium ¿porqué no vino su compañero?, le dije: porque no cree en esto y es muy delicado, entonces me dijo: tendrá que creer o morirá. Al otro día, cogí el bus de La Reina y me vine, y ¡cuál sería mi sorpresa!, cuando veo el tractor en la casa, casi no me puedo bajar del susto, Isidro me dijo enfurecidísimo: llegó la patrona, le respondí: yo vengo en sana paz, déjeme llegar, después le explico; dialogamos y me dijo: sabe, se me partieron los cachos del tractor, ¿y ahora qué hacemos sin plata, ni nada?, le dije: mire, a usted, le toca ir a donde esa hermana que estoy yendo yo porque, dizque, usted tiene que hacerse cargo de eso y yo no sé que será, yo veo que eso es ahí con Dios y un vaso de agua y rezan cosas. Él no quería, pero al fin nos fuimos y dijo la hermana, es el arisco, venga hermanito; y el divino maestro Jesús le ordenó, a él, recibir la obra, ya le echaron a explicar todo y él les dijo: yo estoy enseñado a coger mi platica con mis brazos y vivir de limosna sería muy duro, yo no puedo mantener mi familia; entonces de ver que quedó sin plata, le tocó irse 125 para allá a prácticas, a leer la obra; y así siguió nuestra historia, eso hace dieciocho años que fueron esas pruebas.413. “Sí, yo de noche veía que me botaban piedritas, pepitas de durazno podridas, yo las recibía en la mano y le decía a Julia: mire lo que me botan y quién me bota esto, nadie; yo soñaba y me veía vestido de blanco, operando gente y salían muy bien; entonces, ya me llegó la señora con la razón de que tenía que ir. Fuimos, se me hizo de presente el maestro Jesús de Galilea, y me dijo: materia, tiene que seguir el camino que llevaba mi materia cuando mi Padre celestial me envió a este mundo, y me envió a sanar y curar a las materias, le contesté: Divino Maestro, pero qué hago para vivir de limosna, eso de trabajar gratis…, me respondió: no, yo te enviaré gente y no te hará falta nada. Entonces ya se me hizo de presente la doncella Juanita de Arco, se me hizo de presente la Virgen María y me dijo: materia, tendrás que seguir este camino, volvió y me dijo el maestro Jesús: materia, si no sigues este camino, será destruida tu materia porque tienes que ayudar a la humanidad, hay mucha humanidad que lo necesita, pero nada te va a hacer falta. Ya eché a practicar y practicar, y me dijo la señora: usted ya puede abrir su centro y empezar a trabajar; era el espíritu que llegaba y se impregnaba en la persona y ya empezamos a trabajar. Nos ordenaron vender la casa en el centro y que tenía que comprar aquí, y yo dije: ¿ pero a quién le vendo?, y me dijo: yo le enviaré la persona para que venda y comprarán allá donde viven sus padres carnales; de un momento a otro, me llegó el cliente, eso fue rapidito, nos trasladamos y empezamos a trabajar, pero se presentaron muchas dificultades. Empezamos nuestra misión; la forma de empezar es haciendo dejar sus prendas materiales a la persona que llega a pedir la ayuda; luego, sigue la limpieza con las siete hierbas para desinfluenciar el cuerpo, porque hay personas que vienen muy cargadas de influencias, de espíritus y de eso lo enferman a uno; eso es ordenado por las entidades, le dan a uno la lista y se saca ese zumo de plantas, que mi Padre celestial puso en el terrestre, entonces se hacen bañar afuera y entrar descalzos; después pasan a hacer oración a Dios, se hacen arrodillar y se elevan una serie de plegarias a Dios y a los santos que están en el cielo, no se adoran imágenes sino directamente a los que están en el cielo; se pide la irradiación del agua, la droga espiritual, como pedir el sacerdote que sea bendecida la hostia, y se le da una copa de agua a la persona y se le hace una limpieza con las manos. El agua es la fuerza positiva, Dios llega o una entidad que envía Él irradia el agua, bota una droga en el agua que pueden ser polvos o ser un aceite, pero el vidente ve la droga que otra persona no ve; hay personas que vienen de espíritu puro y se arrodillan concentrados, cierran los ojos y elevan el pensamiento a Dios; entonces, se les concede la videncia, una cosa como si tuviera las vistas abiertas, y ven lo que hay en el agua o en el recinto al pie de la mesa maestra con vasos, insignias y todo eso; uno recibe una entidad de la altura, ella trae la energía y pasa por las manos, arrima uno las manos a la persona, se hace la limpieza y desaparece el daño, y hay personas que salen bien de una vez. Con el agua yo les hacía explicación: si ustedes tienen fe en Dios, van a tener la curación; pero si no hay fe no hay curación, y pídanle a Él que es quien concede la 413 María Julia Ruiz de Sáenz 126 curación; y les hacía limpieza, les pasaba las manos donde estaba el cáncer y quedaban curados. Todos los días venía la gente, pero una persona que no era de la curación de acá, a esos, los echaba donde el médico terrenal; y así esté entre todas las entidades, si era una orden del cielo que ya llegaba, que después de esa fecha, esa hora, ese punto y esa raya no puede pasar la vida de esa materia, entonces el cuerpo muere, pues eso es cosa de mi Padre celestial. Acá ha llegado gente de Bogotá, Bucaramanga, Santa Sofia, Gachantivá, Moniquirá, Arcabuco, Barbosa, Puente Nacional, Samacá, Toca, Siachoque, de todas esas regiones; pero uno se cansa y nos pusieron mucho problema las autoridades, de resto la gente muy agradecida. A mí llevaron a Bucaramanga, a San Gil, de Venezuela me han llamado, no me explico porqué la gente no cree; al menos aquí, de Villa de Leyva, la gente duda y hay sacerdotes que dudan pero hay otros que creen; acá estuvo el padre Rito, traté al padre Mora de un dolor de garganta, yo le dije: yo no curo, el que cura es Dios; y vinimos y le hice la limpieza y quedó bien y dijo: bendito sea Dios, esto son las manos de Dios”. 414 “Ahora estamos pidiéndole a Nuestro Padre celestial y a todas las divinas entidades que nos ordenaron pasar acá, que nos concedan vender y trasladarnos pero las divinas entidades no nos dejan; han llegado cantidades de clientes pero sienten un desanimo y se van”.415 Médicos “Mi padre, Miguel Ruget Castellanos, era oriundo de Chiquinquirá, era de muy buen carácter, tranquilo, muy asequible; él no estudio medicina en ninguna facultad, pero era muy estudioso. Cuando ya fue joven, empezó a trabajar con un médico de Tunja, me parece que era el doctor Vicaría, - en esa época, los médicos se educaban casi todos en Francia y él tenía su buena biblioteca en francés- el doctor Vicaría le sirvió de maestro y tutor en los aspectos médicos; mi papá se vino a Villa de Leyva porque conoció a mi madre, cuando estudiaba en Tunja, y después que se casaron se vinieron a la Villa de Leyva. Mi papá ejerció la medicina, él no era médico titulado, pero tenía mucha experiencia y leía mucho, era un autodidacta y muy inteligente. El consultorio era en la casa de La Roca, él le compró ese local del consultorio a doña Cándida Castillo, la dueña de la casa, y ahí instaló su farmacia como en los años veinte, y tenía ahí su consultorio y droguería que, además, era un tertuliadero de los viejos del pueblo. Las enfermedades desde de la época de mi padre no ha cambiado mucho, salvo en el aspecto del paludismo, pues, de aquí emigraron muchos campesinos jóvenes a trabajar en la colonización del Quindío y también por el Carare, y los que regresaban venían con el paludismo, eso era lo exótico. Mi papá los trataba con extracto de quina, una corteza 414 415 Isidro Sáenz María Julia Ruiz de Sáenz 127 que existía o creo que hay todavía en el cerro de la Villa, en un sitio que llaman la Hondura. En relación con el agua, no era una cosa como hoy porque las aguas, en esa época, no estaban tan contaminadas; Villa de Leyva tenía muchas fuentes de aguas cristalinas, nadie arrojaba basuras en las fuentes y, como no había alcantarillado, había letrinas en todos los solares y no había una contaminación del agua. El agua era de muy buena calidad, y no había sino una fuente o dos: la pila grande de la plaza y la pila chiquita al frente al convento de los dominicos, y otra pilita al frente de San Agustín; esa agua venía de La Cajita, del herrerún, era muy buena provisión de agua y magníficas, porque todos tomamos de esa agua y no nos pasó nada. En febrero de mil novecientos cincuenta y tres, vine a hacer mi rural; el puesto de salud quedaba en la plazuela de Ricaurte, donde hoy es el Instituto Industrial, era un puestico de salud con una camilla, unas tres pinzas viejas que no servían para nada, unas soluciones hidratantes, sueros y algunas drogas, pero no más; y ahí nació la idea de hacer el hospital pues llegó una mujer en trabajo de parto; y como no había sino un catre viejo de malla, sin colchón ni nada, le tendí un poco de rollos de algodón ya pasado que había y le atendí el parto de las gemelas, fue el primer parto que se atendió en el puesto de salud. La patología no ha cambiado mucho, las enfermedades eran las afecciones respiratorias, las gripas y las infecciones pulmonares, había algo de tuberculosis, había unos casos de lepra y la Secretaría de Salud le mandaba a uno la droga para los tratamientos, eso era de obligatoria denuncia: los leprosos y los tuberculosos, casi que eran los de tratamiento más o menos sostenido; y de resto, pues, todas las afecciones digestivas, diarreas, amebiasis; había piojos, pulgas, parásitos de esos que transmiten muchas enfermedades. La calidad de vida mejoró mucho gracias a la fundación de la Normal de señoritas, entonces ya empezaron a educar a la gente campesina sobre los cuidados higiénicos, la presentación personal, el aseo de las viviendas. Como el factor de educación era el mínimo, la gente no entendía el origen hídrico y de la suciedad de muchas enfermedades, pues la mayoría se pueden evitar con medicina preventiva, higiene y buena calidad de agua. En cuanto a los nombres de las enfermedades: a una lipotimia, un trastorno, eso lo llaman váguido, la úlcera gástrica o duodenal la llamaban tucutucu mal de madre, a los ataques epilépticos les decían botacoral, a la artritis rengadera o renguera, que siempre ha sido muy común con la fiebre reumática; con ese término descuajada mataron mucho chinito, y yo les digo que cuajar no tienen sino las vacas; eso es una infección intestinal que viene con diarrea y vómito, y los dejaban deshidratar y les hacían toda clase de torturas y sobijos. Oí en la tradición de las gentes antiguas, sobre una epidemia de tifo y otra de viruela, muy fuertes; tan así, que en la vereda de Monquirá había un terreno, a orillas del río Leyva, que llamaban la Vega de Los Virolientos porque la cantidad de muertos era tal, que los enterraban ahí en un potrero; eso fue mucho antes de los treinta. Yo no he sido partidario de combatir a los yerbateros porque, de todos modos, el que está inclinado por su tradición a ir a los brujos y a las cosas, sigue yendo; solo la realidad 128 de las enfermedades, y cuando no tienen éxito con sus brujos y aguas y rezos, hace que vayan donde el médico. La gente del campo todavía persiste muchísimo en eso; tal vez, por su componente indígena todavía tiende mucho al chamán, al curandero; y dizque hay un brujo famosísimo en Barbosa, otro en Saboyá, un sacerdote en Motavita…, pero ya con la llegada del hospital ha cambiado un poco. Los curanderos han existido toda la vida; en esa época decían que había gentes que eran brujas o brujos; y creo que cometieron muchas injusticias con gentes que decían que daban tierra de difuntos, eso era muy asimilable al cáncer gástrico, y como en esa época la gente no lo conocía, entonces decían: eso fue que le dieron tierra de difunto, le hicieron maleficio. La botánica se manejaba, pues muchas de las drogas que usamos hoy en día son extracto de las plantas; mi papá usaba la corteza de quina para obtener la quinina, la tintura de árnica como resolutivo, las gárgaras de dividivi para la amigdalitis, pues como eso tiene ácido tánico las va secando, las va curtiendo”.416 Dentista “Mi papá era dentista rural del departamento y llegó a Leyva, recién graduado, por ahí en los años veinte. Él venía a caballo y con una mula, donde traía un cajón con la silla de odontología, su fresa de pedal; se vino de Tunja por el camino real de Samacá, y llegó y se paró en la esquina de la plaza y duró dos horas esperando a ver si pasaba alguien, si llegaba un cristiano que le dijera si este pueblo era Villa de Leyva. Entonces, ahí sentado se puso a pensar, que si él llegaba a viejo se venía para Leyva y así lo hizo. Duró mucho tiempo como dentista de la escuela y después venía como dentista; y muchas veces, yo lo acompañaba a darle pedal a la fresa”. 417 416 417 Miguel Arturo Ruget S Germán Zubieta 129 Hospital de San Francisco418 “El origen del hospital es puramente cívico, yo fui el fundador; y como después estuve de secretario de salud del Departamento, lo doté completamente y en el gobierno del doctor Romero Hernández lo inauguramos, lo entregamos a la comunidad y lo 418 Hospital antiguo. Durante de la primera fundación de la Villa, en 1576, el Cabildo le señala al hospital dos solares “hacia la parte de abajo, pasando el arroyo que baja del Molino de Francisco Rodríguez de Morales.” En la segunda fundación de Villa de Leyva, el primer hospital llamado Hospital de Nuestra Señora de Monserrate de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, funcionó en la parte oriental de la Villa, -donde posteriormente estuvo ubicado el cementerio viejo- hacia el oriente, arriba de la actual plaza de mercado. En el documento “Tunja en 1610”, tomo IX de los Documentos Inéditos del Archivo de Indias, en Relación de Santa Maria de Leiva, se dice: “Hace comenzado a edificar un hospital, y están hechas las paredes de buen edificio; mandóle fundar el licenciado Caraza, presbítero, vecino que fue de esta villa; dióle una estancia que se vendió en mil y cientos y setenta pesos de oro de a veinte quilates, que están echados a censo, y demás de esto tiene en los diezmos de esta villa la parte que le cabe, conforme a la erección de la catedral de este reino; tiene una casa cubierta de teja y es mayordomo un vecino de esta villa. Hay un convento de frailes Agustinos, un sacerdote, dos coristas; está comenzada a edificar una hermita de Santa Bárbara dentro de la villa…” Los terrenos fueron donados por el Licenciado Oger de Zaraza con el objeto de construir “iglesia de 33 varas de largo, con altar de mampostería; sala de enfermería y aposentos; las puertas del Hospital y de la Iglesia serán de piedra y ladrillo; los muros en tapia. Zaraza da 1.200 patacones a Laitón, y proporciona herramientas, materiales y obreros; dispone, además, a favor del hospital dos estancias de ganado mayor en Vélez con 388 cabezas de ganado vacuno (que remata luego Simeón de Torres por 1.522 patacones); todo se protocoliza en el testamento otorgado (por Oger de Zaraza) en la Villa en este año de 1604. Fueron benefactores: Doña María de Mayorga, hermana de Juan de Mayorga, fundador del Convento del Ecce-Homo.” Fueron sus constructores los maestros Hernando de Laitón y de Pedro de Sosa, los mismos de la iglesia parroquial. En 1648, los religiosos de la Orden de los Hospitalarios toman posesión del hospital. Ya para el año de 1752 tiene 12 camas y es atendido por seis religiosos. En 1752, el hospital reclama una capellanía sobre la estancia en “El Arbol.” En 1829 se hace un convenio entre el párroco Domingo Antonio Riaño y el Superior Fr. José de Santos de Torres y se permuta el hospital por el Convento de San Francisco, que había sido suprimido en 1821 (El Congreso de Cúcuta de 1821, expidió la Ley de 28 de julio de 1821, dice el artículo primero: “se suprimen todos los conventos de regulares que el día de la sanción de la ley no tengan por lo menos ocho religiosos de misa, exceptuando solamente los hospitalarios.) El hospital pasa a ser cementerio y los hospitalarios se pasan a San Francisco. ” En 1837, por carencia de fondos para el manejo del hospital, el Superior de la Orden Fr. José Martínez hace entrega del mismo al párroco. Fray. Alberto Ariza afirma que: “según Memorial del Provincial Fr. Lorenzo Manuel Amaya O.H., dirigido al Congreso el 18 de marzo de 1824, ya para entonces la Comunidad no contaba entre sus Casas el Hospital de la Villa, pero siguió manteniéndolo todavía por trece años más. ” (Fuente: Fr. Alberto Ariza: La Villa de Nuestra Señora de Leiva) Las hermanas dominicas, en 1880, entran a manejar el hospital. En 1926, el padre Fr. Manés Mendieta O.P. restaura el hospital. Entre 1962 y 1965, el Dr. Miguel Arturo Ruget funda el nuevo hospital y posteriormente se instala en la nueva sede ubicada a un costado. Basilio Vicente Oviedo, escribe en 1761, en su obra Cualidades y Riquezas del Nuevo Reino: “ El convento de San Juan de Dios, a cuyo cargo está el hospital y monasterio y monjas carmelitas.” 130 oficializamos como entidad gubernamental; también fui presidente de la junta del hospital por muchos años. Lo primero que hice fue ponerme en la tarea de reunir a las señoras, porque las mujeres siempre dinamizan mucho cualquier proyecto social en los pueblos, y acogieron con mucho entusiasmo la idea de crear un hospitalito; entonces con mi señora, con Inés de Zubieta y con todas las señoras de acá, de todos los estratos, con todo el que tuviera alguna relación política con gentes influyentes, empezamos a hacer bazares y toda clase de actividades para tener auxilios para el hospitalito; constituimos una junta prohospital, la cual presidí; Roberto Borrás que ya murió, nos ayudó mucho, él era el tesorero; el doctor Enrique Zubieta fue el primer tesorero de la junta. Con los pesos que hubo, se adaptaron en el antiguo hospital de San Francisco, en la casa vieja, unas piezas para una salita de pequeña cirugía y habitaciones para enfermos; y se trasladó allá el puesto de salud mientras se hacía el hospital. El hospital empezó con ocho camas, se hizo un contrato con el maestro Acuña para no dañar el aspecto colonial de la edificación y él adaptó las piezas; era el único hospital de la provincia del Alto Ricaurte, en los otros pueblos no había nada. Cuando fui médico acá, me tocaba ir a caballo a Gachantivá, Santa Sofía, Sutamarchán, Sáchica, porque no había carretera y eran de mi jurisdicción, dependían de Villa de Leyva. Como era en la época de la belicidad política de las gentes, en Santa Sofía y Gachantivá de mayoría conservadora, había unos curitas muy influyentes y muy acusadores y me acusaban porque no iba, dizque, regularmente; y era tremendo pues tocaba ir a caballo, y los días en que había gente en esos pueblos era los domingos, el día del mercado, y yo no podía repartirme en dos para ir a esos pueblos. Mi sueldo en esa época eran seiscientos cuarenta pesos mensuales; pero vivíamos muy bien con ese sueldo, a mí me sobraba plata cuando pagaban a tiempo, porque eso duraban cuatro o seis meses sin pagar; pero en la casa del médico nunca hay hambre porque, en esa época, acostumbraban los campesinos traerle de regalo al médico una pollita, una gallinita, frutas, algo; y decían los campesinos: aquí le traje un gratis”. 419 Boticas “Mi tío, Germán Roncancio, tenía la botica donde hoy es la tienda de Vicenta, pero con este ítem: en ese tiempo se usaban las fórmulas magistrales, él hacía la fórmula y como buen farmaceuta de la época, él la realizaba; y entonces, para los efectos del mantenimiento de todos esos productos químicos y farmacéuticos, tenía un juego completísimo de frascos antiguos, azules y blancos, bellísimos, que infortunadamente, cuando murió él, en el año de 1927, su familia vendió con la botica”. 420 419 420 Miguel Arturo Ruget S. Tulio Jiménez Barriga 131 Religión Bautismo y Matrimonio “Adiós padre, adiós madre, échame la bendición, que me voy a recibir yugo, coyunda y barzón.” 421 “Yo fui nacido en 1917, en la vereda El Carmen, de Suta, donde llaman un punto La Asomada. Mi mamá se llamaba Valentina Aguasaco y existía con una tía; y la tía la recogió porque quedó huérfana pequeña y se crió, todo lo más, con la tía que era madrina de bautismo, ella existía al lado de Sutamarchán. Los familiares de mi mamá vivían en Barranco Hondo, que queda pendiente aquí a Villa de Leyva; entonces, mi mamá ya llegó a señorita, y en esas no faltan los problemas, y topó por’ay con mi papá y ella resultó enferma de yo. Me tuvo y ya estaba criándome, y ella estaba con la idea de mandarme bautizar, pero le dijeron que no me trajera a bautizar aquí porque me ponían un nombre que no convenía. El párroco era el padre Mendieta, un sacerdote muy, mucho jodido, propasado, que ponía los nombres a los niños a lo que él quisiera; entonces, mi mamá hizo caso y me llevó a Suta y me mandó bautizar: mis padrinos eran Natividad Sánchez y Secundino Vargas, de Suta, y me pusieron Marco Tulio”. 422 “En ese entonces había que llevarle al cura regalo, una vez le llevé mis chinos a un cura, un tal Pedro J Corredor, que manejaba la iglesia en Arcabuco y la de Suta. Le llevé un gallo y le dije: Padre, le traje ese pollito para que se lo coma en mi nombre, y ahí le traigo estos niños que están sin el apellido mío, entonces a ver si me hace el favor y los legitima... y recibió el pollo, llamó a la sirvienta y se lo entregó, y ahí mismo quedaron con el apellido mío…” 423 “A nosotros los leyvanos de esa época, nos bautizaba el cura Mendieta y nos ponía el nombre del santo del día y el del día que lo bautizaron; a uno lo pusieron Sinforoso José 421 Copla popular Marco Tulio Aguasaco 423 Adolfo Velásquez Rodríguez 422 132 Celestino, a mí me pusieron Cipriano. Cuando la época de la violencia, el cura Báez reunió con la policía, a más de cien campesinos cerca de la alcaldía y les dijo que tenían que jurar, con un Cristo en la mano, pasarse a las filas del partido conservador porque sino los excomulgaba”. 424 “Me llamo Teodolindo porque el cura, a todos los que eran naturales, les ponía ese nombre; habemos hartos Teodolindos en Villa de Leyva. En las religiones todas las historias son arregladas; para mí, Dios es todo lo que vemos, las plantas y la tierra, que trae otras enseñanzas y los antiguos la tenían era como nuestra Madre Tierra. Esto aquí era bien católico, tenían todavía una ley de las tradiciones antiguas, porque perseguían a los amancebados; amancebados era que se juntaban dos sin permiso, sin casarse ni nada, y ni de riesgos que fuera a haber alguno porque eso era un delito, un pecado grande. Por allá en el año treinta y cinco había un tifo sumamente bravo, un tío mío vivía así con la esposa; y como se iban a morir, llegó el padre a confesarlos y les dijo: tienen que casarse o sino no los confieso; a otros les hacían cacería y los traían amarrados, y el cura póngale juete en una pieza adentro, y así casaron a muchos indios. El cura que había era muy amigo con yo y me contaba todo eso, me mostraba en los libros: el indio y la india tal, casados en tal tiempo; eso era delicadísimo y tenían que ser los padrinos muy amigos con el padre”. 425 “Ante tiempo, no podía vivir un par de novios y tener hijos sin casarse, 426eso era maluco y juete les echaban los curas; también, cuando había una pareja y que hubiera habido niños, el cura no les ponía ni José ni Juan ni nada, decía: ¿cómo vas a poner el niño?, Josecito... ¡qué Josecito, ponelo Alpargate Viejo!, ¿cómo se llama ese chino? Ambrosio, respondían, ¡qué Ambrosio, Camino Real!; un padre Buitrago, no se me olvida a mí jamás: ¿Y a la niña? ¡Regla, ponela Regla!; y ojalá que uno dijera algo pa’ él mandarle su juetazo”. 427 “Según la historia de mis padres, los curas cuando casaban ponían una cadena sobre el hombro de la novia, el novio, la madrina y el padrino; y si la cadena se le caía a la novia o al novio, decían que se iba a morir primero; eso era una historia muy sagrada pero les tocó a los curas quitar eso porque se cometía un delito y un pesar, bien para el novio o para la novia. Mi papá decía que a una difunta Presencia, tía de mi mamá, le pasó ese caso; fue casada en la iglesia catedral de Villa de Leyva, a ella se le escurrió 424 425 Luis Madero Teodolindo Espitia 426 La iglesia ejerció un fuerte control sobre la familia utilizando el modelo de la Sagrada Familia; se atacó el concubinato como “desquiciamiento de la sociedad doméstica” y “verdadera peste,”quienes vivían en concubinato eran marginados de la sociedad y convertidos en parias sociales, los hijos “ilegítimos” eran “hijos del mal.” Las mujeres, particularmente las liberales, fueron vistas como infernales: “la peste más infernal que tiene hoy la sociedad y la Iglesia misma son las mujeres liberales; en efecto, la ceguedad, torpeza y capricho que las dominan son tan malas (sic) y de tan funestas consecuencias.” (El Revisor Católico, Tunja, año V, Nº 19, junio de 1895) 427 Andrés Cortes C. 133 la cadena fuertemente y fue verdad que ella murió primero; por eso, mi padre decía que era una sagrada historia que no fallaba”.428 “Hoy en día la Villa, la tierra, se está desvaneciendo por las personas que están encargadas a no tener juicio con lo que se hizo antes para dejarle el pan a un hijo; en ese tiempo habían herencias y las mismas herencias eran los matrimonios: se hacía el arreglo entre los dos contratantes, no los novios sino los dos dueños de cada aporte, el hombre hijo tenía que hablarlo con el padre de la hija; y si le gustó al viejo, los dejaba casar. Nadie se casaba antes de los veinticinco años, se hacía el negocio entre los dos padres de familia y los dejaban vivir tres meses queriéndose, pero nada de llevarlo a la casa del uno ni el otro; en después, ya venía el concreto del matrimonio y el papá llevaba a su hijo ante el padre, para que hiciera las informaciones de los quince días, y el otro llevaba la hija, ahí se formaba el matrimonio entre los dos viejos y los dos mozos. Los vestidos de esa gente no eran vestidos reales como hoy en el orgullo, eso eran vestidos prestados o como uno quisiera; pero, el matrimonio tenía la consagración de que esa gente vivía bajo el domino de la ley de no de separarse, esa gente le temía mucho a la religión, no salirse al evangelismo como lo hay hoy en día; y si no les convino, no había la separación del mundo del matrimonio, era a vivir tiesamente así sufriera el hombre las cualidades de la mujer y sufriera la mujer las cualidades del marido. La mujer era fiel y no fue persona esclava sino persona humilde al hombre, porque era a lo que el hombre supusiera pa’ hacerse grande con lo que trabajaba, la mujer no tenía mando a vender nada de ella y el hombre decidía las ventas de los artículos en caso de necesidad; en ese tiempo existía la nobleza, la mujer tenía joiste429 y trabajaba duramente para poder tener algo; pero hoy ya la persona es ¡vénganos en tu reino, yo no tengo porqué fregarme! y se ha venido una ingratitud al hombre, que hoy está mano abajo por la educación de la mujer; entonces, perdimos esa humillación a nosotros mismos y ya hoy no hay juicio para vivir”. 430 Órdenes religiosas “Los capellanes de las monjas carmelitas, desde la fundación, eran sacerdotes del clero diocesano; pero, los dominicos empezaron a venir aquí como capellanes un poco antes de 1930. Ellos vivieron en el Santo Ecce Homo, los dominicos no tienen historia en Villa de Leyva propiamente; su historia es muy reciente, no es de la colonia.431 Al padre 428 Marcolino Munevar Peña Aguante. 430 Félix Torres 429 431 Los dominicos fueron los primeros evangelizadores en el Valle de Saquencipá desde la fundación del Convento de Santo Domingo de Tunja en 1551; pero, ya fray Domingo de las Casas había entrado a la región con Gonzalo Jiménez de Quesada en 1537. Los mercedarios trataron de establecerse en la Villa en 1575, pero no fueron autorizados; de igual manera, las concepcionistas en el año de 1640, por solicitud de doña Luisa de la Torre, esposa de Gaspar Ramírez de Figueredo, madre de los curas Sancho y Melchor Ramírez de Figueredo. En 1811, fray Manuel León O.P. representa a la Villa en la Asamblea Constituyente de Tunja. 134 Páez lo reemplazó el padre Gutiérrez, el fundador de las dominicas terciarias en San Agustín, vivió treinta y pico de años como capellán de las monjas y era al mismo tiempo párroco de la población, pero vivía y atendía en una casa que había donde hoy está el convento del Carmelo; y únicamente iba los domingos a celebrar misa a la parroquia, que tenía muy poco movimiento porque la población ya estaba muy diezmada, Villa de Leyva tendría, en ese entonces, unos mil ochocientos habitantes”.432 “Los dominicos y los carmelitas no se iban bien, a los dominicos como que les gustaba molestar a la gente; en cambio, a los carmelitas no. Los leyvanos íbamos a la misa del Carmen y los dominicos decían en los sermones que había que ir era a la parroquia; era la rivalidad por lo de la Virgen porque todo mundo llegaba al Carmen”. 433 Carmelitas “Yo soy conocedor del convento y de todo lo que ha pasado, desde cuando vinieron los padres el 5 de julio de1911,434estaban recién llegados precisamente de la madre España, la que lleva el clero a todo el mundo entero. Los padres carmelitos están después que murió el padre fray Saturnino Gutiérrez, el capellán del monasterio de las monjitas que era también párroco de la catedral; y a lo que él murió, el señor obispo Maldonado, de Tunja, vio la historia y dijo: aquí corresponde al clero carmelitano por la festividad de la Virgen del Carmen Santísima. A mí me tocó verlos llegar, ese día me mandó mi mamá a vender unas guayabas y a traer alguna cosa, me puse una ruana grande y me fui para la Villa de Leyva; estaba con otros chivatos centranos y ya me venía yo, a las tres de la tarde, cuando llegaron los padres. Llegaron por el camino de Tunja montados en caballitos, con macheticos a la cintura, venían todos embarrados, se quitaron el sombrero y dijeron: buenas tardes, ¿dónde es el Carmen?, y salió un don Domingo Rojas y dijo: llegaron, llegaron los padres; y, como en media hora, la plaza se colmó de gente a recibirlos y, después, se fueron a saludar a las monjitas. Para la Villa de Leyva la llegada de ellos ha sido una buena cosa, ha sido la venida de Dios, porque de ahí ha venido el aumento de la festividad de Nuestra Señora y el honor a la ciudad”. 435 “Recién pasada la persecución de Mosquera, las monjitas se preocuparon por traer los curitas y los mandaron pedir a España; entonces, el general Pedro Martín Páez, mi 432 433 Padre Rafael Eugenio Mejía Benedicto González 434 “…a principios del año 1911 falleció el Padre dominicano que durante treinta y cuatro años había sido Capellán de la Comunidad. Ellas vieron llegado el momento oportuno para intentar de nuevo la traída de sus Hermanos (…) llegaron a Barranquilla el 13 de junio de 1911(…) llegaron a Leiva el 5 de julio de 1911 (…) El convento de Leiva fue por algún tiempo Colegio de Teología(…) hoy es noviciado para todas las vocaciones” P. Bernardo Restrepo G, Compendio Historial de la Orden del Carmen”, Cali, 1956. 435 Maximino Alfonso Bautista q.e.p.d. 135 suegro, fue a Buenaventura a traerlos y los trajo, desde Bogotá, disfrazados en comitiva de artistas, de toreros, y entre ellos había un lego que era ventrílocuo. Cuando llegaron a Tunja, se les acabó el pasto y el heno para los caballos y salieron a ver adónde conseguían; al rato, pasaba una indiecita con una carga de avena a las costillas y el ventrílocuo proyectó su voz y comenzó a llorar un niño en la carga, la indiecita volteaba a mirar y oía el niñito berreando; entonces, la tiró y salió corriendo y ellos la aprovecharon para los caballos”.436 “Las carmelitas le encargaron a la monja Elvira, que era hermana del general Páez, que hiciera las diligencias de entrada de los padres carmelitas al país; y, a él, le enviaron los superiores un telegrama de España avisándole de la llegada; él viajó hasta Honda a esperarlos, los trajo a Bogotá y los acompañó hasta la estación del tren; y a caballo llegaron aquí y se hizo gran fiesta cuando entraron a Villa de Leyva. La época más floreciente de la comunidad fue cuando la república española, que vino un grupo muy numeroso de estudiantes a terminar la carrera en Villa de Leyva por las dificultades que encontraban en España, la quema de iglesias y conventos; entonces vinieron varios, llegaron a ser como unos dieciocho o veinte; en el año treinta y dos, cuando se fundó el noviciado los colombianos empezaron a entrar aquí, porque antes la comunidad era toda española, y tuvieron que ir a hacer los estudios a España, a mí me tocó ir allá. La razón para establecer el convento, fue porque varias comunidades religiosas de Carmelitas Descalzas de los monasterios que hay en Colombia, como fueron Medellín, El Poblado y Villa de Leyva, reclamaban la presencia de los padres carmelitas como sus directores espirituales. Pero, desde el siglo XIX, las únicas que lo lograron fueron las carmelitas de Villa de Leyva; en esa época, ellas estaban muy bien económicamente por la cuestión de que habían entrado hijas de familias muy ricas, con sus herencias y las ayudas familiares, etc., y ellas se comprometieron a pagar los viajes de los primeros cuatro que vinieron y a sostenerlos, mientras ellos podían por su cuenta conseguir medios de vida. Las carmelitas les ofrecieron esta casa437 que era la capellanía del monasterio, aquí vivía un sacerdote que hacía de capellán del Carmen. La casa era más pequeña y se fue agrandando con el tiempo, los padres le añadieron desde la mitad del corredor hasta el patio y, en 1948, me tocó estrenar la mayor parte del ala del segundo piso. Las habitaciones son amplias y cada una tiene su ventana y su puerta primitiva, tenemos que tener habitaciones independientes, no tenemos salones comunes ni aun para los novicios, eso es parte del reglamento de la orden”. 438 436 437 438 Aura María Borrás de Páez El actual convento de los carmelitas. Padre Rafael Eugenio Mejía 136 “Conocí a un padre Pacífico,439 era muy estudiado como agrónomo y compró lo que se llama San Marcos o La Palma, de la carretera para arriba por el camino viejo que había, y sembró una cantidad de eucaliptos, todavía hay matas de esas, y después construyeron la carretera. El convento de los padres carmelitos era de un solo piso y después lo reconstruyeron de dos pisos, me parece que fue antes del año veinte; y al venir esa reconstrucción, vinieron a tener mando los padres dominicanos en la catedral de arriba, y ya quitaron de ahí esos servicios440 ”. 441 Devociones Mama Linda Renovada y la Virgen de Chiquinquirá “Nuestra Señora del Rosario que es la patrona, Ella, vivía primero aquí en la Villa de Leyva y nació en el cerro más alto, Iguaque, donde están las columnas que soportan el mundo; y dicen que, después, en una sábana se presentó el rostro de una niña que miraba al cielo, se sonreía y bendecía el cielo, y ahí fue que la trajeron las monjitas. Ahora vino el Sumo Pontífice a ver la Virgen,442pues Dios quiso que este fuera su paraje; Ella es la institución del mandato para la venida del Señor y tiene que presentarse porque lo que es espíritu de Dios no tiene vuelta, se cumple. La Virgen es una sola, pero al principio eran tres hermanas; nuestra Mama Linda, la de Chiquinquirá y la de Monguí; allá discutieron un poquito las tres hermanitas: ¿y para dónde se va usted?, yo me voy pa’ aquel pantano que hay allá, en la laguna de Fúquene; la otra dijo que se venía pa’ el pie del cerro de Iguaque; y la otra que se iba al barranco, porque Monguí es entre una barranquera. Entonces, cuando las monjitas se vinieron aquí, Ella se les presento ahí en el convento y es el ampara rayos del mundo entero; hace tiempos que hubo un sacudón, ellas creían que el coro se derrumbaba abajo, pero no pasó nada porque la Virgen las salvó. Nuestra Señora se fue de Leyva porque Dios lo quiso así, Ella ya estaba instalada en el mundo cuando posó en Aposentos y la gente decía que ese era el momento de dejarse ver; y una india se asomó por la hendija de la puerta y notó que la Santa Madre de Dios estaba postrada de rostro en el piso y manaba el resplandor en la iglesia. Ella se fue de aquí presentándose en Aposentos, vecindario de Sutamarchán; y cuando pasó una cosita en Chiquinquirá,443 les advirtió que sí seguían así se venía para su tierra porque en mi tierra no se ve esto, porque la Virgen es del cielo y de la tierra; pero, aquí fue donde el 439 Ver referencia del padre Pacífico en las excavaciones en Saquencipá, en patrimonio indígena y arqueología: El Infiernito. “Se destacan el papel jugado por el padre Elías, viejo político español, y el padre Pacífico, propulsor del desarrollo agropecuario de la región y de una campaña de reforestación; la mayor parte de la arborización existente en Leyva se debe a él.” N. I. Sáenz, obra citada 440 En el convento funcionó temporalmente el despacho parroquial. Ver La Villa siglo XX: Casa Cural. 441 Gabino Casallas En la época de la entrevista vino el Papa a Chiquinquirá. 443 Se refiere al problema del “entredicho;” ver nota 453. 442 137 Señor quiso que se dejara ver en manos del padre Murcia, 444dominico. Ella, a lo que estuvo organizada y a bien en Chiquinquirá, hizo el segundo viaje a Tunja, adonde llaman la Picota, esa roca no la podían derribar y allá eso alumbraba; y cuando se vino de regreso, encima del Alto de Las Cruces, arriba de la Piedra de Los Compadres, se desmontó de la burrita a descansar y puso sus piecitos sobre la tierra y bendijo este Alto de Sopotá.Ya entonces, a lo que se declaró eso, por aquí cruzaba toitica la gente de todas partes, de Ráquira, de Suta, de Venezuela, pa’ la promesa; y todo mundo que cruzaba, dejaba una piedra con una cruz, pero hoy ya nadie hace eso porque los caminos se acabaron. La señora que se reveló fue Nuestra Señora Renovada, Ella se dejó ver del padre en un olivo que había en un ranchito por San Agustín; al padre Murcia le dio por salir antes de las cinco la mañana y lo fue acompañando un reflejo; aparecía el reflejo y él se limpiaba sus ojitos, y miraba y miraba y seguía más adelante y otra vez el reflejo lo acompañaba, hasta que topó con un lienzo sucio y lo recogió. Lo tuvo varios años y, a los dos, se dio cuenta qué era, Dios le dio su misterio y en el lienzo estaba la figura; luego, llamó a las monjitas y dijo: hijitas mías, ved este lienzo que es de la Madre de Cristo, pedidle con todo corazón que se deje ver lo más posible, más que nos cueste mucho sacrificio… hijitas mías, mirad, tomad este liencito, que les acompañe su riqueza…es la Virgen, ponedla por con curiosidad y adoradle siempre. Las monjitas lo recibieron, y el padre Murcia les volvió a preguntar y les dijo: hijitas mías, no habéis tenido cuidado, Ella no se está dejando ver de ustedes; y a lo que tuvieron cuidado, vieron que se formaba una llama en el lienzo y, de rato en rato, la luz en el lienzo resplandecía; entonces, ya lo curiosearon hasta que ya se dejó ver, pero eso fue como después de veinticinco o treinta años de que el padre Murcia le topó. Luego, Nuestra Señora salió de aquí después de un dieciséis de julio, porque Ella tenía que estar aquí; salió por el cerro, llegó a Tunja y se fue para la iglesia catedral, y como allá estaba el Cristo grandote, le dijo: hijo, camine, vamos a hacer una correría a ver qué hay que hacerle a Tunja; y acercándose las cuatro de la mañana ya dentraron y, ¡cómo es el misterio de Dios!, lo puso donde estaba y Ella amaneció en la Villa de Leyva; y de ahí pa’cá vino el empuje de Tunja, pero cuando uno cuenta estas cosas las gentes no creen que sea la realidad, porque ahora viven inmersos en la fantasía. Después, hará unos treinta años, tal vez más, hubo una visión aquí en la iglesia de Ella; cruzaban unas gentes y se sorprendieron al ver una luz que salía por la ventana de la iglesia y se trasladaba iluminando toda la plazuelita del Carmen; le preguntaron a las monjitas y dijo una monja viejita, llamada Salustiana, a las hermanas: no se les haga raro hijas, hay que poner cuidado y rezar porque la Virgen está probando el misterio a ver si la adoran en la hora de su llegada, porque Ella va a Chiquinquirá y se vuelve a su templo aquí en la Villa de Leyva. La Virgen Santísima anda en el mundo por tierra, Ella habla con nosotros; hace unos días vino una Señora, volvió porque ya había venido de antes, yo estaba frente al arbolito en mis oraciones cuando, de pronto, sentí una cosa bien rara en mi cuerpo, en 444 Se refiere a fray Joaquín Páez Murcia 138 mi cabeza, y voltié y vi como una sombra que me habló: usted se va a curar de las piernas, va a venir una persona, él lo va a curar, ¡póngale mucha atención, hay que creer! y ahí me hablaba y me hablaba, y yo quietecito escuchándola, era una voz suave, así como cuando viene un vientecito y lo envuelve a uno, así me hablaba”.445 Virgen Renovada: Mama Linda446 “Toda la semana voy a la divina misa mayor de las ocho y pido a mi Mamita Linda que me socorra y ayude a los que me ayuden, que eso es lo más. Mama Linda nació en una casa aquí, todos la saludábamos pero Ella no decía nada jamás... ya estaba grandecita cuando se la llevó el padre pa’l Carmen y allá se quedó viviendo”. 447 “Pasando la casa llamada de Ventanas de Hierro, que en ese entonces era un potrero, existía una casa en la esquina con unas ventanas de hierro y dicen que de ahí se llevaron el lienzo de la Virgen Renovada para el convento de las monjas; ellas juran que ese lienzo está renovado y lo veneran en una forma tal, que no existía la iglesia grande sino la capillita pequeña; entonces viene un dominico, el padre Baez, y dice que es Mama Linda Renovada y le hace la iglesia”. 448 “El lienzo, un trapito, lo habían encontrado y lo trajeron y lo guardaron las monjitas del Carmen, ya había pasado lo de Chiquinquirá; las monjitas lo veneraban pero no se veía nada de imagen ni nada y vieron que poco a poco se fue renovando, renovando; cuando eso, ahí estaba el sacerdote fray Joaquín Páez Murcia”. 449 “El padre Alfredo del Sagrado Corazón estuvo promoviendo e intensificando la devoción a la Virgen Renovada, pero siempre hemos pensado que no debemos promoverla mucho por ser la misma devoción que la de Chiquinquirá, como para no 445 Alfonso Maximino Bautista. q.e.p.d 446 Sobre la renovación del cuadro de la Virgen se ha realizado una completa investigación y se conservan en documentos auténticos numerosos testimonios. Existe un estudio de Luis Martínez Delgado en la Revista de Historia de 1950. “La imagen de Mamá Linda…es un cuadro que tiene su parecido con el de la Virgen de Chiquinquirá…”refiérese que el día 12 de marzo de 1810 el señor don José Benedicto de la Borda, Capellán ejemplarísimo del Monasterio, halló en una casa arruinada de la Villa, en compañía de dos sobrinos suyos, un bastidor con un lienzo casi podrido y roto, donde no se percibía pintura alguna, sin duda por la acción del sol y del agua que en tiempo de lluvia le caía en abundancia. A pesar de notarlo tan desfigurado y sucio, el buen sacerdote ordenó a los sobrinos Marcos María y Juan Borda, que lo llevasen a la casa por creer que hubiese sido alguna imagen de la Santísima Virgen. Colocado en un lugar preferente de la casa, no hubo un día en que no se rezase por todos sus moradores larga y fervorosamente, cosa que se prolongó por espacio de unos tres años. Poco después se verificó la restauración milagrosa. La renovación tuvo lugar entre el 27 de diciembre de 1836 y el 5 de enero de 1837.” (Luis Martínez Delgado: La ExVilla de Leiva. En: Repertorio Boyacense, vol. 38 nº. 150-160) 447 Trinidad Roldán Siatama q.e.p.d Tulio Jiménez Barriga 449 Aura María Borrás de Páez 448 139 andar con una competencia; pero, existen los documentos sobre la renovación y, cuando yo estuve aquí en los primeros años, había una devoción concreta y la procesión a Mama Linda era como el veintiocho de diciembre, día de la renovación; pero se trasladó al primero de enero con los cambios de liturgia del Concilio Vaticano II, en que el Papa declaró que se celebrara ese día a María Madre de Dios para no tener con la navidad dos fiestas de la Virgen tan seguidas. Luego, ya la devoción a la Virgen había disminuido mucho; en 1969, vino el padre Gabriel y se propuso promover esa devoción con la misa de los martes, a las seis de la tarde, y viene mucha gente; las monjas son las que han sostenido esa devoción y nos piden que hagamos esto o aquello; pero la devoción aquí es la Virgen del Carmen que, también, absorbió a la de Mama Linda”450 “La fiesta de Mama Linda Renovada era muy pomposa, muy bella, la gente concurría mucho a esa festividad que trasladaron para el primero de enero; y cuando le robaron la corona, el padre que había de capellán la sacó a los pueblos, como Gachantivá, Santa Sofía, Sutamarchán, Tinjacá, Ráquira y Samacá”. 451 La Virgen de Chiquinquirá 452 “La Virgen del Rosario de Chiquinquirá fue renovada en Aposentos, en lo de los abuelos de Manuel Borrás; ahí tenían una sirvienta llamada María Ramos, estaba barriendo y resultó un pedazo de lienzo, y ella ¡échelo al chiquero! y ese lienzo volvía; a la segunda, a la tercera, a la cuarta vez lo alzó y lo echó al seno, ahí se renovó el lienzo de la Virgen”.453 450 451 Padre Rafael Eugenio Mejía Ananías Cárdenas 452 “De los primeros Conquistadores del Nuevo Reino, el que especialmente se mostró devoto de la Madre de Dios del Rosario, fue Antonio de Santa Ana vecino de la ciudad de Tunja, y por sus servicios Encomendero de los pueblos de Suta (que al presente se llama de Merchán) y de Chiquinquirá. Fabricó Antonio de Santa Ana en el pueblo de Suta sus aposentos y en frente de ellos una Capilla pequeña de vara en tierra, y paja, y con deseo de poner en ella una imagen de la Madre de Dios del Rosario, se fue a la ciudad de Tunja y mandó a Alonso de Narváez, que era el pintor, que había en dicha ciudad, que le pintara una Imagen de Nuestra Señora del Rosario, en una Manta de Algodón (que era el lienzo que había en aquel tiempo) (…) mandó a pintar a un lado a San Andrés Apóstol, y al otro San Antonio de Padua (…) Recibió la Imagen Antonio de Santa Ana, pintada en la manta de algodón, con los colores al temple, y por su trabajo dio al pintor veinte pesos de oro (…) habiendo acomodado el lienzo en un bastidor de madera, lo colocó en el Altar de la Capilla, donde quedó adorada y reverenciada, no sólo de los Españoles, sino también de los indios recién convertidos. Pasaron algunos años, y por el 1565, se reconoció, que la imagen de Nuestra Señora del Rosario estaba desfigurada, borrada, y perdidos los colores, de manera, que parecía muy antigua; porque el lienzo, en que estaba pintada, estaba ya muy maltratado, y con seis ruturas (…) Fuente: Pedro Tobar y Buendía: La virgen de Chiquinquirá. Siglo XVII. Biblioteca de la Academia Boyacense de Historia. Tunja, 1986. 453 Luis Felipe Núñez 140 “Se le reveló, sino que a Ella se la llevaron de allá del vecindario de Suta; una que era española, la puso en unas cañitas y le pedía todos los días que por favor se renovara; y un buen día, prendió candela el cuadro y la Virgen le habló”. 454 “Dicen que en unas ventanas de hierro encontraron una estampa, la miraban y, día a día, se iba revelando hasta que quedó revelada; en esa época, había un viejito incrédulo llamado Anastasio Prieto que decía, que un español había venido y la había dibujado en un lienzo; luego, la sirvienta llamada María Ramos le comunicó al dueño de la finca, un señor Antonino Borrás, la cosa y día a día se fue revelando la cosa”. 455 “Yo tenía tal vez como diez años, era pastorero de cuarenta ovejas que tenían mis papaes, y oía que en un punto llamado Aposentos, en la vecindad de Sutamarchán, en una hacienda de los Borrás pero de los antiguos, antiguos, ahí tenían una sirvienta que se llamaba María Ramos; y ella un día se madrugó a levantar a barrer en ese caserón de ricos y se presentó un pedacito de lienzo y ella cogía y lo botaba y el pedacito de lienzo volvía a lo limpio, a la cuarta vez ya dijo: este pedazo de lienzo que lo boto y vuelve otra vez... y lo alzó y lo echó al seno y en el seno de María Ramos se reveló la Virgen. Luego sacaron afotos y la pasiaron por Tunja, por Samacá, Cucaita, Sora, pero la Virgen no se amañó, no le gustó; entonces la llevaron a la casa, en esa época los cerros eran llenos de penco, dividivi, choco, moro, cucharo… y venían centenares de gentes, pero centenares, a mirar a donde se había presentado pero la Virgen tampoco se amañó; luego vinieron los curas y buscaron al finado Manuel Borrás, para que les vendiera un pedazo para hacer una capilla para cantar misa; pero, el difunto Manuel no lo permitió porque dizque la tierra se volvía mostrenca; y en vista de que no la vendían, venían a mirar centenares de curas de hábito negro, hábito blanco, hábito carmelito, y el último contingente de sacerdotes que llegaron fueron de alto rango; y si la Virgen se hubiera amañado, ahí hubiera sido Chiquinquirá”. 456 Venida de la Virgen de Chiquinquirá a Villa de Leyva457 454 Micaelina Rodel Noe Levi Cortés C 456 Adolfo Velásquez Rodríguez. 455 457 La Virgen de Chiquinquirá vino a la Villa el 16 de agosto de 1633; en septiembre de 1841, de regreso de Tunja; y el 13 de agosto de 1919, de regreso de Bogotá hacia Chiquinquirá. En 1633, debido a la peste que azota a Tunja, se toma la determinación de “traer la imagen de la Virgen de Chiquinquirá para que cure a los apestados tunjanos, el cabido debate si se debe pasar por la Villa y, “botado sobre ello ocho capitulares quatro [votaron] que pasase por la villa y quatro que biniese bia rrecta a Tunja”; se presentaba la oportunidad para mostrar las prerrogativas tunjanas sobre la imagen, así que “su mrd. del dho Theniente dijo que se comete a los diputados que ban por la dha sta. ymagen para que pidiendoles la villa de nra sra. de leiva que entre en ella biniendo a pedirlo con la desencia devida se haga noche con la dha Sta. ymagen en la dha villa [...]”457El asunto quedó en “que a la vuelta pase por la villa la ymagen. La venida sea en tres jornadas: la primera a la capilla de Diego Guebara [...] la segunda al pueblo de ququeita y la tercera a esta ciudad [de Tunja]”. C.1633, 9 de Agosto, 131 v. En: Ernesto Porras C. : “La difícil relación entre Villa de Leyva y Tunja durante la colonia.” Es importante anotar que en ese momento existía una fuerte rivalidad entre Villa de Leyva y Tunja. Ver también Anexo: Fray Bernardino de Almanza 141 “La Virgen de Chiquinquirá se supo que la llevaron para coronarla a Bogotá, dicen que estuvo muy hermosa, y la trajeron por Samacá en hombros y esa sí la conocí; y hubo un bonche en Chiquinquirá, eso estuvo feo, hubo piedra, hubo hachazos y cerraron la iglesia; y en ese tiempo que no había misa se decía: está cerrado el entredicho.458 En el año diecinueve la vimos aquí en la parroquia, la trajeron y con la guardia de la artillería al pie del altar respaldando el cuadro; todo el mundo corría ahí a poner el hombro, eso fue como visita de promesero, de un día para otro, y la llevaron a Aposentos; allá hubo misa campal y predicó el párroco: que esa imagen se había revelado ahí, pero como no la curiosiaron, Ella se fue para Chiquinquirá y allá la encontró una señora María de Ramos, y allá quedó la imagen porque allá sí la curiosaron. La Virgen se fue por el camino de herradura que pasaba por la Piedra de Los Compadres, ahí en el Alto de Las Cruces tenían un punto de ceremonia, eran seis días de pasada: tres días pa’ Chiquinquirá y tres días de allá para acá y llegaban ¡quién sabe desde dónde caminando!; y los que vinieron, aquí compraban una vela de sebo de dos centavos, ¡entón qué esperma!, la fábrica era allá en La Roca, y el posadero de los promeseros era un punto llamado El Muelle,459donde Simón Solórzano y Margarita Usáchegui”. 460 “Contaban los abuelos que ellos escucharon en palabra, que decían que la Virgen de Chiquinquirá era de aquí abajo, de Aposentos; y que la paseaban por todos estos lados y toda la gente salía a saludarla y pedirle la salud461 ”. 462 458 El llamado “entredicho” se presentó en 1918. El obispo de Tunja, E. Maldonado Calvo, decretó el traslado de la imagen de Chiquinquirá a Bogotá para su coronación como patrona de Colombia y circuló, entre la población, el rumor de que los dominicos la habían vendido y que no regresaría. La decisión de Maldonado alborotó al pueblo, especialmente, a los artesanos que vivían de las romerías y se veían afectados en sus intereses; estos atacaron la iglesia y el convento el 21 de junio. La imagen fue trasladada a otro templo, se cerró la Iglesia y se “puso en entredicho al templo;” los dirigentes de la protesta, incluido el alcalde, fueron excomulgados; el problema finalizó en octubre. (Fuente: José David Cortés: Curas y Políticos. Mincultura, Bogotá, 1998) 459 460 Ver: Veredas y Haciendas Argemiro Torres 461 La imagen de la Virgen de Chiquinquirá fue utilizada para “limpiar los aires de las pestes,”salió la primera vez para “exterminar” la peste de viruela, el 3 de diciembre de 1587, pasó por Tinjacá, Suta y Sáchica a Tunja, de donde regresó el 20 de enero de 1588. La segunda vez, fue contra la Peste Grande: salió el 18 de agosto de 1633 por Tinjacá, Suta, Monquirá, Villa de Leyva, Sáchica, Cucaita y Sora y llegó el 21 a Tunja, donde estuvo hasta el 12 de septiembre; prosiguió por Turmequé, Chocontá, Sesquilé, Gachancipá, Tocancipá, Sopo, Usaquén; el 16 llegó a San Diego, el 17 a Las Nieves…el 26 a la Catedral donde estuvo hasta noviembre de 1635. Los santafereños quisieron retenerla, pero los tunjanos se opusieron y forzaron su regreso a Chiquinquirá, como se hizo por los pueblos de Chía, Cajicá, Zipaquirá, Cogua, Tausavita, Sutatausa, Ubaté, Fúquene, Susa y Simijacá (…) contra la epidemia de viruela fue llevada a Bogotá en 1841…por la misma causa salió, salió el 4 de septiembre del mismo año de 1841 por Ráquira, La Candelaria; regresó de Tunja por Motavita y Villa de Leyva. La tercera vez que salió de Chiquinquirá fue por “el general Manuel de Serviez, comandante de las fuerzas patrióticas, ante la tremenda expectativa de la reconquista, y en la esperanza de que los pueblos engrosaran las fuerzas de la libertad, el 21 de abril de 1816 tomó la Sagrada Imagen y la llevó a Cáqueza, donde fue rescata 142 Romerías 463 “Cuando la gente de las romerías iba a Chiquinquirá, mi diversión era pararme en la barda al frente de la casa paterna, a ver pasar los promeseros y los carros que atravesaban por la calle Caliente y contar los promeseros que subían por el Cerro de Las Cruces, que los distinguía por el tierrero que levantaban; habían los que iban en bus, era la gente como pudiente; los que iban en camiones; y los que iban a caballo o a pie, que era la mayoría; todos llevaban ollas, canastos, gallinas… y siempre pasaban diez grupos a pie, cada grupo como de veinte personas”. 464 por las Fuerzas Reales; después de solemnes homenajes, salió de Santafé, custodiada por el Ejército Real.” Fr. Alberto Ariza: Los Dominicos en Colombia. 462 Andrés Sierra Para mayor información ver : Fiesta del Carmen 464 Jaime Castellanos 463 143 La Violencia “En Leyva comenzó en el año cuarenta y seis, pero esa violencia se atribuye a aquella división de los partidos;¡cuántos huérfanos de lo horrible que pudo haberle sucedido a un pueblo, el acabóse de la buena esperanza y el devenir que tiene Colombia! Fue terrible. El general Próspero Pinzón, del norte de Boyacá, del Cocuy, dejó adiestrada a su gente y al llegar la violencia, esa gente adiestrada que eran los chulavitas, formó la policía; la suerte la experimentaron en Leyva y las familias se fueron totales, la mayoría se estableció en Bogotá: Sánchez, Quintero, Rodríguez, Neira… en el campo quedó muy poca gente y era muy pavoroso, no se podía salir ni leer periódico; duró del cuarenta y seis hasta el cincuenta y dos, hubo gente que se perdió y encontraban los cuerpos sin cabeza; no se podía salir a trabajar y, en los planteles de educación, las niñas no podían llevar ni un pañuelito rojo. Los comisarios eran el alcalde, el alcalde era el juez, el juez los comisarios; eso era un tejemaneje tergiversando las cosas con Lorenzo, Pacho, Emilio y Gabriel, los comisarios, que desde la guerra de los Mil Días venían sembrando el terror y lo renovaron en el cuarenta y seis; otros también hicieron barbaridades, un alcalde y los policías cogieron una maestra e hicieron de las suyas con ella…sufrimos mucho, el coronel que mandaba eso era Isidro Castro; era el primer jefe, ¡todos eran jefes!”. 465 “Yo me vine a vivir aquí de Tunja, en el cuarenta y ocho; entonces, principió la violencia política y era tan fuerte que uno no podía salir; en una ocasión, iba yo a Tunja y el señor alcalde ordenó que nos requisaran, yo tenía una peinilla negra recuerdo mucho, y el policía dijo peinilla y el alcalde dijo: a la cárcel, y yo solo alcancé a decir pe y me tocó a la cárcel; alguien dijo que yo estaba preso en Arcabuco y me soltaron, pero después ya se hizo imposible vivir aquí y resolví pensar con los pies y viajar a Bogotá. Mi padre, desde que empezó a llegar el periódico por carretera, era el agente de El Tiempo y, en una ocasión, unos señores policías pidieron el periódico a la agencia y lo quemaron y me gritaban esa palabra que rima con fruta; y como mi madre estaba viva, la llevamos con un hermano a Bogotá y permanecimos unos cinco años; volvíamos de noche al pueblo y no podíamos asomarnos ni a la ventana; luego, cuando regresé, puse la tienda y reabrí la agencia porque empezó a llegar de nuevo el periódico”. 466 “Cuando la violencia teníamos tienda, venía gente de fuera, y esto echó a ponerse tan feo, que no podía uno salir a la calle por ahí a noveleriar”. 467 “Cuando el mandato de Laureano Gómez, por lo menos en Leyva, fue la corrupción más grande que yo he conocido, el gobernador era José María Villareal; este era un 465 José Heliodoro Cortés C Florentino Sánchez q.e.p.d. 467 Teresa Buitrago q.e.p.d. 466 144 pueblo muy pasivo y toda esa tropa que venía de policía, porque era una confrontación muy tremenda, agarraba y abusaba de toda esa cantidad de señoras, ahí no se quedaba nadie: el caso de la señorita Amalia, la señorita Florinda… y en alguna época, cuando iba la tropa pa’l Carmen, dizque les salió el difunto Tulio Jiménez y les dijo: si van para allá pues toca matarnos o alguna otra cosa. En el campo a uno le tocaba, cuando veía venir una volqueta o un carro, echar pa’l monte porque alguno decía: ¡aquél puede ser liberal, cójalo!; aquí no los mataban, pero si los cogían y los arrastraban y les daban juete, los alcanzaban a llevar hasta el lado de Arcabuco y los devolvían …¡había tanto trigo, tanto trigo! y allá en esos montones de trigo iba o mandaban la tal policía y, nada menos por saber que eran de liberales, le metían candela; todo eso fue ardido, les ardían las casas, les baleaban los animales, a unos los bañaban en la pila; los comisarios eran civiles y esos andaban con sus garrotes, con sus espadas que eran como de a metro de largas, porque cuando mandaban policía eso era por alguna cosa grave; en Leyva lo que hicieron más fue lo de las pobres viejas, pero en Arcabuco si era temeroso: cuando se venían los choferes por allá de Santander con sus viajes de panela, los agarraban y ahí mismo saqueaban la carga y, por la noche, esos carros iban a dar a Barbosa y los choferes iban a dar al Monte del Diablo; ese era un monte muy verraco, ¡qué cuentos de carretera, un camino pero feroz que había! y los llevaban a ese lado y allá les robaban todo lo que llevaban y enseguida los echaban a despresar, a quitarles los pedazos, y ya los dejaban colgados ahí al borde de la carretera”.468 “Cuando mataron a Jorge Eliécer Gaitán nos tocó meternos a las lomas, a la Loma de Monsalve que todavía era virgen y no habían subido a sacar material, yeso pa’l cemento; entonces, habían unas lajas como un corredor y nos tocó guarecernos allá, arriesgarnos a que nos picaran los alacranes y las culebras para que los conservadores no nos echaran rejo, ni nos lavaran ni nos pegaran culata; y en esa loma falleció mucha gente de Villa de Leyva, de Sutamarchán y del lado de Santo Ecce Homo. Eso solo tomábamos agua pura del río o aguapanela o guarapito de panela, llevábamos para compartir maíz tostado revuelto con alverja o habas y, a veces, yuquita y papita; y allá bien escondidos; eso se sufrió mucho pero no nos dejamos, por eso yo les dije: no se si se ofendan, pero yo soy liberal y toda mi familia es refinada liberal, entonces yo no puedo ser arepa de dos caras...¡qué Dios me dé licencia! pero nada saca uno con decir yo soy liberal o soy conservador, si uno no trabaja no come, ¿qué político lo ayuda a uno?”.469 “Cuando llegó la violencia, la gente se fue para las ciudades y por eso aquí quedó solo; los que se fueron vinieron a vender y los que tenían con que compraban y los que no, nos quedábamos mirando. Como aquí todo ha sido muy sano siempre, en la violencia yo me vide en medio de la gente que me habría quitado la vida; me fui yo para el Arcabuco y allá se me pusieron dos policías al pie, yo estaría denunciado, pero por ser yerno de un señor liberal. Aquí también me escapé cuando estaba de alcalde el sargento Mondragón, él estaba con el tipo que era recaudador de Santa Sofía y yo dentré con mi mercadito a la tienda; y ese señor, me preguntó si era conservador y me vino una llama de candela a la cara; volvió y 468 469 Simón Pedro Pineda Igua Adolfo Velásquez Rodríguez 145 me preguntó la misma cosa, y más candela a mi cara; a la tercer vez, yo le dije: sí señor, yo sí soy conservador, hasta por más soy comisario aquí del municipio de Leyva en la vereda del Roble y me favorecí por eso; si yo hubiera dicho que era liberal, me mata porque esa dizque era la intención. Al miércoles siguiente, me vine con un poco de cebada que tenía para vender a Bavaria, en esa época aquí estaba la agencia, y a lo que yo iba me dijo el sargento: Cárdenas venga acá, dígame una cosa,¿usted en verdad es conservador? y yo le dije: pues, la verdad no cree pero, mi sargento, mis papaes son arrendatarios de los señores Morales y ellos son liberales y nos hacen votar por ellos, nosotros no tenemos la culpa. Y me respondió: a mí se me ponía eso, pero ustedes son muy católicos, entonces le dije: si, mi sargento, porque nosotros tenemos que buscar primero las cosas de Dios y ya lo demás nos llega por añadidura, y me despedí y me favorecí también de eso”. 470 “Cuando mataron a Jorge Eliécer Gaitán sufrimos mucho, tanto en Suta como en Villa de Leyva, fue una cosa terrible y éramos a meternos entre un charrascal y agazaparnos pa’ que no nos vieran; en Monsalve, habían unas lajas como alares y allá nos metíamos mucha gente para que no nos atropellaran; y si sabían que era liberal, ahí mismo se iban y le hacían males en la casa, con las mujeres hacían lo que se les diera la gana y por cualquier cosa nos cogían a juete, nos echaban culata, nos lavaban en la plaza y metían a la cárcel a ver si nos volteábamos; y no se ofenda, yo soy liberal desde mi cuna y hasta que me muera”. 471 “Cuando vino la violencia liberal y conservadora, se empezó a dañar el pueblo porque llegaban del resguardo y la policía y le daban muenda a los liberales, eso eran las gazaperas más negras del siglo, eso volvían todo hecho una nada, fue una época bastante dura”.472 “La violencia me tocó aquí y en Santa Sofía, y desde esa época me fui porque lo perseguían a uno mucho; nos tocaba a los liberales esconder el cuerpo porque lo buscaba a uno la policía pa’ matarlo, decían que eran comunistas, era orden del presidente Laureano Gómez; entonces, me resolví a irme para Bogotá en el año cincuenta, que era cuando estaba ardiendo la candela”. 473 “La gente se ha ido, pero hoy ya la gente se está viniendo por la violencia que hay, ha sido y es terrible. Yo llamo violencia a esto que viene acá desde 1948, cuando mataron a Gaitán; y las gentes, creo que por mucha ignorancia, se mataron por un aspirante a la presidencia que decía ayudarle al campesino, al más necesitado, y ahí se formó la violencia hasta hoy; y nosotros nos moriremos y nunca veremos nuestro país tranquilo. Acá, mi papá fue preso únicamente por ser liberal, llegaron gentes de distintas partes a vivir en Villa de Leyva, que ha sido una región muy pacífica, y entonces un señor lo 470 Ananías Cárdenas Luis Felipe Núñez 472 Jesús Neira 473 Manuel Rodríguez 471 146 ultrajó por ser liberal y mi papá pelió y lo metieron a la cárcel; pero, había allí un señor que era gran conservador, era personero él, Julio Corredor, y dijo: a mi tío no me lo encierran”.474 “Cuando vinieron los tales chulavitas, eran unos señores vestidos de uniforme gris y los puñitos del saco eran azules, venían armados con revólver y la cachucha era entre gris y azul; este pueblo la mayoría era liberal, y ellos venían amedrentando a toda la gente que ellos no podían ver, venían únicamente a atropellar y agredir el partido liberal porque el partido liberal no era un famoso partido de negocios, sino concientizado por la cuestión humana. Cuando comenzó la violencia, las gentes no podían salir a la calle, permanecían arriba, en un lugar llamado la Placita del Diablo, y allá llevaban sus mecatos, sus comidas y lo que podían para hacer unas ranchitas y no quedar al sereno, porque habían decretado un toque de queda y siempre la situación estaba muy tremenda; el resto de la otra gente poco permanecía, venía amedrentada y ya no podía vivir aquí”. 475 “La violencia fue terrible, en ese tiempo vine a hacer año rural como médico, era 1953; y aquí nos encerraban, porque la policía y unas gentes que se llamaban Resguardos de Rentas eran terribles; era una violencia oficial que era lo peor: el gobierno contra la ciudadanía”. 476 “En la época de la violencia, me tocó vender una finca que tenía del cementerio para abajo, la Tordolla, por trece mil pesos; se perseguía por el hecho de ser liberal, aquí me cogió un policía, un día que venía de Tunja con una carga de arena, se me acercó y me preguntó si era fulano de tal y me dijo: se baja o lo bajo y me tocó bajarme; me metió debajo de la escalera del portón de Acuña, el policía estaba con el revólver montado y el fusil, me insultaba terriblemente con unas palabras soeces y, en ese momento, apareció un tipo de Rentas del Resguardo, que era peligrosísimo, y llegó con el revólver y se lo montó al policía y le dijo: si usted va a matar al señor Madero, usted se muere, téngalo por seguro, suelte el revólver y el fusil; y me dijo: vuélese. Otro policía me hizo seis tiros y no le reventó ninguno; aquí en los arcos de la plaza había un café, el dueño era un familiar mío, y oyó cuando el teniente le dio la orden; el policía me hizo los tiros y el tesorero, que era conservador, se le vino por encima y le dijo que no fuera asesino; el policía se vino y le dijo al teniente: me falló; entonces, le quitó el revólver a ver si a él le fallaba, hizo un tiro al aire y, como otro muchacho le contestó, se fueron; pero a mí me tocó irme para Bogotá”.477 “Aquí nunca han sido apasionados pero, antes, en la época de la pasión política la gente fue muy humillada y le tocó salirse y abandonar sus fincas. Villa de Leyva francamente fue muy liberal, pero a nadie le hicieron la guerra; en la época de la violencia, después 474 Julio Edgar Cortés Ignacio Fitatá 476 Miguel Arturo Ruget S 477 Luis Madero 475 147 del nueve de abril, los señores conservadores si fregaron, fue mucho lo que humillaron a los liberales”. 478 “Mi papá trabajó con el difunto Anselmo Quintero en la finca de La Palma, todo eso del Pedregal hasta San Marcos era una sola hacienda de ellos, y mi papá fue el que les hizo capital ahí porque, cuando fue el 9 de abril, a ellos los sacaron de aquí; entonces sembraban trigo y cebada, llegaba la policía a meterle candela y mi papá les decía: miren que eso es compañía conmigo,¡cómo me van a hacer ese mal, tengan compasión de yo que soy un hombre pobre!; y así no le metían candela a los montones, y nos tocaba dormir en los barrancos porque llegaban de noche con linternas a matar”. 479 “Y vino la violencia, ahora más de cuarenta años, y nos robaron nuestro ganado, nos robaron nuestras vacas, nos robaron todo; estaba de presidente Laureano Gómez y Alvaro era el jefe, porque yo fui guardaespaldas del viejo Laureano”. 480 478 Miguel Arturo Sanabria Isidro Sáenz 480 Andrés Cortés C 479 148 Vida Municipal La Política “En los cincuenta, no existía mucha rivalidad política entre los grupos; por ejemplo, para escoger los candidatos para el Concejo Municipal, se reunían en la casa de don Floro una serie de notables, que tenían intervención en la vida social y política de Villa de Leyva, y elaboraban la lista para el Concejo”. 481 “Estaba Rojas recién dentrado en el poder y, un sábado, venían unos carros cargados de Chiquinquirá para una manifestación en Tunja y, cuando pasaron por aquí, a uno se le ocurrió echar un viva al partido liberal, la policía fue averiguar quien había sido y le dijeron que el pesero; pero como estaba el romanero, se confundieron y lo mataron y ese era conservador. Cuando Rojas fundó la Anapo, en la plaza no cupo los buses que venían de Bogotá, eso era todo lleno, tanta, tanta gente”. 482 “Han existido dos alcaldes, como en todos los pueblos, y tal vez en Boyacá con mayor razón; siempre ha existido el cacique, el mandamás, el que pone los votos, ese es el poder detrás del trono, son los que insinúan los nombramientos; eso ha existido siempre y creo que todavía existe. Decían que cada vez que salían tres marranos a la plaza iban a cambiar el alcalde, coincidía que cambiaban, seguro se quejaban de los cerdos en las calles y esa era la solución”. 483 “Acá existía mucho caciquismo; y si los caciques no imponían las cosas, no dejaban hacer nada, aquí se quiso hacer mucha obrita a pesar de que el presupuesto era muy reducido. En 1968, cuando recibimos el concejo, el presupuesto valía noventa mil pesos y, con las reformas que se hicieron, subió como a ciento ocho mil; con eso, escasamente alcanzaba para la administración, la nómina y para regalarle a cada escuela dos mil pesos para reformas necesarias, eso lo manejaba el alcalde”. 484 “Como en los años treinta, había cuatro o cinco conservadores notables: Tulio Jiménez, Daniel Rubio, Manuel González Umaña y, curiosamente, un herrero que se llamaba Mateo Roldán; en todas las elecciones, los liberales lavaban a Mateo Roldán en la pila, pero, en una no lo lavaron y el viejito decía: señores liberales,¿hoy por qué no me han lavado?”. 485 481 Jorge Nassar Manuel Rodríguez 483 Miguel Arturo Ruget 484 Agustín Neira 485 Miguel Arturo Ruget S 482 149 Alcaldía “El Cabildo nombraba: los Alcaldes Ordinarios, Alcaldes de la Santa Hermandad, Alcaldes de la Santa Cruzada, Regidor, Procurador General, Alcalde de Ejidos y Portero del Cabildo. Existía Alcalde de primero y segundo voto. Según se puede ver, durante los siglos XVII , XVIII y XIX, la gran mayoría de los alcaldes y procuradores eran de la misma familia o se repetían en el cargo..En el siglo XVII , fueron alcaldes de la Villa tres hijos de Don Dionisio Pérez Manrique de Lara, Marqués de Santiago: Carlos, Andrés y Antonio Pérez; este último murió de viruela, en 1667. 1784 Alcaldes Ordinarios: Juaquín de Neyra y Castro y Josef de Neyra Páez, Regidor. Alcalde Provincial: Josef de Neyra y Castro. 1785 Alcaldes Ordinarios: Antonio de Mesa y Roberto del Ferro y Cárdenas. Alcalde de la Santa Hermandad: Luis Sánchez. Alcalde de la Santa Cruzada: Juan de Neyra Páez y Josef Custodio Páez. 1788 Alcalde Ordinario: Agustín de Neyra Rigueyros, Joaquín de Neyra y Castro. Alcalde de la Santa Hermandad: Bartolomé Mendieta y Juan de Neyra Páez. Procurador General: Roque del Ferro y Cárdenas. 1790 Alcaldes: Fernando de Neyra y Castro y Diego del Ferro y Cárdenas. Alcaldes de la Santa Hermandad: Ambrosio de Neyra y Castro y Salvador de Neyra y Páez. 1795 Alcalde Ordinario: Antonio del Ferro y Martín de Neyra Villate. Procurador General: José María de Neyra y Castro. Alcaldes de la Santa Hermandad: Ambrosio de Neyra y Castro y Joaquín de Neyra Villate. 1796 Alcaldes: Fernando de Neyra y Roque del Ferro. Alcaldes de la Santa Hermandad: Juan Antonio Páez y Miguel de Neyra Castellanos. Procurador General: José de Neyra. 1798 Alcalde Ordinario: Antonio del Ferro y Ignacio Joaquín de Cárdenas. Procurador General: Joaquín de las Casas Novas. Alcaldes de la Santa Hermandad: Ignacio Mendieta y Gabriel Velásquez. 1799 Alcaldes: Miguel de Silva y Juan Ignacio Mendieta. Procurador General: Antonio del Ferro. Alcaldes de la Santa Hermandad: Miguel de Mendieta y Mariano Ramírez. 1801 Alcaldes: José María Neyra y Segura y Antonio Angel. Procurador: Ignacio de Cárdenas. Alcaldes de la Santa Hermandad: José Gregorio Amaya y Vicente Rodríguez. 1809 Alcaldes Ordinarios: Juan Ignacio Mendieta y Francisco Javier Venegas. Procurador General: Mariano Ramírez. 1810 Alcalde Ordinario: Martín de Neyra Villate. Procurador General: Juan Nepomuceno Neyra. Regidores: Ignacio Mendieta y Mariano Ramírez. Alcaldes de la Santa hermandad: José María Neyra y Segura y Manuel José Sánchez. 1811 Alcalde de la Santa Hermandad: Juan Nepomuceno Neyra. 1812 Alcaldes Ordinarios: Luis Pardo y Miguel Borrás.. Regidores: Mariano Ramírez y José María Vega. Procurador General: Ignacio Forero. 150 Alcaldes de la Santa Hermandad: José María Salazar y Cayetano Rojas. 1819 Alcaldes: Mariano Forero y José María Vega. Regidores;: Mariano Ramírez y Mateo Correa. Procurador General: Martín de Neyra.. Alcaldes de la Santa Hermandad: Juan González y Andrés Páez. Alcalde de Ejido: José Nicolás Malo.” 486 “Yo fui alcalde del sesenta y cuatro para acá, duré como cuatro o cinco años, y fui muy estricto en la alcaldía: en la calle era uno y en la alcaldía era otro. No le alcahueteaba nada de hippies ni nada. Pedí permiso a la gobernación para sacar las multas en especie, nada de dinero; todas las multas las aplicaba en cemento para las obras del pueblo; las faltas más comunes eran las peleas, y en las demandas, al que saliera responsable le hacía una multa y, fuera de eso, una caución para que no volvieran a pelear y así por muchos casos. En mi administración se iniciaron los juicios de pertenencia del municipio. Yo trabajé con las uñas; el presupuesto no era más de cien o ciento veinte mil pesos. La mayoría de la plata se iba en pago de empleados y lo que había para obras era muy poquito; Cementos Boyacá, me ayudó mucho.Yo inicié los empedrados de las calles, hice la segunda etapa de la empedrada de la plaza principal; el empedrado de los arcos, frente al café de don Pablito; remodelé el parque de Ricaurte y les hice la cancha de básquet. Hice alcantarillado hasta el barrio Santander, y fabriqué la tubería con una formaleta que levanté de la Secretaría de Higiene, ahí en el hospital. Cuando la película Los Aventureros, tenía una licencia y la volví a solicitar para dejarle la alcaldía a Próspero Morales, que estaba muy vaciado…Acá mandaban eran el alcalde y el juez, la inspección de policía se implantó del cincuenta para acá”. 487 “Los alcaldes que nombraban eran figuras, como Pedro Restrepo Peláez, Próspero Morales, Carmen Rosa Morales, Quico Zubieta; y el que puso un poco de orden a las cosas fue, en 1972,Olimpo Poveda. Estuve la primera vez en la alcaldía en 1979, me nombró el gobernador porque este era un pueblo a la deriva, y me dijo que me necesitaban; después volví en 1980. En ese tiempo, en la Villa, no había problemas mayores porque el magisterio dependía del departamento y del ministerio; el hospital era un puestico de salud incipiente, pero con buen servicio y muy buenos médicos, que prestaba un servicio regional extraordinario; ya habían treinta y seis calles empedradas, además de la plaza; entonces, había que continuar para presentar un pueblo hermoso. El presupuesto del municipio era irrisorio, nueve millones al año; tocaba pararle bolas a las escuelas, a las carreteras, a los caminos vecinales; la gobernación mandó doce volquetas, una moto niveladora, un cargador y empezamos a volver todos los caminos carretera, eso era muy rápido y había que buscar plata para la gasolina y la alimentación 486 487 Archivo Luis Madero 151 de los obreros; así hicimos muchas vías: Cane-Gachantivá, Alejandría, la carretera del molino Las Vegas… y cuando consideré que ya había hecho lo que se podía hacer, con la plata que había de auxilios de la gobernación y de las secretarias, renuncié. La recuperación del convento de San Francisco488 fue el 1 de abril de 1982, yo estaba en la alcaldía; el gobernador estaba alarmado, pues, era un problema grave perder un monumento, una joya. En 1986 fui alcalde por cuatro meses, tuve que tratar de recuperar los empedrados que habían dañado las acometidas de los servicios públicos, ya no las hacían los empedradores sino los maestros de la construcción; los avisos eran prohibidos, si acaso en piedra el aviso publicitario, porque era un pueblo, tan pequeño, que todo mundo sabía donde quedaban las cosas”. 489 “Me nombraron alcalde como en junio del setenta y dos, después de Pedro Restrepo; en ese tiempo, la alcaldía era sencilla y no había la cantidad de oficinas que existen hoy, funcionaba en el segundo piso de la Real Fábrica de Licores y no eran sino el alcalde, la secretaria, un inspector de policía y los comisarios. El presupuesto era de trescientos mil pesos y para el cuarto centenario nos dieron una partidita como de cuatrocientos mil; sin embargo, logré arreglar el parque de Nariño y se empedró la carrera hasta el parque de Ricaurte; en ese año se construyó el primer acueducto rural que fue para cuatro veredas: Llano del Arbol, Sopotá, Cañuela y Monquirá que eran las que más lo necesitan, porque recibían todas las aguas negras de la población por el río Leyva; fue una necesidad apremiante para que la gente no tomara de esas aguas contaminadas; a la hacienda del Cárcamo durante mucho tiempo, nos tocó llevar el agua en cantinas desde el pueblo”. 490 En una de esas fiestas que se hacían en la casa, le dio a mi papá lo que llamaba la juma patriótica y aceptó la alcaldía, no me acuerdo el año pero todavía tiene pleitos porque resolvió pintar el pueblo de blanco. Él resolvió declararse alcalde honorario, le daban como cincuenta pesos de sueldo, y con eso, él pagaba unos obreros y ponía a barrer el pueblo. Aquí habían dos alcaldes titulares al mismo tiempo; uno, era para atender los reclamos de que me robó la gallina y no sé qué; el otro, era el alcalde de levantar plata en Tunja, en Bogotá, en los ministerios; era una cosa rara y fue por mucho tiempo”. 491 “Antes, en algunos pueblos, los alcaldes no sabían ni leer ni escribir; yo conocí en Arcabuco un alcalde que no sabía leer ni escribir. Un día, el alcalde de Villa de Leyva le mandó un mensaje con un muchacho, que era como el correo, pero no le contestó nada; entonces, el alcalde, por la tarde, lo mandó otra vez a ver porqué no le contestaba, y le dijo el de Arcabuco: me tiene jodido ese alcalde de Villa de Leyva, le tengo dicho que no me escriba, ni por la mañana ni al medio día ni por la tarde...” 492 488 Ver Convento de San Francisco Roberto Borrás 490 Vicente Rodríguez 491 Germán Zubieta 492 Manuel Rodríguez. 489 152 Concejo municipal493 “Yo estuve en el Concejo Muncipal antes del sesenta y, en esa época, el municipio no manejaba nada, inclusive, el archivo lo empezamos a hacer con el maestro Pérez, cuando estaba de personero; luego estuve del año setenta al setenta y dos, se hizo un gobierno con las uñas, recibimos un saldo en rojo por cemento, a favor del difunto Tiburcio Bautista y de otras personas, y nos tocó pagar como treinta mil pesos que eso era plata en esa época; también se empedraron varias calles, se compró el lote donde funciona el Terminal y se compró la casa de Juan de Castellanos. Yo hice destapar muchas calles, esa calle del hospital que la volvieron a cercar, ese puente donde tumbaron un pedazo que no lo han arreglado… Otra cosa que hicimos, y nos costó plata, de nuestro bolsillo, fue traer la comisión de topógrafos para el trazo de la perimetral”. 494 “A las veredas no les daban mucho presupuesto, cuando estuve en el Concejo se les empezó a dar un poco”. 495 Personería municipal “Yo estuve en la Personería tres veces y, en la última, me preocupó mucho eso de los bienes del municipio porque el municipio, sabiendo uno que tenía gran cantidad de lotes y casas, no tenía títulos; se hicieron los juicios de pertenencia y se incluyeron todos los bienes que me contaron eran de propiedad municipal: San Francisco, la casa del Cabildo, los linderos con el Mesopotamia por el camino a Chiquiza, el tiro al pichón que se lo habían cedido, entre la alcaldía y el concejo, al Club de Caza y Pesca pero no podían hacer escritura porque no la tenían y, luego, se hace el juicio de pertenencia y aparece el Municipio como dueño. Se han perdido muchos bienes por negligencia, se han perdido los caminos496 y las calles, la vía pública; igual sucede con las piedras, como la piedra de La Suerte y la de Los Compadres, a esta le rompieron una parte, eso era una admiración y esas piedras son parte del patrimonio”. 497 “Villa de Leyva no era dueña de nada y tenía todo perdido, pero con el maestro Antonio Pérez iniciamos los juicios de pertenencia; por ejemplo, había gente que cerraba 493 En la colonia el Cabildo elegía: los Alcaldes Ordinarios, Procurador General, Alcalde de la Santa Hermandad, Mayordomo de la Renta de Propios y Regidor. Asimismo, el nombramiento de alcaldes de los pueblos que dependían de Villa de Leyva. 494 Agustín Neira Benedicto González 496 Ver Caminos 497 Mario Antonio Pérez 495 153 los caminos, hoy todos están cercados; cuando salí del concejo, dejé mucha cosa en statu quo en la Inspección; y por eso, creo que todo ese archivo desapareció. El lote de la casa de Ventanas de Hierro era del municipio. Allá, como testimonio, funcionaba la granja de la escuela de Ricaurte, yo tenía las pruebas necesarias porque eso quedó en statu quo en la Inspección; el difunto Manuel Quintero, que fue tesorero por veintisiete años, me dijo: yo manejé ese lote; el difunto José Joaquín Páez también me dijo eso; cuando estuvo en la personería en el cincuenta y pico, decía: yo manejé ese lote, había un muro alto en tapia pisada que dividía las dos propiedades. Tiempo después lo vendieron y construyeron una casa. El lote entre la quebrada y el convento de San Francisco es del municipio; el predio al frente del puente de La Alcaldesa, en la quebrada de San Agustín, hoy de Eduardo Morales Gómez, eso era de una tía del difunto Pedro Castellanos pero él tenía el dominio en un corralito de unos dos mil metros, por ahí pasaba uno para la planta que quedaba arribita; y ese fue uno de los chancucos que hicieron, porque la escritura del doctor Gómez fue cogiendo hasta Marmolejo, hasta arriba de la Piedra de La Resbaladera, y eso siempre ha sido del municipio. Lo de la Real Fábrica de Licores fue una cesión del difunto Próspero Morales al Ministerio de Comunicaciones; hay un salón en el segundo piso que se llama el Salón del Cabildo, nuestras primeras sesiones del concejo fueron ahí. El lote del Puente de la Alcaldesa, en lo de Santos Sotelo, era del municipio y se perdió porque no se pudo probar la propiedad. La casa que hoy es del Banco Popular, se le vendió a Groffe como el mejor postor; cuando el banco vio que se iba a quedar sin local, inmediatamente dijo que la pagaba y nos dio lo que Groffe había pagado; eso valía como predio, en esa época, cinco mil pesos y el banco nos dio ciento cincuenta mil. El lote que es del tiro al pichón, el municipio se lo prestó al Club de Caza y Pesca, nunca se le dio; yo voté ese permiso para que se llevara a cabo el Primer encuentro nacional de tiro al pichón en 1964”. 498 “Estando de personero, se compró la casa de Juan de Castellanos a Carlos Rivadeneira; eso fue cuando Groffe compró la casa que hoy es del Banco Popular en ciento veinte mil pesos, él dio cuarenta mil de arras y el banco se negó a entregarla; entonces se resolvió que el banco se quedara con la casa y el concejo autorizó, para poder pagarle a Groffe, cambiar tierra del municipio por el valor de las arras, se hizo el negocio por una hectárea y después llovieron las críticas: que como se había regalado eso. Los cuarenta mil pesos de las arras se destinaron para comprar la casa que hoy es la alcaldía municipal, que Carlos Rivadeneira estaba vendiendo en doscientos ochenta mil pesos; y, además, nos 498 Agustín Neira 154 ofrecieron cinco millones para restaurar una casa municipal y ese dinero se utilizó en la restauración, pues la casa estaba prácticamente en ruinas”. 499 Inspección de Policía “En 1974 estuve en la inspección de policía, las quejas eran que se pasó la vaca y se comió tres surcos de maíz y eso le representaba a la gente hartísimo, pero mucho; los pequeños problemas eran las gallinas, los cerdos y el ganado del vecino, que los amarraban de la linde y el ganado se soltaba y comía en lo propio y donde el vecino, y ahí venía el conflicto. Otro problema era la cuestión por la servidumbre de agua, eso era un problema generalizado en todo el Municipio. Había mucha violencia familiar, pero la gente no lo denunciaba; yo conocí muchos problemas, llegaba la pareja y me decía: que me pegó, porque mientras él iba al trabajo, ella era infiel; y él le daba su tarumba y yo los conciliaba, a veces los metía a la cárcel. Los delitos aumentaban en la época de las fiestas de julio, hubo muertes, pero eran foráneos de Chiquiza, Cucaita que venían a agredirse acá; y ya como las fiestas se hicieron grandes, eran peleas de puños o de botella pero no de tiros, y en ese entonces no había las tales verbenas populares. La gallera era lo más difícil, era cada quince días, la gente no sabía apostar, había trampa o no reclamaban las apuestas, y se formaban unas peloteras en esa gallera y la sellé; en eso me colaboraban mucho los alcaldes. El día que la sellábamos, hacíamos una requisa por todo el pueblo y quitábamos pero por montones de cuchillos, navajas y bordones hasta que la gente se educó, porque todos los campesinos eran con palo y al que se los pisara, le daban un palazo de puro borrachos. Los robos eran de gallinas, de maíz, no robos grandes; pero ya como en el 1990, los chinos malosos empezaron a meterse a las casas a robar, a esos los metía a la cárcel. Los alcaldes eran nombrados por decreto y no sabían hacer nada, eran allá sentados y el inspector resolvía las demandas; yo hacía de inspector de higiene, del agua, de salud, hacía mis diligencias del despacho y, también, hacía de precios, pesas y medidas porque una libra de carne era un cuarto. También los conflictos eran por los bebedizos para amañar al marido, venía la esposa y decía que la amante del marido le dio chocolate con cabello molido, que le dio el bebedizo en el guarapo, en el tinto, en la sopa entonces que por eso él no salía de allá y decían: yo lo demando porque a ella le sembró primero el maíz y a mí me dejó de última, y cuando el mío apenas está naciendo, el de ella ya lo tiene matiado; y eran los celos por todo eso. Yo con la mayor discreción, no me reía, me salía con ella y me tomaba un tinto, la animaba y le decía: usted tiene que descubrir por qué su marido no se amaña, usted se baña bien, se arregla y así todos los días le parece bonita a su marido, yo trataba de arreglarlos, y a él le decía: no le vaya a pegar, tenga su amiguita 499 Germán Borrás 155 muy por debajito, pero,¡por Dios! no le vaya a pegar; y les decía que apartaran las camas, las de los niños y las de los esposos, porque la promiscuidad de los campos era y es algo terrible; la gente tenía mucha confianza conmigo y me contaban las cosas, había ocasiones en que el niño cogía a la hermanita, niños de diez y doce años, o el abuelo con la nieta...” 500 “Algunos alcaldes eran muy arbitrarios, una vez, un alcalde había metido a la cárcel unos tipos acusados de estar jugando naipe y para salir tuvieron que darle plata; otra vez, a una señora que la cogió el Resguardo batiendo chicha para fiestas, vino el juez de rentas y la conminó a pagar una multa y el alcalde le dijo que le dieran tanto y le quitaba esa multa; entonces, conseguimos como unas ocho declaraciones más y, como el alcalde no quiso renunciar, eso se pasó a la Procuraduría en calidad de denuncia y vino al juzgado, pero pidieron el traslado a Moniquirá y por allá se perdió; y todo con el consenso de un concejal que favoreció que no lo mandaran a la cárcel”. “La Villa de Leyva se transformó ya, cada cuatro años hay una transformación del pueblo, de las casas y de la gente. Juventud nueva y entendimientos nuevos; tal vez, como más inteligentes que los antepasados, me parece a mí. Aquí en Leyva no hay justicia que valga, ninguno sirve para nada, yo se lo dije a la inspectora: ¿para qué sirve ir a poner una demanda a la justicia, sino es para perder el tiempo y perder la plata? Allí me acaba de contar un hombre, que hace como tres o cuatro años, le vendió una yunta de bueyes que trajo desde La Rosita a uno de Gachantivá viejo que es matarife y vive en Sáchica. Los llevó, los mató y no le dio sino como unos veinte mil pesos de los ochocientos o novecientos mil que valía. Al hombre le tocó demandarlo, siete veces en Sáchica y dos aquí; y allá sí lo metieron a la cárcel y mandaron ir al hombre a Sáchica para pagarle o para arreglar, o para que lo saque de la cárcel; si hubiera sido acá, no lo habían metido”. 501 “Aquí es que, mejor dicho, ni siquiera a las madres de familia que tienen cinco, seis hijos, son capaces de hacerles pasar la plata para mantener a sus hijos. Ayer, una mujer me lloraba aquí sentada, que no tenía para la sal del día, que al papá de sus hijos lo demandaba y que no le hacían pasar nada porque era amigo de la inspectora de la Comisaría de Familia; así mucha gente me ha dicho. Esas mujeres, por ejemplo, que tienen un hijo con uno y otro; entonces, trabajan por ahí en cualquier restaurante, hacen lavadas, planchadas y no les pagan el sueldo, se lo niegan; así es la situación. No tienen en cuenta que esa persona tiene que comer y tiene que pagar arriendo; es que ni siquiera tiene los cuatro mil pesos para dar en la escuela para el almuerzo de las criaturas que, muchas de las veces, se van únicamente con una agua de panela y un pan a estudiar". 502 500 501 502 Aminta Cortes Alcibíades Robles Pureza Robles 156 El Archivo de Villa de Leyva “No hay historia porque no hay archivo; en una candelada encontré una cosa bien alta, un bulto, era el Archivo del Concejo y yo alcancé a rescatar algunos documentos importantes. Eso eran componendas de esa época, del caciquismo que había, y por eso era que escondían el archivo; le prendieron candela para que no tuviéramos orientación, pues los negocios del municipio se manejaban como finca particular”.503 “Yo recuerdo aún el archivo de Villa de Leyva tirado en el piso de una casa…no se volvió a saber nada de él ”.504 503 504 Agustín Neira Javier Ocampo López 157 Cronología 12.000 a.p El pueblo amerindio (cazadores-recolectores del pleistoceno tardío) se establece en el territorio del altiplano oriental. 7.000-5000 a.n.e Etapa agrícola. Período pre-muisca. 800 a.n.e - 800 d.n.e Período “Herrera.” 800 d.n.e - 1000 d.n.e Período Muisca Temprano. 1000 d.n.e - 1600 d.n.e Período Muisca Tardío. 1537 Marzo 7-12 Jiménez de Quesada entra al territorio muisca rumbo a las tierras del Zipa, por el extremo noroeste de este territorio. Entre el 7 y el 12 de marzo de 1537, pasó por Sorocotá, el valle de Monquirá, Suta y Tinjacá. Posteriormente todo el territorio, dentro de la nueva división administrativa colonial, quedó bajo la jurisdicción de la provincia de Tunja y del corregimiento de Sáchica. 1539 Agosto 6 El capitán Gonzalo Suárez Rendón, funda la ciudad de Tunja sobre el poblado indígena de Hunza, capital del cacicazgo de los zaques. Es la primera fundación española en territorio boyacense. Se señalan los límites de la provincia de Tunja, que cubre por el occidente el poblado indígena de Saquencipá. En la fundación de Tunja, se distribuyen las primeras encomiendas 505 de la zona norte del territorio. La Provincia se divide en nueve unidades administrativas menores, llamadas corregimientos, cada uno de los cuales tenía bajo su jurisdicción un determinado número de pueblos indígenas; estos corregimientos se designaban con el nombre del pueblo indígena que constituía la cabecera de esta porción administrativa. Monquirá, Saquencipá, Ráquira, Sutamarchán, Samacá, Motavita, Cucaita, Sora, Chíquiza y Yuca estaban bajo jurisdicción del corregimiento de Sáchica. 505 Los encomenderos estuvieron vinculados desde un principio con los conquistadores, “esta línea parece haber sido trazada por la constitución de linajes a cuya cabeza figuraban uno o más conquistadores. A la tercera generación, las encomiendas se acumulaban en descendientes de conquistadores unidos entre sí por una intrincada red de parentescos -nota: entre ellas la de Chiquiza- … es posible que la prohibición contenida en las Nuevas Leyes de gozar de una encomienda por más de dos vidas haya contribuido a esta cohesión. Es indudable, en todo caso, que la constitución del linaje permitió la perpetuación del privilegio más allá de las previsiones de la Corona (…) Hacia 1610 el presidente Borja buscó recompensar con encomiendas a quienes habían intervenido en las guerras contra los pijaos (…) De la misma manera Pedro Merchán de Velasco –encomendero de Suta- fue favorecido -de manera excepcional por esta época- con la prolongación de una vida en la encomienda que heredaría de su padre Alfonso Sánchez Merchán. Este estaba casado con una hija del conquistador Pedro Ruiz Corredor…Pedro Merchán aportó a la guerra contra los pijaos, sesenta soldados armados, pertrechados y pagados a su costa y doscientas cabalgaduras.” Germán Colmenares: La Provincia de Tunja en el Nuevo Reino de Granada.1984 158 1539 Segunda visita española a la región, pasa el capitán Martín Galeano en expedición para fundar a Velez. Al respecto dice fray Pedro Simón: Pasaron adelante con ellos al pueblo de Suta, donde no faltaron pareceres se poblara, y sin duda fuera más acertado por ser tan agradable el sitio, la tierra tan fértil, la templanza del país tan acomodada, pero al fin dejando el sitio, fueron adelante por el camino que se sabían de Sorocotá y Moniquirá… Noviembre 21 Establecimiento de los aposentos del encomendero Juan Barrera, de Tunja, en el valle de Saquencipá. 1547 Juan de Mayorga obtiene las encomiendas de Uvaza y otras; así mismo, las de Sorocotá, Yuca y Monquirá. 1549 Proyecto de traslado de Tunja a Sáchica. 1553 La Audiencia otorga licencia a los encomenderos del norte de la provincia de Tunja, para que puedan traer provisiones destinadas a su uso personal. El primer agraciado con esta concesión fue García Arias Maldonado, encomendero de Sora y Tinjacá y compañero de Federman (…) era un activo comerciante, asociado con otros comerciantes como Miguel Sánchez (encomendero también) y Juan de Fonseca.506 1553 Doctrinero de Saquencipá, Monquirá y Sáchica, fray. Bartolomé de Ojeda. 1556 Se fundan las poblaciones de Sutamarchán, Cucaita, Sora, Sáchica y Samacá. 1562 Doctrineros en el valle de Saquencipá: fr. Domingo de Cárdenas, fr. Antonio de Sevilla y el Hermano fr. Andrés de Xadraque.507 1567 En Sáchica, sus encomenderos Juan López y Elvira Sánchez de López ceden al convento de Tunja (de los dominicos) la hacienda de Sáchica, la cual es vendida en 1779, a Manuel Neira y, posteriormente, pasa de nuevo al convento por medio de fr. Manuel Cándido Torrijos. 1571 Levantamiento en Tunja “de algunos de los soldados que habían participado en la fracasada expedición que había partido de España a órdenes de Pedro Malaver de Silva y Diego Fernández de Serpa,” conflicto social que da lugar a la fundación de Villa de Leyva. 1571 Abril Visita de Andrés Venero de Leyva a Tunja. Propuesta de “formación de filiales villetas donde los alzados apaciguaran su revuelta.” 506 Germán Colmenares: Historia económica y social de Colombia. 1537-1719. 507 Hacia 1562 “vino a ayudar a los doctrineros del valle de Saquencipá el hermano fr. Andrés de Xadraque, a cuya solicitud el encomendero de Suta Don Antonio de Santana, pidió a su amigo, pintor y platero en Tunja, Don Alfonso de Narváez, la imagen de la Santísima Virgen del Rosario (Virgen de Chiquinquirá).” Fray Alberto Ariza S., OP. Los Dominicos en Colombia, T.I. Bogotá, 1992. 159 Visita del Oidor de la Real Audiencia, Juan López de Cepeda al valle de Saquencipá. Se lleva a cabo un interrogatorio a los indígenas, se menciona que indios arcabuqueros o cimarrones, huyen por el tributo y las imposiciones de los españoles. Se da una fuerte resistencia indígena frente a la presión sobre sus tierras y las exigencias de mano de obra y de tributos.508 “Viajan al valle de Saquencipá los comisionados oficiales capitán Hernán Suárez de Villalobos (Fernando Xuárez o Suárez de Villalobos), Corregidor y Justicia Mayor de Tunja y Vélez; el señor don Miguel Sánchez, Alcalde Ordinario de Tunja y sus cabildantes perpetuos Francisco Rodríguez y Diego Montañes. Ante el Notario Público, Joan Ruiz Cabeza de Vaca declaran que el lugar más cómodo, conveniente y acertado para tal fundación es el Valle de Saquencipá. El lugar está ubicado “cerca de una sierra de lomas de donde bajan dos quebradas, y al lado de un arroyo próximo a los aposentos del Encomendero Juan Barrera. El sitio escogido estaba situado en un lugar intermedio a la casa de la actual hacienda El Cárcamo y el sitio que ahora ocupa la Villa.”509 Junio 12 Fundación de Nuestra Señora de Leyva Se incluye un inciso de previsión en que se dice, que en cualquier tiempo, cuando conviniere más al servicio de la Corona, podría ser mudada la dicha Villa a otro lugar, por cualquier Justicia y Regimiento que tuviere la ciudad de Tunja. En el Acta también se dice que la posesión había sido tomada quieta y pacíficamente, sin contradicción de persona alguna –“que yo viese y oyese”- puesto que estaba presente mucha gente; y que todos manifestaron ser cosa muy acertada y conveniente al servicio del Rey…y de los vecinos que de ella fueren. La ceremonia de fundación estuvo presidida por fray Sebastián de Ocando, Guardián del Monasterio Franciscano de Tunja. Se señalan plaza y solares y extensiones de tierra sin tener en cuenta las tierras cultivadas de los indígenas y si eran suficientes para albergar toda la gente. “Otálora inicia la formación de un Libro de Fundación, en el cual incluye los autos de la Real Audiencia, y otro documento muy curioso que fue dirigido a los Virreyes, Presidentes y Gobernadores con las instrucciones que deben cumplir para fundar Villetas y Pueblos en el Perú, diferentes de las ciudades principales, el cual parece haber guiado en muchos aspectos las determinaciones finales del comisionado, sobre todo en lo relativo al tiempo mínimo de dominio que debería ejercer cada vecino 508 “La apropiación de excedentes por parte de los ocupantes españoles a través de la exacción del tributo no sólo multiplicó las cargas que pesaban sobre la sociedad primitiva sino que dislocó un sistema tradicional de relaciones con otros pueblos o lo modificó sustancialmente en provecho del conquistador. La elaboración de mantas, la manufactura más importante de la producción indígena por su carácter homogéneo y sus posibilidades comerciales, implicaban un intercambio activo puesto que los pueblos del altiplano no disponían de algodón. Este género provenía de las regiones de Vélez y de los llanos –de Támara, principalmente- …El comercio de coca se realizaba a través de pueblos intermedios, entre los mismos indios.” Germán Colmenares: La Provincia de Tunja en el Nuevo Reino de Granada.1984. 509 Alberto Corradine: Fundación de la Villa de Leyva y su Desarrollo en: “Villa de Leyva: Huella de los Siglos.” Bogotá, 1986. 160 beneficiado con solar en el asiento de la villa, con huerto en sus inmediaciones y con tierras dentro de la jurisdicción de la misma, para asegurar en plenitud su derecho”. 510 1572 Junio 15 Bernardino Mojica presenta ante el Cabildo la solicitud para que no se funde la villa de Leyva “por considerar que tal fundación iba en detrimento de Tunja”.511 Agosto 12 La Real Audiencia encomienda al Contador Real, don Juan de Otálora, la comisión de revisar todo lo actuado y tomar las determinaciones más convenientes para asegurar la perpetuidad de la Villa. Se asignan solares en la villa. Diciembre 14 Se ratifica la fundación, mediante un auto especial se declara que está bien escogido el sitio de la fundación inicial de Villalobos. Se anula el repartimiento anterior de solares. Diciembre 15 Por auto de esta fecha se ordena la realización de un plano señalando el nombre de los beneficiados. Se elabora el primer plano de Villa de Leyva, en el cual se indican las veintisiete cabezas de familias beneficiadas de solares. Este plano es el más antiguo que se conoce en Colombia correspondiente a la fundación de una ciudad o villa. Diciembre 19 Se hace el señalamiento de Ejidos, el contador de la Real Audiencia, Corregidor y Justicia Mayor don Juan de Otálora “dijo que señalaba por ejido común a la dicha villa toda la tierra que hay desde una barranca bermeja y unos robles que están en una quebrada de agua al pie de la sierra en esta villa, a la banda del monte, pasando por un cerrito pequeño de piedras hasta más abajo del molino de Juan Barrera; corriendo cerro abajo desde la dicha quebrada hasta debajo de donde están medidas la postrera acera de las cuatro aceras de huertas, frontera de esta Villa, camino de Saquencipá; y de allí atravesando el cerro de Las Piedras, camino de Saquencipá y Monquirá, y todo el dicho cerro de Las Piedras, aguas vertientes, a una banda y a otra, y el cerro arriba hasta donde fenece en un cerro gordo, camino de Tunja, adonde se entra en los términos de Sáchica, y desde allí revolviendo por la sierra que está sobre esta villa corriente hasta la dicha barranca bermeja y quebradilla de Robles, desde donde comenzaron en este auto a señalar los términos en redondo de esta Villa, y más toda la dicha sierra desde una banda y desde la otra hasta las minas, y que esto se tenga y guarde por ejidos comunes de esta villa, y así lo proveyó y mandó por este auto, que firmó.- JUAN DE OTALORA.- Fuí presente, Diego de la Peña”. Diciembre 29 La Real Audiencia imparte su aprobación a todo lo actuado por Juan de Otálora. “En todos los interrogatorios realizados a los testigos conveniencia de la fundación y localización de la nueva población se hace sobre la bondad del clima, lo adecuado de sus tierras para el cultivo de toda el señor sobre la hincapié clase de 510 Alberto Corradine: Fundación de la Villa de Leyva y su Desarrollo en: “Villa de Leyva: Huella de los Siglos.” Bogotá, 1986. 511 C,1572, 15 de junio, 177 y 179 r. Ernesto Porras C.:La difícil relación entre Villa de Leyva y Tunja durante la colonia. 161 plantas y de árboles, sean ellos nativos de América o de origen europeo; además coinciden en señalar la presencia de diversos grupos indígenas en toda la región, aspecto que parecía limitar el número de los posibles vecinos de Leyva. Este último aspecto fue el más criticado de la actuación de Villalobos, pues él ofreció tierras a tantas personas que no podrían caber en toda la comarca circunvecina, al decir del Contador Juan de Otálora”.512 El presidente Venero de Leyva al ratificar los autos del Corregidor dice en su providencia: “a los indios no se les han tomado ni quitado tierras de que reciban notable daño, ni a sus encomenderos ningunas labranzas”. 1573 Enero 29 Don Juan de Otálora, Corregidor y Justicia Mayor en la ciudad de Tunja, Vélez y Pamplona y Río de Oro, convoca a la Justicia y Regimiento y vecinos de la nueva villa para que se juntasen en su cabildo a concejo abierto. Expone la necesidad urgente de levantar la iglesia y pide que se les exija a los caciques de los pueblos circunvecinos, una cuota de ayuda para la construcción del templo. 1573 Marzo 12 Ratificación de la fundación.“En el asiento que llaman de los aposentos de Serrezuela de la Encomienda de Alfonso Díaz vecino de la ciudad de Santafé a doce días del mes de marzo de mil quinientos y setenta y tres el muy ilustre doctor Venero de Leiva del Consejo de su Majestad y su Gobernador y Capitán General de este Nuevo Reino de Granada y Presidente de la Real Audiencia de él, habiendo visto los autos de la fundación de la Villa de Nuestra Señora de Leiva que por mandato de su señoría fundó y pobló y confirmó y repartió el contador Juan de Otálora en los vecinos y labradores que en la dicha villa señaló y la confirmación y aprobación que su señoría hizo de todo ella…” 1573 Julio 31 El Presidente Venero de Leyva, en auto expedido en esa fecha, confirmó la fundación, pero instruyó a Juan de Otálora, nuevo Corregidor de Tunja, “ para anular los proveimientos de huertas que se hicieron el mes de junio, teniendo en cuenta el desorden creado por su desatinada repartición”. 513 Diciembre 14 Constancia de la comisión cumplida por Otálora: “aunque todo Saquencipá, Monquirá, Sáchica, Suta y las demás tierra comarcana despoblada de indios, vecinos y encomenderos, no sería lo bastante para dar a tantas personas como avecinaron en la Villa”. El cacique de Sáchica y su encomendero García Zárate, acusan ante la autoridad real las actuaciones de Otálora. Se quejan de“que por causa de su proveimiento hizo muy grande agravio y perjuicio a sus tierras y labranzas que de tiempo inmemorial habían tenido y poseído”. 512 A. Corradine, Fundación de la Villa de Leyva y su Desarrollo” en: “Villa de Leyva: Huella de los Siglos.” Bogotá, 1986. 513 Gabriel Camargo. Fundación y Proceso de Villa de Leyva. Boletín de Historia y Antigüedades 162 Don Luis de Iguaque, por medio de otro memorial a la Real Audiencia, pide el “despueble de la Villa.” Se violaban las Leyes de Castilla que prohibían el “establecimiento de poblados en tierras debidamente explotadas…hacer esclavos a los indios y arrebatarles sus bienes…y no se tomara nada contra su voluntad”. 1574 Enero El oidor Francisco de Auncibay es encargado de atender estas demandas; constata que las adjudicaciones se habían hecho desconociendo los legítimos derechos de los indígenas y que, efectivamente, en Saquencipá no había tierras desocupadas para los españoles. Don Juan de Castellanos se compadece y condena los atropellos denunciados, pero opina que en Saquencipá deben dejarse unos doce o veinte españoles para “que no quede despoblada de españoles”. Los frailes dominicos de los pueblos vecinos, entre ellos el superior de Tunja, exponen que se devuelvan las propiedades arrebatadas a los indígenas. El procurador de la Villa, don Diego de Gómez Caballero, señala que terrenos arriba de Saquencipá, existen espacios desocupados que pueden ser utilizados para el traslado de la Villa. Continúan los reclamos y denuncias de los indígenas. Se inicia un transitorio y lento traslado de la Villa al otro lado del arroyo, en terrenos abajo de los aposentos, donde tenía un molino el encomendero Barrera. 1574 Martín de Saavedra y Guzmán establece que los pueblos de Iguaque y Chíquiza, del corregimiento de Paipa, sirvieran a los vecinos de la Villa; y que los indios del corregimiento de Sáchica, fueran reservados de conducciones a las minas de plata de Mariquita.514 Julio 12 Juan de Alvis, escribano de cámara del rey Felipe, de acuerdo con el presidente y oidores de la Audiencia y Cancillería Real, escribe un oficio a Diego Hidalgo de Montemayor, factor de la Real Hacienda de las provincias de Santa Marta y Nuevo Reino de Granada, donde se ordena requisar los santuarios y prohibir los ritos y ceremonias de los indígenas. 1578 El cacique de Turmequé, Diego de Torres, presenta el primer memorial de agravios contra los encomenderos por los atropellos y torturas contra los indígenas; denuncia el incumplimiento de las cédulas reales, el fraude en los tributos y el engaño con las encomiendas. 1579 Villa de Leyva se opone a la jurisdicción que sobre ella tiene Tunja y “solicita muy pronto, que se la exima o libere de la jurisdicción que sobre ella ejerce Tunja”, y que se le acuerde la condición de ciudad. Tunja se opone a esa aspiración (…)el 12 de junio de ese año, Tunja da instrucciones a Juan Rodríguez Gil, para que solicite que “por ser como es el govierno de la dha Villa perteneciente a este Cabildo,” que la Real 514 En 1654 se intentó desagregar a los dos pueblos del corregimiento de Paipa para incorporarlos al de Sáchica pero el corregidor de Paipa ofreció dar el servicio a los vecinos de la Villa y la agregación se suspendió en 1656. Esta debió tener lugar más tarde puesto que en el siglo XVIII Chiquiza (al que se había agregado Iguaque) pertenecía al corregimiento de Sáchica. (C e I., f.745 r.ss). 163 Audiencia no permita que se haga otra cosa sino que alcaldes, regidores, alguaciles y oficiales de la Villa sigan siendo proveídos por el Cabildo de Tunja. Y el 14 de agosto se trata, en el Cabildo tunjano, sobre las capitulaciones que se firmaron el 29 de abril de 1570 para fundar la Villa, y por las cuales lo civil y criminal -pero, especialmente lo civil- quedaba sujeto a Tunja”.515 1582 Mayo 2 El Procurador General de la Villa, don Diego Gómez Caballero, eleva una solicitud de visita. El Corregidor y Justicia Mayor de Tunja, capitán Antonio Jove, conoce las nuevas protestas y demandas. La Real Audiencia ordena una nueva visita al corregidor Jove; este examina la región, verifica las afirmaciones de los vecinos y acepta la propuesta de traslado “no sin antes conocer que la mayor parte de los primeros pobladores habían abandonado el lugar y renunciado a las tierras otorgadas, mientras que el número de los aspirantes se había aumentado sensiblemente”. 516 Mayo 6 El corregidor Jove pide que, atendiendo las justas causas alegadas, se mude la Villa (al actual sitio) “ por ser mejor y más sano.” Luego, es aprobado por el Cabildo y la Audiencia de Santa Fe.517 Mediante un auto se ordena el traslado de la villa al actual emplazamiento y se ordena la elaboración de un nuevo plano con la indicación de los nuevos beneficiados. En el plano realizado se indican los nombres de unos 120 adjudicatarios, además de dos conventos, San Francisco y Santo Domingo, y casas de Cabildo y carnicería. Se asignan solares a los caciques de Saquencipá, Monquirá y Suta y a un indígena yanacona llamado Diego Yaya y dos solares para los molinos de Francisca Morales; el número de manzanas crece considerablemente, este sería el segundo plano más antiguo. Las principales razones invocadas para propiciar el traslado son: “la disposición de la tierra, asiento y aguas ser muy conbenyentes para los hedificios por ser los materiales muy perpetuos… el sitio donde al presente está el dh pueblo está dispuesto para coger mucha cantidad de trigo”. Villa de Leyva surge como centro de poder, los pueblos de indios quedan bajo su jurisdicción. La mano de obra indígena ya no concurre a concentrarse en Tunja, lo hace en Leyva. Mayo 10 Se hace el acta de la nueva fundación con el nombre de Villa de Nuestra Señora de La Candelaria. Así mismo, el “auto y nombramiento del nombre de la Villa que de hoy en adelante debe tener”. 515 C.1579, Agosto 14, 225 rv, En: Ernesto Porras C. : “La difícil relación entre Villa de Leyva y Tunja durante la colonia. 516 A. Corradine: Fundación de la Villa de Leyva y su Desarrollo en: “Villa de Leyva: Huella de los Siglos.” Bogotá, 1986. 517 Archivo de Indias. Audiencia de Santafé, 88. 164 La jurisdicción de Villa de Leyva abarcó administrativamente el territorio de Ráquira, Suta y los pueblos vecinos, extendiéndose por el occidente hasta los páramos de Tinjacá y Chiquinquirá, y por el norte hasta la región de Moniquirá. 1582-95 Fundación del Convento de San Agustín. En 1603, se estableció en el convento un colegio de novicios y el templo se utilizó en reemplazo de la iglesia matriz. 1583 Se presenta el primer conflicto con Tunja; desde su fundación, la Villa estaba sujeta a ella, pertenecía a sus términos y nombraba alcaldes y regidores; además, sus tierras eran de los encomenderos de Tunja. Ese año, el procurador general de la Villa, Salvador de la Hoya, se queja ante el Cabildo de Tunja y alega que los nombramientos, por parte del Cabildo, de personas ajenas a la Villa se “hace en desmedro de la Villa;” argumenta que esto se hace como “una rivalidad económica” dado que en la Villa se produce trigo en más cantidad y calidad y se hace más comercio del mismo. 518 1584 Por orden del arzobispo fr. Luis Zapata de Cárdenas OFM, se secularizan muchas de las doctrinas regulares de franciscanos y dominicos –que son restituidas por Cédula del 23 de marzo de 1588-, entre otras: Sáchica, Saquencipá, Iguaque,519 Chíquiza. 1585 Abril . El procurador general de la Villa, Salvador de la Hoya, se queja de que el Cabildo de Tunja elige personas como alcaldes que ni siquiera son vecinos de la villa; insiste que esta política de Tunja se debe a una rivalidad económica, puesto que en la Villa “se cosechaba trigo en abundancia y de mejor calidad y por eso acudían allí las recuas de los comerciantes y no a la ciudad de Tunja”. 520 1586 El encomendero Antonio de Santana funda a Chiquinquirá. 1592 Motín de las Alcabalas en Tunja contra el impuesto colonial. 1592 Surgen los Resguardos de Indígenas. Las primeras comunidades que recibieron las tierras del Resguardo fueron, en 1595, las de Chiquinquirá, Moniquirá e Iguaque. Las comunidades indígenas enfrentan muchos problemas debido a los intereses de los latifundistas por sus tierras.521 518 R.B., t.3. f.331 r 519 Iguaque Perteneció a la doctrina del convento de los dominicos de Tunja; fue administrada, alternativamente, por franciscanos y dominicos. Doctrineros: fr. Domingo Molina, 1637, fr. José Navarro Polanco, 1732. 520 Ibid., nota 518 “En tierras más parejas el resguardo era casi siempre un rectángulo regular, al que se asignaban tantos ´pasos´ en redondo y que se medía con una cabuya ajustada en 76 o 100 varas (= 100 pasos). Las varas eran usualmente ´de la tierra´, es decir, equivalentes a unos 89 centímetros. (…) La regla general parece haber sido la de otorgar a cada tributario no más de 1.5 Has. Los resguardos de Monquirá, por ejemplo, tenían 110.2 Has. Hacia 1636, época de visita de Valcárcel, habrían correspondido 1.6 Has. a cada tributario. En 1596 Egas de Guzmán confirmó a los indios de Suta los 2.500 pasos en cuadro otorgados un poco antes por el presidente González. Reducidos a la cabuya de 65 varas empleada por Egas equivalían a 1.491 varas de la tierra o sea que se trataba de 222.3 Has., extensión 521 165 1595 Visita de Egas de Guzmán a Iguaque, se hacen averiguaciones sobre la existencia de santuarios y cucas, se procesa al gobernador indígena. Como consecuencia de esta visita, se establece un cambio en el monto del tributo debido la alta disminución de los indígenas. “El monto del tributo podía ser de tres mantas o de 45 pesos de oro de 13 quilates…pero se suprimía la obligación de hacer labranzas…También, a partir de esta visita, algunas comunidades indígenas dispusieron de resguardos. Como sobre ellos pesaba ya la obligación de hacer labranzas para sus encomenderos, los indios podían disponer de una mayor libertad de contratación…Así parecían entenderlo los encomenderos. Juan de Otálora, encomendero de Iguaque, objetó la tasa de Andrés de Guzmán con el pretexto de que el visitador había tasado a los indios en oro, sin que éstos tuvieran minas. Según el encomendero, debía tasarse a los indios en mantas y labores agrícolas porque de no hacerse así cesaría todo comercio:“no hay otra gente que los pueda hacer, y de la experiencia que dellos se tiene muestra que los tales, por ser para sí aprovechados, no lo harán, cesará la dicha contratación y ventas, como cosa no digna de ser permitida”. 522 1598 Continúa la rivalidad Villa de Leyva-Tunja. En abril, el capitán Juan Pérez de Salazar, vecino de Tunja, “se encamina a España, y el Cabildo le da una Instrucción con 26 capítulos de súplicas a su Majestad, entre ellas, una sobre la causa que esta ciudad tiene con la Villa de Leyva que está en su jurisdisçion tres leguas della y es de besindad de cinquenta vezinos labradores poco mas o menos sobre la esençion que pretende desta çiudad se bea en el rreal consejo para que en el como en todas causas se provea segun y como se a pedido y suplicado”. 523 Tunja es la primera ciudad del Nuevo Reino que solicita una universidad laica. 1607 El cabildo de Tunja eleva al rey la petición que“se imponga silencio a la pretensión de la Villa de Leiva de separarse de Tunja por lo que ha prometido 10.000 ducados, pues esta fue fundada en tierras de la ciudad con aprobación Real, y los Regidores han pagado fuertes sumas por sus oficios en consideración de serlo también de la Villa de Leiva”.524 Se termina la construcción de las primeras casas; entre ellas, la del cronista y beneficiado de la iglesia de Tunja, don Juan de Castellanos. 1613 Un cabildo abierto, autoriza la fundación del Convento de San Francisco; en 1614, la comunidad franciscana toma posesión del lugar con el nombre de Convento de la casi insignificante al lado de la estancia de 1.904.6 Has. otorgada a Juan Núñez Maldonado en 1586 y que en 1620 pasó al encomendero de Suta, Pedro Merchán de Velasco. Según esta medida habría correspondido a cada tributario 1.3 Has. en la época de la confirmación.” Germán Colmenares, La Provincia de Tunja en el Nuevo Reino de Granada,1984. 522 Ibid., VB., t.3,f.s14 r. C, 1598, 3 de abril, 57 rv. En: Ernesto Porras C. : La difícil relación entre Villa de Leyva y Tunja durante la colonia. 524 Archivo General de Indias, Santafé 56. 523 166 Inmaculada Concepción, que a mediados del siglo XVIII entra en decadencia debido al reducido número de frailes. 1630 Rivalidad entre Villa de Leyva y Tunja por la posesión de Chiquinquirá. “El procurador de la Villa presenta a Tunja unos autos sobre jurisdicción que tiene sobre Chiquinquirá y sobre elección de alcaldes, el 9 de enero de 1630. Tunja se opone al asunto último”. 525 Tunja toma posesión sobre Chíquiza. 1633 Muere en Villa de Leyva, el Arzobispo Bernardino de Almanza. 1636 La población indígena queda reducida a sesenta y ocho tributarios, incluidos los de Saquencipá. 1639. El arzobispo de Santafé, fr. Cristóbal de Torres, en su segunda visita a la villa, ordena fundar la cofradía del Rosario. 1644 Enero 30 El alcalde Bernardino Barrera “se entró con procesión al sitio de Chiquinquirá con vara de alcalde” sin tener allí jurisdicción e hizo causa contra el alcalde de ese sitio y lo puso en prisión”. 526 Tunja toma posesión de Tinjacá. 1648 Se establece el monasterio de las Carmelitas, el rey lo había autorizado en 1642. Las Carmelitas Descalzas permanecen ahí hasta su expulsión, en 1863, y regresan en 1870. La iglesia se construyó entre 1845 y 1850. 1659 Tunja toma posesión de Chiquinquirá. 1661 Elección de alcaldes en la Villa de Nuestra Señora de Leyva. “Así congregados el sr. Corregidor y Justicia mayor propuso. La obligación que tiene el cavildo a hazer la elección de alcaldes ordinarios de la hermandad Regidores y Procurador General de la Villa de Nuestra Sra. de Leyva como está en uso y costumbre y que se haga en personas de prendas partes y buenas obligaciones de buena vida y costumbres que mantengan aquella República en paz y justicia distributiva como Mgd Dios legue Lo tiene dispuesto… y aviendo conferido dicha elección Los dhos señores cavildo y corregimiento unánimes y conformes de un acuerdo y plena deliberación dijeron que sus votos y parecer es que este presente año de mil seiscientos y sesenta y uno sean alcaldes ordinarios de la villa de nuestra sra de Leiva don Nicolás de la Serna Música más antiguo, don Bartolomé Martínez de Angulo su compañero. De la 525 Ernesto Porras C. : La difícil relación entre Villa de Leyva y Tunja durante la colonia. C, 1630, 9 de enero, 304 rv 526 Ibid C.1644, 30 de enero, 41 r. 167 santa hermandad Juan Sánchez Marchan. Regidor más antiguo Antonio Galeano. Juan Antonio de la Asención. Xtoval de Cepeda Sta Cruz. Juan Domínguez de Figueredo. Procurador General Bartolomé Russi. …y hagan la solemnidad del juramento acostumbrado y den fianza de la residencia y causas de bienes de difuntos los alcaldes como deben y son obligados se despache como son a uno de los señores de este cavildo… Señores del cavildo: Don Juan de Guevara - don Juo Suarez de Figueroa - Don Joan Ortiz de Polanco – Joseph Descobar Tamayo – Don Diego de Paredes Calderon – Jacinto Ortiz de Lisaracu – Berbd de Escobar Tamayo - Don Antonio de Rojas - Don Diego Rincón – Dn Domez Merchan de Velasco Monsalve – Don Phelix de la Serna Música Joan de Ayala Malddo – ssan de Ossa y Arauna - Dn Juan de Medrano y puebl - Dn Manuel de Espinosa.527 Ante mí, JUA XIMENEZ SERRANO.Es fiel copia- Luis Alberto Castellanos. 1665 Se concluye la construcción de la Iglesia Matriz o catedral, proyectada en 1604. 1684 Traslado del pueblo de Sáchica de la orilla del río al sitio actual, fue luego doctrina franciscana. 1691 12 de junio: “… se lee en el Cabildo de Tunja lo que parece ser, al fin, un triunfo parcial de la causa abogada por la Villa de Nuestra Señora Santamaría de Leiva: se dice que en la Real Audiencia ha salido fallo favorable que le permite la elección de alcaldes (…)En libros de Cabildo de Tunja, encontramos que la Villa es aún jurisdicción de Tunja, en 1724”. 528 Agosto 23 Leyenda del eclipse de sol y la destrucción del trigo. 1700 Los dominicos adquieren la “Hacienda de Sorocotá en 3.600 pesos, en términos de Guatoque, hoy Santa Sofia, que Dña. Andrea de Espitia, de Villa de Leiva acrece con una hacienda contigua”. 529 1740 Levantamiento de Vélez, en la Provincia de Tunja, en rechazo a los impuestos y empréstitos forzosos para ayudar al virrey Eslava en la lucha contra los ataques ingleses en las costas del Nuevo Reino de Granada. 527 En: Repertorio Boyacense. C. 1691, 12 de junio,, 109 rv. En: Ernesto Porras C. : La difícil relación entre Villa de Leyva y Tunja durante la colonia. 529 Fray Alberto Ariza S., OP. Los Dominicos en Colombia, T.I. Bogotá, 1992 528 168 1755 “A finales del siglo XVIII se da una desintegración de los resguardos, el visitador Andrés Verdugo y Oquendo, señaló la decadencia de los indígenas de la Provincia de Tunja… dispuso la venta total o parcial de algunos de ellos”. 530 1778 José María Campuzano, por iniciativa de Moreno y Escandón,“procedió a la extensión de Sáchica”. 531 530 Javier Ocampo López: Identidad de Boyacá. Tunja, 1997 “La visita de Verdugo y Oquendo, en 1755, suscitó una serie de cuestiones que condujeron a la postre a la extinción de una gran parte los resguardos indígenas (…) Al rendir su informe insistía en la desproporción en que se encontraba la población mestiza con respecto al número menguante de indígenas. Según el argumento del visitador, los indios, disminuidos en un 50%, disponían de la totalidad de los resguardos que les habían sido otorgados sin que pudieran aprovecharse de ellos (…) El visitador recomendaba que se restringieran los resguardos de los indios y se dieran los sobrantes a los vecinos. Para justificar esta expoliación argumentaba que las tierras eran improductivas en manos de los indios (…)Con todo, el visitador, no esbozaba el argumento capital: la presión de los habitantes no indígenas que tenían necesidad de tierras (…) En algunos casos concretos el visitador propuso la extensión de los pueblos y su agregación a otros, cuando no alcanzaran a tener más de 100 habitantes… En ocasiones, ni siquiera los vecinos, en cuyo beneficio se había ideado la expropiación pudieron competir con los criollos de Tunja o con los vecinos más ricos en las ofertas para adquirirlos (… ) A partir de la visita de Verdugo y Oquendo se había iniciado, tímidamente, es cierto, el proceso de extinción de los resguardos indígenas. Puede concebirse cómo, desde ese momento, la administración virreinal fue presionada cada vez más a tomar una decisión radical. Los vecinos pugnaban por convertir los pueblos de indios, en los cuales vivían precariamente, en parroquias de ´españoles´. (…)Las extinciones de 1755 encontraban una justificación aparente en el crecimiento incontrolado de la población mestiza que no hallaba acomodo dentro de la estructura institucionalizada de una sociedad dualista (…) En realidad, el reconocimiento de los resguardos había coincidido con la racionalización del tributo, como un esfuerzo por asegurar el pago de salarios en dinero y con la supresión del monopolio de la mano de obra indígena de que gozaban los encomenderos. Con estas medidas quería integrarse a la sociedad indígena en procesos de producción más activos que los que habían sido organizados casi exclusivamente en torno a la relación personal de la encomienda (…) Los encomenderos habían desaparecido pero no el tipo de relación personal que inmovilizaba toda iniciativa en el seno de la sociedad indígena. Las concentraciones ordenadas por Luis Hernández habían debilitado aún más la encomienda pero en cambio habían sentado las bases para sustituir la sujeción personal a otros dos tipos de personajes: el doctrinero y el corregidor de indios. El primero, ahora casi siempre perteneciente al clero secular, aseguraba su subsistencia no sólo a través del estipendio (que se satisfacía con parte del tributo) sino que imponía, además, de pagar una serie interminable de fiestas y aún la prestación de servicios personales.(…) Los corregidores de indios, por su parte, disponían a su antojo de la facultad de concertar indios a los españoles propietarios de estancias. Esto los convertía en aliados naturales del sector más influyente de la sociedad criolla. (…) El tributo, que había servido para fijar las relaciones entre las dos sociedades por más de dos siglos, ya no desempeñaba esta función puesto que los indios no tenían a menudo siquiera con qué pagarlo.” Germán Colmenares, La Provincia de Tunja en el Nuevo Reino de Granada, 1984. 531 A finales del siglo XVII comenzaron a erigirse parroquias “constituidas por vecinos españoles y a dar un asentamiento urbano a estancieros y pequeños propietarios independientes. En el caso de Sáchica, por presión de la población mestiza sobre los resguardos indígenas y para arrebatarles sus tierras más fértiles “..donde les resulten mayores utilidades en lo espiritual y temporal, pues su mayor bien no consiste en complacerles en lo que por capricho apetecen, sino en obligarlos a lo que por razón y justicia les es más provechoso y de menor gravamen al real erario…” VB., t.16, f. 800 r. ss Fuente: Germán Colmenares, La Provincia de Tunja en el Nuevo Reino de Granada, 1984 169 1781 Movimiento insurreccional de Los Comuneros, que tiene por eje la ciudad del Socorro y se extiende a San Gil, Mogotes, Charalá, Vélez y Sogamoso. La mayor parte de los pueblos de Boyacá participan, envían gentes y capitanes para conformar las tropas populares. En 1781, los capitanes charaleños Ignacio Calvino y Antonio José Araque, junto con los socorranos Isidro Molina y Benigno Plata y otros, entran a la Villa y sublevan al pueblo; se quema el tabaco, se arman y nombran como capitanes a los leyvanos José de Neira y Páez, Juan Ignacio Páez y Gregorio Suárez y marchan hacia Tunja. 1785 Son nombrados como Alcaldes Ordinarios de la Villa: Don Joaquín de Neyra y Castro y Dn. José de Neyra Páez Dn. Antonio Chacón, Regidor Alférez Real y Dn. Josef de Neyra y Castro Regidor Alcalde Provisional. 1802 El cura de Villa de Leyva, Salvador José Sánchez, levantó el siguiente censo de habitantes: eclesiásticos, 18; nobles, 79; blancos, 1.213; mestizos, 1.388; indios, 147; esclavos, 31. 1810 Revolución del 20 de julio. 1811 Junio 5 Se firma en Leyva el acta de separación de Tunja y se reconoce al gobierno de Santa Fe como su legítima autoridad. Los cantones que no habían sido reconocidos como provincias soberanas y federales se anexan a Santa Fe. La Provincia de Tunja defiende el federalismo y, en la Constitución del 9 de diciembre, se transforma en la República de Tunja. Se crea la Universidad de Tunja y se ordena la organización de escuelas en todos los pueblos. El alcalde de la Villa es Juan Nepomuceno Neira, quien firma la Constitución de la República de Tunja de 1811. 1812 Octubre 4 Se reúne, en Villa de Leyva, el Congreso General de las Provincias Unidas bajo la presidencia de Camilo Torres.532 1813 Diciembre 10 La República de Tunja declara la independencia absoluta de España. 1815-19 Régimen del terror: reconquista española. Invasión“pacificadora”de Pablo Morillo, general en jefe de la expedición. Se establecen tres instituciones para restaurar el régimen colonial: el tributo de Purificación, la Junta de Secuestros y el Consejo de Guerra Permanente; se implanta la violencia oficial, el terrorismo y el militarismo lo que estimula el sentimiento patriota y los levantamientos populares. En Villa de Leyva son fusilados Manuel José Sánchez, Juan Bautista Gómez, José Umaña y Joaquín Viana. 532 “Siempre me llamó la atención la participación de la Villa en la independencia. En la independencia es la capital de las Provincias Unidas, luego pasa a Tunja; Villa de Leyva siempre ha tenido problemas con Tunja y Tunja con Villa de Leyva, Villa de Leyva quiso ser más alrededor de Nariño, con Cundinamarca y eso tiene una razón de ser.” Testimonio de Javier Ocampo López. 170 1816 El comandante patriota, general Manuel Roergas de Serviez, establece un Cuartel General en la Villa. En abril, las fuerzas realistas, ocupan el convento del Ecce Homo. 1819 Campaña Libertadora, lucha revolucionaria de los patriotas contra los realistas. 1821 Con la Constitución de Cúcuta, la República se divide en departamentos, los departamentos en provincias, las provincias en cantones y los cantones en parroquias. Se crea el Departamento de Boyacá y se divide en las provincias de Tunja, Socorro, Pamplona y Casanare. Ley 28 de julio del Congreso de Cúcuta. 1822 Se inicia el período de las intendencias y, en 1828, Simón Bolívar las reemplaza por las prefacturas. Es nombrado el primer intendente del departamento de Boyacá, Pedro Fortoul. Se crea el Colegio Boyacá. 1827 Se establece la Universidad de Boyacá que inicia labores en 1828, en el Colegio de Boyacá, con las carreras de jurisprudencia, filosofía y letras, medicina, ingeniería, ciencias naturales, artes y oficios, integradas al colegio como estudios superiores universitarios. 1828 Bolívar restablece los conventos suprimidos y revoca las leyes sobre la enseñanza católica. Estos posteriormente fueron derogados por la ley 13 de 1832. 1830 Se desintegra la Gran Colombia y surge el Estadode la Nueva Granada. 1831 Se suprimen los departamentos y prefacturas y se divide el país en dieciocho provincias, divididas en cantones y estos en distritos parroquiales. Se crea la Provincia de Tunja, el poder ejecutivo de las provincias se le asigna al gobernador y en cada provincia se constituye una Cámara Provincial integrada por diputados de todos los cantones. 1839-1841 Guerra denominada de los Conventos o de los Supremos, causada por la ejecución de una disposición legal tomada desde 1821, que se venía posponiendo, y que consistía en suprimir, por antifuncionales, los conventos que albergaran menos de ocho religiosos y que estos destinaran sus locales y bienes a la educación. 1840 Guerra Civil, se declaran los gobiernos de facto; en la provincia de Tunja se genera una gran inestabilidad 1845 El cantón de Villa de Leyva, de la provinciade Tunja, comprende ocho parroquias. 1851 Durante el gobierno liberal se suprime el fuero eclesiástico; y por medio de la ley del 27 de mayo, se dispone que los curas párrocos serán nombrados por votación en el cabildo municipal entre los candidatos presentados por el diocesano; por la ley de 1850, se cedían los diezmos a las provincias con facultad de suprimirlos o administrarlos; ese año los jesuitas son expulsados del país. 171 1857 El 13 de mayo, el Congreso de la Nueva Granada, determina la formación del Estado Soberano de Boyacá, que comprende las provincias de Tunja, Tundama y Casanare, con excepción del antiguo cantón de Vélez que se incorpora al Estado de Santander. 1858 Se promulga la nueva Constitución siendo presidente Mariano Ospina Rodríguez, y se crea la Confederación Granadina afirmando con ello el federalismo para el país. 1860 Se inaugura en Villa de Leyva el Convento de San Martín de Porres, a exigencias del delegado apostólico e insinuación del P. fr. Joaquín Páez Murcia, y se le asigna el personal del Santo Ecce Homo. 533 1861 El gobierno de Mosquera dicta el decreto del 9 de septiembre de 1861 sobre desamortización de bienes de manos muertas, que en su artículo primero decía: "todas las propiedades rústicas y urbanas, derechos y acciones, capitales de censos, usufructo, servidumbre u otros bienes que tienen o administran como propietarios o pertenezcan a las corporaciones civiles o eclesiásticas y establecimientos de educación, beneficencia o caridad, en el territorio de los Estados Unidos de Colombia, se adjudicarán en propiedad a la nación por el valor correspondiente a la renta neta que en la actualidad producen o pagan, calculada como rédito al 6....” Este decreto también se aplicó para la enajenación de los ejidos municipales. También se expidió el decreto de “inspección o tuición de cultos,”por lo cual, bajo pena de destierro, se establece que ningún eclesiástico podrá ejercer sus funciones sin la autorización de la Autoridad Civil. 534 1861 Mediante un pacto de unión, se confederan algunos estados y se da el nuevo nombre: República de Estados Unidos de Colombia, posteriormente ratificada en la Convención de Rionegro, en 1863. 533 Fuente: Fray Alberto Ariza S., OP. Los Dominicos en Colombia, T.I. Bogotá, 1992 534 Fuente: Alvaro Tirado Mejía: El Estado y la Política en el siglo XIX. Se calcula, que en 1861, año de la desamortización, la iglesia poseía una tercera parte de los bienes inmuebles del país. "Para Boyacá, hacía 1875, el total de los bienes desamortizados se aproximaba al millón y medio de pesos y gran parte de este valor procedía de la venta de bienes raíces, los cuales estaban representados en propiedades situadas en el sector rural. En general existían 205 fincas que pertenecieron a la iglesia, con un valor de $1.719.391.35. Un poco más del 60% de las fincas rematadas lo fueron por menos de 1000 pesos y sólo un 21.5 alcanzó un valor superior a los 3.000 pesos, lo cual sugiere la posibilidad de la existencia de casi 20.554 hectáreas de terrenos en poder de la Iglesia (...) Las instituciones más ricas en bienes raíces eran, en su orden: el Convento de Santo Domingo, Monasterio de Santa Clara, Iglesia de Somondoco, Convento de La Candelaria.. (...) al mismo tiempo, existían instituciones como el Convento del Carmen de Leiva... con importantes capitales representados en actividades crediticias bajo la modalidad de capitales o censos (...) Gran parte de los bienes eclesiásticos enajenados en Boyacá mediante subasta pública pasaron a manos de los personajes más influyentes de Tunja (...) los mayores beneficios en los remates de los bienes de manos muertas los obtuvo un grupo de comerciantes y negociantes en finca raíz, que en algunas ocasiones eran también miembros activos de la burocracia oficial. Fernando Díaz Díaz: Estado, Iglesia y desamortización. 172 1870 Se funda la Escuela Normal de Varones de Tunja. 1875 Se funda la Escuela Normal de Señoritas de Tunja. 1885 Durante la Revolución del 85, un grupo integrado por Agustín y Ramón Neira, Anatilio Gómez, David Forero, Luis Páez B y otros que habían salido de Chiquinquirá, conformaron un grupo que atravesando Iguaque pasó a Sogamoso, donde estaba el general Sergio Camargo, jefe supremo, y se incorporaron a las fuerzas revolucionarias del general Daniel Hernández y pelearon en la batalla de La Humareda. 1886 La Constitución Nacional crea la República de Colombia y los antiguos estados federales se denominan departamentos. El Departamento de Boyacá, nombra su primer gobernador y conserva los mismos límites de 1857. 1904 Reyes reconstruye el país. Establecimiento del peso oro como unidad monetaria. 1908 Por medio de la Ley 1 del 5 de agosto, la República de Colombia se divide en treinta y cinco departamentos; de Boyacá surgen los departamentos de Tunja:capital Tunja, con las provincias de Márquez, Tenza, Neira y Chocontá; departamento de Santa Rosa: capital Santa Rosa de Viterbo, con las provincias de Tundama, Gutiérrez, Norete, Sugamuxi y Valderrama; departamento de Chiquinquirá: capital Chiquinquirá, con las provincias de Occidente y Ubaté. Asimismo, se establece la Intendencia de Casanare. 1909 El cura de Suta, Parmenio Rodríguez, demuele la iglesia de Yuca de propiedad del Convento de los Dominicos, se lleva los objetos religiosos y los materiales. “Subrepticiamente se lleva la Sagrada Imagen del Ecce-Homo a Suta, donde desde entonces permanece en el aposento del párroco, ilegalmente”. 535 La Ley 65 restablece la división territorial de 1905 y aparece de nuevo el Departamento de Boyacá; en 1913, se separa Casanare y se conforma en Intendencia. 535 Fray Alberto Ariza S., OP. Los Dominicos en Colombia, T.I. Bogotá, 1992 173 Anexos Anexo Nº 1 Época amerindia 1. Cronología y Cultura Hace, aproximadamente, 12.000 años a.p, pueblos amerindios se establecieron en el territorio del altiplano oriental y desarrollaron una importante y compleja cultura dentro del contexto amerindio; se dieron tres etapas formativas: una primera de caza, pesca y recolección; una segunda protoagrícola; y una tercera fase, “formativo desarrollado,” caracterizada por el establecimiento de comunidades agrícolas, alfareras, tejedoras y minero-metalúrgicas. Según Carl Langebaek, la investigación realizada por el proyecto Medio Ambiente Pleistocénico Holocénico y Hombre prehistórico, “encontró evidencias de cazadores-recolectores del pleistoceno tardío (12.000 a.p) y del holoceno temprano en diversos sitios del altiplano oriental” (Langebaek R.,C.H., 1995).536 Se ha afirmado que, es factible que cuando se produjo la última glaciación, hace unos 10.000 años, ya estuviesen asentados los primeros indígenas en este territorio. La etapa agrícola, de carácter comunal, se establece entre 7000 a 5000 a.n.e; se inicia un proceso de domesticación de las primeras plantas cultivadas, domesticación de animales, desarrollo de la cerámica, tejidos, metales y técnicas hidráulicas, todo lo cual revela una compleja organización social para poder acceder a la naturaleza. Según Molano, “con el empleo de la energía bajo distintas formas inició el manejo de las cadenas tróficas haciéndolas más simplificadas y a su vez controlando las especies animales que podían hacerle competencia… todo el conocimiento adquirido sobre la misma naturaleza desembocó en el poder almacenar energía metabólica, como producto de la revolución agrícola”. Es indudable que por la necesidad de tierras de calidad para cultivos, se modificaron los bosques; y los sistemas técnicos de tala y quema, los llevaron a plantearse un tipo de agricultura itinerante para dejar descansar y recuperar los suelos intervenidos y permitir una regeneración natural de los bosques con plantas pioneras dinamogenéticas. Como se puede observar, se adoptaron una serie de intervenciones armónicas con la naturaleza, a partir del principio de que también se es parte de la naturaleza, junto con una estrategia productiva; lo que se ha llamado el concepto de “complementariedad vertical,” es decir, una “integración vertical de los distintos pisos ecológicos” (Molano, 1990) por los distintos grupos asentados sobre laderas, valles y altiplanos, “donde cada uno ofrece una producción diferenciada acorde con sus características ambientales, en la medida, de que cada piso térmico es un conjunto integrado de ecosistemas con producción diferenciada y especializada;” unido a esto, se dejan quietos los corredores 536 Estudios de polen han planteado la posibilidad de que la agricultura se dio en el altiplano antes del período muisca (Van der Hammen 1962 y 1991; Van Geel y Van der Hammen 1973) 174 biológicos y se hace una utilización racional de los variados de recursos de esa gran diversidad ambiental. Esta complementariedad, con el uso de las vertientes “como fuente de producción de muchos elementos diversos, no permitió el agotamiento de los recursos donde se estableció el grupo, pues la demanda por ellos era parcial, importando los demás de otros ecosistemas”( Molano, Op.Cit.); además, la utilización de excedentes, el manejo directo de ecosistemas distintos y la ocupación de amplios espacios de montaña, genera un intenso y rico comercio. La dinámica poblacional, el medio ambiente y las relaciones interregionales se articularon para crear un cambio social (Langebaek R.,C.H., 1995) que les permitió alcanzar notables adelantos desde el punto de vista de sus complejos sistemas políticos, culturales y sociales. Se agrupaban en aldeas nucleadas, pueblos y centros de producción, con una densidad de treinta y cinco a cuarenta habitantes por kilómetro cuadrado (Chaunu,1974); tenían un sistema de descendencia matrilineal con un régimen de castas, pero con propiedad comunal sobre la tierra.“Grupos corporativos matrilineales denominados capitanías eran las unidades básicas de producción y consumo: varias capitanías formaban lo que los españoles denominaron pueblo y hoy son veredas, aunque muchas veces permanecían autónomas”(Broadbent 1964; Villamarin1972);los cacicazgos eran unidades territoriales que corresponden a lo que hoy en día se denominan municipios ( Broadbent 1964); las fronteras eran cambiantes, flexibles y permeables, llegándose, incluso, a la inestabilidad como característica de la centralización política; fue así como los cacicazgos, incorporados en confederaciones, pudieron conservar en gran parte su autonomía política y económica. (Colmenares 1970, Villamarin 1972; Langebaek 1987 y 1995) El medio ambiente, la gran riqueza de los recursos naturales, tuvo un papel importante en el surgimiento de esta sociedad compleja; las condiciones climáticas del territorio, la abundancia de agua, la fertilidad del suelo y la diversidad de flora y fauna, dieron origen a una estructura social compleja cuya base económica se fundamentaba en el conocimiento de los astros, de los ciclos de cultivos regidos por éstos, de la afectación de las plantas, animales y seres humanos, según los cambios ambientales. “Todo este conocimiento sirvió de fundamento para la solución de problemas alimentarios, medicinales, técnicos, culturales y rituales según el uso, cuya utilidad les era indicada por la experiencia acumulada durante siglos; fundamentaron el manejo de los recursos en la idea de que la vida y los intereses individuales y grupales eran exitosos en la medida que se consultara y se respetara el querer de la naturaleza”. (Ideam) El desarrollo político y el origen de los cacicazgos, se encuentra relacionado con una situación ambiental que favoreció la especialización de la producción y la redistribución desde un centro de control. (Service 1994;163-164 citado por Langebaek R.,C.H., 1995)537 Para Reichel-Dolmatoff, en Colombia, las sociedades complejas surgieron como 537 La importancia que tiene el medio ambiente en el surgimiento de sociedades complejas se manifiesta también en la “tendencia hacia la competencia en la producción de excedentes entre los cacicazgos para así mantener a los caciques” (Langebaek R,C.H, 1995, Sahlins 1958; Fried 1967, Plog 1991) “Este 175 resultado de la introducción del maíz de mesoamérica, que ocasionó cambios socioculturales y demográficos y, además, permitió la especialización artesanal; para otros, como Haury y Cubillos(1953), el medio ambiente, particularmente el altiplano oriental, fue un fuerte límite para el desarrollo de la sociedad muisca; y anotan que al estar los valles inundados, al momento de la llegada de los españoles, los muiscas sólo pudieron desarrollar su actividad agrícola en las laderas que rodeaban las llanuras y que en tales sitios se presentaban serios problemas para la producción en razón a la erosión y las heladas periódicas; de igual manera, argumentan Reichel-Dolmatoff (1961;87) y Domínguez (1981:90) al afirmar que la agricultura estuvo limitada por la heladas; en cambio otros autores, como Donkin (1968) anotan que los suelos de laderas son mejores, son más profundos, menos ácidos y con mejor drenaje que los suelos de la parte plana de los valles que son problemáticos, entre otras cosas, por el drenaje deficiente. Langebaek dice que algunos investigadores han afirmado que los muiscas construyeron una civilización “en algunos aspectos similar a la de los incas, y al parecer, en mucho menor tiempo” debido a los patrones del uso de la tierra y a factores ambientales. (Edit, 1959;374 citado por Langebaek R.C.H., 995) Así mismo, otros investigadores afirmaron que el proceso de desarrollo cultural llegó a su culminación en los estados muiscas populosos y bien organizados en razón de que el medio ambiente era más favorable…y que el desarrollo político de los muiscas se debió también a “las condiciones geográficas de los suelos templados, planos y fértiles, la abundante agua y la topografía que favorecía la intercomunicación”. (Carneiro, R.,1961; Angulo, C, 1961) 2. Características sociales, políticas y económicas. La cultura muisca fue una sociedad compleja, organizada jerárquicamente a través de cacicazgos, que tenían un desarrollo no homogéneo y una centralización política desigual; existieron diferencias regionales muy marcadas y, al parecer, relaciones de conflicto entre algunos de ellos. Los cacicazgos de Saquencipá, Sáchica, Chiquiza, Gachantivá, Ráquira y Tinjacá eran independientes políticamente del Zaque y del Zipa, a quienes no tributaban las tierras de los caciques de Sáchica y Tinjacá, señores libres;” (Fernández de Piedrahita, 1666/1973) sólo Aguado opina que la región hacía parte de Tunja (Aguado, 1581/1956).En el siglo XVI, en la región existían los cacicazgos de Saquencipá, Monquirá, Sáchica, Ráquira, Uranchá, Tinjacá (Londoño 1985) e Iguaque. Antes de la llegada de los españoles al territorio, se dieron fuertes tensiones entre las comunidades asentadas en el valle de Samacá, llamado La Laguna, y el cacicazgo de Hunza,( Tunja), que venía desarrollando una política de expansión y control territorial en búsqueda de mejores tierras. En documentos citados por Londoño (1985) se excedente se destinaría a alimentar a los artesanos, quienes podrían así dedicarse exclusivamente a la manufactura de sus artículos, los cuales ya no se limitarían a abastecer las necesidades internas del grupo local, sino que cumplirían además una función comercial.” (Falchetti, A.M.,1976) Igualmente existe la hipótesis que el cultivo del maíz “por su alto nivel productivo el cual permite la existencia del excedente requerido por la elite permitió el desarrollo de jerarquías sociales” (Leeds 1961 citado por Langebaek R,C.H, 1995) También se ha argumentado que los muiscas eran una población “hambrienta y enfermiza” por la escasez de alimentos y que parte de la dieta de la elite eran productos marinos. (Boada1988) 176 dice que, originalmente las comunidades de Saquencipá, Monquirá y Sáchica se habían establecido en el valle de Samacá y que fueron desplazadas por grupos sujetos a Tunja, de Ramiriquí, Cucaita, Sora, Boyacá, Samacá, Tibaquirá, Furaquirá, Buisa, Foaca y Cupachaine e, incluso, algunos de la cuenca alta del río Garagoa . En un documento del siglo XVI, el cacique de Cucaita afirma:“las tierras que tengo en La Laguna…las ganamos los indios comarcanos desta provincia que ahora tenemos…y echamos dellas al cacique de Saquencipa y Sacheca e yo quede por guarda y amparo de las mismas tierras.” 538 “En tiempo pasado y ahora presente están entremetidas las tierras y labranzas de Sorá y Cuqueyta y Ramirique porque solían ser muy amigos entre los caciques viejos y solían ayudarse en las guerras que tenían con los caciques de Sáchica y Monquirá.” 539 Según lo han interpretado varios autores, las comunidades desplazadas del valle de Samacá -las de Sáchica, Saquencipá y Monquirá- se establecieron a la orilla norte del río Sáchica y en el valle ubicado al costado oriental del río Suta; y las poblaciones asentadas en estas zonas, se desplazaron y asentaron en la vertiente occidental (Suta, Tinjacá, Pavachoque, Tijo) (Langebaek 1998). Los grupos en la sociedad muisca estaban divididos en parcialidades, capitanías o partes; “a la cabeza de cada parcialidad había un capitán con cuyo nombre, en ocasiones, se distinguía del grupo entero. Lo mismo ocurría, por lo demás, con los cacicazgos, al menos en los títulos de las primeras otorgaciones de encomiendas”. 540 Según Silvia Broadbent, las relaciones de los capitanes con los caciques habrían sido las de feudatarios y las capitanías constituían unidades territoriales. A partir de la intervención española, muchos de los cacicazgos se transforman en capitanías o partes de estas, la sucesión de los cacicazgos, como de las capitanías, era matrilineal; es decir, recaía en el hijo mayor de la hermana del cacique o del capitán y alrededor del cercado del cacique se daba un asentamiento nuclear; con la ocupación española, las capitanías primitivas perdieron el papel que tenían en la jerarquía de la sociedad muisca. “Los encomenderos emplearon a los capitanes para cobrar los tributos de los indios que les estaban sujetos directamente y como un reconocimiento de su autoridad, los eximieron de pagarlos ellos mismos. Los capitanes también recibían los salarios que el encomendero adeudaba a la comunidad por trabajos colectivos (…)Las agregaciones de pueblos, realizadas a partir de 1602, constituyeron nuevas capitanías al incorporar como capitanes dentro de un pueblo “agregado” a los que habían sido caciques. Estos nuevos caciques conservaron la función de cobrar tributos hasta el siglo XVIII. La ocupación española modificó, también, la pertenencia a las parcialidades, que se daban por línea materna, lo mismo que las reglas de residencia; el interés de los encomenderos entraba a menudo en conflicto con una estructura social del todo extraña y, por lo tanto, tendían a modificarla en su provecho”. 541 538 Doc 1.9 en Londoño 1985, citado por Langebaek 1998 D. 1.3.4 en Londoño 1985 540 Germán Colmenares, La Provincia de Tunja en el Nuevo Reino de Granada, 1984. 541 Ibid. 539 177 3. Intercambio. El intercambio tuvo un papel primordial en el desarrollo de las interacciones sociales, económicas y culturales de estos grupos y otros pueblos vecinos y quizás con sociedades de otros territorios; está comprobado que se realizó un intercambio de excedentes entre las comunidades de Tinjacá y Suta, Saquencipá y Monquirá; a la llegada de los españoles, estos realizaban un amplio intercambio en el mercado de Sorocotá542 al cual tenían acceso otros grupos. Según parece, existía un mercado ubicado en una loma situada entre Monquirá, Saquencipá y Suta (Ariza 1972) (quizás la Loma de Monsalve en la actual vereda de Cañuela en el municipio de Villa de Leyva); en gran cantidad de poblados se efectuaban mercados cada cuatro días (AGI, Stafé 5612v) y, en 1573, se ordenó que estos se realizaran en Villa de Leyva;543 los caminos fueron fundamentales 542 “El otro puesto donde se hacían los más famosos mercados era en la tierra del cacique Sorocotá, que ahora se comprende en los términos de la ciudad de Vélez. Aquí, por ser comunes bogotaes, tunjas, sogamosos, guanes, chipataes, agataes, saboyaes y otras muchas provincias comprendidas dentro de éstas, se juntaban de ocho en ocho. Véseles gran suma de gente con los frutos de sus tierras, en que también bullía buena suma de oro, en especial de los que acudían del poniente, como eran agataes y sus vecinos que viven a las vertientes del Río Grande de la Magdalena, donde siempre se ha hallado mucho de este metal, aunque nunca el de plata. Y así se tuvo por cosa rara lo que sucedió en este mercado de Sorocotá y algunos años después de fundado por los españoles, los cuales dejaron pasase adelante, unos negros esclavos cimarrones acudían allí el día del mercado, haciendo a los indios mil agravios que después pagaron en la horca por industria de las justicias. Para evitar estos y otros inconvenientes, mandó la -ciudad- de Vélez le mudará el puesto del mercado a una loma alta cerca del otro puesto, donde aunque comenzaron a acudir, era de tan mala gana que los más se volvían a su primer sitio, haciendo sus contratos de mayor cuantía sobre una piedra de hasta cuatro quintales que había en un cerrillo del puesto, a cuya redonda estaba toda la gente. Advirtiendo de esto la ciudad de Vélez y habiendo los alcaldes de ella buscado la causa, hallaron que aquella piedra era lo que les podía arrancar de su primer sitio, por las supersticiones que en ellas tenían para sus contratos. Con que determinaron con más veras quitarlos de allí, y para que del todo tuviera efecto hacer pedazos la piedra. La cual hallaron, quebrándola, tan rica de plata, que se sacaron de ella más de ochenta marcos, de que se hicieron muchas piezas que algunas permaneces hoy. Llenóse con esto la tierra de esperanzas, entendiendo ser aquella piedra de algunas minas ricas de algún metal que hubiese cerca, haciendo de esto apretadas diligencias por más de cuatro años, en que se trastornaron las quebradas, cerros y amagamientos de la redonda con extraordinarios cuidados, que todos fueron en vano por no haberse podido rastrear hasta hoy cosa de este metal en minas en toda la tierra que lo buscaron. De donde salió opinión entre muchos, que aquella piedra se la había traído allí el demonio de alguna mina rica de plata de las ciudades de Mariquita, Potosí, u otra parte, para las supersticiones que sobre ella hacían.” Fray Pedro Simón: Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales. Biblioteca Banco Popular, Bogotá, 1981, pág. 404 543 En 1573, el Corregidor de Tunja, don Juan de Otálora, expidió la siguiente orden:“…teniendo consideración al grande y excesivo trabajo que los indios de Sáchica y Saquencipá, Monquirá y Suta y Tinjacá…y Chiquisa..y Turca y Sorocotá…padecen en irse a alquilar a la dicha ciudad de Tunja, por estar a cuatro y a cinco leguas y otros a seis y siete de dicha ciudad de Tunja y por ir como van los dichos indios cargados con leña y otras cosas, desde los dichos sus pueblos a la dicha ciudad de Tunja…por lo cual parecen grande y excesivo trabajo, por lo cual muchos de los indios enferman y otros mueren con la pesadumbre de dichas cargas, lo cual es justo remediar. Y por que todos los dichos indios están dentro de dos leguas de la comarca desta dicha Villa, de la cual más lejos y otros a legua y otros a media legua, y por obviar las dichas molestias y extorsiones y también porque esta Villa y los vecinos della sean ayudados con el servicio de los dichos indios para sus edificios y labores, y por el bien que dello a los 178 para el desarrollo de esta amplia red de intercambios, y hay pruebas etnohistóricas de que, diversos cacicazgos tenían acceso a otros ecosistemas, en búsqueda de recursos diferentes. 4. Medio Ambiente ¿Cuál era la situación ambiental a la llegada de los españoles? ¿Cuál fue el manejo que las comunidades indígenas le dieron? Se han planteado varías hipótesis, ninguna probada, pues no están suficientemente sustentadas: primero, que dicha relación y manejo fue armónica y que los cambios ambientales se debieron a los modelos agroculturales de los españoles; entre ellos, la introducción del trigo y la ganadería que implicó la destrucción del bosque (Molano 1990, Arango 1998); y otra que plantea que, los ecosistemas fueron impactados por los sistemas productivos prehispánicos, principalmente, por el método de cocción de la cerámica. Falchettí afirma que: “este estado de la zona se debe esencialmente a la acción del hombre: desmontes y talas sistemáticas acabaron con los bosques allí existentes en alguna época y privaron al suelo de su capa vegetal. Pero esta acción no se inició con la conquista, pues el problema citado debe tener sus orígenes en tiempo precolombinos. El método de cocción al aire libre empleado por los indígenas, presupone la utilización de grandes cantidades de leña, para la cocción de cada lote de cerámica. Por lo tanto, esta actividad practicada a gran escala, por una alta proporción de la población local, durante un largo tiempo, constituiría una causa de la iniciación de una tala sistemática de las áreas forestales.”(Falchetti 1975) Este concepto lo comparten los arqueólogos Therrien, Boada y Mora. Hay evidencias de que las tierras más degradadas, erosionadas, son las que muestran menos indicios de haber sido ocupadas por las poblaciones indígenas; esta teoría también la comparten algunos investigadores, entre otros, Langebaek (1998). 5. Poblados Los cacicazgos de Saquencipá y de Monquirá, que estaban muy próximos uno del otro, al parecer ocupaban un territorio que había sido de las comunidades de Yuca (Tovar1980) Ambos cacicazgos, posteriormente fueron parte de una misma encomienda; y en el siglo XVI integraron un sólo pueblo; no obstante, los dos se reclamaban independientes. En un documento (AGN vis Boy 7 f 57Or), los de Saquencipá declaran que no están “…sujetos a ningún otro cacique antes todas las comarcas le eran sujetas;” dichos naturales se sigue, mandaba y mando que agora de aquí adelante…de que todos los indios que los caciques que de los dichos pueblos envíen y son obligados a enviar alquiler a la ciudad de Tunja, vengan desta dicha villa y en ella se alquilen por el precio y el tiempo que en dicha ciudad de Tunja…para que con el ayudar dellos las labores y edificios desta Villa vayan adelante…” “Otro si dijo que mandaba y mando que el mercado que por los naturales de esta comarca se acostumbra hacer en la loma que está entre Monquirá, Suta y Saquencipá, de hoy en adelante se vengan a hacer y se hagan en la plaza pública desta dicha Villa, conviene que los dichos indios lo hagan, según dicho es, en la dicha plaza, para estar más cerca de la Justicia Real de su Magestad, que los defienda y ampare y tenga en paz y justicia de cualquier agravio que les fuere hecho así por los españoles como por otros naturales…” (6, págs. 77-78) 179 y en otro, del siglo XVI, se dice que: “nunca fueron sujetos a otros caciques nyngunos fuera de su pueblo a el cual le daban mantas y tujielos de oro e le hazian sus cercados e buhíos e cavaba sus labranzas y le cazaban venados e conejos e que es más lo que pagan agora que lo que le daban a su cacique.” (AGN Vis Boy 17 f 562r, en Tovar 1980).Al parecer, el poblado de Saquencipá estaba ubicado en el sitio que hoy se denomina El Infiernito, es decir, sobre la margen oriental del río Sutamarchán; y Monquirá, en el lugar donde hoy están las ruinas de la escuela y capilla de Monquirá; y aun cuando fueron desplazadas del valle de Samacá, La Laguna, conservaron en el valle tierras para sembrar en épocas de sequía. La base económica era la producción agrícola; cultivaban, maíz, fríjol, yuca, auyamas, ají , batatas, turmas544 y algodón. Es importante destacar el hecho que, a diferencia del resto del territorio muisca, rotaban la tierra y construían canales de irrigación; esto lo corroboran varios documentos del siglo XVI:“…no están por sembrar por ser tierras que nos sobran sino porque las dejamos descansar para que luego que se cansen de la labor las otras a ellas comarcanas…pasemos a labrar en ellas y huelguen las otras…” (AGN Prob Boy 2 f 364r) y en un documento del siglo XVI, citado por Langebaek, se dice que cerca a Sáchica existían tierras “toda de riego desde antigüedad” y que si esas tierras “no son de riego, no valen cosa ninguna”. (AGI Santafé 56ª, en Langebaek 1998) 544 Papas 180 ANEXO Nº 2 UNIDADES SOCIALES Y POBLACIÓN DE SAQUENCIPA EN 1572545 UNIDADES SOCIALES Cacique CUPAQUÉN Capitán TIBASAQUE Capitán CIPAMEA HOMBRES MUJERES NIÑOS HUIDOS AUSENTES ENFERMOS 21 15 7 1 - - 1 6 4 2 - - - - 17 7 4 - 5546 - - Capitán NEASOCA 4 1 1 - - - - Capitán PIRAQUEUSA Capitán SAYRIA 20 11 11 - 6547 - - 19 13 6 - 3548 - - Capitán NEYABANE Capitán CHIASAQUE Capitán AGOACHAQNE TOTAL 17 11 9 - - 2 - 31 22 18 - 3549 2 - 22 15 13 - - 3 - 156 99 71 1 17 7 1 Fuente: Clara Ines Casilimas-María Imelda López: Las visitas del siglo XVI al territorio muisca: fuente de datos culturales. Trabajo inédito, Bogotá, 1985 545 En 1572, los indígenas de Saquencipa acostumbran a desplazarse a Chiquiza, Iguaque, Lenguazaque, Pavachoque, Tinjacá, Sáchica, Ubaté y otras poblaciones, con el fin de trabajar para los encomenderos y establecer vínculos matrimoniales. 546 En el momento de la visita estaban en “lo de Pedro Ramírez de León”, Taquira, Lenguazaque y dos de ellos en Ubaté, pueblos de donde eran nativas sus mujeres. 547 En el momento de la visita se encuentran en la laguna de Maldonado, en la laguna de Partearroyo, Pavachoque de Angulo, Suta de Santana, Suta, pueblos de donde eran nativas sus mujeres. 548 En el momento de la visita se encontraban en Iguaque, y dos en “lo de Ramírez”, de donde eran nativas sus mujeres. 549 En el momento de la visita se encontraban en Pavachoque y dos de ellos en Tinjacá, de donde eran nativas sus mujeres. 181 VIEJOS ANEXO Nº. 3 Población indígena siglo XVI -XVII La disminución de la población indígena en el siglo XVI y XVII “oscila entre el 93% y el 65%. Los porcentajes más extensos corresponden al Valle de Tenza… Por el contrario, una región periférica en el extremo noroeste de la provincia, en el corregimiento de Sáchica experimentó una declinación más lenta. Este fenómeno puede atribuirse a la fundación relativamente tardía de un centro urbano, Villa de Leyva, que pudo en cierto momento competir con Tunja, pero cuyos rasgos dominantes no eran señoriales como los de la capital de la provincia. Porcentajes de disminución de la población indígena: 1562 Sáchica……… 570 Tinjacá ……... 450 Chíquiza……. 60 Iguaque…….. 300 1635-36 142 278 65 91 Población indígena en el siglo XVIII 1755 Chíquiza……….. Monquirá …….. Yuca ………….. Sáchica……….. Ráquira………. 100 88 109 177 210 1777-8 139 Vecinos 1755 1777-8 106 243 146 761 1.513 195 125 Fuente: Germán Colmenares “La Provincia de Tunja en el Nuevo Reino de Granada,1984. Según otras fuentes la población indígena, en 1571-72, para Saquencipá (Monquirá) era de 308 y de Monquirá, 451. La sociedad indígena declina por el impacto cultural, las epidemias (epidemias de viruelas en 1558, 1566,1568-1569, 1587, 1633). “Por este año de 1566, empezó en todo este Reyno una gravísima peste de viruelas, contagio tan riguroso, que murieron dél muchos Españoles, y de los indios fue tan grande la mortandad, que disminuyó mucho su numeroso gentio;”550 y por las condiciones de sobreexplotación. Las familias indígenas son desvertebradas, los indígenas son separados de sus comunidades de origen para trabajar en hatos, haciendas, casas de los encomenderos (particularmente mujeres) y minas. También “las llamadas ‘conducciones´ a las minas de plata de Mariquita pesaron como una amenaza de deterioro constante de los pueblos indígenas en el siglo 550 Fray Alonso de Zamora: Historia de la Provincia de San Antonio del Nuevo Reino de Granada. 1945 182 XVII. Muchos indios reclutados por este trabajo preferían huir en el curso del trayecto y otros, que ya habían prestado el servicio, no regresaban a sus pueblos temerosos de ser reclutados de nuevo. De los 146 pueblos de la Provincia de Tunja, “cuya existencia se ha podido comprobar para 1562, se habían reducido a 125 en 1602-1603”.551 551 Germán Colmenares La Provincia de Tunja en el Nuevo Reino de Granada, 1984 183 ANEXO Nº 4 Resguardos Por orden del Consejo de Indias, el Presidente Antonio González introdujo los resguardos. Estos fueron terrenos más o menos alinderados ocupados por grupos indígenas. “Vivían dentro de un estatuto socio-político y régimen económico más o menos tradicionales, bien si se tratase de indios encomendados o indios ‘libres', tributarios a la Corona”.552 “Los resguardos que se hicieron entre 1590-1605 y se completaron en 1636, significaron un confinamiento de la población indígena al mínimo vital dejando disponibles para mercedes y agrupando a los indios de tal manera que pudieran ser accesibles simultáneamente a varios estancieros españoles(...)Los resguardos contribuyeron a fijar una residencia nucleada de los indios que hasta entonces se habían resistido a varios intentos de las autoridades españolas para poblarlos. La construcción de capillas doctrineras a comienzos del siglo XVII y la residencia permanente de un doctrinero, contribuyeron también a abolir la dispersión (...) Los indígenas pudieron también distribuirse mejor entre los estancieros mediante conciertos (trabajadores permanentes) y alquileres (trabajadores temporales) quienes proveyeron de mano de obra las propiedades durante todo el siglo XVII y gran parte del XVIII”.553 552 Juan Friede: La Conquista del Territorio y el poblamiento. Germán Colmenares : La Economía y la Sociedad Coloniales, 1550-1880. En Manual de Historia de Colombia. 553 184 ANEXO Nº. 5 Arqueología La primera referencia a la cultura material de este territorio, se encuentra en los cronistas españoles del siglo XVI y tiene que ver con las columnas monolíticas de la zona de Monquirá y Saquencipá, “El Infiernito;” fray Pedro Simón relata que, antes de la llegada de los españoles a los Andes orientales, el cacique de Tunja o Hunza tenía el propósito de construir un templo al sol y para ello se estaban llevando columnas de diversas zonas, entre ellas Monquirá (escribe Moniquirá). Al respecto anota:“mandó que le trajesen de diversas partes gruesos y valientes mármoles. Llegaron al sitio con tres de ellos, como hoy se ven, aunque dicen nunca vieron la cara a los que los traían, por llegar con ellos de noche…otros dos se ven en el camino de Ramiriquí y otros dos en Moniquirá, que no llegaron al sitio como ni la fábrica a ponerse en ejecución, porque cuando ya estaba de eso, era en tiempo en que los españoles ya estaban poblados en Santa Marta”.554 Posteriormente, no se vuelve a hacer mención exacta sobre los restos culturales de este sitio; la primera descripción detallada de las ruinas líticas de Saquencipá, corresponde a Manuel Vélez, en el año de 1847, quien se refiere a ellas como restos de una “antigua ciudad”y menciona un círculo formado por trece piedras, con un diámetro de trece metros y un campo rectangular, con orientación este-oeste, integrado por veintinueve monolitos verticales, con una dimensión de treinta y seis metros de largo por diecisiete metros con sesenta centímetros de ancho. Después, Fortunato Pereira y el geógrafo Joaquín Acosta, describen a Saquencipá; Pereira alude al hecho de que el sitio ha sido saqueado ( ver más adelante, Intervenciones y guaquería) y plantea también la tesis de que, quizás, las piedras eran llevadas para ser talladas; pero, a su vez, describe una doble fila de monolitos en piedra orientados en dirección oeste-este. Vicente Restrepo interpreta el sitio y las ruinas líticas como una construcción o templo solar; años más tarde, Liborio Zerda, escribe acerca del mismo lugar; está de acuerdo con la descripción y tesis de Vélez, pero, agrega que corresponde a un pueblo anterior a los muiscas de la época de la llegada de los españoles; en 1921, Peregrino Sáenz menciona algunos hallazgos de petroglifos en la zona de Santa Sofía. Miguel Triana, en su obra “Civilización Chibcha” (1922), hace referencia a la hipótesis planteada por varios autores, según la cual, estas piedras fueron transportadas al valle de Leyva para construir un templo al sol, que había quedado trunco por la invasión 554 Fray Pedro Simón/1625/ 1981, “…tallados por orden del cacique Goranchochá para sublimar los templos erigidos en honor al sol, su padre.” Según el mito, Goranchacha nace de una doncella de Guachetá, en el cerro de la luna, que fue preñada por el sol y da a luz una esmeralda, que luego se convierte en Goranchacha. Este, después, mata al Zaque de Hunza, que era cacique también de Ramiriquí, y se convierte en gobernante de toda la provincia de Tunja. Este relato junto con el de el cacique de Sogamoso, que manda a su sobrino a que suba al cielo, se convierta en sol e ilumine el mundo que estaba oscuro, son los únicos que hacen mención al sol como creador. 185 española, y que esto se evidencia en el hecho de “que aquellas piedras tienen una muesca labrada a cincel, como para arrastrarlas al lugar que ocupan…las llamadas vigas son nativas y que su forma original indujo a los emigrantes procedentes de lejana costa que los encontraron a su paso hacia el Valle de Iraca, a complementar su figura para rendirle allí culto al dios phalo.” También menciona varios “jeroglíficos,” que interpreta como de origen caribe, y que los mismos desvirtúan la hipótesis del templo al sol que se construía cuando la llegada de los españoles; afirma que estos “sirven para señalar la traza del pueblo emigrante que ocupó el valle de Sogamoso, acaso con anterioridad a la colonización procedente del Orinoco. Entre los dijes de oro que se encuentran en la región, vuelve a aparecer, la figurilla fálica desconocida en el resto del país;” y concluye que el culto al sol no era propio de la cultura muisca: “el evangelio del Sol, predicado por las migraciones llaneras, fue para los hijos del Agua una deslumbradora revelación”. En los años sesenta, el arqueólogo Eliécer Silva Celis, inicia trabajos en el territorio y se concentra principalmente en la zona de Saquencipá, El Infiernito; la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia adquiere estos terrenos. Silva no está de acuerdo con la teoría de que los monolitos hubiesen sido tallados para ser transportados a Hunza, para la construcción del templo del sol, sino que interpreta el sitio como “campos sagrados de observación astronómica y meteorológica,” argumentando que las hileras de monolitos están en dirección este-oeste y que los espacios entre las columnas son perfectamente regulares con el objeto de medir el movimiento del sol y que, además, existía un monolito central, vertical, de cinco metros, (descrito por Joaquín Acosta) que servía para señalar la altura del sol en el firmamento; y cronológicamente presenta tres fechas de C-14, análisis de radiocarbono 14, que van del 2880 al 2180 a.p. Silva Celis, también, realiza algunos trabajos de prospección arqueológica en la zona de Sáchica; a partir de una información proporcionada por la familia Zubieta, efectúa un trabajo en la orilla sur-este del río Sáchica, a siete kilómetros de Villa de Leyva y a tres de Sáchica, donde se habían encontrado un conjunto de pinturas rupestres, las llamadas pictografías de Sáchica. Estas están trabajadas sobre rocas correspondientes al cretáceo inferior, en estratos horizontales de roca arenisca muy dura, distribuidas a diversas alturas; aparecen representaciones de figuras geométricas, fitomorfas, antropomorfas y zoomorfas, en colores rojo, negro y blanco. Silva, caracteriza el área como ceremonial al decir que:“corresponden a simbolismos que sugieren o permiten evocar objetos o ideas abstractas, en conexión con la magia y con la religión.” Predominan las figuras en rojo, seguidas por las blancas y negras; ubica las pinturas rojas y blancas como pertenecientes a dos épocas distintas y dice que con estas pinturas se constata el hecho, por él planteado, de que “con la pintura negra, un elemento cultural muy antiguo, que creemos es posible referir a un pueblo anterior al chibcha (...) son rasgos culturales que nosotros nos inclinamos a atribuir a un pueblo pre-chibcha, posiblemente de tipo arawak… pensamos que hubo en Sáchica tres ocupaciones, una, la más antigua, por gentes de posible estirpe arawak, a la cual siguieron dos por los chibchas (...) La Sierra Nevada de Santa Marta comparte con Sáchica muchos de los simbolismos aquí señalados.” En 1962, hace una descripción de una estratigrafía con un manto arqueológico de 1.80 m. de espesor total, que comprende tres estratos: un inferior, de 0.70 m, con despojos de cocina (cenizas, carbones vegetales, fragmentos quemados de 186 huesos de pequeños mamíferos y fragmentos de cerámica lisa y unos pocos en rojo); un segundo, de 0.80 m, totalmente estéril, con algunos residuos de carboncillo sobre una arcilla roja; y una tercera capa superior, de 0.30 m, con fragmentos de cerámica lisa pintada en rojo y residuos de carbones vegetales, fragmentos de hueso de venado y piedras trabajadas. Plantea que la capa arqueológica que allí se formó, fue prácticamente destruida por una crecida del río Sáchica que, en ese punto, alcanzó una altura de cerca de cinco metros por encima del nivel que tenía en ese entonces. Cuando inicia los trabajos en El Infiernito, realiza un reconocimiento de las zonas aledañas y describe un buen número de columnas talladas, pictografías y petroglifos. (Ver más adelante Saquencipá o El Infiernito) Ana María Falchetti publica, en 1975, Arqueología de Sutamarchán, Boyacá, resultado de sus investigaciones sobre arqueología y cerámica actual en Ráquira y Sutamarchán; este trabajo con un amplio análisis del contexto histórico y asentamientos, es uno de los más importantes efectuados hasta el momento; los sitios estudiados corresponden a basureros asociados con la producción de cerámica. En su investigación arqueológica de Sutamarchán, plantea que la cerámica hallada pertenece a diferentes tipos muiscas y describe dos clases de cerámica: Suta arenoso y Suta naranja pulido, y reporta una fecha C-14 de 1050 d.c., asociada al tipo Suta naranja pulido. En excavaciones realizadas en Leyva y Samacá, (Boada, Mora y Therrien 1988) dicen que la introducción del tipo arenoso antecede a los desarrollos muiscas tardíos y describen grandes poblados de diez hectáreas, aproximadamente, con cerámica tipo arenoso; en Saquencipá, El Infiernito, se encontraron fragmentos de cerámica tipo arenoso y de cerámica pertenecientes a diversos períodos asociados con las construcciones de columnas monolíticas (Cardale, 1987) lo cual sugiere importantes y numerosas actividades ceremoniales. Diez años después, Boada y Therrien inician trabajos en el territorio y plantean un poblamiento de “oleadas colonizadoras,” una primera ocupación Herrera; y luego una ocupación humana, que elaboró la cerámica del llamado estilo arenoso, que operó un cambio abrupto durante el siglo VII d.n.e.(Período Muisca Temprano) en “un área de ocupación bastante extensa cuyos pobladores parecen venir del norte siguiendo la ruta del cañon del Río Suárez.” (Boada, Mora y Therrien 1988) Identifican una serie de sitios, -entre ellos El Muelle, en Sutamarchán, y El Infiernito, en Leyva- y postulan la existencia de grandes aldeas separadas, con gran densidad poblacional, estructuradas a través de un poder central. A esta ocupación, a la que pertenece el estilo arenoso, le sucedió otra caracterizada por el estilo cerámico naranja, que establece asentamientos cercanos unos de los otros, más numerosos, “pero más pequeños que durante el período anterior” (Boada, Mora y Therrien 1988). En 1995, Langebaek comienza trabajos en la zona; realiza un reconocimiento regional sistemático y lleva a cabo una recolección de evidencias culturales con el fin de identificar áreas de ocupación y establecer cambios en la distribución espacial a través del tiempo y, además, poder evaluar problemas de deterioro ambiental. Su objetivo general es hacer una “reconstrucción de los procesos sociales en el Valle de Leyva, desde sus orígenes hasta la actualidad” y reconstruir los cambios demográficos, manejo del medio ambiente y acceso a recursos; también se plantea el objetivo de contextualizar El Infiernito y hacer un mapeo de las estructuras líticas de la región. 187 Con relación a las poblaciones alfareras, varios investigadores han establecido tres períodos: Herrera, Muisca Temprano y Muisca Tardío. HERRERA MUISCA TEMPRANO MUISCA TARDÍO PERÍODO 800 a.n.e - 800 d.n.e 800 d.n.e – 1000 d.n.e 1000 d.n.e – 1600 d.n.e DURACIÓN 1600 años 200 años 600 años 1.- El llamado Período Herrera, va del 800 a.n.e. hasta el 800 a.n.e; se conforman las primeras aldeas, se cultiva la tierra y se trabaja la cerámica. Existe, también, la tesis de que la población no ocupó aldeas nucleadas y habitó lugares dispersos y pequeños. Los asentamientos se dan en las tierras más fértiles, especialmente, a lo largo de los ríos Cane, Suta y Sáchica, quizás, debido a consideraciones ambientales. (¿precipitación?) (Langebaek 1998). 2.- Período Muisca Temprano, entre el 800 d.n.e y el 1000 d.n.e; aparece la cerámica pintada con diseños bastante creativos y gran valor simbólico, además, se introducen nuevas formas, como jarras y cuencos; se inicia la metalurgia con el trabajo de la orfebrería de carácter eminentemente ritual y se práctica la momificación. Se da un alto incremento poblacional, como consecuencia de ello quizás varían los patrones de asentamiento, y se producen importantes cambios sociales; por ejemplo, las relaciones de intercambio y desplazamiento de los asentamientos hacia zonas menos fértiles, tal vez, por razones estratégicas de defensa; aunque se siguen ocupando tierras fértiles. No obstante, las dos aldeas más importantes hacen sus asentamientos en tierras aluviales fértiles, las más fértiles permanecen sin ocupar (por ejemplo, las ubicadas en las tierras aluviales del río Cane y otras microcuencas importantes.) Los asentamientos son más pequeños (Langebaek,1998), se incrementan la población y la producción agrícola, pero por debajo de la capacidad de carga; a este período corresponden las ruinas líticas de Saquencipá (El Infiernito) (Cardale 1987, Langebaek, 1998) 3.- Período Muisca Tardío, a partir del 1000 d.n.e. hasta la llegada de los españoles. Aumenta el tamaño de los asentamientos, al igual que la densidad poblacional; surgen grandes aldeas nucleadas y viviendas dispersas; “parece que cada unidad doméstica tenía residencias diversas, algunas en aldeas, otras dispersas por el campo.”(Langebaek 1987) Según parece, las familias nucleares tenían la posibilidad de acceso a diferentes ecosistemas y pisos térmicos por medio de desplazamientos, de acuerdo con las épocas de siembra y recolección, lo cual les permitió una mayor autonomía y un manejo más armónico con la diversidad ambiental; se establecen los asentamientos en tierras más fértiles y, quizás, una mayor competencia por los recursos, pero por debajo de la capacidad de carga de los ecosistemas. Algunos investigadores, como Castillo (1984), caracterizan la cerámica Muisca Temprano como experimental, transicional y de mezcla cultural por la llegada de nuevas poblaciones; de igual manera, Falchetti, Boada, Mora y Therrien al afirmar que se dan diversas corrientes migratorias en la región. 188 Saquencipá o el “Infiernito”. Conjunto de monumentos líticos ubicado en la actual vereda de Monquirá, Villa de Leyva; Silva Celis inicia, en 1974, trabajos de investigación y prospección arqueológica; y, en 1980, la UPTC establece el Parque Arqueológico, mal llamado El Infiernito. Silva Celis caracteriza este conjunto lítico como “astronómico-metereológico, perteneciente a la cultura muisca, quienes sacralizaron este lugar con el fin de rendir culto a la fertilidad y fecundidad; y, según algunos análisis de carbono 14, se precisa una antigüedad de I y II milenios a.C.”(informe UPTC 999) Se registran los siguientes hallazgos: Conjunto de columnas líticas talladas. Ruinas de una tumba dolménica con esqueletos humanos. Monumentos “fálicos” dispersos por toda el área. Fragmentos cerámicos, líticos y fósiles. (informe UPTC) Los monolitos de Saquencipá se han situado como correspondientes al Período Muisca Temprano (Cardale, 1987; Boada et al 1988, Therrien 1988, Langebaek,1998). En el sitio aparece cerámica perteneciente tanto al Período Muisca Temprano, (Cerámica Arenosa) (Cardale,1987) como Muisca Tardío (Boada et al). Silva plantea que, en este lugar se iba erigir un templo al sol y que los monolitos son de carácter fálico para propiciar mágicamente “la acción bienhechora de las fuerzas y fenómenos naturales sobre la fecundidad de la tierra…la erección con fines astronómicoreligioso, de las dos singulares construcciones rectangulares en piedra tallada convirtió los sitios en lugares sagrados…” Se apoya en los siguientes hechos y testimonios: “la orientación exacta este a oeste de estas estructuras no la hubieran podido lograr los chibchas sin el previo conocimiento de los movimientos del sol y de la luna; cuando vemos las dos construcciones rectangulares fueron concebidos y realizadas, abiertas al espacio celeste, para la observación de los astros y, principalmente, el sol; constituyen, además, sendas vías de recepción sagrada al Astro-Rey en su movimiento aparente este a oeste (…) La separación intercolumnar de los pilares del campo sagrado del norte, facilita, ciertamente, el control del movimiento del astro del día y, por consiguiente, la posición celeste del mismo, con ayuda de la sombra formada en cada una de ellas según la época del año(…)El número de columnas, calculada, 55 o 56, de cada una de las alineaciones del campo sagrado del norte, pudo haber tenido, según muchas probabilidades, un valor calendárico relacionado con el cielo, de algunos eventos y fenómenos astronómicos…” 555 En un artículo de 1981, escribe que hasta el siglo pasado existía una columna cilíndrica de cinco metros de longitud, en posición vertical, que cumplía la función, entre otras, de señalar el momento cuando la altura del sol sobre el horizonte alcanzaba los 90 grados, dos veces anualmente; y que por medio de estas columnas alineadas y de puntos fijos, como la laguna de Iguaque y de marcas en el horizonte, por ejemplo las Pléyades, los sacerdotes chibchas calcularon los solsticios y los equinoccios. También anota que 555 Silva, obra cit. 189 la presencia de huellas de numerosas fogatas, ofrendas y sacrificios, demuestra que las actividades ceremoniales y rituales fueron muy intensas en estos campos sagrados, pues su objeto era “mantener al sol funcionando y en permanente actividad ya que éste y la madre tierra son los responsables de la fecundidad de los campos”. 556 En cuanto a la cronología, señala que con las muestras de carbón recogidas en las excavaciones arqueológicas en los diversos niveles estratigráficos, analizadas por el Instituto de Asuntos Nucleares, y con las que fueron proporcionadas por el Museo del Oro del Banco de La República, se pudieron establecer las siguientes fechas: IAN - 119 IAN - 128 IAN - 148 “El Infiernito”, Nº 2 “El Infiernito”, Nº 1 “El Infiernito”, Nº. 2 2.490 -+ 195 B.P. 2.180 -+ 140 B.P. 2.280 -+ 95 B.P. Fuente: Silva Celis 1983. Para llegar a la conclusión, con la primera cifra, que “los sacrificios y demás actos rituales culturales anotados, fueron realizados…en el curso de los siglos VI y/o VII antes de Cristo” y que esta fue la época de“gran esplendor de la civilización chibcha.” En cuanto al segundo análisis, con la cifra de 2.180 +- 140 B.P, señala que en los siglos III y/o IV a.C, los “chibchas realizaban sacrificios de productos vegetales, como el maíz, por medio del fuego.”Y para el tercer resultado, que arrojó la fecha de 2.880 +- 95 B.P (muestra de carbón vegetal ) que da la cifra de 930 +- 95 años a.C, “proyecta muy lejos en el pasado el origen y el desarrollo de la civilización chibcha. Al señalar y fechar el cumplimiento de un acto ritual tan importante y complejo como el del sacrificio hecho por medio del fuego”.557 La cronología planteada por Silva Celis, ha sido puesta en tela de juicio por algunos investigadores; Langebaek (1998) afirma que las tres fechas de C-14 (entre el 2880 y el 2.180 a.p) tienen problemas: “el primero es que los contextos de asociación no son claros, excepto referencias sobre que pueden estar asociadas a huesos de animal y restos de maíz (Silva 1980:13); otro problema, es que fueron procesadas por el Instituto de Asuntos Nucleares, famoso pero no precisamente por su exactitud”. 558 Acerca del carácter y significado del sitio se han dado varias hipótesis, diferentes a las de Silva Celis. Langebaek (1998) plantea, que si bien es cierto las columnas de El Infiernito son comparables a las de Tunja, la situación que se vivía en ambas zonas era bien diferente. En Saquencipá, el poder político no se había consolidado en un cacique “que dominara la región” y no se daba un poder político centralizado…aunque en el sitio se desarrolla una gran aldea. 556 Silva C., Boletín Museo del Oro, año 4, 1981 Silva 1981 558 Langebaek, 1998 557 190 Intervenciones y Guaquería. La guaquería ha sido muy intensa y continua en el territorio desde siglos pasados; Vicente Restrepo refiriéndose a Saquencipá, El Infiernito, menciona que el propietario de la tierra, donde están las ruinas, vendía las columnas para construcciones. “…los indios tenían bastante material preparado, pues del Infiernito (antiguo Saquencipá) se han llevado en diversas épocas piedras labradas para emplearlas en la construcción de edificios públicos y privados; en el claustro del Convento del Ecce-homo…se cuentan 32 de estos zócalos, 12 en la Casa de Capellanías de Leiva, 2 en Sutamarchán, etc…fuera de las piedras que sirven de puentes y zanjas y barrizales;” lo mismo afirman Joaquín Acosta y Manuel Vélez B, en un informe del Boletín de la Sociedad Geográfica de París. En varios documentos se menciona que, las columnas que conforman las arcadas de la casa de Juan de Castellanos, en la Villa, fueron extraídas de Saquencipá. Silva Celis escribe que “ en el curso de las últimas guaquerías practicadas hace unos 45 años en el sitio (Sanquencipá) fue extraída de allí una hermosa estatua de piedra como del tamaño de un hombre.” Dicha estatua fue trasladada y erigida frente a la iglesia colonial de Monquirá…después de permanecer allí un tiempo, un religioso la llevó a un convento de Villa de Leyva y, añaden los informantes, nunca más supieron de dicha figura; parece que la pieza fue hecha pedazos con un martillo “para acabar con las perturbaciones demoníacas,” afirmación que explica el porqué de el nombre El Infiernito, que se le dio a Saquencipá. Silva Celis, anota que “los españoles toparon con varios monolitos tallados, tendidos en los campos de Monquirá y El Infiernito;” al mismo tiempo, con dos series de puntas mutiladas a flor de tierra y que llamaron“zócalos.” Gran cantidad de estos materiales fueron trasladados y utilizados en construcciones civiles y conventuales de la región.“La guaquería se fomentó desde los tiempos coloniales. De la acción destructiva moderna, iniciada con la primera fundación de Villa de Leyva en 1572, dan cuenta los exploradores y visitadores del sitio del “Infiernito” como Manuel Vélez, Barrientos, Joaquín Acosta y Fortunato Pereira(…) Testimonio objetivo de está depredación son varias casonas de Villa de Leyva, el claustro conventual del Ecce Homo. Con el saqueo de los monumentos de piedra, que ya eran ruinas, repetimos, se cumplió un segundo proceso de destrucción y, por consiguiente, de trastorno de las viejas estructuras que habían sido erigidas en tiempos remotos… A tiempo que eran arrancados y trasladados de aquí para allá monolitos labrados para ser empleados en edificaciones de toda clase, y afanosamente la acción iconoclasta colonial buscaba y perseguía las estatuas para hacerlas trizas por “demoníacas” en presencia de los indios, apareció la guaquería en el mencionado lugar, estimulada por algunos hallazgos de piezas arqueológicas de valor económico como esmeraldas y objetos de oro. La guaquería, que violó y saqueó tumbas y movió, desenterró y destrozó columnas de piedra, fue otro medio de destrucción que causó tremendos males durante doscientos cuarenta y siete años de vida colonial. La independencia política de España y la venida de la República no contuvieron el saqueo del “Infiernito.” Sobre este particular son claros los testimonios históricos”. 559 559 Silva, 1983 191 Efectivamente, muchas de las columnas talladas de Saquencipá fueron empleadas en la construcción de la Villa; tal es el caso, de las columnas de las arcadas de la casa de Juan de Castellanos, con el propósito de representar los doce apóstoles. 192 ANEXO Nº. 7 Hidrografía El sistema hidrográfico560 municipal, es parte de la cuenca del río Suárez que conduce las aguas del altiplano de Ubaté y Chiquinquirá, desde la laguna de Fúquene, y drena la vertiente occidental de la Cordillera Oriental. El municipio está atravesado por tres ríos: Cane o Iguaque, Sáchica y Sutamarchán que vierten sus aguas al río Moniquirá; y constituye la parte alta de un valle longitudinal de alta montaña ecuatorial. En la actualidad, algunas microcuencas están extintas; otras, en vías de extinción; y muchas, bastante contaminadas, con caudales reducidos y sin cobertura vegetal. Las transformaciones y alteraciones de los ecosistemas por acciones antrópicas, han influido en el potencial físico-biótico del medio y, en consecuencia, en las corrientes acuíferas o cuerpos de agua de esta región. Las alteraciones del paisaje y los cambios en la vegetación, han generado grandes cambios en cadena en las corrientes de agua. Según M.Baena y C.Samper, “al comparar la diversidad de la etnofauna acuática en los cuerpos de agua localizados alrededor de Villa de Leyva, se observa que la riqueza y abundancia de especies disminuye de manera considerable en las quebradas: San Francisco, San Agustín, Tíntales, La Picona, La Colorada (pueblo) río Leyva y el Roble. Los cuerpos de agua con mayor diversidad son: Cane, Carrizal o Mamarramos, La Colorada y río La Cebada”. Cuenca Principal: río Moniquirá; ríos principales: Cane o Iguaque, Sutamarchán; ríos secundarios: Sáchica, La Cebada y Leyva. Quebradas: Amoladero, Amotuas, Barranco Hondo, Bernal, Canales, Cañuela, Capilla, Carrizal (Capilla), Carrizal (Roble) Casateja, Ciral, Colorada alta, Colorada baja, Colorada centro, Cucubos, Curies, Chaina, Chorrera (o Guamo), El Cerezo, El Curo, El Chorrerón (o Chorrera), El Espino, El Morro, El Pencal, El Pino, El Roble, Hueuza, La Cabrera, La Linde, Las Manas, La Palma, La Palma-Tabacal, La Picona, Los Cucubos, Los Francos, Los Magos, Los Micos, Los Murciélagos, El Zorro, Marmados, Moro Macho, Ortigal, Piedra Gorda, Pozo Negro, Ritoque, Tabacal, Tintales, Travesías, San Agustín, San Francisco, San Marcos, Sausalito, Zanjón del Pantano o Las Coloradas. El acuífero principal de la gran mayoría de fuentes, está ubicado en el anticlinal de Arcabuco -formación Arcabuco y formación Ritoque- con buena infiltración y percolación. Hay ocho lagunas de origen glacial, que dan nacimiento a numerosas quebradas en el flanco oriental, nor-oriental y occidental del anticlinal. La serranía conocida como Morro Negro, con un núcleo conformado de areniscas cuarcíticas fracturadas pero compactadas y cimentadas, constituye una rica zona de recarga ubicada a lo largo de la cuchilla que da origen a quebradas, como San Agustín y San Francisco, y a manantiales. 560 Apartes del estudio: Diego Arango R: Los Recursos hídricos en Villa de Leyva. P.O.T, Leyva, 1999. 193 Proyectos de riego Han existido numerosos proyectos de riego. El primero se dio por medio de la Ley de 1922, que constituyó la Junta de Desecación de la Laguna de Fúquene y contrató un estudio técnico con la casa alemana Julius Berger Consortium. Esta propuso la irrigación del valle de Ráquira a Leyva, derivando las aguas de la laguna de Fúquene por un túnel, a través de la colina de San Miguel de Sema, y las aguas se verterían por la quebrada de Los Cerezos al río Sutamarchán y Moniquirá. La obra se inició y luego fue suspendida, aún puede observarse parte del túnel construido. Posteriormente, en los años 80 y 90, el HIMAT presentó otros dos proyectos. 194 ANEXO Nº 8 Clima “A veces, uno ve que las hojas de las matas de papa empiezan a cerrarse y es seguro que llueve ese día”. “Cuando mi burro se rasca, segura borrasca”. 561 Este espacio de montaña tiene una gran diversidad de condiciones climáticas y variaciones altitudinales. Existen tres grandes zonas climáticas: seca-árida, semi-húmeda y húmeda, con altitudes comprendidas entre los 2100 m.s.n.m y los 3600 m.s.n.m. La zona seca-árida 562 comprende el valle de Saquencipá o valle del río Sáchica, Suta y Moniquirá ubicado en la parte sur-occidente del territorio; esta zona incluye las veredas de: Sopotá, Monquirá, Llano del Arbol, Salto y La Lavandera. La zona semihúmeda, corresponde a la parte central, noroccidental y oriental de las veredas del municipio: Centro, Ritoque, Roble, Sabana, Llano Blanco, Cardonal y Capilla. La zona húmeda, situada en la parte oriental, comprende las veredas de Capilla, Sabana y Centro, junto con el área que integra el Santuario de Flora y Fauna de Iguaque. Cuadro Síntesis de Clima * (Ver Mapa) Estudio ““Restauración ecológica y biodiversidad en el paisaje de Villa de Leyva” Instituto Alexander von Humboldt. Andrade-Rubio-Galvis-Marin Zona Precipitación Lugar mm representativo seca 700-800 Valle Río Sáchica, Leyva y Sutamarchán subhúmeda 1000-1400 Río Leyva - Río Cane Loma el Esterillal húmeda > 1400 Río Cane - Arcabuco En dirección occidente-oriente, las altitudes van desde los 2100 m.s.n.m en la parte baja occidental del alto Ricaurte, ríos Sáchica, Suta y Moniquirá, a los 3400 m.s.n.m en Morro Negro y 3600 m.s.n.m en los cerros de Iguaque, ubicado en el anticlinal de Arcabuco. Esta variación altitudinal incide en el comportamiento hídrico,“a causa del enrarecimiento y enfriamiento del aire y de la disminución de la humedad absoluta y un descenso del umbral de saturación.” (Coque, 1984) 561 Creencias populares. La aridez, no sólo está determinada por las características climáticas naturales propias de un valle longitudinal, sino también por factores antrópicos. 562 195 La zona que atraviesa la cuenca formada por los ríos Sáchica y Suta, tiene las características de un valle longitudinal “protegido lateralmente, por cadenas de montañas, de la influencia de las masas de nubosidad y vientos,” (J. Molano, 1990) que provienen del valle medio y de los valles orientales de los Llanos que determinan que el clima sea seco, en el área central del valle, y húmedo, en las cúspides y laderas”. (Klaus Schutze Páez, Op. Cit) “Los vientos alisios ejercen su acción sobre las laderas altas y medias de las vertientes, en tanto que la circulación local de los vientos genera masas secas y frías, las cuales actúan conjuntamente con los alisios, provocando erosión y resecamiento sobre los suelos y rocas expuestas a la acción eólica …Los vientos que inciden sobre las montañas circundantes, cambian su comportamiento al entrar al valle, tornándose frecuentes y veloces (particularmente en los meses de junio, julio y agosto) debido al cambio de las condiciones de calor, presión y configuración del relieve en las partes bajas. Las características de las montañas inciden en el comportamiento de los vientos haciendo que la humedad que contienen se condense en forma de bandas de nubosidad, las cuales se posan preferentemente sobre las cumbres donde se hallan los cinturones de robles y encenillos. Así , se da una humedad relativa del aire, la cual contrasta con los paisajes secos y erodados que dominan el centro del valle frecuentemente de poca nubosidad” (J. Molano,1999). El clima tiene un régimen bimodal con “dos estaciones de lluvias y dos secas distribuidas en forma alterna durante el año.” De acuerdo con el registro de lluvias se puede observar que en el centro del valle “éstas se concentran en períodos muy cortos presentándose en éstos lluvias con altos volúmenes de precipitación convirtiéndose ésta así en una las causas principales de la erosión y lavado”. En consecuencia, se da un fuerte impacto de la acción hidráulica de la lluvia sobre los suelos con baja o nula cobertura vegetal, haciendo que el flujo del agua disgregue los suelos. El Valle despejado de nubes facilita una alta insolación y por lo tanto un incremento de las temperaturas con la consecuente pérdida de agua en el suelo y en la vegetación. (J. Molano, 1999) Los registros muestran una variación de la precipitación entre 412 mm. y 1800 mm., en las partes del valle y la vertiente oriental, con un promedio de 922.1 mm. en la zona de laderas y de 287.5 mm., en las zonas circundantes. Fuera del área, los registros se ubican entre 600 mm.y 2800 mm.,con un valor promedio de 1279.6 mm.(Molano BJ.1986.p.3233) y 1349.3 mm.(IDEAM) La zona presenta un incremento de lluvias en septiembre, octubre y noviembre y se produce un descenso en enero y febrero. La evaporación es alta y constante; se calculan 1250 mm. año, lo cual indica que es mayor que el índice de precipitación, 953mm., y se manifiesta de manera inversa a la precipitación. Los meses de diciembre a marzo son los de mayor evaporación, con un índice de 3.1 mm. al día, y de junio a noviembre, con 0 a 0.5 mm. La evaporación promedio, diaria anual, es de 2.71 mm. La humedad relativa promedio anual es del 78%; alta en las mañanas (85%) y baja en el curso del día (62%). Según el INAT, los meses de abril a julio son los de mayor humedad (90%); y los de diciembre a marzo, los de menor porcentaje (51%). 196 ANEXO Nº 9 Trigo Por las características ambientales de suelos, clima y, principalmente, abundantes aguas, la región se convierte en la despensa y el granero del Nuevo Reino de Granada; despensa centrada en la producción de trigo por lo que se establecen veintisiete molinos. Prácticamente, el “ordenamiento”del territorio se hace teniendo como referente los distintos cursos de agua para poder sostener el modelo productivo; no sólo se utilizan las diversas fuentes sino que, también, se construyen diferentes sistemas extractivos y de conducción a través de canales, pues el agua era indispensable para la producción harinera de los molinos. En la primera cartografía del territorio, siglo XVI, se encuentra la ubicación estratégica de algunos de ellos; cabe señalar, entre otros, los molinos de Pedro de León Patiño. El paisaje físico y cultural cambia radicalmente, “ya no por procesos físico-bióticos sino por la introducción de valores de uso de la tierra ajenos;” (Molano) se cambian los productos tradicionales y se desarrolla un tipo agricultura que altera los ecosistemas. Se inicia un proceso ininterrumpido de destrucción de los bosques nativos, para dar lugar a la creación de hatos ganaderos y la siembra de trigo y cebada. Economía, producción y comercio de trigo Durante la Colonia existió una gran demanda de trigo y harinas, que estimuló la producción y comercialización del mismo. “A comienzos del siglo XVII, se calculaba (en la provincia de Tunja) la existencia de 1200 estancias con labores de trigo, cebada, maíz, etc., o cría de ganados (…) Las sumas obtenidas (por la Caja Real) dan una idea de la importancia agrícola de las diferentes regiones. Tunja y Santa Fe se colocaban a la cabeza con dieciocho y doce mil pesos de plata cada una, lo cual implicaba que sus propiedades se avaluaran, someramente, en algo más de un millón de pesos de plata. Venían enseguida Villa de Leyva y Pamplona con cinco mil quinientos y tres mil quinientos pesos”.563 Estas estancias llegaron a abastecer las ciudades más importantes, e incluso los centros mineros. Tunja durante la colonia, era un paso obligado del intercambio comercial entre la costa atlántica y el interior del país, a través de la ruta del río Magdalena y el camino de Vélez, (Puerto de Vélez llamado Carare.) Esta ruta cambió en el siglo XVIII, cuando se prefirió el camino de Honda para llegar directamente a Santa Fe, circunstancia que trajo la decadencia económica de la provincia de Tunja. En cuanto a los comerciantes de trigo, “desde tiempos de la conquista el comerciante estuvo por encima del resto de los ocupantes, sino en condición social, por lo menos 563 Germán Colmenares: Historia económica y social de Colombia. 1537-171. 197 en cuanto a las oportunidades de amasar una fortuna excepcional”.564 El contrabando y el comercio ilegal del trigo, permitieron un incremento de las fortunas de algunos comerciantes; los comerciantes que no estaban vinculados a la política local fueron perseguidos y enjuiciados por vender trigo “a precios diferentes de los estipulados por el Cabildo”. Durante los siglos XVI y XVII, se adelantaron numerosos procesos judiciales contra comerciantes de trigo. La harina producida en Villa de Leyva, salía por el Puerto Nuevo de Vélez. Cuando se incrementa la demanda interna de harina, se impone una política fiscal tributaria que restringe su producción y regula los precios del excedente que se comercializa. En 1561, se dan las cosechas más significativas y se produce una crisis en el precio del trigo; entre 1561 y 1569, se expiden varias ordenanzas que fijan precios y se imponen multas a los infractores de la ley de precios. Para 1571, el trigo producido en Santa Fe era de menor calidad que el de Tunja y Villa de Leyva, aunque el precio era el mismo; por esto, los comerciantes de trigo de Villa de Leyva y Tunja, Gustavo de León, Antonio Maldonado y Pedro de Bolívar, a través de su apoderado Diego de Vergara, se quejan de los precios establecidos y de la persecución del Cabildo, afirmando que “con tener el mejor trigo y los acarreos ser más lejos sale a menos precio el bueno que el malo”.565 Ya para finales del siglo XVI y comienzos del XVII, debido a las medidas impuestas, el agotamiento de las tierras, la precaria tecnología, el comercio ilícito y la falta de una política clara en torno a los problemas originados, se genera una fuerte crisis y se expide una norma que establece pena de cárcel y destierro a quienes saquen harina: “se tiene prohibido que se saque harina de trigo de este reino para cualquier parte…,”566 crisis que afecta a Villa de Leyva y Tunja. “Esta Villa de Leiva y la dicha ciudad de Tunja por la esterilidad deste año tienen gran necesidad de bastimentos y los pocos que hay en la tierra los sacan della sin consideración del daño que reciben las dichas repúblicas. Y por estar a cargo de Su Majestad el buen gobierno de ellas y acudiendo al remedio conveniente mandó que se pregone públicamente que ninguna persona ni harria saque harina desta villa sin licencia expresa de Su Majestad so pena del que lo contrario hiciere de pérdida las harrias y la harina…y si los dueños de las harrias y las harinas fueren indios los condena en doscientos ducados y si fuere español y no pudiendo pagar la dicha pena por no ser la harria suya le condena en cien pesos de oro corriente y cuatro años de destierro desta villa.”567 “ Por cuanto el presente año ha habido general esterilidad en todo el Reino de pan y para reparo della por mando de su señoría se han comenzado hacer prevención más útiles y necesarios que por ahora han parece convenir y porque entre todas ninguna es más útil ni de mayor importancia que prohibir generalmente la sacada de harinas desde Reino sino que todas las que hubieren se gasten en él, mandar y mando que se pregone públicamente en esta Corte y en la ciudad de Tunja y Villa de Leiva que ninguna persona de cualquier estado, preminencia o dignidad que sea saque del Reino las harinas que en él hay que en poca ni en mucha sin 564 Germán Colmenares: La provincia de Tunja en el Nuevo Reino. A. H. N. Fondo Abastos, 25, ff, 50-54 566 Ibid., 10. ff, 32-41 567 Ibid., 23. ff. 238-243 565 198 licencia especial de Su Señoría so pena de doscientos pesos de trece quilates por cada vez que se le probare la dicha saca, la tercia para el denunciador y otra par el juez que lo sentenciare y siendo de los que conforme a derecho no la puedan llevar desde luego se conformen a aplicar a obras pías, lo cual se ejecute irremisiblemente luego que contare haber contravenido…” 568 El comercio ilegal de harina incrementó los precios y generó escasez, ocasionando hambre; a partir de ese momento, su comercio solo podía hacerse con licencia escrita; y pese a las medidas establecidas, se suscitaron numerosos conflictos: rivalidades entre provincias, sobornos, acaparamiento, especulación, comercio por caminos no controlados, camuflaje de los productos, etc. Toda esta política, particularmente la fiscal y tributaria, afectó más a los productores de trigo que a los mismos comerciantes. Santa Fe quedó subordinada a Tunja en la producción de trigo; así mismo, en 1585, surge una rivalidad económica entre la Villa y Tunja“ puesto que en los términos de la Villa se cosechaba trigo en abundancia y de la mejor calidad y por eso acudían allí las recuas de los comerciantes y no a la ciudad de Tunja”. 569 Entre 1693 y 1700, baja la producción harinera debido a las malas cosechas, lo que afecta el mercado de Cartagena; y a partir de 1713, “este mercado estuvo controlado por las introducciones inglesas de trigo, amparadas por la trata negrera”.570 En 1713, se otorga un indulto a los comerciantes involucrados en el contrabando de harina; y en 1729, se expide un nuevo arancel “que haciendo caso omiso del informe del intendente Bartolomé Tienda de Cuervo que recomienda proteger la producción y comercio de trigo, se suspende la importación de harina de Nueva España, ocasionando incremento en las cantidades que introducían los factores de asiento de Inglaterra, encareciendo el valor de la harina en la costa, suspendiéndose entonces el tráfico interno de este producto hacia los puertos”. 571 Hacia 1749, durante el virreinato de José Alfonso Pizarro, se toman nuevas medidas para controlar el contrabando e impedir la introducción de harinas inglesas. En el interior, existe un exceso de producción que carece de salida a los mercados externos; como medida se determina la apertura (o reconstrucción) del antiguo camino de Vélez al Opón, pero, simultáneamente el virrey Pizarro expide la orden de mejoramiento de la vía Santa Fe-Honda y el establecimiento de un impuesto de peaje que grava los costos del trigo, medida que no es bien recibida por los comerciantes. 568 Ibid., 5. ff. 89-92. 569 R.B., t. 3. f.331 r. Germán Colmenares : La Economía y la Sociedad Coloniales, 1550-1880, en: Manual de Historia de Colombia. 571 Memoria del Intendente Bartolomé Tienda de Cuervo sobre el estado de Nueva Granada y conveniencia de reestablecer el Virreynato. En: El Nuevo Reino de Granada en el siglo XVIII, Becker, Jerónimo y Rivas Groot, José María. Imprenta del Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús, Madrid, 1921. Citado por E. Satizabal Villegas, obra citada 570 199 En 1755, el virrey José Solis Folch de Cardona, a causa del incremento del contrabando, organiza el comercio y la apertura de nuevas vías, particularmente la del Opón, para llevar harinas a Cartagena; asimismo, reglamenta la cantidad de trigo que los comerciantes pueden llevar y se produce un mejoramiento en el volumen del comercio de harinas. En 1774, bajo el gobierno del virrey Manuel de Guirrior, se declara la libertad de comercio y se suprimen los impuestos, con lo que se reducen el comercio ilegal y el contrabando; estas nuevas condiciones, permiten un incremento de la exportación harinera a la capitanía de Venezuela, Guyana, Trinidad y Cumaná.572 En 1776, durante el gobierno de Manuel Antonio Flórez, se da un fortalecimiento de la agricultura y se establecen incentivos o “premios a los labradores para que no faltasen víveres en la plaza.”A causa de la guerra con Inglaterra, en 1778, y debido a las medidas económicas adoptadas, se vuelve a afectar la producción y comercio del trigo. En 1780, por la “Instrucción general para la recaudación del reclamo de Alcabalas y Armada de Barlovento,” a fin de incrementar el tesoro real se gravan con impuestos los artículos de primera necesidad; entre ellos el trigo y la harina, medida que afecta los intereses de los productores trigueros. Por esta medida impositiva se producen los primeros levantamientos populares, originados en la provincia de Socorro, con el Movimiento de los Comuneros; en las Capitulaciones firmadas en Santa Fe, el 4 de junio de 1778, se establecen beneficios al trigo. Entre los firmantes está Pedro de Ugarte, uno de los principales comerciantes de trigo que, en 1780, hace una importante exportación de trigo a la provincia de Cumaná.573 A partir de ese momento crece el comercio de trigo, principalmente, por la apertura de nuevas rutas comerciales por los Llanos Orientales y la navegación por los ríos Meta y Orinoco. Durante las guerras de independencia, el comercio de trigo se vuelve a debilitar, sobre todo, por la exportación de trigo de los Estados Unidos a la Nueva Granada; para finales del siglo XVIII, el comercio de harina está determinado por políticas internacionales y, a partir del siglo XIX, crece la importación de los Estados Unidos llegando, en 1805, a 60.000 arrobas. Esto lleva al gran colapso de la producción de harina en todo el territorio nacional y, especialmente, Villa de Leyva. A inicio del siglo XX, con la introducción de la nueva tecnología hidráulica de la rueda Pelton, vuelve a medio reactivarse la producción de trigo en la Villa la cual, definitivamente, colapsa a finales de los años sesenta con la importación de trigo norteamericano. Otro aspecto, que incide en la disminución del trigo, es el ambiental; la intensa y despiadada explotación de los recursos naturales y la “introducción de sistemas agroculturales ajenos a las condiciones biológicas,” ecológicas y culturales, hacen que ya, en el siglo XVIII, los cultivos de productos exógenos decaigan, esterilicen los suelos, 572 “La estructura de este comercio puede deducirse de las cuentas detalladas de dos años (1773 y 1775). En 1773 pasaron por Honda con destino a Cartagena (y otras ciudades) 1930 cargas (de 10 arrobas) de harina. La harina pago el 28.7 % de los derechos (...) para 1716/18 se calculaba que las solas regiones de Tunja y Villa de Leiva cogían 30 cargas de trigo.” Germán Colmenares, en : La Economía y la Sociedad Coloniales, 1550-1880, en Manual de Historia de Colombia. 573 E.Satizabal Villegas, obra citada 200 se agoten principalmente los recursos hídricos y se produzca una crisis económica que cambia substancialmente la vida de la región, que es interpretada dentro de la tradición muisca como una “venganza del maíz.” Es importante recordar, que las razones que se argumentaron en la escogencia del actual sitio, para la segunda fundación de Villa de Leyva fueron: “abundantes aguas, calidad de suelos y bondad del clima;” y un escrito de la Real Audiencia anota: “…y lugar de mucha abundancia de aguas y leñas y muy buenas y los demás materiales para edificio y ornato y permanencia de la dicha villa. Asimismo que la tierra que les está adjudicada y repartida es la mejor que hay en todas estas partes de Indias y en los reinos de España para pan coger, por que todo lo que en este Reino se coge, lo mejor es de aquel valle…” “La excesiva explotación del suelo y la poca tecnología utilizada, produjeron la aridez del suelo de Villa de Leyva, de las haciendas trigueras de Sogamoso y Pamplona. Solo las haciendas que explotaron los jesuitas como la de Firavitoba o de la Compañía y la de la Borriquera de Tópaga, donde adelantaron una recuperación de la fertilidad del suelo importando desde los llanos pastos, hacia el siglo XVII, lograron mantener una apreciable producción de trigo y de harina con la que abastecían las misiones de los Llanos”. 574 En el siglo XVII, la zona es declarada en emergencia “ecológica;” la gran producción triguera colapsa y todos los poblados decaen; los veintisiete molinos entran en receso y, en consecuencia, se interrumpe la exportación de harina a Santa Fe de Bogotá, Mompóx y Cartagena. Después de que decae la producción triguera, se intensifica la ganadería y se abren nuevos espacios donde antes existían importantes ricos bosques de roble en las vertientes y partes altas, entre los 2.500 y 3.000 m.s.n.m; y se genera una colonización de altura y emigración hacia las vertientes medias y bajas del Magdalena y los Llanos Orientales. Moreno y Escandón en su visita a este territorio, en el siglo XVIII, describe como crítica la situación de suelos y recursos; el conjunto de los ecosistemas encontrados por los españoles, fue modificado sustancialmente gracias a una economía interesada únicamente en la exploración y explotación de materias primas, caracterizada por la producción intensiva y la concentración de la propiedad territorial; también, es importante resaltar que las nuevas formas agropecuarias, se realizaron sobre las tierras de cultivo utilizadas por los indígenas. 574 Andrés Eduardo Satizabal Villegas: Arquitectura Industrial. Molinos de trigo siglo XVII-XVIII. Investigación. Bogotá, Convenio Icetex-Colcultura, Becas Francisco de Paula Santander. 1993 201 Anexo Nº 10 CABILDO ABIERTO 1963. ACTA PLAN DECENAL Apartes: Los suscritos ciudadanos y amigos de la Villa de Leyva, nos hemos congregado en la plaza principal de la población, para darle al señor Gobernador de Boyacá y demás funcionarios del gobierno nacional y departamental (…)para expresarles (…) a fin de realizar mediante nuestro esfuerzo, el Plan Decenal preparatorio del IV Centenario de la Fundación de esta histórica villa. Para tal efecto, con el objeto de dejar constancia (…) levantamos la presente acta. Primero. Fundamentamos todo el valor moral y la eficiencia práctica de nuestra operancia en la conciencia que tenemos de grupo comunitario municipal, con múltiple significación dentro de la vida de la República, que logra sus objetivos no en la actividad señera y esporádica de algunos de sus individuos componentes, sino en la forma solidaria, alegre y esforzada de su ejemplar acción comunal. Segundo. Por la suavidad de su clima, por la bondad de sus aguas, por la belleza extraña y geología desnuda de su paisaje, por la variedad y fecundidad de sus minas y de sus cultivos, por ser el lugar de hechos verificados en el transcurso de su existencia que se incorporaron para siempre en el dominio de la Historia Nacional, por sus diversas vías de comunicación, por ser un refugio silenciosamente apacible y pintoresco, apto para la recreación turística, para la labor meditativa y para el reposo de las biologías alteradas por la velocidad inhumana de la era atómica, creemos sin género de duda que la Villa de Leyva puede y debe convertirse en municipio satélite de la gigantesca Bogotá del mañana, preferentemente escogido por su economía y sus encantos como incomparable sitio de convergencia para el desahogo urbano y la vida aldeana desacelerada. Tercero. Que por lo dicho anteriormente expresamos que ni la adversidad geográfica, ni la marcha destructora del tiempo ni los obstáculos provenientes del subdesarrollo mental, económico y social del medio ambiente en que nos debatimos, ni el olvido o la negligencia de sus poderes centrales serán capaces de hacernos vacilar o desistir de las finalidades que perseguimos sino que las mayores dificultades que se nos presente, nos servirán de acicate mágico que sacuda nuestro orgullo y enardezca nuestro entusiasmo. Cuarto. A la manera como los pueblos europeos al finalizar la última guerra, (…)se apresuraron a remover los despojos (…) vamos a remover las ruinas, vamos a reconstruir la villa con la exacta fisonomía colonial que la caracteriza y bajo el signo del Nuevo Boyacá, vamos a reestructurar y transformar nuestra existencia municipal, obligándonos a presentar terminado y perfeccionado para mil novecientos setenta y dos el siguiente conjunto básico y mínimo de obras celebratorias del referido cuarto centenario. 202 Primera. Perfeccionamiento de los servicios de: acueducto, alcantarillado, energía eléctrica y telecomunicaciones. Segunda. Reconstrucción de las casas ruinosas, arreglo típico de las calles y urbanización de los solares urbanos, de conformidad con el plan regulador de la Villa o correspondiente reglamento aprobado por el Consejo de Monumentos Nacionales y elevado a Acuerdo Municipal. Tercera. Remodelación de la plaza principal y reacondicionamiento al estilo colonial de las fachadas de la iglesia de la parroquia y demás casas que miran a ella. Cuarta. Construcción de la casa consistorial en el lugar donde se encontraba en la colonia. Quinta. Construcción de un colego de segunda enseñanza para varones y otro de la misma índole para señoritas. Sexta. Terminación y ampliación del hotel de turismo. Séptima. Reforestación de todo el antiguo Cantón de la Villa de Leyva empezando por los nacimientos de las aguas, mediante una vigorosa acción intercomunal de los diversos municipios. Octava. Construcción de los caminos vecinales. Novena. Reconstrucción de las casas del Precursor de la Independencia don Antonio Nariño y del héroe don Antonio Ricaurte. Décima. Establecimiento de una poderosa organización cooperativa para la producción y el consumo de todo el territorio del antiguo Cantón. En constancia se firma por los que mediante esta se obligan a los quince días del mes de junio de mil novecientos sesenta y tres. Entre los firmantes figuran: Gustavo Romero Hernández, Gobernador de Boyacá y Tulio Jiménez Barriga ____________________ Antecedentes del Cabildo Abierto: “El gobernador de Boyacá vino a inaugurar las obras del centro de salud de San Francisco y, con ese motivo, me pidieron las autoridades que produjera el discurso correspondiente; yo aproveché la ocasión, para hacer un recuento de las condiciones históricas, económicas y culturales de Villa de Leyva y, sobre todo, me referí al Cuarto Centenario, que tendría lugar nueve años más tarde. En el discurso propuse toda una especie de programa, que tenía sus fundamentos ideológicos y objetivos, eminentemente, prácticos y preparatorios para ese Cuarto 203 Centenario. Después de eso, constituimos con el señor gobernador un cabildo abierto, y el señor alcalde manifestó que ese cabildo estaba ya constituido con las personas que se encontraban en la recepción. En todo caso, los villaleyvanos se comprometieron a que adoptaban esos puntos del acta; esto fue muy importante porque, ahí, se establecía una filosofía en relación con lo que debe ser el tratamiento de las obras restauradoras en Villa de Leyva”. 575 575 Tulio Jiménez Barriga. 204 Anexo Nº 11 Casa Museo Acuña. “En concepto de doña Gloria Zea, directora de Colcultura, la portada de la casa de Acuña era un adefesio, una cosa aberrante que no tenía que ver nada con la tradición de Villa de Leyva y que, por lo tanto, había que quitar; para el desarrollo de esa orden, vinieron aquí personas del Consejo Nacional de Monumentos, presidido por el doctor Bateman en su condición de secretario general del Ministerio de Obras; yo planteé que, antes de que fueran a tomar una determinación, hiciéramos un poco de reflexión sobre el caso y que yo estaba de acuerdo, esencialmente, con doña Gloria. Después de mucho dilucidar, se determinó que como el maestro era un artista benemérito del país, que ya se encontraba en estado de edad avanzada, había que tenerle una consideración especial pues él le había dado a la villa su casa museo, y que la portada se destruiría después de su muerte. La conclusión fue dada por el doctor Bateman, él la impuso y la aceptó doña Gloria porque las cosas no volvieron a tocarse a ese respecto; vino la muerte del maestro y la portada quedó incorporada dentro de la plaza de la Villa de Leyva, a pesar de todas las tremendas críticas, y ninguna autoridad se ha pronunciado sobre eso. Recuerdo, cuando Acuña me comentó: “ le voy a mostrar lo que tengo proyectado porque resulta que en Tunja encontré una portada y voy a pasarla acá.” Cuando el maestro me empezó a mostrar el proyecto, con esa cantidad de elementos disociados, yo me callé porque no quise herirlo, hizo la portada y la portada resultó un esperpento, esa es toda la historia. Otras intervenciones del maestro Acuña, son las arcadas entre la casa del Congreso y la Real Fábrica de Licores; en cuanto a la restauración de la casa del Congreso, desafortunadamente, vino un simulador de cultura que fue un señor Acevedo, que estuvo aquí de alcalde, y desbarató lo que había hecho Acuña en la casa del Primer Congreso; no hizo nada nuevo que fuera de verdadera consideración y valor histórico, hizo lo mismo en la casa de Nariño y después fue a Tunja y restauró la iglesia de San Ignacio a su manera; en Villa de Leyva, hemos sido víctimas de personas que han intervenido no siempre acertadamente”. 576 576 Tulio Jiménez B. 205 ANEXO Nº 12 Fray Bernardino de Almanza. 577 Nació en Lima, en el siglo XVII. Se inició en el oficio pastoral en los curatos de indios: Guadalchili y Pachacama; más tarde fue nombrado comisario del Santo Oficio. Fue tesorero de la iglesia de Cartagena; llegó a ser provisor y vicario general del obispo y, de nuevo, comisario del Santo Oficio de Cartagena donde se dedicó, con todo esmero, a juzgar y condenar “hechiceros y hechiceras,” particularmente mujeres del pueblo, que para él “tenían el pecado marcado en su piel negra.” De Cartagena pasó a Madrid, donde reedificó el Convento de Jesús María y José de Religiosas Descalzas de Nuestro Padre San Francisco. Las monjas agradecidas, le prometieron la capilla mayor para su entierro. Estando en Madrid, fue nombrado arzobispo de Santa Fe a donde llegó en 1631; allí inició una fuerte controversia y pleito con la compañía de Jesús, a los cuales dedicó toda su vida. Después de candentes enfrentamientos, que llevaron a excomuniones, cárcel, etc. para algunos, el arzobispo “cayó en una ira eterna” y decidió emprender una gran actividad de agitación por todo su arzobispado. Al salir de Santa Fe, profetizó que esa ciudad no lo volvería a ver vivo y viajó a Tunja. En ese momento, los cronistas de la época aseguraron, que “en todo el Reyno se descargó uno de los azotes de la justicia divina manifestado en una rigurosa pestilencia de tarbadillo (o tifo) que empezó en Facatativa,” donde según ellos, “se le faltó al respeto al Arziobispo y luego pasó a toda la Sabana donde destruyó la mayor parte de los pueblos. Fueron miles los muertos y según los cronistas a “causa de la persecución que los impíos con el demonio hicieron contra el arzobispo”. La peste se extendió por ciudades, pueblos, villas y aldeas, muchas quedaron asoladas y murieron cientos de miles, especialmente, indígenas cuyas muertes fueron atribuidas a las profecías hechas por algunos religiosos, que afirmaron que “los que no se plegaren a la gracia divina serían exterminados por la justicia divina.” Afirmaban que “este reyno lo vamos a consagrar para siempre a Nuestro Señor Jesucristo y será limpiado de todos los impíos y pecadores que viven bajo el amparo del demonio.” Las personas rendidas por la enfermedad, se refugiaron en las iglesias para asistir de continuo a las misas y acompañar a los frailes y monjas que, en coro, clamaban por el perdón por los atropellos infringidos al arzobispo. A todas estas, el arzobispo Almanza, desde Pamplona, clamaba: “gracias te doy Nuestro Señor por la ocasión que me das de padecer con tus ovejas, ofreciendo con ellas la vida”. De regreso a Tunja, ciudad que ya padecía el contagio de la peste, tuvo noticia de la imagen de Nuestra Señora de Chiquinquirá, a la cual se le atribuían milagros, y determinó con el cabildo que fuera traída, en comisión, por todos los pueblos y aldeas, 577 Apartes de la obra Diego Arango R.: Fray Bernardino de Almanza. Inédita. 206 acompañada de procesiones y fiestas, y que con ella se “purificase el aire y espantara el demonio que aún habita en la región.” En Tunja fue recibida con honores, por el clero y las autoridades, y se inició un solemne novenario para neutralizar la peste. Los sacerdotes y conventos no dieron abasto para enterrar a los apestados, y muchos vieron acrecentar sus ingresos con las limosnas de los entierros. Día y noche, de los coros de las iglesias surgían alabanzas y lamentos, que se extendían como la misma peste por ciudades, pueblos, villas y aldeas. Los enfermos se amparaban en las iglesias para asistir a las misas conventuales; otros ayudaban, en las parroquias, a suministrar los sacramentos y los santos óleos y a enterrar a los muertos, que ya no cabían en los cementerios. Dice Zamora “fuera de la multitud de gente española que murió en este reyno, de que muchas familias principales quedaron acabadas, y sus casas, haciendas y campos destruidas. De los indios fueron millones que murieron, quedando asolados pueblos enteros y el contagio que los destruyó con el título de la peste grande, con que hasta hoy se refieren sus calamidades”. La noticia de la procesión de la imagen llegó a Santa Fe, que envió dos regidores con la solicitud de pedirla prestada, pues “querían participar de la salud que está manando de aquella sombra de tan Sagrado Original.” La imagen partió hacia Santa Fe, precedida por un coro de monjas; el arzobispo ordenó comprar dos mil cirios, fiambres, bestias, vino y gallinas para la numerosa comitiva; y, además, mandó que la Virgen viniese siempre acompañada, por el camino, con las luces encendidas y que, en todos los pueblos de indios, se detuvieran tres días y se le organizaran misas y fiestas, para así purificar los aires contaminados con la peste. En Santa Fe, fue recibida con honores por los cabildos y las comunidades de todas las religiones y cofradías, allá permaneció dos años. El cabildo secular intentó quedarse con la reliquia y los chiquinquireños amenazaron con irse a las armas, si no les era devuelta; para evitar una guerra religiosa, el presidente y la Real Audiencia ordenaron su devolución. De regreso, en cada uno de los pueblos por donde pasó, se pintaron réplicas de la imagen y se le consagró una fiesta anual. En Chiquinquirá, afirmaron que “habían vivido un prolongado desconsuelo de más de dos años ( …) y que cuando llegó todo comenzó a lograrse y a fecundarse la tierra con sus benignas influencias”. Mientras todo esto sucedía, el arzobispo Almanza enfermó y fue conducido a Villa de Leyva, población famosa, en ese entonces, por su clima especial para “curar el cuerpo y el espíritu,” pero allí, su salud empeoró y un cura-cirujano, de la orden dominica, declaró que “era el mismo contagio de la peste.” El arzobispo expresó que había llegado la hora de “pasar a otra vida…y esperar la muerte con más quietud,” escribió su testamento y declaró que, entre los clérigos pobres, se repartieran dos mil pesos para que le dijeran mil misas; y que su cuerpo y bienes, fueran entregados al Convento de Jesús María y José de Madrid y al Convento del Carmen, su capital se estimó en más de cien mil pesos de la época. Almanza murió en Villa de Leyva, el 23 de septiembre de 1633. Por el temor del contagio de la peste, su cuerpo no se embalsamó, se le echó gran cantidad de cal para que, con más rapidez, se consumiera y lo enterraron en la iglesia principal, bien 207 profundo, para que la humedad facilitara la corrupción de su cuerpo y trasladarlo a España. En Santa Fe, los oidores escribieron a Felipe IV “con esta muerte la Audiencia y el Reino goza de paz y quietud”. Un año después, el licenciado Francisco Rincón, en cuya casa se había hospedado, hizo abrir la sepultura. El escribano anota: “el presente escribano y notario, entra en la dicha sepultura, con una candela en la mano, y aviendo otras encendidas alrededor del hoyo, palpé un cuerpo difunto, revestido con tunicales, casullas y demás ornamentos sacerdotales, y guantes en la mano… y está entero de piés a cabeza…y le meneé los brazos y el cuerpo, lo que se puede menear dentro del ataúd…y toqué las carnes que está enjuta, pegada a los huesos…tiene asimismo la cabeza pegada al cuello, y el rostro cubierto con la piel, la barba y el bozo, como si estuviera vivo…y no olía a cosa que pudiera decir está malo… antes, había un olor que asemejaba al que tienen las piñas…”578 El ataúd, algo deteriorado por la humedad, fue colocado en el atrio de la iglesia y, al abrirlo, se pudo observar que su cuerpo estaba perfecto… Fray Alonso de Zamora escribió: “…quedó su cuerpo despidiendo un suavísimo olor, semejante al de las piñas, fruta de muy agradable fragancia, que hay en estas partes de las indias (…) En su cuerpo difunto se descubrió un cilicio de agudas puntas de acero y una cruz que tenía los pechos, correspondiente a la de oro y esmeraldas del pectoral…” Al año siguiente, una comisión de la Sede Vacante, integrada por el canónigo licenciado Miguel Jerónimo de la Cerda y el notario eclesiástico Estacio Sanguino Rangel, abrió de nuevo la sepultura y, otra vez, se encontró su cuerpo intacto y se esparció un aroma de piña por la iglesia parroquial. La comisión mandó que le echaran más cal y agua para que se corrompiera su cuerpo. Posteriormente, el cartujo doctor don Fernando de Valenzuela, llamado don Bruno, fue comisionado para traer desde Villa de Leyva el cuerpo de Almanza y llevarlo a España. A la vez, dos amigos, uno de los cuales era Antonio Acero de la Cruz, pintor y poeta santafereño, se reunieron en el Convento de La Candelaria y fraguaron un plan para rescatar el cadáver del arzobispo de la iglesia parroquial de la villa; pero, cuando llegaron ya estaba Fernando de Valenzuela, que presentó toda suerte de censuras, órdenes y documentos a las autoridades para cumplir su misión. Sin embargo, los vecinos de la villa organizaron una fuerte protesta, vigilaron día y noche la iglesia parroquial, para impedir que el cuerpo fuera sacado, pues lo consideraban “reliquia milagrosa; no obstante, los otros subrepticiamente entraron, se apoderaron del cuerpo del arzobispo y se lo llevaron por trochas y caminos no regulares. Al otro día, los leyvanos, al darse cuenta del secuestro del cuerpo, emprendieron la persecución de los secuestradores pero no lograron alcanzarlos. Estos llevaron el cuerpo a Santa Fe, donde fue descubierto en la catedral y se le organizaron pomposas exequias y, según afirman algunos, una fragancia de piña inundó la plaza principal. El cuerpo permaneció expuesto durante un año en la iglesia de San Francisco y numerosos peregrinos y enfermos acudieron en solicitud de milagros. 578 Pedro Solís de Valenzuela (1624-1711): Epítome Breve De la vida y muerte del Ilustrísimo dotor don Bernardino de Almanza. 208 Después su cuerpo partió rumbo a Cartagena; una nutrida comitiva salió a despedirlo hasta Facatativá, luego fue trasladado a Honda, para ser embarcado y llevado por el río Magdalena hasta Cartagena y, por último, a España donde fue enterrado con todos los honores en la capilla mayor del Convento de las Religiosas de Jesús, María y José de Madrid, orden por él fundada, que lo distinguió con el título de “Caballero de Gracia”. 209 Anexo N° 13 Valle de Saquencipá Saquencipá significa: Fuerza de la noche, nuestro padre o Fuerza del creador de la tierra, Saquencipá es el territorio sagrado que fue para el pueblo Muisca el campo de la observación astronómica y meteorológica. Centro ceremonial de culto a la luna y el sol, lugar para “promover la acción de los espíritus, fuerzas y fenómenos dispensadores de la fecundidad de la tierra. Lugar donde se marcaba el origen de los tiempos y de la vida”. En el sitio sagrado –hoy parque arqueológico de Saquencipá mal llamado “el infiernito” las 56 columnas estaban relacionadas con la cifra 18.61 (stonehenge) correspondiente al ciclo de los eclipses Su orientación este-oeste marca los equinoccios (las estaciones de lluvia) y el solsticio de vernano del 24 de junio, inicio del calendario. En Saquencipá se organizaba el ciclo de producción agrícola y las ceremonias propiciatorias y esta asociado con Iguaque, la “montaña vigorosa”, lugar e origen de Bachue o Huitaca representativa de la serpiente sagrada cósmica, del río celeste o la via láctea y de las aguas terrestres. Bachue, símbolo de la cultura del agua, la madre de los pueblos prominentes, que hace 12.000 años fueron glaciales y dieron origen a las lagunas en el Macizo de Iguaque y a la fecundidad de la tierra y de la vida 210 Personas que participaron con sus testimonios: Anselmo Acero Olivares. Nació en Mortiñal, 1920; vive en Villa de Leyva. Hermelinda Acero. Nació en Mortiñal, 1936; vive en Villa de Leyva. Luis Alberto Acuña. Pintor y escultor santandereano, radicado en Villa de Leyva desde mediados de los cincuenta. Anastasia Aguasaco. Nació en Sutamarchán,1923; vivió en la vereda Monquirá. Marco Tulio Aguasaco. Nacido en Suta en 1917; vive en la vereda de Monquirá. Aurora Aguilera Saavedra Elba Eulice Amado de Pineda. Nació en la vereda Carrizal, Iguaque; vive en la vereda de Capilla. Fideligno Amado. Nació en 1938 en la vereda Carrizal; Iguaque, municipio de Chiquiza; vive en la vereda de Capilla. Gabriel Amado. Nació en la vereda Carrizal, Iguaque, 1919. Maximino Alfonso Bautista. Nació en 1902, en la vereda Sopotá; murió en 1998. Juan Enrique Botero Bogotá. Aura Maria Borrás de Páez. Villa de Leyva, 1912; vive en Villa de Leyva. German Borrás 1942, vive en Villa de Leyva. Guillermo Borrás vive en Villa de Leyva. Leonor Borras de Rodríguez vive en Villa de Leyva. Roberto Borrás vive en Villa de Leyva. Dioselina Buitrago Maria Alicia Buitrago Espitia. Profesora. Vereda Llano Blanco. Teresa Buitrago. Villa de Leyva, 1913; murió en 1994. Beatriz Camargo. Dramaturga nacida en Sogamoso, 1946. Vive en Villa de Leyva. Ananías Cárdenas. Nació en la vereda El Roble, 1907; vive enVilla de Leyva. 211 Aura Maria Cárdenas. Vereda Capilla. Gabino Casallas. Vereda de Monquirá, 1911; vive en Villa de Leyva. Rosa Maria Casallas. Salto y la Lavandera, 1936. Jaime Castellanos. Bogotá, 1932; vive en Villa de Leyva. Familia Castillo. Vereda Monquirá. Mercedes Castillo. Vereda El Roble, 90 años; vive en Villa de Leyva Maria Rosario Cetina. Melquisedec Contreras. Vereda Sopotá,1937. Sergio Corredor. Profesor. Villa de Leyva. Aminta Cortés. Vereda Salto y la Lavandera. Andrés Cortés C. El Caney, vereda de Llano del Árbol, Villa de Leyva, 1917.Vive en la vereda Pavachoque, municipio de Sutamarchán. Hermilda Cortés de Cortés. Heroína Cortes Abril. Villa de Leyva. Jose Heliodoro Cortés C. Vereda Salto y La Lavandera, 1919. Juan Nepomuceno Cortés C. Vereda Salto y La Lavandera. Julio Edgar Cortés. Vereda Salto y La Lavandera, 1937. Melquisedec Cortés C. Vereda Salto y La Lavandera. Noe Levi Cortés C. Vereda Salto y La Lavandera, 1932. José Maria Cubillos. Vereda Capilla, 1922; vive en la vereda de Ritoque. Julio Antonio Cuevas Roberto. Vereda Llano Blanco. Teodolindo Espitia. Vereda Capilla, 1929. Eleuteria Margarita del Rosario Fino. Vereda Ritoque, 1929 Ignacio Fitatá. Vereda Centro, 1937. Victor Forero. Villa de Leyva. Gonzalo Franklin. Villa de Leyva. Filomena Gamboa. Vereda Llano del árbol, 1919. Manuel Gaona. Villa de Leyva, 1914; murió en el 2000. José Ignacio Gil 212 Priscila Gil Medina. Vereda de Ritoque, 1924. Fermina Gómez. Riohacha, 1923. Vivió en Villa de Leyva. Alejandrina González de Castellanos. Nacida en el Santo Ecce Homo, 1913. Vive en Villa de Leyva. Benedicto González. Villa de Leyva, 1934. Oliva González. Vereda Monquirá, 1920. Anastasio Guerrero. Villa de Leyva, 1913. Abraham Hernández. San Pedro de Iguaque. Luis Hernández. Villa de Leyva. José Hernández. Carmen de Carupa. Maria Oliva Hernández Avila. Villa de Leyva, 1940. Rita Hernández. Gachantivá, 1910. Vive en la vereda Sabana. Maria Briceida Hurtado. San Pedro de Iguaque. Faustino Hurtado. Moniquirá, 1914. Vive en Moniquirá. Baudilio Igua. Vereda Capilla, 1939. Gilma Jerez. Vereda Sopotá, 1937. José Miguel Jerez. Vereda Ritoque, 1950. Isabel Jiménez. Toca. Tulio Jiménez Barriga. Abogado y político. Villa de Leyva, 1917; vive en Bogotá. Josefa y Blasina. Villa de Leyva. Ismenia López. Sora, 1920. Vive en Villa de Leyva. Ernesto López. Nació en Montesuárez, Arcabuco. Vive en Villa de Leyva. Luis Madero. Villa de Leyva, 1926; vive en Bogotá. Rafael Eugenio Mejia. Sacerdote carmelita, 1929. Octavio Mendoza Morales. Bogotá, 1949. Antonio Montaña. Vereda Cañuela, Villa de Leyva, 1951. Humberto Montañés. Paipa. María del Carmen de Montañés Vereda de Capilla, 1910. Tulio Montejo. Tunja, 1912; vive en Villa de Leyva. 213 Joaquín Aristóbulo Munevar. Vereda Salto y la Lavandera Marcolino Munevar Peña. Vereda Monquirá,. 1930. Armando Muñoz. Jesús María, Santander. Jorge Nassar. Vive en bogotá Agustín Neira. Villa de Leyva. Jesús Neira. Villa de Leyva, 1922. Luis Felipe Núñez. Vereda Cañuela, 1914. Javier Ocampo López. Historiador. Nacido en Aguadas (caldas) 1939. Residenciado en Tunja desde 1957 Juliana Pardo. Vereda El Roble. Maria Ascensión Pardo de Corredor. Villa de Leyva. Aquileo Peña Rojas. Vereda Monquirá, 1915. Luis Pereira. Villa de Leyva. Antonio Pérez Vargas. Pintor nacido en Málaga, Santander en 1930.Se vincula a Villa de Leyva en 1953. Eloy Pineda. Vereda Capilla, 1922. Parmenio Pineda. Vereda Capilla, 1953. Maximino Pineda. Vereda Capilla. Simón Pedro Pineda Igua. Vereda Capilla, 1929. Nieves Pinilla. Vereda Capilla. Gilberto Ramírez. Moniquirá, 1948. Vive en Villa de Leyva. Dolores Reina. Vereda Capilla. Belisario Reyes. Río Abajo, Iguaque, 1935. Jorge Rico. Villa de Leyva. Alcibíades Robles. Vereda Llano Blanco, Villa de Leyva,1916 Aleja Rodríguez de Páez. Villa de Leyva. Eduarda Rodríguez. Villa de Leyva, 1920. Gregorio Rodríguez. Bogotá. Vive en Villa de Leyva desde 1949. Jorge Rodríguez. Villa de Leyva, 1957. 214 Manuel Rodríguez. Vereda Salto y La Lavandera, 1914. Vicente Rodríguez. Villa de Leyva. 1932. Trinidad Roldán Siatama. Villa de Leyva, 1921; murió en 1999. Miguel Arturo Ruget Solarzano. Médico. Villa de Leyva, 1927. Vicenta Ruiz de Bautista. Villa de Leyva. Maria Julia Ruiz de Sáenz. Arcabuco, 1935. Vive en la vereda El Roble, Villa de Leyva. Aida Sáenz. Villa de Leyva, 1960. Isidro Sáenz. Villa de Leyva, 1932. Eufrasia Eusebia de Jesús Saiz Rodríguez. Vereda El Roble, 1928. Maria Teresa Salas. Villa de Leyva. Miguel Arturo Sanabria. Vereda Centro, 1921. Florentino Sánchez. Villa de Leyva, 1911- 1997. Maria del Carmen Sierra. Llano del Arbol, 1936. Argemiro Torres. Vereda Cañuela, 1912. Vive en Villa de Leyva. Micaela de Torres. 1914. Vive en Villa de Leyva. Felix Torres. Vereda Sabana, 1930. Padre Enrique Uribe.. Sacerdote Carmelita. Faustina Velandia. Villa de Leyva. Adolfo Velásquez. Sutamarchán 1914; actualmente vive en La Palma, Villa de Leyva. Maria Gladys Velásquez. Profesora. Vereda Llano Blanco. Eva Yagama. Vereda de Canales, Sáchica. Vive en la vereda Ritoque. Germán Zubieta. Tunja. Vive en Villa de Leyva. 215 Indice General Tomo I Prólogo I CAPÍITULO I ÉPOCA AMERINDIA Cuentan los cronistas Creación Bachué 2 3 Comentarios de los cronistas Estatua en oro Adoración al Agua Cultura del agua Huitaca Bochica Libertad Origen del pueblo americano y Conquista 4 5 5 6 7 7 8 CAPÍTULO II SIGLOS XVI-XVII Entrada al territorio Proyecto de traslado de Tunja a Sáchica Conflicto social en Tunja Saquencipá Interrogatorio del Licenciado Juan López de Cepeda a caciques e indígenas en Saquencipá Descripción de los indígenas del pueblo de Saquencipá en 1572 10 12 13 13 15 17 216 Fundación de Villa de Leyva Acta de Fundación Lista de las personas a quienes se distribuyeron huertas o tierras en la Villa. Auto de confirmación Ratificación y Rectificación Medición y adjudicación de huertas Penas a quienes contradigan Señalamiento de ejidos Colocación de rollo y picota Términos de jurisdicción Se ratifica la Fundación Auto para el mercado Auto para la iglesia Alquiler de los indígenas para la villa Pleito por la fundación de la Villa Provisión real sobre reclamo de Sáchica Provisión Real Declaraciones de los indígenas Declaración de Juan de Castellanos Declaraciones de los misioneros dominicos Declaraciones de los indígenas Último acuerdo Informe del Procurador de Corte D. Domingo Oribe 19 19 22 22 24 27 29 30 30 31 31 33 34 35 37 37 39 41 42 43 43 44 44 Segunda fundación de la Villa Acta de fundación Auto y nombramiento del nombre de la Villa que de hoy en adelante ha de tener Acerca del Canal de los Españoles 45 45 46 48 Encomiendas y Encomenderos 51 Destrucción de la cultura Comisión encomendada al factor Diego Hidalgo de Montemayor para que vaya a la provincia de Tunja a recoger los santuarios de los indios Destrucción del adoratorio de Iguaque Otros hechos 52 52 54 54 El territorio 58 Cuentan los habitantes. Visiones Actuales. 61 217 CAPÍTULO III SIGLOS XVIII-XIX La Villa y el Territorio: Cuentan los viajeros Mercado Resguardos Curatos Iglesia parroquial Monquirá Gachantivá Sáchica Chíquiza e Iguaque Sutamarchán Yuca y Santo Ecce Homo Lagos Riquezas naturales Comercio Población Producciones Agrícolas Manufacturas Minerales Maderas Tintes Plantas medicinales Resinas Comercio Ríos y vegetación 68 69 70 70 70 70 71 71 72 72 73 73 74 75 75 76 76 76 76 76 77 77 77 77 CAPÍTULO IV SIGLO XX Tradiciones, leyendas y creencias Laguna de Iguaque o la cultura del agua Laguna de Confites Leyendas diversas Las señales en el cielo La palma voladora Los cálices voladores La tierra Leyenda del cerro de la Campana en Iguaque El fraile de Iguaque Los encantos El encanto del Peladero La plazuela del Diablo El diablo y la campana Leyendas acerca de las piedras El diablo y el tejo La piedra de Los Compadres 80 80 90 91 91 92 93 94 94 94 95 95 100 100 101 101 102 218 Piedra de La Suerte La sombrerona de la calle Caliente La culebra del Molino de la Mesopotamia El niño del Mesopotamia El fantasma de la Plaza Mayor La candileja de la quebrada de San Agustín El viejo del Roble El caballo encantado de la calle del Silencio El cura sin cabeza Leyenda del Pozo de La Vieja El cabro de La Colorada El salto encantado La cueva encantada La vieja de La Laguna El hoyo de La Romera La dama de azul de la quinta de los virreyes Leyendas diversas Leyendas del Desierto de La Candelaria El velorio y los duendes Maldición a la Villa: el eclipse El eremita Espiritismo Brujas Entierros y tesoros 104 104 105 105 105 105 106 106 106 106 107 107 108 109 109 109 110 110 111 113 115 116 118 123 Rostros del patrimonio Saquencipá o “El Infiernito” Pictografías y petroglifos Ruinas de Monquirá Restos fósiles 127 129 137 140 143 Artesanías y oficios Loza de suelo Sombreros de palmicho y tapia pisada Hilado y tejido Fabricación de instrumentos musicales 147 150 152 152 Comida tradicional 154 Chicha y chicherías Prohibición y “entierro” de la chicha 159 162 Fiestas Fiestas religiosas Fiesta de San Isidro Fiesta del Carmen Romerías y Promeseros 165 167 167 170 175 219 Fiesta de Corpus Fiesta de la Virgen del Rosario Fiesta de San Pedro y San Pablo Fiestas del Ecce Homo Tradición de la Cruz de Mayo 180 181 181 183 183 Coplas 184 El territorio Recursos hídricos Río Cane Río Sutamarchán Río Sáchica Río La Cebada “La Periquera” Río Leyva Quebrada de San Agustín Quebrada de San Francisco Quebrada de Ritoque Quebrada de Carrizal o Mamarramos Quebradas La Colorada (Centro), Tintales y Cerezos Quebrada de Barranco Hondo Quebrada de Los Micos Quebrada de La Iguana Canal de “Los Españoles” o del Municipio Acequia de los molinos Reservorios Agua en el casco urbano Vereda de Monquirá Vereda Salto y La Lavandera Vereda Llano del Arbol Vereda El Roble Vereda Capilla Vereda de Sopotá Vereda de Llano Blanco 202 206 207 208 209 209 210 210 211 212 214 214 214 215 215 215 217 218 219 220 221 222 222 223 223 223 Vegetación Incendios forestales 224 228 Vías Caminos Camino a Tunja Camino a Vélez. Camino Las Vegas -Moniquirá-Vélez Correo por el camino a Tunja Camino a Gámbita Camino del Uvalito Camino a Moniquirá 229 232 233 234 235 235 236 220 Camino a Arcabuco Camino a Monquirá Camino de Sopotá Camino a Sáchica Camino a Chiquinquirá Camino a la Hondura Camino Villa de Leyva -Pavachoque Carreteras Carretera Villa de Leyva-Arcabuco Carretera a Santa Sofía Carretera a Gachantivá El primer automóvil Ferrocarril 238 238 239 239 240 241 241 242 243 244 245 245 247 Veredas y Haciendas Nombres de las veredas Vereda Capilla e Iguaque La Hondura Vereda Llano Blanco Vereda Sabana Vereda de Monquirá Vereda Sopotá Hacienda de Sopotá Villa Paz Hacienda El Muelle Vereda de Ritoque Hacienda El Emporio. Antigua Hacienda de Sáchica Vereda Salto y La Lavandera Vereda de Llano del Árbol Hacienda-Molino del Cárcamo Otras haciendas Santa Sofía Gachantivá viejo 249 250 253 258 259 262 263 263 263 263 264 265 265 268 268 269 271 271 271 Producción Agricultura Vereda Capilla Vereda Cardonal Vereda de Llano Blanco Vereda El Roble Vereda de Monquirá Vereda Salto y La Lavandera La maldición al garbanzo El verano del 28 Vereda Ritoque Vereda Cañuela “El Peladero” 274 276 277 277 278 280 281 282 282 284 285 285 221 Olivos El dividivi Molinos, haciendas y comercio de trigo 287 289 290 Ganadería 302 Minas Minas de plata Minas de travertino Minas de yeso 303 305 309 Tomo 2 La Villa La Villa a principios y mediados del siglo XX Su Arquitectura Cuentan los habitantes La villa y su arquitectura Casas Barrios Plaza principal de la Villa El mercado Restauración y ordenamiento urbano Calles Iglesia Parroquial Iglesia del Carmen Convento del Carmen Convento de San Francisco Convento de San Agustín Convento de los Dominicos Museo de Arte religioso Museo Acuña Patrimonio artístico Cementerio Hoteles, pensiones y hospederías Panaderías Otros establecimientos Servicios públicos Comunicación 2 4 9 10 10 26 33 34 41 43 46 47 51 53 54 57 58 59 60 60 63 63 69 70 70 71 Vida en la Villa Vida social Vida cotidiana en la Villa Tiendas y Cafés El Cine La aventura tras “ Los Aventureros” 73 74 75 75 77 77 222 Juegos de azar Cacería Personajes en la Villa El turismo 80 81 87 92 Condiciones de Vida 95 Oficios Construcción Maestros de la construcción Herreros Carpinteros Vendedores de antigüedades Músicos 105 105 107 107 108 108 109 Educación Zona Urbana Zona Rural 110 110 114 Salud 118 Peste y cementerio de los virulentos Medicina tradicional Curanderos Plantas medicinales y recetas populares Homeopatía Sanación Médicos Dentista Hospital de San Francisco Boticas 118 120 122 124 124 125 127 120 130 131 Religión Bautismo y Matrimonio Órdenes religiosas Carmelitas Devociones: Mama Linda Renovada y la Virgen de Chiquinquirá Virgen Renovada: Mama Linda La Virgen de Chiquinquirá Venida de la Virgen de Chiquinquirá a Villa de Leyva Romerías 132 132 134 135 137 137 139 140 142 142 La violencia 144 223 Vida Municipal La Política Alcaldía Concejo municipal Personería municipal Inspección de Policía El Archivo de Villa de Leyva 149 149 150 153 153 155 157 Cronología 158 Anexos Anexo Nº 1. Época amerindia Anexo nº 2. Unidades Sociales y Población de Saquencipá en 1572 Anexo Nº 3. Población indígena. Siglos XVI-XVII Anexo Nº 4. Resguardos indígenas Anexo Nº 5. Arqueología Anexo Nº 5. Paleontología Anexo Nº 7. Hidrografía Anexo Nº 8. Clima Anexo Nº 9. Trigo Anexo Nº 10. Acta Cabildo Abierto 1963 Anexo Nº 11. Casa-Museo Acuña Anexo Nº 12. Fray Bernardino de Almanza Anexo N° 13 Valle de Saquencipá Personas que participaron con sus testimonios 211 174 181 182 184 185 193 195 197 202 205 206 210 228 Bibliografía general . Documento anexo 224 Esta obra se terminó el día 12 de diciembre del 2000 en Villa de Leyva 225