DP entrevista a Cecilio J. Cerdán Carbonero - CSI-F
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DP entrevista a Cecilio J. Cerdán Carbonero - CSI-F
Nº 242 • Marzo de 2016 ENTREVISTA DEL MES DP entrevista a Cecilio J. Cerdán Carbonero JUAN DE CASTRO PITA Cecilio J. Cerdán Carbonero (Madrid, 1974) es educador y asesor político. Sus estudios de filología le llevaron a la docencia en Estados Unidos y a asesorar a diversos gobiernos en multitud de materias. Master en Relaciones Internacionales y en Gestión Pública, ha trabajado en la Organización Internacional del Trabajo y en el Ayuntamiento de Madrid, además de haber emprendido su propio proyecto empresarial en materia de educación temprana ¿En qué situación se encuentra la educación en España actualmente, en relación a los cambios que nos aportan las nuevas generaciones de jóvenes? Más allá del debate sobre la calidad de la educación y sobre los contenidos curriculares que siempre están encima de la mesa, el principal cambio está en el objetivo último de la formación. Por ejemplo, toda la comunidad educativa es consciente de que el alumnado es cada vez más diverso cultural y socialmente, y se actúa mucho para paliar los problemas que eso puede crear y para aprovechar las ventajas que indudablemente tiene, y creo que pronto se dará el siguiente paso que es reconocer que el alumnado ya no tiene un perfil local, sino global e interconectado. Pero hay otros ámbitos en los que no se está haciendo demasiado, como encontrar nuevos objetivos y motivaciones para la formación, puesto que las profesiones fijas han desaparecido y vamos a un futuro de colaboraciones, de proyectos, de unión de habilidades personales en un ambiente distinto, y eso requiere otras formas de trabajo y de prepararse. ¿Qué opina de los intentos que se están haciendo por parte de algunas instituciones para adaptar la metodología didáctica a la cambiante nueva realidad, fundamentalmente en el ámbito privado, tanto en el ámbito de las enseñanzas no universitarias, como en algunas universidades? De los testimonios que hemos venido recogiendo tanto en el mundo de la empresa como entre los propios alumnos, podemos concluir que hay una idea general de que los planes de estudio deben ser más flexibles, con más capacidad de decisión por parte del alumno. Y al mismo tiempo, hay una desjerarquización de la relación educativa. Crece el valor de los trabajos y proyectos en detrimento de clases magistrales y exámenes tradicionales. Pero no podemos caer alegremente en la tendencia de abandonar el objetivo de que todos tengan una cultura general amplia, un conocimiento del mundo y una capacidad de entender y escribir textos complejos. Por eso, la principal tarea de la comunidad educativa, en un contexto de bombardeo ingente de información hacia los alumnos, es la de seleccionar la mezcla adecuada de todas las características que una formación completa debe tener. Vamos a un modelo global en que el éxito de colegios y universidades se medirá por el éxito de sus alumnos. Y en un contexto cada vez más competitivo, ese éxito radica en haber ofrecido el mix adecuado entre la especialización y la cultura general, entre la transmisión de conocimiento “jerarquizada” y la exploración personal del conocimiento. ¿Estamos aún a tiempo de incluir los necesarios cambios metodológicos en las aulas españolas, universitarias o no, en los ámbitos público y privado? No sólo estamos a tiempo, sino que es imprescindible. Y además, estamos en un momento oportuno para ello, porque ya ha pasado la idea de que la solución es simplemente dotar los centros con mucha tecnología, y sabemos que no es ese el camino, sino que hay que ir a un modelo en el que la educación formal pierda peso respecto a fórmulas más abiertas. La gran cantidad de información que maneja hoy cualquier persona gracias a Internet, hace que partamos de una generación de alumnos que tiene muchas dificultades en reconocer la autoridad académica, y otorgan el mismo valor a voces que son autorizadas y a otras que no lo son. Y al profesorado, como es lógico, le cuesta entender eso. En muchos casos, ya no se trata de transmitir conocimientos, sino habilidades personales y sobre todo la habilidad para encontrar información de calidad y hacer algo útil con ella. Los cambios llegarán, por tanto, en el sentido de que profesores y alumnos interactuarán de otra forma, la transmisión del conocimiento será por cauces más prácticos, más diversos, porque además es muy difícil dar sentido a una educación menos finalista, menos ligada de forma directa con la profesión que se va a ejercer. Según diversos investigadores, cuyas tesis no necesariamente coinciden en todos los campos de investigación, el cambio en las aulas es imparable, inevitable y necesario. ¿Qué opinión le merecen los nuevos métodos propuestos por Moravec y Cobo? Más que un método, es la constatación de una realidad: de todo se aprende, y dada la incertidumbre sobre los 25