DEFENSA del proyecto de reglamento de partidos que al promediar

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DEFENSA del proyecto de reglamento de partidos que al promediar
SEMANARIO FARMACEUTICO.
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DEFENSA
del proyecto de reglamento de partidos que al promediar el
último Diciembre presentaron al Excmo. Sr. Ministro de la Gobernación los periódicos de medicina y farmacia de Madrid (1).
í.
Cerca de medio año ha trascurrido desde que el periodismo
médico-farmacéutico de esta Corte, con la adhesión de alg-uno de
provincias, convino—después de haber examinado los infinitos y
variados pareceres que sobre el asunto acudieron de todos los á n gulos del reino—en formular un proyecto del reglamento aceptable para el Gobierno en las actuales circunstancias, por el cual
mejoraran las clases médicas en lo posible su nada lisonjera situación. No quedaba satisfecho con aquello su deseo, y bien hubieran
querido los firmantes del proyecto una reforma más radical y beneficiosa; pero tampoco podían resistir la verdad, cada dia probada, del conocido proverbio que dice ser lo mejor enemigo de lo bueno. No siempre pueden verse colmados de un golpe los deseos más
laudables, aconsejando muy á menudo la prudencia con parsimonia, previsión y cautela, para mejor alcanzar en varios envites lo
que no podría lograrse de un boleo. Y necesario es advertir, además, que no todos los achaques de que 'el cuerpo médico-farraacéutico es víctima se deben á la defectuosa organización de los partidos: mejórese la enseñanza, para aquilatar con seguridad el mérito de los que reciben los grados académicos; queden reducidos á
la mitad los diplomas de licenciado que se expiden cada año, y eso
bastaría por sí sólo para aliviar aquellos males, prescindiendo del
órden que en punto á partidos hubiera de seguirse. Son varios,
preciso es reconocerlo, los elementos morbosos que concurren á
engendrar la mortal enfermedad que al organismo médico-farmacéutico perturba y aflige, y mal pudiera reputarse como sensata
la terapéutica que solamente atendiera á combatir uno de ellos.
Cuando faltan las fuerzas para extinguirlos en montón, parece lo
más cuerdo, y también lo más práctico y realizable, atacarlos aisladamente y en detall.
Ese ya largo intervalo de medio año próximamente que ha
trascurrido desde la petición de la prensa, no autoriza á creer que
sus laudables deseos hayan de quedar frustrados. Aquella solicitud
seguirá el pausado curso que en nuestros centros administativos
es de costumbre, para oir pareceres distintos ántes de resolver—
quizás al Consejo de Sanidad y al de Estado;—pero al cabo alguna
resolución recaerá á la postre, y no habrá de ser ésta tan desfavorable que dejemos de ganar algo, aunque sea ménos de lo que nos
prometemos. La tardanza en el despacho de este asunto prueba
(1)
He El Siglo Médico.
JULIO 21 DE 1878.—AÑO V I , NUM. 42.
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las tres siguientes cosas: que es de suyo grave y no puede resolverse con ligereza el centro administrativo correspondiente; que
atendida la dilación de costumbre, deben hacerse cuanto ántes ese
linaje de pretensiones, y finalmente, que no pueden pedirse cosas
tan gruesas que no pasen con facilidad al través del tamiz administrativo,
Y sin embargo, ese tiempo no ha sido perdido del todo: durante él, ha podido analizarse muy menudamente, por los más interesados en la reforma, el proyecto publicado en todos los periódicos;
y sin embargo, es lo cierto que no se ha hecho de él, en punto alguno, formal y discreta impugnación, ántes han servido los leves
argumentos levantados á guisa de objeciones, como para prueba
del acierto con que procedió la comisión de la prensa al proponerle
tras madura reflexión.
Antes de entrar en el exámen de esos reparos y para dejar probado su escaso fundamento, ha de consentirse que digamos algo
en vindicación de la prensa médica, cuya competencia para entender en tales asuntos profesionales han puesto en duda, ahora y en
anteriores tiempos, algunos profesores de partido. Supónese por
ellos que carecen los periodistas médicos de experiencia propia,
desconociendo lo que son partidos, y de ahí se deduce que les faltan muy esenciales datos para juzgar con acierto y proponer cosa
á derechas.
Veamos lo que vale en realidad este razonamiento.
No es, en primer lugar, absolutamente cierto que los periodistas médicos dejen de haber pasado por el duro trance de los partidos: los hay que han tocado muy de cerca, y sentido demasiado al
vivo, las penalidades, amarguras, estrecheces, compromisos y peligros que consigo lleva el ejercicio de la profesión en los pueblos—
¿dónde se verá el médico libre de ellos?—y que se hallan por tanto
en buena aptitud para fundar un acertado juicio. Y por otra parte,
es de notar que la invocada experiencia no es siempre en realidad
de buena ley, n i por completo valedera, resultando en cada experimentador variable, puesto que si se toman las colecciones periódicas de los últimos cuarenta años, resultará que encierran sus páginas millares de pareceres y de proyectos diversos y aun opuestos.
Se siente el mal común con mayor ó menor rudeza; pero cada
cual le percibe conforme su peculiar sensibilidad y lo cruel ó
blando de las circunstancias en que se ve, siendo muy pocos los
que ascienden con seguridad y acierto á sus causas, estudiando la
etiología bajo diferentes aspectos: de donde se origina que cada
cual propone remedio distinto, echando para lograr la curación
por diferente vía, y atendiendo con preferencia á mitigar sus propias penalidades del momento. De ahí lo variado del plan curativo,
reducido ordinariamente á buscar medios de paliación ó á descubrir una panacea que extinga como por encanto los males... E l
ínteres individual, las distintas situaciones en que los profesores de partido se ven, las variadas necesidades que experimentan
y su distinto modo de pensar en órden al rendedio, les conduce n
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con frecuencia á proponer planes que otros rechazan por idénticos
motivos, y que la administración pública—de la cual se olvidan
con demasiada frecuencia y por completo—no puede en manera
alguna aceptar en todo, por la necesidad en que se ve de atender
preferentemente á los intereses generales del país.
Y no habrá quien niegue que la experiencia ajena puede ser
aprovechada por los periódicos donde se consigna, en toda la parte que tenga de aprovechable, agregándola consiguientemente á
la propia, y acrecentando así el caudal de conocimientos que el
asunto exige para lograr un tal cual desempeño.
Por otra parte, no basta conocer hasta donde se extienden, y el
fundamento en que se apoyan, las necesidades de los titulares: si
han de remediarse, preciso es conocer asimismo los recursos con
que se cuenta para alcanzar ese remedio, y la medida en que es
posible aplicarles en cada ocasión. Ordinariamente se olvidan de
esto Tos profesores que escriben sobre tan difícil y complicado asunto, fantaseando proyectos tan caprichosos que no solamente chocan á menudo sin reparo con las costumbres, sino con el órdeu
administrativo del país, con las leyes orgánicas y aun con la misma Constitución del Estado.
Pues bien: si reúne el periodismo, en punto á partidos, alguna
experiencia propia; si hasta por necesidad ha tenido durante largos años que justipreciar la de los facultativos titulares que han
llenado sin interrupción las columnas de los periódicos; si atienden
á los fueros de la legalidad existente, y al órden de la administración, lo justo para no proponer cosas irrealizables; y si, en fin, se
agrega á esas circunstancias la esencialísima de un juicio desprevenido y sereno, habrá que convenir forzosamente en que cuenta
el periodismo médico-farmacéutico con buenas condiciones de
competencia para proponer una reforma moderada, justa y sobre
esto realizable.
Así ha debido considerarlo la generalidad de la clase, cuando
no ha descubierto en el proyecto motivo de fundada censura, significando con su silencio una aquiescencia favorable, si no ha de
decirse una plena aprobación.
Veremos, en otro artículo, cómo los leves argumentos que al
proyecto se han opuesto, constituyen en rigor una elocuente prueba de su bondad, ya que no consintamos en decir de su exceleucia
p orhuir de la parte que pudiera cabernos en el elogio.
DR. SOMOZA.
Actos
oficiales.
Resultando vacante en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Granada la cátedra de Farmacia químico-orgánica, dotada
con 3.000 pesetas, que según el art. 226 de la ley de 9 de Setiem-
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bre de 1857 y el 2.° del reglamento de 15 de Enero de 187G corresponde al concurso, se anuncia al público con arreglo á lo dispuesto
en el art. 47 de dicho reglamento, á fin de que los Catedráticos que
deseen ser trasladados á ella, ó estén comprendidos en el art. 177
de dicha ley, ó se hallen excedentes, puedan solicitarla en el plazo
improrogable de 20 dias, á contar desde la publicación de este
anuncio en la Gaceta.
Sólo podrán aspirar á dicha cátedra los Profesores que desempeñen ó hayan desempeñado en propiedad otra de igual sueldo y categoría, de la misma ó análoga asignatura, con título competente.
Los Catedráticos en activo servicio elevarán sus solicitudes á
esta Dirección general por conducto del Decano de la Facultad ó
del Director del Instituto ó Escuela en que sirvan, y los que no
estén en el ejercicio de la enseñanza lo harán también á esta Dirección por conducto del Jefe del Establecimiento donde hubieren
servido últimamente.
Según lo dispuesto en el art. 47 del expresado reglamento, este
anuncio debe publicarse en los Boletines oficiales de las provincias; lo cual se advierte para que las Autoridades respectivas dispongan que así se verifique desde luégo sin más aviso que el presente.
Madrid 1.° de Julio de 1878.--El Director general, José de
Cárdenas.
Se halla vacante en la Facultad de Farmacia una categoría de
ascenso, la cual ha de proveerse por concurso entre los Catedráticos de entrada de la misma Facultad que reúnan las circunstancias prescritas por las disposiciones vigentes.
E n el término de un mes, á contar desde la publicación del
presente anuncio en la (xaceta de M a d r i d , remitirán los aspirantes
sus solicitudes documentadas á esta Dirección general por conducto de los Rectores d é l a s Universidades respectivas.
Madrid 1.° de Julio de 1878.—El Director general, José de
Cárdenas.
Asuntos científicos.
DEL ÓXIDO DE HIERRO DIALISÁDO.
Entiéndese por óxido de hierro dialisado una solución acuosa
de cloruro de óxido de hierro muy básico.
Esta preparación es llamada óxido de hierro dialisado, porque se
obtiene mediante la diálisis, operación cuyo objeto es separar
por difusión á través de un diafragma las sastancias coloides de
las cristaloides.
Este preparado de hierro se emplea desde hace algún tiempo
en Alemania bajo el nombre de Ferrum oasidatum d i a l i s a t i m .
SlíMANARIO F A R M A C E U T I C O .
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Conveniente es recordar que esta modificación soluble de h i drato férrico, según Peau de Saint-Gilles. fué obtenida primeramente por Graham sometiendo el acetato férrico á la diálisis; al
efecto, según este químico, se prepara "vertiendo en el tambor del
aparato dialisador y renueva diversas veces el agua de la cuba, la
cual concluye por descomponerse completamente; el ácido acético
pasa al agua á través de la membrana, y queda en el dialisador
hidrato férrico soluble (1), el cual es susceptible de coagularse espontáneamente, así como por la adición da débiles cantidades de
ácido sulfúrico, álcali, carbonato ó sulfato potásico, pero no lo es
por los ácidos clorhídrico, nítrico, acético, ni por el alcohol ni azúcar. Así como existe la metalúmina soluble, hay también el metaperóosido férrico soluble de M. Pean de Saint-Grilles, si bien no
se ha obtenido por diálisis, sino por la acción del calor sobre el
acerato férrico (2).
Consignadas las precedentes consideraciones pertinentes al estudio del nuevo medicamento, hoy encomiado por algunos y hasta llevado á la categoría de especifico y caido bajo la explotación
de alguno, continuaremos ampliándolas exponiendo detalladamente el procedimiento que se debe asegurar para su preparación,
consignando de antemano algunos pormenores relativos á la diálisis en general, no muy vulgarizados aun.
E l célebre químico Graham comprendió desde luego que las
combinaciones férricas de ácido monobásico, cual las del clorhídrico nítrico, etc., eran las solas que podrían emplearse en esta preparación, desechando las de ácido polibásico, porque dan lugar á
sales insolubles en exceso de óxido férrico.
Dialisando el cloruro de óxido férrico en 5 ó 6 equivalentes de
óxido, Graham pudo comprobar que el ácido clorhídrico es eliminado concentrando sólo una pequeña cantidad de hierro; á los
ocho dias, la combinación férrica puesta en el dialisador contenía
97,6 por 100 de peróxido de hierro y 2,4 de ácido clorhídrico: á los
19 la cantidad de esté último se redujo á 1,5 por 100, la cual representa 1 equivalente de ácido por 30,3 de óxido. Esta disolución vertida en un frasco, se mantiene líquida por 24 dias; después
se coagula espontáneamente.
Los experimentos del. célebre químico inglés pueden resumirse
del siguiente modo:
1. ° Que la preparación del óxido de hierro soluble está buscada en la acción de la fuerza osmótica sobre un cloruro de hierro
soluble.
2. ° Que el producto obtenido no está constituido de óxido férrico al estado de pureza absoluta, sí por un cloruro férrico muy básico.
D i á l i s i s y dialisador.—Graham ha dado el nombre de diálisis
á l a operación que produce la separación de los cristaloides de los
(1) Wurt, Lecons elemenlaires de Chimie moderne, pág. 350.
(2) Historia y Juicio critico de la diálisis conúderacla como procedimiento amlitico, Memoria del Dr. D. Manuel Saenz Diez, premiada por la Academia Médico-quirúrgica, pág. 27,
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coloides, sometiendo la mezcla á la difusión á través de una membrana coloide.
E l dialisador más cómodo y ménos costoso para la preparación
del óxido de hierro dialisado consiste en un aro de madera, al cual
se aplica bien tersa por medio de una cuerda, una hoja de papelpergamino humedecido y bastante ancha para que vuelva sobre el
aro de 6 á 10 centímetros de altura.
Esta membrana lleva el nombre de septum. La hoja de pergamino se prepara artificialmente inmergiendo una de papel blanco
sin cola, en ácido sulfúrico concentrado; conviene elegir el papel
grueso y consistente. Cuando el sepium es de bastante superficie, es
preciso para evitar se rompa con el peso del líquido que ha de contener, aplicarle exteriormente una tela, ó bien dos cuerdas en cruz.
Antes de emplear el dialisador así preparado, es necesario asegurarse de que el septum no presenta soluciones de continuidad;
para esto se coloca el dialisador sobre una hoja de papel de filtro
y se pone en él una capa de agua á la altura de 1 á 1 Va centímetros. A los pocos instantes se observa que si no hay soluciones de
continuidad, el papel no aparece mojado en ninguna parte; pero
esto sucede muy rara vez, por lo cual y para abreviar este inconveniente, los prácticos aconsejan se extienda sobre el papel-pergamino una ligera capa de albúmina que se coagula después elevando la temperatura convenientemente.
En el dialisador preparado de este modo se pone el líquido sobre el cual se va á operar y en cantidad suficiente para que el septum se halle cubierto de una capa de 10 á 12 milímetros de espesor.
No es conveniente aumentar el espesor del líquido, porque la experiencia demuestra que la energía de la ósmosis depende princi palmente de la extensión de la superficie, la cual puede variar con
la capacidad del aparato. Después se coloca el dialisador de manera que ñote sobre cantidad bastante de agua contenida en un vaso
(representado el segundo en la figura), y se abandona la operación,
sin tomarse otro cuidado que el de renovar todos los dias el agua
exterior si no se ha conseguido el objeto deseado.
E l cloruro de óxido férrico que ha de someterse á la diálisis,
debe ser preparado expresamente para este uso; y es útil determinar de antemano cuál será la cantidad de líquido necesario para
cubrir la superficie del septum por una capa de un centímetro de
espesor.
P r e p a r a c i ó n del oxiclorwo f é r r i c o 'para ¿ m J ^ r . — P r e c e d e n temente hemos visto que Graham obtuvo óxido de hierro soluble
que contenía 1 equivalente de cloruro y 5-6 equivalentes de óxido.
Béchamp ha visto que el óxido de hierro gelatinoso se disuelve
en el cloruro férrico, formando una combinación bastante soluble,
en la cual la proporción de óxido puede ser considerable. E l hidrato gelatinoso se disuelve tanto más rápidamente, cuanto más h i dratado y reciente es la preparación. Continuando la adición de
hidrato, el líquido se espesa y por último se convirte en una espe cie de gelatina perfectamente soluble en el agua.
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E l compuesto más rico en óxido obtenido por Béchamp contiene:
Cloruro férrico
Oxido férrico
9,40
90,60
100,00
que corresponde á la fórmula Fe2Cl3,20Fe2O3.
Bajo el punto de vista práctico la preparación del cloruro férrico sin 5-6 equivalentes de óxido mediante la adición del hidrato
gelatinoso no es útil, porque son necesarias muchas lociones. Por
otra parte, si se emplea este cloruro tan básico, se disocia durante
la ósmosis y no pasa á través del septum más que pequeñísima
cantidad de sal no descompuesta.
Grossinger, farmacéutico en Neusat (Hungría), ha dado á
conocer un procedimiento de preparación del Ferrum dialysatum
de Wagner, que dice es muy bueno; pero la descripción del mismo,
como lo indica el B u l l e t i n de la, Societé de Pharmacie de Brwxelles
y algún otro periódico, es confusa.
Este método, reproducido por Hager en la última edición de su
Manuale fharmacenticum, consiste, en resúmen, en descomponer
el cloruro férrico en solución acuosa bastante concentrada por un
exceso de amoniaco puro diluido, y mezclar después el hidrato gelatinoso bien lavado en el cloruro férrico disuelto, de manera que
resulte una solución que contenga l/i(í de su peso de óxido férrico.
Por último, la Sociedad de Farmacia de París hizo conocer otro
que se aproxima al indicado; pero es de tener en cuenta que el
producto obtenido por dicho procedimiento no contiene más que 1
por 100 de óxido férrico, siendo así que el Ferrum dialysatum
de Wagner contiene cinco veces m á s .
E l oxicloruro de hierro que ha de destinarse á la obtención del
óxido dialisado ha de tener 5 equivalentes de óxido férrico y 1 de cloruro. Se simplifica el modo de operar indicado por Béchamp y Graham evitando las muchas lociones del hidrato férrico gelatinoso y
su disolución en el cloruro férrico, presentando al primero, digámoslo así, al estado naciente á la acción disolvente del cloruro, y dejando á la ósmosis el cuidado de eliminar los cuerpos extraños, los
cuales quedan separados cual las lociones en el procedimiento ordinario. Basandosi, fundándose en el poder osmótico de los cloruros
alcalinos en general y del cloruro amónico en particular, ha llegado á hacer la operación más sencilla, más pronta y regular.
Se toman:
Cloruro férrico l í q u i d o , densidad
Amoniaco l í q u i d o ,
»
1,26 = 3 0 ° — 8 0 6
0,923 = 2 2 ° — 322
Se mezclan los dos líquidos en una campana, agitando vivamente
hasta su completa disolución.
E l amoniaco del comercio podría emplearse en esta operación
porque marca los 22°, pero los productos empireumáticos que contiene acompañan al de la dialisacion.
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Durante la operación la mezcla se calienta; al principio es espesa y turbia, pero agitándola se fluidifica y aclara, tomando color
rosa-pardo,
Hé aquí lo que pasa durante la reacción: el cloruro férrico á
30° de la densidad de 1,26, contiene 26 por 100 de cloruro anhidro: 1 equivalente de éste pesa 162,5 y exige para descomponerse
completamente 3 equivalentes de amoniaco líquido de la densidad
indicada; por-consiguiente 806 de cloruro férrico á 30° exigirán
para su completa descomposición 386,8 de amoniaco.
De esta reacción se deduce que habiendo de obtener un cloruro
férrico que contenga 5 equivalentes de óxido y 1 de cloruro, no serán necesarios más que s/6 de álcali, ó sean 322 en cifra redonda.
Después de la reacción la mezcla contiene:
1 equivalente de cloruro férrico no descompuesto.
5 equivalentes de óxido férrico combinado con el cloruro.
5 equivalentes de cloruro amónico.
(Se continuará.)
Noticias varias.
NECROLOGÍA.—Ha bajado al sepulcro la hija mayor de nuestro
querido y respetable amigo D. Julián Calleja y Sánchez, Decano
de la Facultad de Medicina. Ni los tiernos cuidados de su cariñoso
padre, ni los recursos de la ciencia, han podido combatir la enfermedad que la arrebató á la vida. Sirvan estas líneas de pésame al angustiado padre y como lenitivo á su inmensa pérdida.
PLANTAS DE ARAGÓN.—Con el presente número recibirán nuestros lectores el pliego 1.° del Catálogo de Plantas de Aragón,
obra completísima por su originalidad y por el número y calidad
de las especies que contione, y muy superior á todos los Catálogos
de provincia que nosotros conocemos. Su antor, sin embargo, se
muestra poco satisfecho; quiere más y más: quiere mantener abierta en Castelseras su Agencia Botánica, que funcionará solamente
hasta finar la publicación del Catálogo, con el preciso objeto de
arreglar un suplemento que honre, no al Sr. Lóseos, sino á ios que
le remiten plantas aragonesas espontáneas, cuyos nombres se propone su autor honrar con preferencia, y la verdad es, que los individuos activos tienen un mérito superior á toda inteligencia: éste
trabaja por gusto, por placer en las oficinas ó escritorios; aquellos
arriesgan sus intereses, sus comodidades, su propia vida en demanda del honor que les pertenece por derecho. Así pues, el Sr. Lóseos
admite en Castelserás para formar un suplemento al Catálogo de
Aragón, toda suerte de plantas aragonesas espontáneas, bajo condiciones ventajosísimas para los remitentes, como lo tiene probado
hasta la saciedad. No admite plantas cultivadas, ni aun espontáneas, como no sean aragonesas.

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