98 Akiva ben Avraham “Para qué estamos aquí. Un ensayo sobre el
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98 Akiva ben Avraham “Para qué estamos aquí. Un ensayo sobre el
El Búho Revista Electrónica de la Asociación Andaluza de Filosofía. D. L: CA-834/97. - ISSN 1138-3569. Publicado en www.elbuho.aafi.es Para qué estamos aquí. Un ensayo sobre el futuro del hombre. Akiva ben Avraham ([email protected]) Creo que es bastante natural que llegados a cierta edad –que no es la misma para todas las personas- algunos problemas nos preocupen más y más. No teniendo la ayuda y a veces el consuelo –bastante discutibles y en general no serios- de cualquiera de las religiones, los problemas y las dudas deben ser enfrentados con valentía confiando en nuestras propias fuerzas y en las que nos dan varios milenios de cultura humana cuya influencia hemos heredado y nos alumbra en mayor o menor medida. Nos maravillamos de la complejidad, hermosura y perfección de todo lo que nos rodea, de la agilidad de los gatitos, de la elegancia de los pájaros en nuestro jardín, de la sucesión de los días y estaciones, de la estabilidad de los cielos, de la eficacia de nuestros sentidos, de la casi increíble capacidad de mantenernos derechos y equilibrados incluso en condiciones extremas de velocidad y gravedad, de la perfección de nuestra vista, de nuestra memoria, de nuestra capacidad de pensar y decidir, a cada momento, durante largos años. No nos es difícil participar de algunas conclusiones de nuestros filósofos y aceptamos, casi como un axioma el "cogito ergo sum" de Descartes. Posiciones que nos parecían peligrosas o casi prohibidas, como la duda e incluso la negación de la existencia de un ser superior, nos son más y más aceptables y no nos atemorizan. Sin temores, nos ubicamos junto con los ateístas, agnósticos y materialistas. Diría, que normalmente nos fastidia, prestar atención a todas esas sandeces y sedicentes explicaciones y justificaciones, que escuchamos de boca de teólogos, predicadores, sacerdotes, papas, grandes rabinos, curanderos, gurus y charlatanes de todo pelo, hablando en tono doctoral o como en trance. El admirable progreso de las ciencias nos han revelado el Big Bang, las partículas atómicas y subatómicas, la radiación de fondo, la velocidad de escape de las galaxias, los agujeros negros, los quásares, las novas y supernovas, las imágenes increíbles de los planetas de nuestro sistema, la exploración del Sol y el examen minucioso de las manchas solares y de sus explosiones magnéticas, el reciente descubrimiento de la llamada materia obscura que forma la mayor parte del peso de la materia de todo el Universo, la trayectoria de la luz y sus desviaciones y velocidad, la estructura de las moléculas, la síntesis de elementos transuranianos, la fisión de los átomos pesados y la fusión que conduce al helio, los increíbles aceleradores de partículas, la transmutación atómica, la doble helicoide del ADN, la complejidad y el lenguaje de nuestro mapa genético, las maravillas que nos revelan las llamadas células de tronco, los éxitos en la lucha contra las enfermedades, los cereales transgénicos, las maravillas de la industria y la distribución de los alimentos, la síntesis clorofiliana y el papel de la adeno-tri-fosfatasa, el equilibrio ecológico y contínuo intercambio del oxígeno y del anhidrido carbónico entre vegetales y animales, el salto de Akiva ben Avraham “Para qué estamos aquí. Un ensayo sobre el futuro del hombre.” 98 El Búho Revista Electrónica de la Asociación Andaluza de Filosofía. D. L: CA-834/97. - ISSN 1138-3569. Publicado en www.elbuho.aafi.es potencial en la transmisión de los impulsos nerviosos, el mecanismo de la sinapsis y el papel de los neurotransmisores, la temprana migración y el regeneramiento de las neuronas, los progresos de la psicología clínica, las implantaciones y regeneración de órganos, los avances magníficos de la técnica de producir y transmitir energía que por primera vez nos hacen ver la certeza de la posibilidad de liberarnos de la dependencia de los combustibles fósiles y sus negras consecuencias para el porvenir de la raza humana, el desarrollo de nuevos reactores nucleares utilizando neutrones de alta velocidad que serán prácticamente eternos con mínima producción de cenizas radioactivas, la lucha en la defensa del derecho a la vida de multitud de especies animales y vegetales, la creciente y seria búsqueda de comunicación con civilizaciones extraterrestres, las maravillas de la petroquímica, la revolución que estamos viviendo en el campo de las comunicaciones sea con los teléfonos celulares como con los computadores, los sistemas de ubicación de personas y cosas por medio de un sistema estable de una veintena de satélites, la exploración del espacio exterior, el progreso de la robótica y la liberación de los humanos de trabajos peligrosos como en la profundidad de las minas o en las condiciones del vacío casi absoluto y en un entorno saturado de radiaciones mortíferas, los elegantes puentes y túneles que comunican lugares distantes incluso yendo por debajo del mar, la previsión cada vez más exacta del clima, las altas torres que nos dejan sin aliento, la red mundial del Internet y lo que eso significa para la expansión de la intercomunicación de las mentes humanas, los avances incesantes de la Física, la Química, la Matemática, la Electrónica, la Medicina, la Nanotecnología, la Ingeniería Genética, el Transporte, el descubrimiento y adaptación de nuevos materiales. Las explicaciones creacionistas con que engañaban y satisfacían nuestras dudas infantiles, van perdiendo terreno y cada vez más se refugian en la ignorancia de la fé, alentada aún por ejércitos de parásitos y charlatanes que cabalgan en la ignorancia humana y en el temor a lo desconocido. El hombre se va adueñando de sí mismo y de su futuro en el Universo. No es un proceso fácil, pero es un proceso que marcha y es incesante. Y con renovada energía, con renovada confianza en la capacidad de la mente humana y de sus logros, nos preguntamos para qué estamos aquí, qué papel jugamos estando aparentemente en la cúspide de la llamada materia viva pensante, por lo menos en nuestro planeta. La palabra "religión", que tiene origen latino ("ligare" una y otra vez, conduciendo a "religare") puede ser aplicada más racionalmente para enmarcar el denodado e increíble avance de las ciencias y nuestra humana tosudez de buscar respuestas, que para inventar dioses las más de las veces vengativos y terriblemente celosos que controlan hasta la dulce intimidad de nuestros lechos y los inocentes juegos de nuestros niños. Nos negamos a aceptar a priori, incluso las limitaciones teóricas del relativismo que nos encierran dentro de una velocidad máxima de la luz y reivindicamos nuestro derecho de poder andar y deambular por todas las inmensas extensiones de nuestro Universo dentro de la vida de cualquier hombre. Para ello, la Física trata de darnos nuevas esperanzas, con sus estudios sobre los llamados hiper-espacios y la posibilidad de transitar en, y entre ellos, incluyendo la teletransportación. Nada nos parece imposible. La curiosidad humana no se detiene. No se puede detener. Akiva ben Avraham “Para qué estamos aquí. Un ensayo sobre el futuro del hombre.” 99 El Búho Revista Electrónica de la Asociación Andaluza de Filosofía. D. L: CA-834/97. - ISSN 1138-3569. Publicado en www.elbuho.aafi.es Estamos conociendo más y más a la materia. Y somos concientes que ella tampoco se detiene, y anda en un devenir incansable hacia la complejización. Es una fuerza intrínsica de la materia. Y nosotros no somos más que una etapa, por el momento la más compleja y actual dentro de nuestro planeta, pero que en absoluto significa que la materia se detendrá ahí. No tenemos dudas sobre que todo lo que existe, sensible a nuestros sentidos y a veces sutilmente sensible, es materia. Materia o " manifestaciones de la existencia de la materia". En nuestro grupo de estudio sobre "Materialismo Dialéctico" durante las largas "vacaciones" que pasamos en Villa Devoto, uno de nuestros compañeros interpretó un poco exageradamente la afirmación fundamental que "todo lo que existe es materia" y concluyó que "la bondad es materia". Tanto Hipólito Jiménez como yo mismo, formamos una especie de frente en contra y de ahí nació nuestra definición un poquitín más completa: "todo lo que existe es materia o manifestaciones de la existencia de la materia". El asunto no terminó ahí, sino que la posición obsecada del materialista a ultranza, nos obligó a consultar a compañeros más ilustrados, hasta que llegamos a Paulino González Alberti, quien luego de escuchar a las partes y la agresividad incontrolada del interpelante, nos aclaró: "Todo lo que existe es materia. La materia tiene necesidades o tendencias o propiedades intrínsecas, que no son más que eso, simples características a veces muy hermosas y otras no tanto. Como el hombre mismo, que a veces tiene necesidad de cagar. Eso, no quiere decir que el hombre sea una cagada. Salvo algunas excepciones" Y miró significativamente hacia el joven. Desde ya, que la discusión quedó terminada. Y la materia no está en reposo. Más, el reposo absoluto no existe. Y la mejor definición de movimiento es aquella que afirma que el movimiento es la "forma de vida" de la materia, usando la feliz expresión de Frederick Engels, que aunque no es más que un eufemismo, dá en el clavo al unir ambos aspectos de una misma cosa. No existe materia sin movimiento, ni tampoco movimiento sin materia. Una está definitivamente vinculada al otro. Y esto nos lleva a identificar al "tiempo" nada más que como la "crónica del movimiento de la materia". El tiempo, pierde su valor de absoluto independiente, para transformarse en una simple consecuencia de la materia en movimiento. E igualmente es fuertemente afectado por la velocidad de los móviles que se desplazan relativamente, en especial cuando las velocidades son una fracción muy alta de la velocidad de la luz. Sabemos y aceptamos como resultados de la materia en movimiento, de la creación de espacios y campos de fuerza de una serie bastante larga de manifestaciones, como campos magnéticos, gravitacionales, eléctricos, nucleares y subatómicos. Es decir que llegamos a la conclusión que tampoco el "espacio" es un absoluto, sino la "consecuencia de la materia en movimiento". Quizás no nos equivoquemos si afirmamos que la materia en movimiento, va creando y expandiendo, su Akiva ben Avraham “Para qué estamos aquí. Un ensayo sobre el futuro del hombre.” 100 El Búho Revista Electrónica de la Asociación Andaluza de Filosofía. D. L: CA-834/97. - ISSN 1138-3569. Publicado en www.elbuho.aafi.es propio espacio. Por eso, no tiene sentido que nos preguntemos qué hay más allá de los límites del Universo. Esos cuatro infinitos: materia, movimiento, espacio y tiempo, están ligados en una armonía cósmica. No son los conceptos aristotélicos, o de Platón, o de Copérnico, o de Galileo. Ni tampoco de Newton o de Leibnitz. Cuando el Big Bang, que acaeció hace una friolera de 13.5 billones de años –es decir 13,500 millones de años- nacieron primeramente las partículas subatómicas, como los fotones, los electrones, neutrinos, positrones, neutrones, mesones, y otros que suman no menos de una docena de partículas elementales y que no son más que la "masificación de la energía". Del resultado de su expansión, se fueron enfriando. Aún hoy se pueden evidenciar los resultados de aquella explosión súbita y medir los remanentes de la llamada radiación de fondo, que representa algo así como unos 2.3 grados Kelvin ( -271.3 oC) descubierta por pura casualidad por dos investigadores británicos que estaban estudiando el radar o algo por el estilo. Entonces se formaron también las partículas sospechadas como la llamada materia oscura, partículas de masa considerable, en el orden de 400 veces más pesadas que los electrones y desprovistas en absoluto de carga y, que aún hoy tienen una densidad constante en todo el universo, en el orden de 10 -26 kg/m3 posiblemente como resultado de la contínua expansión del Universo. Hoy, se liga –teoricamente- su existencia y su isotropismo, a la velocidad constante de la luz, jugando esas partículas cierto papel curiosamente similar a las moléculas del aire en la transmisión del sonido. Lo que puede significar que, en la medida que disminuya aún más la densidad de la materia obscura, también habrá cierta variación en la velocidad de la luz. Habiendo llegado a este colosal grado de expansión, luego del Big Bang, es comprensible, que la densidad de la materia obscura disminuya muy, pero muy lentamente. Podemos confiar que la actual generación de astrofísicos, con la ayuda del Hubble y otros increíbles instrumentos creados por el hombre, nos darán respuesta a este interrogante. Con el descenso considerable de la temperatura, algunas partículas se pudieron asociar con otras y se formaron los primeros átomos, como el átomo de hidrógeno. La diferencia térmica entre un electrón terriblemente caliente con un protón relativamente más frío, es realmente una diferencia cuantitativa; pero cuando esta diferencia no es tan grande el electrón puede ser anclado a un protón y con ello aparece un átomo, un átomo de hidrógeno. Vemos que el salto pasa a ser cualitativo, ya que aparece una substancia totalmente diferente. El recientemente formado átomo de hidrógeno, no es un electrón, ni tampoco un protón. Es una sustancia completamente nueva, cualitativamente nueva, donde el electrón tiene varias posibilidades energéticas en función del número de "quantums" que lo animan y lo obligan a cierta configuración orbital. Ya Niels Bohr intuyó que la típica raya del hidrógeno en el espectrómetro, es la emisión energética producida por la dicuantificación de la órbita monocuántica del hidrógeno Esta resolución de la contradicción entre electrones muy calientes, con protones relativamente más fríos, con la consecuencia de complejificación de la materia, es el camino natural que la materia recorre en su incansable carrera hacia la natural y eterna complejificación. Akiva ben Avraham “Para qué estamos aquí. Un ensayo sobre el futuro del hombre.” 101 El Búho Revista Electrónica de la Asociación Andaluza de Filosofía. D. L: CA-834/97. - ISSN 1138-3569. Publicado en www.elbuho.aafi.es De este misma forma, los átomos de hidrógeno se unirán entre sí para formar moléculas. Es muy posible, que estas dos realmente simples transformaciones o saltos cualitativos hayan necesitado millones de años o centenares de millones de años para producirse. Otros elementos, distintos al hidrógeno, se irán formando como consecuencia de colisiones, de encuentros fortuitos, de estar dentro de un entorno donde reinan grandes presiones y temperaturas, como en el núcleo de las estrellas que en un principio fueron asociaciones gigantescas de átomos y moléculas de hidrógeno. Sabemos, que en la "combustión" nuclear del hidrógeno en el interior de las estrellas, radica la fuente de su enorme temperatura, de su luz, de la emisión de cantidades enormes de energía. El interior de las estrellas, es un verdadero crisol de síntesis de elementos más pesados, como helio, carbono, nitrógeno, oxígeno, berilio, aluminio, hierro y otros. Según el estado actual de la ciencia, es el "único" lugar donde se pueden producir naturalmente síntesis de núcleos atómicos más pesados, en razón de las enormes presiones y temperaturas reinantes. Los trabajos e investigaciones de George Gamow nos dieron una amplia base de entendimiento y Gamow se hizo acreedor al Premio Nobel. A medida que la estrella consume su inventario de hidrógeno, tendrá que contraerse en cierta medida y de esa forma aumentará la presión interna y su temperatura interna en forma considerable, hasta llegado cierto punto donde la estructura misma de átomos y núcleos atómicos colapsa y la estrella se desmorona, ocasionando una gran explosión, como sabemos que ocurre cuando aparece una nova o supernova. Cantidades inmensas de ciertos elementos pesados son expulsados al espacio y allí formarán enormes nebulosas, una especie de polvo cósmico, donde una multitud de elementos y partículas coexisten. Con la disminución de la temperatura y la intensidad de las colisiones entre distintas partículas – teoría cinética del calor-, se abre ahora el camino de síntesis de nuevas moléculas, formadas por carbono, oxígeno, nitrógeno e hidrógeno, dando origen a varios y variados ácidos amínicos, amoníaco, agua, óxidos de nitrógeno, metano y otros. Otras resultantes de las explosiones de las estrellas, se agruparán a su vez formando los planetas y asteroides, cuya composición química será distinta en razón de sus orígenes, y las fuerzas de gravedad y magnéticas predominando en esa zona. Para todo ello, habrán pasado ya no menos de 3 ó 4 billones de años. El Universo, mientras tanto, es muy joven. Pero ya es muy variado. Algunos planetas se habrán enfriado lo suficiente como para formar una corteza sólida aunque frágil e inestable por los fuerzas volcánicas expansivas encerradas en el interior de los planetas, similar a nuestra Tierra. En algunos planetas incluso, se producirán grandes acumulaciones de agua, mares y océanos, lluvias y tormentas. Los mares serán en un principio relativamente calientes y las atmósferas estarán muchas veces caracterizadas por fuertes concentraciones de anhidrido carbónico, metano, Akiva ben Avraham “Para qué estamos aquí. Un ensayo sobre el futuro del hombre.” 102 El Búho Revista Electrónica de la Asociación Andaluza de Filosofía. D. L: CA-834/97. - ISSN 1138-3569. Publicado en www.elbuho.aafi.es amoníaco, nitrógeno y agua, además de óxidos de azufre y de nitrógeno. J.B.S. Haldane las llamó atmósferas reductoras. Estas atmósferas serán la cuna de nuevas síntesis de ácidos amínicos y otros compuestos que en gran parte se disolverán en los mares, llegando a concentraciones tales que se los ha definido como una especie de sopa primigenia. Es una bonita y adecuada expresión. Todo este camino de la materia en su tendencia complejizante, estará ya maduro para la agrupación de nuevas y más complejas moléculas, algunas poseyendo dos claros polos, uno hidrófugo y el otro hidrófilo, que formarán pequeñas micelas con su parte hidrófila dando hacia el exterior acuoso y su parte hidrófuga, más bien grasa o aceitosa y rica en proteínas confinada en su centro y acá tenemos ya, la base de las primeras micelas que intercambiarán sustancias con el medio ambiente, con aquella sopa primigenia de que hablamos. Hoy vemos este mismo fenómeno de micelización en el colesterol de nuestra sangre. Esta es la razón de que las membranas de las células animales, sean tan ricas en colesterol y que la mayor parte del colesterol que consumimos o producimos es usado, precisamente, para reposición de las membranas de los millones de células que mueren diariamente. Fijáos que en estas micelas se producirá cierta corriente de afuera hacia adentro, de materias disueltas en la sopa primigenia, una especie de asimilación, en dependencia bastante estricta con la superfice exterior de la micela, que controlará la capacidad absorbente de sustancias desde la sopa del entorno. De la misma forma, habrá sustancias amigables y otras no tanto, entre las varias sustancias existentes en la sopa. Las primeras serán recibidas sin problemas en el interior de las micelas, y las segundas, serán expulsadas para buscar nuevos destinos. Incluso, y como resultado de la concentración desusadamente grande en el interior de las micelas, acontecerán nuevas reacciones químicas y se formarán sustancias que serán incorporadas a la micela y otras que serán expulsads. Ya tenemos, el embrión de una especie de asimilación y desasimilación. Tendrá que establecerse cierto equilibrio entre asimilación y desasimilación, siendo que la asimilación será controlada por la superficie exterior de la micela, y la desasimilación, por la masa o volumen del interior de la micela. En la medida que la asimilación progrese, el equilibrio será más y más inestable, ya que el volumen crecerá más rápidamente que la superficie, puesto que el volumen es proporcional al cubo del diámetro de la esferilla, y su superficie exterior es proporcional únicamente al cuadrado de ese mismo diámetro. Inevitablemente, llegará un momento en que la micela tendrá que dividirse para mantener su equilibrio puramente dinámico. Y henos entonces con la primera reproducción, puramente mecánica, gobernada por simples y obvios principios de equilibrio. Felizmente, tenemos mucho tiempo disponible para que la materia siga sus derroteros. Los milenios se van sumando. Akiva ben Avraham “Para qué estamos aquí. Un ensayo sobre el futuro del hombre.” 103 El Búho Revista Electrónica de la Asociación Andaluza de Filosofía. D. L: CA-834/97. - ISSN 1138-3569. Publicado en www.elbuho.aafi.es Después de los trabajos de Charles Darwin, la validez de la teoría de la evolución de las especies está fuera de duda, excepto para ciertos exacerbados e ignorantes e interesados defensores del creacionismo que no pueden aceptar nuestro parentesco con los monos, las iguanas y las lombrices, y que no quieren dejar de usufructuar del "dolce far niente" y la posición social que les da su defensa del creacionismo. Las micelas primigenias, se habrán asociado con micelas similares, manteniendo cierta independencia dinámica para poder dividirse y seguir aprovechando de ese rudimento de simbiosis, primero una simple asociación y luego, significando el primer paso hacia la vida, sea monocelular o pluricelular, desarrollando movimientos ameboidales o creando apéndices como flagelos para poder transportarse y poder acercarse y seleccionar las sustancias que les son necesarias. Este sí, que ha sido un salto cualitativo de trascendental importancia, ya que entraña la aparición de la vida y su colosal capacidad exponencial de reproducción, en estrecha conexión con la existencia accesible de alimentos o sustancias necesarias. Imagináos un inmenso mar con una extensa zona caracterizada por ser aquella sopa primigenia. La aparición de la vida, es decir de seres unicelulares que intercambian sustancias con el medio ambiente, al tiempo de crecer y reproducirse, habrá sido de una fuerza expansiva prácticamente explosiva, y en pocos días habrán dado cuenta de toda la sopa disponible poniéndose a buscar los postres. Cierta vez leí un cuento sobre un rey o sultán que recibió de un súbdito como regalo, el juego de ajedrez. Quedó tan encantado que le ofreció que eligiera el regalo que más le apeteciera. El súbdito le contestó que él era muy modesto y que sólo le pedía que utilizando el tablero del ajedrez, que tiene 64 casillas, pusieran un granito de trigo en la primer casilla, luego 2 granitos de trigo en la segunda casilla y así siguieran multiplicando los granitos hasta completar las 64 casillas. Resulta, una cantidad tan inmensa de trigo, que todo el mundo sería incapaz de satisfacerlo. Similarmente, eso es lo que pasa con la reproducción de la vida. Una simple multiplicación por 2 que no se detendrá si hay suficiente espacio y alimento disponible. Las considerables tormentas eléctricas, radiación ultravioleta, radiación cósmica, neutrinos, y las temperaturas requeridas para su desarrollo, fueron la fuente asimismo, de tremendas variaciones en su metabolismo y en su herencia, y habrán dado lugar a mutaciones que condujeron a multitudes de seres más y más diferenciados, devorándose unos a otros y dejando restos muy valiosos para otras criaturas. Esto, es la teoría de la evolución de las especies, de Charles Darwin. Milenios y billones de años tenían por delante. La aparición, quizás fortuita de la síntesis clorofiliana, permitió la síntesis de los azúcares y toda la familia de los sacáridos, celulosas y lignina, influyendo al mismo tiempo, en la composición de la atmósfera, ya que consumieron una gran parte del anhidrido carbónico, con la simultánea concentración creciente del oxígeno, que primeramente se combinó con el hidrógeno para aumentar la cantidad de agua y luego, permitió la aparición y desarrollo de los animales, usando el oxígeno más y más concentrado y devolviendo el anhidrido carbónico a la atmósfera. Fijáos que la aparición de los animales, es más una necesidad Akiva ben Avraham “Para qué estamos aquí. Un ensayo sobre el futuro del hombre.” 104 El Búho Revista Electrónica de la Asociación Andaluza de Filosofía. D. L: CA-834/97. - ISSN 1138-3569. Publicado en www.elbuho.aafi.es de la vida de la materia, que un acontecimiento fortuito. Es indispensable para el equilibrio del planeta, para su equilibrio ecológico. No pueden desarrollarse animales sin vegetales, y vice-versa. Las especies se fueron diversificando, adecuándose a las condiciones existentes en cada parte del planeta, frío, muy frío, templado o caliente; húmedo o seco, con fuertes lluvias o desérticos, sumergidos en el mar o en la corriente de poderosos ríos. Cuando pensamos que la presencia de los dinosaurios ocupa no menos que unos 200 – 250 millones de años, podemos imaginar el tiempo utilizado para el desarrollo de los mamíferos más pequeños, de los carnívoros, de las aves, de los reptiles, de los peces en su inmensa variación. Los animales corrían por las praderas, trepaban a los árboles, se cazaban unos a otros, se sumergían buscando alimento en los mares y en los ríos. Se comunicaban usando esos primitivos gritos que aún hoy los caracterizan. Utilizaban sus normales cuatro patas para saltar y correr y treparse a los árboles. El ulterior perfeccionamiento de su sentido del equilibrio, los habilitó a usar unicamente sus patas traseras como elemento de locomoción y entonces el cuello tuvo que sostener a una cabeza relativamente pequeña permitiendo el desarrollo del cerebro, al posibilitar un flujo relativamente más importante de sangre. La posición vertical del cuello y las costumbres herbívoras y vegetarianas, permitieron el desarrollo de nuevos sonidos, guturales algunos y más claros otros. Por su propia necesidad de conservación, estos animales, homínidos primigenios, eran esencialmente gregarios y su intercomunicación era esencial en su lucha por la vida, frente a carnívoros muy poderosos y agresivos y una naturaleza mucha veces no sólo hostil sino indiferente. La Tierra ya estaba madura para integrarse al fenómeno cósmico del pensamiento. Pienso, que es muy posible, que ya existieran otras civilizaciones extraterrestres en nuestra galaxia o en otras más lejanas. Sabiendo que la edad del Universo oscila en los 13,500 millones de años y que los primeros homínidos se remontan a unos pocos millones de años, quizás no más de 3 ó 4, podemos concluir que la posibilidad de existencia de civilizaciones mucho más antiguas, con varios millones, quizás centenares de millones de años, es una seria posibilidad. Esas civilizaciones tienen que estar en etapas de complejificación mucho más avanzadas que la de los humanos. Su curiosidad, la tendencia universal hacia la complejidad, es entonces una especie de conciencia e incluso un mandamiento para esas viejas civilizaciones. Tendrán que buscar la forma de multiplicar los ensayos para encontrar la forma más perfecta de materia viva pensante. Y seguirlos, controlarlos y ayudarlos en su evolución independiente, aunque necesiten millones de años para ello. Si los universos paralelos existen, no será más que un juego de niños. No me puedo imaginar, que una estructura tan compleja y perfecta como el ADN, sea producto únicamente de la evolución accidental. Habrá aparecido cierta etapa en que la inserción del ADN en los núcleos de las células de los animales, habrá sido posible, y con ello aparecieron los sentidos perfeccionados, sea la vista como el oído, el olfato y el gusto, que fueron desplazándose hacia el cerebro. También se perfeccionaron los maravillosos mecanismos de la herencia y de la estabilidad y continuidad de las habilidades de los seres vivos, durante centenares o miles de generaciones. Akiva ben Avraham “Para qué estamos aquí. Un ensayo sobre el futuro del hombre.” 105 El Búho Revista Electrónica de la Asociación Andaluza de Filosofía. D. L: CA-834/97. - ISSN 1138-3569. Publicado en www.elbuho.aafi.es Creo firmemente en la posibilidad que seres pertenecientes a una de esas supercivilizaciones andarán entre las galaxias, buscando terreno fértil para sus pruebas y sus siembras. Y la Tierra, fué una excelente y tentadora oportunidad más para tales intentos. Si, en realidad, somos el resultado de uno de esos intentos, no me acompleja en absoluto. Por el contrario, es muy posible que tengamos bastante justificaciones para concluir que somos un ensayo relativamente exitoso, a pesar de nuestras guerras, de nuestros apetitos, de nuestra irracionalidad, de nuestras absurdas religiones. La capacidad de pensar y la calidad del pensamiento se han perfeccionado enormemente en los últimos 200,000 años (0,0075 % de la existencia del Universo). Nuestro volumen mental ha crecido de unos 250 – 300 cc, a la capacidad craneal del hombre de nuestros días, que llega a más de un litro, comúnmente 1,250 – 1,300 cc y una cantidad de neuronas que oscila en el orden de los 90 billones. Un tal avance evolutivo, es bastante inexplicable que haya tenido lugar en tan corto plazo, sin la ayuda activa de civilizaciones extraterrestres. El lenguaje ha sido quizás, el motor principal que impulsó el desarrollo del cerebro humano. Cuando podamos indagar en la historia del lenguaje en la profundidad de nuestros cerebros, podremos leer, como en un libro bien detallado, la historia del desarrollo de nuestro cerebro. Sin duda, la maravillosa mano humana, junto al lenguaje, han sido las herramientas fundamentales para tal progreso acelerado. Es una característica del ser humano, que su capacidad tecnológica, avanza mucho más rápido que otras cualidades humanas que nos son –o debieran ser- más apreciadas, como el amor, la bondad, el respeto a los demás seres, la solidaridad entre hombres y especies. No creo que este desagradable desequilibrio, nos conduzca a la autodestrucción, al derrumbe del equilibrio ecológico del planeta, a la locura colectiva. Los apetitos humanos, sobre todo los apetitos de las clases altas, en todos los países, son un terrible peligro para la continuidad de nuestro género. Baste analizar hacia dónde nos conduce la globalización y su objetivo de mantener y acrecentar las ganancias de los grandes consorcios. Pero también el amor humano,la bondad, la curiosidad, la poesía, las artes, no tenen límites. Y tienen la ventaja de avanzar en un camino paralelo a la tendencia natural de complejificación de la materia. Quiero recalcar, que ya llevamos no menos de 2,200,000 años, desde la primigenia aparición de la primera "materia viva pensante". Hoy, es evidente que la contradicción actual, o más concretamente, los dos polos de esta etapa de la contradicción dialéctica en ese camino hacia la complejización creciente, es entre la materia viva pensante. . . y el pensamiento mismo. No puedo imaginar otra resolución de la contradicción, que no sea con el triunfo del pensamiento, con el sojuzgamiento de la materia por parte del pensamiento. Esta afirmación es muy osada: implica la existencia independiente del pensamiento. La autonomía del pensamiento y posiblemente la aparición de un nuevo polo contradictorio que no alcanzo a imaginar. Akiva ben Avraham “Para qué estamos aquí. Un ensayo sobre el futuro del hombre.” 106 El Búho Revista Electrónica de la Asociación Andaluza de Filosofía. D. L: CA-834/97. - ISSN 1138-3569. Publicado en www.elbuho.aafi.es Hablemos de la próxima etapa Hemos llegado a un punto en que, nuevamente, la resolución de la contradicción entre dos polos supone la acumulación cuantitativa durante todo el proceso y el salto cualitativo en el momento en que la contradicción queda resuelta. Así hemos visto como las partículas subatómicas daban origen a los átomos, como los átomos llevaban al nacimiento de las moléculas, como las moléculas se tornaban en la sopa primigenia, como de las agrupaciones primigenias surgieron las primeras micelas, como las micelas inanimadas dieron paso a las micelas vivas o células, como la vida fué la base de la vida pensante. Podremos aventurar que en la búsqueda de su destino definitivo, la materia viva pensante tendrá que dar origen a un nuevo polo independiente, al que quiero reconocer como el pensamiento, que es un producto innegable de la masa encefálica pensante. Durante el proceso de acumulación cuantitativa, cierta propiedad o propiedades de la materia, se van acumulando hasta el momento en que esa acumulación produce un cambio radical o salto cualitativo. Algo semejante tendrá que ocurrir con la materia viva pensante, para que en un salto final, la materia viva pensante sea subyugada definitivamente por el pensamiento. Para entender tal desenlace tendremos que analizar cuales son precisamente las calidades de la materia viva pensante que le permitan dar su salto cualitativo y transformarse en una especie de torbellino: el pensamiento puro. Primeramente, el pensamiento tendrá que perfeccionarse, tendrá que significar la principal actividad de la materia viva pensante. George Bernard Shaw solía decir que "el deporte que más me subyuga, es el pensar". Para ello, la materia viva pensante tendrá que irse liberando de sus viejas ataduras , sus ataduras vernáculas. Tendremos que darle tiempo, además de crecer y habilitarse como un organismo vivo pensante, y de ocuparse y terminar sus deberes de continuación de la especie. Eso, significa fundamentalmente que la materia viva pensante tendrá que disponer de tiempo, mucho tiempo, para autoperfeccionarse, para observarse y corregirse, para aprender y enseñar, para absorber la gran cantidad de conocimientos que está acumulando y produciendo el género humano. Además, y no menos importante, la materia viva pensante tendrá que mejorar sustancialmente sus medios de intercomunicación con otras materias vivas pensantes, para unificar esfuerzos, para fortalecer en una escala desconocida hasta ahora, el poder del pensamiento humano. En cierta forma, la materia pensante tendrá que independizarse de esa hermosísima y eficaz herramienta que le permitió llegar hasta su actual estado. Tendrá que independizarse de la palabra. . . Akiva ben Avraham “Para qué estamos aquí. Un ensayo sobre el futuro del hombre.” 107 El Búho Revista Electrónica de la Asociación Andaluza de Filosofía. D. L: CA-834/97. - ISSN 1138-3569. Publicado en www.elbuho.aafi.es La comunicación masiva y simultánea con otras mentes humanas, con centenares y miles de ellas, con millones de mentes humanas, con todas las mentes humanas unidas en una formidable masa de materia viva pensante, nos exigirá llegar a la telepatía, quizás embrionaria al principio, pero como forma generalizada de intercomunicación en el futuro. De esta forma, podrá haber una colosal armonía del pensamiento humano, con la increíble fuerza y capacidades que ello significará. No habrá armas ni escudos que puedan oponerse a una tal fuerza. Y si ese pensamiento podrá tener una existencia independiente, pués ya tendremos la calidad soñada que nos permita explorar todo el universo, desde las galaxias más distantes, hasta los centros de las estrellas más masivas y las profundidades de los agujeros negros. Ni la gravedad, ni el tiempo, ni las temperaturas o presiones, ni las más destructivas radiaciones, podrán con él. De esa forma habremos completado el destino último de la materia, y el pensamiento será el omnipotente intérprete del Universo. Alargando la duración de la vida humana Ëramos una joven pareja de enamorados, Aliza y yo –Freide y Carlos entonces- y asiduos concurrentes al teatro. Una pareja de actores, Inda Ledesma y Ernesto Bianco, que descollaban en sus interpretaciones de George Bernard Shaw, nos habían conquistado y no perdíamos sus actuaciones. Seguramente fué la influencia de estos artistas y de Shaw, lo que me decidió para obsequiarle a mi joven esposa un regalo que seguramente le agradaría: la colección completa de las obras de teatro de George Bernard Shaw, en casi una decena de volúmenes que engalanaron nuestra biblioteca durante muchos años. "Vuelta a Matusalém" nos impresionó especialmente. Shaw acostumbra desarrollar el tema de cada una de sus obras, en forma especialmente extensa y así, sus prólogos ocupan a veces las tres cuartas partes de sus obras. En este caso, la polémica entre Charles Darwin, autor de la teoría de la evolución accidental por un lado, y Lamarque, partidario de la evolución creadora por el otro, era el centro de la exposición, ricamente explicada y ejemplificada con la particular maestría shawiana y con su humor contagioso. Este libro es una tetralogía teatral, cuya obra inicial es titulada "El Evangelio de los Hermanos Barrabás", donde la creencia en la evolución creadora y su eficiencia y posibilidad están en la base de este particular evangelio. Shaw plantea que la vida del hombre es demasiado corta, demasiado corta para poder ocuparse de ser realmente seres humanos, que debe ser nuestra preocupación fundamental. Durante nuestros primeros 20 años –plantea Shaw- somos casi completamente dependientes de nuestros padres. Utilizamos nuestras energías en crecer, alimentarnos, aprender la base de nuestra instrucción, el idioma, nuestro deporte preferido, nuestras primeras escaramuzas amorosas. Nuestra vida es casi puramente hormonal e instintiva. No somos muy diferentes de los cachorros y otros animales. Nuestra capacidad de pensar se va desarrollando, como nuestro Akiva ben Avraham “Para qué estamos aquí. Un ensayo sobre el futuro del hombre.” 108 El Búho Revista Electrónica de la Asociación Andaluza de Filosofía. D. L: CA-834/97. - ISSN 1138-3569. Publicado en www.elbuho.aafi.es lenguaje, como el dominio de nuestras manos y nuestros sentidos. Esto, desde ya, está en la base de nuestra calidad de materia viva pensante, pero no es mucho más que ello. Durante los próximos años, desde los 20 hasta los 40 – 50, debemos completar nuestra formación profesional o la base de nuestra formación científica, elegimos nuestra pareja para integrar nuestra familia, y dedicamos la mayor parte de nuestras energías a traer al mundo a nuestros hijos, a la tentadora y embriagadora actividad sexual, a criar y enseñar a nuestros hijos para asegurar la continuidad de la especie, o simplemente de la familia. Es una etapa de consolidación de nuestra personalidad, de nuestros anhelos. De nuestros triunfos y fracasos. Esta es la etapa de asegurar nuestra base económica. El pragmatismo de la vida diaria, con todo lo bello que es muchas veces, llena nuestra actividad y nuestros pensamientos. No nos deja tiempo libre para mucho más. Nos diferenciamos claramente de la materia viva no pensante, pero en general, nuestro vuelo lírico no toma altura. Cuando llegamos a los 50 o un poco más, nuestras obligaciones para con los hijos, disminuyen en forma sensible. Podemos dedicarnos a enriquecer nuestra calidad de materia viva pensante y en general esto pasa, embelleciendo la vida del hombre. Sin embargo, aparece una sombra que nos aguarda a la vuelta de cada recodo. No nos quedan más que unos 35 – 45 años hasta que la muerte nos lleva. Y este plazo es muy corto para poder ser la base de nuestro desarrollo como humanos. Cuando comprendemos que no todo es dinero, que el amor es mucho más que sexo, que la amistad es mucho más hermosa que lo que pensábamos, que la bondad ilumina la vida del hombre, que los sueños nos ayudan a vivir, ya no nos queda tiempo para perfeccionarnos. Y el tiempo, la íntima y solitaria reflexión, es –diría- lo más importante. En su "evangelio" los hermanos Barrabás se convencen que deben vivir por lo menos unos 250 años, y tanto mejor si podremos llegar a los 690 como el Metusalén bíblico. De ahí el nombre de esta obra. Y no encuentran mejor herramienta para lograrlo, que la "evolución creadora" y, a ello se dedican íntegramente. No pierden conciencia de que no son más que materia viva pensante, pero para poder posibilitar su avance, el avance incesante de la materia en su propia complejización, es imprescindible prolongar la vida humana. Anhelan ser como Matusalém y se lo proponen muy seriamente. Shaw es amable con sus personajes y les concede una vida muy larga. La segunda obra se llama precisamente "Y la cosa sucede", y uno de los hermanos consigue hacerse muy longevo. E incluso encuentra otras personas, mujeres y hombres, que pensaron y actuaron en forma similar. La longevidad es una realidad para estos hombres. Es el triunfo de la evolución creadora, que es ya un triunfo extraordinario de la fuerza del pensamiento sobre la materia viva pensante. Han pasado no menos de 50 años desde que leíamos y comentábamos este libro con Freide. Y unos 30 años desde que regalamos la colección a queridos amigos en Israel, que siempre andaban a la pesca de buenos libros en Español. Los títulos de las dos últimas obras de la tetralogía se nos olvidaron pero recordamos que eran muy interesantes y descriptivos de la vida de los hombres longevos, aunque jóvenes en sus fuerzas. Sin embargo, lo mejor de la discusión del planteo shawiano, está en el prólogo y en las dos obras primeras. Akiva ben Avraham “Para qué estamos aquí. Un ensayo sobre el futuro del hombre.” 109 El Búho Revista Electrónica de la Asociación Andaluza de Filosofía. D. L: CA-834/97. - ISSN 1138-3569. Publicado en www.elbuho.aafi.es La belleza conceptual de Shaw y su identificación con la búsqueda de respuestas a nuestra posición en la cúspide de la materia viviente pensante, abrió en nuestros corazones y sobre todo en nuestras conciencias, nuevas esperanzas. Nunca hemos querido ser meros negadores de las creencias religiosas. Siempre, y mucho más en nuestros años adultos, queremos identificarnos con los mejores sueños humanistas. Aldous Huxley plantea en "Viejo muere el Cisne" una disyuntiva similar aunque pesimista, y también Bertrand Russell, John B.S. Haldane y Alexander I. Oparin. Pero quien nos conquistó y convenció, fué sin duda, George Bernard Shaw. Ampliando la comunicación e intercomunicación entre la materia viva pensante. Con toda la belleza y precisón del lenguaje y de la palabra hablada que nos maravilla por la exactitud que consigue para expresar y transmitir nuestros conocimientos y pensamientos, en una serie muy larga de lenguas en nuestro planeta, llegamos muy pronto a la conclusión de que es una herramienta incompleta e imperfecta para lograr llegar al salto cualitativo que independice al pensamiento de su yugo de la materia viva pensante. Las posibilidades del pensamiento humano, del pensamiento nacido en la mente, son realmente inagotables. Nuestro mundo, ese progreso al que no renunciaremos nunca, ese conocimiento de la realidad que nos rodea, desde le pequeñez infinitesimal del núcleo atómico hasta las tremendamente alejadas galaxias en contínuo escape, son el resultado de no menos de 1,000 generaciones de hombres pensantes, de materia viviente pensante. El desarrollo de las matemáticas, de la electrónica, de la nanotecnología, de la química y la física, de los vehículos que nos llevan a docenas de kilómetros por segundo a visitar a otros planetas, de Akiva ben Avraham “Para qué estamos aquí. Un ensayo sobre el futuro del hombre.” 110 El Búho Revista Electrónica de la Asociación Andaluza de Filosofía. D. L: CA-834/97. - ISSN 1138-3569. Publicado en www.elbuho.aafi.es Y es realmente un poema. Un poema de amor al hombre y su destino. En ese estilo de Fast, que tanto nos gusta. Nos relata la pasión de una joven antropóloga que se asocia con su hermano y otros entusiastas de la idea, juntan algo así como un centenar de pequeños bebés, de entre los lugares más dispares de la Tierra y los concentran en una especie de reservación, bien alejados de toda influencia de curiosos, periodistas, gobiernos, sacerdotes, militares, políticos, y demás desalmados. Reúnen lo mejor que pueden encontrar para dirigir su enseñanza, para educar a ese grupo de mentes vírgenes, en absoluta libertad. Así se ocupan de la matemática, de la física, química, astronomía y demás ciencias. Y vigilan sus avances y los estimulan, rodeándolos de una atmósfera de amor sin cortapisas y de absoluta confianza. Y los chicos progresan. A un ritmo difícil de seguirlos. Los maestros y profesores se ven en figurillas para dar respuesta a sus preguntas y bien pronto, aprenden de ellos. Un día, como un juego, como un juego de niños realmente, descubren la telepatía, como un sistema de conversar entre ellos, entre los chicos. Y descubren la fuerza colosal de la mente humana, ya que en lugar de un grupo de mentes separadas, pronto aprenden que tienen una mente colectiva. Lo que uno estudia, todos lo aprenden. Lo que uno sabe, todos lo saben. Lo que uno ama, todos lo aman. Hasta la experiencia sexual, que también sucede y los maravilla y les gusta, tiene un sabor sublime de unidad y multiplicidad, ya que el acto sexual tiene la vivencia de ser ejecutado y gustado por todo el grupo. La niña que relata su experiencia sexual a la educadora, no puede entender la estupidez de ciertas preguntas. El concepto de propiedad privada, el concepto de posesión y exclusividad escapa a su comprensión. Tienen que construir una cancha de basketball y les falta polvo de ladrillos para la capa final. La educadora les explica para qué es y los chicos unen la capacidad increíble de sus cerebros, desarticulan la estructura molecular de una roca que estaba a su alcance, y con ello tienen el polvo que buscaban. Cuando los gobiernos y sobre todo los militares y políticos quieren utilizarlos para sus fines ridículos e inhumanos, deciden sencillamente desaparecer, trasladándose a otro universo paralelo. No encuentran otra forma de escapar a la estupidez de nuestra prehistoria. Desde ya, que estos no son los hombres que conocemos. Pero sí, son los hombres que soñamos. Los primeros hombres. Los que podrán comunicarse con otros seres inteligentes en nuestra galaxia y en cualquier lugar del universo, y que puedan coronar nuestro anhelo de ser los intérpretes del Universo. Fast nos deja pensando. . . Y nos convence de lo hermoso que es ser parte de este colosal ensayo de desarrollar hasta el fin la capacidad de la materia viva pensante. Akiva ben Avraham “Para qué estamos aquí. Un ensayo sobre el futuro del hombre.” 111 El Búho Revista Electrónica de la Asociación Andaluza de Filosofía. D. L: CA-834/97. - ISSN 1138-3569. Publicado en www.elbuho.aafi.es Esta premisa fastiana es completada –diría genialmente- por Pierre Teilhard de Chardin, uno de los llamados "cures ouvriers" que, en una de sus estadías durante una expedición a China buscando lo que luego se conocería como "el hombre de Pekín" escribió uno de sus libros fundamentales: "El Fenómeno Humano". EUDEBA publicó este libro que tuvimos la dicha de conocer, allá por el año 1962. No por nada el Vaticano y las altas autoridades de la clerecía, prohibieron la impresión y lectura de sus trabajos. Todo lo que escribió, salió a imprenta después de su muerte. Teilhard entendió a nuestro planeta como una sucesión de esferas: la pirosfera en su centro ígneo, la litosfera en su corteza formando las masas tectónicas y los continentes, la hidrosfera con la inmensidad de mares y océanos, la atmosfera que es el aire que sostiene la vida de vegetales y animales y permite el maravilloso ciclo del agua y el equilibrio ecológico, la biosfera donde la explosiva vida de la materia llena los lugares más escondidos y aún los más hostiles del planeta, tanto en el agua, como en tierra y cielo. Con la aparición de la materia viva pensante, se comienza a desarrollar una nueva esfera: la psicosfera o noosfera, que se va afirmando y complejizando, que incluye hoy la increíble red del Internet que condensa y contiene a la mayor parte del pensamiento humano y le abre nuevas y extraordinarias posibilidades de auto realizarse. La concibe como algo así como la flecha de la evolución de la materia, que se concretará en su expresión final, al que llama Punto Omega. Millones de personas han leído y han sido cautivados por esta fundamental obra de Teilhard de Chardin. Pienso que debe ser leída por todos los soñadores, por todos aquellos que se preguntan para qué estamos aquí. Teilhard, no se liberó totalmente de sus ataduras religiosas, ya que se había formado siendo un niño, influenciado por su padre que era un curioso naturalista y por su madre, una devota católica. Se instruyó y estudió en los claustros jesuitas. Y cuando sus pensamientos, por su originalidad, lo condujeron a cuestionar la verdad de la creación del hombre y el pecado original, tuvo que irse a enseñar a Inglaterra y se sumó a expediciones antropológicas en China, donde escribió "El Fenómeno Humano" entre los años l938 y 1940. Sus ataduras no le dejaron remontar sus pensamientos más allá del Punto Omega, al que identificó con Cristo, en cierta medida. Sabemos que John B.S. Haldane conoció los trabajos de Teilhard. Oparin escuchó sobre sus ideas en cierto congreso europeo. Sin embargo, hoy se afirma, que tanto Teilhard de Chardin, como Haldane y Oparin, llegaron a conclusiones similares, casi simultáneamente. Incluso Haldane, que irritado por la falta de respeto con que la URSS consideró a Lysenko, abdicó de sus ideas comunistas. Esa revolucionaria y hermosa concepción de una Tierra envuelta por una esfera de pensamiento, es la coronación de un proceso que liberará al pensamiento de sus ataduras con la materia viva pensante. Akiva ben Avraham “Para qué estamos aquí. Un ensayo sobre el futuro del hombre.” 112 El Búho Revista Electrónica de la Asociación Andaluza de Filosofía. D. L: CA-834/97. - ISSN 1138-3569. Publicado en www.elbuho.aafi.es Su belleza ha cautivado a escritores tales como Isaac Assimov y Arthur C. Clarke. El primero, nos cuenta en uno de sus últimos libros: "Las Fundaciones", de una Tierra, "la cuna del hombre" que, necesitando ocultarse de las furias destructivas de colonias galácticas iniciadas por seres humanos, se cubre con una esfera de pensamiento, invulnerable e invisible, que protege a la Tierra de cualquier ataque e incluso de ser descubierta en ese insignificante sistema solar en los brazos exteriores de la Vía Láctea. Y Arthur C. Clarke, en su "Oddysey 3,000" nos cuenta como uno de sus principales personajes, Dave Bowen, un astronauta arrojado, soñador y sin temores, se convierte en un torbellino de pensamiento, para poder integrarse con los Masters del Universo, dedicados en ese entonces a desatar el desarrollo de nuevas inteligencias en uno de los satélites de Júpiter. El proceso de este salto cualitativo, soñada integración de los seres humanos en la búsqueda de su destino, nos lleva a un final tentador, donde nos explicamos el porqué de nuestra premisa que necesitaremos ser longevos y telépatas. Sin embargo, tratamos de ser coherentes, con los diferentes estadios que nos llevaron a nuestro actual estado de desarrollo. Nos llevará quizás varios siglos y puede que el nuevo milenio, nuestro tercer milenio, nos permita ya ese encuentro para el que nuestra paciencia no admite sosiego, y podremos conocer a otras civilizaciones extraterresteres o extragalácticas, integrándonos en una inteligencia universal. Como el poeta, hubiese querido poseer "il pennelo divino, di Rafael d'Urbino, per coronar di gloria il suo bel volto!" Akiva ben Avraha [email protected] Akiva ben Avraham “Para qué estamos aquí. Un ensayo sobre el futuro del hombre.” 113