El Perú y su apartheid solapa

Transcripción

El Perú y su apartheid solapa
El Perú y su apartheid solapa
Viernes 28 de Marzo de 2008 00:00
Al final del interesantísimo libro del psicoanalista Jorge Bruce "Nos habíamos choleado tanto.
Psicoanálisis y racismo", una cita de Max Hernández suena como un campanazo mental. Dice:
"El Perú funciona como una Sudáfrica solapa" (apartheid), lo que ilustra la tesis del libro, que
ve al racismo como un poderoso y omnipresente organizador de la vida de los peruanos, que
contamina sus interacciones cotidianas. "Dos peruanos nos encontramos y, sin necesidad de
hablar, inmediatamente nos escaneamos y nos ubicamos en este imaginario (racista)", dice
Twanama. Sostiene que las coordenadas que usamos para evaluarnos en nuestras relaciones
incluyen los rasgos físicos, el nivel socioeconómico, el nivel educativo-lingüístico y la calidad de
migrante. Esto nos ha sido inculcado desde niños, junto con la convicción de la superioridad del
blanco sobre el serrano, indígena o cholo. Para Bruce, una de las herramientas sociales que
más contribuye a consolidar, legitimar y dar continuidad al racismo es la publicidad, que avanza
impune en un terreno social lleno de silencios cómplices de quienes en esencia están de
acuerdo con el racismo, lo que explicaría la prolongada indiferencia frente a lo que les pasaba
a los indígenas peruanos en la guerra interna. Era una forma pasiva agresiva de hacer de
cuenta que ellos no existen y de expresar el deseo de que no existan. La otra gran herramienta
que perpetúa el racismo es la precaria educación que reciben los sectores discriminados, que
atrofia su ascenso socioeconómico permitiendo mantener incólume el mito de su inferioridad
biológica. Así, el racismo constituye una justificación ideológica para la perpetuación del statu
quo, en el que la distribución de bienes coincide con las categorías raciales, étnicas o
culturales que lo legitiman. Eso sin duda causa un enorme resentimiento social que es crónico
en nuestro país. En ese contexto, el discurso que valora el mestizaje sólo funciona como
coartada frente a la choledad que nadie quiere reconocer como propia por su carga de estigma
y denigración. El libro finaliza con una crítica a los psicoanalistas peruanos que postulan una
neutralidad que conduce al silencio analítico aun frente a conmociones sociales gravísimas, lo
que en realidad constituye otro síntoma de este racismo. Bruce piensa que el racismo
difícilmente podrá ser erradicado, pero que aun así el esfuerzo por comprenderlo en todos sus
extremos puede permitirnos desarrollar antídotos para atenuar el daño que produce. Sin duda,
un valioso aporte para entender qué nos pasa a los peruanos.
1/1

Documentos relacionados