y las escuelas familiares agrarias

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ÍNDICE
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Hacienda de San Eduardo, cercana al Santuario de la Fuensanta, en Córdoba. 1962
1. PRESENTACIÓN
Inés González Santacruz
2. LOS COMIENZOS
Andrés Guerrero García
3. RECUERDOS
Francisco Corazón Molina
Juan Robledo Moreno
Manuel Verdejo García
Manuel Marín Balderas
Antonio López Rosales
4. TORREALBA Y LAS ESCUELAS FAMILIARES AGRARIAS
Juan Cano Ruano
5. EL PRESENTE.
Juan Miguel Varo. Director de Torrealba
6. LA HISTORIA DE TORREALBA PASO A PASO
7. ALGUNOS DATOS
Entrada a la Hacienda de San Eduardo desde el jardín. 1962
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PRESENTACIÓN
Inés González Santacruz
Presidenta
Federación
de
Escuelas Agrarias
de
Andalucía
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PRESENTACIÓN
Tengo el honor de presentar esta publicación conmemorativa de las “Bodas de Oro” de Torrealba, primera
Granja Escuela de Capacitación Agrícola, de iniciativa privada. Su nacimiento en España se debió al impulso
de un grupo de profesionales que, con su esfuerzo, tiempo, dinero y una gran dosis de ilusión, promovieron
una institución educativa para la promoción de las personas del Medio Rural. Eran unos momentos muy
delicados para este sector, debido a la gran emigración rural, provocada por la mecanización de las tareas del
campo y la falta de ocupaciones alternativas que pudieran canalizar el enorme excedente de mano de obra.
No se pueden poner puertas al campo –nunca mejor dicho– y no se trataba de frenar el desarrollo de la
producción de la maquinaria agrícola, indispensable para mejorar el rendimiento de la agricultura europea
a mediados del siglo XX. Tampoco un grupo de agricultores y técnicos podía buscar alternativas de política
económica generadoras de empleo, con el fin de amortiguar, al menos en parte, el incremento del paro
ocasionado por la mecanización agraria. Una iniciativa de tal envergadura correspondería al gobierno y a
otras instancias públicas.
Lógicamente, ese grupo de promotores optó por lo que, sin estar exento de grandes dificultades, estaba
más al alcance de sus posibilidades: elevar el nivel de formación de los hombres y mujeres del campo,
facilitándoles los medios para su promoción humana, social y económica. Como el reto era urgente,
comenzaron en 1962 con cursos breves –de varias semanas de duración– sobre manejo de tractores y
maquinaria agrícola, elementos de fertilización, técnicas de cultivos, principios de contabilidad agraria, etc.
Un año después, consiguieron la aprobación oficial para impartir las enseñanzas de Capataz Agrícola.
De esta forma surgió Torrealba que, en sus cincuenta años de vida, debido a los cambios legislativos
relacionados con la Formación Profesional, ha pasado por varias etapas. En la primera se formaron siete
promociones de Capataces Agrícolas; en 1969 comenzaron las enseñanzas de Formación Profesional de
Primer Grado, completándose 29 promociones; y un año después comenzó, en plan experimental, el
Segundo Grado, en el que se han graduado treinta y una promociones. A partir de 1998 se comenzó a
implantar el nuevo sistema, con ciclos formativos de grado medio y superior y dos bachilleratos, actualmente en vigor.
Son cerca de cuatro mil alumnos, procedentes de trece comunidades autónomas, los que se han formado
en Torrealba. A pesar de los cambios en las titulaciones impartidas en estos años por motivos legales, se
ha mantenido el espíritu que imprimieron aquellos primeros promotores que, haciendo suya la preocupación de San Josemaría Escrivá por la formación y desarrollo de las personas en el ámbito rural, supieron
concretar esos deseos en una espléndida realidad que ahora cumple medio siglo de vida.
Desde estas páginas, me siento obligada a agradecer el esfuerzo e ilusión de muchas personas, desde los
pioneros, hasta los que hoy tienen la responsabilidad de sacarla adelante: miembros del Comité Gestor, familias, equipo de monitores, personal docente, empleados, alumnos y tantas personas que hacen posible
cada día la celebración de este “feliz cumpleaños”.
Inés González Santacruz
Presidenta de la Federación de Escuelas Familiares Agrarias de Andalucía
Córdoba, 2012
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LOS COMIENZOS
Andrés Guerrero García
Doctor
Ingeniero
Agrónomo
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Por su interés, se reproduce un artículo de D. Andrés Guerrero García, Doctor Ingeniero Agrónomo, Jefe
de Producción Vegetal de la Delegación en Córdoba del Ministerio de Agricultura. Autor de libros técnicos
sobre el mundo agrario, fruto de sus conocimientos prácticos sobre los cultivos. Estuvo muy vinculado a
Torrealba desde sus primeros pasos –como pone de manifiesto en este artículo– hasta su fallecimiento en
diciembre de 2009.
LOS COMIENZOS
“Estando en mi despacho, un buen día de 1962, me visitaron dos grandes amigos: mi primo,
Pepe Guerrero, y Paco Corazón. Venían con una idea clara: poner en marcha en Córdoba una
Escuela de Capataces Agrícolas. No hace falta explicar la necesidad que había entonces y sigue
habiendo ahora de que la gente del campo esté bien preparada profesionalmente.
La idea me gustó, y siguieron explicándome: necesitamos contar con treinta personas que estén dispuestas a hacer un donativo de treinta mil pesetas cada una y con un equipo de profesores
que den clases... gratis.
Hice cuentas mentalmente y concluí que aquel proyecto no podía salir, ni por lo económico
–con sólo 900.000 pesetas no se podía montar una Escuela de ese tipo– ni por lo humano:
¿quién estaría dispuesto a dar varias horas de clase semanales, como voluntario, y sin cobrar un
duro, sólo por el ideal de ayudar a la gente del campo?
Aquello me parecía una utopía y se lo dije; pero a continuación, como no me gusta negarme a
poner en marcha proyectos necesarios e importantes, acepté en colaborar. Durante todo el rato,
mi primo Pepe llevó la voz cantante.
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Poco tiempo después volvieron a verme; ya tenían una finca próxima a La Fuensanta con una
casa en la que se podían comenzar los cursos. Me preguntaron si estaba dispuesto a ir a la Caja
de Ahorros Provincial para firmar una póliza de 100.000 pesetas, pagadera en seis años, cosa
que también habían hecho los primeros donantes de aquellas 30.000 pesetas. Claro que estaba
dispuesto: y me fui ilusionando cada vez más en aquella aventura.
La Granja Escuela se estableció en la Hacienda San Eduardo de Córdoba, propiedad de un
hermano de Pepe Molleja, que nos la dejó generosamente. Ricardo López Marín había cedido
dos tractores. Contaban, además con las nuevas aportaciones –a través de las pólizas que firmamos– y con los beneficios que se obtendrían en la explotación de la hacienda. Y ya se habían
comprometido a dar clases varios ingenieros agrónomos, veterinarios y peritos agrícolas.
No me acuerdo de los nombres de todos, pero sí de algunos como mi primo Pepe, de mi amigo
Paco Corazón, y de otros amigos y personas que fui conociendo, como Pepe Molleja, Luis Rubio
Courtois, su hermano José Ignacio, Juan Lovera Porras, Pedro Javier Criado Navas, Juan Cano
Ruano, Ricardo López Marín y muchos más, que ahora no recuerdo de memoria.
El 11 de Septiembre de 1962 el diario Informaciones de Madrid publicó la siguiente noticia:
INAUGURACIÓN DE UNA GRANJA-ESCUELA DE CAPACITACIÓN AGRÍCOLA EN CÓRDOBA
Como resultado de una labor entusiasta, tenaz y generosa de un grupo de labradores y técnicos cordobeses ha
sido inaugurada una granja-escuela de capacitación agrícola en las proximidades del barrio Cañero.
Acudió el vicario general a bendecir el oratorio y las instalaciones de la nueva granja-escuela.
El Presidente del Patronato, don José María Guerrero Guerrero, explicó que la nueva obra pretendía proporcionar a los campesinos medios para adquirir una mejor formación profesional y cultural, de acuerdo con
la doctrina social de la Iglesia y los deseos manifestados por Su Santidad Juan XXIII y agradeció vivamente
su colaboración a todos los patronos, técnicos y profesores que con su generoso esfuerzo han hecho posible esta
realidad.
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La granja-escuela cuenta con una residencia para los estudiantes campesinos, una vaquería, 45 hectáreas de
terreno de regadío y máquinas y útiles necesarios para la formación de los alumnos.
Desarrollará su actividad en distintos cursos especializados a cargo de prestigiosos profesionales, ingenieros,
veterinarios y peritos. El primero comenzó el día 8 y tiene como objeto el estudio y tratamiento de las plagas
del campo.
El vicario felicitó por su trabajo a todos los que habían trabajado en la nueva empresa educacional y les estimuló a seguir adelante en su empeño.
Se trata efectivamente de la primera granja-escuela de capacitación agrícola que ha nacido en España por obra
de iniciativa privada.
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Juan Cano y Manuel Verdejo preparando una proyección / Manuel Cano y un alumno durante una alternancia en la Cooperativa Algodonera de Córdoba.
El comienzo
Las actividades comenzaron con un curso de plagas del algodón, que impartió Manolo
Obrero y duró hasta Navidades. Pasado este periodo vacacional, se impartieron cursos de
Maquinaria, que estuvieron a cargo de Manolo León López; y de Suelos y Abonos, impartido
por mí mismo.
Durante este primer curso 62-63, el Director fue Francisco Corazón Molina. Y el Director
de la Residencia de alumnos Florentino Matías Armentero, que además impartía las materias
básicas de Matemáticas y Física.
Estas asignaturas despertaban grandísimo interés en los alumnos, que se enfrentaban a
materias muy técnicas y complicadas, a pesar de que el bagaje de formación que traían –por
otra parte común en esa época– era muy bajo: apenas sabían leer y escribir.
Nuevos Profesores
“En el curso siguiente 1963-64 se incorporaron a la granja-escuela nuevos profesores: Juan
Cano Ruano, como Jefe de Estudios; José María Fernández Peña, que impartía Plagas; José
Manuel Gil de Antuñano, que explicaba Edafología y Riegos; Luis Carreto González-Meneses; y
Manolo Verdejo, que daba materias básicas.
“Este Curso tuvo una gran importancia, porque el Ministerio de Agricultura concedió el reconocimiento oficial a las enseñanzas de Torrealba. En aquella época la formación profesional
dependía del Ministerio del ramo correspondiente y no como ahora, del de Educación”
-9-
Noticia del diario CÓRDOBA del 26 de Mayo de 1963
Por orden del Ministerio de Agricultura, publicada en el “Boletín Oficial del Estado” del jueves, día
23, se otorga a Torrealba la concesión de enseñanzas de Capataces Agrícolas.
Con este Centro único en la provincia, se podrán formar unos cincuenta capataces agrícolas por año.
La enseñanza, que será totalmente gratuita, pretende que los trabajadores del campo lleguen a un completo y práctico conocimiento de las técnicas agrícolas.
Con esta disposición del Estado la gran labor que viene realizando desde el pasado año el Patronato Benéfico Social de la Granja-Escuela Torrealba, donde un grupo de técnicos agrícolas se
encargan, con un desinteresado esfuerzo, de cursos de especialización de 21 días de duración para
obreros del campo.
Dichos cursos versan sobre aspectos muy concretos. Riegos y abonos, plagas del campo, tractores y
maquinaría agrícola, auxiliares en administración de fincas. De ahora en adelante Torrealba continuará
estos cursos especializados y dará comienzo a las enseñanzas propias de capataces agrícolas.
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En el Curso 1964-65 Torrealba se convierte en obra corporativa del Opus Dei. La dirigió el Ingeniero Agrónomo Javier Fernández Pacheco.
Al cabo de muchos años, estuve charlando con san Josemaría en Roma. Cuando le dije que era
profesor de Torrealba –ya era una EFA– el Padre comenzó a aplaudir, muy contento; y cuando le
expliqué que nuestro proyecto era promocionar esta formación en todo el valle del Guadalquivir,
me dijo, más o menos:
–No, hijo mío: tenéis que pensar... ¡en todo el mundo! Y años más tarde así fue.
En el curso siguiente, 1965-66 el Director fue el Ingeniero Agrónomo Manuel Ordeig.
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Carta fechada en Roma, el 27 de Octubre de 1967, que San Josemaría Escrivá envió a los alumnos de Torrealba.
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El oratorio y el vestíbulo de la Hacienda de San Eduardo.
Las Escuelas Familiares Agrarias
En el Curso 1968-69 esta labor con los campesinos tomó un nuevo derrotero: las Escuelas
Familiares Agrarias. Ya en el Curso 68-69 había comenzado la de Casablanquilla, en Brenes (Sevilla), que posteriormente se trasladó a Molino Azul, en Lora del Río.
Continué colaborando muchos años como profesor en los Centros de Promoción Rural Torrealba en Almodóvar del Río y Yucatal, centro similar situado en Posadas, dedicado a la formación de las mujeres del Medio Rural, ambos integrados en la Unión de Escuelas Familiares
Agrarias de España y en la AIMFR (Asociación Internacional de Movimientos Familiares de Formación Rural) que agrupa a más de mil quinientos centros de estas características distribuidos
por todo el mundo.
Desde luego, sin la Granja Escuela Torrealba hubiese sido muy difícil sacar adelante las EFAS,
porque de la Granja Escuela salieron los monitores que las hicieron posible”.
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Andrés Guerrero García.
Córdoba, 2008
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RECUERDOS
Francisco Corazón Molina
Juan Robledo Moreno
Manuel Verdejo García
Manuel Marín Balderas
Antonio López Rosales
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Alumnos de uno de los primeros Cursos Cortos impartidos en Torrealba, con su monitor, Juan Cano.
FRANCISCO CORAZÓN MOLINA
Ingeniero agrónomo. Fue uno de los Promotores de Torrealba y su primer Director. Inició las gestiones para
poner en marcha la Granja Escuela en 1960.
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Nací en Córdoba hace ya algunos años, el 10 de junio de 1916. Estudié en la Escuela de Ingenieros Agrónomos de Madrid. Durante aquellos años, además de estudiar, conocí la pobreza de
las gentes que malvivían en los suburbios de la ciudad. Con frecuencia eran campesinos desarraigados que habían tenido que dejar su trabajo en el campo porque no les daba para vivir. Iba de
vez en cuando a atender a aquellas personas necesitadas y me preguntaba qué más podría hacer
por ellas, sin encontrar respuesta.
La guerra me sorprendió en la capital, con veinte años recién cumplidos. Pasé numerosas penalidades durante aquel tiempo, como tantos hombres y mujeres de mi generación; pero, por los
llamados “azares del destino” -que no son otra cosa que la Providencia de Dios-, logré salvar la
vida. Tras la contienda me casé con Lola, mi mujer, y comencé a trabajar en Jaén como funcionario del Instituto Nacional de Colonización. Allí nacieron nuestros dos primeros hijos.
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Tuve la fortuna de conocer a San Josemaría en octubre de 1960, con motivo de su investidura
como Doctor Honoris Causa por la Universidad de Zaragoza. Aquel encuentro con San Josemaría
me removió profundamente por dentro. Me planteé: ¿qué más puedo hacer yo, con mi profesión,
en mi vida corriente, por el Señor? Sabía que desde los comienzos de la Obra, San Josemaría soñaba con iniciativas para elevar el nivel de formación de los campesinos en todos los aspectos: humano, profesional, espiritual; y tuve la fortuna –mejor dicho, la gracia de Dios– de dar los primeros
pasos para que aquel sueño –humano, profesional y cristiano– se convirtiera en realidad.
Se me ocurrió la idea de poner en marcha una Granja Escuela de Capataces Agrícolas. Deseaba
que se convirtiese en el futuro en una labor apostólica del Opus Dei. Pero en aquellos momentos
era una simple idea, un proyecto personal profundamente unido con mis aspiraciones humanas y
con mi profesión. Y me puse a trabajar para que aquella idea se convirtiese en realidad, sabiendo
bien que la responsabilidad de todo aquello caía enteramente sobre mis hombros.
Ningún comienzo resulta fácil y aquel no fue una excepción a la regla. Además, con ocho hijos
y muchas horas de trabajo para sacarlos adelante, no es que me sobrara el tiempo precisamente.
Pero poco a poco fui dando los primeros pasos, con la ayuda de algunos amigos y conocidos
que se fueron sumando a la idea. Hablé con el Gobernador Civil; viajé a Granada para hablar
con unos especialistas en el cultivo del olivo; y como deseaba que la Granja Escuela tuviera un
oratorio, le pedí permiso al Obispo, que me lo dio encantado. Luego vino la tarea de instalarlo, y
tuve que pedirlo todo prestado: el cáliz, la patena, el misal, etc.
El problema más arduo, como de costumbre, fue el económico. Pensé que el proyecto se podía
poner en marcha con treinta personas dispuestas a hacer un donativo de treinta mil pesetas cada
una y con un equipo de profesores que dieran las clases... gratis. Y la respuesta fue tan generosa
como variada. Un amigo, Bernardo López Baena, me dijo que le pidiese cualquier cosa menos
La vaquería de la Hacienda San Eduardo. Torrealba. 1962.
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Entrega de Diplomas en Torrealba. 1967
En la vaquería de Torrealba
colaborar directamente, porque estaba enormemente ocupado y no tenía tiempo para nada. Y
añadió: –Ah, y por el dinero no te preocupes: toma treinta mil pesetas. En aquel tiempo treinta
mil pesetas era una cifra bastante considerable.
Así, con mucha confianza en Dios y muchas horas de trabajo por nuestra parte, dando primero
un paso y luego otro, sin medios, sin recursos, pero con empeño, fue saliendo el proyecto. Yo fui
el primer director de la Granja Escuela, en el curso 1962-63.
Al principio pensábamos sólo en la promoción humana de los campesinos andaluces, y en concreto, de los cordobeses. Pero San Josemaría tenía unas miras mucho más universales, y cuando
Andrés Guerrero le habló de nuestro proyecto en el Valle del Guadalquivir, le dijo: –No, hijo mío:
tenéis que pensar... ¡en todo el mundo!
Y así ha sido. Con el paso de los años, el proyecto de promoción de la gente del medio agrario
fue madurando, perfeccionándose y adaptándose a las circunstancias. José Manuel Gil de Antuñano remodeló la idea inicial, y gracias a la ayuda de muchas personas, como Manolo Verdejo,
fue tomando cuerpo.
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Tiempo después, apoyándose en esta experiencia y en otras que se habían llevado a cabo en
otros países, nacieron las Escuelas Familiares Agrarias, con el mismo deseo de ayudar a las personas del campo, pero con otro planteamiento. Uno de sus impulsores fue Joaquín Herreros, que
había conocido en Francia el modelo de Les Maisons Familiales Rurales (MFR)
Ahora estas iniciativas para las personas del medio rural –con el modelo de las Escuelas
Familiares Agrarias o con fórmulas similares- se han multiplicado por los cinco continentes, y miles de campesinos de todo el mundo se forman en ellas humana, profesional y espiritualmente.
Es un motivo más para dar gracias a Dios, continuamente, sin cesar.
Francisco Corazón Molina
Córdoba, 2012
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Cancela de entrada de la Hacienda San Eduardo
Javier Fernández Pacheco, José Guerrero, Pablo Ferreiro y Francisco Corazón, entre otros, en una entrega de Diplomas. 1967.
JUAN ROBLEDO MORENO
Actual Secretario General de las Federaciones de Escuelas Familiares Agrarias de Andalucía y Extremadura.
Fue alumno de la 2ª promoción y Monitor de la Granja Escuela Torrealba y Director de EFAS en Extremadura
y Andalucía
Nací en Brácana, pedanía de Íllora, a unos 30 kilómetros de Granada, que desde el tiempo de
los Reyes Católicos pertenece al condado de Guadiana. Brácana, en los años cincuenta, tenía
unos 2.300 habitantes y actualmente cuenta con medio millar de vecinos, sus producciones han
sido de regadío y de secano, olivar, cereales, cebollas, ajos, patatas, espárragos, etc.
Con 14 años trabajaba de tractorista con los Condes de Guadiana; con 18 años conocí a través de unos amigos que podría estudiar y ser un Técnico en el Campo. No me lo pensé y se lo
propuse a mis padres. Al ser el único hijo varón, con una hermana y mi padre enfermo crónico,
no me dejaban ir a Córdoba. En los años sesenta, salía muy poca gente a estudiar fuera y menos
aun de un pueblo tan pequeño y con muy poca formación. Fue duro conseguir el permiso de mis
padres; mi familia y la gente del pueblo decían que para el campo no había que estudiar y fue
siempre una pesadilla demostrarles que había valido la pena, como después mis padres y más
gente del pueblo lo reconocieron.
Estuve en la Granja Escuela Torrealba, desde 1964 a 1971, los dos primeros cursos como alumno
y el resto como monitor en las áreas de Prácticas de Ganadería donde había una vaquería de 30
vacas de raza Frisona Holandesa, y una especie de Arca de Noé con algo de porcino, ovino, conejos, gallinas, pollos y una yunta de mulas para cultivar la huerta donde no podía entrar el tractor;
también llevaba la huerta y la finca sembrada la mayoría de alfalfa y de maíz para el ganado.
Todo este trabajo era muy confortable, se hacía con las prácticas de los alumnos por grupos. Se
levantaban a las 7 de la mañana para atender el ganado, ordeñar a mano y después con máquina, calcular las raciones alimenticias para el ganado, se hacía el pienso, etc.
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En 1967, en Pozoalbero, conocí a San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei y gran impulsor de Torrealba y más tarde de las Escuelas Familiares Agrarias, donde nos animó a seguir
formándonos y nos habló de la importancia que tenía que santificáramos el trabajo en el medio
rural, muy necesitado entonces de gente bien preparada, con una buena formación profesional,
cultural, humana y cristiana, lo mismo que la gente de la ciudad, para que se perdiera el complejo
que por aquellos años existía en el campo.
En el curso 1971-72, me incorporé, en su inicio, a las EFA de Extremadura, donde estuve
10 años de duro trabajo, llevados con una gran alegría, pues las familias de los alumnos
lo agradecían mucho y se sumaban al proyecto de formación que se impartía a sus hijos.
Fueron años que no se me olvidarán nunca, pues éramos un equipo joven muy ilusionado
con una verdadera labor de promoción y desarrollo social con tanta gente que venía cada
año a la EFA.
Y cuando creía que siempre estaría en Extremadura, en esta labor en la que tanto cariño habíamos puesto, no pasó mucho tiempo en que me propusieran trasladarme como director a la EFA
Campomar de Almería, donde estuve desde 1981 a 1992.
En estos años, Almería empezaba a despegar. La Almería pujante, el emporio de la nueva agricultura bajo plástico: los Campos de Dalías, Roquetas de Mar, El Ejido, etc. El paisaje desértico
comenzó a transformarse en vergel, siempre bajo el sol radiante.
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A partir de 1985, además de la dirección de la EFA Campomar de Almería, comencé a
coordinar la EFA El Soto de Chauchina (Granada), y compartía la semana entre ambas, a
fuerza de recorrer las carreteras, tanto por la costa granadina como por el interior. Fue una
experiencia muy interesante en la que me dediqué fundamentalmente a la formación de los
Comités Gestores y Asociaciones de cada una de las dos EFAS, Familias de Alumnos y Equipo
de Monitores, pues eran los principales objetivos en estos años de la formación impartida
en las EFA, así como gestiones con las Cajas de Ahorros, que participaban activamente en la
financiación de ambos centros.
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Alternancia de un alumno en una finca del norte de Francia
Reunión de responsables de la Alternancia. Torrealba.
Recuerdo también los Grupos de Responsables de Alternancia que teníamos sobre todo en
Almería, donde llegaban a veces 25 alumnos del CPR Torrealba y había más de 50 Responsables de Alternancia muy ilusionados con su participación activa en el novedoso sistema
pedagógico de Alternancia implantado por las Escuelas Familiares Agrarias desde el primer
momento, que sustituyó al sistema de Granja Escuela, con el que comenzó Torrealba, en
1962. Gracias a la labor de este grupo de trabajo de los Responsables de Alternancia, la
EFA se conocía por toda la zona. La tarea educativa era tan ilusionante que las reuniones
se sabían cuándo empezaban, pero no cuándo terminaban, normalmente a altas horas de
la noche.
En el año 1990, con motivo de mi participación en Roma en un seminario sobre la Familia Rural, organizado por la Asociación Internacional de Maisons Familiares Rurales, tuve la suerte de
estar con D. Álvaro del Portillo, Prelado del Opus Dei y primer sucesor de S. Josemaría Escrivá,
que comentó que el Fundador del Opus Dei rezaba y encomendaba esta futura labor del campo,
ya en 1932, animándonos a cristianizar la sociedad con este trabajo y devolver la esperanza y la
dignidad a un sector tanto tiempo maltratado.
Este ciclo, iniciado profesionalmente en la primitiva Granja Escuela Torrealba en 1964, se cierra
en otoño de 1993 cuando me hice cargo de la Federación de las EFA de Andalucía y Extremadura, como Secretario General, fijando mi residencia en la actual Torrealba, en Almodóvar del Río
(Córdoba), cargo en el que actualmente continúo.
Han sido años de coordinación de todos los Centros, así como las gestiones realizadas
en las distintas Consejerías de las Juntas de Andalucía y Extremadura para adaptar los
centros al actual sistema educativo, siempre haciendo fructificar la semilla que se plantó
hace cincuenta años en la primitiva Torrealba, donde nos formamos muchas de las personas que tuvimos la suerte de poner en marcha en nuestro país, a partir de 1967, las
Escuelas Familiares Agrarias y su posterior implantación en otros países de Sudamérica,
Asia y África.
Juan Robledo Moreno
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Alumnos durante un examen en el patio de la Granja Escuela Torrealba.
MANUEL VERDEJO GARCÍA
Florentino Matías Armenteros y él, fueron los dos primeros monitores que comenzaron a trabajar en la Granja
Escuela Torrealba. Coordinador de la residencia hasta su traslado a Almodóvar, donde permaneció como subdirector responsable de residencia del Centro de Promoción Rural Torrealba hasta el año 1975.
En el año 1962 trabajaba en Madrid y, por las tardes, colaboraba en las actividades extraescolares de Tajamar, colegio obra corporativa del Opus Dei, que había iniciado sus actividades hacía
pocos años en el barrio de Vallecas.
En el mes de abril el director de Tajamar me dijo que el Fundador del Opus Dei había comentado recientemente que así como la Obra –en aquellas fechas– había comenzado la labor apostólica en la mayoría de las ciudades españolas, no ocurría así en el medio rural, donde las personas
“también tienen alma” y carecían de los medios más elementales para poder formarse.
Ese deseo lo hicieron suyo un grupo de agricultores y técnicos cordobeses –entre los que había
varios hijos suyos, supernumerarios del Opus Dei–, coordinados por el ingeniero agrónomo Francisco Corazón Molina, que crearon un Patronato de treinta personas, aportando cada uno treinta
mil pesetas y el tiempo necesario para sacar adelante –lo antes posible– una Granja Escuela de
Capataces Agrícolas que, de acuerdo con las enseñanzas agrarias del momento, pudiera hacer
realidad el objetivo de la formación en el medio rural, a personas sin medios económicos para
acceder al peritaje agrícola, o a los estudios de ingeniero agrónomo.
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La idea me ilusionó desde el primer momento y el 20 de junio de 1962 estaba en Córdoba
con Florentino Matías para poner en marcha este proyecto. En la estación nos esperaban Pepe
Guerrero y Ricardo López, dos de los miembros del grupo promotor de Torrealba, que nos había
preparado alojamiento en El Gato con Botas, pensión situada junto a la estación de ferrocarril de
la ciudad cordobesa.
Nos comentaron que habían arrendado una huerta de cuarenta hectáreas de terreno,
llamada Hacienda de San Eduardo, situada junto al barrio de Cañero, donde se instalaría la
Escuela. Al día siguiente nos desplazamos a conocer el lugar y de inmediato se comenzó la
reforma e instalación.
Como aún no teníamos ninguna aprobación oficial de la Dirección General de Capacitación
Agraria, para ganar tiempo comenzamos a impartir cursillos de 15 días sobre maquinaria agrícola, suelos y abonos, fitopatología, etc, a los que asistían, en régimen de internado, alumnos de
edades comprendidas entre 15 y 60 años, en su mayoría trabajadores procedentes de los cortijos
de los propios miembros del Patronato promotor del proyecto.
Superados todos los trámites, en septiembre del año 1963 comenzamos a impartir las enseñanzas de Capataz Agrícola con treinta alumnos, capacidad máxima de las instalaciones. Los alumnos
procedían de casi toda España, incluida Guinea Ecuatorial, y algún país sudamericano. Dada la
precaria situación económica de los alumnos, la enseñanza y la estancia de los alumnos en el
centro era totalmente gratuita.
Las clases las impartían algunos patronos y amigos suyos –la mayoría peritos agrícolas, veterinarios e ingenieros agrónomos– de un modo totalmente desinteresado, dedicando parte de su
tiempo a esta tarea, sin cobrar ni el desplazamiento a la Escuela. Los costes de alimentación y
mantenimiento del centro eran sufragados, en su mayoría, con productos y dinero aportados por
los propios patronos y amigos ilusionados con esta iniciativa.
Vistos los espléndidos resultados de formación profesional y humana, basada en el humanismo cristiano, que se había logrado a lo largo de siete promociones, se vio la conveniencia de
extender esta idea a otras zonas rurales, para ayudar a paliar, al menos en parte, las enormes
necesidades y deficiencias educativas del medio rural español en aquella época.
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Fue entonces cuando Joaquín Herreros se encargó de estudiar en otros países europeos enseñanzas similares a las de Capataces Agrícolas y que, sin grandes inversiones, se pudiera llegar a
un mayor número de personas del medio rural. De todas las fórmulas estudiadas en diferentes
países, se vio como la más adecuada la que llevaban a cabo en Francia las Maisons Familiales,
desde hacía cerca de veinte años, siendo éste el origen de las Escuelas Familiares Agrarias (EFAS),
en las que se integró Torrealba, trasladándose a partir de 1970 desde la Hacienda de San Eduardo, en Córdoba, arrendada en 1962, a la Huerta de San Andrés, adquirida como sede definitiva
de la Escuela Familiar Agraria y Centro de Promoción Rural Torrealba, en Almodóvar del Río.
Manuel Verdejo García
Granada, 2012
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En el primitivo comedor de la Huerta de San Andrés y una de las tertulias en el patio de la Hacienda San Eduardo.
MANUEL MARÍN BALDERAS
Monitor de la Granja Escuela Torrelba de 1964 a 1969.
Trabajé en Torrealba cinco años. Quiero hablar de mi experiencia. Sé del esfuerzo que siempre
pusieron los alumnos por adquirir una formación que les ilusionaba para mejorar como personas
y prestar un servicio a la sociedad en el puesto que la vida les ofreciera. El título adquirido en
la Escuela de “Jefe de Explotación”, les valió a todos para abrirse camino, bien aplicando sus
conocimientos en explotaciones propias –como participación en cooperativas agrícolas–, bien
mejorando su maquinaria para la adquisición de los productos y su venta, u otras salidas profesionales. De todas las promociones hubo algunos alumnos que, después, ampliaron sus estudios
como Perito Agrícola.
Recuerdo que después de las comidas, teníamos tertulias todos los días, para conversar o
recrearse. Cada uno contaba lo que le parecía bien: anécdotas personales u ocurridas en el
pueblo, en la ciudad. Los de primer curso, al principio, iban soltando su timidez para hablar
y los demás escuchaban. Las tertulias eran un modo de formación ameno, enriquecedor en
lo humano y cultural, compartido por todos, de temas de actualidad. También en las fiestas
se preparaban cosas para el festejo, y hacer amable la vida a los demás. Se pasaba bien en
esos ratos de distensión. Otras veces un invitado hablaba de un tema determinado que enriquecía a todos.
Cuando al pasar los años me he tropezado con algunos alumnos, ha sido un encuentro feliz,
una gozada. Todos añoran aquellos años como fundamentales en su vida. Agradecen en su
alma el bien que recibieron en lo profesional, lo humano y espiritual, extensible a sus familias.
Tienen un gran recuerdo de aquella convivencia tan grata que se vivía. Allí, en Torrealba, se
aprendió la importancia de darse y servir a los demás, cosa que vivían y siguen viviendo.
Manuel Marín Balderas
Sevilla, 2012
- 23 -
Resolviendo un problema en la pizarra. Actuación musical en una fiesta con padres de alumnos. Alternancia, en un almacén de grano.
ANTONIO LÓPEZ ROSALES
Alumno de la séptima promoción de la Granja Escuela Torrealba. años 1969 - 1971
Nací en 1950 en la finca El Candelero, situada en San José de la Rinconada, pueblo de la
provincia de Sevilla. El propietario, antes de la guerra, colonizó la finca por su cuenta, entre
una cincuentena de familias, en parcelas pequeñísimas, de 3 ó 4 hectáreas de tierra. Esta
superficie, aunque de riego, era del todo insuficiente para que pudiese vivir una familia. Allí
la gente se hizo una pequeña casa con los materiales que pudo: cañas, enea, barro y más
adelante, de ladrillos.
Y empezaron a correr los años 50. Aunque las condiciones eran muy precarias –no había
agua corriente, luz eléctrica ni siquiera medios de comunicación– en aquellos tiempos yo era
muy feliz: estaba con mis padres, hermanos, tíos primos, abuelos y todos esos vecinos que
veías a diario. Tampoco había escuela ni primaria ni de ningún tipo. La enseñanza la recibíamos
de personas mayores que se dedicaban a transmitirnos lo que ellos sabían.
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La crónica de sociedad se discutía e informaba en la taberna de Frasquito, entre vino, pipas,
aceite, garbanzos, sardinas, arenques, pantalones, camisas, sombreros de paja..., lo más parecido posible a las películas del oeste americano. La crónica política la escuchaban los mayores
en Radio Pirenaica para saber qué pasaba en España con el Gobierno de Franco. Se llevaban la
radio con una pila gordísima al maíz o al pajar para que nadie lo supiese y luego se contaban
las noticias unos a otros a medias. Nunca supe si era para no dar pistas o porque ellos tampoco
se enteraban de mucho.
A mis diecisiete años, mi trabajo era como jornalero en las diferentes faenas de cultivos como
maíz, remolacha y algodón. También teníamos el huerto y los animales, varias gallinas y un
par de vacas que nos servían como elementos básicos de nuestra alimentación. Allí no había
futuro, veía el tren pasar, pensaba que iría lejos y me hacía ilusiones de que algún día yo iría
en un tren a alguna parte. Sobre el año 1967 se abrió la EFA Casa Blanquilla. Los monitores
- 24 -
Un rincón del vestíbulo de la Hacienda San Eduardo.
Padres y alumnos en el patio de la Hacienda San Eduardo.
se pusieron en contacto conmigo, pero no pude ingresar en la EFA porque era demasiado
mayor. Ellos mismos me encaminaron a Torrealba para hacer un curso de verano de tractorista
manipulador. Allí por primera vez capté el color de la vida; hasta entonces, la mía había sido
en blanco y negro.
Solicité hacer los dos cursos de Capataz Agrícola. Y soñaba con que me aceptaran. Cuando
recibí la carta en la que me comunicaban que me aceptaban y que pronto empezaría el curso,
mi familia me planteó seriamente que me necesitaba en casa, ya que mis hermanos eran muy
pequeños y no podían ayudar. Fueron para todos dos o tres días muy duros y cruciales. Al tercer
día, mi padre se fue al pueblo y vino con una maquinilla de afeitar y cosas de aseo y le dijo a
mi madre que me preparara lo demás. Al día siguiente salí para Torrealba en Córdoba. Para mí,
aquel viaje en ferrobús era lo mejor que me había pasado hasta entonces. En desagravio a mi
familia, cuando conseguía las 12.000 pesetas de beca de cada año, se las mandaba íntegras.
En Torrealba aprendí a trabajar otra agricultura más apetecible y más rentable, que luego,
aunque no me he dedicado a ello, me ha servido muchísimo, pudiendo desarrollar la jardinería,
que ha sido mi trabajo durante más de treinta años. Me enseñaron a ser un hombre, con futuro, profesionalidad y valores; a ver la vida de frente, con ese afán de superación que todavía
conservo. Me enseñaron a ser persona en todos los momentos y circunstancias de mi vida.
A respetar y querer a los demás, por encima de todo, lo que me ha ayudado a vivir una vida
plena, especialmente en los momentos difíciles, como cuando tuve que emigrar a Barcelona y
me encontré con la formación necesaria para salir adelante.
Antonio López Rosales
Barcelona, 2012
- 25 -
TORREALBA
Y LAS
ESCUELAS
FAMILIARES AGRARIAS
Juan Cano Ruano
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Visita del Comité Gestor de Torrealba a la EFA El Soto de Granada.
Sesión de Trabajo con las Familias. 1981
Juan Cano Ruano
Empresario. Desde 1987 hasta 2010 fué Presidente de la Asociación Internacional de Movimientos Familiares
de Formación Rural (AIMFR), cargo para el que fue elegido en la Asamblea de Annecy (Francia) y reelegido en
las de Sevilla (España), Vitoria (Brasil) y Bruselas (Bélgica). A este organismo pertenecen EFA y escuelas asimiladas
de más de 30 países en los cinco continentes.
TORREALBA Y LAS ESCUELAS FAMILIARES AGRARIAS
ENTUSIASMO Y PARTICIPACIÓN EN EL MEDIO RURAL.
En 1962, un grupo de profesionales y empresarios del medio rural crearon en Córdoba la Granja-Escuela Torrealba y me ofrecieron formar parte de esta iniciativa. Se trataba de dar una respuesta al proceso de modernización que experimentaba el campo español, un fenómeno que, a la vez que demandaba
una cierta cualificación técnica de sus trabajadores, provocaba un éxodo masivo hacia las ciudades.
No se le podía discutir el idealismo a este grupo de profesionales que concebían la formación como el
principal motor de desarrollo humano y social, basado en la idea de San Josemaría Escrivá, fundador del
Opus Dei: era urgente promover la formación de los hombres y mujeres del campo para que sus legítimas aspiraciones sociales, económicas y culturales no tuvieran que pasar por la huida hacia las ciudades,
con todos los problemas de desarraigo y pérdida de identidad que ello suponía.
Esta fórmula de la granja-escuela –se exportaría a México, Argentina y Chile– se reveló insuficiente a
muchos: formaba técnicos que no siempre encontraban respuesta a sus nuevos horizontes en el ámbito
rural y no atendía suficientemente a las aspiraciones de los pequeños agricultores. En ese punto –hablamos ya de 1966– vuelve a intervenir el fundador del Opus Dei que sugiere a unos cuantos pioneros
–Joaquín Herreros y Felipe González de Canales– que viajen por Europa para inspirarse en otros modelos
formativos más eficaces. De resultas de aquel periplo se introdujo en nuestro país la experiencia de las
“Maisons Familiales Rurales” de Francia.
Sobre la base de Torrealba, nacieron en España las Escuelas Familiares Agrarias (EFA) y los Centros de
Promoción Rural (CPR). Aquel viaje a Francia tuvo la virtud de revelarnos un instrumento de dinámica de
grupo y pedagógico de máxima eficacia: el sistema de alternancia inductiva en el que me integré, desde
sus comienzos, como Presidente del Comité Gestor del Centro de Promoción Rural Yucatal, en Posadas,
provincia de Córdoba.
- 27 -
Stand de Torrealba en la Feria de la Vega del Guadalquivir. Palma del Río 1988.
Con este sistema pedagógico de la alternancia, los jóvenes estudiantes aprendían no sólo en la escuela, sino igualmente en pequeñas explotaciones familiares: el tiempo que pasan en ellas es tiempo
lectivo en el que los padres se convierten en profesores. Un hecho importante en el sistema pedagógico
de alternancia dual es su sistema inductivo: los estudiantes, en contra de los planteamientos educativos tradicionales, parten de los conocimientos que ya tienen, justo al contrario de la enseñanza de las
escuelas y universidades que se basan, con ligeras variantes, en el sistema rígidamente deductivo que
conocemos como clase magistral.
Esta fórmula inductiva resulta –es evidente– más difícil de llevar a la práctica, pero sus resultados
muestran una potencia educativa de consecuencias muchos mayores. No es extraño que el 75% de los
alumnos de las Escuelas Familiares Agrarias (EFA) y los Centros de Promoción Rural (CPR) andaluzas se
queden al frente de una empresa agraria familiar y el 25% restante se emplee en negocios directamente
relacionados con el medio rural.
Pero ese cambio, esa revolución que las Escuelas Familiares Agrarias (EFA) inician allá donde se encuentran, llega más lejos. La participación de la familia en la formación de los jóvenes se torna activa a
todos los niveles; los padres se transforman –también– en profesores tan importantes como los propios
monitores del centro educativo y participan en un proceso paralelo de formación. Su funcionamiento
en pequeños grupos tienen la virtud de vincular más aún a todos los actores con su entorno; los agricultores, padres y madres se enriquecen mutuamente. La Escuela Familiar Agraria genera, por su carácter
asociativo, un flujo de participación que la convierte en escuela de libertad y de convivencia.
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La historia continúa con la expansión, en la que vemos a San Josemaría Escrivá como impulsor. Existen Escuelas Familiares Agrarias y Centros de Promoción Rural en Andalucía, Extremadura, Castilla la
Mancha, Aragón, Galicia, Rioja, Valencia, Navarra y Cataluña. Fuera de España, en Portugal, Argentina,
Uruguay, Colombia, Filipinas, Camerún,... y así hasta la más reciente en República Dominicana.
Providencialmente, he tenido el privilegio de trabajar rodeado de un buen grupo de profesores, monitores y directivos en cuya dedicación absoluta he podido descubrir no sólo la pasión por el campo,
sus formas y sus gentes, sino también el afán de servicio, el sentido cristiano de la vida y el entusiasmo
por la educación. En definitiva, personas que tienen asumida la responsabilidad con el entorno, con las
personas, con el medio en que viven. Cambios así son los que merecen la pena.
Juan Cano Ruano
Córdona, 2012
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EL PRESENTE
Juan Miguel Varo
Director
de
Torrealba
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Utilizando uno de los primeros teodolitos del Gabinete de Topografía. 1976. / Jornadas de Maquinaria Agríola. 1976
Alumnos en una tertulia musical. 1975. / Jornadas de Acción Rural 2010. Ponencia de los alumnos de Torrealba
TORREALBA HOY.
Cincuenta años vividos por Torrealba constituyen un espacio de tiempo suficiente para hacer
un balance sobre lo que pretendían sus promotores, al comienzo de la década de los sesenta del
pasado siglo y lo que hoy es una espléndida realidad, en la segunda década del siglo veintiuno.
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Torrealba inicia su actividad en octubre de 1962, impartiendo cursos breves, de maquinaria agrícola,
elementos de abonado y tratamientos de plagas, etc., porque era la única posibilidad legal que había
en aquellos momentos. Hasta un año después no consigue la autorización necesaria, como Granja
Escuela, para impartir las enseñanzas de Capataz Agrícola, único nivel de formación profesional agraria homologado por el Ministerio de Agricultura, ya que este tipo de enseñanzas no dependían del
Ministerio de Educación, sino del más relacionado con la actividad profesional objeto de estudio.
Varios han sido los cambios de orientación experimentados por Torrealba en este medio siglo de vida que
ahora conmemoramos, motivados en gran medida por la cambiante legislación educativa española.
La Ley General de Educación introdujo dos niveles sucesivos, que permitían el progreso sin ruptura del alumno en la formación profesional específica. Posteriormente, la implantación de los ciclos
de grado medio y superior, con sistemas de acceso diferenciados, ha dificultado en cierto modo
la promoción de aquellos alumnos que, capacitados para una formación profesional específica,
encuentran dificultades en las enseñanzas más teóricas.
- 30 -
Alumnos en la visita a una explotación apícola de Guadalajara. Una promoción posa delante del antiguo Mapa Mundi del Salón de Actos de Torrealba.
Como ejemplo, puedo decir que tenemos un antiguo alumno, actualmente con el grado de Doctor
en una carrera universitaria superior, que inició la Formación Profesional Agraria de Primer Grado sin haber obtenido el Graduado Escolar –cosa legalmente posible entonces, no ahora– y que un sistema más
acorde con sus facultades en aquel momento, le permitió avanzar en su formación, continuando después con el Segundo Grado de la Formación Profesional, la Ingeniería Técnica, la Superior y el posterior
Doctorado. Sin ser tan espectaculares como este caso, hay bastantes antiguos alumnos que son auténticos agentes de desarrollo en sus respectivas comarcas, pues una de las señas de identidad características
de Torrealba es el elevado número de antiguos alumnos que, una vez alcanzado el nivel de formación
deseada, han permanecido en “sus pueblos” sin caer en la ola emigratoria hacia las ciudades.
Actualmente Torrealba es un centro que imparte dos ciclos de Grado Medio y dos especialidades
de Bachillerato, todos ellos concertados por la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, y
un ciclo de Grado Superior, que no goza de concierto educativo con la Junta, y que es esencial para
completar la formación de carácter empresarial, dirigida a los pequeños y medianos agricultores.
Siento perplejidad cuando oigo comentar: “– Pero, ¿todavía seguís intentado formar a los agricultores? ¡Si ya no hay!, y menos que habrá si las cosas siguen así”. Ese es precisamente el objetivo de
Torrealba: que las personas del medio rural reciban la formación adecuada para que, independientemente del trabajo que desempeñen, sean personas de criterio capacitadas y educadas para desempeñar con eficacia su profesión. Torrealba contribuye así a eliminar las distancias y reticencias que aún
perduran en una especie de complejo ancestral hacia las “cultivadas” gentes de la ciudad....
De esta forma seguimos los objetivos de aquellos treinta promotores que, hace cincuenta
años, comenzaron con mucha ilusión y con treinta mil pesetas cada uno esta iniciativa, haciendo propio el deseo de San Josemaría Escrivá de elevar la formación y desarrollo de las personas
del Medio Rural, potenciando el papel de la familia, el valor del trabajo bien hecho y la preocupación por los demás.
Desde entonces, cerca de cuatro mil antiguos alumnos se han formado en Torrealba y más de
sesenta mil hombres y mujeres del medio rural en las Escuelas Familiares Agrarias, actualmente
presentes en nueve comunidades autónomas españolas.
Por eso, como dice el conocido proverbio chino, lo importante no es que el gato sea blanco o
negro, sino que cace ratones y, gracias a Dios, este gato ha salido buen cazador.
Juan Miguel Varo
Director de Torrealba
- 31 -
LA
HISTORIA
DE
TORREALBA
PASO A PASO
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LA HISTORIA DE TORREALBA PASO A PASO.
1962 Torrealba inicia sus actividades como Granja Escuela en
la Hacienda de San Eduardo de Córdoba.
1963
Se publica en el BOE la aprobación para impartir las
enseñanzas de Capataz Agrícola.
1965
Aprobación como Centro Colaborador del Ministerio
de Trabajo-PPO (INEM). Se inician las actividades de
Formación Permanente de Agricultores.
1969
Inicia sus actividades Torrealba como Escuela Familiar
Agraria en Almodóvar del Río.
La Hacienda San Eduardo. Córdoba. 1962
Comedor de la Hacienda San Eduardo. 1962
1970
Amplía sus actividades como Centro de Promoción Rural en Almodóvar del Río.
1972
Se inaugura la primera fase de las instalaciones actuales.
- 33 -
El Pozo de Torrealba. 1969.
1973
Visita del Vicepresidente de Costa Rica. Llegan los primeros monitores de las Maisons Familiales de Argentina, Venezuela y Chiles para realizar un programa de
formación técnico-pedagógica
1974
Se celebra la I Asamblea Nacional de las Escuelas Familiares Agrarias
1975
Se inaugura la segunda fase de las instalaciones actuales.
1976
Celebración de la III Asamblea Nacional de las Escuelas
Familiares Agrarias.
1977
Homologación como Centro de primero y segundo
grados de Formación Profesional Agraria por el Ministerio de Educación y Ciencia.
1978
Asamblea constitutiva de la Asociación EFA Torrealba.
1984
Constitución de la Cooperativa de Promoción Rural.
1986
Asamblea de la Federación de Escuelas Familiares
Agrarias de Andalucía. Homenaje al Prof. Norman E.
Borlaug, Premio Nobel de la Paz 1970, como Presidente de Honor de esta Federación.
1987
Celebración del XXV Aniversario de Torrealba.
Torrealba en el año 1972
Torrealba en el año 2003
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1973 Charla con el Vicepresidente de Costa Rica
- 34 -
1992
Asamblea Internacional de la AIMFR (Asociación Internacional de Movimientos Familiares de Formación Rural).
Se implanta, como Centro Experimental de la Reforma de
la LOGSE, el Módulo III en Administración y Finanzas.
1995
Se implanta el Ciclo Formativo de Grado Superior de
Administración y Finanzas. Torrealba es el Centro Andaluz Ganador del Concurso Euroscola, convocado por
el Parlamento Europeo.
Norman E. Borlaug, premio Nobel de la Paz, 1970. Ingeniero agrónomo, considerado por muchos como padre de la agricultura moderna
y de la revolución verde. Estuvo en Torrealba el 22 de Mayo de 1986
1998
Implantación de los Ciclos Formativos de Grado Medio
de Agricultura Intensiva y Grado Superior de Gestión y
Organización de Empresas Agropecuarias.
1999
Se implanta el Ciclo Formativo de Grado Medio de Jardinería.
Premio Diputación de Córdoba al Medio Ambiente por
la elaboración de un vídeo sobre Agricultura Ecológica
Escribió en el libro de firmas: “Hoy he pasado una tarde muy a
gusto charlando con los jóvenes rurales. Felicidades a todos y ten-
2000
Implantación de los Bachilleratos de Ciencias de la Naturaleza y la Salud y Ciencias Sociales y Humanidades.
2002
El empresario agrario Cordobés D. Enrique Quintela
Valderrama, Presidente del Comité Gestor de la Asociación Torrealba durante más de veinte años, es nombrado Presidente de Honor.
2004
Programa de ayuda de Torrealba a las EFAS de Perú:
Viaje del director de Torrealba para participar en un
Programa de Formación para Directores y Miembros de
Comités Gestores de Los Centros Rurales en Alternancia de ese país.
- 35 -
gan mucho éxito en los años que vienen”
Celebración de los 25 años de Torrealba. 1987
Celebración de la Asamblea General de Federación
de Escuelas Familiares Agrarias de Andalucía . 1991
2009
El 19 de noviembre se recibe la visita del Obispo Prelado del Opus Dei Monseñor D. Javier Echevarría
2011
Se implanta el Ciclo Formativo de Grado Medio de
Producciones Agropecuarias en sustitución del Ciclo de
Agricultura Intensiva.
2012
Se implanta el Ciclo Formativo de Grado Medio de Recursos Forestales y Conservación del Medio Natural, en
sustitución del Ciclo de Jardinería.
Encuentro del Prelado del Opus Dei con el
Comité Gestor de Torrealba, el 19 de noviembre
de 2009
Encuentro del Prelado del Opus Dei con alumnos de Torrealba, el 19 de noviembre de 2009
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CELEBRACIÓN DEL 50 ANIVERSARIO
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ALGUNOS
DATOS
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CENTRO DE PROMOCIÓN RURAL TORREALBA
A. DISTRIBCIÓN GEOGRÁFICA DE LOS ALUMNOS
I. CAPATACES AGRÍCOLAS
ANDALUCÍA
CÓRDOBA
44,00 %
JAÉN
19,00 %
SEVILLA
7,00 %
GRANADA
6,50 %
CÁDIZ
4,00 %
MÁLAGA
2,00 %
HUELVA
1,00 %
ALMERÍA
0,50 %
EXTREMADURA
CASTILLA LA MANCHA
MURCIA
COMUNIDAD VALENCIANA
CASTILLA Y LEÓN
CATALUÑA
RIO MUNI
84,00 %
6,50 %
4,00 %
2,00 %
1,00 %
1,00 %
1,00 %
0,50 %
II. FORMACIÓN PROFESIONAL AGRARIA DE PRIMER GRADO
CÓRDOBA
SEVILLA
RESTO DE ESPAÑA (1)
78,00 %
17,00 %
5,00 %
(1): Provincias de Jaén, Málaga, Cádiz, Huelva, Granada, Valladolid y Madrid.
III. FORMACIÓN PROFESIONAL AGRARIA DE SEGUNDO GRADO
ANDALUCÍA
EXTREMADURA
ARAGÓN
CASTILLA LA MANCHA
COMUNIDAD VALENCIANA
GALICIA
LA RIOJA
CATALUÑA
NAVARRA
MURCIA
RESTO DE ESPAÑA (2)
52,00 %
14,00 %
8,00 %
6,00 %
6,00 %
5,00 %
3,00 %
2,00 %
2,00 %
1,00 %
1,00 %
(2): Comunidades Autónomas de Madrid, País Vasco y Castilla y León
- 39 -
CENTRO DE PROMOCIÓN RURAL TORREALBA
B. ANTIGUOS ALUMNOS DE FORMACIÓN REGLADA
TITULACIÓN
CAPATAZ AGRÍCOLA
FORMACIÓN PROFESIONAL PRIMER GRADO
FORMACIÓN PROFESIONAL SEGUNDO GRADO
CICLOS FORMATIVOS DE GRADO MEDIO
BACHILLERATOS
CICLOS FORMATIVOS DE GRADOSUPERIOR
AÑOS
PROMOCIONES ALUMNOS
1962 – 1969
7
198
1969 – 1997
29
985
1970 – 2000
31
1.170
1998 – 2012
14
441
2000 – 2012
12
658
1994 – 2012
18
288
TOTAL DE ANTIGUOS ALUMNOS DE FORMACIÓN REGLADA:
TO
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AL
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BA
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3.740
DISTRIBUCIÓN DE ALUMNOS POR PROMOCIONES
AÑOS
1962-63
1963-64
1964-65
1965-66
1966-67
1967-68
1968-69
1969-70
1970-71
1971-72
1972-73
1973-74
1974-75
1975-76
1976-77
1977-78
1978-79
1979-80
1980-81
1981-82
1982-83
1983-84
1984-85
1985-86
1986-87
1987-88
1988-89
1989-90
1990-91
1991-92
1992-93
1993-94
1994-95
1995-96
1996-97
1997-98
1998-99
1999-00
2000-01
2001-02
2002-03
2003-04
3004-05
2005-06
2006-07
2007-08
2008-09
2009-10
2010-11
2011-12
TOTAL
C. AGR.
19 (1)
22
24
25
22
28
32
26
198
F. P. - 1
18
15
15
14
12
14
12
14
23
30
23
24
33
30
35
36
42
34
62
54
20
42
39
62
35
51
67
61
68
985
F. P. – II
24
40
24
37
33
26
33
26
50
43
28
24
32
29
37
30
32
35
49
57
50
63
58
45
64
37
32
34
39
33
26
1.170
- 41 -
C.F.G.M.
BACH.
C.F.G.S.
11
23
70
34
39
30
25
18
22
26
36
37
36
34
34
43
26
42
51
48
61
67
65
80
73
68
20
20
11
19
10
17
11
11
28
16
14
14
9
22
15
16
26
9
TOTAL
19
22
24
25
22
28
32
18
39
55
38
49
47
38
47
49
80
66
52
57
62
64
73
72
66
97
103
77
92
102
120
80
135
124
104
121
60
73
141
88
93
88
90
80
92
115
116
133
135
111
441
658
288
3.740
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Esta publicación editada con motivo de la
Celebración del 50 aniversario de Torrealba
se terminó de imprimir en Córdoba
el 6 de Diciembre de 2012
festividad de San Nicolás de Bari.
LAUS DEO
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