EL CLIENTE ES UN CABRON
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EL CLIENTE ES UN CABRON
EL CLIENTE ES UN CABRON Cuantas veces me he confundido y he pedido disculpas para poder ser finalmente atendido por alguien que cree que vende, tazas de café (por ejemplo), cuando lo que vende es servicio (sea cual sea su mercancía) o lo que es más claro, una “experiencia satisfactoria o no” del cliente cuando se relaciona con una compañía. ¿Porqué a veces, siento que el cliente es un cabrón?......... O al menos así lo ven algunos que creen que venden. Yo creo que invertimos miles o millones de euros, en instalaciones, maquinaria, inmovilizado, marketing, informática, publicidad en medios, etc, etc, y sin embargo, aparentemente…….no damos formación suficiente a nuestro “área de atención” al cliente, no invertimos NADA de nada en este concepto (de todo lo que se puede hacer). Nuestro personal y medios de relación con el cliente, llegue por donde llegue (teléfono, correo, email, en persona, etc) se cree que despacha trabajo. No recuerda que tiene que levantarse de su silla y “abrazar” al cliente. No recuerda que recibe al cliente en la compañía como si lo recibiera en su casa. No sabe que tiene que recordar que la finalidad de su existencia y la de su puesto de trabajo es precisamente quien tiene enfrente. Y no sabe,………. Quizás porque NO se lo decimos con claridad y NO se lo recordamos todos los días. Colgamos rótulos de calidad y de excelencia en métodos, y somos nefastos sin embargos habitualmente en la PRÁCTICA, con las relaciones con el cliente. Todos los días dejamos e-mails sin contestar……. Todos los días dejamos e-mails sin agradecer…….. Todos los días, dejamos llamadas de clientes sin efectuar o devolver. Lo que es peor, a veces llegamos, en los teléfonos, incluso a sustituir la voz humana, por una voz mecánica para que no nos “den por saco los clientes”,…les hacemos saltar sobre la pata coja, cuando corresponde según nuestros formularios, o no levantamos la cabeza de nuestros terminales de ordenador cuando acceden a vernos en nuestros despachos o mostradores, simplemente porque “tenemos mucha faena en este momento”. Y es que el cliente es un cabrón, porque da faena, y esto en si mismo es malo……muy malo…… El cliente, que es nuestra finalidad de existencia, que es quien paga nuestra comida y nuestras vacaciones, en realidad es un cabrón y no lo necesitamos para nada……para nada……. ¡Increíble!!!.... Veo también otras compañías, en las que el acceso del cliente a hablarnos o visitarnos, bien telefónicamente, bien por correo, bien en persona está totalmente limitado, por horarios, formas, protocolos, posibilidades o no de tiempo a dedicarnos, etc. etc. -No, no está Rodriguez, o está comunicando, llame por favor dentro de unos minutos, (a ver si tenemos a bien atenderle entonces, ¡ostias!…) Lo último que vi en una tienda de ropa (y que en ocasiones llega a ser habitual)………, cuando entrabas en la tienda, había que buscar sus dependientes, que hablando entre ellos no demostraban ningún tipo de interés sobre la atención, es más……..!no sonreían al cliente!, y para el colmo, habían suprimido la atención por la mediodía, porque decían que apenas venía nadie, y creo que no recuerdan, que precisamente cuando eliminamos los sufrimientos y los condicionamientos del cliente, ganamos un segmento de mercado, que en apariencia, no combate contra el precio, combate a favor de la calidad de servicio. Si el cliente tiene tanto tiempo todo el día, ¿porque tiene que venir a mediodía, el muy cabrón……? Seguidamente expongo dos casos seguidos de “experiencias negativas” en la relación con el cliente que sufrido cercanamente…. Taller de reparación de vehículos. Madrid-España, Febrero.2008 El gerente es uno de mis mejores amigos, y lo visito para un asunto de control del vehículo. Como se me conoce, soy atendido a las mil maravillas. No puede ser mejor. Me encuentro como en casa. Experiencia de relación satisfactoria. Sin embargo mientras espero, observo como una mujer ha entrado en la recepción con un coche…..No hay nadie, ni nadie en muchos metros de distancia a quien dirigirse. En la lejanía pasa un mecánico que mira hacia otro sitio, seguramente porque su cometido no es atender clientes…. La señora, con resignación cristiana, comienza su deambular y espera estoicamente junto a su vehículo a ver si aparece alguien. Pasa otro mecánico por su lado, le dice que tiene que esperar a que venga alguien de recepción…… (no avisa a nadie, no atiende en primera instancia al clientes, porque está claro……..¡no es su misión atender clientes!, el solamente repara coches, y por eso cobra su nómina…..) La señora insiste en que no hay nadie (yo creo que ella, comienza a aceptar que el cliente es un cabrón, y que tiene que estar allí castigada sin ningún consuelo….) Hotel xxxxx. Praga. Enero 2.008 Abandonamos el hotel y la ciudad mi familia y yo, tras pasar unos días deliciosos en una ciudad acogedora, y poblada por gente hospitalaria, tranquila y especialmente sonriente. Al llegar a casa, compruebo, sin embargo, en conexión con mi Banco, que el hotel, sin aviso previo, ha quitado de mi cuenta, seguramente un cargo PSC (1) de 60 euros por medio de un adeudo en mi tarjeta de crédito. Tras entender que puede ser un error mío, me pongo en contacto con el Hotel, para requerir la información correspondiente. Respuesta de la responsable de contabilidad: “……es que la camarera percibió la falta de una toalla en su habitación………..” Inaudito, toda la percepción de hospitalidad y buen hacer profesional, destruidas con un simple……… -“…….nos pareció Vd. un ladrón, y nuestra camarera lo confirmó, así que metimos la mano en su bolsillo, sin que Vd. se enterara y le quitamos los 60 euros que en derecho, creemos que nos pertenece…” Hago mi escrito de queja correspondiente, no solamente por llamarme ladrón, sino además por haberme robado ellos a mí impunemente, en lo que yo suelo denominar PSC (1) Tras 48 horas de espera, y a punto de ir al Banco, para retroceder esa estafa, el Hotel me contesta que reconoce su fallo, y que le disculpe, que me ingresa de forma inmediata el importe. (Cosa que hace en las siguientes horas.) Las conclusiones son obvias, una falta de tacto en la educación y protocolo de cortesía del hotel, rompen con toda la historia agradable anterior. (Y eso con independencia de que haya ladrones o no en el mundo…..) Quizás se trata de un hotel, (como tantas otras compañías) que invierte en inmovilizado y maquinaria, y que desconoce las repercusiones de no tener educación y cortesía en sus empleados administrativos (yo creo que no invierten en sonrisas y abrazos) Alguna conclusiones…………………… En bastantes ocasiones, no invertimos en la recepción diferenciada, especial y provocativa al cliente, no formamos a nuestro personal, y lo que es más grave, priorizamos en ocasiones el rellenado de papeles (habría que quemarlos todos…) y nuestra faena diaria, contra la desagradable interrupción del cliente, bien sea por teléfono, e-mail, en persona, etc. Y es que el cliente, …….es un cabrón…….. Da faena, sin saber, que nosotros ya tenemos mucha, …….Demasiada,……. para tener que atender encima, a nadie………. (1) Por si cuela