Novela negra: Capitulo V

Transcripción

Novela negra: Capitulo V
Novela negra: Capitulo V
En este capítulo se relata como Rita y Daniel Weber se conocieron.
CAPITULO V
A Rita la conoció hacía dos años, cuando recién había comenzado su “carrera” de “detective
privado”, curiosamente y como lo comprobaron posteriormente, casi en la misma forma en que
se conocieron Schmidtbauer y su esposa Martha.
Fue en el campo. En verano. Daniel pedaleaba en su bicicleta por un camino agrícola cuando
se topó con ella. Estaba sentada en un tronco con las manos en la cara mirando con furia su
bicicleta. Las herramientas estaban repartidas por el suelo. Daniel se detuvo y le preguntó si
necesitaba ayuda. Lo miró escéptica y le dijo: “si no pude arreglarla yo, no creo que Ud.
pueda”. Respuesta típica de Rita que nunca ha demostrado ni una pizca de inseguridad en si
misma. Daniel estacionó su dos ruedas y sin decir nada examinó la de Rita. Tenía un problema
en el cambio de velocidades. Lo reconoció de inmediato porque el había tenido la misma falla.
Tomó una llave y en unos cinco minutos lo había arreglado. Es uno de esos problemas que
mientras no se “sabe como” aparecen como imposibles de resolver. Relativamente sencillo.
Mientras se afanaba con los cambios de la bici de Rita, Daniel pensó que algo había pasado,
no sabía muy bien que, pero el sentimiento de que efectivamente ocurría algo no lo dejó
durante todos los cinco minutos que se tardó en reparar el desperfecto de la bici de Rita.
Rita lo miró con asombro cuando montó en la bicicleta y dió una vuelta corta probando los
cambios que funcionaron perfectamente.
“¿Es Ud. mecánico de bicicletas?, le preguntó.
“No –contestó- el mismo problema lo tuve hace un tiempo y me tardé como dos horas en
encontrar la solución”.
La muchacha lo miró un tanto escéptica y dijo:, ¿cuanto le debo?, preguntó. Daniel respondió:
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“nada, fue un placer”. “Bueno, muchas gracias”, dijo sonriendo Rita. Recogió sus herramientas
y partió despidiéndose, mientras probaba los cambios como si aún no estuviera convencida de
que Daniel efectivamente los había reparado. Daniel la miró mientras se alejaba y el
sentimiento vago de que algo habia pasado no lo quiso abandonar hasta que la perdió de vista
cuando se detuvo a admirar un barco carguero fluvial que navegaba por el río. Daniel adoraba
los barcos, de todas clases y tamaños. Nunca pudo explicarse esa admiración, que era tan
grande como la que sentía por las locomotras a vapor. Volvió a encontrarla en un negocio de
refrescos un par de kilómetros mas adelante. Rita le sonrió y Daniel se sentó frente a ella con
su refresco.
No se le ocurrió nada mejor que citar la película Casablanca y decir algo tan ridículo como:
“Parece que esto es el comienzo de una gran amistad”.
Ella se ruborizó y le dijo: “parece que la originalidad no es precisamente una de sus
cualidades”.
“¿Quien sabe?, quizás, sea como dije y además Casablanca es mi cinta favorita...”
Lo miró seriamente y respondió: “soy mas bien admiradora de “Lo que el viento se llevó”, pero
Casablanca la encuentro igualmente excelente. ¿Es Ud. aficionado al cine?...
Bueno, desde ese momento estuvieron conversando hasta que ya la tarde comenzaba a
transformarse en crepúsculo y regresaron juntos a Tubingia. Daniel se enteró que estaba
haciendo una práctica de periodismo en la Gaceta de Tubingia y que tenía muchas
posibilidades que la contrataran. Esa actividad era complementada con sus estudios en una
carrera nueva en la Universidad: Comunicaciones. Hacía poco había escrito un excelente
reportaje sobre un caso de infanticidio y sus jefes le habían insinuado que podría trabajar a
firme para el periódico. En esos días Daniel estaba trabajando ya en su primer caso y había
terminado el segundo semestre de derecho.
La espontánea profecía de que serían amigos se cumplió y Daniel nunca dejó de sentir que al
encontrarla algo había pasado. No tenía muy claros sus sentimientos hacia Rita. Sentía que
era muy atractiva y cada vez que se encontraban había ocasión de reir y sentirse cómodo con
ella, como una camarada, pero a veces sentía algo que no podía definir cuando la veía.
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Rita tenía una biografía corta pero muy variada. Su padre era ingeniero en una fábrica de
automóviles. Nació en Tubingia y terminó la escuela primaria allí. Luego su padre fue
trasladado a Turín a encargarse de la puesta en marcha de una red de talleres concesionarios
de los autos de su industria y Rita terminó la secundaria en Italia. De regreso en Alemania
inició sus estudios en la Facultad en el nuevo curriculum de Comunicaciones que se había
abierto hacia poco en la Universidad. En esa escuela conoció a un joven francés de orígen
alemán del cual se enamoró hasta el cuello, relación que terminó mal porque el muchacho
regresó a Estrasburgo y la relación se enfrió y murió de muerte lenta ya que Rita se aburrió de
ser ella la que viajaba cada dos semanas a la ciudad de Alsacia a visitarlo y ella era la que
escribía cartas, enviaba correos electrónicos que eran respondidos escuetamente y terminaban
siempre con la pregunta: “¿cuando vienes a Estrasburgo?” y ella era la que llamaba por
teléfono sin que de parte de él viniera mucha comunicación. Con la resolución que la
caracterizaba, decidió terminar su carrera y cerrar el asunto con el franco-alemán
definitivamente, sin que ello dejara de costarle un par de lágrimas y tristeza que finalmente
desapareció. Su relación con el muchacho terminó sin que hubiese nada parecido a un drama
sentimental o a un enfrentamiento personal. Simplemente dejaron de escribirse y llamarse y
eso habría sido todo. Finalizada esa etapa y jurándose que nunca mas se enamoraría de nadie
buscó un trabajo –una práctica como llaman en Alemania a la moderna explotación de
estudiantes a los que se les paga miserias por trabajo altamente calificado- en la prensa.
Objetivo que cumplió a la perfección como la mayoría de lo que hacía en la vida.
Rita era una mujer bella. De cabellos rojos cobrizos; ojos verdes luminosos y un rostro fino con
una nariz recta con unas atractivas pecas. De tez blanca casi lechosa. Su figura era delgada y
bien entrenada y sus movimientos eran graciosamente femeninos pero con una carga de
energía suave y fuerte. Era apenas un poco mas baja de estatura que Daniel y su amiga mas
querida le aseguraba a Rita que hacía una hermosa pareja con Daniel. Comentarios que Rita
respondía con un gesto de desprecio.
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