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Rota Punctatis nº 1 Bienvenidos 5 6 8 14 18 24 28 30 Sumario Editorial Barra libre | Bartali vs Coppi Puertos en blanco y negro | Ibardin Siguiendo la pista | Olaso y Alberdi Rutas bizarras | Sterrato Alavés Enfants terribles | Franck Vanderbroucke Tubular vs Cámara | Esclavos digitales Farolillo rojo | Sven Nys, el adiós EDITORIAL Rota Punctatis ha nacido, subimos la persiana y por fin podemos decir: ya qestamos aquí (otra vez). Con el antiguo blog La Rueda es Pinchoto como origen, seguiremos hablando de ciclismo pero dándole un giro, tratando de hacer algo diferente y en un formato novedoso para nosotros: en revista (digital). Somos los hermanos González Gete: Imanol y Josu. Alternando labores, y con la ayuda inestimable de mucha gente, hemos sacado a la luz este proyecto. En otras palabras, Imanol selecciona contenidos y escribe algunos de los textos, mientras que Josu es el que diseña y maqueta la revista, además de aportar algunas de las fotografías que podréis ir disfrutando. No podemos olvidarnos de nuestros preciados colaboradores que ayudan a mantener esto a flote. Nos gusta el ciclismo, nos encanta el barro y el velódromo, así como lo bizarro y lo retro. Disfrutamos del ciclismo auténtico, épico, de ese que te deja grabado a fuego recuerdos imborrables. Adoramos a los personajes excéntricos y los lugares olvidados. Rescataremos historia, nos partiremos de risa y, sobretodo, gozaremos de la lectura ciclista. Publicaremos con una periodicidad aproximada bimensual en nuestra web y en issuu, de modo que os la podáis descargar o leer online según os plazca. Estamos abiertos a las colaboraciones. Somos flexibles. Esperemos que disfrutéis y nos veamos durante una larga temporada. Bienvenidos. Rota Punctatis Coetáneos Il Ginetaccio vs l’airone C orrían los años 40 y en las descarnadas carreteras de la Europa anterior y posterior a la Segunda Guerra Mundial se cruzaron las vidas de los dos ciclistas más laureados que ha dado Italia. Hablamos de Gino Bartali; il Ginettaccio o Monje Volador y Fausto Coppi; il Campeonissimo o l´Airone. El salón de la fama de la UCI les otorga los puestos sexto y tercero respectivamente. En una época donde el acceso a información era pobre, las gestas de estos dos ídolos llevaron a Italia a dividirse entre Bartalistas y Copistas. Eran tiempos convulsos con sociedades polarizadas y estos dos hombres representaban mentalidades bien diferenciadas. Bartali; tradicional, profundamente familiar y devoto católico. Coppi; liberal, agnóstico y bastante mujeriego. Estas diferencias alcanzaban también lo deportivo. Bartali fue uno de los últimos representantes del ciclismo clásico. La capacidad innata no había dado paso a un ciclismo más tecnificado que empezó a representar Coppi y posteriormente Anquetil. Gino Bartali ganó el Tour de Francia en 1939 y 1948 y el Giro de Italia de los años 1936, 1937 y 1946. Coppi logro los Tours de 1949 y 1952 y los Giros de 1940, 1947, 1949, 1952 y 1953. Sumado al gran número de victorias obtenidas en carreras de un día, clásicas y vueltas menores, el palmarés de ambos es fascinante. Para su desgracia, no pudieron aumentar sus logros, la Segunda Barra libre Guerra Mundial paralizó su progresión por espacio de cinco oscuros años. Durante esos años de horror mundial, Bartali continuo realizando interminables entrenamientos por las carreteras de su Toscana natal, manteniendo así su forma física, motivado más si cabe, por una noble causa que portaba oculta en su bicicleta. Mientras tanto, Coppi obligado a alistarse en la Divisione Ravenna de infantería, fue enviado a África donde fue hecho prisionero por los Ingleses, siendo liberado en 1945. Durante estos años de fascismo, debido al Tour ganado en 1938, Bartali fue catalogado como el ciclista del régimen. Su victoria supuso para Musolini motivo de ensalzamiento nacional y demostración de que los italianos, aliados del gobierno Nacional Socialista, también tenían su raza superior capaz de someter deportivamente a Francia. Diez años después, otra victoria de Bartali en el Tour, ayudó a disminuir tensiones durante la agitada Italia de la posguerra. Italia se encontraba al borde de una revolución y contienda civil. Finalizada la Guerra los duelos entre los dos grandes se convirtieron en épicos y fueron portadas de la prensa de la época. Es pues a partir de 1945, cuando la rivalidad entre, “El Monje Volador”, sobrenombre adquirido por su devoción católica y por una caída en el col de laffrey, y “El Campionissimo” divide a la afición transalpina. Por un lado Bartali, arisco, gruñón, conservador y con la etiqueta de corredor del régimen fascista y por el otro Coppi, alegre, liberal, elegante y “Bon Vivant”. La balanza parece decantarse por Coppi que empieza a cosechar más victorias que su compatriota. Esta polarización no afectó al respeto que ambos se profesaban, su rivalidad en carrera fue siempre honorable. Hay una escena que ha quedado para la historia del ciclismo. Subiendo el Aubisque en el Tour de 1952 bajo un calor sofocante un fotógrafo refleja en una instantánea como ambos comparten una botella de agua, este insignificante hecho, desata un debate en los aficionados sobre ¿quién paso la botella a quién? El debate perdura hasta hoy día, preguntados los implicados nunca lo revelaron. 1953 sería el último año donde coincidirían estos dos héroes Italianos, que de no haber sido por el parón bélico, hubiesen protagonizado mayor literatura y engrandecido su ya magnífico palmares. El 2 de Enero de 1960, a la edad de 40 años y debido a una malaria contraída Su rivalidad en carrera fue siempre honorable mientras cazaba en la actual Burkina Faso, Coppi fallece. Italia entera llora al Campeonissimo. Cuarenta años más tarde, el 5 de Mayo de 2000, a la edad de 85 años fallece Bartali. Pero a este hombre de familia humilde, que tomó contacto con su primera bicicleta trabajando en un taller de reparaciones, le quedaba por escribir otra bonita página. El hombre que había conseguido darle a Mussolini el Tour de 1938. Él, el corredor del régimen fascista, durante los cinco fatídicos años, mientras recorría largas distancias entrenando, transportaba documentos para una organización dedicada a salvar la vida de judíos Italianos. Era el correo perfecto. Entrenando con ropa donde se podía leer su nombre, no despertaba sospechas y recibía los saludos de los soldados fascistas. Durante 50 años no dijo nada, no le importó ser etiquetado de afín al fascismo. Todo lo mantuvo en secreto. Hasta que en 2003, se desveló su misión. Los hijos de Gregorio Nissim, líder de la organización hicieron público un diario de su padre, muerto en 1976. En esos legajos se detallaba la forma en que funcionaba la red clandestina. Bartali, a costa de arriesgar su vida, trasportó documentos que salvaron la vida de 800 judíos italianos. Preguntada su familia la respuesta de su hijo Andrea fue: “Mi padre casi nunca habló de lo que hizo durante la Guerra. Tan solo decía, en la vida esas cosas se hacen y basta”. Puertos en blanco y negro IBARDIN Puertos en blanco y negro E n otro tiempo, no tan lejano, no eran necesarios grandes finales tortuosos y enrevesados para ver un final de etapa emocionante. Probablemente alguien piense que voy a citar el estado de las carreteras o los desarrollos utilizados por los esforzados de la ruta, pero a mi modo de ver las cosas mucho más tiene que ver con la evolución, en general, de este nuestro deporte. Y dicho sea de paso que las tácticas de carrera, que hasta hace no tanto se asemejaban más a la de la película de El Lute Camina o revienta, se guían hoy día por métodos más científicos y (¿por qué obviarlo?) mejor medidos. Para nuestra primera cita, nos acercaremos hasta Ibardin. Nexo de unión entre pueblos. Collado y punto de paso natural entre la cuenca del Bidasoa y la del Nivelle. Con Bera de Bidasoa a un pie y Urrugne al otro. Cuna de un oficio tan antiguo como las fronteras. Ejercido con nocturnidad y utilizando el monte La Rhune como faro y guía en las noches despejadas de luna llena.Al amparo de esta oscuridad era cuando los contrabandistas se pasaban por el arco del triunfo la frontera franco-española y, jugándose algo más que el bigote, iban y venían cargados de material que no encontraban, o era difícil de conseguir, a este o ese lado del principio de la cresta pirenaica. Sin contar con rampas duras en exceso, la zona en la que se encuentra nuestro protagonista de hoy lo hace adecuado para un final precedido de carreteras que se prestan a emboscadas. Un claro ejemplo de ello lo tenemos en la etapa de la Vuelta al País Vasco de 1993 con salida en Rentería. En dicha jornada fue protagonista Fede Echabe, por aquel entonces corredor del CLAS-Cajastur, equipo que era liderado por aquel que hacía temblar al personal cuando se ponía en pie sobre su Colnago: el señor Tony Rominger. Algo especial tiene esta localidad que hoy nos atañe. Destacar que junto a Arano, son las dos únicas poblaciones navarras desde las que se otea el mar (Cantábrico en este caso). Además, la zona del Bidasoa y el Baztán están envueltas en un halo de misterio y han sido origen de multitud de historias y leyendas de la mitología vasca. Hoy en día pasear envuelto en las nieblas otoñales por sus carreteras y caminos es, cuanto menos, curioso. Ibardin ha conseguido lo que pocos puertos, ha coque- Puertos en blanco y negro teado con varias de las mejores carreras profesionales y amateur que tienen lugar a ambos lados de la muga (frontera), así como con la Grande Boucle donde fue lugar de paso en 1977, en la etapa comprendida entre Vitoria y Seignosse-Le Penon. En aquella ocasión pasó como cabeza de carrera el ciclista del Teka Pedro Torres, el cual había ganado el premio a mejor escalador de la carrera francesa en 1973. Ibardin ha coqueteado con la Grande Boucle Asimismo, en la Vuelta a España de 1962 se eligió pasar por el collado navarro durante la etapa que unía Pamplona con Bayona, pasando en primer lugar el ciclista catalán Ángel Guardiola del equipo Licor 43, en la que sería su última temporada como profesional. Uno de los pocos ciclistas españoles con etapas ganadas en la Vuelta a Colombia (1961).Tres años después, en la cronometrada del penúltimo día de la ronda hispana, que unía Saint Peé Sur Nivelle con San Sebastián, Ibardin volvió tener protagonismo. En nuestra cima, marcó el mejor tiempo de paso el germano Rolf Wolfshohl, recién fichado por el Mercier-BP, que lideraba Raymond Poulidor (alias Pou Pou) y que a la postre sería vencedor de la general final por delante de su jefe de filas. En 1968 se acabaría el idilio con la Vuelta España con una etapa entre San Sebastián y Pamplona. Al paso por nuestro collado de moda Luis Pedro Santamaría, enfundado en el maillot del Fagor, encabezaba la carrera y así lo hizo hasta la meta. Triunfo de etapa que también repetiría ese mismo año en el Giro de Italia. No fue hasta 1981 cuando la Vuelta al país Vasco dio a este puerto la oportunidad de acoger un final de etapa donde Silviano Contini impuso su ley sobre José Luis Laguía. La cosa no debió de salir tan mal ya que se mantuvo como llegada de manera ininterrumpida hasta 1994, cuando se cerraría todo un ciclo con la victoria de Davide Cassani de la MG Maglifico. Joaquim Purito Rodríguez sería el último vencedor en el retorno de la Itzulia en 2012. Al margen del ciclismo profesional, tres de las mejores carreras del campo aficionado que se dan cita en las la- Puertos en blanco y negro deras del primer puerto pirenaico, en su vertiente atlántica, tienen o han tenido como piedra de toque a nuestra pequeña cota. La Vuelta a Navarra, que en el año 2000 aún disfrutaba de una salud de hierro y que contaba con una participación internacional de auténtico lujo, eligió Ibardin como meta de una de sus duras etapas y pude ser testigo de cómo un corredor de la tierra imponía su ley, Koldo Gil. El mismo que años después como profesional consiguiera imponerse en todo un Tour de Suiza. La Vuelta al Bidasoa, en su época más moderna, ha llevado la carrera en dos ocasiones al collado navarro, imponiéndose en 2001 David Herrero, entonces en el Olarra, y en 2003 cuando tuvo el honor de levantar los brazos como vencedor Javier Reyes del extinto Cropusa. Hay otra carrera que para muchos igual es un tanto desconocida. Se trata de L´Essor Basque, un entramado de carreras sueltas que tienen lugar en la región de Aquitania a principios de temporada. Son jornadas de mucho nivel, alta velocidad y en la que los mejores equipos franceses toman parte junto a cada vez más ciclistas de este lado fronterizo. La selección gipuzkoana amateur ha sido una fija durante muchos años. A día de hoy la vasca le ha tomado el relevo. Pero centrémonos en lo que nos atañe. En las ediciones más recientes han sido dos las ocasiones en que se ha ascendido desde Urrugne al puerto navarro. Una en 2003, en la que Dominique Rault se impuso a un jovencísimo Aitor Hernández (hoy dedicado exclusivamente al ciclocrós) y en 2008, edición que se llevaría Yannick Marié (Entente Sud Gascogne), seguido del hoy día profesional y más conocido para nosotros Romain Sicard, entonces corredor del GSC Blagnac. Pese a todo ello, hablar de Ibardin es hacerlo de la Vuelta al País Vasco y a mí siempre me viene a la mente un día lluvioso con Tony Rominger vestido de amarillo. Amo y señor del pelotón. Mezcla extraña entre elegancia y agresividad. Ciclismo en estado puro. Puertos en blanco y negro Olaso, Alberdi ultimo giro puntuazione! Siguiendo la pista R econozco que pertenezco a esa extraña especie ciclista del ciclismo mamado, aprendido desde la categoría infantil y, sobre todo, marcado por los peraltes de un velódromo. Y es que el lujo de tener un anillo ciclista cubierto a poco más de quinientos metros de casa me lo puso bien fácil. Eso y que nunca fue de mi agrado escalar ni ascender el reguero de puertecillos que, como si de un vía crucis se tratase, repletan la orografía más cercana a mi casa. Siempre admiré los duelos de la pareja guipuzcoana Oier Alberdi y Joseba Olaso midiéndose en las Seis Horas de Euskadi a ciclistas de la talla de Marco Villa, Claudio Chiapucci, el bigotudo veterano Urs Freuler o Evgeni Berzin. De ahí que mi predilección por la pista, y por todo lo que le concernía, sufriera una meteórica evolución. Sin ser rápido y más bien despistado las opciones que me ofrecía la pista eran pocas: sufrir mucho y aprender a base de reventar un día sí y otro también. Una disciplina esta en la que cuando la cosa se pone seria no da lugar a poder esconderse y no te queda otra que estirar el cuello hasta acabar la carrera midiendo un par de centímetros más. Pero, a pesar de todo ello, yo me lo pasaba genial. Cada viernes de otoño e invierno no faltaba a una cita que me permitía ver entrenar en directo a gente como Haimar Zubeldia, Alberto Martínez o Mikel Astarloza . Ni las abrasiones que hacían desintegrarse culotes y maillots, fruto de la innumerables caídas, ni las más aún incalculables vueltas oyendo los diferentes programas musicales de radio hacían que le perdiera el gusto al anillo de Anoeta. Sarna con gusto no pica, suelen decir. Con los años llegaron a la élite grandes ciclistas a los que ya era más cercano por edad y a los que seguí admirando igual que a los anteriormente citados: Aitor Alonso, Asier Maeztu que llegaría a ser medallista en mundial y olimpiada, o el que fuera campeón de Europa en omnium Unai Elorriaga, sin olvidarme de la enorme evolución, de la que fui testigo, por parte de Javi Azkue y la medallista olímpica y ex atleta Leire Olaberria. Por todo esto y mucho más es por lo que no entiendo el ostracismo en el que se encuentra el ciclismo en pista a día de hoy. En cualquier otro país del mundo, aprovechando el tirón de figuras de la talla de Joan Llaneras, Miquel Alzamora, Carles Torrent, Eloy Teruel o el difunto Isaac Gálvez, esta modalidad ciclista hubiera experimentado una progresión meteórica. Pero en España es por todos sabido que entre el conglomerado de dirigentes profesionales los pistards, vulgarmente llamados culogordos, no son vistos con buenos ojos o no se los valoran como es debido pese a tener sus vitrinas repletas de medallas mundialistas, olímpicas o europeas. Caso que no pasa en Italia, por ejemplo, donde Elia Viviani (corre para el SKY británico, que es la escuadra que más y mejor cuida este tema) goza del beneplácito de su equipo, para sus diferentes incursiones en los velódromos. Del Team Sky, afincado en la Gran Bretaña, surgió un tal Bradley Wiggins, que llegara a vencer en el dorado que es el Tour de Francia, y tomó el relevo de otros talentosos anglosajones como Graeme Obree, Chris Boardman o Alex Dowsett en la cita para con la hora. Geraint Thomas o Mark Cavendish, también procedentes del Sky, son nombres conocidos por todos con origen en el anillo ciclista. Mención aparte merece Sir Chris Hoy, del que un día hablaremos largo y tendido. Los pistard, vulgarmente llamados culogordos, no son bien vistos con buenos ojos Siguiendo la pista Pero vayamos al grano. Tengo un grato recuerdo de la primera vez que acudí a las 6 Horas de Euskadi, era febrero de 1994. Junto con Jon Garayar, por entonces compañero de clase y pelotón, me asomé al peralte de Anoeta. Abajo, acoplado al manillar de su bicicleta, Oier Alberdi, por entonces todo un veterano del equipo Kaiku de Iñaki Juanikorena, marcha escapado seguido de Evgeni Berzin. A la espera del relevo se encuentra el otro ídolo local que no es otro que el velocista de Astigarraga Joseba Olaso, miembro de otra escuadra con mucha solera en el panorama aficionado, el Iberdrola S.C.Loinaz. Uno rodador, el otro velocista. El jing y jang perfecto y tan ansiado por cualquier entrenador que busque la pareja perfecta para una Americana (que es como siempre hemos conocido al actual Madison). Joseba se encargaba de la potencia, la fuerza del Iberdrola se acoplaba a las mil maravillas a la clase y saber rodar de Oier. El de Kaiku no era la clásica figura espigada de gran silueta que pone una gran velocidad de crucero, pero estando en forma hacía temblar a sus coetáneos contrarrelojistas del campo amateur, como Alberto Martínez o Joxemi Elizburu entre otros. Eran tiempos de ilusión, en los que las escuadras del calendario aficionado impresionaban con el mero hecho de estar presentes. Kaiku (Juanikorena o el difuto Goñi), Iberdrola (Garayalde), ACR (Azcona), Cafés Baqué (no olvido una Clásica Lasarte con Pedro Horrillo e Iker Zabaleta), Caja Rural (Oscar Guerrero), Cafés La Brasileña o el Banesto (Galilea y Jaimerena). Tras este pequeño impasse, y pasados más de veinte años, volvamos a la melodía armoniosa de las ruedas lenticulares girando sobre el velódromo. En la actualidad observamos en la Challenge Gipuzkoana de pista el dominio de las figuras Illart Zuazubiskar o Aritz Bagüés entre otros, mientras Asier Maeztu, el pistard de la zona más laureado a nivel internacional, se encuentra entre bastidores junto a otro artista como Javi Azkue, que no quita ojo a las necesidades de una fuera de serie como Leire Olaberría. La pista engancha y nunca llegas a olvidar del todo su olor y sensaciones especiales que te deja la competición. Lo que significa ponerse un dorsal, los nervios a flor de piel, el aliento con sabor a sangre y la inercia del piñón fijo que no te deja parar. Contacto por teléfono con Oier Alberdi. La alegría, marca de la casa, que transmite es contagiosa y, lo más importante, la mantiene intacta con el pasar de los años, así como su espíritu deportivo. Hablo un rato con él y, lo más sorprendente de todo, acaba por animarme él a mí con esta aventura en la que nos hemos embarcado. Pero no es el único que mantiene el fervor guerrero y la necesidad de colgarse un dorsal ya que Joseba Olaso, reciclado en maratoniano incombustible, nos manda por e-mail unas fotografías a las que añade una frase que me ha gustado mucho y que con su permiso transcribiré de manera textual: “me estais haciendo recordar uno de los mejores momentos de mi vida”. Ahí es poco. 6 horas de euskadi 1995 De izquierda a derecha: Antxon Lekuona, Eugeni Berzin, Oier Alberdi y Joseba Olaso. Siguiendo la pista Muchas americanas durante muchos lunes, miércoles y viernes de invierno, muchos apretones de mano seguidos del inevitable empujón. Tantas sesiones que la confianza era plena y mirar hacia atrás mientras se esperaba a lcompañero podía llegar a ser una especie de falta de respeto. Todo ello supervisado por su entrenador, ex ciclista y campeón de España de velocidad en 1982, Antxon Lekuona. Buenos mimbres y buena mano. Nunca fueron profesionales. Pero durante un tiempo vivieron por y para ello y una vez al año gozaban, haciendo de representates locales, de un baño de multitudes en el velódromo Antonio Elorza con motivo de las 6 Horas de Euskadi. Dos viejos rockeros. Campeones de España. Experimentados en diferentes velódromos de Europa. Ex ciclistas. Eternos deportistas a los que les quedan muchos relevos por darse mutuamente, como quedó patente en el último Ironman de Vitoria-Gasteiz, donde éste tuvo lugar en forma de abrazo sincero al haber conseguido superar otro reto más. Simplemente geniales. En apoyo a los y las pistards de este país. No cejéis en el empeño, muchos somos los que os admiramos. Próxima vuelta, puntuación. 6 horas de Euskadi 1995 Pocas bromas en la ultima americana tras Bruno Risi y Kurt Betschart. Sterrato Alavés Rutas bizarras Siempre que oímos hablar de sterrato, pavé o muros adoquinados nuestras mentes viajan lejos de casa, a Rápidamente dejamos patente que no somos Zdenek Stybar Desde hace mucho tiempo llevaba fijándome en una serie de rutas o vías pecuarias en el territorio alavés, que es como creo que originalmente se les conoce en dicha provincia. Caminos de tierra (sterrato a la italiana) que unen entre sí la mayoría de localidades de una de las comarcas que conforman la citada provincia euskaldún: la Cuadrilla de Salvatierra. Zona de paso actual e histórica entre Navarra y Castilla, ramal y arteria de flujo hacia Europa, vía de paso en la que a nada que nos esforcemos tenemos mucho por descubrir. Un paisaje que, en mi opinión, alcanza su esplendor al alba, cuando bajo los primeros rayos de sol el Sterrato Alavés todavía no se convierte en la tortura de polvo que puede llegar a ser bajo la implacable solana de las horas más meridionales del día. Proponemos, por tanto, una ruta en la que la dificultad radicará en el modo de atacar las diferentes curvas o giros de los tramos no asfaltados, dado que las cortas ascensiones que existen en el itinerario no supondrán dificultad excesiva. Las opciones son muchas, dada la multitud de ramificaciones de la red de caminos, por lo que optamos por realizar un recorrido lo más atractivo posible para el cicloturista, esquivando para ello la urbe gasteiztarra e intentando enlazar los mejores tramos ciclables. tierras flamencas o a las colinas coronadas por cipreses de la Toscana italiana. Es, sencillamente, algo normal cuando no tiene eco o no se le presta la atención necesaria a lo que tenemos cerca de casa. Tomando Salvatierra-Aguarain como epicentro, a lo largo del ancho valle que nos lleva desde Vitoria-Gasteiz hasta la navarra Alsasua, se extiende la red de caminos que entrelazan las pequeñas poblaciones que, como gotas de agua, bordean una vaguada atravesada por la N-I. Estos caminos compondrán la expedición de hoy. Partimos pronto, tras un desayuno en condiciones, con el característico olor matinal del campo en verano y tomando la salida hacia la pequeña población de Luzuriaga. Se respira tranquilidad, como no puede ser de otra manera. El optimismo previo a una excursión tan deseada se refleja en nuestros rostros.Tras cruzar la pequeña población de Galarreta comienza el primer sector de sterrato. Unas primeras sensaciones extrañas se apoderan de nosotros. Controlar los traqueteos y coger una buena posición sobre la bicicleta pasan a ser nuestras prioridades. Rápidamente nos vamos soltando y rodando de manera más fluida dejamos patente que no somos Zdenek Stybar ni John Degenkolb, precisamente. Durante el itinerario las carreteras secundarias irán Rutas bizarras dando paso a tramos del citado Sterrato, esquivando en todo lo posible las carreteras con mayor volumen de tráfico rodado. Únicamente cruzamos en dos ocasiones la N-104. Ezkerekotxa, Zurbano o Narbaiza son villas características de la provincia alavesa donde un 73% de la población convive en la capital Vitoria-Gasteiz, signo inequívoco de una macrocefalia que deja casi inhabitados el reguero de pequeños núcleos urbanos que atravesamos con nuestras bicicletas. Poco a poco vamos tragando kilómetros y el polvo se va levantando a nuestro paso, haciendo cada vez un poco más pesadas las diferentes zonas de tierra. Con permiso del dios Eolo vamos virando en nuestro itinerario pasando de campas amplias y abiertas a otras rodeadas de pequeñas zonas boscosas, signo inequívoco de nuestra aproximación al pantano de Ulibarri-Gamboa. Este embalse nos hará compañía en el trayecto comprendido entre Ozaeta y Maturana, concretamente del kilómetro cuarenta y cuatro al cuarenta y ocho de la ruta. Pasamos por la aldea de Gebara, la cual según dicen se remonta en la historia hasta el siglo XI. Aquí podremos disfrutar de las vistas del castillo-palacio de los Vela-Ladrón, familia de ascendencia ilustre en la provincia alavesa, según cita la historia. Estos magnates navarros se asentaron en la zona en el siglo XII. Unos kilómetros más adelante otra edificación relacionada con la alta alcurnia saldrá a nuestro paso: El palacio renacentista de los Larrea en Argomaniz, hoy convertido en parador nacional. Rutas bizarras Una de los mayores contrastes de la jornada tiene lugar en los tramos de sterrato que circulan en paralelo a la autovía A-1 Irún-Madrid, siendo uno de los más espectaculares el camino que tomamos una vez dejamos atrás el pueblo de Lubiano. Define una recta de dos kilómetros y medio de longitud, que encadena varios pequeños toboganes, dejando una estampa cuando menos curiosa: a un lado los vehículos que circulan a 120 kilómetros hora por la A-1 y al otro la soledad del ciclista rodando por el tramo empedrado. Llegados a Zurbano, giraremos para dejar a nuestra espalda la capital gasteiztarra y su pequeño skyline, que ya no volverá a formar parte de nuestro horizonte, dirigiendo la ruta de nuevo hacia el oeste. Con un total de veinte tramos o pasos de sterrato, que hemos numerado y que van desde el medio kilómetro, de los más cortos (3,6,9, 11 y 19), a los casi cinco que tiene el de mayor longitud (7), suman todos ellos 32 kilómetros en los cuales estribará la dificultad de la ruta reseñada. Animaos y asomaos a un ciclismo que dista mucho de las duras ascensiones alpinas o pirenaicas que tanto llaman la atención y acaparan protagonismo. Disfrutad de algo diferente, de un ciclismo que durante tiempo no ha gozado por estos lares de la afición o tirón que sí ha tenido Francia, con la archiconocida París-Roubaix o el no tan famoso Tro Bro Leon; Dinamarca, con el Gran Premio Herning; Holanda o Bégica, con el amplio abanico de clásicas y semiclasicas de su vasto calendario; sin olvidarnos de la Strade Bianche italiana. Abriendo la mente este tipo de rutas tienen mucho que ofrecernos. En nuestra tierra hay mucho más que recorridos rompepiernas. Rutas bizarras Franck Vanderbroucke Si hay un nombre, un ciclista, un personaje al que el apodo de Enfant Terrible le vaya como un guante, ése es, o mejor dicho era, Frank Vandenbroucke. También conocido como VDB, el carnicero de Nabalmoral o l’enfant terrible du cyclisme belge. El clásico ejemplo de juguete roto, precoz, demasiado para el ciclismo profesional. Ni tan siquiera el hecho de crecer en una de las familias de la alta alcurnia ciclista belga le hizo ir por la buena senda a lo largo de su carrera. Para ponernos en situación veamos como comenzó esta carrera ciclista, que se asemejó en todo momento a una huida continua hacia adelante marcada por continuas zancadillas del destino. Algunas más buscadas que otras. VDB creció en el seno de una de las familias más conocidas del ciclismo belga. Su padre Jean-Jaques y su tío Jean-Luc habían sido profesionales entre la década de los 70 y los 80, así como su primo Jean-Denis a finales de los 90. Pero todo eso no eclipsó a la figura en ciernes que era nuestro protagonista en 1993, cuando con apenas media temporada en el campo amateur (8 victorias) y dieciocho años en su haber, pasó a ser profesional de la mano del LOTTO dirigido por su ya nombrado tío Jean-Luc. Escuadra en la que su padre ejercía las labores de mecánico. Todo ello no fue impedimento para que en 1995 rescindiera, de manera unilateral, el contrato que le unía a la formación belga y a casi toda su familia para huir cegado por los cantos de sirena de Giorgio Squinzzi y su todo- poderoso Mapei-GB. Su tio Jean-Luc no dio su brazo a torcer, hizo correr ríos de tinta contra la figura de su sobrino y llegaron a los tribunales por el no cumplimiento del contrato laboral que le unía a Franck con el LOTTO. Pero nuestro protagonista volaba libre. Era ese tipo de personajes que practica la tierra quemada, arrasa por donde pasa y destroza todo cuanto toca, incluso su propia alma. En Mapei fueron cuatro años gloriosos entre 1995 y 1998. Con veinticinco años ya era una figura consagrada. Clásicas como el G.P.Plouay o Gante-Wevelgem y vueltas de la talla del extinto Tour del Mediterráneo o una París-Niza ganada a lo bestia jalonaban un palmarés de un ciclista que parecía no tener techo en su progresión. En 1999 dio con sus huesos en la banda que era el Cofidis de David Millar, Philippe Gaumont, Massimiliano Lelli, Christophe Rinero y compañía. A aquel equipo solo le ha faltado que le dedicaran un narcocorrido. Que sepamos tres son, por lo menos, los ciclistas de esta formación que han escrito un libro. Dos de ellos hablaban claro de “la recuperación”, los difuntos colegas Philippe y Frank. Mientras que el tercero, que ahora se dedica a mear colonia, justifica mediante una delirante tragicomedia sus prácticas dopantes. Philippe Gaumont era otro personaje estrambótico, capaz de dar auténticas exhibiciones, como la de cronometrada de Eurodisney en la penúltima etapa del tour de Fracia de 1997. Allí marcó el mejor tiempo casi hasta el final ya que únicamente lo pudieron superar Abraham Enfants terribles Olano y Jan Ullrich.Todo esto no llamaría mucho la atención si no fuera porque Philippe marchaba farolillo rojo de la carrera y, por tanto, tomó la salida el primero de los 134 supervivientes de aquella Grande Boucle. Y fue este ciclista galo, quien se convertiría en el gurú y apoyo incondicional de VDB. Como suelen decir, quien a buen árbol se arrima… En aquel 1999, la figura belga tocaría techo como deportista. Comenzó la primavera como gusta en su país, fuerte. Fruto de ello se metió al zurrón la Het Volk, la decana de los monumentos ciclistas que no es otra que la Lieja-Bastogne-Lieja, así como etapas en Vuelta Andalucía, París-Niza o Tres días de La Panne. A finales de esta temporada, el por entonces líder indiscutible de Cofidis, realizó una espectacular Vuelta a España con victorias como la de Ávila atacando en plena muralla. También protagonizó arrebatos famosos como “la carnicería de Nabalmoral”, el cual os recomiendo ver en youtube; o la cadena de favores a Jan Ullrich en la subida a Abantos, cuando se le cruzó el cable y arrancó tarde (mejor para Roberto Laiseka) no pudiendo evitar la victoria de etapa del cadavérico Euskaltel. En aquella Vuelta Frank marchaba desatado a pesar de que el pacto con T-Mobile para ayudar a Ullrich le deslució un poco. Pero no haremos un drama ya que otros en parecidos escenarios se aprovecharon de lo mismo. ¡Un saludo Ivanov! Ese punto de forma, más lo favores prestados al líder teutón, a lo que añadiremos los 50´9% de hematocrito que arrojó en el control matinal del campeonato del mundo de Verona, lo hacían claro favorito al maillot arcoíris. Pero ese día estaba reservado para la presentación pública de otra estrella: Oscar Freire. La segunda temporada en Cofidís apuntaba alto pero se le relacionó con Bernard Saiz, también conocido en el mundillo ciclista como el Doctor Mabuse. Todo ello cortesía de su colega Gaumont. Era el inicio de la cuesta abajo en su carrera profesional. Llegó incluso a tener que recibir tratamiento por una depresión y comenzaba una travesía por el desierto. Larga, demasiado larga. Como suele ser en estos casos, una personalidad de este tipo esconde a alguien débil que ni su genialidad ciclista ni la popularidad pueden ofrecerle. La escuadra transalpina Lampre-Daikin en 2001 sería la primera de una larga serie de segundas oportunidades. Con los italianos casi gana el campeonato belga de ruta, hecho que de haber sido así, permitiéndole vestir durante un año los colores de Enfants terribles su país, podría haber sido un relance a su carrera. Pero fue segundo, no corrió un Tour de Francia en el que se le esperó como protagonista durante años y los italianos acabaron por darle boleta. Con el rabo entre las piernas en 2002 busco el manto protector de Patrick Lefevere en el Domo Farm Frites. A principios de este año se realizó un registro en su casa, se le incautaron multitud de sustancias como EPO, clembuterol (en este caso no estaba escondido en filetes) o morfina. Con la reina de todas las excusas mundiales Frank declaró sin ningún reparo que : “esas sustancias las guardaba el frigorífico de su garaje, para el tratamiento de cáncer de su perro”. Fue apartado de su equipo y sancionado por seis meses. En 2003 renovó con un Patrick Lefevere que seguía confiando en sacar a flote la carrera del astro belga.Y así pareció ser cuando en aquel 2003 vistiendo la casaca de Quick Step Davitamon casi se impone en el Tour de Flandes. Pero lejos de unir lazos con su director éste debió de ver algo más en carrera, y no precisamente una entrega ilimitada en el esfuerzo de su ciclista, hecho que provocó un divorcio definitivo.VDB seguía quemando el terreno y a personas que dejaba a su paso. Vandenbroucke tenía otro don especial, el de abrir puertas con la misma facilidad que se le cerraban otras. Aunque esto no duraría eternamente. En 2004 se le abrirían las de Fassa Bortolo. Todo un equipazo montado a base de talonario por Giancarlo Ferretti, antiguo director de Bianchi-Campagnolo, mi idolatrado Ariostea o GB-MG. Allí deslumbró, pareció ser el que otrora fuera, parecía que VDB estaba de vuelta y realizó una buena temporada. Todo ello le proporcionó un contrato larga duración con el Mr. Bookmaker belga. Tras temporada y media, a mediados de 2006, Hilaire van der Schueren, director del equipo, le mostró por enésima vez la puerta de salida. Y pese a estar la temporada 2006 en su ecuador se le abrió la de un equipo patrocinado por una casa de apuestas, el Unibet.com. A estos últimos los abandonaría a final de curso. Antes de recibir otra oportunidad más con escuadra italiana Acqua & Sapone, de la mano de Palmiro Masciarelli, Frank tuvo tiempo de realizar una de sus liadas marcas de la casa. Participando en una carrera amateur pertenecientes a una de las federaciones disi- Quedaba un biografía titulada “No soy Dios” dentes, bajo el nombre de Francisco del Ponte y con una foto de Tom Boonen, como no, se descubrió el pastel. Mientras corría en Italia, durante la temporada de 2007, fruto de sus continuos pasos en falso tanto en su vida profesional como personal, se intentó quitar la vida y acabó ingresado en el hospital Fornaroli de Milán. Pese a ello se le abriría otra puerta más, en este caso la del Mitsubishi-Jartazzi. Esta última formación le acabaría apartando dado que la UCI no les invitaría a ninguna carrera de primer nivel mientras VDB formara parte del equipo. A esto le siguió la citación del tribunal de Ypres por una supuesta relación con tráfico de sustancias ilegales. Mientras tanto la carrera ciclista, y con ello la vida de nuestro Enfant Terrible, se deshacía como un terrón de azúcar en un vaso de agua. Nico Mattan, ex compañero de VDB, le daría la última oportunidad de entrar en un equipo, el continental Cinelli-Down Under. Con ellos alzaría los brazos por última vez en una etapa de la Boucle de l´Artois, pero la falta de medios del equipo y la mayor necesidad de ingresos de Frank hicieron que cada uno tomara su camino. Durante el mundial de ciclismo en ruta disputado en la localidad helvética de Mendrisio Vandenbroucke realizó una de sus últimas apariciones públicas, colaborando con el diario belga Het Nieuwsblad. Allí fue donde contacto con Aldo Sassi, preparador del centro Mapei y con el que se comprometió a volver a la élite ciclista, a cuidarse y a ser el que fuera en otro tiempo. Palabras. El final es por todos conocido: apareció muerto en un hotel de Senegal. Atrás quedaban dos hijas, una biografía titulada “No soy Dios”, multitud de oportunidades desaprovechadas y directores desquiciados o simplemente decepcionados. Amén de mil y un azarosas situaciones, que dejaban patente que VDB en muchas ocasiones creía encontrarse por encima del bien y del mal. Enfants terribles VICTORIAS DESTACADAS Paris-Bruselas (1995) GP Ouest-France-Plouay (1996) Scheldeprijs Vlaanderen (1996) Liege-Basteogne-Liege (1999) Omloop Het volk (1999) En septiembre del año pasado, mientras pasaba de TUBULAR vs CÁMARA Esclavos digitales visita por casa de mis padres, tuve unos de esos momentos nostálgicos inevitables al abrir una caja embalada que mi madre me instaba constantemente a llevármela de una vez. Para mi gozo en su interior encontré: el coleccionable del diario Marca Ciclismo del norte, fábrica de líderes, la reedición dedicada por Ander Izagirre de Plomo en los bolsillos y unos vídeos VHS a los que ponía voz el difunto comentarista de RTVE, Pedro González. El equipo KAS, Luis Ocaña, Federico Martín Bahamontes, Charly Gaul, Roger Rivire o Bernard el tejón Hinault, entre otros, sin olvidarnos de Eddy el canibal Merckx forman una gran constelación de estrellas ciclistas que van pasando una tras otra en un serial de documentales realmente interesantes, amenizados con una melodía que cuadra a la perfección con las imágenes en blanco y negro. En el transcurso de este maratón ciclista, al más puro estilo retro, me sorprendí silbando involuntariamente la melodía del Trish Trash polka de Johan Strauss. Momento ese, en el que el subidón de voz del periodista Carlos de Andrés cuando el pelotón de la Vuelta a España estaba a punto de comenzar la ascensión a San Miguel de Aralar, hizo que dejara todo lo anterior de lado. La carretera se estrecha, el grupo marcha estirado y las diferentes formaciones compiten en una guerra sin cuartel. Los gregarios sacan los dientes, en su mente una sola idea, hay que pasar a sus líderes a la parte cabecera de un pelotón cada vez más delgado, más largo, más lleno de sufrimiento y envuelto en una atmósfera en la que los nervios se adueñan de la situación. Tensión, miedo y, en algunos rostros, ganas de venganza. El ser humano en estado puro, sin chorradas, metidos de lleno en una lucha encarnizada donde el instinto de supervivencia está activado de tal manera que de la contienda solamente uno saldrá victorioso. En estas, me fijo en la espigada figura de un ciclista enjuto que oculta su blanquecina tez tras unas grandes gafas blancas. Unos anteojos que tapan una mirada dirigida en Tubular vs Cámara un único sentido. Su vista no se pierde en el infinito o entre la gente que jalea su nombre en las duras rampas que se van encadenando hasta la cumbre de la montaña, como lo han hecho los ciclistas de siempre. Ni tan siquiera se fija en la innumerable de veces que su nombre se encuentra escrito sobre el asfalto. No. La atención de este hombre; de pasaporte británico, criado en Sudáfrica y nacido en Kenia; la acapara un pequeño aparato colocado en la parte anterior de su manillar. El cáncer de la imaginación y la autosuficiencia. El dolor del aficionado más inocente. La metástasis de la ilusión. Un potenciómetro. Un aparato que anula la voluntad del corredor, lo programa y dirige como si de un robot se tratase y, por último, deja huérfanos de héroes a toda una afición necesitada de ellos como el comer. Entiendo que los entrenamientos se preparen de manera meticulosa y se enfoquen, en algunos aspectos, a métodos más científicos y mejor estudiados. En definitiva, totalmente controlados para no caer en errores anteriores. Pero ¿no estaremos perdiendo el norte en una carrera hacia un mundo ultra tecnológico en el que una de las pocas virtudes que nos queda, el libre albedrio, queda anulado? Al igual que en los estados, países o naciones, nunca he creído en el control total, sea del color que sea. Se pierde la esencia del ser humano, se le esclaviza de una manera cruel, se acaba con ese crisol mágico que es la imaginación, ese impulso que reacciona frente a la acción, ese fervor que contesta a la provocación. Provocación en el mejor sentido y entendiendo todo esto dentro de un ámbito totalmente deportivo. ¿Se imaginan ustedes que, al igual que cuenta Mr. Izagirre en uno de sus capítulos, en el primer Tour de Francia que se quiso hacer pasar la carrera por los Pirineos se hubiera hecho caso a la tecnología de entonces? Pues no, ya que la cordillera que separa Euskadi de Aquitaina, Aragón del Bearn o Catalunya del Languedoc-Roussillon nunca hubiera sido atravesada por esta carrera ni por ninguna otra, si no llega a ser por el ímpetu, la imaginación y ambición del por entonces director de la Grande Boucle. Este aparato hubiera sido la antítesis de ciclistas como Claudio Chiapucci No me gustaría que me tomaran por una especie de talibán anclado en la edad de piedra. Pero no concibo que el esfuerzo esté medido de manera milimétrica, o que un profesional se conozca tan poco que dependa de un ordenador para dar un porcentaje más o menos de esfuerzo. Este aparato que hubiera sido la antítesis de ciclistas como Claudio Chiapucci o Laurent Fignon, es a su vez el mayor enemigo del espectáculo y del aficionado de a pie. Un aficionado ávido de intensidad, de momentos épicos y todo lo que no conlleva digitalizar la actitud de un deportista. Al igual que entiendo que el deporte profesional es trabajo, es esfuerzo remunerado y, por lo tanto, la manera de ganarse la vida de mucha gente. Una dicotomía dolorosa, que nos hace poner al ciclismo profesional entre la espada y la pared, a medio camino entre el espectáculo y el control absoluto. Un deporte que camina, como siempre, por una estrecha cresta rocosa y que pese a los esfuerzos de unos y otros nunca cae del mismo lado. Como no podía ser de otro modo, siempre nos quejamos cuando no llueve a nuestro gusto y callamos cuando nos viene bien. Como bien suelen decir siempre nos quedará París, y mientras no inserten un chip que controle al cien por cien la voluntad humana la libertad de movimientos nunca quedará atada de pies y manos. De esta manera conseguirá salir por algún poro o resquicio y nos podremos deleitar con etapas épicas, con empachos de gloria, con segundos de grandeza que nos harán levantarnos de la silla para gritar y con momentos para guardar en nuestras retinas al más puro estilo diabolo Tour de France 1992. Farolillo Rojo SVEN NYS, UN GIGANTE DICE ADIÓS E l Caníbal de Baal cerrará una trayectoria de 16 años al máximo nivel Que un mito del ciclismo abandone la escena no ocurre todos los días. Que un hombre que ha marcado la historia de su deporte se despida es todo un acontecimiento. Y este acontecimiento va a suceder el 6 de marzo de 2106, fecha en que Sven Nys, “el Caníbal de Baal” ha previsto decir adiós a la competición a sus 39 años. Durante mucho tiempo se ha debatido acerca de si Nys ha sido el mejor especialista de todos los tiempos.Y ahora que el flamenco ha decidido colgar su herramienta de trabajo la controversia va a ponerse de nuevo sobre la mesa. A la hora de abordar la cuestión, los filósofos del ciclocross se encuentran divididos ante una incógnita crucial. ¿Cómo se determina quién ha sido el mejor de siempre? ¿Por el número de títulos conseguidos? Es un excelente criterio de comparación, pues la ortodoxia dice que quien mejor palmarés tiene en un deporte, en cuanto a títulos, es directamente coronado como el mejor. Y, sin embargo, si se hubiera de tener en cuenta ese principio Nys no sería el número uno de la historia.Y no solo eso, no se encontraría siquiera en el podio de todos los tiempos. El recientemente desaparecido Erik De Vlaeminck es quien más laureles mundialistas ha conseguido a lo largo de la historia, con siete maillots arco iris. Le siguen el francés André Dufraisse, el suizo Albert Zweifel y el Foto de Peter Huys Farolillo rojo italiano Renato Longo, todos ello con cinco. Nys, por su parte solo se ha llevado a su casa dos medallas de oro absolutas en los Mundiales, una en 2005 y otra en 2013, al margen de sus dos galardones como sub 23. ¿Y si acudimos a los títulos nacionales? También en ese ranking el campeón de Baal sale perdedor. Incluso en su propio país, en el que el “campionissimo” de la década de los 80, Roland Liboton fue el más prolífico con 10 maillots tricolores, por 9 de Nys. Vayamos entonces al número de victorias. En su currículo el llamado “Caníbal de Baal” llevaba acumuladas a la hora de redactar estas líneas 293 triunfos en pruebas de ciclocross. Una enormidad, sin duda, pero lejos de las 342 del “León de Laarne”, Albert Van Damme. Si en ninguno de estos rankings Nys sale ganador, ¿por qué hay quien se obstina en sostener que ha sido el mejor ciclocrossman de la historia? Pues, básicamente,… porque lo ha sido. Efectivamente, nadie ha dominado durante tantos años la especialidad como Nys. Nadie ha ganado tantas carreras del máximo nivel y nadie ha impuesto un dominio a la vez técnico, físico y táctico como él. El flamenco ha sido el monarca indiscutible en las competiciones de regularidad desde hace 16 años: ha ganado 7 ediciones de la Copa del Mundo, 13 del Superprestigio y 9 del Trofeo GVA. Es cierto que el belga fracasó repetidamente en los campeonatos, vencido en la mayor parte de las ocasiones por el estrés y por lo que la prensa de su país, a la vista de su infructuosa persecución de títulos universales, llegó a llamar “el síndrome del Mundial”. Pero es preciso reconocer que los 293 triunfos de Nys tienen un mayor valor que los 342 de Van Damme, pues en la época de este último había menos confrontaciones entre los mejores del mundo y muchos de sus éxitos fueron obtenidos en carreras nacionales. Por otra parte, no se debe dejar a un lado la personalidad del fenómeno belga. El actual ciclista del Crelan-AA Drink ha influido mucho en el desarrollo y la popularidad que actualmente tiene el ciclocross en Bélgica. El hecho de que hoy en día la disciplina sea el espectáculo deportivo más visto en televisión en aquel país, por en- Farolillo rojo cima incluso del fútbol, está directamente relacionado con el rendimiento deportivo y el carácter de este inmenso campeón. Luc Vanneste, consejero-delegado de Landboukrediet, la entidad de ahorro que viene patrocinando a Sven Nys desde 2008 lo dejó bien claro“Sven Nys es una pepita de oro. Nuestro índice de notoriedad se ha multiplicado por dos con su llegada. Es un emblema perfecto, como deportista de alto rendimiento y como persona. Pero el efecto Nys se cuenta también en dinero. El grupo Landbouwkrediet ganó el pasado año 40.000 clientes extra, que hay que atribuir en gran parte al nombre de Sven Nys.” La historia ciclista de Sven Nys comenzó con el BMX. Desde los 5 a los 15 años practicó esta modalidad, en la que ganó 8 títulos nacionales. A los 15 quedó fascinado delante de su televisión al ver a Danny De Bie saltar los obstáculos sin bajarse de la bicicleta y proclamarse campeón mundial. En ese momento decidió pasarse al ciclocross. Nys carecía de experiencia y no ganó en sus primeras carreras, pero Erik De Vlaeminck, por aquel entonces técnico de la Federación Belga, observó en él cualidades extraordinarias y le aconsejó que corriera en carretera, a fin de que obtuviera la resistencia necesaria para brillar en cross. A partir de entonces Nys se convirtió en un multiganador y ya se impuso en el nacional junior en 1994. En sub 23 consiguió dos títulos mundiales consecutivos. Tras ganar el segundo, en 1998 en Middelfart, recibió una oferta para pasar a profesional con Rabobank y dejó su trabajo de electricista en la empresa de su padre. En su primera temporada en la máxima categoría resultó evidente que el joven Nys era un corredor cinco es- Ha influido mucho en el desarrollo y la popularidad que actualmente tiene el ciclocross trellas. Ganó 14 carreras y la general del Superprestigio. Pudo ya ganar el nacional, pero el marcaje al que le sometió el veterano Mario De Clercq propició el triunfo de Marc Janssens. Fue el comienzo de una rivalidad que duró varios años. En el Mundial, disputado bajo temperaturas polares en Poprad, fue 4º en una carrera dominada por De Clercq. En el Mundial del año siguiente, Nys se vio envuelto en su primera gran polémica. La lucha por el título universal tenía lugar en Holanda, en Sint Michielgestel, el feudo de Richard Groenendaal, compañero de equipo de Nys. Durante la temporada habían corrido el uno contra el otro, pese a llevar el mismo maillot, por lo que el manager de Rabobank, Jan Raas les reunió y les dio la orden de que en el Mundial no se perjudicaran mutuamente. Ya en la carrera Groenendaal aprovechó un cambio de bici de Nys para lanzar un ataque. De Clerq, fiel a sus tácticas conservadoras, se puso a rueda de Nys esperando que éste hiciera el trabajo, pero Sven siguió las instrucciones de Raas y no tiró en primera instancia. Groenendaal se marchó definitivamente y se vistió de arco iris ante los suyos. La afición belga vio en la actitud de Nys la causa de la derrota de los suyos ante sus eternos rivales holandeses: “Había avisado a Mario de las órdenes de Raas, pero no quiso saber nada. La decepción fue muy grande. Hubo fans míos que quemaron sus cazadoras de seguidores delante de mis ojos…aunque a final de temporada gané unas carreras y compraron nuevas” explicó Nys. En la temporada siguiente no le salió nada bien a Nys, pese a sus 6 triunfos. Quería borrar lo sucedido en Sint Michielgestel con una condición física impecable y llegó sobreentrenado. Las dos temporadas siguientes (20012002 y 2002-2003) fueron exitosas para el belga con 10 y 17 victorias en total, una Copa del Mundo y dos nuevos Superprestigios, pero fueron dos campañas en las que falló en su búsqueda del Grial, léase el oro mundialista. En verano de 2003 todo cambió. Nys comenzó a trabajar con Tom Van den Bosch, un entrenador que modificó sus métodos de preparación y le hizo alcanzar su mejor rendimiento. Ese invierno no se vieron los resultados, por la superioridad de Bart Wellens, que era su gran enemigo Farolillo rojo Los años siguientes se caracterizaron por una eterna y estéril búsqueda del título mundial, que se convirtió en una obsesión. Albert, Stybar…siempre había alguien para privarle del título. En 2012 sufrió una terrible decepción. En un Mundial que se desarrollaba en casa (en Koksijde) ante 60.000 espectadores tuvo que inclinarse ante Albert. Terminó tan decepcionado que declaró que había sido su último Campeonato. Afortunadamente cambió de opinión y al año siguiente viajó a Louisville (Estados Unidos) donde alcanzó su segundo y hasta ahora último título. Problemas de índole personal (un divorcio) hicieron que Nys tuviera un bajón en su rendimiento en 2014-2015. Solamente 4 victorias y muchas actuaciones por debajo de sus posibilidades. Se empezó a hablar de declive y se rumoreó que iba a adelantarse su retirada, prevista desde hacía mucho tiempo para 2016. Pero este año, recuperado anímicamente, ha renacido de sus cenizas. Ha vuelto a conseguir victorias y a estar delante en casi todas las carreras. La historia de Nys no está completa sin mencionar incursiones en carretera y mountain bike. En ambas especialidades intentó alcanzar también lo más alto. En sus años de Rabobank probó fortuna en la París-Roubaix. En 2001 estuvo escapado junto con otros corredores durante 200 kms, pero su mejor puesto fue 36º en 2006. Ganó algunas carreras como la vuelta a su región del Brabante Flamenco, pero no consiguió grandes logros. Mejor le fue en la bici de montaña, con 5 títulos nacionales, un bronce europeo y dos participaciones en los Juegos Olímpicos: un 9º puesto en Pekin y un abandono en Londres, por avería. Nys anunció que disputaría unos terceros Juegos en Río, pero se desdijo y, finalmente será el 6 de marzo su despedida, que se celebrará en el Palacio de los Deportes de Amberes ¡con una fiesta que durará dos días! A campeón excepcional despedida excepcional. Será el adiós del Caníbal de Baal. Por cierto, ¿cuál es el secreto para ser un caníbal del ciclismo? Muy sencillo, nacer un 17 de junio. Sorprendente coincidencia, Merckx y Nys, los dos caníbales del ciclismo nacieron el mismo día. Foto de Thomas Ducroquet aquellos años. Rivales desde las categorías de jóvenes, en esos años de mitad de los años 2000 el cartel Wellens-Nys era lo máximo. Ambos corredores se beneficiaron de la publicidad que les reportaba el anuncio de sus duelos. Sus luchas encarnizadas en los circuitos e incluso sus cruces de declaraciones fueron un lujo para el ciclocross belga. Pero, como decíamos, en 2004-2005 el panorama fue radicalmente distinto: Nys obtuvo 25 victorias, todas las clasificaciones de regularidad y el ansiado título mundial, conseguido en el nevado circuito de Sankt-Wendel. El Caníbal de Baal había nacido. Esa campaña y las siguientes fueron las mejores del flamenco (27 victorias en 2005-2006; 30 en 2006-2007; 21 en 20082009 con Superprestigios y Copas del Mundo inluidas). Pese a que no ganó ningún mundial esas temporadas y a la aparición de nuevos rivales como Lars Boom y Niels Albert, Nys seguía siendo el rey.Y hasta tal punto que en aquellos años la UCI comenzó a preocuparse por el dominio de belga. Vista la superioridad técnica del Caníbal se hicieron algunas modificaciones reglamentarias como la limitación de obstáculos artificiales en los circuitos (que aprovechaba Nys para pasarlos sin bajarse de la bici y hacer diferencias) y la regulación de la anchura de los circuitos. “El Caníbal” tuvo que reinventarse. Trabajó la fuerza y la velocidad y continuó en la cima. Agradecimientos Iñaki Sáenz por sus textos en Barra libre. Manuel González por sus ilustraciones para Barra libre, Puertos en blanco y negro y Enfants terribles. Oier Alberdi y Joseba Olaso por su colaboración y fotografías en Siguiendo la Pista. Javi Cortés por ser un fiel escudero en Rutas bizarras. Juan Ramón Cendrero por sus textos en Farolillo rojo. Contacto [email protected] http://rotapunctatis.cc facebook.com/rotapunctatis twitter & instagram: @rotapunctatis issuu.com/rotapunctatis Diciembre 2015