Revista Arthros nº2/2005
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Revista Arthros nº2/2005
Volumen II - Edición especial A2457.13 Inestabilidad rotuliana Arthros DIRECTOR A. Rodríguez de la Serna Consultor de Reumatología. Servicio de Reumatología Hospital de la Santa Creu i Sant Pau Barcelona COMITÉ EDITORIAL Juan Majó Jefe de Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología. Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. Barcelona Enric Caceres Palou Jefe de Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología. Hospital del Mar. Barcelona Luis Munuera Jefe de Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología. Hospital La Paz. Madrid Gabriel Herrero-Beaumont Cuenca Jefe de Servicio de Reumatología. Fundación Jiménez Díaz. Madrid Federico Navarro Sarabia Jefe de Servicio de Reumatología. Hospital Universitario Virgen Macarena. Sevilla Pere Benito Ruiz Jefe de Servicio de Reumatología. Hospital del Mar. Barcelona Francisco Blanco García Jefe Clínico de Reumatología. Hospital Juan Canalejo. La Coruña Isidro Villanueva Investigador Clínico. Universidad de Arizona. Toucson. USA © 2005 P. Permanyer Mallorca, 310 - 08037 Barcelona Tel.: 93 207 59 20 Fax: 93 457 66 42 E-mail: [email protected] Dep. Legal: B-8.735/2004 Ref.: 227BC035 Impreso en papel totalmente libre de cloro Impresión: Comgrafic Este papel cumple los requisitos de ANSI/NISO Z39.48-1992 (R 1997) (Papel Permanente) Reservados todos los derechos. Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ninguna parte de esta publicación, ni almacenarse en un soporte recuperable ni transmitirse, de ninguna manera o procedimiento, sea de forma electrónica, mecánica, fotocopiando, grabando o cualquier otro modo. La información que se facilita y las opiniones manifestadas no han implicado que los editores llevasen a cabo ningún tipo de verificación de los resultados, conclusiones y opiniones. Arthros Sumario Edición especial. Inestabilidad rotuliana Editorial La inestabilidad rotuliana. ¿Tratamiento «recurrente»? 5 Artículos de revisión Anatomía y fisiología femoropatelar: una tendencia a la inestabilidad Inestabilidad rotuliana 7 19 Editorial La inestabilidad rotuliana. ¿Tratamiento «recurrente»? C. VILALTA Fue precisamente un caso de inestabilidad rotuliana grave en un adolescente que inició el tratamiento quirúrgico de las afecciones femoropatelares. Roux practicó, en 1888, una intervención de transposición medial del tendón rotuliano con fijación perióstica del mismo y sección distal del vasto lateral. Esta cirugía marcó el inicio de una actitud terapéutica fundamental en el tratamiento de las inestabilidades rotulianas: los métodos correctores infrarrotulianos, que modifican la inserción distal del tendón rotuliano. Los siguientes años sólo trajeron variaciones a este procedimiento básico. La idea siguió inamovible, o sea, que el progreso fue escaso. Goldwaith, en 1904, propuso la transposición medial de la mitad externa del tendón rotuliano; Elmslie, en 1914, y Trillat, en 1964, realizaron la transposición medial con una osteotomía de la tuberosidad tibial anterior (TTA) que atornillaron a la cara medial de la tibia. Como complemento a la medialización, Hauser, en 1938, y Smillie, en 1951, descendieron al mismo tiempo la tuberosidad, con el objeto de bajar la patela para estabilizarla mejor, añadiendo este último un detalle técnico de sujeción de la pastilla ósea medializada que evitaba la colocación de una síntesis. Las intervenciones de «Roux-Hauser» o de «Elmslie-Trillat» han gozado de una larga prevalencia C. Vilalta Unidad de Rodilla (ICEMEQ) Hospital Clínico de Barcelona Barcelona en la cirugía patelar, no tan sólo para su estabilización sino para el tratamiento de ciertas artrosis femoropatelares, con evidente ampliación de sus indicaciones, que a la luz de los actuales conocimientos no estaba plenamente justificada. Esta cirugía tenía preceptos tales como situar la TTA por debajo de su inserción normal, colocar el tendón en la posición adecuada para que la rótula se encuentre en su situación normal entre los cóndilos o no descender más de 2 cm la TTA, que no tenían en consideración el estado del cartílago rotuliano y troclear, la anulación del ángulo Q o la sobrecarga mecánica de la faceta rotuliana medial por excesiva traslación. Estas «realineaciones distales» del aparato extensor sufrieron un progresivo descrédito cuando se comprobaron sus resultados clínicos, pero, sobre todo, cuando Maquet, en 1963, expuso la teoría matemática de la presión femoropatelar y mostró cómo el descenso y el retraso de la TTA para aplicarla contra la pared medial de la metáfisis de la tibia provocaba un aumento de la presión sobre el cartílago de la rótula, que a medio plazo es origen de dolor rotuliano y degeneración de su cartílago. Esto marcó el fin de estas intervenciones, que, por otra parte, en ocasiones «corregían» la rótula en exceso y provocaban una subluxación medial, puesto que la magnitud de la traslación era totalmente empírica. Por otra parte, y paralela a las opciones que hemos señalado, la estabilización rotuliana fue el objetivo de otra tendencia quirúrgica: los métodos correctores suprarrotulianos, iniciados por Krogius, en 1904, mediante la traslación lateral de un pedículo aponeurótico del alerón y del vasto mediales con el cierre en plicatura del ale- 6 Arthros rón medial, lo cual soslayaba el problema de la fisis proximal de la tibia. reemplazar dicho cálculo que realiza con mayor precisión. Este método intentaba retener directamente la rótula en lugar de modificar su trayecto guiando el recorrido a través del tendón rotuliano. Otro hecho ha sido ya mencionado anteriormente: los estudios de Maquet sobre la presión femoropatelar y su variación según el adelantamiento de la TTA. Las traslaciones han dejado de retrasar distalmente el tendón rotuliano, manteniéndolo a su nivel o inclusive lo adelantan (Lord, en 1977; Blaimont, en 1980, y Fulkerson, en 1983). Galeazzi, en 1921, basándose en la acción directa sobre la rótula, propuso la tenodesis de la misma con el semitendinoso que conservaba su inserción distal. Lexer, en 1931, y Max Lange, en 1951, propusieron también la tenodesis patelar con tendones de la pata de ganso desinsertados distalmente, a semejanza de lo que se realizaba para la rodilla paralítica. Establecidos ambos métodos infra y suprarrotulianos, aparecieron las combinaciones de ambos en la cirugía de la inestabilidad rotuliana. La tendencia más clara fue actuar sobre la rótula, con mayor o menor fortuna, pero en las inestabilidades graves no tan sólo el aparato extensor presenta un mal recorrido, sino que existe una deformidad troclear con insuficiente retención por parte de la vertiente lateral, que se suma a las causas musculotendinosas existentes. La cirugía troclear correctora comenzó con Albee en 1915, el cual propuso una osteotomía elevadora de la tróclea lateral con colocación de un injerto óseo que la mantuviera. Esta técnica demostró prontamente su ineficacia. En 1978, Masse vuelve a la corrección troclear proponiendo una excavación de su cauce, que también fue una técnica escasa en buenos resultados. Algunos hechos fundamentales hicieron que pudieran rescatarse técnicas antiguas, tal y como ahora se siguen utilizando. Una de ellas fue el cálculo de la distancia entre la TTA y el cauce troclear, que realizó Bernageau, en 1975, sobre radiografías y que proporcionó un elemento de medición para poder realizar con mayor fiabilidad las traslaciones mediales de la TTA sin anular el ángulo Q y basadas en una «necesidad anatómica» de tal corrección. La TC ha venido a Ficat, en 1973, propone como terapéutica básica de las inestabilidades rotulianas menores (SHPE) la sección y extirpación del alerón rotuliano externo, que se incorpora desde entonces como un gesto imprescindible asociado a otros en inestabilidades mayores. Finalmente, Insall, en 1979, sintetiza varios procedimientos de contención rotuliana proximal, mediante una mioplastia del vasto medial y con la sección del alerón externo y la plicatura del alerón medial. El tratamiento quirúrgico de la inestabilidad rotuliana se sigue moviendo de acuerdo con unas premisas establecidas hace más de un siglo, aunque sería injusto no reconocer que la biomecánica, la anatomía patológica, la rehabilitación y los progresos en el diagnóstico por la imagen no han aportado nada sustancial en su mejora, como así ha sucedido. Las inestabilidades rotulianas graves siguen sin hallar una solución plenamente satisfactoria, porque aparte del daño mecánico que representan clínicamente debe añadirse el daño biológico del cartílago articular, que cuando está establecido dificulta mucho más la obtención de resultados duraderos y en ocasiones se debe inclusive barajar la posibilidad de realizar una patelectomía, sobre todo cuando las condiciones anatómicas y tisulares son imposibles de controlar o los fracasos previos han sido desalentadores para paciente y médico. Artículo de revisión Anatomía y fisiología femoropatelar: una tendencia a la inestabilidad C. VILALTA BOU, L.M.A LOZANO LIZARRAGA Y J.C. MARTÍNEZ PASTOR RESUMEN La anatomía de la articulación femoropatelar condiciona que su funcionamiento sea el resultado de la acción de múltiples factores que aseguran la correcta biomecánica. El aparato extensor está desalineado con la rodilla en extensión completa, lo que se evidencia por la existencia del llamado ángulo Q, que suele ser de 10-15º. Esto, unido a la mayor solicitación hacia fuera de su alerón lateral, conlleva la tendencia de la rótula a escapar lateralmente, lo que Ficat denominó «ley del valgo». El equilibrio biomecánico de esta articulación depende del equilibrio dinámico de otros factores que podemos clasificar como «correctores» o que se oponen a la ley del valgo, y son: la progresiva disminución del valor del ángulo Q ligada a la rotación interna automática de la tibia con la flexión de la rodilla, a la acción retentiva de la tróclea femoral una vez la rótula se halla encajada en ella, la existencia de la presión femoropatelar que coapta ambas superficies articulares. La rótula realiza su recorrido con apoyo sectorizado con distintas porciones de tróclea, lo cual ha sido ampliamente estudiado. Estas áreas de contacto parece que están sujetas a variaciones entre el sexo masculino y el sexo femenino, siendo en estas últimas de menor tamaño, lo cual incidiría en la frecuencia de sobrecargas condrales en las mujeres. Los intentos de calcular el valor real de la presión femoropatelar han dado cifras dispares entre distintos autores, que han utilizado para ello cálculos matemáticos o huellas de presión sobre papel barosensible. El momento crítico de la mecánica rotuliana lo representa el inicio de la flexión de la rodilla, en la que la rótula debe colocarse centrada en la tróclea para iniciar el recorrido de la flexión. En este pasaje inicial, el complejo «alerón medial - vasto medial» parece que tiene su máxima importancia para el equilibrio rotuliano. Palabras clave: Equilibrio rotuliano. Biomecánica femoropatelar. Inestabilidad rotuliana. Presión femoropatelar. Ley del valgo. Factores estabilizadores rotulianos. Unidad de Rodilla (ICEMEQ, Director: Prof. S. Suso) Hospital Clínico de Barcelona Barcelona 8 Arthros EL APARATO EXTENSOR DE LA RODILLA La rótula está situada en la cara anterior de los cóndilos femorales y su papel es fundamental en la flexoextensión de la rodilla porque: a) refuerza el músculo cuádriceps en la extensión activa de la rodilla, al aumentar el ángulo de ataque del tendón rotuliano sobre la tibia; b) disminuye considerablemente la fricción del tendón cuadricipital, lo que facilita el deslizamiento del aparato extensor, y c) guía la contracción del cuádriceps, centrando las fuerzas divergentes de sus cuatro grupos musculares. La rótula está sólidamente amarrada a la cara anterior de la rodilla según un dispositivo cruciforme. Distalmente por el tendón rotuliano que desde su porción inferior se dirige a la tuberosidad tibial anterior (TTA). Lateralmente por el refuerzo capsular del alerón externo que se inserta en el epicóndilo lateral y por la expansión rotuliana de la fascia lata. Medialmente por el refuerzo del alerón interno que se dirige al epicóndilo medial. Proximalmente por el tendón cuadricipital, resultado de la fusión de los cuatro elementos musculares del cuádriceps: recto anterior, vasto medial, vasto lateral y crural. Las fibras superficiales del tendón del músculo recto anterior forman una cincha longitudinal, pasando en puente sobre la rótula para formar la capa superficial del tendón rotuliano y representan la inserción tibial directa del cuádriceps. Esto apoya la teoría del origen sesamoideo de la rótula, que se desarrolla en el interior del tendón cuadricipital (Vallois1, Sentís2) y tiene la particularidad de alejar el plano tendinoso de la tróclea femoral, mejorando considerablemente la eficacia del brazo de palanca del cuádriceps, como señala Ficat3. Este amarre cruciforme no es simétrico. Las fibras musculares que convergen en el tendón cuadricipital siguen la dirección oblicua que les impone la diáfisis femoral, que se separa de la línea media a medida que se acerca a la cadera, anatomía impuesta por la mayor anchura de la pelvis. Esto hace que exista un valgo femorotibial anatómico, valgo que seguirá la disposición del aparato extensor de la rodilla. La ubicación de la TTA hace que el tendón rotuliano presente asimismo una discreta oblicuidad, que acentúa el valgo anatómico, puesto que la TTA queda ligeramente lateral en la extensión de la rodilla. Figura 1. El ángulo Q traduce la desalineación del aparato extensor. Su valor es de 10-15º. Esta disposición anatómica conlleva la desalineación del aparato extensor. El denominado ángulo Q expresa dicha normal desalineación. Su valor suele ser de 10-15º (Fig. 1). Los estudios fisiológicos sobre la rodilla, que trascienden al comportamiento de la rótula, muestran que en la flexión se combinan los movimientos de rodamiento y de deslizamiento de los cóndilos sobre la meseta tibial, en relación con la longitud desigual de ambas superficies articulares. La flexión originada exclusivamente por el rodamiento condíleo se vería prontamente limitada al acabarse la superficie de la meseta tibial. La proporción entre rodadura y deslizamiento no es la misma a lo largo de todo el movimiento de Inestabilidad rotuliana 9 Figura 2. El recorrido rotuliano suele ser oblicuo hacia abajo y medial con la flexión de la rodilla. flexoextensión. A partir de la extensión completa, los cóndilos empiezan por rodar sin resbalar y más tarde el deslizamiento se hace más predominante sobre la rodadura, de tal manera que, al final de la flexión, el cóndilo resbala, sin rodar. Kapandji4, en relación con este fenómeno, considera que la longitud del rodamiento puro desde la extensión de la rodilla es distinto según se trate del cóndilo medial o del lateral y da las cifras de 15º para el medial y 20º para el lateral, a partir de las cuales la flexión de la rodilla se consigue hasta 140º mediante el deslizamiento sobre los platillos tibiales. Las cifras de rodamiento puro corresponden a la amplitud habitual de los movimientos de flexoextensión que se requieren para la marcha normal. En su completo recorrido, la rótula recorre un trayecto sobre los cóndilos femorales que se ha cifrado entre 5 y 8 cm, según diversos autores (Fick5, Kapandji4). Proyectada sobre un plano frontal, este trayecto dibuja una línea que Bouillet6 ha estudiado, sobre 100 casos, observando que en 36 casos es estrictamente vertical, en 49 ligeramente oblicua hacia arriba y hacia fuera (Fig. 2) y en 15 ocasiones es oblicua, si bien al llegar a los últimos grados de extensión activa se produce un brusco movimiento de traslación lateral, probablemente debida a una insuficiencia del vasto medial. En el plano lateral, la rótula realiza una translación circunferencial, girando sobre un eje transversal, ya que durante todo el movimiento de flexoextensión permanece aplicada contra la tróclea femoral y la escotadura intercondílea. Debido al retroceso de los cóndilos femorales por el rodamiento, al inicio de la flexión, la rótula retrocede en relación con la tibia, para seguir aplicada contra aquéllos, de manera que el tendón rotuliano se inclina 35º dorsalmente. FACTORES DE ESTABILIDAD Debe tenerse en cuenta que, tanto por la morfología articular femoropatelar como por la colocación de la rótula, no existe ninguna estabilidad intrínseca a esta articulación. Para asegurar la cinemática de la rodilla, la rótula precisa de sistemas estabilizadores extrínsecos. En el capítulo de la fisiología femoropatelar debemos considerar varios factores que contribuyen a proporcionar dicha estabilidad. Los agruparemos en: a) elementos óseos; b) elementos ligamentosos, y c) elementos musculares, que analizaremos a continuación. Elementos óseos El cauce troclear presenta dos vertientes convexas en todos los sentidos que convergen oblicuamente hacia atrás formando el sulcus, que sirve de guía al desplazamiento rotuliano. Ambas vertientes no son simétricas (Fig. 3). La vertiente lateral de la tróclea es más alta y más larga que la vertiente medial. La tróclea femoral es el segmento más funcional de la articulación con la rótula, pero no es el Arthros 10 Figura 3. Las vertientes trocleares son desiguales. La vertiente lateral es más alta que la medial, lo que aumenta el poder retentivo de la misma y estabiliza la rótula a partir de los 20º de flexión. único, ya que en la flexión superior a 90º el contacto articular se realiza con las rampas condíleas que continúan directamente el cauce de la tróclea, insinuándose en la escotadura intercondílea. tir del momento en que ésta comienza su recorrido sobre ella; la altura de la vertiente lateral es el fundamento de este poder retentivo y del buen recorrido rotuliano (Moro-oka7), aunque no el único, como veremos más adelante. El valor retentivo de la tróclea aumenta muy poco a medida que se progresa en la flexión de la rodilla. Elementos ligamentosos En extensión completa la rótula se aloja en una depresión redondeada situada por encima del borde superior de la tróclea lateral, que se encuentra tapizada por tejido fibroso y que parece prolongarla hacia arriba. Es una faceta de reposo para la rótula cuando la rodilla está en extensión completa. La cara posterior de la rótula presenta una parte distal no articular, que representa una cuarta parte de su altura, destinada a la inserción del tendón rotuliano y en relación con el paquete adiposo de Hoffa, y una parte proximal verdaderamente articular, que está dividida en dos facetas (medial y lateral) cuya inclinación angulada forma una cresta media que las separa. La cápsula articular en la rodilla no desempeña su habitual papel de estabilización como sucede en otras articulaciones. El volumen articular de la rodilla presenta una capacidad considerable, por lo cual la cápsula es laxa para permitir la existencia de grandes fondos de saco que aseguren la movilidad. Por contra, su aparato tendinoligamentoso es altamente diferenciado y eficaz. A nivel rotuliano ya hemos descrito su sistema de amarre cruciforme (alerones laterales e inclusión en el conjunto tendomuscular cuadricipital) que la integran en el aparato extensor de la rodilla. La forma y dimensiones de ambas facetas coincide con la de las vertientes y del cauce troclear, de manera que el ángulo que forman ambas suele ser de 130º (valores entre 120 y 140º) y la faceta externa es más larga que la interna. El alerón medial está formado por tres capas, de las cuales la más superficial sigue la aponeurosis del vasto medial hasta la aponeurosis del sartorio; la capa media, que se dirige al epicóndilo medial, y la profunda, que continúa la cápsula articular y forma el ligamento meniscorrotuliano (Warren y Marshall8). Adosada a la faceta interna puede existir una tercera faceta (odd facet de los anglosajones) cuya única misión es el apoyo a partir de los 120º de flexión de la rodilla (Fig. 4). El alerón lateral está formado por dos capas: la más superficial se dirige al epicóndilo lateral, mientras que la profunda se dirige a la fascia lata (Fulkerson y Gossling9). La forma anatómica de la tróclea es un elemento primordial en la estabilización rotuliana a par- El papel estabilizador del alerón medial se realiza, sobre todo, en los 20º primeros de la flexión, Inestabilidad rotuliana 11 Figura 4. Esquema de la cara articular de la rótula. La cresta media divide ambas facetas que son desiguales. En el margen medial existe la odd facet destinada al apoyo a partir de los 100º de flexión. juntamente con la tonicidad del vasto medial, los cuales neutralizan la excesiva solicitación lateral de la rótula, en un momento en el que la tróclea no tiene aún acción retentiva (Amis10). Elementos musculares Están representados casi exclusivamente por el cuádriceps y actúan sobre el plano frontal y fundamentalmente en el plano sagital. En el plano frontal la acción del cuádriceps tracciona la rótula hacia arriba y hacia fuera en razón de la dirección de sus fibras musculares. El vasto lateral y el recto anterior suman sus acciones en tal sentido. El crural la tracciona directamente hacia arriba y solamente el vasto medial, a través de sus fibras más distales, que tienen una dirección casi transversal y toman inserción muy cercana al borde rotuliano superointerno, la tracciona hacia arriba y medialmente. Esta acción del vasto medial es esencial en los 15º últimos de extensión, cuando se produce el atornillamiento de la rodilla y la TTA se coloca más externa, aumentando el valgo del aparato extensor. En el plano lateral la estabilización muscular de la articulación femoropatelar se logra mediante la aparición de la llamada por Bizou11 «componente de reflexión», que es la fuerza resultante de la contracción del cuádriceps y de la del tendón rotuliano (Fig. 5). La componente de reflexión aplica fuertemente la rótula contra la tróclea, dirigiéndose hacia el eje transversal de flexoextensión. Esta presión de la articulación femoropatelar es variable y depende de la fuerza del cuádriceps, a la cual se opondrá otra de la misma magnitud del tendón rotuliano y del grado de flexión de la rodilla. En una sección sagital de la rodilla, los tendones cuadricipital y rotuliano se insertan sobre la cara anterior de la rótula, lo cual hace que aun en extensión y en reposo estos tendones forman un ángulo de vértice anterior y que el simple tono muscular tiende a aplicar la rótula contra el fémur. Esta fuerza femoropatelar aumenta de valor rápidamente con la flexión de la rodilla. Ficat12 ha sistematizado claramente el concepto de «equilibrio inestable» de la rótula, que define con precisión su cualidad más sobresaliente y a la vez la que origina gran parte de su enfermedad. La rótula está sometida a una solicitación lateral por la acción del aparato extensor valguizado, por la mayor tonicidad del alerón externo y por las expansiones de la fascia lata. Esta suma la denomina Ficat: «ley del valgo» (Fig. 6). Son los factores desequilibradores de la rótula. A ellos se oponen: la mayor altura de la vertiente troclear lateral, la resistencia del alerón medial, el tono del vasto interno y la existencia de la componente de reflexión, que representan los factores equilibradores de la rótula. En razón de la variabilidad de la componente de reflexión y de la mayor continencia anatómica de la tróclea, los 20º primeros de flexión de la rodilla son los más comprometidos para la articulación femoropatelar, ya que en ellos el valgo del aparato extensor es máximo, comienza el contacto troclear ,con lo cual su poder de Arthros 12 Figura 5. Esquema de la componente de reflexión que aplica la rótula contra la tróclea y es un elemento estabilizador de la misma. retención es escaso y el valor de la componente de reflexión es mínima. Parece ser que es en este pasaje cuando actúa el complejo «alerónvasto» medial; al mismo tiempo la tibia comienza la rotación interna automática, el ángulo Q decrece y la tróclea y la componente de reflexión toman paulatinamente el relevo de la estabilización. La inversión de estos factores aparece cuando la tibia ha acabado el movimiento de rotación ligado a la flexión, la TTA se coloca más medial y el ángulo Q se anula a 90º y la fuerza de presión rotuliana y continencia troclear son máximas. REPERCUSIÓN MECÁNICA EN EL CARTÍLAGO ROTULIANO pudiendo alcanzar los 6 mm, lo cual le otorga una notable capacidad de compensación de desigualdades pasajeras de presión. Por ello, el cálculo del valor de la componente de reflexión ha sido ensayado por numerosos autores. Durante el movimiento de flexión y extensión la presión femoropatelar no se transmite por toda la superficie cartilaginosa de la rótula, sino que el apoyo es sectorizado, de tal manera que, en líneas generales, cuando la rótula se encaja en la tróclea, al inicio de la flexión y hasta los 30º, es el 1/3 distal el que apoya. Hacia los 60º la zona de apoyo asciende al 1/3 medio y a los 90º la zona de carga es el 1/3 superior. En el capítulo de la mecánica de la articulación femoropatelar deberemos considerar, pues, dos apartados: a) las áreas de contacto y zonas de carga y b) el valor de la componente de reflexión. Las distintas presiones que se ejercen sobre la articulación femoropatelar pasan a través del cartílago articular, al cual se le exige una notable plasticidad y adaptación constante a las diversas situaciones de incongruencia o desequilibrio. ÁREAS DE CONTACTO Y ZONAS DE CARGA FEMOROPATELARES El cartílago que recubre la rótula es el más grueso del organismo ya que en la zona de la cresta media su espesor dobla al del cartílago troclear, Este capítulo se basa fundamentalmente en la experimentación sobre especímenes. Inestabilidad rotuliana 13 Figura 6. Esquema de la solicitación lateral de la rótula. Ley de valgo. El primer autor que se interesó por este problema fue Wiberg13 haciendo secciones en rodillas de cadáver congeladas en varios grados de flexión. Este trabajo inicial no valoraba la carga, ni la tensión cuadricipital, pero fue el que abrió el camino a las ulteriores experimentaciones. Goodfellow, Hungerford y Zindel14 describieron un método de tinción con tinta china (método de Woods), con un montaje que mantenía el grado deseado de flexión articular mediante un peso en el vástago femoral y utilizando entre 2 y 10 kg para la experimentación. Ficat y Hungerford15 se basaron en el mismo método utilizando cargas inferiores a las fisiológicas, pero que consideraron útiles para delimitar la sectorización del apoyo rotuliano. De esta manera concluyeron afirmando que el primer contacto que realiza la rótula contra la tróclea es a los 10-20º de flexión en caso de que no exista una patela alta, que el primer contacto sería entonces a 30º de flexión. A 60º de flexión, la zona de contacto troclear ha descendido e inicia una figura bilobulada proximalmente y rectilínea distalmente que es una imagen en espejo de lo que sucede en el 1/3 medio de la rótula (Fig. 7 B). A 90º de flexión el contacto troclear se ha perdido y comienza el contacto condíleo, especialmente en el cóndilo externo, al mismo tiempo que la totalidad del 1/3 proximal de la rótula y aumenta asimismo la superficie de la zona de apoyo (Fig. 7 C). A 135º de flexión cambia el contacto. La faceta rotuliana medial está libre frente a la escotadura intercondílea y es la odd facet la que apoya en el borde externo del cóndilo medial y el margen externo de la faceta lateral contacta con el cóndilo externo (Fig. 7 D). La imagen del primer contacto es transversal a nivel de la tróclea femoral y discretamente bilobulada en el 1/3 distal de la rótula (Fig. 7 A). A partir de los 90º, el tendón cuadricipital contacta con la tróclea femoral. Goymann y Mueller16 atribuyen a este hecho un intento de repartir la presión articular, que aumenta considerablemente a partir de estos grados de flexión, en dos zonas: la femorocondílea y la tendotroclear. A medida que aumenta la flexión la zona de contacto se desplaza proximalmente en la rótula y distalmente en el fémur y aumenta su superficie. Huberti17 considera que el tendón rotuliano, a 120º de flexión de la rodilla, soporta 1/3 de la fuerza total femoropatelar. Arthros 14 Figura 7. Esquema de las áreas de contacto femoropatelares en su apoyo sectorizado dependiente de la flexión de la rodilla: A) a 30º; B) a 60º; C) a 90º, y D) a 120º. Muchos otros experimentos se han realizado para la obtención de imágenes fiables de las zonas de contacto femoropatelares. Townsend18 utiliza una galga extensiométrica para monitorizar el tendón cuadricipital y safraina al 1%. Fernández Fairén19 utiliza para determinar las áreas de contacto una malla de hilo que forma una retícula de 1 mm2 impregnada con una solución jabonosa de litio. Aglietti20 utiliza polímero, al igual que Seedhom21, Burnotte22 emplea poliuretano, Wagner23 emplea champú seco y Molina24 el papel barosensible Fuji Prescale. En relación con la extensión de la superficie del apoyo sectorizado de la articulación femoropa- Tabla 1. Autor Método Goyman Mattehws Mattehws Mattehws Aglietti Trent Seedhom Fernández Tinción Azul de metileno Azul de metileno Azul de metileno PMMA PMMA Silicona Lítio Flexion 60o 60o 60o 60o 60o 60o 60o 60o F.N. 111 118 245 1.472 1.110 666 876 842 N N N N N N N N Superficie 3,97 3,40 3,80 4,40 4,80 4,72 4,32 5,00 cm2 cm2 cm2 cm2 cm2 cm2 cm2 cm2 Inestabilidad rotuliana 15 P T P f f T R α α F P’ P’ α F α A o R Figura 8. Esquema del cálculo matemático de Rey. telar no existe un acuerdo unánime entre los autores que han experimentado en este sentido. Aglietti25 obtiene, mediante el empleo de PMMA, 2,59 cm2 a 30º, 49,72 cm2 a 60º y 5 cm2 a 90º, donde se muestra que no solamente se desplaza la zona de contacto sino que con la flexión aumenta para contrarrestar el aumento absoluto de presión a 90º. La tabla 1, modificada de Molina24, resume toda la experimentación en este terreno. En ella constan el método utilizado para determinar las áreas de contacto, el ángulo de flexión de la rodilla que se considera (en este caso se han tomado las determinaciones a 60º), la presión en Newtons y la superficie de apoyo hallada. En esta tabla se observa cómo existen notables variaciones, según los autores, el método empleado y la tensión del cuádriceps. Csintalan26, en una experimentación utilizando papel barosensible Fuji Prescale ha llegado a la conclusión de que las áreas de contacto femoropatelares son menores en el sexo femenino, con lo que la presión por unidad de superficie es sensiblemente mayor, al mismo tiempo que dichas zonas de contacto se modifican con la tensión del vasto medial, lo cual no sucede en los especímenes procedentes de varones. VALOR DE LA COMPONENTE DE REFLEXIÓN La componente de reflexión traduce la presión que se ejerce sobre el cartílago rotuliano y tro- clear, y el cálculo de la misma ha despertado el interés de numerosos investigadores de la articulación femoropatelar que ha dado cifras absolutas de presión, partiendo de experimentaciones y cálculos matemáticos. Furmaier27 considera que a 45º de flexión el valor de la fuerza femoropatelar es de 1.032 kg, y de 592 kg a 90º de flexión. French28 da igualmente unas cifras muy altas, del orden de 20 veces el peso corporal. Lacreuse29 obtiene tras su experimentación una presión de 400 kg a 45º de flexión, y de 900 kg a 90º. Bouillet6 considera que a 50º de flexión, para un sujeto de 80 kg de peso, el valor de la componente de reflexión es de 150 kg. Para realizar el cálculo matemático de la componente de reflexión debe asimilarse la rodilla a una polea sin rozamientos. Éste ha sido el modelo matemático utilizado por Rey30 y Bandi31. Rey da un valor de 6 cm al radio de dicha polea, que representa el valor medio entre 5 y 7 cm, que representan las variaciones máximas en el curso del movimiento de la rodilla (Fig. 8). Para 45º de flexión, la fuerza de la componente de reflexión es de 300 kg, según estos cálculos de Rey, corroborados por Ficat3. A través de una fórmula matemática y a partir de la construcción de un paralelogramo de fuerzas, Bandi calcula el valor de la componente de reflexión (Fig. 9). Arthros 16 A a M1 αF F h γ y Z C X r M2 B T αT a Figura 9. Esquema del paralelogramo de fuerzas que utiliza Bandi para el cálculo matemático de la presión femoropatelar. No obstante, a pesar de la complejidad de tales modelos estáticos matemáticos, el cálculo de la presión femoropatelar realizado con estos métodos no tiene en cuenta las tensiones ligamentosas y capsulares, ni la aceleración y desaceleración. Reilly32 realizó un cálculo de presión femoropatelar, llegando a la conclusión de que dicha fuerza es 0,5 veces el peso del cuerpo al caminar y 3,3 veces al bajar escaleras. El método matemático del cálculo de la presión rotuliana presenta todas las limitaciones enumeradas anteriormente, por ello la experimentación ha tomado el relevo para poder aclarar la incógnita de la presión femoropatelar. Perry33 colocó captadores extensiométricos en la faceta externa e interna de la rótula y llegó a la conclusión de que a 15º de flexión la presión era 0,3 veces el peso corporal, a 30º era 0,8 veces, a 45º era 1,2 veces, y a 60º era 2,1 veces el peso del individuo. Con la misma experimentación, Fernández19 obtuvo los resultados en valores de presión absolutos, que figuran en la tabla 2. Tabla 2. Ángulo de flexión 30o 45o 60o 90o Presión F.P. 20,6 30,3 67,7 123,3 kg kg kg kg Inestabilidad rotuliana Estos valores están más acordes con la capacidad del cartílago de deformarse bajo la presión articular y servir de amortiguador para la transmisión de la carga en la articulación. BIBLIOGRAFÍA 1. Vallois H. La valeur morphologique de la rotule chez les mammifères. Bull Mem Soc Anthrop Paris 1917. 2. Sentís J. Contribución el estudio de la patogenia de la luxación congénita de la rótula. Tesis doctoral. Universidad de Barcelona; 1976. 3. Ficat P. Patologie fémoro-patellaire. París: Masson & Cie; 1970. 4. Kapandji IA. Cuadernos de fisiología articular. Tomo II. Barcelona: Toray-Masson; 1974. 5. Fick R. Handbuch der anatomie und mechanik der gelenke. G. Fischer. Ed. Jena; 1910. 6. Bouillet R, Van Gaver P. L’arthrose du genou. Étude pathogénique et traitement. Acta Orthop Belg 1961;27:7-187. 7. Moro-Oka T, Matsuda S, Miura H, et al. 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Analysis or knee joint forces during flexed-knee stance. J Bone & Joint S (Am) 1977;57:961-7. Artículo de revisión Inestabilidad rotuliana C. VILALTA BOU, L.M.A LOZANO LIZARRAGA Y J.C. MARTÍNEZ PASTOR RESUMEN La estabilidad de la articulación femoropatelar está asegurada cuando las tensiones de sus alerones laterales están en equilibrio, el vasto medial es trófico, el ángulo Q dentro de los valores normales y la tróclea es continente. El fallo de uno o varios de estos elementos óseos o musculoaponeuróticos conlleva la aparición de inestabilidades de diversa importancia, desde el síndrome de hiperpresión externa hasta la luxación completa de la rótula. La exploración clínica puede detectar las condiciones de algunos de estos factores y reproducir la dinámica rotuliana pero los exámenes complementarios son de gran importancia puesto que permiten tener un concepto más exacto de la situación, de las causas y del tratamiento. Para ello se utilizan básicamente las radiografías en proyección lateral, el desfiladero femoropatelar y la TC. Las numerosas intervenciones propuestas (sección del alerón externo, reconstrucción del alerón medial, realineación proximal o distal, trocleoplastias) han dado resultados que oscilan entre el 79 y el 88% de buenos resultados, según la literatura. Recientemente, se está haciendo hincapié en la cirugía del alerón medial con buenos resultados mediante su reparación inmediata en las luxaciones traumáticas o en su reconstrucción en situaciones crónicas. Palabras clave: Inestabilidad rotuliana. Factores de la estabilización rotuliana. Clínica de las inestabilidades rotulianas. Radiología femoropatelar. Tratamiento de la inestabilidad rotuliana. Unidad de Rodilla (ICEMEQ, Director: Prof. S. Suso) Hospital Clínico de Barcelona Barcelona Arthros 20 CONCEPTO El correcto recorrido rotuliano (buen centrado y buena estabilidad) depende de una serie de factores que mantienen el equilibrio. Cualquier alteración de aquellos repercutirá en la posición normal de la rótula, que podremos constatar clínicamente y observarla en imágenes. Esta anómala situación influye en la óptima transmisión de la presión y origina el sufrimiento del cartílago articular. Las inestabilidades rotulianas son muy frecuentes y su manifestación coincide generalmente con la adolescencia y la juventud. Según la clasificación etiológica de las artrosis mecánicas, Ficat1,2 resalta la importancia de la inestabilidad articular, junto con las displasias e incongruencias y las sobrecargas. En la rótula, la falta de estabilidad es una situación que puede permanecer aislada (con las consiguientes manifestaciones mecánicas) pero que en la evolución provocará una artrosis femoropatelar, y a los inconvenientes físicos de la rótula inestable se añadirá más adelante el dolor, que aumenta la incapacidad de los pacientes e inclusive la dificultad del tratamiento. Este deterioro del cartílago debería evitarse mediante una exploración adecuada, para la que disponemos de suficientes medios y un tratamiento lo más etiológico posible, de manera que pudiera restablecerse el buen recorrido rotuliano y evitar con ello la sobrecarga condral. No todo el arco de movimiento de la rodilla es igualmente peligroso para la rótula. La corrección automática del ángulo Q y la aparición de la presión femoropatelar son elementos estabilizadores, así como la buena anatomía de la tróclea femoral. La estabilidad que produce el equilibrio de los alerones laterales, en los primeros grados de flexión, es el momento más comprometido. Senavongse y Farahmand 3, en un estudio biomecánico realizado, observan que en los primeros 20º de flexión se precisa una mínima fuerza para el desplazamiento lateral de la rótula, lo cual apoya el hecho clí- Lateral Medial Figura 1. Esquema del SHPE: báscula rotuliana lateral con distinta altura de las interlíneas femoropatelares y centrado rotuliano. nico de que el inicio de la flexión es el momento más delicado para el buen centrado del aparato extensor. TIPOS DE INESTABILIDADES Podemos clasificar las inestabilidades rotulianas en tres grados, de menor a mayor gravedad: el síndrome de hiperpresión externa, la subluxación y la luxación rotulianas. El denominado síndrome de hiperpresión externa (SHPE), descrito por Ficat4, es el resultado de una excesiva tensión del alerón lateral rotuliano, más grande, más grueso y más resistente que el alerón medial, que condiciona una basculación lateral de la rótula en los primeros grados de flexión. A partir de los 60º de flexión, la fuerza femoropatelar puede corregir este desequilibrio progresivamente (Fig. 1). Otros elementos implicados en la génesis del SHPE son: la laxitud del alerón medial y la hipotrofia del vasto medial que son incapaces de mantener la rótula en equilibrio cuando comienza su recorrido troclear. De hecho, no es propiamente una inestabilidad y, como el propio Ficat reconoce, es una «lateralización funcional» sin desplazamiento, con una faceta externa rotuliana Inestabilidad rotuliana 21 modo de subluxación permanente, sin recentrado con la flexión de la rodilla (Fig. 2). La evolución clínica del SHPE es lenta, y aunque la fase de malacia suele acontecer en pacientes jóvenes (síndrome álgico juvenil), la ulceración completa del cartílago suele acontecer en pacientes de mediana edad. Lateral Medial Figura 2. Esquema de la evolución del SHPE: la denominada «falsa subluxación». Descentrado permanente de la rótula por usura cartilaginosa de la faceta y de la tróclea laterales y tendencia al encabalgamiento. predominante y una tróclea que contiene el desplazamiento. El aumento de la presión se traduce por un sufrimiento del cartílago que inicia las lesiones malácicas en la región de la cresta media rotuliana y va extendiéndose a la totalidad de la faceta lateral. La evolución anatómica de este síndrome conlleva la fisuración y finalmente la ulceración del cartílago y ello ocasiona el desgaste progresivo del cartílago de la faceta lateral, el adelgazamiento de la interlínea externa hasta su desaparición y que la rótula se desplace lateralmente, perdiendo el centrado y encabalgándose sobre la tróclea externa, a El siguiente grado de inestabilidad rotuliana lo representa la subluxación, que se caracteriza por la existencia de un desplazamiento rotuliano lateral sobre la tróclea y que puede adoptar la forma de permanente o recidivante (con o sin resalte clínico). En su génesis intervienen no tan sólo el desequilibrio del alerón lateral y del complejo «vasto medial-alerón medial», sino que es fundamental que la vertiente lateral troclear es poco retentiva y permite la traslación de la rótula. Al inicio de la flexión, la rótula se encaja mal sobre la tróclea femoral porque hay una alteración del equilibrio de los factores que en este punto aseguran la estabilidad rotuliana. Aislados o combinados pueden encontrarse: una tensión excesiva del alerón externo, un aumento del ángulo Q (por la posición muy externa de la TTA o por la existencia de un genu valgo), una hipoplasia de la vertiente lateral de la tróclea y una displasia musculoaponeurótica que afecta al vasto interno, cuyas fibras no llegan al borde superointerno de la rótula, sino que existe un tracto aponeurótico de 1-2 cm, 30o 60o Hiperpresión Lateral Choque Medial Lateral Medial Figura 3. La subluxación de rótula puede originar artrosis en ambas facetas rotulianas: la lateral por hiperpresión y la medial por microtraumatismo repetido del cartílago. Arthros 22 A D B C E F Figura 4. Las más frecuentes variedades de rótulas: A) Wiberg I; B) Wiberg II (estadísticamente normal); C) Wiberg III; D) aplasia de la faceta medial (béret de chasseur); E) Baumgartl, y F) rótula en guijarro. con lo cual se pierde su acción favorable estabilizadora. La asociación con una patela distópica (patela alta) suele ser de frecuente observación en estos casos, así como la asociación «genu recurvatum-patela alta-laxitud ligamentosa» ha sido señalada clásicamente como una desfavorable condición anatómica del aparato extensor de la rodilla, que suele ocasionar una inestabilidad del mismo (Turek5, Smille6). En algunos casos, cuando la presión femoropatelar es superior a la fuerza lateraliza- dora se produce el recentrado rotuliano de manera brusca (resalte clínico). Este fenómeno no es frecuente, pero cuando se identifica es patognomónico de las subluxaciones. Aparte del síndrome doloroso, la percepción de este momento del recentrado rotuliano es de ayuda diagnóstica. Se manifiesta por un crujido al llegar a los 40-50º de flexión y que se repite siempre en el mismo pasaje de la flexión de la rodilla. Este fenómeno ha sido estudiado por Maldague7, el cual considera que los episodios de recentrado condicionan la degeneración Normal Hipoplasia lateral Plana Convexa Figura 5. Displasias trocleares que afectan a la vertiente lateral. Inestabilidad rotuliana 23 todo en aquellos pacientes que presentan alteraciones displásicas trocleares. LAS DISPLASIAS: CONDICIONANTES ANATÓMICAS La tróclea tiene un papel fundamental en las inestabilidades rotulianas. En condiciones normales es la que proporciona el «carril» que centra el recorrido rotuliano, y juntamente con la presión femoropatelar es la que toma el relevo de la estabilidad a las partes blandas perirrotulianas a partir de los 30º de flexión. Las malformaciones congénitas de la tróclea son las que facilitan el desplazamiento lateral del aparato extensor, especialmente aquellas que modifican su vertiente lateral, que puede variar desde la hipoplasia hasta la completa aplasia o inclusive el abombamiento (Fig. 5), sobre las que es difícil mantener el equilibrio y representan una «invitación» a la inestabilidad. Figura 6. Dinámica rotuliana: A) aspecto de rodilla puntiaguda por inestabilidad, y B) maniobra de Fairbank (subluxación lateral y flexión). precoz del cartílago de ambas facetas rotulianas: la faceta lateral por hiperpresión y la faceta medial por los microtraumatismos contra la vertiente troclear, en cada recentrado (Fig. 3). La más grave inestabilidad la representa la luxación rotuliana, ya sea congénita o recidivante. En ambos casos existe una displasia musculoaponeurótica y una capacidad retentiva de la tróclea disminuida o inclusive nula, debido a una malformación congénita (hipoplasia o aplasia de la vertiente lateral) que suele asociarse también a una displasia rotuliana (Fig. 4). En muchos casos, esta pérdida de contacto entre fémur y rótula puede ser aguda traumática y suele acompañarse del desgarro del alerón medial, y la ausencia de tratamiento reparador inmediato puede condicionar la aparición de luxaciones recidivantes, sobre Al mismo tiempo pueden también coexistir malformaciones de la rótula, especialmente aquellas que presentan una aplasia de la faceta medial (rótula en béret de chasseur) o que son planas (rótula en guijarro), como veremos cuando hablemos de radiología. CLÍNICA El cuadro clínico viene dominado por dos tipos de síntomas: los episodios de inestabilidad rotuliana (subluxación-recentrado o luxación) y el síndrome doloroso rotuliano con sus síntomas satélite (derrames intermitentes, crujidos, amiotrofia cuadricipital y limitación funcional de la rodilla). Ante esta anamnesis, la exploración clínica debe contemplar la presencia de varios signos que nos ayudarán a establecer una orientación diagnóstica, a partir de la cual deberán solicitarse exploraciones complementarias, merced a las cuales podrá establecerse el diagnóstico completo, el pronóstico y el tratamiento. Arthros 24 Figura 9. Valoración del trofismo del vasto medial y de su nivel de inserción distal. Figura 7. Determinación clínica del ángulo Q: a) en extensión, y b) en flexión de 90º. de la aprensión», es patognomónica de las inestabilidades rotulianas. Debemos señalar que este error de denominación se ha perpetuado, a pesar del propio Smille, que nunca la mencionó como propia. Figura 8. Valoración de la tensión del alerón lateral de la rótula. Con la rodilla en extensión y relajación del cuádriceps se imprime a la rótula una subluxación lateral, y al inicio de la flexión pasiva de la rodilla el paciente experimenta la sensación de inminente luxación de rótula y no deja continuar la flexión (Fig. 6 b). En ocasiones esta maniobra despierta también una sensación dolorosa. Valoración de la estabilidad rotuliana Sucesivamente expondremos las distintas maniobras clínicas que nos permiten: a) valorar la dinámica rotuliana; b) valorar la estabilidad femoropatelar, y c) valorar el sufrimiento del cartílago rotuliano. Valoración de la dinámica rotuliana Deberá observarse el recorrido rotuliano en la flexoextensión de la rodilla para la búsqueda de resaltes, episodios de recentrado brusco (que suceden hacia los 40º de flexión y que se acompañan de un crujido ostensible o la impresión de báscula externa (rodilla puntiaguda) durante el movimiento articular (Fig. 6 a). La clásica maniobra de Smille, descrita por Fairbank8 en 1937, con el nombre de «signo Algunos de los factores que influencian la estabilidad patelar son asequibles a la valoración clínica y para ello determinaremos aquellos que son desfavorables (ángulo Q y alerón externo, que constituyen los elementos de la «ley del valgo») y aquellos que son favorables (vasto medial y alerón medial). La existencia del ángulo Q es normal. Su valor en extensión es de 10-15º y en flexión desaparece (Fig. 7), alineándose el aparato extensor. Su aumento de valor o su persistencia en flexión traduce una exagerada colocación lateral de la TTA o un valguismo del miembro inferior, con la consiguiente acción lateralizadora sobre la rótula. El alerón lateral se valora mediante la percepción de su tensión, con la rodilla en extensión completa y el cuádriceps relajado, observando el desplazamiento lateral que Inestabilidad rotuliana 25 Figura 10. Maniobras clínicas rotulianas: A) palpación de las facetas; B) signo del cepillo; C) signo del balanceo, y D) presión continua femoropatelar. puede imprimirse a la rótula (Fig. 8), que, en casos de hipertonía de dicha estructura, no permite apenas el desplazamiento lateral (rótula fijada). Entre los factores favorables, la clínica es asequible de valorar el trofismo, el nivel de inserción, el relieve y la calidad de la contracción del vasto medial (Fig. 9). Esta valoración debe hacerse por comparación contralateral. Finalmente, la funcionalidad y resistencia del alerón medial se valora con la rodilla flexionada 30º, imprimiendo a la rótula una subluxación lateral que, si alcanza los 2 cm de traslación, indica una insuficiencia del alerón medial y es un criterio objetivo de inestabilidad rotuliana (Tanner9). Valoración del sufrimiento cartilaginoso Figura 11. Patela alta: ejemplo de las mediciones de Insall-Salvati y Caton-Deschamps. Se realiza mediante maniobras que despiertan dolor rotuliano (síndrome local doloroso). Arthros 26 Para realizar estas maniobras se requiere la extensión de la rodilla y la relajación muscular del cuádriceps. Para realizar la palpación de las facetas rotulianas aprovechamos la particularidad de que la rótula puede desplazarse sobre la tróclea y sobre su fosita de descanso, y subluxada lateralmente se presiona su borde lateral, se realiza la subluxación medial y se presiona su borde medial. En caso de existir una lesión del cartílago, estas palpaciones de las facetas despiertan dolor. C Figura 12. A) Línea del fondo de la tróclea normal; B) displasias trocleares, y C) radiografía de una displasia tipo I con signos de artrosis. Existen numerosas descritas y no todas tienen igual significado. Lo más importante es que el paciente reconoce el dolor provocado como el mismo que nota espontáneamente. Las maniobras del cepillo y del balanceo aprovechan igualmente la movilidad rotuliana con la rodilla extendida y el cuádriceps relajado; dichas maniobras consisten en despertar dolor o sensación de frotamiento áspero entre las superficies articulares de rótula y tróclea femoral al desplazar la rotula manualmente en el sentido del eje del miembro (cepillo) o perpendicularmente al mismo (balanceo). Estas maniobras son altamente fiables, aunque si existe una rótula alta, el frotamiento del cartílago rotuliano se realiza sobre la sinovial de la cara anterior del fémur y la sensación que se obtiene puede falsear la positividad de las maniobras. La maniobra de la presión continua femoropatelar se basa en el sufrimiento cartilaginoso que se produce cuando se aplica presión sobre la rótula. Para hacer esta prueba se aplican con fuerza ambas manos sobre la cara anterior de la rótula con intención de provocar dolor. Esta maniobra es diagnóstica en algunas escuelas, pero nosotros hemos visto que es inconstante, por lo que no le damos valor definitivo (Fig. 10). Figura 13. A) Imagen radiográfica del SHPE. Nótese la báscula rotuliana y la conservación de su centrado, y B) su evolución por desaparición del cartílago de la hemiarticulación femoropatelar lateral, su descentrado («falsa subluxación») y la presencia de osteófitos marginales. Inestabilidad rotuliana 27 Figura 14. Subluxación rotuliana. Obsérvese el fenómeno del recentrado a 60º en una rótula tipo Wiberg III y la presencia de osteófitos en ambos bordes rotulianos. Figura 15. Tróclea plana en la imagen del DFP. Durante la intervención se comprueba que el cartílago le da un aspecto abombado en la realidad. RADIOLOGÍA calcular la altura patelar, evidencia la displasia troclear e inclusive la posición de la rótula. La radiología convencional (especialmente la proyección lateral exacta) permite La altura patelar se mide por el índice de Insall-Salvati10 o el índice de Caton-Deschamps11, que calculan, el primero, la lon- Figura 16. Luxación traumática de rótula. Lesión del alerón medial. Figura 17. Calcificación del alerón medial, que es un signo evocador de luxaciones recidivantes. Arthros 28 TTA CT Figura 18. Esquema del cálculo TA-CT sobre imágenes de TC. gitud del tendón rotuliano en relación con la longitud de la rótula, y el segundo la verdadera posición rotuliana, sin tener en cuenta la longitud del tendón rotuliano, que puede sufrir variaciones según la situación de la TTA, por lo que la medición relaciona la longitud de la superficie articular de la rótula y el ángulo anterosuperior de la tibia (Fig. 11). La displasia troclear puede observarse en una proyección lateral estricta, valorando la línea radiográfica que corresponde al fondo de la misma y su relación con los contornos trocleares de ambas vertientes superpuestos (Malghem12). En condiciones normales la línea del fondo troclear sigue a la línea de los cóndilos, pero si existe una displasia, la línea de la tróclea contacta con la línea condilar, y, dependiendo de la importancia de aquélla, el contacto se realiza más distal (Fig. 12). El desfiladero femoropatelar (DFP), descrito por Ficat y Phillipe13, es la exploración radiológica que nosotros utilizamos y que se basa en la obtención de tres clichés radiográficos de ambas rodillas simultáneamente, en una vista axial femoropatelar a 30, 60 y 90º de flexión. P F 30o Figura 19. Esquema del cálculo de la inclinación troclear lateral sobre imágenes de TC. Inestabilidad rotuliana 29 FL FM L H M T Figura 20. Esquema de las mediciones más útiles en el DFP. El síndrome de hiperpresión externa rotuliana (SHPE) se caracteriza radiográficamente por la existencia, en el DFP, de una báscula externa rotuliana, conservando el buen centrado rotuliano en la tróclea. La evolución de este síndrome conlleva el progresivo desplazamiento lateral, la pérdida del centrado y el encabalgamiento sobre la tróclea externa (imagen de «falsa subluxación»), que en edad avanzada es la imagen clásica y más frecuente de la artrosis femoropatelar, con desaparición de la interlínea femoropatelar lateral, presencia de un osteófito periférico en el borde rotuliano externo y encabalgamiento de la rótula sobre la vertiente troclear lateral, sin recentrado en ninguna proyección (Fig. 13). La imagen que caracteriza la subluxación de la rótula es el descentrado rotuliano, con interlínea normal (cartílago normal) en la proyección a 30º, que se corrige en la proyección a 60º. Estas imágenes traducen la esencia de esta inestabilidad. Solamente cuando la flexión de la rodilla alcanza los 40-50º, la componente de reflexión (la presión femoropatelar) es suficientemente intensa para recentrar la rótula en su cauce normal. La subluxación rotuliana es causa de artrosis femoropatelar en su evolución, por ello sue- len observarse imágenes de artrosis globales en la evolución de este síndrome. La radiología suele coincidir con la clínica. El inicio de presentación de la subluxación rotuliana es juvenil y no suele acompañarse de gran síndrome álgico sino simplemente de los crujidos si existen episodios bruscos de recentrado y de una sensación de «fallo» o molestia de la rodilla. Cuando aparece el dolor rotuliano significa que ha comenzado el sufrimiento y la degeneración del cartílago y aparecen signos artrósicos en las radiografías (Fig. 14). Juntamente con el centrado rotuliano, el DFP permite valorar la existencia de una displasia rotuliana y troclear que suelen ser frecuentes y de importancia variable (Fig. 15). El mayor grado de inestabilidad rotuliana es la luxación de la rótula, congénita (luxación permanente) o adquirida (traumática o recidivante). El DFP muestra la falta de contacto entre fémur y rótula y la posición de ésta, generalmente aplicada contra el borde lateral del cóndilo (Fig. 16). La visualización de una osificación en el borde medial de la rótula es el signo inequívoco de la lesión del alerón medial (Fig. 17) o del arrancamiento óseo marginal en el momento de la luxación traumática. Arthros 30 PRUEBAS ESPECIALES La medición del ángulo Q, que traduce la posición de la TTA, es clínicamente aproximativo, pero puede valorarse con más precisión con la técnica que describieron Goutallier y Bernageau14, que luego ha sido reemplazada por la TC. Ésta permite valorar gráficamente en milímetros la distancia TA-CT (tuberosidad tibial-cauce troclear) con la rodilla en extensión, de manera que se realiza un corte axial sobre la extremidad distal del fémur para determinar la mayor profundidad del cauce medio troclear, que se superpone a otro corte sobre el extremo proximal de la tibia, donde la TTA es más prominente. La superposición de ambos cortes facilita el cálculo de la distancia entre ambas (Fig. 18). Su valor normal es de 10-15 mm, y cuando sobrepasa los 16 mm se considera que la TTA es excesivamente lateral, con la repercusión que ello tiene sobre el aumento del ángulo Q y la solicitación lateral sobre la rótula. La TC permite además observar y medir algunos parámetros (Beaconsfield15), que muchos autores no consideran significativos, no obstante para la medición de la displasia troclear mencionaremos solamente el denominado «ángulo de inclinación de la tróclea lateral», cuyo valor es de alrededor de 30º medido sobre la tangente a los cóndilos posteriores (Fig. 19). Figura 21. A) Esquema de la realineación proximal; B) esquema de la realineación distal; y, C) Traslación medial de la TTA y síntesis con un tornillo. El conjunto de mediciones establece el riesgo estadísticamente significativo de presentación de una inestabilidad rotuliana, como: genu valgo, patela alta, deformidad torsional de la tibia con la TTA muy externa y displasia troclear, más frecuentes en el sexo femenino (Walch16). UTILIDAD DE LAS MEDICIONES Las mediciones trocleares sobre la radiografía lateral creemos que son de inferior utilidad que las que proporciona la proyección axial del DFP, ya que éste permite calcular fundamentalmente: la relación de ambas facetas rotulianas (L/M = 3), el ángulo de ambas facetas (125-140º), el índice de profundidad troclear (LM/TH = 5,3), el ángulo de las vertientes trocleares (sulcus troclear) (125-140º) y la presencia de signos artrósicos (Fig. 20). INDICACIONES Y TRATAMIENTO La elección de un tratamiento adecuado para las inestabilidades rotulianas depende en gran medida del estadio evolutivo, de las causas y de la situación dinámica en la que se encuentra la rótula. Las variables y combinaciones son muchas y el criterio y la experiencia del cirujano prevalecen en el momento de elegir la terapéutica. Los tratamientos más empleados son: Inestabilidad rotuliana – La fisioterapia del vasto interno, para aquellas afecciones en las que existe una marcada atrofia del mismo como aparente responsable del SHPE o como primer intento para lograr un buen equilibrio en el recorrido rotuliano, inclusive en subluxaciones o luxaciones traumáticas. En adolescentes, la fisioterapia de musculación del vasto medial es la más habitual costumbre, no obstante en los pacientes en que fracasa o que tienen alto riesgo de luxación no debiera recomendarse aislada sino pensando en reparar o reconstruir el alerón medial (Beasley17). – La sección del alerón rotuliano externo, indicada en el SHPE en pacientes jóvenes en los que ha fracasado la musculación del vasto interno. Esta intervención descrita por Ficat es la más indicada para este tratamiento cuando el cartílago presenta una lesión cerrada malácica y debe tenerse en cuenta que su índice de buenos resultados disminuye cuando existe una daño cartilaginoso abierto (fisuraciones o abrasiones). – La reparación del alerón medial que se recomienda en aquellos casos de luxaciones traumáticas para restaurar su función estabilizadora, a pesar de la existencia de factores adversos como las displasias, ya que se considera como una lesión traumática ligamentosa, y no repararla aumenta la subluxación pasiva lateral de la rótula. En esta cirugía aguda debería también seccionarse el alerón lateral (Arendt18). A pesar de la delgadez del alerón medial, experimentalmente se ha demostrado que puede resistir tensiones del orden de los 208 N y que su acción retentiva sobre la rótula es importante (Amis19). El papel estabilizador primario del alerón medial y su lesión en las luxaciones recidivantes ha sido señalado recientemente y de ahí el interés creciente de realizar una cirugía de la estabilización rotuliana lo más anatómica posible, restaurando la función de dicho alerón medial (Hinton 20, Mikashima21). En lesiones crónicas, actualmente se está haciendo hincapié en esta estructura para el tratamiento de las inestabilidades rotulianas. Steensen22 ha descrito su isometría (la porción más isométrica va desde su inserción más distal en la rótula a la porción 31 más proximal de su inserción en el fémur), Smirk23 ha descrito los puntos óptimos de anclaje para realizar plastias o injertos, justo por debajo de la inserción superior en la rótula y algo distal al tubérculo del aductor en el fémur, e inclusive se han propuesto injertos libres de semitendinoso y otras técnicas de reconstrucción (Ellera24, Davis25). – La realineación del aparato extensor en aquellas situaciones en las que exista una subluxación, ya sea debida a displasia musculoaponeurótica y/o colocación excesivamente lateral de la TTA. El descenso del vasto interno y su lateralización devuelve su acción beneficiosa sobre la rótula. Este gesto debe ir precedido de la sección del alerón externo y de la plicatura del alerón medial. El conjunto del procedimiento se denomina «realineación proximal» (Insall26), puesto que actúa sobre los elementos perirrotulianos. Si se detecta una posición muy lateral de la TTA puede corregirse mediante una osteotomía medializadora que devuelva el valor normal a la TA-GT sin anular el ángulo Q. Este procedimiento se denomina «realineación distal» (Fig. 21). Estas realineaciones tienen su indicación cuando la cirugía de corrección en los alerones rotulianos ha fracasado (Arendt18). El desplazamiento medial de la TTA aumenta significativamente la presión del compartimento femorotibial medial, y la traslación debe utilizarse con precaución cuando el ángulo Q es normal, cuando existe un genu varo esencial o secundario a una meniscectomía medial o cuando existen signos de artrosis femorotibial medial (Kuroda27). Es frecuente realizar ambas realineaciones en los casos de desequilibrios muy graves, pero debemos poner atención en las posibles modificaciones exageradas de la posición de la TTA. – La trocleoplastia. Desgraciadamente no puede actuarse sobre la existencia de displasias rotulianas o trocleares (trócleas aplanadas). La trocleoplastia no ha dado los resultados que, a priori, se esperaba de ella. Tanto la elevación de la vertiente externa (Albee) como el hundimiento del sulcus (Masse) son intervenciones arriesgadas y de mediocres resultados porque no evitan el deterioro del cartílago rotuliano. Muchas Arthros 32 inestabilidades que se deban a trócleas displásicas no se benefician mucho de los procedimientos de realineación y siguen inestables en mayor o menor grado. de traslación medial de la TTA en 20 atletas intervenidos a la edad promedio de 18 años, obteniendo un 80% de buenos resultados. – La patelectomía se presenta como única alternativa viable para subluxaciones y luxaciones recidivantes debidas a displasias femorales que no retienen en absoluto la rótula sino que favorecen ampliamente su inestabilidad. La complicación específica y más frecuente de estos métodos de realineación rotuliana lo representa la aparición de una subluxación medial debida a una exagerada traslación de la TTA, anulando el ángulo Q, o la excesiva solicitación medial de las realineaciones proximales, con lo que suele aparecer dolor por condropatía medial de la rótula (Aglietti34) y el consiguiente fracaso del tratamiento quirúrgico. RESULTADOS Y COMPLICACIONES Los resultados de la cirugía de la inestabilidad rotuliana es muy difícil de resumir, puesto que existen muchas opciones quirúrgicas y muchas combinaciones entre éstas, disparidad en las series revisadas y en los baremos de valoración. Ésta es una tarea que sobrepasa la finalidad de este artículo. No obstante, conviene considerar algunas estadísticas significativas. La sección aislada del alerón externo tiene unas indicaciones limitadas al SHPE y siempre que no exista una fisuración o una ulceración del cartílago ya sea hecha por cirugía abierta o artroscópica. Para Spregel28 los buenos resultados son el 52% y en nuestra experiencia (Vilalta29) es del 60%, que desciende al 47% en casos de existir condropatías abiertas, resultados que coinciden con los obtenidos por otros autores como Fu30 y Shea31. La asociación con la plicatura del alerón medial parece que proporciona mejores resultados. Para Halbrecht32, que realiza ambas técnicas por artroscopia, el porcentaje de buenos resultados asciende al 93% de los casos. Ellera24 realiza una plastia con injerto de semimembranoso para rehacer el alerón medial, y en 16 rodillas obtiene: 11 resultados excelentes, tres buenos, uno mediocre y uno fracaso, lo cual muestra que la reconstrucción del alerón rotuliano medial puede ser una técnica que deba ser considerada en el futuro. Garth 33 combina la reparación del alerón medial, la sección del alerón lateral y la corrección del ángulo Q por osteotomía Las inestabilidades mayores de la rótula pueden originar un problema terapéutico que se demuestra por la cantidad de procedimientos existentes que deberían realizarse con los pacientes muy bien estudiados y pensando siempre en la posibilidad de no causar una yatrogenia con indicaciones desmedidas o poco meditadas. BIBLIOGRAFÍA 1. Ficat P. Cartilage et arthrose. París: Masson; 1979. 2. Ficat P. Artrosis femoropatelar. En: Artrosis. Fundación MAPFRE; 1985. 3. Senavongse W, Farahmand F, Jones J, Andersen H, Bull AM, Amis AA. Quantitative measurement of patellofemoral joint stability: force-displacement behavior of the human patella in vitro. J Orthop Res 2003;21(5):780-6. 4. Ficat P. Les déséquilibres rotuliens: de l’hyperpression à l’arhrose. París: Masson; 1973. 5. Turek SL. Orthopaedics: principles and their application. Filadelfia: JB Lippincott; 1977. 6. 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Usando los mismos parámetros que en el estudio actual, los autores habían observado previamente que los pacientes con artritis reumatoide poseen el mismo grado de incapacidad en las manos que los pacientes con artrosis, aunque sí presentaban los primeros un grado mayor de dolor (J Rheumatol 1996;26:1167; Osteoarthritis Cart 2001;9:570). Los resultados presentados y las conclusiones del estudio permiten establecer que no existen diferencias entre ambos grupos de pacientes con artrosis, y, por lo tanto, es un error establecer 33 comparaciones separadas entre los mismos en los ensayos clínicos. Asimismo, permite reafirmar la necesidad de realizar estudios comparativos para todas las variables observadas en la clínica, y, como en la mayoría de las ocasiones, las “impresiones” clínicas no se corresponden con la realidad, como es el caso actual de la percepción de que la afectación de la TPM es más incapacitante y sintomática que la de las IF. Finalmente, y aunque no se deriva directamente de este estudio, sino de otros previos de los mismos autores y utilizando las mismas herramientas de valoración, es importante señalar la importancia clínica y social de la artrosis cuando afecta a las manos –ya que la mayoría de las veces es tomada sólo como un problema estético, no solamente por médicos generalistas sino también por los especialistas del aparato locomotor, incluyendo reumatólogos, traumatólogos y rehabilitadores–, y cómo el grado de incapacidad que produce es similar al de la artritis reumatoide.