la algarabía del bowling - federacion venezolana de bowling
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la algarabía del bowling - federacion venezolana de bowling
“LA ALGARABÍA DEL BOWLING” PREÁMBULO El propósito de este escrito es aportar algún tipo de información adicional a los aficionados de esta interesante, agradable y amistosa actividad deportiva. Ha sido traducido y adaptado a los “venezolanismos” por Raúl Bustamante Pulido, jugador senior de segunda categoría afiliado a la Asociación de Bowling del Distrito Metropolitano, quien lo encontró en Internet en la página bowlingdigital.com, en el menú AMÉRICA. Su autor original en idioma inglés es el Sr. Ted Thomson, y seguidamente comienza la traducción: INTRODUCCIÓN El ambiente del Bowling en los días actuales puede ser tan complejo e impredecible como nunca antes en su historia lo ha sido. No nos estamos refiriendo al ambiente de los torneos semanales de ligas, clubes, etc.. en los que los jugadores participantes lo hacen como un medio de diversión y relax. Nos estamos refiriendo al ambiente de los torneos “profesionales” u “oficiales” controlados por las máximas organizaciones que rigen esta actividad de competencia deportiva en cada país, región o ciudad. En este tipo de medio ambiente deportivo, a la par de las premisas fundamentales tales como: los jugadores deben ser de “mente amplia” y en condiciones físicas apropiadas. Va la condición que las decisiones que sobre su manera de ejecutar cada jugada asumen los bolicheros modernos condicionará su percepción sobre si los resultados reflejados en los promedios obtenidos satisfacen, superan o no sus expectativas, o habrá que esperar el próximo torneo para evaluarlo. Este es el primero de una serie artículos que tratarán de aportar un poco más de luz a la información sobre las muchas variables que están presentes e influyen en el ambiente del bowling de hoy en día y porqué afirmo que deben ser de “mente amplia” o abierta y estar bien informados sobre el medio ambiente deportivo presente en cada evento o competencia. La información que pretendo aportar, es la clave para entender y así poder tratar de incrementar el rendimiento en esta actividad, reflejada en el promedio de pines derribados. PARTE I “ LA PISTA, LA CANCHA, O LA LÍNEA” No hay duda respecto a que las pelotas utilizadas hoy en día tiene un mucho mayor coeficiente de roce o fricción con la superficie de la cancha, una mayor potencialidad de reacción como “ganchos” o “curvas” en su rodamiento desde su entrega a la altura de la línea de foul hasta su impacto con los pines. Ésto es debido al diseño de su núcleo y al material de su acabado final lo cual hace que sean más reactivas y con accionares distintos ante las diferentes variables presentes en el ambiente físico del bowling. Hay diferentes tipos de películas de plástico y de uretano que al aplicárselos a la superficie de la pista, suavizan o disminuyen el coeficiente de fricción o lo aumentan. Las canchas duras más comunes en el mundo son las totalmente sintéticas (no de madera) con muchas formas distintas de construcción o instalación, así como de características particulares que influyen en el determinante coeficiente de fricción entre la pelota y la superficie. No es la intención la de profundizar en el detalle de las especificaciones técnicas de o en la fabricación, recubrimiento final o el coeficiente de fricción en este proceso de las canchas sintéticas, pero sí, la de alertar a los bolicheros que éstas diferencias en los procesos de instalación o de fabricación influyen en el resultado del cómo reaccionará determinada pelota en canchas aparentemente iguales, pero intrínsecamente distintas. 1 La United States Bowling Congress (USBC) ha elaborado estudios que demuestran que en algunas canchas sintéticas, cuando nuevas los promedios eran altos y con el correr de los años han ido aumentando llegando a límites superiores máximos y luego han venido desmejorando progresivamente. Asimismo en otras canchas, en las que los coeficientes de fricción han aumentado en el correr del tiempo, así han aumentado los promedios de los bolicheros habituales. En cuanto al acabado final, que determina la topografía de la pista, las técnicas modernas de arenado de las superficies de las tablas de madera, hacen que el acabado final sea mucho más nivelado, plano, simétrico que aquellas en el que se aplica un recubrimiento de material sintético. Cuando una bolera en particular, para su modernización, aplica un estricto programa de reacondicionamiento, con empresas y personal técnico debidamente especializado y calificado, los resultados estarán presentes en unas canchas más consistentes en su similitud topográfica final. Ésto ha generalizado un comentario aseverativo que dice “Una canchas de madera que han sido consistentemente reacondicionadas y recubiertas con apropiados materiales sintéticos, resultan mucho mejores que aquellas otras que son fabricadas y construídas enteramente sintéticas. Una persona puede pensar lo contrario cuando solamente se concentra en el perfil de un panel sintético mismo. Pero al pensar cuando una multiplicidad de paneles para hacer las pistas son adosados, pegados, juntados sobre estructuras de madera u otros materiales y más a menudo sobre bases fundacionales o estructuras viejas de madera es fácil apreciar el reto que significa el obtener una óptima nivelación en esos múltiples paneles adosados o instalados sobre las viejas canchas de madera. Es difícil, pero no imposible, el lograr la mejor nivelación posible. Las especificaciones técnicas vigentes fueron establecidas y escritas por EL USBC en el año 1934, para canchas de madera. Lo básico para esta regla específica es que establece que la nivelación de las canchas tiene una tolerancia de +/- 40/1000 de pulgada para poder ser certificada y aprobada como “apta” para competencias o torneos controlados por la USBC, que en nuestro caso serían los torneos federados, vale decir programados y controlados por la Federación Venezolana de Bowling. La idea, al establecer la norma, era que esos pequeñísimos desniveles y su influencia en el desenvolvimiento de la pelota en su desplazamiento, sirvieran para que el bolichero hiciera las correcciones en sus ejecuciones y lograr los strikes o impactar la zona. Estas variaciones en los niveles de las canchas dentro de la tolerancia del 40/1000 de pulgada son para las elevaciones y las depresiones en toda su longitud conocidas como “cimas” y “valles”. Sorprendentemente, esta regla del +/- 40/1000 de pulgada ha sido modificada en época muy reciente, porque ahora se lee, además de lo anterior, “sobre las 42 pulgadas en cualquier dirección”, pero solo para boleras totalmente nuevas o aquellas que están siendo cambiadas de madera a pistas con recubrimiento sintético. No obstante, en este respecto la inmensa mayoría de las boleras que son revisadas para su certificación, la inspección es realizada en tres lugares específicos a partir de la línea de foul, entre los 10 y 15, los 30 y los 40 y los 50 y 55 pies. Por supuesto, es obvio que los instaladores le prestan mayor atención a la nivelación en estas tres predeterminadas zonas. Existen muy buenas empresas y personal calificado excelente para la construcción de canchas sintéticas, pero hay una realidad irrefutable: “Las instalaciones serán tan buenas, como el tiempo que se invierta en construirlas”. Desde el advenimiento de las pista sintéticas, el lograr su nivelación con la consistencia adecuada ha sido una verdadera dificultad, ya que las herramientas y la tecnología para lograr una perfecta nivelación no está disponible todavía. Por mucho tiempo, un “liniero” y “Director de mantenimiento de Líneas”, de la PBA, Sr. Len Nicholson, ha dicho: “ Yo he visto canchas sintéticas instaladas entre 4 a 6 horas y y han quedado certificadas como aptas dentro de las especificaciones técnicas por el cuerpo de 2 inspectores. Esto ha sido en boleras en las que han cambiado la superficie, de rodamiento, superponiendo sintético, después que la superficie de la madera había llegado al final de su vida útil. No obstante cuando con el PBA Tours se comenzó la instalación en el lugar en el que se haría el espectáculo, compañías como la AMF o la Brunswick se han tomado hasta tres días para hacer sólo 4 pistas certificables, empleando para ello el personal instalador que disponen. Como casi conclusión, me permito decir que en su desplazamiento, la pelota va encontrando “cimas” y “valles” con diferencias casi microscópicas y sin ninguna uniformidad, lo que genera constantes diferencias en el coeficiente de fricción de la pelota. Tenemos el caso que, cuando en una actividad de certificación en el Centro de Entrenamiento de KEGEL, en el año 1999, los bolicheros del tope de la PBA: Parker Bohn III, Brian Voss y Jason Couch, comprobaron y demostraron que una variación en el nivel, tan pequeña como un 20/1000 de pulgada, o sea el 25% de lo permitido, afecta significativamente el patrón de desplazamiento de las muy reactivas pelotas de hoy en día. Las irregularidades en la nivelación de las pistas, causan que la huella que el aceite deja en la pelota y que se observa en el retorno, sea mayor o menor, lo que significa respectivamente mayor o menor coeficiente de fricción, trayendo como consecuencia una mayor o menor reacción ante el potencial de gancho de la reactiva pelota, y por ende impactos que pueden ser los no esperados en la zona de strike y hasta casos en que se ha hecho “canal”. Cuando los patrones del aceitado son diseñados para que las jugadas se hagan más hacia las tablas de los extremos, y coincide con que esas pistas tienen predominantemente “cimas” en esas tablas, es muy difícil logar que la pelota “agarre” y se dirija hacia la zona. Muchos patrones cortos son diseñados así y coincidiendo con el tipo de pistas ya antes mencionado lo que resulta en un verdadera dificultad el lograr promedios altos en los resultados. Asimismo, en patrones de aceitado del tipo largo, diseñados para que las ejecuciones sean más hacia las tablas centrales y coinciden con pista con “cimas” en esa zona, pareciera que hay un “aguante” en la pelota, lo cual trae como resultado un mayor número de lanzamientos erráticos cuando se ejecutan por allí. Por otra parte, en pistas que tienen “valles” en las tablas de los extremos, el desplazamiento y reacción de la pelota, en casos de patrones de aceitado largo, es similar al del patrón corto con “cimas” en los extremos. Como resultado final, en este contexto, es que las pistas en las que se obtienen los mejores resultados, son aquella en las que el desnivel es despreciable por lo bien niveladas que están y el patrón de mantenimiento corto es aplicado. En patrones de aceitado largos, no obstante, los “valles” pueden hacer que el juego sea mucho más difícil, porque las pelotas tienden a reaccionar mucho más. Desafortunadamente las canchas totalmente sintéticas, tienen un tipo consistente en su topografía, que el que se logren altos promedios, es un verdadero reto para el bolichero y un compromiso para el “liniero” a fin de que el patrón de aceitado diseñado sea el que ha sido correctamente aplicado a fin de que los promedios sean los esperados para tales condiciones de mantenimiento. Para los bolicheros participantes en torneos federados, considerando la línea en la que le corresponda iniciar su ronda y el patrón de aceitado establecido y aplicado, son aspectos determinantes para la selección de la pelota a utilizar y la tabla de referencia por la que jugará, porque de un para de canchas a otro, y de un día a otro y hasta en un mismo par de canchas las condiciones serán diferentes. Un escenario visto con frecuencia en torneos internacionales importantes, en todos los continentes, es que cuando las reacciones de las pelotas se perciben diferentes, la tendencia general es culpar al aceitado, cuando lo verdaderamente causante es la topografía de las 3 canchas con el correspondiente coeficiente de fricción con todo lo que implica y los jugadores mismos y la forman como están ejecutando sus jugadas. Los gráficos que se presentan a continuación corresponden a un par de canchas en una bolera que va ser inspeccionada para su certificación: La línea “izquierda” (left) está dentro de las especificaciones legales +/- 40/1000 de pulgada en toda su extensión, mientras que la línea “derecha” (right) tiene apreciables diferencias en su nivelación. En este caso, debido a las “cimas” de los extremos y en el medio, el área del punto de ruptura de la cancha derecha, ha sido siempre jugada la pelota como “cerrada” ( Tigther). Básicamente la pelota cae de la “cima” de la mitad de la pista y trata de subir a la que está más hacia el final, cerca de la zona de strike. Los jugadores de esta bolera, en estas canchas, manifiestan que siempre en este par las referencia por la que lanzan tiene diferencia de 4 a 5 tablas y utilizan la pelota menos reactiva en la pista de la derecha. Fíjese en los puntos de la cancha derecha que están dentro de las tolerancias de las especificaciones técnicas (los cuales no son muchos en este ejemplo) y compárelos con los correspondientes de la pista izquierda y notará que éstos últimos son mucho más nivelados. La Cía Kegel ha medido la topografía en más de 1000 canchas y analizado los promedios obtenidos en ellas en muchos torneos controlados por las federaciones. Han encontrado que las topografías y los correspondientes coeficientes de fricción son tan diferentes que han aparecido el “par de canchas misteriosas” que tienden a surgir en las boleras y no es que estén fuera de las especificaciones, sino que unas son más niveladas que otras y los jugadores se ajustan en su posición inicial en el approach y juegan por referencias diferentes obteniendo promedios a veces mejores, otras veces peores. Siendo equitativos y objetivos en el análisis, los bajos promedios en los torneos, se deben a la topografía irregular de las pistas adyacentes en un par, y los altos promedios, cuando ambas pistas del par son más iguales y el bolichero necesita hacer menos ajustes en sus lanzamientos. Nicholson (el autor del artículo) dice: Por la vía del ejemplo, en la gira de la PBA en un espectáculo televisado en Las Vegas, las canchas instaladas eran tan misteriosas que los promedios de los grandes bolicheros de la organización, daban tanta pena, que tuvieron que reemplazar las canchas para poder hacer el espectáculo televisado con los resultados en los promedios que eran esperados para ser exhibidos. Si algo podemos llevarnos de aprendizaje de este artículo (dice Nicholson) es que cada cancha de bowling tiene que ser analizada y considerada individual y específicamente, ya que cada una tiene sus particularidades. No considere el par, ni las asemeje a las otras canchas de la bolera. Lograr el equilibrio entre las presiones económicas para las organizaciones certificadoras de las pistas, el medio ambiente deportivo, los participantes como jugadores, las organizaciones 4 responsables por el control del torneo, el adecuado mantenimiento para el juego, es un reto inmenso y hace que nuestras manías deportivas recreacionales vayan y vengan y hay que estar pendientes de corregirlas continuamente para mantener el interés de todos. PARTE II “EL ACEITE” Hay aceites de baja viscosidad y aceites de alta viscosidad. Hay aceites con diferentes tipos y cantidades de aditivos que resultan como modificadores de los coeficientes de fricción, así como también influye el tipo de máquina (cochino) que se use para su aplicación en el acondicionamiento de las canchas. Hay aceites con tensiones variables en la superficie, lo cual influye en su adherencia o fijamiento en la superficie de la pista. El aceite mineral es utilizado como la base fundamental en muchos de los acondicionadores que se fabrican. Pero con el correr del tiempo el proceso de fabricación ha evolucionado. Los acondicionadores de hoy son una mezcla porcentual de ciertos aditivos específicos que con el aceite al que se añaden buscan incrementar la durabilidad del líquido acondicionador y su rendimiento final. Todos los tipos de acondicionadores hacen que las pelotas reaccionen de forma distinta, así sean aplicados en la misma línea. Al mismo tiempo, esos diferentes acondicionadores hacen que los patrones pre-establecidos para ser aplicados en una pista determinada, resulten diferentes y cada jugador tenga que analizar el estado de la pista y adaptar su entrega de la pelota para obtener los resultados en los promedios que espera. Si la máquina es del tipo que tienen poros dispersores (“mechas”), algunos acondicionadores fluirán más que otros, haciendo que el patrón de mantenimiento que ha sido programado para ser aplicado, resulte diferente en cada caso, ya que en este tipo de máquinas la temperatura ambiental afecta la rata de salida del líquido acondicionador, ya que esa temperatura afecta la viscosidad y la densidad del líquido y también los poros capilares por donde sale el líquido acondicionador. Si la máquina es del tipo difusor atomizador (spray), los diferentes líquidos acondicionadores pueden quedarse adheridos a las escobillas, lo cual también cambiará el resultado de la aplicación del aceite, aún cuando el patrón programado en la máquina permanezca inalterado. Los diferentes tipos de pista también influyen en este resultado final del mantenimiento aplicado, así que hay que agregar esta dos variables a la ecuación. No vamos a tratar las especificidades de cada aceite acondicionador, pero lo que si trataré a continuación es lo referente a la viscosidad, ya que la USBC, en fecha muy reciente ha establecido nuevas especificaciones normativas para los acondicionadores de las canchas de bowling. La nueva regla establecida es: “Se requiere que para las competencias federadas (controladas por la USBC) la viscosidad de los acondicionadores a ser utilizados sea de 12 a 81 centipoises a 70 º Fahrenheit”. Centipoises es la unidad de medida Standard para la viscosidad de los fluídos y la mayoría de los fabricantes lo contemplan en las especificaciones técnicas de su producto. La viscosidad del aceite es a menudo mal entendida en las conversaciones comunes acerca del deporte del bowling. Muchos bolicheros creen que mientras más viscoso sea el aceite acondicionador más reaccionará la pelota. En la actualidad, la realidad es todo lo contrario. Por definición, viscosidad es la medida de la fricción interna de entre las partículas que forman el fluído. Mientras más alta es la viscosidad, mayor la fricción interna entre las partículas, y por lo tanto mayor la fuerza que se requerirá para que el líquido se separe en porciones diferentes. A menor viscosidad, menor la fuerza de la fricción interna. Por ejemplo, imagínese derramar agua y derramar miel, ¿Cuál sale primero de su recipiente? La miel es mucho más viscosa que el agua. 5 En el contexto de una pelota rodando sobre una pista de bowling con diferentes tipos de aceites acondicionadores, mientras más viscoso, mayor es la resistencia para que la pelota se desplace y por lo tanto disminuye el efecto reactivo así como su velocidad de desplazamiento. En conclusión, mayor viscosidad, mayor roce, más desaceleración y menor efecto de gancho. La temperatura es la causa más importante para que la viscosidad de un aceite acondicionador cambie. Así como cambia el tiempo meteorológico, así cambia el medio ambiente del bowling. ¿Cuál es el propósito de la viscosidad en las canchas de bowling? Respuesta: Proveer durabilidad al patrón de aceitado que ha sido aplicado; pero debido a la cantidad de aditivos usados en su fabricación, hoy en día, la viscosidad no es tan importante, como era antes, en cuanto al mantenimiento de las canchas se refiere. Pero como aficionados a este deporte, debemos saber cómo la viscosidad afecta el juego, manifestándose en el movimiento de la pelota. Este aspecto de los patrones de aceitado es el más difícil, peor entendido y más culpado en la actividad deportiva del bowling. El acondicionador de canchas ha cambiado mucho en el tiempo, y hoy en día con las nuevas disposiciones que se están poniendo en vigencia, los patrones de mantenimiento, los acondicionadores y su aplicación en las canchas, se alcanzan números inconmensurables de combinaciones posibles. Hay un decir en el medio ambiente del bowling más o menos así: “Son las 4 am y el torneo es a las 8am. Sabes que si juegas así…tal cosa pasará, si juegas haciendo algo más o algo menos, lo diferente se materializará, mejor o peor. Así las cosas,¿Qué hago?, ¿A quién llamo?”. Algo hay que hacer, pero es la decisión de cada quien. No hay libros escritos al respecto. En estas sencillas y simples cosas yacen los dilemas de los bolicheros en el mundo para cada torneo o competencia, y solo después que finalice es cuando el bolichero sabrá si su rendimiento fue aceptable o no, de acuerdo al promedio que lo caracteriza por su frecuencia y repetición en el tiempo y la bolera. Nota final: Esto es lo que conseguí y humildemente me tomé la libertad de traducir y adaptar a los venezolanismos, tratando, mi persona, de aprender algo más y de aportar a los amigos alguna información complementaria que les pueda ser de alguna utilidad para comprender mejor y tratar de mejorar el rendimiento individual y en equipo. Gracias por su aceptación. Raúl Bustamante Pulido. Caracas, junio 02 del 2008. 6