La visita de Papá Noel.
Transcripción
La visita de Papá Noel.
La visita de Papá Noel. Había una vez una familia que no creía en la Navidad. Siempre decían que era una tontería porque no existía ni Papá Noel ni nadie relacionado con la realidad. Un buen día de buena mañana el padre se fue al trabajo, los niños al colegio y la madre, a trabajar en la asesoría. De repente se puso a nevar, los niños hacían muñecos de nieve y sus padres les ayudaban. Pero en esa familia no, ellos volvían a hacer lo mismo día a día, noche a noche. Hasta que un buen día por la noche estaban viendo la televisión. De pronto oyeron un ruido en la chimenea, miraron y allí estaba , era Papá Noel que les dijo: Sí que existo, no les quitéis la ilusión a los niños. Desde entonces esa familia siempre celebró la Navidad y siempre creyó en Papá Noel. Manuel, Rubén y Eloy. 5ºA El muñeco de Belén. Todo comenzó el día 23 de diciembre. Empezó a nevar y alguien hizo un muñeco de nieve, con su nariz de zanahoria, sus botones, su gorro... En fin lo tenía todo, pero se lamentaba diciendo: ¡Quiero ir a Belén! ¡Quiero ir a Belén! Para ver al niño nacer. No podía caminar porque los pies los tenía sujetos. El muñeco de nieve pensaba y pensaba cómo podía llegar a Belén. Pensó: ¿Con patines?¡No tengo pies! Y volvió a pensar... ¿Esquiando? ¡No, mis brazos son frágiles! ¡Ya está! Saltó de alegría ¡Con snowboard! Seguro que en Belén habrá nevado también. El muñeco pensó dónde encontraría un snowboard. Se puso muy triste. Llegó la noche. El muñeco vio una estrella fugaz y pidió un deseo. A la mañana siguiente el muñeco vio a su lado un snowboard, se alegró mucho, ya podía ir a Belén. Saltó en su precioso regalo y corrió tanto como pudo. Pasaban las horas y el muñeco iba por la nieve veloz para llegar a tiempo. El muñeco de nieve lo consiguió y se plantó al lado de una pequeña casita rota y abandonada, donde estaban Jesús, María, José, pastores y un ángel. Cuenta la leyenda que cada Navidad que pasa el muñeco de nieve está al lado de la casita rota y abandonada. Por eso le llaman el Muñeco de Belén. Roberto Sánchez. 5ºB El Pastorcito. Había una vez un pastorcito que estaba llorando, decía que no sabía el camino hacia Belén, y no tenía nada que regalarle al niño Jesús. En seguida llegó una estrella, y le preguntó por que lloraba, y él dijo: - No sé cómo llegar a Belén. La estrella le contestó: - Sígueme y te guiaré. La siguió durante días, hasta que llegó a un pobre pesebre donde habían reunidos muchos pastores. El pastorcillo volvió a llorar no tenía nada que regalarle. Cuando estuvo delante del niño, éste, abrió los ojos, y el pastorcillo vio en él reflejado todo el amor que te puedes imaginar, se le ocurrió regalarle su corazón. Eso es el regalo que todos en navidad deberíamos regalar. Miguel Fabra, Mario Caballero, Jesús Guilabert. 5ºC Bromitas Sin Fronteras Érase un 28 de diciembre,dos familias muy unidas, bueno casi. Los padres se llevaban bien, pero los hijos eran un caso aparte. Se llevaban fatal, se odiaban, todo lo que no venía con la Navidad y éste día tan navideño. Nuestros queridos amigos son: Juanito, Jorgito, Pepete y Jaimete. Nada más empezar el día se recibió entre ellos una frase parecida a: “Buenos días vecino” escrito en un papel con excrementos incendiados en el portal envueltos en un papel. Si querían que no se quemara su casa, no tenía más remedio que pisarla, esto era un bonito despertar de la familia Contreras. Frustrados los hijos de la familia Maneras, como no se iba a ser menos, dijeron también su: “Buenos días vecino” con una carta del laboratorio en la alfombra persa del padre de la familia Contreras. Y por no hablar de animalitos, un precioso periquito entraba por la chimenea de la casa de la familia Maneras con un bonito cartelito colgado al cuello con una calavera y dos plumas con un escrito en grande que ponía: “Gripe Aviar”. Rápidamente los hijos de la familia Maneras se deshicieron de la balita pollina lanzándola a través de un cañón. Por la noche les esperaban las bromas finales con pistolas que tiraban botes de mostaza y Ketchup, pero antes los habían citado a cada uno individualmente en la cabaña del árbol. Cuando todos estaban reunidos allí, un chorro de mostaza les cayó a todos en su cabezón. La broma había sido obra de sus padres, entonces con el arma en los pies, decidieron ser amigos. Y es que gastando uno inocentadas, puede llegar a ser inocente Rubén, David y Dani. 6ºA La Cerilla de Navidad. Era un día duro de invierno, el viento y la nieve se hacían notar en cada esquina y sobre todo en el parque donde Clara solía sentarse a descansar. Clara era una niña de unos once años de edad, tenía una trenza muy larga y su aspecto era muy risueño, aunque a veces en sus ojos había cierta tristeza porque no conocía el significado de la Navidad. Ella, vivía con una hermana de su abuela. Se dedicaba a vender por las tiendas flores, cerillas y cestas de mimbre. También solía pensar dónde estarían sus padres, pues había sido abandonada en un centro de acogida de niños. Un día consiguió vender una caja de cerillas, enseguida le apeteció un buen vaso de leche caliente. Cuando terminó de tomárselo, al salir de la cafetería sintió un escalofrío y encendió una cerilla. Al encenderla, vio un resplandor, una figura de un hombre con el cabello blanco le habló y le dijo: “Tus padres viven aún y te están buscando, su casa está cerca, sólo tienes que comenzar por no guardarles rencor porque te abandonaron cuando eras muy pequeña”. Aquella noche, Clara se quedó pensando en lo que había ocurrido. Ella deseaba perdonar a sus padres y pasar su primera Navidad en familia. Al día siguiente, a la misma hora y en el mismo sitio volvió a encender otra cerilla, quería volver a ver a ese hombre misterioso, el hombre, que se llamaba Juan, le explicó el verdadero significado de la Navidad: “Estar siempre unidos en familia, como la primera familia cristiana, con Jesús, María y José”; que no pensara más y fuera al encuentro de sus padres. Al día siguiente era Navidad y aquella Nochebuena, Clara tocó el timbre de una casa humilde y para ella comenzó la primera y mejora Navidad de toda su vida. Daniel Martínez. 6ºB Un Belén Extraordinario Pedrito era un niño al que le encantaba la Navidad y estaba esperando todo el año a que llegara esta fiesta. Le gustaba hacer los belenes bien grandes y con figuras que parecían reales. Sus figuras ya estaban viejas y fue a comprar otras nuevas a una tienda especial. El vendedor iba vestido de una forma muy extraña, antigua o algo similar. En aquella tienda vendían cosas muy extravagantes, pero unas figuras extraordinarias y perfectas para su nuevo belén. Llegó a su casa muy feliz y empezó a hacer el mejor belén que había hecho en su vida, cuando terminó quedó satisfecho y después de su largo trabajo se fue a la cama. Una noche se levantó y fue a ver su belén funcionando con todas las luces y de repente...¡vio que su belén se estaba moviendo! Pensó que estaba soñando y se fue a la cama. Y así, todas las noche comprobaba que su belén se movía. Un día fue a una tienda a contárselo al vendedor y ¡la tienda había desaparecido! Pedrito se fue a pensar a su casa y se le ocurrió la idea de exponer su belén y que la gente pagase por verlo y con el dinero obtenido, ayudar a los niño necesitados y, que éstos pudieran celebrar la mejora Navidad de su vida. Eva Boix, Teresa Perni y Ángela Sánchez. 6ºC El Viaje y Santa. Un día cuando me levanté de la cama, encontré un aroma cerca de la cocina, olía a galletas recién hechas. Mi madre estaba en la cocina, preparando el desayuno, mi padre, como siempre, en el salón leyendo y mi hermana....¿Dónde estaba mi hermana? Subí a mi habitación y miré a ver si estaba. Efectivamente, estaba viendo la televisión cosa que no podía hacer ya que estaba castigada por desaparecer durante un fin de semana. Me dijo: -Éragon, ven a ver ésta serie Claro que yo alucinando de que no hiciera caso le apague la televisión y dije: -¿No puedes ver la televisión, Anya deberías haber hecho ya los deberes - Me da igual, Éragon, porque cuando nos vallamos de viaje ya se habrán pasado los deberes en el colegio- mencionó Anya con decisiónMe marché enfurecido al colegio, sin que nadie nos acompañara (menos mi hermana, claro). Cuando llegamos no había nada raro en el colegio. Todo estaba normal, el mismo alboroto de niños haciendo cola a mogollón y bulla y los mismos profesores riñendo y haciendo aspavientos con los brazos y nosotros nos separamos para ir cada uno a su clase. Al concluir el colegio me fui a mi casa con Anya y al llegar teníamos las maletas preparadas para irnos, pero, lo que no entendía era que, si no teníamos ningún coche ni nada, cómo nos podríamos ir a casa de la abuela Kate. Fuí a preguntárselo a mi padre y dije: -¿Papá con qué vamos a ir a casa de la abuela?-dije con seriedad-, mi madre me contestó: -Éragon , a papá le ha dejado el coche un amigo. Más vale que te prepares ¡nos vamos ya! Partimos a casa de mi abuela. Era de noche y los animales nocturnos empezaron a salir de los arbustos. Yo vivía en el campo. La casa de la abuela Kate estaba a unos cien kilómetros y era un viaje bastante largo. Me dormí pensando en la abuela, cuando de repente me desperté, estaba fuera del coche, se había averiado. Mi padre dijo: -Éragon quédate con Anya, nosotros vamos a hacer autostop.Yo respondí aburrido -Sí- Estábamos en una zona industrial, sin cobertura y abandonados. Me levante adormilado y busqué a mi hermana a ciegas en la maleza que había allí. Mi hermana me encontró a mí, y nos fuimos a uno de los almacenes. Entramos en el almacén, todo estaba muy oscuro cuando de repente las luces se encendieron solas y apareció un enano, o un duende, no se que era y me preguntó : -¿Quiénes sois? Yo soy Gano. -Yo contesté-Yo me llamo Éragon y ella Anya.El duende abrió la puerta que tenía detrás y miré por encima del duende, estaba lleno de máquinas y duendes, todos trabajando a la vez. - Sígueme el Sr. Claus te estaba esperando- dijo. Fuimos por una especie de laberinto hasta llegar a una puerta bastante grande. Gano abrió la gran puerta y apareció una sala gigantesca con adornos y cuadros sofisticados. En una mesa había un hombre grande y de barbas blancas que me dijo alegre – Énagon, ya era hora, te estaba esperando-. Yo le dije –No puede ser, tú no existes, son mis padres los que me traen los regalosdije exaltado. Santa Claus dijo: -Mira Énagon, te voy a decir una cosa. Hay que creer en lo que ves y no en lo que te dicen. Bueno, creo que es hora de llevaros de vuelta. - Una pregunta más –dije- ¿eres real? -Tu sabrás. Me desperté en el coche, ya no estaba averiado e íbamos por la carretera. Miré mis manos, tenía un juguete en forma de duende. Me dije pensando “Creo en él”.
Documentos relacionados
EnREDa-T 125 - Colegio LA INMACULADA
- Mi mejor verano………....……………...........….....Página 2 - Festival de la canción Mariana........................Página 4 - Aprender las tablas de multiplicar…………........Página 5
Más detalles