orientaciones técnicas para concurso de proyectos línea

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orientaciones técnicas para concurso de proyectos línea
ORIENTACIONES TÉCNICAS PARA CONCURSO DE PROYECTOS
LÍNEA PROGRAMAS DE PROTECCIÓN ESPECIALIZADA
MODALIDAD PROGRAMAS INTEGRALES DE PROTECCIÓN ESPECIALIZADA
(PIE)
PROGRAMA 24 HORAS
DEPARTAMENTO DE PROTECCIÓN Y RESTITUCIÓN DE DERECHOS
SERVICIO NACIONAL DE MENORES
FEBRERO 2015
Orientaciones Técnicas Línea Programas, Programa de Protección Especializada
Programas de Intervención Integral Especializada (PIE)
Programa 24 Horas
ÍNDICE
I. PRESENTACIÓN
II. OBJETIVOS
2.1 Objetivo general
III. METAS TRANSVERSAL A LA MODALIDAD
IV. ORIENTACIONES TÉCNICAS ESPECÍFICAS
4.1 SUJETO DE ATENCIÓN
4.2 VÍAS DE INGRESO
4.3 COBERTURA Y FOCALIZACIÓN TERRITORIAL
4.4 MARCO GENERAL PARA EL DESARROLLO DEL PROYECTO.
4.4.1CONVENCIÓN DE LOS DERECHOS DEL NIÑO:
MARCOS NORMATIVOS SOBRE LA VIOLENCIA Y EL DELITO.
4.4.2 ENFOQUE EXPLICATIVO SOBRE LAS CAUSAS DE VIOLANCIÓN
4.4.3 CONSECUENCIAS DE LA VIOLENCIA PASIVA O POR OMINIÓN DE
CUIDADOS
4.4.4 ENFOQUE PARA LA INTERVENCIÓN
A) ENFOQUE DE LA RESILIENCIA
B) INTERVENCIÓN CON FAMILIAS
C) PARTICIPACIÓN
D) INTEGRALIDAD
E) DESARROLLO EVOLUTIVO
F) GÉNERO
G) INTERCULTURALIDAD EN EL MARCO DE LOS DERECHOS HUMANOS
H) INTERVENCIONES CON PERTINENCIA CULTURAL.
I) ENFOQUE DE INCLUSIÓN DE LAS PERSONAS CON CAPACIDADES
DIFERENTES
I) CUIDADOS DE EQUIPOS
4.1 MARCOS METODOLOGICO
4.5.1 MODELOS O ESTRATEGIAS METODOLOGICAS SUGERIDAS
4.5.2 SISTEMA TUROTIAL
4.5.3 FASES DE LA INTERVENCIÓN
4.5.4. CONSIDERANCIONES ESPECÍFICAS PARA LA INTERVENCIÓN CON
NIÑOS Y NIÑAS MENORES DE 14 AÑOS.
4.5.5 PLAZOS DE INTERVENCIÓN
3
5
8
8
8
10
11
12
13
15
15
17
17
18
20
22
22
22
23
25
26
26
27
28
28
30
30
38
39
V. RECURSO HUMANO
5.1 CONFORMACIÓN DEL EQUIPO DE TRABAJO Y DESCRIPCIÓN DE
FUNCIONES
5.2 RELACIÓN CONTRACTUAL
5.3 CAPACITACIÓN
5.4 CUIDADO EQUIPO
VI. SOBRE EL PRESUPUESTO
40
40
VII.
43
43
43
44
SOBRE RECURSOS MATERIALES
7.1 RESPECTO DEL INMUEBLE DE FUNCIONAMIENTO
7.2 RESPECTO DEL EQUIPAMIENTO
VIII. MONITOREO Y EVALUACUÓN DEL PROGRAMA
Servicio Nacional de Menores
52
52
43
2
Orientaciones Técnicas Línea Programas, Programa de Protección Especializada
Programas de Intervención Integral Especializada (PIE)
Programa 24 Horas
I. PRESENTACIÓN
El Programa 24 Horas comenzó su ejecución el año 2010 como una iniciativa que tiene
como objetivo general contribuir a la superación de las situaciones de vulneración y/o
a la interrupción de conductas transgresoras 1 en niños, niñas y adolescentes derivados
del Programa de Seguridad Integrada 24 Horas, en adelante PSI 24 Horas, de
Carabineros de Chile, en ocho comunas de la Región Metropolitana (La Pintana, La
Granja, La Florida, Lo Espejo, Recoleta, Peñalolén, Puente Alto y Pudahuel). A la fecha,
forma parte del Plan Nacional de Seguridad Pública y Prevención de la Violencia y el
Delito, “Seguridad para Todos” para el periodo 2014-2018, del Programa de Gobierno
de la Presidenta Bachelet, y se encuentra en proceso de ampliación a otras regiones
del país.
Para la consecución de los logros propuestos, un primer foco y principal estrategia
utilizada ha sido el ir sumando a distintos actores, públicos y privados, que se vinculan
al quehacer del SENAME, y que se constituyen en garantes de derechos de los niños,
niñas y adolescentes que residen en cada una de las comunas donde se ejecuta el
Programa.
Es así como en esta iniciativa intersectorial participan, desde el Estado, el Ministerio de
Justicia, la Zona de Prevención y Protección a la Familia de Carabineros de Chile (Ex
DIPROFAM), la Subsecretaría de Prevención del Delito del Ministerio del Interior y
Seguridad Pública, el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del
Consumo de Drogas y Alcohol, el Ministerio de Salud, a través de sus dos
Subsecretarías, y el Servicio Nacional de Menores. Desde el territorio, los gobiernos
locales a través de sus Direcciones de Desarrollo Comunitario y/o de las Unidades o
Departamentos de Seguridad Ciudadana. Finalmente, se suman los organismos
colaboradores de SENAME, que en los últimos cinco años, han ejecutado las iniciativas
en el territorio.
Un segundo foco de este Programa, y no menos importante, es la conformación de un
sistema de atención que busca la articulación operativa y oportuna de respuestas de la
oferta de protección especial a nivel local para niños, niñas y adolescentes detectados
a través de la información de Carabineros de Chile, y sus familias 2 y es aquí donde
cobra relevancia el trabajo intersectorial.
La presente licitación responde a una de las áreas de trabajo de este Programa y se
orienta a dar respuesta al problema de población infanto-adolescente que presenta
situaciones de vulneración de derechos, y en especial aquellas asociadas al desarrollo y
persistencia de conductas transgresoras. En el caso de la presencia de conductas
transgresoras, se considerarán aquellas que quedan fuera del ámbito de acción de la
Ley de Responsabilidad Penal Adolescente, lo que incluye a población entre 14 y 16
años que ha cometido faltas y a niños y niñas menores de 14 años que resultan
inimputables ante la ley por la comisión de un acto ilícito.
De este modo, se ha establecido la implementación de un proyecto en la línea de
protección especializada que, enmarcada en un enfoque de derechos humanos y de la
niñez, apunte a la prevención de la violencia y el delito (este punto se desarrolla más
adelante en el presente documento, en el apartado 3.4.a. “Enfoque de Derechos y
Prevención de las Violencias y el Delito”). Los proyectos se implementarán en focos de
vulnerabilidad ya identificados, de acuerdo a la información otorgada por las listas del
PSI 24 Horas (ver Anexo Nº1 de las Bases Administrativas denominado “Plazas a
Licitar y Focalización Territorial”).3 Los proyectos se orientan a otorgar especial
1
En este documento se opta por referir a conductas transgresoras como un concepto más amplio que el de
infracción, en la medida que permite incorporar ilícitos cometidos por menores de 14 años, así como otras
prácticas que sin caer en una categoría de infracción en lo legal, si resultan contrarias a normas sociales de
convivencia, trasgrediendo o vulnerando los derechos de otras personas.
2
Para mayor información, se sugiere revisar el libro “Programa Vida Nueva 2010. Sistema de Gestión
Territorial para la Intervención con Niños, Niñas y Adolescentes en Situación de Vulnerabilidad Social”,
disponible en http://www.SENAME.cl/wSENAME/otros/proteccion/LIBRO-SENAME-Programa-Vida-Nueva.pdf
3
Se entiende como focos de vulnerabilidad sectores específicos al interior de la comuna donde tiende a
concentrarse mayoritariamente la residencia de los niños/as y adolescentes ingresados a Unidades Policiales
por vulneración de derechos y/o infracción de normas.
Servicio Nacional de Menores
3
Orientaciones Técnicas Línea Programas, Programa de Protección Especializada
Programas de Intervención Integral Especializada (PIE)
Programa 24 Horas
atención a aquellos niños, niñas y adolescentes en situaciones de alta complejidad4,
particularmente a quienes se han involucrado en prácticas trasgresoras5, por lo que
han sido ingresados a Unidades Policiales, y que forman parte de las listas emitidas a
través del PSI 24 Horas”, de Carabineros de Chile.
Los lineamientos metodológicos generales del proyecto se basan en los Programas de
Intervención Integral Especializada (PIE), que SENAME, a través del Departamento de
Protección de Derechos, instala como parte de la oferta especializada frente a graves
vulneraciones de derechos, desde el año 2007. Del mismo modo, recoge los
lineamientos de los proyectos “PIE 24 Horas” implementados en 5 comunas del país
entre 2007 y 2008 hasta diciembre de 2010, en el marco del Convenio de Colaboración
Financiera entre el Ministerio del Interior y el Servicio Nacional de Menores dentro del
Programa de Seguridad y Participación Ciudadana, para la implementación progresiva
del “Programa de Atención Integral para Niños, Niñas y Adolescentes provenientes del
Programa de Seguridad Integrada 24 Horas” (Resolución Exenta Nº 595/B del 4 de
Marzo de 2009).
Esta modalidad constituye una oferta de carácter ambulatorio y mixto, que dirige su
atención a la interrupción de diversas situaciones que han sido conceptualizadas como
de alta complejidad, la restitución de derechos vulnerados y la reparación de daños
asociados a dichas vulneraciones. Por último, recoge la experiencia de implementación
y asesoría técnica a los proyectos PIE en marcha desde 2010 hasta la fecha en el
marco del Programa 24 Horas.
El abordaje propuesto para esta modalidad es de tipo multidisciplinario, con una
orientación principalmente psico y socioeducativa, además de psicoterapéutica,
sostenida en una metodología de sistema de tutorías. Para el caso de la modalidad en
el marco del Programa 24 Horas, cobra particular relevancia el componente de trabajo
en redes y de gestión intersectorial.
Cuatro elementos distinguen el proyecto objeto de la presente licitación, del resto de la
modalidad PIE de la oferta regular del Servicio Nacional de Menores:
1. Vía de Ingreso. Se contempla una coordinación preferente6 -en términos de vías
de ingreso- con el “Programa de Seguridad Integrada para Niños, Niñas y
Adolescentes: 24 Horas”, de Carabineros de Chile.
2. Focalización Barrial. Su focalización territorial se centra de manera exclusiva en
un sector específico de la comuna donde se localiza, de acuerdo a la
concentración de ingresos a Unidades de Carabineros por vulneración de
derechos o transgresión de normas, lo que incide en la posibilidad de
adecuaciones metodológicas relevantes en términos de inserción en el territorio
y de intervención en redes.
4
La noción de Complejidad se entenderá como una manera de ordenar y categorizar las situaciones de
vulneración de derechos que afectan a niños/as y adolescentes y al nivel de especialización que se requiere
para abordarlas. Se ha establecido una clasificación en tres niveles de complejidad, a saber:
Nivel de Baja Complejidad: Presencia de situaciones que se constituyen en señales de alerta a considerar,
pero que no provocan un daño evidente en niños/as y adolescentes en lo que al ejercicio de sus derechos se
refiere.
Nivel de Mediana Complejidad: Presencia de situaciones que se constituyen en evidentes señales de alerta
de cronificación de vulneraciones de derechos ya presentes, que provocan daño y/o amenazan los derechos
de niños/as y adolescentes y que se manifiestan en diversos ámbitos de la vida de éstos ya sea a nivel
personal, familiar y/o socio-comunitario.
Nivel de Alta Complejidad: Por alta complejidad se entiende la presencia de situaciones que se constituyen
en evidente riesgo o daño, a nivel individual, familiar y social, entre las que cuentan consumo problemático
de drogas, desescolarización o deserción escolar, trastornos emocionales o conductuales, situación de calle,
peores formas de trabajo infantil, vinculación a conflictos con la justicia dentro de sus trayectorias de vida o
por las que resultan inimputables ante la ley, vida en contextos de violencia y riesgo vital. Todas ellas,
situaciones que pueden darse además simultáneamente en la población atendida. (Documento del Área de
Gestión programática, 2009).
5
Se opta por el uso del término prácticas transgresoras como aquellas que, más allá de constituirse o no en
delitos, transgreden normas sociales y/o vulneran los derechos de otros/as. Entenderemos, a su vez, que
dichas prácticas constituyen asimismo, de manera habitual, situaciones de vulneración de derechos.
6
Se entenderá como preferente la atención simultánea de casos provenientes del PSI 24 horas, equivalentes
al 50% de su cobertura. Cabe destacar que se deberá efectuar los esfuerzos para priorizar que los ingresos
sean derivaciones procedentes de la listado PSI 24 horas.
Servicio Nacional de Menores
4
Orientaciones Técnicas Línea Programas, Programa de Protección Especializada
Programas de Intervención Integral Especializada (PIE)
Programa 24 Horas
3. Asesoría Técnica y control de gestión. Su incorporación como parte de un
conjunto de proyectos asociados a la implementación de un proceso específico
de asesoría técnica y control de gestión encabezado directamente por un equipo
de la Dirección Nacional de SENAME, en coordinación con las Direcciones
Regionales del Servicio7.
4. Articulación con otros proyectos y servicios implementados especialmente en el
marco del programa. Como parte del Programa se incluye la implementación de
proyectos comunales de intervención especializada en niños/as y adolescentes
con consumo problemático de drogas (PDC), al igual que proyectos de
reinserción educativa en caso de desescolarización (PDE). Estos proyectos son
complementarios a la intervención de PIE y constituyen un recurso para
procesos de derivación e intervención conjunta. Es decir, que cada uno de estos
proyectos, estará destinado preferentemente a los/as niños/as y adolescentes
que lo requieran entre aquellos identificados y atendidos por el PIE
implementado por el Programa 24 Horas, por lo que resulta fundamental el
desarrollo de procesos de intervención de manera permanente y fluida entre
estos proyectos, los que deben traducirse, necesariamente, en el diseño e
implementación de planes de intervención conjuntos entre estos distintos
proyectos para cada usuario/a atendido/a.
5. Articulación con programas ambulatorios de salud mental. Corresponde a una
modalidad de atención dispuesta desde el Ministerio de Salud para la atención
preferente de niños, niñas y adolescentes derivados desde los proyectos
implementados como parte del Programa 24 Horas; o bien, activar la
articulación con la red de salud local (nivel primario y secundario), para dar
respuesta a las necesidades de salud de niños, niñas, adolescentes y sus
familias en los procesos de reparación.
II. OBJETIVOS
2.1. Objetivo general.
Contribuir a la interrupción y resignificación de situaciones de vulneración de derechos
y prácticas transgresoras de niños, niñas y adolescentes (NNA) en situaciones de alta
complejidad provenientes preferentemente del PSI 24 Horas.
Objetivos Específicos
1. Desarrollar procesos
de intervención a nivel
individual
y
familiar
orientados
a
la
interrupción
de
vulneraciones
de
derechos.
Resultados
Esperados
1.1
Al menos un
70% de los niños,
niñas y adolescentes
que
ingresan
al
programa presentan
egresos exitosos.8
Indicadores
1.2
Al menos un
90% de los NNA que
egresan exitosamente
del
Programa
no
reingresan
a
un
programa del mismo
programa o a uno de
mayor complejidad
1.2.1 Nº de niños/as que
egresan
exitosamente
del
Programa y que no reingresan
a programas de igual o mayor
complejidad de la red Sename
/ Nº de niños/as que egresan
exitosamente del programa en
un plazo de 24 meses x 100
1.1.1 Nº total de niños/as que
presentan egresos exitosos/Nº
total de niños que ingresan al
programa x 100
Medios de
Verificación
Carpetas
individuales
1. Senainfo
7
Se tendrá especial atención, en conjunto con la supervisión técnica, que el sujeto de atención sea el que
corresponde a la modalidad en favor de la eficiencia de los recursos entregados por el Estado.
8
Se entenderá como egreso exitoso aquel que, de acuerdo a la evaluación del equipo de intervención,
presenta un cumplimiento parcial o total de los objetivos establecidos en el Plan de Intervención Individual.
Como referencia para la estimación de resultados, a septiembre de 2011 un 69% de la población infantoadolescente ingresada a los proyectos PIE que forman parte del Programa 24 Horas presentan egresos
exitosos asociadas a la intervención y a septiembre de 2014, un 82%.
Servicio Nacional de Menores
5
Orientaciones Técnicas Línea Programas, Programa de Protección Especializada
Programas de Intervención Integral Especializada (PIE)
Programa 24 Horas
1.3
Al menos un
90% de los NNA que
egresa exitosamente
del
Programa
no
reingresan
a
programas de justicia
juvenil de la red
SENAME
1.3.1 Nº de niños/as que
egresan
exitosamente
del
Programa y que no reingresan
a programas de justicia juvenil
de la red Sename / Nº de
niños/as
que
egresan
exitosamente del Programa en
un plazo de 24 meses x 100
1.4 Al menos un 80%
de los planes de
intervención
contengan la visión y
opinión
de
los
usuarios9.
1.4.1 N° de PII realizado/N°
de PII firmados por los
usuarios.
2. Desarrollar procesos
de
intervención
orientados al desarrollo
de habilidades cognitivas
y emocionales10 de los
niños/as y adolescentes
atendidos
por
el
proyecto.
2.1
Al menos un
70% de los niños,
niñas y adolescentes
desarrollan
habilidades cognitivas
y emocionales en sus
procesos
de
resignificación
y
reparación de daño.
2.1.1 Nº de niños/as que
desarrollan
habilidades
cognitivas,
emocionales
y
conductuales en sus procesos
de resignificación y reparación
de daño / Nº de niños/as que
ingresan al Programa x 100
Carpetas
Individuales
(evaluación
ex ante y ex
post)
Senainfo
3. Desarrollar procesos
de
intervención
orientados a desarrollar
habilidades sociales y
conductuales
que
favorezcan la inclusión
social de los niños, niñas
ya
adolescentes
atendidos por el proyecto
4. Desarrollar procesos
de
intervención
orientados
al
fortalecimiento de las
funciones
parentales
normativas y de cuidado,
en
las
familias
o
referentes adultos de los
niños,
niñas
o
adolescentes
atendidos
por el proyecto.
3.1Al menos un 70%
de
los
niños/as
desarrollan
habilidades sociales y
conductuales
que
favorecen su inclusión
social.
3.1.1Nº
de
niños/as
que
desarrollan habilidades sociales
y conductuales que favorecen
su inclusión social/ Nº de
niños/as
que
ingresan
al
Programa x 100
Carpetas
Individuales
(evaluación
ex ante y ex
post)
Senainfo
4.1
Al menos un
70% de las familias o
adultos
referentes
incorporada
a
los
procesos
de
intervención
modifican
patrones
de
interacción,
orientándose a un
mejor desarrollo de
las
funciones
normativas
y
de
cuidado.
4.1.1 Nº de familias o adultos
referentes incorporados a los
procesos
de
intervención
modifican
patrones
de
interacción, orientándose a un
mejor
desarrollo
de
las
funciones normativas y de
cuidado/ Nº de familias o
adultos referentes incorporados
a los procesos de intervención
x 100.
Carpetas
Individuales
(evaluación
ex ante y ex
post)
Senainfo
9
Se considera “usuario” a niño/as, adolescentes o adultos responsable. Si, los NNA no están en condiciones
de realizar dicha acción se espera que el adulto responsable lo realice.
10
Las habilidades emocionales incluyen el reconocimiento de emociones, su denominación, la modulación de
afectos, la distinción entre conducta y emoción, el reconocimiento de las emociones del otro, la expresión de
afectos, entre otras.
Servicio Nacional de Menores
6
Orientaciones Técnicas Línea Programas, Programa de Protección Especializada
Programas de Intervención Integral Especializada (PIE)
Programa 24 Horas
5. Desarrollar acciones
de
coordinación
y
colaboración permanente
con
dispositivos
de
intervención
complementarios al PIE u
otros que forman parte
del Programa 24 Horas o
de la red local de
atención, en aquellos
casos de niños, niñas o
adolescentes
y/o
las
familias que lo requieran.
5.1 100%
elaborados
conjuntos
modalidad
PDC.
de
PIU
en
por
PDE
y
5.2
Atención
complementaria
del
100% de casos que
se determinen por el
PII11
o
PIU12
derivados
de
proyectos PDE.
5.3
Atención
complementaria
del
100% de casos que
se determinen por el
PII o PIU, derivados
de proyectos PDC13.
5.4
Atención
complementaria
del
100% de casos que
se determine por el
PII o PIU, derivados
de salud mental.
5.5
Diseño
e
implementació
n de planes de
intervención
conjuntos con
oferta
complementari
a en el 100%
de casos en
que
corresponda14.
5.5Asistencia
menos a un 80 %
las reuniones de
Mesa de Gestión
Casos.
11
12
13
14
al
de
la
de
5.1.1 N° de PIU realizado/N°
PIU
requeridos
entre
las
modalidades PDC y PDE.
Carpetas
Individuales
(planes
de
Intervención)
5.2.1 Nº de casos que son
atendidos
de
manera
complementaria/ Nº de casos
que
requieren
atención
complementaria con proyectos
PDE x 100.
5.3.1 Nº de casos que son
atendidos
de
manera
complementaria/ Nº de casos
que
requieren
atención
complementaria con proyectos
PDC x 100
5.4.1 Nº de casos que son
atendidos de manera
complementaria/ Nº de
casos que requieren
atención
complementaria
con
salud mental x 100 en
un plazo de 12 meses)
5.5.1Nº
de
planes
de
intervención
diseñados
e
implementados
de
manera
conjunta
con
oferta
complementaria en los casos
que corresponda/ Nº de planes
de
intervención
que
corresponde
realizar
de
manera conjunta con oferta
complementaria.
5.5.1 Nº total de asistencias a
reuniones de la mesa de
gestión de casos /Nº total de
reuniones de la mesa de
gestión de casos realizadas x
100
Listas
asistencia
Mesas
Gestión
Casos.
Plan Intervención Individual
Plan de Intervención Único
De acuerdo a las plazas disponibles de los proyectos complementarios.
Es decir, de aquellos casos incorporados a los proyectos complementarios.
Servicio Nacional de Menores
7
de
de
de
de
Orientaciones Técnicas Línea Programas, Programa de Protección Especializada
Programas de Intervención Integral Especializada (PIE)
Programa 24 Horas
III. METAS DE LOGRO TRANSVERSAL A LA MODALIDAD
Las siguientes metas transversales se consideran en cualquier modalidad del
Departamento de Protección de Derechos, puesto que dan cuenta de la gestión técnica
relevante en la intervención de NNA y sus familias, la calidad de la información que
proporciona los proyectos a Sename y la satisfacción que reportan los usuarios
respecto de la atención recibida.

80% NNA egresados en el periodo por cumplimiento de los objetivos del PII.
Fórmula de cálculo:
(Número de niños (as) y adolescentes egresados por cumplimiento del PII/Número de
niño (a)s y adolescentes atendidas)*100

Calidad de la Información: índice de calidad de la información de acuerdo a los
criterios de oportunidad, información del proyecto sin dato, diagnostico no
registrado, información de ingreso sin dato15.
Fórmula de cálculo
(Sumatoria de los subtotales de las categorías oportunidad, información del proyecto
sin dato, diagnostico no registrado, e información de ingreso si dato)/4

80% de NNA o familias con más de nueve meses de intervención que califican de
positiva o buena la atención recibida por el programa. 16
Fórmula de Cálculo:
((Número de niño(a)s y adolescentes y familias atendidas que califican la atención de
buena /número de niño(a)s y adolescentes y/o familias atendidas)*100
IV. ORIENTACIONES TÉCNICAS ESPECÍFICAS.
Cabe señalar que estas orientaciones podrán ser modificadas, rectificadas o
complementadas por SENAME durante el desarrollo del Programa, de acuerdo a las
necesidades de actualización técnica de los procesos de intervención para el
mejoramiento de los procesos y fines en beneficio de la población atendida. Por tanto,
los ejecutores de proyectos de la modalidad deberán ir integrando a la ejecución los
respectivos énfasis y modificaciones que el Servicio introduzca.
4.1. Sujeto de Atención.
La intervención especializada de este proyecto está dirigida a niños, niñas y
adolescentes, preferentemente entre 10 y 16 años, en situaciones de alta complejidad,
preferentemente derivados desde los organismos comunales encargados de la
administración del Programa 24 Horas en el sector indicado en el Anexo 1, los que
para el caso del Programa 24 Horas podrán ser el Equipo de Detección Temprana17 o la
15
El índice de calidad de la información será definida por el Servicio Nacional de Menores anualmente y será
monitoreada a través de la plataforma SENAINFO.
16
Se incorpora en ex post, el requerimiento de evaluación
17
Los equipos de Detección Temprana corresponden a profesionales psicosociales financiados y bajo
responsabilidad técnica del Ministerio del Interior y Seguridad Pública e instalados en el municipio, que
asumen la gestión de las listas del PSI 24 Horas, en especial de aquellos casos que ingresan indicando como
Servicio Nacional de Menores
8
Orientaciones Técnicas Línea Programas, Programa de Protección Especializada
Programas de Intervención Integral Especializada (PIE)
Programa 24 Horas
Oficina de Protección de Derechos (OPD) u Oficina de Infancia de la comuna
respectiva.
De acuerdo a la información inicial que puede aportar el PSI 24 Horas, los/as sujetos
de atención corresponderán principalmente a niños/as y adolescentes menores de 14
años que cometen ilícitos por los que resultan inimputables ante la ley; población de
niños/as y adolescentes que presentan reingresos alternantes entre vulneración de
derechos e infracción de norma (cuando éstas no constituyen delitos que ameriten
sanción); y población que presenta reingresos por infracción de normas, al tratarse de
faltas entre los 14 y 16 años (ver Ley 20.084 y 19.968).
También podrán atenderse niños/as y adolescentes que se encuentran vulnerados en
sus derechos asociados a situaciones de alta complejidad, identificado desde otros
actores comunales vinculados a la atención de población proveniente del PSI 24 Horas,
por ejemplo, Proyectos de Intervención Breve (PIB), de Prevención Focalizada (PPF) u
otros que reciben derivaciones desde el Programa 24 Horas y la detección directa de
parte de los equipos en los territorios en los cuales están insertos.
A partir de la sistematización de la modalidad Programa de Intervención Integral
Especializada-PIE (2007-2010), así como, desde los procesos de sistematización y
asesoría a la modalidad en el marco de la implementación del Programa 24 Horas
(2010-2011) y la revisión de literatura, pueden señalarse algunas hipótesis generales y
premisas sobre el perfil del sujeto de atención que resultarán relevantes para el
desarrollo de los procesos de intervención:
i.
ii.
iii.
iv.
v.
El perfil de atención de la modalidad presenta de manera recurrente situaciones
de vulneración de derechos en sus historias de vida, especialmente aquellas
asociadas a malos tratos, negligencia y abandono.
Sobre estas situaciones de vulneración presentes en las historias de vida,
comienza a darse en el sujeto de atención la presencia de conductas
transgresoras, ya sea durante la adolescencia temprana o tardía, etapa
asociada a su vez a una mayor autonomía del sujeto respecto de las familias y
escuelas como agentes socializadores. Estas conductas generalmente, a su vez,
constituyen formas de vulneración; sin embargo, la participación del sujeto en
dichas situaciones suele ser significada como una transgresión. Tal es el caso
del consumo de drogas, la desvinculación del sistema escolar, la utilización de
los niños/as o adolescentes por mayores para la comisión de ilícitos u otras
formas de explotación.
La presencia de conductas transgresoras durante la adolescencia puede
considerarse una situación esperable, ya que habitualmente éstas no resultarán
persistentes durante la vida adulta.
La presencia de conductas transgresoras no puede ser explicada
deterministamente por la presencia de vulneraciones de derechos. No obstante,
la presencia de ciertas vulneraciones de derechos aumentan el riesgo de que
estas conductas transgresoras, sí se vuelvan persistentes. Entre estas
situaciones se encuentra: la deserción escolar, el consumo de drogas, la
presencia de dinámicas familiares violentas o en que se valida la violencia, o la
comisión de delitos o la utilización de niños y niñas para la comisión de ilícitos.
También, se encuentran dentro de las situaciones de riesgo la vinculación a
grupos de pares asociados a prácticas transgresoras y actitudes favorables
hacia la violencia y transgresión.
Se ha observado además, a partir de las trayectorias de ingresos de niños y
niñas a la red de protección, la presencia de algunos indicadores que
permitirían predecir mayor riesgo de reingreso a la red de atención de
protección y de justicia juvenil. Estos indicadores señalan que a menor edad de
un primer ingreso a la red, a mayor número de ingresos y a mayor presencia de
primer ingreso a la red residencial, las posibilidades de reingresos aumentan.
Esta información resulta relevante al momento de definir los objetivos de
intervención y diseñar las estrategias de atención para cada caso, entendiendo
no obstante, que dichas situaciones históricas no podrán ser modificadas por la
intervención.
motivo la Infracción, con el objeto de determinar perfiles abreviados de riesgo socio–delictual y basar la
toma de decisiones de derivación de casos en función de estos perfiles.
Servicio Nacional de Menores
9
vi.
vii.
viii.
ix.
x.
Orientaciones Técnicas Línea Programas, Programa de Protección Especializada
Programas de Intervención Integral Especializada (PIE)
Programa 24 Horas
El abordaje de las situaciones de vulneración, por sí solas, no necesariamente
conllevaría a la disminución de la presencia de comportamientos transgresores.
Ante ello, se requiere considerar en el diseño de la intervención estrategias que
aborden las situaciones de vulneración –y en especial aquellas mayormente
asociadas al riesgo de persistencia de las conductas transgresoras- y también
estrategias orientadas a la interrupción de dichas prácticas.
A nivel familiar, se presentará de manera recurrente familias que viven en
condiciones de múltiples situaciones problemáticas. En ellas, en relación a los
estilos de crianza de la población infanto-adolescente a atender, tiende a
presentarse un patrón de interacción marcado por una escisión entre las
funciones normativa y nutricia. De este modo, la función normativa resulta
inconsistente y habitualmente marcada por malos tratos o violencia y
desprovista de una dimensión afectiva; al mismo tiempo, la función nutricia se
ejerce de manera desproporcionada, y por tanto desprovista de límites.
La distinción del sujeto de atención referida en el punto anterior reconoce la
necesidad de situar en el abordaje los tipos de dinámicas familiares y su
evolución a través del desarrollo de niños/as y adolescentes, especialmente
aquellas asociadas a prácticas transgresoras o de violencia. Éstas, a su vez,
pueden encontrarse sostenidas como patrones de interacción transgeneracional
insertos en un contexto socio-comunitario y cultural en que, por ejemplo, se
valida (o al menos se presenta ambivalencia frente a) la violencia en la
resolución de conflictos –en especial para la población de sexo masculino-, la
comisión de ilícitos como estrategia de sobrevivencia o de acceso a bienes de
consumo, las presencia de violencia en las relaciones de pareja (pololeos o
relaciones de convivencia). Del mismo modo, se pueden presentar
representaciones particulares respecto de temáticas como el embarazo, la
sexualidad o el consumo de drogas, entre otras.
Tiende a observarse un mayor ingreso de población masculina por prácticas de
violencia –superior al 70%- así como un mayor ingreso de mujeres por
situaciones de vulneración; la prevalencia de las prácticas de violencia entre
población masculina, así como las consiguientes particularidades de las mujeres
que de manera aparentemente minoritaria participan en dichas prácticas, hacen
necesario profundizar entre las nociones de violencia, adolescencia y género,
así como en su traducción en estrategias de acercamiento e intervención.
Tiende a presentarse un perfil de niños/as y adolescentes –así como de
familias- caracterizado por trayectorias de ingresos a programas de atención de
la red de protección social y de niñez, con resultados muchas veces
insatisfactorios. Ello, suele conllevar importantes grados de desconfianza en los
programas sociales, que implican la necesidad de diseñar estrategias orientadas
a favorecer la adherencia a los procesos de intervención de manera transversal,
y especialmente durante los primeros meses de atención.
Estas hipótesis y premisas generales resultan fundamentales para considerar desde un
inicio diseños de intervención claramente ajustados a distinciones de desarrollo
evolutivo (entre infancia, adolescencia temprana y adolescencia tardía), patrones de
funcionalidad familiar y género. Sobre estas distinciones podrán establecerse otras, de
acuerdo a lo que se genere dentro de los procesos diagnósticos.
4.2. Vías de Ingreso
Se consideran como vías de ingreso:
a) Derivaciones desde el Equipo de Detección Temprana18.
b) Derivaciones desde la Oficina de Protección de Derechos u Oficina de Infancia
comunal o Instancia Municipal que administra la información relativa a
“Vulneración de Derechos” como motivo de ingreso indicado en el PSI 24 Horas.
Ambas entidades –Oficinas de Protección de Derechos y Equipo de Detección
Temprana comunal- están encargadas de la administración de las listas del
Programa 24 Horas, de niños/as y adolescentes provenientes de la comuna y/o
sectores focalizados de acuerdo al Anexo 1 de las Bases Administrativas.
18
Se recuerda que los Equipos de Detección Temprana corresponden a profesionales psicosociales que se
instalan en los municipios, a través de un convenio con los gobiernos locales.
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Se entenderá operacionalmente como atención preferente que el proyecto
asegure al menos la atención simultánea de casos provenientes del PSI 24
Horas, correspondiente al 50% de su cobertura19
c) Derivaciones de otros proyectos de la Red 24 Horas de la comuna y otros
actores comunitarios como pueden ser escuelas, consultorios, municipio,
organizaciones comunitarias, entre otras; dichas derivaciones deberán
corresponder siempre a población del territorio focalizado del proyecto y al
perfil de atención de la modalidad, descrito en el acápite 3.1, referido a sujeto
de atención.
d) Detección directa por parte de los equipos en los territorios, considerando que
los proyectos se focalizan en sectores de la comuna, con altos índices de
vulnerabilidad.
4.3. Cobertura y Focalización Territorial
a. Cobertura20
Se proyecta la cobertura señalada en el anexo 1.
b. Focalización Territorial
Los proyectos contemplan la atención de población menor de edad correspondiente al
sector indicado en el Anexo 1, donde se instala el proyecto, y que de manera
preferente, ha ingresado a alguna Unidad Policial de Carabineros de Chile, por
vulneración de derechos o infracción de norma y por ello, forma parte de las listas
emitidas al respectivo Municipio para su correspondiente atención, en el marco del PSI
24 Horas.
Lo anterior implica la necesidad de relevar, dentro del proceso de instalación del
proyecto en el territorio, una estrecha articulación con el Municipio, y especialmente
con la Dupla de Evaluación de Riesgo socio–delictual y la Oficina de Protección de
Derechos u Oficina de Infancia, como instancias vinculadas al contacto, atención y/o
seguimiento de los casos registrados en las listas de Carabineros. Dicha articulación es
esencial para favorecer procesos de derivación expeditos y atingentes al perfil del
proyecto, del mismo modo que acciones complementarias y colaborativas en aquellos
casos que corresponda, tanto con el Municipio como con otras organizaciones de la
comunidad local.
El lugar del Municipio no sólo resulta clave en tanto en él se instalan los equipos
encargados de los procesos de derivación, sino que resulta un actor fundamental como
gobierno local y responsable del convenio con Carabineros que establece los
compromisos locales que forman parte del Programa de Seguridad Integrada 24 Horas.
En este escenario, los proyectos que se implementan como parte del Programa 24
Horas se constituyen en el recurso local para el desarrollo del convenio con
Carabineros. Del mismo modo, cuenta con un conjunto de servicios cuya disponibilidad
favorece los procesos de integración social de los niños/as y adolescentes atendidos y
sus familias.
Por otra parte, el organismo oferente debe asegurar que el proyecto esté ubicado en el
sector específico desde donde proviene la población objetivo, lo que facilite procesos
de derivación desde otros actores locales e ingresos por detección directa y demanda
espontánea, y favorezca las condiciones de acceso de la población atendida, la
congruencia con las necesidades de los/as usuarios/as y la intensidad de la
intervención.
19
Cabe destacar que se deberá efectuar los esfuerzos para priorizar que los ingresos sean derivaciones
procedentes de la listado PSI 24 horas.
20
Por cobertura se entenderá el número de niños/as y adolescentes factibles de ser atendidos
simultáneamente por el proyecto.
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4.4. Marco general para el desarrollo del proyecto.
Se espera, en la formulación de la propuesta, especial consideración a las siguientes
orientaciones como definiciones básicas que orientan el quehacer del proyecto:
4.4.1Convención de los Derechos del Niño: Marcos Normativos sobre prevención
de las violencias y el delito.
Con la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño (1990), se instala un
marco normativo, que define los derechos como el eje central para la acción de los
Estados en materia de niñez. Desde este enfoque, niños, niñas y adolescentes son
reconocidos, no como objetos de atención, sino como sujetos de derechos, y se deben
realizar esfuerzos para que dichos derechos sean ejercidos, defendidos y exigidos. Una
cuestión central resulta, por tanto, promover el bienestar de niños, niñas y
adolescentes, en torno a cuatro principios básicos: no discriminación, el interés
superior del niño, el derecho a la supervivencia y el desarrollo, y el derecho a ser
escuchado.
En materia de prevención de las violencias, se puede destacar lo señalado en los
artículos 32 al 36, relativo a las acciones que a los Estados partes corresponden para
la protección de los niños y niñas contra las distintas formas de maltrato y explotación.
A su vez, en su Artículo 39 señala que:
“…los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para
promover la recuperación física y psicológica y la reintegración social de
todo niño víctima de: cualquier forma de abandono, explotación o abuso;
tortura u otra forma de tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes; o
conflictos armados. Esa recuperación y reintegración se llevarán a cabo en
un ambiente que fomente la salud, el respeto de sí mismo y la dignidad del
niño.”
Para el caso de niños/as o adolescentes que participan en situaciones de violencia o
delictivas, el artículo 41, punto 3 indica que:
“Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para promover
el establecimiento de leyes, procedimientos, autoridades e instituciones
específicos para los niños de quienes se alegue que han infringido las leyes
penales o a quienes se acuse o declare culpables de haber infringido esas
leyes, y en particular:
a. El establecimiento de una edad mínima antes de la cual se presumirá
que los niños no tienen capacidad para infringir las leyes penales;
b. Siempre que sea apropiado y deseable, la adopción de medidas para
tratar a esos niños sin recurrir a procedimientos judiciales, en el
entendimiento de que se respetarán plenamente los derechos humanos
y las garantías legales.”
De lo anterior, cabe destacar la relevancia en el desarrollo de acciones preventivas,
que por una parte promuevan el bienestar de niños, niñas y adolescentes y respondan
a la provisión de servicios de protección, restitución de derechos y reparación de daños
asociados a vulneraciones de derecho, y que por otra promuevan la generación de
respuestas que no recurran al ámbito judicial, asegurando al mismo tiempo que dichas
respuestas estarán ajustadas a un enfoque de derechos.
Estos principios centrales también son planteados en Reglas Mínimas de las Naciones
Unidas para la Administración de la Justicia de Menores o Reglas de Beijing (1985) y
en las Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención de la Delincuencia Juvenil,
o Directrices de Riad (1990).
Las Reglas de Beijing (1985), en sus orientaciones generales apuntan al rol de los
Estados miembros para que, en el desarrollo de una política social, se procure
promover el bienestar de los niños, niñas y adolescentes, la generación de condiciones
para el desarrollo que mantenga a éstos al margen de la exposición al delito y la
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delincuencia y la articulación de diversos recursos disponibles para el desarrollo de
intervenciones para población en problemas con la justicia que reduzcan la
intervención desde el ámbito jurídico, incluyendo de este modo de manera prioritaria a
la familia, la escuela y organismos comunitarios.
Es importante destacar que estas reglas se consideran extensibles a todos los niños,
niñas y adolescentes en lo referido a los procedimientos relativos a la atención y a su
bienestar (Regla 3.2), y no sólo a aquellos involucrados en situaciones de violencia o
delitos.
Por su parte, las Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención de la
Delincuencia Juvenil, o Directrices de Riad (1990), declara que el desarrollo de una
política y medidas de prevención deben incluir un especial énfasis en el otorgamiento
de un soporte para el adecuado desarrollo y la atención de las diversas necesidades de
los y las jóvenes, en particular para quienes están en situaciones de mayor riesgo o
vulnerabilidad y requieren “de cuidados y protección especiales” (Principio 1.5.a).
Tanto la Convención sobre los Derechos del Niño, como las Directrices de Riad y las
Reglas de Beijing, indican la necesidad de favorecer el desarrollo de acciones que
eviten el ingreso de los niños/as y/o adolescentes al sistema judicial, al menos frente a
prácticas transgresoras que no constituyan delitos o bien frente a delitos de menor
gravedad. Así, el documento de trabajo “Los Niños, los Jóvenes y la Delincuencia” del
12º Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Justicia Penal
(Salvador, 2010) señala en su punto 32 que:
“…muchos programas elaborados completamente al margen del sistema de
justicia penal, en las escuelas o en la comunidad, pueden brindar a la
comunidad una oportunidad de dar una respuesta educativa apropiada a los
delitos leves y otros conflictos, sin tachar oficialmente de delictivo un
determinado comportamiento o a una determinada persona”.
En resumen, a partir de lo indicado en los párrafos anteriores, es posible establecer
algunos criterios fundamentales para el desarrollo de acciones desde un enfoque de
derechos frente a población infanto-adolescente que presenta conductas transgresoras,
y que dicen relación con:
1. Relevar el marco de acción en torno a la protección de los derechos y la
promoción del bienestar y el ejercicio de derechos de los niños, niñas y
adolescente, en base al respeto a los principios de la Convención;
2. el énfasis promocional y en la integración en lugar de la socialización y el
control;
3. el lugar clave de la familia en el desarrollo de cualquier acción preventiva y
promocional;
4. el acercamiento a la presencia de conductas transgresoras como prácticas
frecuentes propias del desarrollo evolutivo y que en forma minoritaria
resulta persistente en la vida adulta;
5. el desarrollo de acciones que sólo recurran al ámbito judicial en casos
estrictamente necesarios, evitando la estigmatización;
6. la articulación a nivel comunitario con otros actores que favorezcan procesos
de integración y provisión de servicios que apunten a la satisfacción de las
distintas necesidades de los niños/as y adolescentes y sus familias; y,
7. el lugar clave de la participación de los niños, niñas y adolescentes, tanto
como derecho a restituir y promover, como una estrategia efectiva para la
prevención.
4.4.2
Enfoque explicativo sobre las causas de la violencia21.
Un modelo explicativo respecto a las causas de la violencia que afecta a los niños,
niñas y adolescentes, es el modelo ecológico propuesto por Brofenbrenner (1987), éste
define la violencia como un fenómeno complejo, que no existe en el vacío, sino dentro
21
Bases Técnicas Línea Programas, Programa de Protección Especializada, Programas de Intervención
Integral Especializada (PIE), Área Diseño de la Oferta Programática, Departamento de Protección de
Derechos, SENAME (2013).
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de sistemas sociales más amplios que la albergan y permiten que ocurra 22, por lo que
se diferencia niveles para el análisis23.
Muchos de los modelos que explican la violencia desde una perspectiva puramente
individual o familiar no dan cuenta cabal del problema al no considerar el contexto
social más amplio en el cual estas conductas violentas se dan y se sufren. Por ejemplo,
cuando el foco de análisis está en los problemas y conductas del individuo, la
intervención necesariamente se pone en el individuo que es quién presenta el
problema24.
El modelo Ecológico describe los siguientes niveles de análisis:




Perspectiva individual, referida a las características personales y procesos
psicológicos individuales relacionados con el fenómeno de la violencia. Ejemplo
de ello son, la propia historia de experiencias violentas, ya sea como víctima o
como testigo que puede implicar un factor de riesgo en relación a ser víctima de
nuevos actos de violencia o maltratador hacia otros 25.
Perspectiva microsistémica, se refiere a las redes sociales primarias, el nivel
familiar, la primera instancia de interacción con otros 26. Las dinámicas que se
dan en estos microgrupos, especialmente en la familia, lo que puede dar cuenta
de sistemas más o menos abusivos27.
Perspectiva exosistémica, nivel comunitario, es el entorno en que se desarrollan
las interacciones del grupo familiar. En este nivel tienen lugar las interacciones
con otros que no son familia, y en él se circunscriben también las posibilidades
de acceso a recursos (redes de apoyo, educación, salud, etc.) 28. Dentro del
exosistema se encuentran el sistema escolar, el sistema legal, el sistema de
salud, el sistema judicial, los que pueden jugar un papel importante en la
mantención o en la interrupción de sistemas violentos 29.
Perspectiva macrosistémica, que se refiere a los sistemas de creencias y valores
del contexto cultural en que estamos insertos. Este es quizás el nivel más difícil
de modificar, porque a pesar de su fuerte influencia sobre los comportamientos
de las personas y de la sociedad, no tiene visibilidad. Al contexto macrosocial
corresponden las creencias que una cultura tiene con respecto a las relaciones
de poder, a las relaciones entre hombres y mujeres, a las relaciones entre
adultos y niños30.
Los sistemas de creencias y valores que le han dado su identidad a nuestra cultura
desde siglos, se ha conceptualizado como una cultura patriarcal, relacionándola con la
presencia de relaciones de dominio-sumisión, en que prevalece el estilo de resolución
de conflictos por la fuerza y predomina el concepto de jerarquía de dominación, es
decir, quien está en una posición jerárquica superior se siente con derecho a forzar a
quienes están en otras posiciones a hacer cosas que no harían por su propia voluntad,
utilizando estrategias de amenaza y coerción implícita o explícita, por ejemplo, Barudy
se refiere a nuestra cultura como una cultura adultista, es decir, en la que predomina
la visión de los adultos y puede llegar a “cosificarse” 31 a los niños, cuando estos
desafían el poder de sus mayores32.
22
Curso Marcos de referencia para el diagnóstico e intervención con niños y jóvenes del Programa Vida
Nueva. Tema 1: Modelos conceptuales generales. Arón, A. M., Universidad Católica (2012).
23
Curso Marcos de referencia para el diagnóstico e intervención con niños y jóvenes del Programa Vida
Nueva. Ibidem.
24
Curso Marcos de referencia para el diagnóstico e intervención con niños y jóvenes del Programa Vida
Nueva. Ibidem.
25
Arón, A. M., Ibidem.
26
“Maltrato infantil y relaciones familiares en Chile. Análisis comparativo 1994-2000-2006”.UNICEF, marzo
2008.
27
Arón, A. M., Ibidem.
28
“Maltrato infantil y relaciones familiares en Chile. Análisis comparativo 1994-2000-2006”. Ibidem.
29
Arón, A. M., Ibidem.
30
Arón, A. M., Ibidem.
31
Cosificar a alguien equivale a tratarlo no como un semejante, como un ser humano sino como a algo que
es preciso someter, y que no tiene los mismos sentimientos que nosotros. Esta cosificación es lo que permite
causar dolor a otro sin que nos toque su sufrimiento. Arón, A. M., Ibidem.
32
Arón, A. M., Ibidem.
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El enfoque sistémico nos permite considerar a la familia33 como un sistema social
abierto. Esto significa que sus distintos componentes, la unidad doméstica que convive
bajo un mismo techo, forma un conjunto en que “el todo es más que la suma de las
partes”, y en que más importante que las características de quienes lo forman son las
relaciones que se establecen entre ellos, los circuitos de interacción que se repiten, y
las reglas y meta reglas que describen el funcionamiento de este conjunto34.
Decir que la familia es un sistema abierto, significa que no sólo debemos considerar las
interacciones entre los miembros de la familia sino también las interacciones con el
contexto en el cual se desenvuelve.
No da lo mismo trabajar terapéuticamente con familias que viven en pobreza que con
aquellas que no tienen problemas en el acceso a los recursos básicos. Las temática de
género, las minorías étnicas, y en general la cultura a la que pertenece una familia, es
probablemente uno de los factores que más influye en los sistemas de significados de
un grupo social.35 Por tanto las interacciones con el contexto deben considerarse en la
evaluación de las competencias parentales, identificando las condiciones para ejercer
la protección, lo mismo que se deben considerar en la intervención para desarrollar o
fortalecer las habilidades de los adultos para ejercer el cuidado de sus hijos/as.36
La protección que pueden entregar los padres o madres a sus hijos o hijas depende de
sus historias personales, familiares y sociales. Las dificultades en el ejercicio de
competencias o de capacidades prácticas de los adultos a cargo para cuidar, proteger y
educar a niños y niñas asegurándoles un desarrollo suficientemente sano, se asocia a
elementos de la historia de vida, tales como malos tratos infantiles, falta de protección
y de oportunidad para elaborar éstas experiencias, o la existencia de trastornos de
salud mental.
A lo anterior muchas veces se suman factores sociales como políticas económicas,
sanitarias y educativas que conllevan un nivel de vida deficiente, desigualdades, o
inestabilidad socioeconómica37, la pobreza38, exclusión social, o falta de apoyo de las
instituciones, y también, factores culturales como: normas que promueven la violencia
hacia los otros, en particular los castigos físicos, roles de género estereotipados, no
considerar a los niños/as como personas con derechos, entre otros39.
4.4.3
Consecuencias de la violencia pasiva o por omisión de cuidados40.
El desarrollo de la neurociencia ha permitido establecer el impacto de la falta de
cuidados y de distintos tipos de violencia sobre la maduración y el desarrollo del
sistema nervioso central.
Hoy se sabe que la maduración y funcionamiento adecuado del cerebro y el sistema
nervioso dependen de los cuidados y buenos tratos recibidos de los cuidadores
primarios, constituyendo la base del desarrollo motor, cognitivo, afectivo y relacional,
así como también de la formación de personas capaces de responder a los desafíos de
33
La familia es un grupo de personas unidas por vínculos de parentesco, ya sea consanguíneo, por
matrimonio o adopción que viven juntos por un período indefinido de tiempo. En este núcleo familiar se
satisfacen las necesidades más elementales de las personas, como comer, dormir, alimentarse, etc. Además
se prodiga amor, cariño, protección y se prepara a los hijos para la vida adulta, colaborando con su
integración en la sociedad. (Biblioteca del Congreso Nacional http://www.bcn.cl/ecivica/concefamil/)
34
Tema 9. La inclusión de la familia y las redes en el trabajo con niños y jóvenes. Académicos: Ana Maria
Aron, Carolina Sinclair, María Teresa Llanos. Curso Marcos de referencia para el diagnóstico e intervención
con niños y jóvenes del Programa Vida Nueva Universidad Católica (2012).
35
Tema 9 Curso Marcos de referencia para el diagnóstico e intervención con niños y jóvenes del Programa
Vida Nueva Universidad Católica (2012). Ibidem.
36
Rodrigo López María José, et al “Las competencias parentales en contextos de riesgo psicosocial.
Intervención psicosocial, vol. 18, num. 2, 2009, pp. 113-120 Colegio Oficial de Psicólogos. España.
37
Borrador Guía Clínica: Detección y primera respuesta a NNA víctimas de maltrato. MINSAL, febrero 2013.
38
La pobreza es un factor de estrés constante que puede potenciar el maltrato. En clases sociales
acomodadas el contexto social contribuye al silenciamiento de situaciones abusivas. Dr. Andrés Fresno,
Presentación en Observatorio de violencia, junio 2012.
39
Borrador Guía Clínica: Detección y primera respuesta a NNA víctimas de maltrato. Ibidem.
40
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Derechos, SENAME (2013).
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la existencia en forma altruista41. El lenguaje, el pensamiento abstracto y la emoción
emergen en la interrelación y tienen resguardo genético en la medida que son
relevantes para la supervivencia42.
Como consecuencia de la falta de cuidados los niños y niñas víctimas de negligencia y
abandono emocional presentan alteración del desarrollo del sistema límbico o cerebro
emocional, zona donde se localizan funciones fundamentales para la vida: la
experiencia sensorial, la emocionalidad, la regulación del apetito, la agresividad y la
función sexual, y también desempeñan un rol muy importante en otras funciones como
la memoria y el aprendizaje43. Las fallas en el funcionamiento del sistema límbico se
traducen en características como las siguientes44:





Trastornos de las capacidades sensoriales dificultad de los niños para percibir
sus vivencias internas y las amenazas o peligros del entorno, además de
problemas para distinguir lo que es producto de la realidad de lo que son sus
deseos.
Deficiencias en el reconocimiento y manejo de las emociones, diferentes
investigaciones han mostrado una mayor excitabilidad de la amígdala, que es la
región del sistema límbico en donde se percibe el miedo y las amenazas y se
dispara la agresividad.
Trastornos de la empatía se presentan como niños egoístas y exigentes, con
dificultad para obedecer a los adultos y manejar frustraciones.
Presentan memorias emocionales traumáticas, implícitas, referida a
percepciones, emociones o vivencias internas de la temprana niñez cuando el
cerebro aún no puede operar con la memoria explícita; recuerdos o memoria
narrativa, estos recuerdos generan comportamientos que no se relacionan con
un hecho real y resultan incomprensibles para el observador.
Trastornos en la regulación del apetito, la agresividad, la frustración y la
excitación sexual, todas pulsiones relacionadas con el mantenimiento,
preservación y protección de la vida.
Como se señaló, los vínculos interpersonales con los cuidadores primarios redundan en
el desarrollo del sistema nervioso, así como en la percepción que tiene el niño(a) de
los otros en la convivencia social. La experiencia de apego del niño(a) en relación con
el cuidador primario, se desarrolla en los primeros tres años de vida generando
representaciones internas de apego, que serán un patrón anticipatorio de lo que puede
esperar de la relación con otras personas. Los niños víctimas de maltrato tienen mayor
probabilidad
(82%)
de
desarrollar
representaciones
internas
de
apego
desorganizado45.
Los efectos de la violencia interfieren el crecimiento y desarrollo de niños niñas y
adolescentes, además de incidir en el deterioro de la relación con los padres, el
rendimiento y comportamiento escolar –en particular la relación con los compañeros
de curso- y la salud mental46.
El maltrato y/o abandono en niños y niñas afecta su rendimiento escolar
disminuyéndolo en comparación con otros grupos estudiados, incluso cuando las
variables de situación socioeconómica y otras están controladas, mostrando además
mayor retraso en el desarrollo del lenguaje47.
Otras investigaciones han demostrado que la ausencia de contacto y la falta de
cuidados hacen que el cerebro produzca más adrenalina, lo que también predispone a
comportamientos más impulsivos y agresivos. En la medida que muchos de estos niños
y niñas crecen en contextos violentos, sus propios comportamientos agresivos les
41
“Promoción del buen trato infantil y la prevención temprana de violencias” Jorge Barudy, 2006. Curso
Marcos de referencia para el diagnóstico e intervención con niños y jóvenes del Programa Vida Nueva. Tema
1: Modelos conceptuales generales. Biología del Buen trato. Rosa Barrera, Psiquiatra infanto- juvenil,
Universidad Católica (2012).
42
Jorge Barudy. Rosa Barrera. Ibidem.
43
Rosa Barrera. Ibidem.
44
Barudy, J. y Dantagnan, M. (2010). Los desafíos invisibles de ser madre o padre. Ed. Gedisa, Barcelona.
45
“Influencia de los distintos tipos de maltrato sobre la calidad de las representaciones de apego infantil”.
Presentación del Doctor Andrés Fresno, Observatorio de violencia junio de 2012.
46
UNICEF (2012). 4º Estudio de maltrato infantil.
47
MIDEPLAN (2009). Programa Abriendo Caminos. Chile Solidario. Manual de apoyo para la formación de
competencias parentales. Santiago.
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facilitan «la adaptación» al entorno. Esto crea una dramática paradoja: mientras
menos cuidados y protegidos estén los niños y las niñas, más agresivos tendrán que
ser para sobrevivir48.
Como se señaló, en el contexto escolar estos niños, niñas y adolescentes presentan
problemas de rendimiento, así como dificultad para adaptarse a las normas de
convivencia, encontrándose con un sistema escolar que tiene dificultad para dar
respuesta a sus necesidades individuales, lo que incide en retraso escolar, frecuentes
sanciones, estigmatización, hasta llegar a la expulsión de la escuela 49; que sigue
siendo una instancia de protección para evitar conductas como transgresiones a la ley
y consumo de drogas, entre otras. Lo anterior, deriva en limitado acceso a las
oportunidades de desarrollo personal y social.
Por otra parte, respecto a la salud mental, el maltrato y la negligencia se asocian con
conductas de internalización (niños/as tristes, aislados y deprimidos) y conductas de
externalización (niños/as agresivos o hiperactivos) durante la niñez50.
4.4.4
Enfoques para la intervención
a) Enfoque de la Resiliencia: Una Mirada
Intervención en Niñez y Adolescencia
Esperanzadora
para
la
La perspectiva de la Resiliencia ha sido de gran utilidad en las Ciencias Humanas y
Sociales, implicando un cambio de paradigma en la mirada de los problemas
personales y sociales; como también en la intervención que realizan profesionales y
técnicos al trabajar con las personas. Transitando de un enfoque centrado en los
problemas y dificultades a una mirada que pone el énfasis en el reconocimiento de
fortalezas y recursos, para desde ahí, promover la superación de las dificultades y en
lo posible salir fortalecidos. Es una nueva forma de enfrentar los problemas, los
traumas y el sufrimiento humano. Supone una transformación en las creencias y las
prácticas, cambiando de una visión determinista, y en cierto sentido pesimista, a una
visión más esperanzadora” (Milicic, 2011).
La resiliencia es “la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de
la vida, aprender de ellas, superarlas e inclusive ser transformados por éstas. Nadie
escapa de las adversidades” (Henderson, 2006). Esta capacidad es el resultado de la
interacción del individuo con otras personas, de sus condiciones de vida y del ambiente
vital (Barudy, 2005)
Para Boris Cyrulnik, “La resiliencia es el arte de navegar en los torrentes” (2001,
p.213). Y la explica a través de la siguiente metáfora: “Un trauma ha trastornado al
herido y le ha orientado en una dirección en la que le habría gustado no ir. Sin
embargo, y dado que ha caído en una corriente que le arrastra y le lleva hacia una
cascada de magulladuras, el resiliente ha de hacer un llamamiento a los recursos
internos que se hallan impregnados en su memoria, debe pelearse para no dejarse
arrastrar por la pendiente natural de los traumas que le impulsan a correr mundo y a ir
de golpe, en golpe hasta, el momento en que una mano tendida le ofrezca un recurso
externo, una relación afectiva, una institución social o cultural que le permita salir
airoso” (idem, p.213).
Paul Bouvier, en Cyrulnik (2001) aclara que la resiliencia “no es una vacuna contra el
sufrimiento, ni un estado adquirido e inmutable, sino un proceso, un camino que es
preciso de recorrer (idem, 215). Par recorrer este camino se requiere un guía o tutor
de resiliencia que es una persona significativa que ayuda a que la otra persona le de
sentido a lo vivido, le permita salir airoso, tejer vínculos y reorganizar la imagen de sí
mismo, entre otros aspectos (Cyrulnik 2001, Milicic, 2011). Desde esta mirada, los
profesionales y técnicos que trabajan en programas que abordan problemáticas
relacionadas con niñez, adolescencia y familia, pueden contribuir a generar contextos
resilientes, poniendo al servicio de la intervención sus propios recursos (resilientes)
48
Programa Abriendo Caminos. Chile Solidario. Ibidem.
Programas de Intervención Integral Especializados (PIE): Sistematización sobre las Intervenciones y la
inclusión del Enfoque de Género. DEPRODE, mayo 2012.
50
Borrador Guía Clínica: Detección y primera respuesta a NNA víctimas de maltrato. Ibidem.
49
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Programas de Intervención Integral Especializada (PIE)
Programa 24 Horas
(Barudy, 2005), favoreciendo así que los niños, niñas y adolescentes fortalezcan y
desarrollen nuevos recursos. Del mismo modo, promover que padres, madres o
adultos a cargo pueden ejercer una parentalidad y marentalidad protectora y bien
tratante hacia sus niños/as y adolescentes.
El propósito de que los programas sociales, trabajen desde un enfoque de la resiliencia
le otorga a la intervención una mirada esperanzadora desde distintos ángulos. Por un
lado, permite que el Estado asuma un rol de generador de oportunidades de
emergencia o fortalecimiento de la resiliencia, aportando a la equidad con personas o
grupos sociales que no han tenido dichas oportunidades. De este mismo modo, a los
equipos técnicos, les contribuye al darle sentido a su intervención, porque ve a los
sujetos con los que trabaja, no solo como personas con dificultades (que
frecuentemente son muchas y diversas), sino que también, desde sus recursos,
fortalezas y, también, desde las posibilidades de ser permeados por el proceso de
ayuda. A los niños, niñas, adolescentes y sus familias, les permite elaborar las
situaciones dolorosas vividas, salir fortalecidos y en el caso, de las diversas
expresiones del maltrato, evitar o interrumpir la violencia transgeneracional.
El enfoque de la Resiliencia, también ha sido abordado en el estudio con familias que
ejercen adecuadamente el cuidado de sus niños y niñas, aún en contexto de gran
estrés psicososial. María José Rodrigo, Doctora en Psicología, que ha desarrollado una
serie de investigaciones en parentalidad en España, plantea que la Resiliencia Parental,
es “un proceso dinámico que permite a los padres desarrollar una relación protectora y
sensible ante las necesidades de los hijos/as a pesar de vivir en un entorno
potenciador de comportamientos de maltrato”. (2009a, p.52). Un factor
protector que aporta a las familias a hacer frente a los estresores es el apoyo social
informal y/o institucional.
Para la autora, la Resiliencia Parental es una invitación a ver las potencialidades de las
familias y cuestiona la forma que se ha tenido de nombrar a las que se encuentran en
riesgo psicosocial y que son usuarias frecuentes de la oferta pública, esto es
“multiproblemáticas”, “disfuncionales”, “desintegradas”. Por otro lado, convoca a
abandonar como modelos ideales que guían la intervención, aquellos que se basan en
familias normalizadas y propone cambiarlos por aquellos que presentan las resilientes,
ya que indican cómo han podido salir adelante en determinados entornos. Otro aporte
muy relevante de esta perspectiva, es que dado que hay una diversidad de situaciones
familiares y de posibles formas de resiliencia, hay que sustituir el “dar recetas” a los
padres y madres, por ayudarlos a que “hagan de su parentalidad un traje a la medida
y no el traje estándar que se supone deben realizar” (2009a, p.65).
b) Intervención con Familias:
Resulta fundamental para la intervención con niños/as y adolescentes incorporar a la
familia de manera activa durante todo el proceso de intervención, esto es: ingreso
diagnóstico, co-construcción de Plan de Intervención, co - ejecución y egreso. La
familia es un sistema inmerso en un sistema social, tanto sus orígenes como sus
pautas de relación se encuentran interrelacionados con los cambios de la sociedad a la
cual pertenece. Estos factores contextuales tendrán que ser considerados en todo el
proceso de intervención con la finalidad de que las estrategias que se utilicen estén en
sintonía con las características particulares de los niños/as y adolescentes, como con
sus entornos familiares y socio-culturales.
La complejidad de los fenómenos abordados, además de su multicausalidad y
diversidad de dominios de existencia, que conviven al mismo tiempo, demandan un
actuar interdisciplinario. De este modo, se espera que se tengan a la vista en todo el
proceso elementos del ámbito biopsicosocial, cultural y sistema de creencias
dominantes. La familia, vista como un sistema abierto, está compuesta por
subsistemas (parental, conyugal, fraterno) que- a su vez-contienen otros subsistemas
individuales en interacción no sólo entre sí, sino que también con otros sistemas
sociales.
Al comprender a la familia como un sistema integral y dinámico será posible visibilizar
a sus miembros en permanente y mutua influencia. La interacción significativa entre
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Programas de Intervención Integral Especializada (PIE)
Programa 24 Horas
subsistemas invita a pensar que un cambio en la forma de relacionarse podría
comenzar por cualquier integrante, incidiendo en la atmósfera colectiva en donde ésta
se desenvuelve, promoviendo cambios en los demás integrantes.
Por otra parte, la familia tiene un rol privilegiado en el desarrollo integral de sus
miembros y también en la transmisión de una cultura de promoción y ejercicio de los
derechos humanos, socializando, modelando, promoviendo premisas, valores y modos
de actuar que se van consolidando con el tiempo. Es así como, temas como relaciones
de género, formas de vinculación entre el mundo adulto y la niñez y viceversa, formas
de enfrentar los conflictos, la expresión de emociones y cómo modelarla, entre otros
aspectos, cobran un potente espacio de aprendizaje en las familias, los cuales se van
transmitiendo y replicando transgeneracionalmente. De esto modo, se requiere
identificar en las familias aquellas pautas de relacionamiento que dificultan o
obstaculizan el desarrollo integral de sus integrantes y que estarán presente en la
intervención, pero especialmente reconocer/visibilizar aquellos recursos familiares que
aportarán a sus logros.
Considerando lo anteriormente señalado, es que es crucial para gatillar o promover
mejoras en las vidas de los niños, niñas y adolescentes, que la familia sea un actor
durante todo el proceso que se lleve a cabo en el programa, promoviendo el equipo su
co-responsabilización de los procesos interventivos con sus niños/as y adolescentes.
c) Participación:
Con la firma de la CDN, el Estado de Chile se obliga a promover el ejercicio de un
conjunto de derechos de la niñez y adolescencia, dentro de los cuales se encuentra el
derecho a la participación que está consagrado en diversos articulados, especialmente
en el 12 referido a la consideración de la opinión del niño y la niña en los diversos
asuntos que le afectan.
En congruencia con lo anterior, se espera que el Programa, desarrolle una intervención
que involucre activamente a los niños, las niñas, los adolescentes y sus familias,
considerando su opinión, haciéndolos partícipes del proceso de intervención y actores
en la restitución de derechos e interrupción de prácticas transgresoras.
A continuación se entregan algunos aspectos conceptuales que orientarán el quehacer
del Programa, sin perjuicio de que las Ocas y sus equipos técnicos desarrollen sus
apuestas para operacionalizar el derecho a la participación.
El Instituto Interamericano del Niño, la Niña y el Adolescente, Organismo Especializado
de la OEA51 (IIN, 2010, pág. 14-20), plantea ciertas consideraciones respecto de la
participación y a continuación se señalan las que parecen como orientadoras para el
trabajo del Programa de Intervención Integral Especializada-PIE, estas son:
La Participación como un eje del paradigma niño, niña como sujeto de derecho.
Los diversos artículos contenidos en la Convención que aluden al derecho a
participación “desmiente la concepción tradicional de la niñez como estado
incompletitud o deficiencia para instalar una nueva perspectiva en que el niño es
ser pensante, capaz de formarse juicios, de tener ideas propias en función del grado
desarrollo alcanzado (principio de autonomía progresiva). En suma: se abre a
consideración de un niño persona”.
la
de
un
de
la
Se reconoce que el ejercicio del derecho a la participación, genera un cambio de
paradigma en el tratamiento de la niñez y adolescencia, puesto que las acciones
desarrolladas para su promoción, requieren ser realizadas en conjunto con los niños y
niñas, reconociéndoles a ellos y ellas, capacidades propias, con posibilidad de opinar y
de formarse un juicio, de acuerdo a su edad y, en este contexto, el rol del adulto es
generar las condiciones para que esto sea factible.
51
Organización de los Estados Americanos.
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Programas de Intervención Integral Especializada (PIE)
Programa 24 Horas
La Participación como necesidad para el pleno desarrollo psicosocial.
El supuesto a la base es que las personas son seres sociales y que, por tanto, la
participación es una necesidad humana y una condición para su desarrollo pleno.
“Aspectos centrales del desarrollo personal, como la autoestima, la posibilidad de
mantener conductas autónomas, el respeto y la consideración hacia los otros se ven
fortalecidos y alimentados con las experiencias participativas que el niño o niña tenga
oportunidad de vivir durante su desarrollo”.
Para los niños/as y adolescentes, la participación les permite vivenciar de manera muy
concreta el ser sujetos de derechos52. Además, les permite desarrollar ciertas
habilidades sociales que facilitan su vinculación con el entorno, con los adultos y con
los pares, así como también fortalecen su autoestima53.
De manera operacional, se espera que se considere el criterio de participación al
menos de la siguiente manera:
No solo consultar, sino que considerar la opinión de los niños/as y adolescentes en las
distintas etapas de intervención, tomando en cuenta la etapa del desarrollo en la cual
se encuentre.
Involucrar activamente a las familias en todo el proceso de intervención, desde la
acogida/ingreso hasta el egreso. Empoderándolas para que asuman proactivamente su
rol en la restitución de derechos y/o en la interrupción de prácticas transgeresoras.
Involucrar a otros adultos del entorno familiar y comunitario que puedan aportar al
proceso de restitución, favoreciendo que asuman un rol de co-garantes de derechos de
los niños/as y adolescentes usuarios/as.
d)
Integralidad:
Del marco normativo señalado en el punto anterior, la simultaneidad de las situaciones
de vulneración, así como de prácticas transgresoras, obligan al desarrollo de
alternativas de análisis y abordaje que permitan la integración de temáticas
generalmente atendidas y comprendidas de manera lineal o fragmentada. Para ello,
una alternativa es la identificación de aquellas dimensiones que pudiesen resultar
transversales a ellas –por ejemplo, la presencia de la violencia como modo de relacióna partir de las cuales se puedan diseñar e implementar dispositivos de intervención (a
nivel individual, familiar y/o comunitario) que se traduzcan en efectos a distintos
niveles. Es aquí donde se instala la coherencia de un enfoque socioeducativo de
intervención.
Lo anterior, puede traducirse en la planificación y desarrollo de procesos de
intervención en base a una priorización de las dimensiones identificadas, y la
subsecuente secuencialización de la intervención en torno a dichas prioridades y sus
posibilidades de abordaje, estableciendo además procedimientos de monitoreo
periódicos de los avances en cada ámbito de intervención definido. Ello, permite
ordenar la intervención, a través de la formulación de hipótesis de trabajo
aglutinadoras que favorezcan la focalización de respuestas.
Este ordenamiento de la intervención puede aparecer, de este modo, como el diseño
de procesos de intervención “a la medida de los/as usuarios”, en base a un criterio de
integralidad.
52
Este es uno de los principales hallazgos de la investigación realizada por Andrea Quilodrán (2012) “La
Participación de Niños y Niñas en Espacios Comunitarios: ¿Un Aporte al Ejercicio de su Ciudadanía?”. Estudio
Cualitativo a partir de la Voz de los Niños y Niñas participantes de dos Programas de Prevención Comunitaria
(PPC): Polpaico y La Legua. Tesis para optar al grado de Magister en Psicología, mención Psicología
Comunitaria. Universidad de Chile
53
Estas aseveraciones, son parte de algunos de los hallazgos surgidos en la realización de grupos focales con
niños y niñas participantes de Programas de Prevención Comunitaria, en el año 2011
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Programa 24 Horas
Coherentemente este abordaje considera la planificación de los diversos
requerimientos de atención que el niño, niña o adolescente y su familia necesiten a su
vez desde otros sectores u organismos públicos que operan en el territorio. El criterio
de integralidad no implica asumir directamente la responsabilidad por la totalidad de
los factores asociados al problema, sino más bien focalizarse en aquellos ámbitos y
prioridades definidas, y generar las coordinaciones necesarias con otros actores para
favorecer las respuestas que desde dichos ámbitos se requiere. El fin es lograr la
complementariedad de las intervenciones, coordinando a los equipos que desde salud,
educación, u otros que conforman el sistema de protección social, puedan confluir en
la intervención con el sujeto y su familia. Esto posibilita el logro de objetivos comunes,
promueve la intersectorialidad y el trabajo en red.
La implementación de proyectos complementarios –PDE, PDC y equipos ambulatorios
de salud mental- responde a este principio de integralidad y complementariedad. Sin
embargo, a partir de la sistematización y asesoría del Programa 24 Horas, se ha
observado que un trabajo complementario e integral con otros actores debe considerar
al menos los siguientes requisitos:
Diferenciación: la posibilidad de generar un abordaje integral articulado con
otros requiere de claras definiciones de los objetivos y metodologías de cada
proyecto vinculado a la intervención del usuario/a y su familia. Estas
definiciones deben establecer con claridad los alcances y limitaciones de la
intervención de cada proyecto, lo que reduce los riesgos de duplicidad de
funciones y objetivos, y la consiguiente confusión de los usuarios. El desafío de
la diferenciación se ha observado como uno de los más recurrentes, en la
medida que implica la operacionalización de las prácticas del proyecto, y la clara
explicitación de ámbitos que quedan fuera de su experticia.
Coordinación permanente: un requerimiento para la adecuada gestión de la
intervención del proyecto es la coordinación constante con los proyectos
complementarios. Ello no sólo contribuye a optimizar los recursos para la
intervención, sino que especialmente apunta a la operacionalización de las
prácticas y procedimientos en torno a los casos, de un modo tal que permita un
ejercicio de la intervención como si fueran un solo proyecto, considerando que
el foco de los intervinientes es el niño, la niña o el adolescente y la superación
de las vulneraciones de derecho que le afectan. Éste, tal vez, resulte uno de los
mayores desafíos, no sólo por una alta inversión de tiempo, sino
principalmente, en tanto implica gestionar el proyecto como una iniciativa que
se expone en una relación con otros.
Orientación a la tarea de intervención: la demanda de coordinación para la
intervención complementaria requiere establecer con claridad los objetivos,
actividades e indicadores de dicha articulación, en tanto es el niño/a o
adolescente y su familia quienes en definitiva se verán afectados por las
dificultades que se presenten en la relación entre equipos.
Generación de procedimientos y protocolos: resulta fundamental para una
coordinación efectiva que cada una de las partes tenga un conocimiento
anterior de lo esperable de la articulación con sus proyectos complementarios.
Para ello, es necesaria la generación de protocolos de acción u otros
procedimientos estructurados que predefinan cursos de acción entre equipos
tanto frente a situaciones o procesos cotidianos (derivación, diagnóstico, diseño
e implementación de planes de intervención, evaluación de egreso,
seguimiento), como frente a situaciones excepcionales, pero esperables
(recaídas en el proceso, eventos inesperados, situaciones de crisis, etc.).
Confianza: si bien, no puede plantearse en rigor como un requisito a trabajar –
sino más bien como una consecuencia de un trabajo articulado- la generación
de climas de confianza resulta clave, por lo que es altamente esperable el
desarrollo de acciones orientadas a dicho fin, en términos de una disposición
genuina al trabajo con otros en la medida que un buen trabajo redundará en
una mejor intervención con los niños/as y adolescentes.
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Programas de Intervención Integral Especializada (PIE)
Programa 24 Horas
Por otra parte, más allá de la articulación directa con los proyectos complementarios
PDE, PDC y programas ambulatorios de salud mental, se espera la participación
permanente de representantes del proyecto en las Mesas Comunales de Gestión de
Casos54, que son instancias de coordinación periódica (quincenal o mensual) entre
representantes de la totalidad de los proyectos involucrados directamente en la
implementación del Programa 24 Horas a nivel local (comunal).
e)
Desarrollo Evolutivo:
Las personas nos vamos construyendo a través de la vida producto de la continua
interacción de distintos componentes, sean éstos biológicos, ambientales y culturales;
por ejemplo, a lo largo de este proceso vamos adquiriendo una identidad biológica,
psicológica y social, que intenta equilibrar las propias necesidades con las del contexto
en que cada persona se desenvuelve. Los niños, niñas y adolescentes se encuentran
en proceso de desarrollo y sus necesidades, habilidades y recursos van cambiando de
acuerdo a las distintas etapas del ciclo vital.
En este sentido la perspectiva evolutiva es un enfoque esencial que orienta el
diagnóstico y también la intervención; permite conocer, no sólo lo que es esperable en
relación a cada etapa, sino que reconocer que es lo que se considera como no
esperado o no deseable en el desarrollo. Del mismo modo, nos permite tener
presentes los factores que pueden afectarlo tanto a nivel individual, familiar, ambiente
más cercano, como los contextos más amplios.
Conocer y profundizar en la perspectiva evolutiva además, orienta e incluye en la
intervención las características propias del desarrollo con la finalidad de implementar
metodologías de intervención que acompañen respetuosamente las singulares
necesidades y desafíos que los niños, niñas y adolescentes enfrentan en cada etapa. La
sensibilidad respecto de los desafíos, inquietudes y anhelos de las distintas etapas del
ciclo evolutivo de alguna manera ayuda a moderar las expectativas y exigencias por
parte del mundo adulto hacia ellos/as.
Finalmente, cabe señalar, que la perspectiva evolutiva tendrá que considerarse en
concordancia con el enfoque de interculturalidad e intervenciones con pertinencia
cultural, que se describe más adelante en el documento.
f)
Género:
En el entendido que el Enfoque de Género se encuentra dentro del paradigma de
Derechos Humanos, es que se entenderá como una construcción socio-cultural, que se
realiza a partir de las diferencias biológicas de cada sexo. (Cáceres, 2010; Emakunde,
1998; GTZ, 2011; Obach, 2011; PNUD, 2010).
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, define el género como
“los atributos sociales y las oportunidades asociadas con el ser femenino y masculino y
las relaciones entre mujeres y hombres, niñas y niños, como también entre las
mujeres y entre los hombres. Estos atributos, oportunidades y relaciones, están
construidos socialmente, son aprendidos a través de procesos de socialización, y varían
según el contexto social y temporal. El género determina lo que puede esperarse, lo
que es permitido y valorado en una mujer o un hombre en un contexto dado” 55.
El género como concepto incluye por tanto a las masculinidades y feminidades, a
hombres y mujeres, a las relaciones entre ellos, y al contexto estructural que refuerza
y crea estas relaciones de poder56.
Es importante entender que las expectativas de género han estado cargadas de
estereotipos que limitan las posibilidades de actuación y de desarrollo para hombres y
54
55
56
Las Mesas Comunales de Gestión de Casos, corresponden a una instancia de coordinación periódica entre
representantes de los proyectos implementados como parte del Programa. Estas reuniones –realizadas de
manera quincenal o mensual- se orientan a favorecer el adecuado desarrollo y mejoramiento continuo del
sistema de atención a través del análisis de los procesos de ingreso, derivación, intervención y egreso de
casos generados e implementados por los mismos proyectos a nivel local.
ONU Mujeres. Ibidem.
Francisco Aguayo y Michelle Sadler “Masculinidades y Políticas Públicas. Involucrando hombres en la equidad
de género”. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Chile. Noviembre 2011.
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mujeres (Obach y otros, Sename 2011). Estos estereotipos y mandatos sociales se han
traducido en inequidades de género, es decir, que a partir de diferencias biológicas
entre hombres y mujeres se otorga una valoración distinta a cada uno, produciéndose
una sobrevaloración de lo masculino y una subvaloración de lo femenino (idem).
Por su parte, la Equidad de Género hace referencia a la “valoración de las diferencias y
la idea de justicia, dar a cada uno lo suyo reconociendo condiciones o características
específicas de cada persona según su sexo, origen étnico, religión, edad, nivel
socioeconómico; y por lo tanto, reconocer la diversidad sin que esta sea usada como
razón para la discriminación. La equidad de género implica la posibilidad de
tratamiento diferencial para corregir desigualdades de partida; medidas no
necesariamente iguales, pero conducentes a la igualdad en términos de derechos,
beneficios, obligaciones y oportunidades. Es entendida como la justicia en el
tratamiento a mujeres y hombres de acuerdo a sus respectivas necesidades y destaca
la importancia de la igualdad de resultados” (Valdés, T. y Fritz, H. 2005).
Por otra parte, si se parte del supuesto que las construcciones de género son
culturales, habría que reconocer que todas las personas de la sociedad están
influenciadas por los mandatos, expectativas y estereotipos de ser hombre y ser
mujer, esto incluye a profesionales que se desempeñan en Sename, a los equipos
interventores de los programas, a las redes sectoriales, como a las propias familias,
niños, niñas y adolescentes con las cuales se interviene, entre otros.
Si se pretende desarrollar prácticas de género que aporten a la equidad en derechos
de hombres y mujeres, se requiere partir reconociendo y problematizando las propias
representaciones. “Pero no se trata de un trabajo fácil. Las representaciones no son
estáticas, cual muros en el camino que basta con derribar para despejar la vía o
construir otras cosas en su lugar; son dinámicas, reaccionan, resisten, se reacomodan
o adaptan, a veces parecen desaparecer pero retornan por caminos impensados.
Además, tienen capas muy duras, muy lentas de penetrar” (PNUD, 2010, p91). Lo cual
implica reconocer que las representaciones que tienen los propios interventores, las
familias, los niños y niñas acerca de lo que es “ser hombres” o “ser mujeres”, son
construcciones socio –culturales que requieren ser problematizadas.
Para la modalidad, se entenderá que el enfoque de género es una categoría de análisis
para ser incorporada de manera transversal durante todo el proceso de intervención.
Se espera, que la metodología incluya la perspectiva de género tanto como un enfoque
transversal a la intervención, como a la gestión del proyecto.
El diseño de acciones coherentes con facilitar el acceso a las oportunidades de
desarrollo a los niños, niñas y adolescentes y sus adultos responsables, requiere
preguntarse:

¿Cómo relacionarse, con los niños y niñas, mujeres y varones, desde los
aspectos de la socialización de género que facilitan la adherencia al programa y
la participación en este, y en un segundo momento realizar modificaciones que
estimulen el desarrollo de cada uno, el ejercicio de sus derechos y la equidad?

¿Qué estrategias se pueden utilizar para cuestionar aquellos estereotipos de
género que limitan el desarrollo de los niños, niñas y adolescentes y los adultos
a cargo?

¿Cómo puede contribuir el contexto relacional, del programa y el equipo, a
modificar pautas culturales relacionales abusivas?

¿Qué herramientas o estrategias de la intervención contribuyen a preparar a
niños y niñas y mujeres y varones adultos para el acceso a las oportunidades
de desarrollo que brindan las políticas públicas de protección universal y el
ejercicio de sus derechos?

Aunque se incluyan acciones transversales con enfoque de género ¿Cómo
avanzamos en el desarrollo de metodologías diferenciales de acuerdo al sexo de
los usuarios/as?
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
Orientaciones Técnicas Línea Programas, Programa de Protección Especializada
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¿Se requieren estrategias de intervención específicas para aquellos adolescentes
que son padres/madres?
Se debe incluir en el proceso de intervención con los niños/as y las familias las
distinciones de género necesarias, de modo que las intervenciones sean adecuadas a
cada niño, niña o adolescente (ello implica, por ejemplo, reconocer las implicancias del
desarrollo de procesos de intervención por integrantes masculinos o femeninos del
equipo de atención, de acuerdo a las vulneraciones identificadas; el desarrollo de la
identidad sexual y de género durante la niñez y adolescencia; diferencias en patrones
de crianza en las familias de acuerdo al sexo del niño/a; roles familiares asignados a
integrantes de la familia de acuerdo al sexo, etc.). En los casos de usuarios/as del
programa que son padres/madres se sugiere incorporar en la intervención una
problematización de los sesgos de género involucrados en el ejercicio de la
parentalidad/marentalidad.
De igual manera, deben considerar la incorporación de este enfoque en los procesos de
monitoreo y evaluación final del período de ejecución del proyecto, que permita dar
cuenta de la relación entre el tipo de situaciones que motivan el ingreso al programa,
la gravedad del daño y el sexo de las personas afectadas, así como evidenciar los
diversos cambios experimentados.
Respecto a la diversidad sexual, la Convención de Derechos del Niño en su artículo
N°2, define el respeto de los derechos para cada niño, sin distinción alguna,
independientemente de la raza, el color, el sexo, el idioma, la religión, la opinión
política o de otra índole, el origen nacional, étnico o social, la posición económica, los
impedimentos físicos, el nacimiento o cualquier otra condición del niño, sus padres o
de sus representantes legales.
Por otra parte, la Organización de los Estados Americanos (OEA)57, aprobó una
resolución sobre Derechos Humanos, Orientación Sexual e Identidad de Género en los
países de las Américas. En dicha resolución se condenan los actos de violencia y las
violaciones de derechos humanos contra personas a causa de su orientación sexual e
identidad de género y se alienta a los Estados miembros a considerar medios para
combatir la discriminación contra personas a causa de su orientación sexual e
identidad de género58.
Posteriormente, en nuestro país, la Ley 20.609 de 2012 sanciona la discriminación
arbitraria, y es un aporte a la aceptación de la diversidad.
La OMS realiza una definición de sexualidad amplia y ligada a distintos aspectos de la
identidad de las personas: “La sexualidad es un aspecto central del ser humano a lo
largo de la vida y tiene en cuenta aspectos tales como el sexo, la identidad de género
y roles de género, la orientación sexual, el erotismo, el placer, la intimidad y la
reproducción. La sexualidad se experimenta y expresa a través de pensamientos,
fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, comportamientos, prácticas y
relaciones.”59 Donde tienen lugar distintas identidades, con el sexo 60, con el género61 y
orientaciones sexuales62, heterosexual63, homosexual64, bisexual65.
Es importante mencionar que una experiencia o actividad sexual con una persona del
mismo sexo no implica que la persona se identifique o pueda ser identificada como
57
40° Asamblea General del 8 de junio de 2010. OEA.
Índice compuesto de estigma y discriminación hacia hombres homosexuales, otros HSH y mujeres
transgénero en Chile (ICED). ONU SIDA, ONU, UNESCO, Vivo Positivo, Gobierno de Chile, ASOSIDA. Enero
2013.
59
Fundación Todo Mejora Ibidem.
60
Se refiere al reconocimiento y aceptación de sí mismo(a) con la categoría asignada según las
características biológicas con que se nace, que sitúan a la persona siendo hombre o mujer.
61
Se refiere al grado de afinidad y conformidad que se tiene con las expectativas y normas establecidas en
el contexto social con lo que se considera masculino o femenino.
62
disposición afectiva, erótica y psicológica hacia donde una persona dirige sus deseos sexuales. ONU SIDA,
ONU, UNESCO, Vivo Positivo, Gobierno de Chile, ASOSIDA. Enero 2013. Ibidem.
63
Personas que se sienten atraídas, física, emocional y sentimentalmente, por individuos del otro sexo.
64
Personas que se sienten atraídas, física, emocional y sentimentalmente, por individuos del mismo sexo
65
Personas que se sienten atraídas, física, emocional y sentimentalmente, tanto por hombres, como por
mujeres.
58
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homosexual, ya que la conducta puede no implicar las dimensiones sentimental,
emocional e identitaria.
g)
Interculturalidad en el Marco de los Derechos Humanos e Intervenciones
con Pertinencia Cultural:
Se tiene que considerar el enfoque intercultural en el marco de la Declaración de las
Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, firmada por Chile en
2007, la Convención sobre los Derechos del Niño, el Convenio 169 de la Organización
Internacional del trabajo (OIT), promulgado en 1989 y ratificado por Chile el 2008 y la
Ley Indígena Nº19.253.
En el artículo 30 de la Convención de los Derechos del Niño está consagrado el respeto
a la cultura de los pueblos originarios: “En los Estados en que existan minorías étnicas,
religiosas o lingüísticas o personas de origen indígena, no se negará a un niño que
pertenezca a tales minorías o que sea indígena el derecho que le corresponde, en
común con los demás miembros de su grupo, a tener su propia vida cultural, a
profesar y practicar su propia religión, o a emplear su propio idioma”.
Por otra parte, el Convenio N° 169 de OIT, ratificado por Chile en septiembre de 2008,
señala que “los Estados tienen el deber de adoptar medidas especiales para
salvaguardar las personas, las instituciones, los bienes, el trabajo, las culturas y el
medio ambiente de los Pueblos Indígenas con el consentimiento indígena y sin
discriminación. Asimismo, aspira al mejoramiento continuo de las condiciones de vida y
de trabajo, y del nivel de salud y educación de los pueblos interesados, con su
participación y cooperación, enfoque que debe ser prioritario en los planes de
desarrollo económico global de las regiones donde habitan”66.
Asimismo la Ley Indígena establece el deber “de la sociedad en general, y del Estado
en particular, a través de sus instituciones, en respetar, proteger y promover el
desarrollo de los indígenas, sus culturas, familias y comunidades, adoptando las
medidas adecuadas para tales fines”67.
Para Unicef “La interculturalidad propicia el reconocimiento de la diferencia como un
recurso para el desarrollo y la participación de todos los ciudadanos y es, por tanto,
condición para la realización del conjunto de los derechos” (2013, p.1). Así, “la
interculturalidad propone que el reconocer implica otorgar legitimidad a las
representaciones y concepciones culturalmente distintas como también a sus prácticas”
(2013, p.4). Para ello, se requiere un proceso constante de diálogo y apertura a revisar
las propias concepciones y prácticas sociales a partir de las del otro, (Unicef, 2013). El
desafío es reconocer al otro o la otra desde su forma de comprender el mundo, desde
su contextualidad (Bórquez y Huenchucoy, 2012).
Unicef, plantea la interculturalidad como “un enfoque teórico-metodológico que
promueve y protege los derechos individuales y colectivos de los pueblos indígenas, en
tanto sostiene que para que exista un real diálogo es necesario previamente resolver
las asimetrías de poder que se dan entre sujetos culturalmente distintos. Para ello, en
la medida en que se avanza en la aplicación de los derechos humanos y de los
derechos de los pueblos indígenas —especialmente, en el derecho al reconocimiento
cultural, a la no discriminación y el derecho a la preservación de la identidad cultural—,
se construye una ciudadanía que convive a partir de relaciones cada vez más
horizontales, se generan espacios de participación igualitarios y se promueve el
intercambio de saberes. En suma, la cohesión social, en términos del enfoque
intercultural, permite avanzar en la disminución de las desigualdades económicas,
sociales y políticas (y de poder), generadas por diferencias culturales” (p.5).
Siguiendo a Unicef (2013), este organismo plantea que para la construcción de
relaciones interculturales, se distingue un nivel discursivo, referido a la relativización
de las concepciones, representaciones y paradigmas propios, por los del otro
66
“Las implicancias de la ratificación del Convenio Nº 169 de la OIT en Chile. Documento de trabajo Nº 10
Observatorio ciudadano”, junio 2012, www.observatorio.cl
67
Fundación La Frontera. Presentación en Tercer Encuentro de la Mesa Técnica Nacional de PIE, marzo
2013.
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Programas de Intervención Integral Especializada (PIE)
Programa 24 Horas
culturalmente distinto, que implica un proceso consiente de reflexión y análisis. Y un
segundo nivel operativo, referido a las prácticas, que incluye un proceso de
interrelación verbal, escrita, emocional y afectiva.
h) Intervenciones con Pertinencia Cultural68
Se espera que los programas se inserten en los territorios reconociendo el entorno
cultural de sus habitantes, como también, comprendan las cosmovisiones que tienen
los niños/as, familias y co-garantes de derechos y, desde ahí, generen intervenciones
que cobren sentido en su contexto cultural.
Es importante que al insertarse en los territorios, el equipo efectúe un reconocimiento
de la o las culturas características de la comunidad, esto le permitirá reconocer si está
compuesta por migrantes, por pueblos originarios, entre otros. Esto permitirá revisar
como los sujetos participantes del programa conceptualizan los derechos de la niñez y
adolescencia desde su cultura, y por lo tanto, ayudará a determinar en conjunto las
estrategias que apoyen la restitución de derechos desde su cosmovisión.
Desde esta perspectiva, la intervención se nutre de lo cultural, que da cuenta de
pautas relacionales que tienen lugar mediante el ejercicio de roles exigidos
culturalmente.
Para Fornet–Betancourt (2009), la idea de Interculturalidad no es disociable del
concepto de Reconocimiento, entendiéndolo como “la respuesta humana a una
necesidad humana fundamental de todo ser humano, que es precisamente la de ser
reconocido en su humanidad”.
De esta forma, en la intervención, mediante el reconocimiento cultural, se facilitará la
adherencia y vinculación con los niños y sus familias que pertenecen a una
determinada cultura, de manera que puedan reconocer el espacio de intervención
como positivo y respetuoso de sus creencias y valores.
Honneth (1996) plantea que la autoconciencia de los hombres depende de la
experiencia del reconocimiento social y que la percepción de realización de vida
requiere necesariamente del respeto o de la valoración práctica de su contraparte en
interacción. Son parte de este reconocimiento, las acciones que se desarrollan en los
contextos de intervención, las cuales dan cuenta de una acción que se ajusta a
necesidades y requerimientos propios de un pueblo.
i)
Enfoque de inclusión de las personas con capacidades diferentes:
El fundamento jurídico del enfoque de inclusión de las personas con capacidades
diferentes se encuentra establecido en la Convención sobre Derechos del Niño, la
Convención Internacional para las personas discapacitadas ratificada por Chile en 2008
y la Ley 20.422, que define normas sobre igualdad de oportunidades e inclusión social
de personas con discapacidad. Desde los postulados de la CDN, el artículo 2 establece
el principio de no discriminación y el artículo 23 dice que “Los Estados Partes
reconocen que el niño mental o físicamente impedido deberá disfrutar de una vida
plena y decente en condiciones que aseguren su dignidad, le permitan llegar a
bastarse a sí mismo y faciliten la participación activa del niño en la comunidad.” (Art
23 CDN), lo que apunta al desarrollo de autonomía e integración social.
La Convención Internacional para las personas discapacitadas, establece el derecho a
la protección contra la explotación, la violencia y el abuso (Artículo 16), señalando que
“Los Estados Partes adoptarán todas las medidas de carácter legislativo,
administrativo, social, educativo y de otra índole que sean pertinentes para proteger a
las personas con discapacidad, tanto en el seno del hogar como fuera de él, contra
todas las formas de explotación, violencia y abuso, incluidos los aspectos relacionados
con el género”. Lo anterior se relaciona con que “las mujeres y las niñas con
68
Este concepto se recoge de la presentación realizada por Alejandra Aburto, Trabajadora Social y Directora
Ejecutiva de la Fundación la Frontera en Jornada de Programas de Prevención Focalizada (PIB) Vida Nueva
(actual 24 horas) de la Región Metropolitana (2011).
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26
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Programas de Intervención Integral Especializada (PIE)
Programa 24 Horas
discapacidad suelen estar expuestas a un riesgo mayor, dentro y fuera del hogar, de
violencia, lesiones o abuso, abandono o trato negligente, malos tratos o explotación”.
En cuanto a la intervención, los programas deberían considerar el acceso igualitario de
niños/as y adolescentes con discapacidad para una intervención que trabaje por la
restitución y ejercicio de sus derechos y/o de padres que presentan algún tipo de
discapacidad y que necesitan apoyo para el desarrollo de competencias parentales.
Debe incluir dispositivos destinados a comunicarse, tanto con niños y niñas como con
los adultos a cargo, que presenten capacidades diferentes en el ámbito intelectual o
físico, así como adecuar espacios y metodologías para dar cumplimiento a los objetivos
de la intervención. La inclusión de niños, niñas o adolescentes con discapacidad
intelectual abarca el déficit intelectual leve y además moderado, este último
dependiendo del nivel de autonomía desarrollado.
Por otra parte, las coordinaciones intersectoriales con los sectores de salud y
educación, son prioritarias para garantizar una respuesta oportuna para el abordaje
de la vulneración de derechos de niños/as que presentan algún tipo de discapacidad,
dado que mediante esta articulación, pueden ser incluidos integralmente.
Así, la oferta estatal en materia proteccional, se traduce en una respuesta que en la
que “el Estado adoptará las medidas necesarias para evitar las situaciones de
violencia, abuso y discriminación de que puedan ser víctimas las mujeres y niños con
discapacidad y las personas con discapacidad mental, en razón de su condición”.
j)
Cuidado de Equipos69:
Trabajar en un contexto como la atención a niños, niñas y adolescentes que viven
situaciones de vida de alta complejidad, donde la violencia social e intrafamiliar son
parte de sus experiencias de vida, implica para los equipos interdisciplinarios que
intervienen con estas familias una alta carga emocional. Ésta, se puede ver reflejada
tanto a nivel individual como del trabajo y convivencia del equipo, impactando la
intervención con el sujeto de atención.
De esta forma, la violencia social de la cual son testigos debe considerarse a la hora de
intervenir, con el propósito de asegurar la atención y protección de los niños, niñas y
adolescentes. Por ello, resulta imprescindible que se desarrollen diversas estrategias
que permitan hacerse cargo de que para cuidar a otros es necesario reconocer el
impacto que la violencia genera en los equipos y en los profesionales que trabajan.
La permanente exposición a situaciones de alta vulnerabilidad y marginalidad que
involucran también a niños, niñas y adolescentes hace probable un nivel importante de
desgaste profesional. Las consecuencias pueden apreciarse, por ejemplo, en la alta
rotación de integrantes de un equipo, convivencia que pierde el componente
contenedor, empobrecimiento en las discusiones técnicas y baja calidad en el servicio
ofrecido.
Por lo anterior, resulta prioritario que los Organismos Colaboradores y equipos
desarrollen estrategias de autocuidado profesional y cuidado de equipo. Se estima
necesario que los equipos construyan en conjunto acciones de afrontamiento que
eventualmente podrían aplicarse de manera individual o bien como equipo de trabajo.
Esta relevancia en el cuidado de cada miembro del equipo, posterior debate y
consenso respecto a medidas para aplicar, tiene como propósito principal prevenir los
déficits y promover el fortalecimiento del bienestar en los niveles físicos, emocionales y
relacionales.
Preocuparse por el cuidado del equipo implica también hacerse responsable del propio
mirar como interventor social, el cual siempre participa activamente de lo que ve,
poniendo en juego sus estados emocionales, premisas y valores en la relación con
otro. Un equipo que disminuya su capacidad de dialogar, de intercambiar puntos de
69
Para complementar este enfoque, se anexa en la presente licitación la “Guía de diseño de Estrategias de
Cuidado de Equipo”, elaborada por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, en el marco
de la capacitación dirigida a coordinadores de Proyectos del Programa 24 Horas en la Región Metropolitana,
el año 2013.
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Programa 24 Horas
vista, perdiendo fuerzas para integrarlos hacia una intervención pertinente y oportuna,
corre el riesgo de que su servicio no sea de una calidad óptima. Por su parte, un
equipo que levante estrategias de cuidado, incrementará su campo relacional,
haciendo posible una dinamización de la conversación, ampliando su mirada y estando
disponible para la escucha y la co-construcción junto con el sujeto de atención.
4.5. Marco Metodológico
Sename, en tanto Organismo Público, asume el rol de generar el marco de acción de
su oferta programática, es así, que se establecen claramente los objetivos, resultados
e indicadores que deberán alcanzar a través de la ejecución los proyectos. Asimismo,
se invita a los Organismos Colaboradores de Sename (OCAS), a que generen
innovación en la implementación del programa acorde a los contextos territoriales en
los cuales se inserta. Es decir, el Servicio señala que se espera conseguir (objetivos y
resultados) y se espera que las Colaboradores en conjunto con sus equipos técnicos,
desarrollen sus apuestas de cómo lograrlo, a través del desarrollo de metodologías que
recojan los aprendizajes, la experticia y las características particulares de los niños,
niñas, adolescentes, sus familias y el entorno socio-cultural en cual se intervendrá.
4.5.1
Modelos o Estrategias Metodológicas Sugeridas
Sin perjuicio de fomentar que las Colaboradoras y equipos técnicos desarrollen sus
propias apuestas, a continuación se proponen modelos o estrategias metodológicas
que han sido un aporte a la intervención con niños/as, adolescentes y sus familias y,
además, son temáticas en las cuales han sido capacitados los equipos 24 horas de la
Región Metropolitana. Estos son:
 Modelo Transteórico del Cambio y Entrevista Motivacional.
El Modelo Transteórico del Cambio y la Entrevista Motivacional, surgieron en el
contexto de tratamientos con dependencias a sustancias. Sin embargo, estudios que se
han venido desarrollando desde hace varios años atrás, han mostrado su aporte, no
solo al tratamiento del abuso del consumo de alcohol y drogas, sino que también, en el
ámbito de la salud mental y de temáticas psicosociales que afectan a diversas
poblaciones (Paréntesis, 2012).
El Modelo transteórico del cambio se hace cargo de la respuesta a la pregunta ¿qué es
lo que hace cambiar a una persona?. Los psicólogos Prochaska y Diclemente (1982),
intentan responder esta interrogante y realizan una serie de estudios para comprender
cómo y por qué cambian las personas, llegando a la conclusión de que se presentaban
ciertas constantes en los procesos de cambio que efectuaban los individuos, por sí
mismos, o en contextos terapéuticos; a estas contantes las denominaron etapas del
cambio. Dichas etapas son: Pre-Contemplación, Contemplación, Preparación, Acción,
Mantenimiento, Recaída y Finalización. Dentro de este enfoque, la motivación se puede
comprender como el estado presente de una persona o la etapa de preparación para el
cambio. Es un estado interno influido por varios factores externos (Miller, W 1999 y
Paréntesis 2012). El aporte de este modelo es que reconoce que el cambio es un
proceso y que parte de él son las recaídas, las cuales no son significadas como
fracasos sino como una acción esperable. Otro elemento positivo, es que la
identificación de la etapa del cambio en el cual se encuentre una persona, ayuda a
utilizar las estrategias de intervención adecuadas para el proceso que está viviendo el
individuo en ese momento.
En este modelo, la motivación para el cambio es algo abordable y trabajable en el
proceso de intervención por el interventor o terapeuta y no una condición previa para
iniciar un tratamiento. “Desde esta perspectiva, para un terapeuta no es adecuado
culpar al paciente de no estar motivado para el cambio, de igual manera que un
dependiente no puede culpar a un cliente de que no esté motivado para comprar. La
motivación es una parte central e inherente a las tareas de un profesional” (Miller, W.
1999, p.25).
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Programa 24 Horas
La entrevista motivacional surgió en el ámbito sanitario en programas de tratamiento
para personas con consumo abusivo de alcohol y drogas. Su propósito es aumentar la
motivación intrínseca de las personas para que el cambio surja desde ellas. Se trata de
una forma concreta de ayuda para que las personas reconozcan y se encarguen de sus
problemas presentes y potenciales. Se puede utilizar con personas que se encuentren
ambivalentes respecto de la posibilidad de cambios, ya que ayuda a resolverlas. “Para
algunas personas, esto es todo lo que realmente necesitan. Una vez que se
desbloquean, dejan la inmovilización de los conflictos motivacionales y recuperan las
habilidades y recursos que necesitan con el fin de llevar a cabo un cambio duradero”
(Miller, W. 1999, p. 51).
El rol que asume el terapeuta o interventor no es autoritario, ni de experto que tiene
que decirles a las personas lo que tienen que hacer en sus vidas. Por el contrario, la
responsabilidad del cambio radica en las personas y tiene los siguientes principios de
intervención (Paréntesis, 2012):



Expresar empatía mediante la escucha activa
Desarrollar la discrepancia entre las metas o valores de la persona y su
comportamiento actual.
Apoyar la Auto-eficacia. Creer en la posibilidad de que el cambio es posible y la
persona es la responsable de esta decisión.
Las estrategias de la Entrevista Motivacional (Parks, 2009), están orientadas a
promover una conversación orientada al cambio, a través de:




Preguntas Abiertas
Respaldar a la persona
La Escucha Reflexiva
El Resumen
En síntesis, de acuerdo a lo señalado, la entrevista motivacional es una herramienta
útil para trabajar con personas que no están del todo convencidas o nada convencidas
de llevar a cabo procesos de cambio. Por tanto, puede ser una estrategia
especialmente útil para el trabajo con los niños, niñas adolescentes y sus familias que
ingresan al Programa de Intervención Integral Especializada, especialmente con
aquellos usuarios/as denominados como “No adherentes”, porque presentan
resistencias a recibir ayuda. Lo interesante o novedoso en relación a otras miradas, es
que el modelo transteórico del cambio y la entrevista motivacional incorporan la
motivación a dicho cambio como parte del proceso de intervención y no como un
requisito previo. Además, le otorga un rol activo al interventor psicosocial en la
motivación al cambio, pero el cambio propiamente tal es responsabilidad de las
personas.
La entrevista motivacional emplea ciertas técnicas, en las cuales se pueden entrenar
los interventores interesados en utilizarlas.
 Modelo Contextual Relacional Centrado en los Recursos.
Este modelo se ha empleado en el ámbito de la terapia clínica con familias. Es así, que
el Instituto Chileno de Terapia Familiar, adhiere a este modelo para desarrollar su
trabajo terapéutico, porque es un enfoque que propone una forma de mirar en la que
ponemos atención no sólo en el individuo, sino que, especialmente en las relaciones
que establece con las demás personas con las cuales interactúa. Por lo tanto, “el
comportamiento de una persona no lo entendemos sólo como determinado por sus
características individuales (biológicas y psicológicas), sino que lo entendemos (sic) en
el contexto relacional en el que ocurre (familia, trabajo, comunidad, etc)” (Bernales,
2012, p.56).
Dicho de otra manera, lo Contextual Relacional “implica... poder apreciar las relaciones
en situación y reconocer los contextos que están siendo a su vez producidos por esas
relaciones. La intervención que podamos realizar es apreciar las relaciones en sus
contextos y, es también, reconocer los contextos que están siendo a su vez producidos
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Programas de Intervención Integral Especializada (PIE)
Programa 24 Horas
por esas relaciones. La intervención que podamos realizar necesariamente nos incluye
en esta trama”. 70.
Las Ideas Fuerza del Modelo Contextual Relacional, son las siguientes71:
 Valora los vínculos.
 Se centra en los recursos.
 Se focaliza en lo relacional.
 Promueve relaciones colaborativas.
 Reconoce el lugar NO neutral de la intervención
 Valora las preguntas como un modo de acceder al otro.
Un modelo centrado en los recursos, tiene el supuesto a la base de que todos los
sistemas, incluidas las familias, poseen los recursos necesarios para solucionar sus
problemas. Para Walsh (2004), este enfoque tiene como objetivo “construir
intervenciones sobre la base de áreas de competencia y recursos de la familia, de
manera de generar en ella capacidad de acción” (Bernales, 2012, p.61). En este
sentido, se comprende que la familia desarrolla comportamientos adaptativos a sus
contextos y que el interventor o terapeuta “alienta la búsqueda de alternativas, desde
ellos, más que enfatizar sus limitaciones o déficits.
Desde el enfoque centrado en los recursos, (Walsh, 2004 en Bernales 2012) la
intervención es más eficaz si:





Se centra en pequeños logros, con el objetivo de que la familia vuelva a tener
control sobre su vida y recupere la confianza en sus capacidades.
Para que lo anterior ocurra, se requiere acoger la historia de la persona y/o
familia como legítima y no como una serie de faltas. Además, se reconoce que
sí han podido enfrentar situaciones complejas, dando cuenta de la resiliencia
familiar.
Se amplía el foco a la red de relaciones familiares y sociales, para identificar
aportes que contribuyen a la solución del problema.
Se realizan intervenciones que realcen las interacciones positivas, así como
también, se identifican y valoran las estrategias que han utilizado para salir
adelante. Hay que amplificar estos momentos, pautas y recursos, puesto que
resultan reparadores de la confianza.
Se estimulan las áreas libres de problema. Consultar por las excepciones al
problema, por ejemplo preguntar ¿qué hacen bien?, ¿qué les ha resultado?
El Instituto Chileno de Terapia Familiar (2013) 72, agrega los siguientes aspectos a
considerar en la intervención centrada en los recursos:



Elección de un Foco claro para intervenir.
Efectuar preguntas relacionales (circulares) y de contexto que apunten a la
construcción de posibilidades.
Revisar con la familia otras alternativas que se sientan capaces de desarrollar
más que subrayar limitaciones.
El Modelo Contextual Relacional, basado en los recursos muestra una forma de
intervención terapéutica con las familias que es coherente con los enfoques teóricos
del programa, aportando estrategias interventivas que se apoyan en el reconocimiento
de los recursos de la familia, establece un foco claro para intervenir y establece un
vínculo terapéutico, en cual, las personas tienen un rol activo, entre otros aspectos que
se constituyen un aporte a la intervención del programa.
4.5.2
Sistema tutorial
70
“Guía de Estrategias de Intervención Familiar. Apoyo para el Trabajo con Familias en Contextos de
Vulnerabilidad y Exclusión Social”. Sename -Programa Vida Nueva, Instituto Chileno de Terapia Familiar,
2013.
71
Ibid.
72
Apuntes de las presentaciones del Curso “Estrategias de Intervención para el Desarrollo de Competencias
Parentales”, dirigido a equipos PIB-Programa Vida Nueva (actual 24 Horas), dictado por el Instituto Chileno
de Terapia Familiar en el año 2013 por encargo de Deprode, Sename.
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30
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Programas de Intervención Integral Especializada (PIE)
Programa 24 Horas
La propuesta de intervención de la modalidad se funda en un sistema de tutorías, que
apunta al acompañamiento de manera regular y planificado por parte de las figuras
adultas a cada usuario/a ingresado, y de manera personalizada en el espacio donde el
niño/a o adolescente se desenvuelve. Desde un enfoque de resiliencia el sistema
tutorial es una invitación a movilizar los recursos de los niños/as y adolescentes, las
familias, los contextos e incluso del propio equipo interventor. Y desde esas fortalezas
y características desarrollar la intervención y no desde, un estándar ideal,
descontextualizado.
Este acompañamiento se sostiene sobre la construcción de un vínculo que sirve de
soporte para el desarrollo paulatino de un proceso reflexivo, entendido como la
posibilidad de que el niño/a o adolescente pueda aproximarse a una problematización
de su vida cotidiana desde un lugar distinto –en el sentido de alteridad-, que permita
orientar alternativas de acción y de construcción de futuro.
Al hacer referencia a un sistema de tutorías, es importante aclarar que no hace
referencia al rol del tutor, sino a la organización de la intervención de un equipo
interdisciplinario en torno a un foco fundamental de acompañamiento continuo de los
niños, niñas y adolescentes y sus familias que favorezca el desarrollo de procesos
reflexivos en torno a la cotidianeidad73. Es decir, se denomina un sistema tutorial,
porque los distintos profesionales/técnicos intervinientes de los distintos programas
que participan de la intervención deben coordinarse en función de las necesidades y el
plan de intervención co-construido con el niño/a o adolescente y su familia, de manera
de generar sinergia e integralidad en las acciones que se desarrollan.
Este sistema tutorial debe responder a las necesidades y características de los
usuarios/as, por lo tanto, se tiene que desarrollar principalmente en los entornos y
espacios cotidianos y no solo en la infraestructura del programa, para lo cual se
requiere que los equipos se desplazan a los territorios y flexibilicen sus horarios de
atención.
Dicho sistema tutorial se desarrolla en los siguientes niveles de intervención: con el
niño/a o adolescente, con la familia y con la comunidad.
i.
Intervención con el niño/a: la intervención con el niño/a y adolescente supone
la generación del vínculo en un lugar central y transversal, orientado, en primer
término, a la protección de sus derechos y la restitución de aquellos que han
sido vulnerados, la reelaboración de las experiencias de vulneración y el
abordaje de los daños asociados a dichas experiencias, y el desarrollo de
procesos reflexivos en torno a la cotidianeidad, y focalizados en especial hacia
el fortalecimiento de habilidades cognitivas, emocionales y socio-conductuales
que apunten a una revisión de las pautas que afectan su desarrollo vital.
Es fundamental en la intervención con el niño/a o adolescente –así como en la
intervención familiar- poner especial énfasis en los recursos personales,
familiares y comunitarios que pueden disponerse para el desarrollo de los
procesos de atención. Ello implica un ejercicio permanente y fundamental de los
equipos de intervención que logre identificar factores protectores a nivel
individual, familiar o comunitario, pero especialmente un análisis de las
situaciones problemáticas que logre resignificar aspectos de ellas que puedan
constituirse en un recurso para la intervención.
Es crucial que la intervención con los niños/as y adolescentes se desarrolle
considerándolos como sujetos de derecho, promoviendo su plena y activa
participación durante todo el proceso interventivo.
ii.
73
Intervención con la familia: en este nivel, la intervención deberá orientarse de
manera prioritaria a promover la responsabilización y empoderamiento de la
familia como co-garante y figura protectora, y fortalecer los roles normativos y
de cuidado hacia los/as niños/as y adolescentes. En este sentido, cobra
particular relevancia la promoción de una participación activa de los adultos de
la familia y la identificación/visibilización de sus recursos familiares –en
Ver distribución de funciones del equipo, pág. 28.
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términos de prácticas que den cuenta de buenos tratos y resolución de
conflictos efectivos en la historia familiar- que puedan ser rescatados y
potenciados tanto a través de una intervención psicológica, como mediante el
acompañamiento y la intervención psico y socioeducativa. No obstante, dada la
posibilidad de que sea el mismo contexto familiar un espacio vulnerador o
amenazante –por ejemplo, frente a situaciones de grave abandono, negligencia,
o frente a casos de explotación tales como la utilización de niños/as o
adolescentes en la comisión de actos ilícitos- podría requerirse del uso de
medidas judiciales. Éstas, dado el impacto que generan a nivel familiar y en el
vínculo del niño/a o adolescente con el equipo de intervención del proyecto,
deberán ser diseñadas e implementadas como estrategias que asuman y
mitiguen dicho impacto.
Desde la experiencia de implementación del programa, será altamente probable
que en el proceso de intervención familiar surjan situaciones de vulneración no
resueltas en las historias de vida de las propias madres, padres o referentes
significativos, que inciden directamente en las dinámicas familiares actuales y
en sus posibilidades de resolución. Ante esta situación, si bien puede
considerarse que la intervención que se ofrezca a este nivel tendrá un efecto
reparador, resultará conveniente favorecer procesos de derivación asistida y
coordinación con la oferta ambulatoria de salud mental existente en el territorio.
Dicha articulación no solamente constituye un ejercicio de focalización de la
respuesta del PIE, sino que es en sí misma una intervención que favorecerá la
adecuada utilización del conjunto de servicios existentes a nivel local,
contribuyendo de este modo a la inclusión social de las familias.
iii. Intervención con la comunidad y redes: orientada a promover la incorporación
de co-garantes de derecho, su propósito es reconocer, activar y fortalecer los
soportes comunitarios y sectoriales para la protección, al menos, de los/as
usuarios/as del programa y sus familias, como también, apoyen la
sustentabilidad de los cambios producidos durante el procesos de intervención.
En este nivel se incluye la coordinación con los equipos complementarios (PDE,
PDC y proyectos ambulatorios de salud mental) y con la Mesa Comunal de
Gestión de Casos, como soportes básicos del Programa.
Desde el principio de integralidad, es fundamental considerar a cada uno de
estos equipos como parte de una única oferta multiprogramática al servicio de
los niños/as y adolescentes en situaciones de alta complejidad ingresados a
través del PIE, desde el proceso diagnóstico, la elaboración y ejecución de los
planes de intervención, y la evaluación del egreso. Así, el PIE constituye una
puerta de entrada, un articulador y un recurso –desde un enfoque psicosocial y
socioeducativopara
la
incorporación
de
dispositivos
diversos
y
complementarios, ajustados a cada caso.
A nivel intersectorial, se espera el desarrollo de acciones orientadas a la
articulación de diversos sectores a nivel comunal, incluso regional en algunas
materias, en que el foco está puesto en posibilitar el acceso a diversos servicios
y ofertas sectoriales para la satisfacción de necesidades prácticas de los/as
usuarios/as. En este nivel, las acciones que se realicen en el marco de las
mesas comunales de gestión de casos pueden constituir una importante
oportunidad.
El otro ámbito, dice relación con necesidades estratégicas que se vinculan con
la visibilización de la población infanto-juvenil sujeto de atención y la necesaria
sensibilización de los sectores respecto de conceptualizar a niños, niñas y
adolescentes como sujetos/as de derechos, a partir de los procesos de
intervención desarrollados. Con ello se apunta a favorecer el desarrollo de
soportes comunales sustentables a mediano y largo plazo, que promuevan el
desarrollo y protección de los usuarios/as del proyecto (niños/as, adolescentes
y sus familias) y permitan en su conjunto, contribuir al desarrollo de sistemas
locales de protección de derechos infanto-adolescentes, transversalizando la
responsabilidad de la atención de los niños/as y adolescentes de un sector o
comuna. Este ámbito, si bien se considera ideal, se asume como un eje de
menor impacto dentro de las posibilidades de acción del PIE.
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Programa 24 Horas
Entre los sectores a considerar, destaca:
-
-
-
-
Salud: implica en primer lugar la coordinación con los centros
ambulatorios de atención en salud mental, fortalecidos desde el
Ministerio de Salud para la atención preferente de población proveniente
del Programa 24 Horas. Además, puede implicar coordinaciones
tendientes, por ejemplo a la inscripción en Centro de Salud, acciones
para la prevención de ITS74, vinculación a Espacios Amigables,
coordinación con el programa Chile Crece Contigo, entre otros.
Educación: coordinaciones para favorecer la retención de niños/as y
adolescentes en el sistema educativo y la reinserción educativa, cuando
corresponda, en este último caso en coordinación con los proyectos
especializados PDE. En este ámbito, es relevante tanto el trabajo
conjunto con las instancias municipales vinculadas a la educación, como
el trabajo directo con los establecimientos educativos, para articular
acciones específicas en el marco del plan de intervención con los/as
usuarios y para avanzar en la sensibilización del sistema educativo que
promueva escuelas más inclusivas. Este trabajo debe estar coordinado
con el proyecto de reinserción educativa que se implemente en la
comuna.
Sistema de Protección Social: coordinación con las instancias
municipales pertinentes para facilitar la aplicación de la Ficha de
Protección Social y el acceso a las prestaciones del Sistema de
Protección Social que correspondan.
Tribunales de Familia y Fiscalías: para la denuncia e interposición de
medidas frente a vulneraciones de derechos que requieran la protección
de las víctimas, así como la investigación y búsqueda de sanción penal
para quienes sean responsables de vulneraciones constitutivas de
delitos.
Será fundamental además, desarrollar gestiones asociadas, así como procesos de
derivación asistida a otros programas de la red de SENAME u otros, en aquellos casos
que lo requieran una vez que se contemple el egreso de niño/a o adolescente
atendido/a.
Así como se identifican tres niveles de intervención, a su vez pueden señalarse dos
espacios principales en que la intervención se lleva a cabo y que, de modo variable,
responden a los distintos niveles: intervención en territorio e intervención focalizada.
i.
Intervención en territorio: corresponde al desarrollo de procesos de
acompañamiento sistemático –modelaje y monitoreo- al niño/a y adolescente
en el espacio cotidiano donde se desenvuelve (la calle, la casa, la escuela, entre
otros), así como a la intervención en el espacio local inmediato que favorezca el
desarrollo de los procesos de atención e integración social; ello implica, entre
otros, identificar factores protectores de la comunidad cercana facilitando su
interrelación. A partir de este acercamiento se hace posible analizar y contribuir
a la modificación de su vida diaria desde lo cotidiano.
Así, si la intervención con la comunidad y redes está focalizada en la
articulación de soportes comunitarios y sectoriales para los/as usuarios/as del
programa, el foco de intervención en territorio se centra en fortalecer la relación
de los niños/as o adolescentes y sus familias o referentes de apoyo con dichos
soportes. La intervención en este nivel puede focalizarse en los siguientes ejes:
o
o
o
74
Patrones característicos de interacción del niño/a con su entorno
(familia, pares, comunidad), y su modificación en el proceso de
intervención;
Habilidades cognitivas, emocionales y conductuales en la interacción con
el entorno, y su evolución en los procesos de intervención;
Articulación entre familias y actores locales clave, tanto para el
acercamiento al usuario, el desarrollo de los procesos de atención y la
Infecciones de Transmisión Sexual
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conformación de soportes locales inmediatos al usuario, que favorezcan
la continuidad de los logros alcanzados, promoviendo que asuman un rol
de co-garantes de derechos de la niñez y adolescencia.
ii.
Intervención en encuadres estructurados: consiste en el desarrollo de
estrategias de atención terapéutica individual y grupal, con niños/as y familias,
diferenciadas a las generadas en el territorio, en términos de la provisión de un
encuadre más controlado del espacio de intervención, y de una predefinición de
sesiones, en términos de secuencias de contenidos, metodología y duración. .
Ello lo diferencia de la intervención territorial, la que aparece más vinculada a lo
contingente.
Este espacio de intervención, por tanto, tiene la posibilidad de profundizar en
elementos de los contenidos emergentes en la intervención territorial, así como
favorecer el desarrollo de repertorios conductuales, emocionales y cognitivos
que puedan ser puestos en práctica en el espacio de la vida cotidiana, y
acompañados a través de la intervención en el territorio. Una intervención con
estas características supone, por tanto, un alto nivel de coordinación y
comunicación entre los integrantes del equipo que asumen los dos espacios de
intervención.
4.5.3 Fases de la intervención
Se propone una metodología de atención ambulatoria que aborde al niño, niña o
adolescente desde una perspectiva integral y comprensiva, en el sentido de relevar las
significaciones de las prácticas infanto-adolescentes en el contexto social y cultural en
el que se desarrollan.
Las particularidades del sujeto de atención requieren del desarrollo de una metodología
flexible, pero altamente estructurada e intensiva.
Con flexible, se hace referencia a las posibilidades de ajuste de la intervención a los
requerimientos de los/as usuarios y sus familias, en la medida que se conserva la
orientación hacia los objetivos del programa. La estructuración, en tanto, hace
referencia al nivel de planificación de la intervención, en términos no sólo de la
frecuencia de las acciones a desarrollar (lo que se podría entender como
calendarización), sino de la secuencia de contenidos de la intervención, las técnicas
para desarrollar dichos contenidos, y la predefinición de cursos de acción frente a
situaciones contingentes75. Por último, la intensidad apunta a la necesidad de generar
encuentros con una alta frecuencia con el/la usuario/a y su familia, que favorezcan que
el equipo de intervención se instale como parte de lo cotidiano, desde una función
protectora que al mismo tiempo ayuda a prevenir el involucramiento del niño/a o
adolescente en situaciones de violencia y transgresión. La intensidad de la intervención
claramente se ve favorecida en aquellos casos en que la intervención se encuentra
articulada con otros proyectos, especialmente PDE, PDC y equipos ambulatorios de
salud mental.
Este proceso deberá incorporar dispositivos76 de intervención individual, grupal,
familiar y de redes orientados a niños/as, familias y la comunidad, en la forma de una
malla programática que, de acuerdo a los procesos de planificación de la intervención,
se pueda ajustar a la medida de cada niño, niña y/o adolescente. Se espera además,
que las propuestas integren mecanismos para favorecer la participación de usuarios/as
niñas, sus familias y comunidad, en los distintos procesos de intervención del proyecto.
Por último, y desde un criterio de calidad, los procesos de intervención deberán
considerar estrategias que disminuyan al máximo su duración. Ello implica la definición
75
Consideramos que esta dimensión de la intervención resulta clave, pues puede reducir de manera
significativa la contingencia de la intervención, estableciendo procesos de toma de decisión claramente
definidos y consensuados como equipo frente a situaciones que si bien pueden ser emergentes, tienden a ser
usuales dado el perfil de atención.
76
Por dispositivo se entenderá el conjunto organizado de acciones o procedimientos complementarios
orientados a la consecución de los objetivos de intervención propuestos.
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Programas de Intervención Integral Especializada (PIE)
Programa 24 Horas
clara y acotada de objetivos, así como el desarrollo de dispositivos que faciliten su
consecución en el menor tiempo posible. La prolongación de la permanencia en el
programa conlleva el riesgo de saturar dicho proceso y generar efectos iatrogénicos 77.
A partir de la experiencia de implementación del Programa 24 Horas desde 2010, y de
los procesos de asesoría técnica a los equipos de las 8 comunas iniciales que forman
parte del Programa, es posible describir algunas ideas centrales a considerar en el
diseño de las fases de intervención:
1. Fase de Acogida, ingreso y Encuadre (Duración de la etapa: Máximo 2
meses
Como se señalara en un punto anterior (ver punto 3.2. “Vías de Ingreso”), se
establecen algunas vías de ingreso fundamentales: la derivación de población
detectada a través de las listas del PSI 24 Horas por el Equipo de Detección Temprana;
la derivación de casos de las listas del PSI desde la Oficina de Protección de Derechos
u Oficina de Infancia de la comuna78; y la derivación por parte de otros actores locales
o bien el ingreso por detección directa del equipos.
La pertinencia de estas últimas vías de ingreso –derivación desde otros actores locales
y detección directa, responden al hecho que las listas del PSI 24 Horas no sólo
entregan información sobre población infanto-juvenil, sino también sobre territorios
vulnerables desde donde proviene el mayor número de niños, niñas y adolescentes
ingresados a las listas y donde, con toda probabilidad, se encontrará un número
importante de ellos que, si bien corresponden al perfil de atención de la modalidad,
aún no ingresan a una Unidad Policial (o no lo han hecho de manera reciente).
Para el caso de derivaciones provenientes de las listas del PSI 24 Horas, deberá
acordarse algunos indicadores básicos que, en base a la información que entregan las
listas y de su cruce con otras bases de datos (Senainfo u otras disponibles a nivel
local) favorezcan derivaciones en un corto tiempo y con el mínimo de intervención
directa desde la OPD o la Dupla de Evaluación de Riesgo sociodelictual. Así, entre estos
indicadores podrán considerarse:
-
Ingresos a las listas del PSI como inimputable.
Presencia de reingresos al PSI por vulneración de derechos.
Ingresos por infracción en caso que corresponda a faltas en población
entre 14 y 16 años.
Ingresos alternantes entre vulneración e infracción, en caso que estas
últimas correspondan a faltas en adolescentes menores de 16 años.
Presencia de trayectorias de ingresos a la red de protección.
Se considera que estos indicadores pueden establecer información mínima suficiente
para generar el proceso de derivación a PIE con un bajo riesgo de error sobre la
pertinencia de la derivación, e iniciar la fase de profundización diagnóstica.
Por otra parte, es clave para la efectividad de la intervención, que desde el momento
que el equipo tome contacto con los niños, niñas, adolescentes y sus familias se
establezca un clima de acogida, escucha, promotor del cambio y no enjuiciamiento.
También es relevante que el equipo efectúe un encuadre preciso, señalando los
objetivos del programa, entregando claridad respecto de los aspectos generales del
proceso y alcances de la intervención, relevando la importancia de la participación
activa de los usuarios/as en dicho proceso, entre otros aspectos relevantes.
Finalmente, se espera que los equipos interventores desde el ingreso al programa
promuevan la incorporación de distintos integrantes de la familia, y no solamente del
cuidador/a principal que generalmente es mujer (madre, abuela). Es así, que se espera
que el programa promueva activamente la inclusión de figuras masculinas,
especialmente a quienes ejercen el rol parental.
77
Se pueden considerar aquí efectos tales como el abandono de los procesos de intervención con un
insuficiente reconocimiento de los logros alcanzados; la generación de dependencia con el equipo del
proyecto; la apertura de temas no abordables por el proyecto, entre otros.
78
O de la instancia municipal que gestiona el PSI 24 horas.
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Programas de Intervención Integral Especializada (PIE)
Programa 24 Horas
2. Profundización diagnóstica y coordinación con equipos complementarios
(Duración de la etapa: Máxima 10 meses79
Esta segunda fase supone el inicio de un proceso de encuentro directo del equipo de
intervención con el niño/a o adolescente y su familia, orientado a favorecer la
generación de un vínculo de confianza que permita desarrollar un proceso de atención,
e identificar antecedentes relevantes que justifiquen la incorporación al proyecto y
orienten el diseño del Plan de Intervención Individual. También, es importante indagar
acerca del nivel de motivación para el proceso de intervención, siendo útil para ello las
herramientas que entrega la entrevista motivacional mencionada en acápites
anteriores.
Es importante relevar que el proceso de profundización diagnóstica debe promover la
participación activa de sus usuarios/as, más allá de la mera entrega de información,
indagando respecto de las significaciones que le dan los usuarios/as a sus
problemáticas, como también promover que identifiquen/visibilizar los recursos que
tienen y que pueden ser un aporte en el proceso de intervención. Se tiene que
considerar como su foco principal la indagación en profundidad de antecedentes
vinculados a la posibilidad de desarrollo de conductas transgresoras persistentes, que
orienten de este modo el desarrollo de procesos de intervención focalizados. Es aquí
donde descansa la experticia del proyecto y por tanto del equipo de intervención.
Dentro de estos antecedentes a considerar, resultará fundamental la generación de
información mínima que permita levantar sospechas diagnósticas sobre consumo
problemático de drogas y/o deserción escolar, de modo tal de favorecer la
incorporación de los proyectos complementarios –PDE, PDC y equipos ambulatorios de
salud mental- dentro de la fase diagnóstica y no con posterioridad a ella. De este
modo, no es responsabilidad del PIE desarrollar un diagnóstico clínico sobre el uso de
sustancias, un diagnóstico psicopedagógico para visualizar alternativas de acción
orientadas a la reinserción educativa o de salud mental. Dichos aspectos forman parte
de la experticia de los proyectos complementarios, por lo que se espera que sean éstos
quienes aporten dichos antecedentes al diagnóstico del niño/a o adolescente
ingresado.
De este punto se desprende además la necesidad de generar desde el primer
encuentro con el niño/a o adolescente y su familia, un encuadre que explicite el lugar
del PIE como un programa de protección de los derechos del niño y prevención de las
violencias, y la existencia de proyectos complementarios que operarán como un solo
equipo multidisciplinario para abordar las distintas necesidades que se observen como
requeridas de atender. Para ello, lo recomendado de acuerdo a la experiencia de los
proyectos que se implementan desde el año 2010, es generar la derivación a los
equipos complementarios de manera simultánea, para que los procesos de
intervención tengan concordancia. Dicho encuadre deberá ser acordado y producido de
manera conjunta con los proyectos complementarios, con independencia de una
eventual incorporación posterior de dichos proyectos a la intervención de cada caso
específico. Ello es importante, dado que una presentación del programa y del quehacer
de los equipos complementarios que no se corresponda con lo que ellos efectivamente
realizan, podría generar expectativas en los usuarios que no se cumplen, o incluso, el
rechazo a una propuesta de intervención mal presentada.
El diagnóstico que se genere debe ser entendido como diagnóstico del niño/a y no
como el diagnóstico del PIE. Por tanto, en caso de incorporación a la fase diagnóstica
de los proyectos complementarios, el informe diagnóstico debe ser elaborado como un
diagnóstico único y complementario, y deberá estar disponible y deberá ser de
conocimiento para cada proyecto involucrado en la intervención.
Por último, resulta fundamental incorporar dentro del informe diagnóstico las hipótesis
explicativas, que a partir de la descripción y análisis de los antecedentes generados
por todos los proyectos implicados, defina de manera fundada relaciones entre dichos
antecedentes y oriente cursos de acción. Dichas hipótesis serán un soporte clave para
el diseño de Plan de Intervención Individual, y deberán estar sujetas a constantes
procesos de revisión (no superior a 3 meses) por parte de los equipos involucrados en
el proceso de intervención.
79
Se considera las fases de “profundización diagnóstica y coordinación con equipos complementarios” y “Coconstrucción y co-ejecución del PII” una duración máxima de 10 meses.
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3. Co- Construcción y Co- Ejecución del Plan de Intervención IndividualPII (Duración Máxima: 10 Meses)80
En base a los antecedentes e hipótesis diagnósticas, incluyendo la opinión de los
usuarios/as, se desarrolla la Co-Construcción Planes de Intervención Individual (PII).
En aquellos casos en que corresponda la intervención complementaria con proyectos
PDE, PDC y/o equipos ambulatorios de salud mental, deberá contarse con la
participación de representantes de dichos proyectos en la elaboración conjunta del Plan
de Intervención, dado que constituirá un Plan de Intervención Único (PIU) para el
niño/a o adolescente atendido.
Dicho plan deberá contener una síntesis de la profundización diagnóstica, con especial
énfasis en las hipótesis explicativas, la definición de los objetivos de intervención
refrendados con los niños/as, adolescentes y sus familias, acciones centrales a
desarrollar, plazos de realización, resultados esperados y los/as responsables de su
ejecución (incluyendo como co-responsables a los usuarios/as, sus familias y otros cogarantes del entorno). En el caso de intervenciones complementarias con proyectos
PDE y/o PDC, deber quedar claramente delineado el sistema tutorial que involucra a
los distintos profesionales/técnicos, de modo que el niño/a o adolescente y su familia
tengan claridad respecto de quienes son sus referentes. Es así que, se espera la
generación de unidades de intervención conformadas por al menos un representante
de cada modalidad que esté involucrado directamente en el proceso de intervención.
Esta unidad –dupla o tríada- será comprendida como el equipo responsable del diseño
y desarrollo del plan de intervención del caso específico –incluyendo la formulación de
objetivos comunes-, información que deberá ser de conocimiento de los distintos
proyectos y especialmente del niño/a o adolescente atendido y su familia. Deberá
indicarse a su vez la figura de un responsable de caso, que cumplirá las funciones de
articulación con el resto del equipo de intervención. Dicho responsable de caso deberá
ser definido de acuerdo a las necesidades de intervención del niño/a y/o su familia; por
tanto, no necesariamente deberá corresponder a un integrante del equipo PIE, sino
que si el caso lo amerita, el rol podría ser asumido por un integrante del equipo PDC
en aquellos casos en que el consumo de drogas resulte un tema prioritario, o por un
integrante del PDE en casos en que la reinserción escolar sea el foco principal de
atención.
Del mismo modo, en distintos momentos del proceso de intervención podrá resolverse
una modificación del responsable del caso, a partir del mayor o menor énfasis de
ciertos requerimientos de intervención frente a otros. Este punto resulta relevante,
pues permite aclarar que el diseño del plan de intervención no supone necesariamente
la intervención simultánea desde los distintos dispositivos, sino que abre la posibilidad
de una intervención sucesiva, en aquellos casos en que se estime pertinente (por
ejemplo, casos que de acuerdo al diagnóstico presenten un nivel de consumo de
drogas que no favorezca el desarrollo de una intervención orientada a la reinserción
educativa).
Es importante señalar que el Plan de Intervención Individual es el instrumento en que
espera verse reflejada la orientación hacia una intervención estructurada, intensiva,
flexible y ajustada a las posibilidades de respuesta del usuario. Corresponde a la carta
de navegación de la intervención, por lo que la rigurosidad y precisión en su diseño
favorecerá su ejecución y evaluación, tanto desde el equipo de intervención como
desde los propios usuarios/as.
Se espera que el Plan de Intervención Individual sea co – construido con el niño/a o
adolescente y su familia, de modo de favorecer que todos/as los involucrados/as en el
desarrollo de dicho plan (usuarios/as y equipo de intervención) comparten los
objetivos que se espera cumplir. Es claro que cuando los/as usuarios/as participan en
el diseño de la intervención es más altamente probable que se involucren en el logro
de ésta. Metas compartidas y realistas con distintos plazos pueden ayudar a que el
niño/a o adolescente y la familia fortalezcan la sensación de logro.
80
Se considera las fases de “profundización diagnóstica y coordinación con equipos complementarios” y “Coconstrucción y co-ejecución del PII” una duración máxima de 10 meses.
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Programa 24 Horas
La Co – Ejecución corresponde al desarrollo de las acciones planificadas en el Plan de
Intervención Individual. Aquí se pone en juego los procesos de coordinación de la
unidad de intervención, para articular la intervención con el niño/a, la familia y la
comunidad, así como la articulación entre la intervención territorial y la atención
focalizada (ver punto 3.5.1. “Sistema Tutorial”). Es así que, el sistema tutorial se
articula e implementa a partir de los hallazgos del diagnóstico y del plan de
intervención co-construido, el cual trazará el rol que juega en la intervención los
distintos tutores, para los casos en que se presenta simultaneidad de proyectos
involucrados.
La ejecución del Plan de Intervención demanda un alto nivel de planificación, en
términos de la organización secuencial de acciones –traducidas en estrategias o
técnicas que se consideran tendrán mejor capacidad de respuesta desde el usuario/a y
su familia, a partir de la información diagnóstica- contempladas en el diseño del Plan.
En este sentido, la planificación supera la mera organización de los tiempos de la
intervención –la calendarización de sesiones y visitas- cuestión en todo caso altamente
demandante, en especial en aquellos casos cuya intervención incluye el abordaje del
consumo problemático de drogas y/o la reinserción educativa.
Se espera que, como parte de la ejecución del Plan de Intervención, la unidad de
intervención cuente formalmente con al menos una reunión quincenal de análisis del
proceso de intervención y la coordinación de acciones, y se genere de manera
periódica –bimensual o trimestralmente- una instancia de evaluación del desarrollo del
plan de intervención con el niño/a o adolescente y su familia, que permita realizar
ajustes a dicho plan si corresponde.
4.
Egreso (Duración de la etapa: Máxima: 3 meses
Se entenderá el desarrollo de un proceso de egreso, en primer lugar, en la medida que
se observe el cumplimiento de lo establecido en el plan de intervención, en
consideración a la evaluación de los logros que efectúe el o los equipos interventores
(para el caso de simultaneidad de atención) y los niños/as, adolescentes y sus familias.
Es importante señalar que, para el caso de población atendida de manera
complementaria por proyectos PDE, PDC y/o equipos ambulatorios de salud mental, el
egreso deberá realizarse una vez que se cumplan los objetivos asociados al plan de
intervención y que correspondan a los ámbitos de experticia de dichas modalidades.
Por tanto, el egreso será determinado en dichos casos por la unidad de intervención.
Es importante subrayar este punto dado que en el sistema de registro de intervención
para los proyectos complementarios, una vez que el niño/a se registra como egresado
de PIE, será automáticamente egresado de las modalidades complementarias. Por ello,
en caso que la unidad de intervención determine que desde el ámbito de acción del PIE
no corresponde mantener la atención, podrá registrarse continuidad de atención en los
proyectos complementarios; de este modo, quedará registro de dicha decisión, y podrá
generarse una vacante para un nuevo ingreso a PIE sin interrumpir la intervención de
PDC y/o PDE.
En caso de egresos no asociados a la intervención, particularmente aquellos asociados
a ingresos al sistema de responsabilidad penal adolescente, deberá procurarse de
cualquier modo el desarrollo de un proceso de egreso fundado en criterios técnicos,
que considere por ejemplo, una desvinculación paulatina; una evaluación del proceso;
la entrega de información al programa de cumplimiento de sanción en caso de
observarse pertinente. De este modo, se releva la dimensión técnica por sobre los
criterios administrativos para la separación del niño/a o adolescente y su familia del
programa. Además, deberán incluirse las orientaciones técnicas o protocolos emanados
desde los Departamentos Técnicos (Protección y Justicia Juvenil) en esta materia; que
apunte a la intervención pertinente cuando se presenta simultaneidad de situaciones
en la biografía de los niños/as y adolescentes.
4.5.4 Consideraciones específicas para la intervención con niños y niñas
menores de 14 años
Dentro de los planteamientos presentados hasta ahora, resulta de particular relevancia
su ajuste tanto a las situaciones de vulneración –y en especial aquellas que tienden a
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asociarse en mayor medida a la posibilidad de desarrollo y persistencia de conductas
transgresoras, dentro de las que se encuentran la deserción escolar, el consumo de
drogas, la exposición a grupos que presentan conductas violentas o delictivas,
relaciones familiares conflictivas o violentas, entre otras- como a las capacidades y
características de los niños, niñas y adolescentes y sus familias o referentes adultos de
apoyo, para responder a distintas alternativas de intervención.
Dentro de este último aspecto, cabe considerar distinciones en la intervención entre
población adolescente (sobre los 14 años) y aquella que resulta inimputable ante la ley
por su edad (menores de 14), dado que esta modalidad se presenta como una
alternativa de intervención en prevención de violencia para población inimputable. Así,
en este caso, deberá cobrar particular atención:




El desarrollo de acciones iniciales tendientes a garantizar la protección de los
derechos de los niños/as atendidos, en el entendido que tras las prácticas de
transgresión con toda probabilidad se encontrarán situaciones de desprotección
o incluso explotación (en este último caso, en términos de ambivalencia de las
figuras protectoras frente a situaciones como robos o hurtos y las ganancias
obtenidas, o la participación en redes más amplias con la presencia de
adolescentes y/o adultos que se encuentren utilizando a los niños/as para la
comisión de ilícitos).
Generar una intervención de mayor intensidad y estructuración, dado el mayor
riesgo de persistencia de las conductas transgresoras asociadas a un inicio más
temprano. Ello se traduce, en primer lugar, en una mayor presencia temporal
del equipo de intervención en la vida del niño/a, y en el desarrollo de procesos
de intervención con una alta planificación de contenidos y metodologías.
Un fuerte énfasis en la intervención familiar, que promueva su ejercicio de cogarantes de los derechos de los/as niños/as, y favorezca la modificación de
patrones relacionales hacia el fortalecimiento de las funciones nutricia y
normativa de manera diferenciada al caso de población adolescente. Ello implica
tanto la intervención a través de sesiones familiares individuales y grupales en
el encuadre del propio proyecto, como a través de procesos de
acompañamiento territorial y visitas domiciliarias.
Un ajuste de la intervención individual y familiar a la etapa de desarrollo
evolutivo del niño/a, considerando al menos aspectos del desarrollo cognitivo,
emocional y moral. En el caso de la intervención con niños/as, en especial
aquellos que presenten un repertorio de lenguaje más limitado, deberá
considerarse la alternativa de técnicas con un fuerte énfasis cognitivo
conductual; orientado por tanto a un entrenamiento de competencias sociales
que amplíe el repertorio cognitivo, conductual y emocional, y que impacte en
las prácticas y relaciones interpersonales, tanto para el/la niño/a como sus
referentes de apoyo, en coherencia a un foco formativo de la intervención
tutorial.
4.5.5 Plazos de Intervención
Tan deseable como lograr una buena adherencia de los casos ingresados al programa
de atención, resulta el desarrollo de procesos de intervención intensivos que permitan
observar logros en los plazos más breves posibles, que favorezcan de este modo el
pronto egreso. Ello no sólo se funda en la posibilidad de aumentar un flujo permanente
de ingreso y egreso de casos en un territorio con alta demanda de atención, sino que
además, obedece a ajustar los tiempos de intervención y la observancia de logros a las
expectativas y características del sujeto de atención, principalmente aquel que
muestra mayor autonomía.
De este modo, se espera que el proceso de intervención total sea de quince (15)
meses, en el cual 12 meses sean dedicados a la etapa de acogida/ingreso/ encuadre
hasta la co-construcción y co-ejecución del PII, y los últimos tres (3) meses para la
etapa de egreso. Se establece además, que los tiempos de intervención sean similares
a los del PDC cuando se realiza un proceso reparatorio complementario, cuando la
situación de complejidad de los niños/as y adolescentes considera proceso de
reparación por consumo de drogas, para lo cual se estima un trabajo coordinado entre
ambos proyectos que potencie el proceso de resignificación. En este período de tiempo,
dadas las características de la población objetivo, resulta deseable establecer
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procedimientos altamente intensivos y estructurados, especialmente durante los
primeros seis meses, de modo tal de favorecer la adherencia a la intervención y
habiéndose observado que períodos de intervención más prolongados conllevan riesgo
de abandono, de pérdida de novedad de los procesos de atención, y de pérdida de
reconocimiento de los logros alcanzados.
No obstante, siempre podrán existir casos excepcionales que impliquen un mayor
tiempo de atención. Dichas situaciones deberán ser debidamente fundamentadas.
5.- RECURSO HUMANO
5.1 Conformación del equipo de trabajo y descripción de funciones
Al hacer referencia a la tutoría como sistema, e identificando los distintos niveles de la
intervención, se requiere un modo de organización del equipo de intervención a partir
de formaciones y competencias, con un importante nivel de articulación interna (entre
lo individual, lo grupal, lo territorial, lo intersectorial) que permita la optimización de
recursos y competencias en pos de la atención de cada caso ingresado.
Bajo esta forma de organización, se favorece la conformación de equipos
multidisciplinarios, a la vez que se promueve un trabajo equitativo, ajustado a los
recursos del proyecto, y con mayor capacidad de instalación en los espacios cotidianos
de cada niño/a y adolescente atendido. Las formas en que el equipo se organice y se
gestione el proyecto, deben ser consideradas a su vez como importantes estrategias
que favorecen el autocuidado de los equipos, que contribuyen a prevenir la ocurrencia
de procesos de burn-out y rotación de personal.
Se debe considerar la incorporación de profesionales del área social, técnicos y
personal de apoyo administrativo. La constitución de este equipo debe velar por una
conformación multidisciplinaria, con formación técnica o profesional acreditada, que
favorezca una perspectiva comprensiva e integral de análisis e intervención.
El equipo de profesionales debe contar con título profesional o técnico en el área de las
ciencias sociales; en educación social, psicoeducación o profesiones afines; así como
con formación y/o experiencia en intervención clínico-comunitaria con niños, niñas y
adolescentes; intervención familiar y/o de trabajo en redes.
La totalidad del equipo debe contar con motivación para el trabajo con niños, niñas y/o
adolescentes y sus familias; condiciones para el trabajo en equipo inter y
transdisciplinario; competencias (en tanto conocimientos, habilidades y destrezas)
para desarrollar relaciones igualitarias en el trabajo individual y grupal tanto con
niños/as y familias, así como para intervenir en los distintos niveles de que contempla
el programa; disposición al trabajo en terreno, todo lo anterior sobre la base de un
accionar centrado en las orientaciones de la Convención sobre los Derechos del Niño.
Particular atención deberá prestarse en la selección del coordinador/a del proyecto y
el/la responsable de redes, dada la particularidad del énfasis de esta modalidad como
parte de un sistema de atención que se pone en juego en las interacciones con otros
proyectos, y las implicancias que ello conlleva a la distribución de funciones al interior
del equipo y la gestión de adecuados procesos de coordinación con otros proyectos.
Es indispensable que este equipo sea seleccionado en un proceso que permita
asegurar su idoneidad –acreditación técnica o profesional, evaluación de
competencias- y con sus antecedentes al día. En caso de adjudicación, la conformación
definitiva del equipo deberá considerar además un proceso de evaluación psicolaboral
de sus integrantes.
La tabla siguiente describe la conformación de equipo para la adecuada
implementación del proyecto. Es necesario indicar que la conformación del equipo
considera para cada uno de sus cargos jornadas completas de trabajo de hasta 44
horas semanales.
Tabla Nº 2. Conformación del equipo de intervención
Servicio Nacional de Menores
40
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Programa 24 Horas
Para un proyecto con cobertura de 50 atenciones simultáneas se solicita la siguiente
conformación. Por lo tanto, si el proyecto tiene otra cobertura tendrá que ajustar su
conformación.
Cabe señalar que, el número establecido para cada cargo se entiende que están
referidos al número de jornadas completas.
Cargo
Director/a
Coordinador/a
de Redes
Responsable
de Procesos de
Intervención
Responsable
de Procesos de
Tutoría
Secretario/a
Número
Formación y
Experiencia
1
Profesional
de
las
Ciencias Sociales.
Formación y experiencia
en
coordinación
de
equipos,
intervención
clínico comunitaria e
intervención en redes.
1
Trabajador/a Social.
Formación
y/o
experiencia
en
intervención en redes.
2
Psicólogo/a
Formación
experiencia
intervención
comunitaria
adolescente.
y/o
en
clínica y
infanto-
Al menos
4
tutores/as
Profesionales
de
las
ciencias
sociales,
terapeutas
ocupacionales,
o
formación
técnica
completa
en
intervención social.
Experiencia
en
intervención en calle.
1
Formación
y/o
experiencia en apoyo
administrativo
y
atención de público
Servicio Nacional de Menores
Funciones
Responsabilidad
técnica
y
administrativa
general
del
proyecto.
Coordinación del equipo de
trabajo.
Coordinación
de
reuniones
técnicas y clínicas.
Articulación con representantes
de organizaciones de base y
gobierno local, así como con los
equipos de Asesoría Técnica y
Control de Gestión.
Participación o designación de
quien lo represente en la Mesa
de
Gestión
de
Casos
del
Programa 24 Horas en su
comuna.
Articulación
de
soportes
intersectoriales
a
nivel
comunal/regional,
para
el
desarrollo y protección de los/as
usuarios y las comunidades
donde ellos/as se insertan.
Coordinación de los procesos de
intervención de tutorías.
Responsable
de
diseño
e
implementación de dispositivos
individuales
y
grupales
de
intervención
en
encuadres
estructurados con niños/as y
familias.
Apoyo en la planificación y
ejecución
de
intervención
territorial.
Coordinación con equipo de
apoyo
en
salud
mental,
reinserción educativa y consumo
de drogas.
Responsable de la planificación y
ejecución de la intervención
territorial con niños/as, familias
y actores locales o comunitarios
relevantes, en coordinación con
Responsables de Procesos de
Intervención.
Planificación y ejecución de
dispositivos
de
intervención
territorial.
Apoyo
en
la
gestión
administrativa y financiera del
proyecto.
Atención general de público.
41
Orientaciones Técnicas Línea Programas, Programa de Protección Especializada
Programas de Intervención Integral Especializada (PIE)
Programa 24 Horas
5.1 RELACIÓN CONTRACTUAL
Tal como se instituye en los convenios celebrados conforme a la Ley n°20.032, que
establece el sistema de atención a la niñez y adolescencia que se prestan a través de
la red de colaboradores acreditados y su régimen de subvención, debe estar destinada
al cumplimiento de los objetivos de los respectivos proyectos y al financiamiento de
aquellos gastos que origina la atención de los niños, niñas y adolescente, resultando
del todo necesario que los derechos de los trabajadores que se desempeñan en los
proyectos respectivos, sean debidamente garantizados por los organismos
colaboradores, de acuerdo a la normativa que resulte aplicable, lo que incidirá en la
mejora de la atención que se debe prestar. Se espera que como una buena práctica
laboral se propenda a la estabilidad laboral del recurso humano, considerando que el
desarrollo vincular con los/as usuarios es de “alto impacto en la intervención”. No
obstante lo anterior, debe velarse por el cumplimiento de los derechos laborales
establecidos en el Oficio Circular Nº 8 del 11 de agosto de 2014, que establece:
“Asegurar los derechos laborales mínimos a sus trabajadores: feriado legal, permiso
con goce de remuneraciones, viáticos, pasajes y demás gastos de traslado,
capacitación, licencias médicas por enfermedades común y por descanso pre y post
natal, y beneficios de fiestas patrias y navidad, sí correspondieren 81”.
Indicador de rotación del personal82:
Tasa de rotación del personal contratado para el desarrollo y funcionamiento del
programa:
Fórmula de cálculo
((Xn – Xn- 1)/Xn-1)*100 o (Xn / Xn – 1) * 100
Xn= Número de personas que se encuentran trabajando en el programa.
Xn-1= Número de personas que fueron contratadas al inicio del programa
De la misma forma, el organismo colaborador acreditado debe asegurar que el recurso
humano presentado en la postulación será el que ejecutará el proyecto en caso de
adjudicación. En caso de existir eventuales modificaciones, éstas deberán ser
justificadas al momento de firmar el convenio, presentando la propuesta a SENAME,
con antecedentes curriculares equivalentes o superiores al o la integrante que se esté
reemplazando.
Por último, el Colaborador Acreditado tiene la obligación de consultar y revisar
periódicamente, el registro nacional de la Ley Nº 20.594 sobre inhabilidades para
condenados por delitos sexuales. Disponible en sitio Web del Registro Civil
www.registrocivil.cl, “consultas de registros en línea” en la opción Inhabilidades para
trabajar con menores de edad.
De la misma manera la propuesta deberá incorporar los respectivos curriculum vitae,
evaluaciones psicolaborales que lo acreditan para trabajar con niños, niñas y
adolescentes, así como realizar consulta afecta a la inhabilitación prevista en el artículo
39 Bis del Código Penal consultando, a este respecto, la selección del registro de
condenas denominadas “Inhabilitaciones para ejercer funciones en ámbitos
educacionales o con menos de edad”83
81
Oficio Circular N° 8. Instruye sobre las obligaciones laborales.
El presente indicador pretende medir la tasa de rotación del personal de la Modalidad PIE, por lo cual su
finalidad es el monitoreo anual por parte del Servicio. Tal como se menciona en el punto 5.2 “Se espera que
como una buena práctica laboral se propenda a la estabilidad laboral del recurso humano, considerando que
el desarrollo vincular con los/as usuarios es de “alto impacto en la intervención”.
83
Oficio Circular N°15. Imparte Instrucciones sobre obligación contenida en los convenios que se suscriben
con los organismos colaboradores de las funciones del Servicio Nacional de Menores. 19 de octubre 2012
82
Servicio Nacional de Menores
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Programas de Intervención Integral Especializada (PIE)
Programa 24 Horas
5.2 CAPACITACIÓN:
Por otra parte, es relevante incorporar en la planificación anual del proyecto, instancias
de capacitación/formación, de forma que el equipo que ejecuta la intervención, mejore
y actualice sus competencias en los temas inherentes al desarrollo de sus funciones y
cuenten con conocimientos actualizados acerca de nuevas concepciones teóricas,
estrategias metodológicas, principalmente en el entrenamiento para la evaluación de
competencias parentales, contemplando el desarrollo técnico como parte del cuidado
de los equipos, de manera de optimizar la intervención profesional y técnica.
5.3 CUIDADO DE EQUIPO:
Se espera que el proyecto que presente el Colaborador incorpore estrategias de
cuidado de equipo considerando los distintos elementos entregados en la letra e) del
punto 3.4.5. “Enfoques para la intervención”.
Finalmente, es importante señalar que el organismo colaborador acreditado debe
asegurar que el recurso humano presentado en la postulación será el que ejecutará el
proyecto en caso de adjudicación. En caso de existir eventuales modificaciones, éstas
deberán ser justificadas al momento de firmar el convenio, presentando la propuesta a
SENAME, con antecedentes curriculares equivalentes o superiores al o la integrante
que se esté reemplazando.
VI. SOBRE EL PRESUPUESTO
El proyecto considerará un costo mensual de 9,3 USS por cada niño/a o adolescente
atendido/a, más la asignación de zona, en casos que corresponde. El valor de la USS
será reajustado anualmente de acuerdo a la variación del IPC.
VII. SOBRE LOS RECURSOS MATERIALES
7.1. Respecto del inmueble de funcionamiento.
Considerar:
 Local adecuado a las necesidades del proyecto: número de oficinas o salas
pertinentes, servicios higiénicos para el personal y para público, accesibles a niños,
sala de recepción, sala de reuniones y en lo posible patio.
 Sala de terapia.
 Salas para realización de actividades grupales.
 Debe estar emplazado en un lugar de fácil acceso, en el territorio a abordar.
 Estándares mínimos de higiene y seguridad.
Se tendrá considerado, no obstante, que las condiciones de infraestructura disponibles
en los territorios en que se focalizarán los proyectos, no siempre serán las más
adecuadas en relación a las condiciones ideales requeridas. En tal caso, sería
conveniente contemplar el establecimiento de acuerdos para la disponibilidad de
espacios complementarios a nivel local –por ejemplo con unidades vecinales, escuelas,
u otros programas de atención u organizaciones locales- para el desarrollo de acciones
específicas dentro del quehacer del proyecto.
7.2. Respecto del equipamiento.
Se requiere como mínimo, tres computadores con las siguientes características
técnicas:

Procesador Intel Core i3 2.8 GHZ, o superior, capacidad de disco duro no
inferior a 160 GB, memoria RAM mínimo de 4 GB MB, unidad óptica D/DVD,
(opciones de multimedia son deseables por las características del software
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Programas de Intervención Integral Especializada (PIE)
Programa 24 Horas



actual), deseable tarjeta de Red Fast Ethernet 100/1000 Mbps, Puertos USB 2.0
como mínimo.
Impresora.
Sistema operativo Windows 7 Profesional o superior, programas Office 2007 o
Superior Standard o Profesional. Navegador Internet Explorer 8.0 (por
compatibilidad con Senainfo, Solución Antivirus, Visualizador de archivos PDF.
Conexión a Internet: ADSL mínima de 2 Mbps nacional / 1 Mbps Internacional.
Importante: Todo el Software instalado en el equipo deberá estar debidamente
licenciado y contar además con todas las actualizaciones críticas y recomendadas por
el fabricante.
Los requerimientos de computadores son necesarios para el ingreso de información al
sistema de registro computacional de SENAME (Senainfo), por tanto es necesario
desde el inicio de su ejecución.
Además, se requerirá de teléfono, celular, fax y correo electrónico.
Será importante considerar, dentro de las condiciones de infraestructura y
equipamiento, que éstas puedan constituirse además en un aporte para los procesos
de intervención complementarios a desarrollar en conjunto con los equipos de los otros
proyectos del circuito 24 horas.
VII.
MONITOREO Y EVALUACIÓN DEL PROGRAMA:
El monitoreo y la evaluación de la modalidad, se realizará en dos niveles, uno a nivel
de proyecto y el otro a nivel de programa. En su conjunto, tendrán como objetivo la
generación de información sobre los procesos, resultados intermedios y finales de las
intervenciones desarrolladas para la toma de decisiones que permitan su
mejoramiento.
8.1.- En particular, el Proyecto será monitoreado y evaluado en las distintas fases de
su ciclo de desarrollo, incluyendo:
a.- Evaluación Ex ante: en el proceso de licitación, equipos profesionales del Servicio
evaluarán los proyectos presentados por los Organismos Colaboradores en función de
los requerimientos de las bases de licitación. Este análisis se orienta al análisis técnico
de la coherencia, pertinencia y factibilidad del diseño presentado para su aprobación.
b.- Evaluación Ex – Dure - Monitoreo: durante la implementación del proyecto, el
Servicio observará su desarrollo y resultados a través de:
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Programas de Intervención Integral Especializada (PIE)
Programa 24 Horas
-
Supervisión: el proyecto será supervisado por integrantes del equipo de la
Unidad de Protección de Derechos de la Dirección Regional, con los
objetivos de: velar por el cumplimiento de los objetivos comprometidos por
el organismo colaborador en el proyecto de funcionamiento adjudicado y
favorecer el auto análisis de los equipos, reflexionar sobre la práctica que
permita esclarecer nudos críticos, definiendo cambios y ajustes para el
mejoramiento permanente.
Durante las supervisiones, se aplicará el instrumento Informe de Proceso,
que mide indicadores relativos a:
• Condiciones básicas para la atención e intervención
• Gestión Técnica (Proceso de intervención)
• Planificación del Proyecto
• Participación de los usuarios(as)
-
Evaluación anual de desempeño del proyecto: a través de Pautas de
Evaluación Anual de Desempeño y considerando como insumo la
autoevaluación de los equipos, los supervisores/as de las Direcciones
Regionales califican descriptores asociados a los criterios de:
• Eficacia: Logro de los objetivos, metas y/o resultados esperados,
comprometidos por el proyecto.
• Criterio Calidad: Mejoramiento continuo de la intervención
desarrollada, de la atención brindada
• Criterio Pertinencia: Nivel de adecuación de la ejecución,
conforme al proyecto convenido y a las bases técnicas respectivas
• Criterio Eficiencia: Mecanismos para el logro de los objetivos, con
los recursos disponibles y en el menor tiempo posible.
c.- Ex post:
-
Evaluación del período convenido: responde a los requerimientos de la Ley
20.032 de subvenciones de Sename y su respectivo reglamento, para
determinar la prórroga de los convenios que firman los colaboradores
acreditados para ejecutar proyectos Sename, por un período igual al
estipulado en dicho instrumento. Incluye la medición de la Evaluación anual
del primer año y siguientes (según período del convenio)
8.2.- En el nivel del programa se podrán realizar:
a.- Evaluación Ex – Dure - Monitoreo: Se podrá incorporar un proceso de monitoreo
sobre la modalidad a nivel programático que permita identificar el desarrollo de los
resultados y productos esperados a fin de proporcionar información al Departamento
que aporte en la identificación de mejoras a las Bases o Lineamientos técnicos, y de
acuerdo con los énfasis para cada período licitatorio.
b.- Ex post: esta modalidad de evaluación, se podrá focalizar en los resultados o
impactos del programa, pudiendo incluir algunos de los aspectos siguientes: evaluación
de procesos, evaluación de resultados, evaluación de impacto y una aproximación a los
efectos del programa, a partir de la perspectiva de los distintos actores involucrados,
especialmente de los niños, niña y adolescente.
•
En la evaluación de procesos se medirá la cobertura y la calidad por cada
componente, es decir, se cuantificarán los productos que han generado
los programas.
•
En la evaluación de resultados, se analizará la consecución de los
objetivos específicos del programa, es decir, en qué medida se cumplió
con los resultados esperados o resultados finales.
•
En la evaluación de impacto, se observará el o los impactos que haya
generado el programa en los sujetos intervenidos, controlando las
posibles variables intervinientes, a fin de determinar si los resultados
finales alcanzados se produjeron gracias a la intervención del programa.
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Programas de Intervención Integral Especializada (PIE)
Programa 24 Horas
•
La aproximación a evaluación de efectos, indagará respecto de las
repercusiones atribuibles al programa en los usuarios/as, especialmente
en los niños, niñas y adolescentes. En este nivel interesa aproximarse a
las explicaciones que otorgan los propios sujetos al logro o no de los
resultados y al por qué.
Para el desarrollo de las acciones de evaluación y monitoreo, es crucial que los equipos
ejecutores completen adecuadamente y actualicen la información de Senainfo, que es
la fuente de información secundaria más relevante con que cuenta del Servicio para
realizar los procesos de monitoreo y evaluación. Los resultados de las evaluaciones son
la base para proponer recomendaciones específicas a las autoridades institucionales
para la toma de decisiones en torno a los modelos programáticos.
Por último, incluir encuesta de satisfacción de usuarios a todos aquellos niños, niñas,
adolescentes y familias que presenten una intervención superior a 9 meses, que
permita retroalimentar el proceso particular
con usuario y la estrategia de
intervención y atención del programa.
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