Mercedes Aragonés de Fernández (México)

Transcripción

Mercedes Aragonés de Fernández (México)
Mercedes Aragonés de Fernández (México)
Es vicepresidenta del Consejo del Centro Mexicano para la Filantropía (CEMEFI) y
Presidente del Comité de Responsabilidad Social Empresarial del mismo. Además,
es miembro del Consejo de AliaRSE. Es la primera mujer vicepresidente y la
primera en el Consejo de Administración de Wal*Mart de México es miembro del
Consejo Internacional del Council of Foundations (COF), que agrupa a las
principales fundaciones del mundo.
Licenciada en Geografía y con una maestría en Geografía Económica en la
Universidad Nacional Autónoma de México. Ha enseñando Geografía Económica
en diferentes instituciones, entre ellas, el Colegio de México. Fue consejera en
desarrollo regional en el Instituto de Estudios Políticos, Económicos y Sociales del
partido político PRI.
Mercedes Aragonés de Fernández
Centro Mexicano de Filantropía: CEMEFI
http://www.cemefi.org/
Contacto: [email protected]
Retos de la implementación de la responsabilidad social en la
empresa
En lugar de tratar en forma teórica un tema donde las definiciones clásicas no
coinciden en su totalidad con las aplicaciones prácticas actuales y donde se ha
desvirtuado el concepto puro de Filantropía de “amor a los semejantes” o “amor a
la humanidad”, que en su amplio sentido abarcaría todas las formas de
responsabilidad social, ciudadanía responsable y muchas más, voy a aproximarme
al tema en una manera mas práctica, de vivencia cotidiana en toda empresa.
¿Quiénes de los empresarios no han vivido la constante y frecuente petición de
ayuda, bien sea en dinero o en especie, por parte de las numerosas asociaciones
civiles sin fines de lucro o de instituciones de asistencia privada?
¿Cuántas veces hemos negado esta ayuda, no por falta de solidaridad o
convicción hacia la causa que ellas representan, sino por falta de tiempo y de una
organización interna que nos permitiera atender estas peticiones?
¿Cuántas otras no concuerda la petición con el rubro de nuestro negocio y de
nuestros clientes?
¿Cuántas mas ayudamos a diestra y siniestra y no tenemos resultados que
podamos presentar y que, inclusive, puedan satisfacer nuestra justificada petición
de conocer qué se ha hecho con el dinero de la empresa dedicado para tales
fines?
¿Qué seguimiento eficiente y qué resultados satisfactorios tenemos de los
recursos que donamos?
¿Es falta de las donatarias o falta de seguimiento y condiciones claras previas por
nuestra parte?
¿Conocemos a ciencia cierta cuánto se dona en nuestra empresa?
Podría llenar muchas mas páginas con preguntas sobre el tema pero lo que trataré
es de demostrar con hechos vividos en forma personal que si abrimos los brazos
en nuestra empresa a la responsabilidad social debemos de incluirla en todas y
cada una de las áreas que forman nuestro negocio y hacer de esta práctica una
verdadera filosofía de nuestra actuación, ante todos nuestros “stakeholders”
Quiero demostrarles que tomar esta actitud y llevarla a cabo, con la misma visión y
eficiencia que le dedicamos a la empresa, paga y paga muy bien, con medidas a
veces difíciles de ponderar pero que dan resultados inesperados entre nuestros
empleados y entre nuestra clientela y que, siempre, se van a ver reflejados en los
resultados del negocio.
Quiero que regresemos a la primera pregunta que formulé: sí, tenemos muchas y
frecuentes peticiones de donativos en nuestra empresa y en su primera fase, se
las atiende de acuerdo al estado de ánimo de la persona encargada de recibirlas,
que en muchos casos es la menos indicada para hacerlo. Más tarde, la decisión
recaerá en la que esté capacitada para dar su visto bueno y proceder a hacer la
donación, por lo general el director general o presidente, o en algunos casos,
alguien que tenga la orden de negar la ayuda.
Hay muchas formas de ayudar que nosotros mismos, dentro de la empresa, no
hemos descubierto. Por ejemplo las mermas aprovechables, los servicios
desaprovechados: como un trailer que circula vacío o un transporte de pasajeros o
mercancía a la mitad de su capacidad, el mobiliario que va a ser sustituido por otro
nuevo y que, de su venta, sacaríamos menos que de la deducción fiscal de su
donación, en fin, muchos otros ejemplos que, con inventiva y alianzas podríamos
sacar como algo que otros podrían aprovechar y hacer mucho bien a los más
necesitados, sin desembolso alguno por parte de la empresa…excepto y este
excepto es básico, con la condición de disponer de una persona, o varias, según el
tamaño de la empresa, que dedicarían parte de su tiempo laboral a atender estos
rubros.
Otro paso importante, en la creación de esta nueva actitud, consiste en una
decisión muy práctica e indispensable para alcanzar todos los resultados: la
definición de uno o dos campos de acción en el trabajo con nuestra comunidad o
con el medio ambiente.
Nunca la frase de “La unión hace la fuerza” es mas veraz que en el caso de la
elección de nuestro esfuerzo en la responsabilidad social. Un consejo: hay que
procurar que el tema al que dedicaremos nuestra ayuda a la comunidad o al medio
ambiente sea concordante con nuestro negocio, nunca antagónico. Es también
muy conveniente, que nuestros empleados nos contesten una encuesta en donde
nos digan en qué tema les gustaría que ayudáramos, conocer, además, los
problemas sociales y ambientales más importantes de la región donde nos
desarrollamos o de nuestro país y que, después de pensarlo con detenimiento, nos
lleve a la elección.
Este paso nos disminuirá notablemente las opciones de decisión en el caso de
peticiones, pues dirigiremos nuestra ayuda directamente a la causa que coincida
con nuestro objetivo.
Los rubros pueden ser muy amplios en sí mismos, tan solo pensemos en “salud”,
de ahí que podamos puntualizar, dentro de cada rubro, nuestro objetivo, por
ejemplo, “salud infantil” o ir mas lejos aún, “salud infantil de niños indígenas de la
Costa Chica de Guerrero”.
Mejor aún si conocemos de una o varias instituciones civiles que trabajan en el
rubro que hemos elegido y que sabemos que trabajan bien y que entregan
resultados veraces. Con esto tenemos el recorrido en su ruta adecuada.
Con la práctica, veremos que el rubro que hemos elegido se puede ampliar, al
conocer la problemática y sus orígenes. Además, experimentaremos otras
ocasiones cuando dispongamos de ayuda que puede aliviar problemas agudos en
otras áreas, aunque no coincidan con la causa elegida.
Tenemos que involucrarnos, todos, en lo que hacemos. Es muy importante dar a
conocer a cada uno de nuestros empleados, proveedores, clientes e inversionistas
lo que estamos haciendo y las metas que tratamos de alcanzar. La cultura de
responsabilidad social tiene como principio que debe ser adoptada por todos los
miembros de una empresa.
Nos llevaremos sorpresas al ver cómo sube el orgullo de marca entre nuestros
empleados y nuestros clientes, cómo cambian su actuar al respecto los
proveedores, la gran mayoría dispuestos a ayudar y ser parte del esfuerzo, cómo
se prefieren nuestros productos o servicios frente a otros que no realizan esta labor
entre la comunidad o el medio ambiente, cómo se fortalece la fidelidad y cómo se
fortifica la imagen interna y externa de la empresa….cómo suben las ventas.
Para realizar esta labor la empresa deberá destinar esa ayuda, que antes se diluía
en numerosas obras, a la causa social que se haya elegido y siempre medir los
resultados que nos dirán si debemos aumentar esa ayuda. Muchas veces esa
decisión viene del corazón y curiosamente, casi nunca está equivocada.
Si a lo anterior le añadimos el compromiso de los miembros de la empresa con la
comunidad, con la causa que apoyan, su trabajo voluntario para la causa, su
tiempo, o parte del tiempo subsidiado por la empresa, los resultados serán
completos y nos llevaremos sorpresas al ver que la productividad mejora, que la
permanencia de los empleados mejora, que el ambiente laboral mejora y que,
sobre todo, estaremos realizando algo que será un paso adelante para formar una
sociedad mas sana, justa y feliz.
No hay empresa mas pobre que aquella que está rodeada de miseria.
O la que produce empresarios ricos y empresas quebradas.
O la que produce empresas ricas y países pobres.
Sólo tenemos una casa, por ahora, y ésta se llama Tierra.
Esto que les he contado es sólo una parte de la responsabilidad social de la
empresa, la que corresponde a la filantropía con la sociedad cercana. Creo que es,
también, la última del proceso ya que debemos de empezar por la casa. En este
caso me refiero a la empresa.
Nuestro fin, como empresa, es generar ganancias, en eso todos estamos de
acuerdo.
Además generamos fuentes de trabajo, pagamos impuestos e impulsamos, en un
círculo virtuoso, a la creación de nuevos negocios.
Podemos hacerlo de acuerdo a la ética, con integridad y rodearnos de gente que
siga estos mismos principios.
O podemos hacerlo con engaños: al cliente dándole un producto o un servicio de
mala calidad, al proveedor pagándole mal y no en el plazo convenido, o dándole
menos de lo que acordamos por su producto o servicio, al empleado pagándole
menos de lo que su trabajo merece, no dándole las prestaciones y obligaciones
que nos marca la ley, nos respetando sus horarios y días de descanso, y otras
muchas mas. Al gobierno no pagando los impuestos que nos corresponden. Todo
esto podríamos considerarlo como “ahorro en gastos”, desgraciadamente hay
todavía muchos empresarios que así lo juzgan.
Los resultados de las prácticas anteriores saltan a la vista; el cliente deja de
comprar el producto al comprobar su mala calidad. Nunca debemos olvidar lo
sagaz y listo que es el cliente. Los proveedores dejarán de vendernos o nos darán
productos de mala calidad, mal servicio. Nos pagarán con la misma moneda y se
irán, desgraciadamente, con la conciencia tranquila puesto que “ladrón que roba a
ladrón tiene cien años de perdón”.
Estaremos promoviendo la cadena y círculo vicioso de la corrupción y la
deshonestidad.
Nuestros empleados no serán fieles a la empresa en la que no creen, no se
sentirán parte de ella, tendrán una alta rotación, tendremos muchos casos de falta
de probidad en la empresa. La productividad será baja, el servicio malo. El
gobierno y los servicios que éste debe proporcionarle a la ciudadanía serán
escasos y pobres puesto que no tendrá recursos. El gobierno será tan deshonesto
como sus ciudadanos. Sabrá que tiene que subsistir de la mordida y los
chanchullos. El nivel de vida disminuirá, el país se empobrecerá.
Lo estamos viviendo, no nos es ajena esta situación.
De ahí que el cambio de pensar como empresa, el ir más allá de nuestras
responsabilidades escritas y legales, el avanzar hacia un estadio superior de
propósitos deberá venir de dentro.
¿Cómo podemos repasar que estamos haciendo lo correcto dentro de nuestra
empresa?
¿Cómo podemos mejorar aquello que sea perfectible, de una manera rápida,
aunque no fácil?
Hagamos un autodiagnóstico de nuestra empresa repasando si contamos con:
Un código de ética. Si es así, ¿lo tenemos por escrito?, ¿lo conoce cada uno de
nuestros empleados, proveedores y accionistas?; y lo mas difícil,¿lo ejercemos?
Transparencia en los resultados y las finanzas de la empresa, Consejo de
Administración que se reúna y ofrezca informes, informe anual, etc.
Pago puntual de impuestos, inscripciones en regla de servicios de salud, vivienda,
etc.
Programas de capacitación, evaluación, desarrollo personal, encuesta de ambiente
laboral, incentivos, etc.
Instalaciones adecuadas para el trabajo, seguridad laboral, no discriminación,
sueldos iguales a trabajos iguales, contratación a personas con capacidades
diferentes, oficina de atención a problemas de los empleados, etc.
Programas de desarrollo a proveedores, certificación de calidad a proveedores,
oficina de atención a proveedores, etc.
Programas internos de reutilización de papel, separación de productos de desecho,
reciclado, ahorro de agua y energía eléctrica, entre otros.
Campañas de limpieza en instalaciones, de cuidado de parques y jardines propios
o de los alrededores, reforestación, limpieza de barrancas, aire limpio, no
contaminación, etc.
Informe social.
Esta es sólo la muestra de algunos de los conceptos que equivalen a ser una
empresa socialmente responsable en los cuatro ámbitos de influencia: la ética
empresarial, el buen ambiente laboral, la comunidad y el medio ambiente.
En general, considero que uno de los logros mas importantes que puede tener una
empresa socialmente responsable es mejorar el nivel de vida de sus empleados.
En nuestro país ya existen certificaciones en muchos de los cuatro ámbitos en que
se desarrolla una empresa y hay muchas empresas que los ostentan. Estas ISO
pueden facilitar el camino para que una empresa se convierta en Socialmente
Responsable (ESR).
Además, existe un reconocimiento ESR que llevan a cabo el Centro Mexicano para
la Filantropía y AliaRSE, ( la alianza de empresarios para la Responsabilidad
Social compuesta de las principales Cámaras de empresarios de México, como el
CCE, la COPARMEX, CONCAMIN, USEM, COMPITE y varios mas) en donde la
empresa realiza un completo autodiagnóstico mediante un cuestionario que analiza
mas de 120 aspectos del negocio y del que necesita obtenerse un 75% mínimo de
aciertos para obtenerlo.
En el año 2007 obtuvieron el reconocimiento 174 empresas, entre ellas, aunque en
número reducido, hay PYMES.
Cada día crece el número de las empresas públicas que cotizan en la Bolsa
Mexicana de Valores que presentan un informe o reporte de sus actividades de
responsabilidad social en México. Es un imperativo para los inversionistas
mundiales.
No podemos ni debemos aislarnos del contorno mundial empresarial, de ahí que
sea muy importante conocer cómo se encuentra respecto a la RSE.
La Organización de las Naciones Unidas promueve “el Pacto Mundial” con
principios básicos de RSE que deberán ser firmados y puestos en práctica por las
empresas que se adhieren a él.
En el 2005 se adhirieron al Pacto Mundial mas de trescientas empresas mexicanas
y en estos dos años la cifra va en rápido ascenso. México es el país
latinoamericano con mayor número de empresas adheridas al Pacto Mundial.
El país que tiene un mayor movimiento en la RSE en el mundo es los Estados
Unidos, le sigue la Unión Europea. Canadá es otro distinguido ejemplo de RSE.
En los últimos 15 años el movimiento de RSE ha crecido notablemente en el resto
del mundo. En Latinoamérica el pionero ha sido México, desde el CEMEFI quién, a
su vez, fue el inspirador en la fundación de ETHOS, el instituto de RSE del Brasil
que ha inspirado, a su vez, al resto de los empresarios de los demás países de
Sudamérica.
Hay un movimiento muy importante entre los países asiáticos, principalmente
Japón, Australia, Corea y Filipinas, entre otros, sobre este tema.
África, por sus graves problemas económicos y sociales, está en la retaguardia en
el tema, pero existe un fuerte interés de varios países africanos para implementar
esta nueva filosofía empresarial entre sus empresarios.
El amor a los demás, si lo ejercemos con una mentalidad empresarial de eficiencia,
resultados y ganancia, puede ser la gran respuesta a los problemas que
actualmente sufre la humanidad
Baste el ejemplo de un empresario en el ramo de producción agrícola que observó,
hace quince años, con tristeza y coraje cómo se tiraban, en la Central de Abasto
de Guadalajara, las frutas y verduras que no se vendían al final de la jornada
diaria, aún en buenas condiciones para el consumo humano, pero no en las
óptimas para su venta para el día siguiente. Por su amor a los demás, a los que no
tienen para comer, pensó y puso a funcionar, mediante el consenso con los demás
productores, el primer Banco de Alimentos y la Asociación Mexicana de Bancos de
Alimentos, ya que su ejemplo se multiplicó en todos los Estados del país y se
fueron creando numerosos Bancos.
Hoy en día, recopilando las mermas aprovechables de industrias y algunos
supermercados, así como centrales de abasto, se
proporciona alimento
diariamente a más de un millón, cuatrocientas mil personas de muy escasos
recursos, muchas de ellas mantenidas por instituciones de la sociedad civil sin
fines de lucro.
Sabemos que, si todas las empresas con productos alimenticios se adhirieran a los
Bancos de Alimentos, se erradicaría el hambre en México.
Otro ejemplo, lo encontramos en los empresarios chihuahuenses que decidieron
unirse para realizar obras de beneficio social, mediante el pago de un impuesto
extra, que se recaudaría por el gobierno estatal y sería administrado por un
Consejo, constituido por ellos mismos y que, en los 12 años, desde su creación, no
sólo han hecho magníficas obras, a favor de la población mas desprotegida del
Estado, sino que han servido de ejemplo para la recién constituida FUNDEMEX
(fundación del Empresariado Mexicano ), que ha empezado a funcionar en la
Ciudad de México, donde se concentra el mayor número de empresas del país y
que utiliza la página de pago del Infonavit para recaudar, en forma voluntaria, el
equivalente de dos al millar de la nómina de la empresa cada dos meses. Así, una
empresa con nómina de cien mil pesos aportaría doscientos pesos bimestrales y
estaría contribuyendo al fortalecimiento del país. Además, facilita a las PYMES su
ingreso a obras en favor de la RSE, que de otra manera no podrían realizar.
Numerosos ejemplos podrían ilustrar el liderazgo, poder de convocatoria, iniciativa,
inventiva, y efectividad de los empresarios en esta materia .Estos ejemplos ilustran
cómo, si el esfuerzo es replicado por un mayor número de nosotros, podremos
cambiar las condiciones de vida de todo el mundo que, hasta hoy, es la única casa
que tenemos.
El amor a nuestros semejantes, la filantropía, encabezada por los empresarios,
puede ser la gran solución a las deficiencias gubernamentales en desarrollo social
y la respuesta a la ansiada justicia social que tanta falta nos hace.
Qué mejor espacio que las universidades donde se están forjando los líderes del
futuro en los diferentes ámbitos que hacen moverse al mundo, como: la
administración de negocios, la economía, las ciencias, los estudios de
humanidades y la propia academia para forjar esta actitud de vida, esta manera de
actuar y este camino de solución a la gran injusticia existente en el mundo actual,
entre sus habitantes.
Es para mi un gran orgullo poder expresar mi sentir en este foro tan importante y
vislumbrar un futuro mejor basado en una enseñanza verdadera, en las aulas
universitarias, del ejercicio de amor de los unos a los otros.

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