“Costo Mucho la Unvirsidad que hoy la Jeventud Juarence Disfruta
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“Costo Mucho la Unvirsidad que hoy la Jeventud Juarence Disfruta
“Costó Mucho la Universidad que hoy la Juventud Juarense Disfruta, Necesitamos Quererla y Protegerla” Por considerarlo un valioso testimonio de la palpitante vida social y política de Ciudad Juárez, que frecuentemente pasa totalmente desapercibida para todos los medios de comunicación escritos y electrónicos, damos a conocer a ustedes el discurso del Lic. Roberto Castillo López, Rector elegido de la Universidad de Ciudad Juárez, A.C., pronunciado la mañana del día 29 de Agosto del 2003, en ocasión de la ceremonia conmemoraitva de los 30 Años de la fundación de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, donde se hizo un reconocimiento a los miembros de la Asociación Civil de la Universidad de Ciudad Juárez, A.C., a los estudiantes que lucharon por la creación de la institución educativa y a los miembros del Comité de Planeación de la actual institución superior de cultura. Eduardo Fuentes Varela Sr. Rector, honorables autoridades, universitarios y universitarias, damas y caballeros, amigos todos. Esta mañana confirma la Universidad de todos el bello inicio de su historia y de su futuro seguro. Como hemos señalado en forma muy breve, la Universidad se creó durante una lucha que en ocasiones fue desgarradora, en un México cerrado, autoritario, aprisionado, en un México que por un lado se perseguía y aniquilaba a los jóvenes por el delito de pensar y de aspirar a tener un México mejor. Por autoridades mal puestas que desapareció vidas y que no quieren dar cuenta y razón de sus criminales actos. Con una hostilidad, en ciertas autoridades, entre comillas, elegidas por el pueblo, en un medio social que ahora no palpamos, porque son otros tiempos que apertura – y por que ya no quedaba de otra – porque el mundo de fuera nos cambió. En ese medio, jóvenes con un corazón generoso como sus padres, por ser corazones juarenses de familias juarenses, de auténticos fronterizos, jóvenes de un gran corazón como Manuel Quevedo, jóvenes de un gran corazón como José Luis Holguín, jóvenes como Eduardo Fuentes Varela, a quien todo el mundo le decíamos, y le siguen diciendo Lalo. Con ese tipo y esa calidad moral de jóvenes soñadores, nos unimos en torno a la idea de tener en éste Juárez tan golpeado, tan difamado, tan insultado, tan saqueado moral y económicamente, nos unimos en torno de un sueño hermoso que hoy es una realidad, que tiene treinta y tantos años de vida. No fue fácil la lucha, en mi caso, que nunca tuve cola que me pisaran—y aquí hay testigos, abogados connotados y serios--, en mis funciones públicas, por el delito de andar en el movimiento universitario juarense, por el delito de ser Rector elegido, se me exigió la renuncia. Deben haber golpeado a los empresarios jóvenes que en aquel entonces estaban muy cercanos al nacimiento de la Universidad, víctimas de esas maniobras tenebrosas. Teníamos que cuidar a aquellos, nuestros jóvenes, llenos de ese ímpetu juvenil, algunos aquí presentes, ya honorables profesionistas, caballeros y padres de familia, temíamos que los fueran a desaparecer. Costó mucho la Universidad que hoy la juventud juarense disfruta. Necesitamos cuidarla, necesitamos apoyar a nuestro Rector, es un hombre de mucha calidad moral, muy equilibrado, no propenso como otros, a llevarse la canasta de tortillas, el abuso de la comalada. Creo que es el momento de decirle a la comunidad universitaria el sentir que tenemos todos en Ciudad Juárez, que deseamos y queremos, que vamos a luchar desde nuestras pequeñas posiciones, para que los maestros y empleados universitarios tengan asegurado correcta y sanamente su futuro, que el hecho de que hagan carrera y empleo permanente, les permita tener la seguridad de jubilaciones sanas y no esas inquietudes de otros tiempos, por aquellos que se han llevado hasta los gises y pizarrones, dejando las arcas vacías. La universidad es una casa de cristal, así que todos los delincuentes cuídense, porque vamos a estar atentos sobre ello. Hoy más que nunca necesitamos estar los de dentro y de fuera alrededor de nuestro Rector actual. Es la oportunidad para crear la seguridad del futuro de los jubilados y es la oportunidad para que se vaya desapareciendo la misoginia que existe en todos los rincones de la Universidad. Ustedes, que conocen la historia de la Universidad, oyeron que éste movimiento empezó con damas, con mujeres, con universitarias. ¿Dónde está en treinta años una mujer Rectora? Hay que reflexionar sobre esto, no solamente crecer físicamente, no solamente levantar edificios, no solamente proyectarnos en planos académicos, de investigación y de otro orden. Necesitamos reintegrarle a la mujer juarense su respetabilidad. Si en el medio social están ocurriendo homicidios y vejaciones es porque estamos negando lo que debería ser reconocido permanentemente. Yo quiero hacer un reconocimiento especial a toda esa gente que apoyó ese movimiento. Algunos, ya lo sabemos, es práctica común en la República Mexicana, se cuelgan de las buenas obras, de corazones generosos, usan sombrero ajeno, dice el pueblo: “haciendo caravana con sombrero ajeno”. Ciertamente que en esta mañana no están todos, pero sí los que están, sí los que fueron y sí los que son pilares de ésta gran Universidad. Esta Universidad de Cd. Juárez cuelga títulos en despachos y consultorios profesionales de muchísimas partes del mundo. Aquí se han venido a preparar médicos de infinidad de partes del mundo. Nunca pudieron contra aquellos jóvenes, contra aquellos ideales, nunca pudieron destrozarlos, aniquilarlos. Preguntaban: ¿para qué quieren una Universidad en Ciudad Juárez? ¿para qué quieren drenaje pluvial? ¿para qué quieren escuelas? Ese es el sueño del tirano, tener ignorantes, tener esclavos, aquí no. Aquí se vino refugiar la libertad de la República, aquí tenermos la carroza de Benito Juárez y aquí nuestros padres se amaron, se realizaron, nos educaron y ahora estamos tomando las riendas. Queremos una Universidad que dure siglos y siglos y necesitamos cuidarla, protegerla y amarla. Quiero felicitar a aquellos jóvenes de aquel entonces, porque entraron en una lucha increíble y que aquí están presentes y con ellos simbolizo a todos los que ayudaron a convertir en realidad ese ideal. Quiero señalar y al final de mencionarlos, pedirles a ustedes un aplauso para un José Luis Holguín, para un Manuel Quevedo, para un Lalo Fuentes, para sus familias, para aquellos jóvenes, para aquellas madres y padres obreros, que creyeron en nosotros y que hoy les regresamos hijos e hijas, preparados, profesionistas, quiero ese aplauso para los que me quieran acompañar esta mañana y también el aplauso para esta bella Universidad que hoy amanece nueva, bella y fragante en sus pequeños 30 años. Hacemos historia y trabajamos para el futuro. Lic. Roberto Castillo López Cd. Juárez, Chih., Septiembre 7 del 2003. Inserto pagado Publicado en El Diario el Domingo 7 de Septiembre de 2003.