columna completa aqui - Cantando Aprendo a Hablar
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c columna El lenguaje expresivo durante el primer año de vida Primeras palabras Aída Pohlhammer E. Fonoaudióloga U. de Chile Cantando Aprendo a Hablar E ntre los doce y dieciocho meses, es el momento en que el niño es capaz de darle nombre a un objeto o a una persona. Pero para llegar a esta palabra, nuestra guagua ha recorrido un largo camino que comienza con el grito y el llanto al nacer, que constituye la primera forma de respiración. Luego, otras funciones fisiológicas serán también bases para el desarrollo del habla y el lenguaje, como la succión, deglución y masticación. Durante el primer mes, la guagua solo emite sonidos de llanto, que aunque es reflejo constituye una forma de comunicar su incomodidad. Alrededor del segundo mes, mientras interactúa con sus padres, empieza a sonreír y emitir sonidos guturales que expresan alegría, los que aparecen al ver la cara de los padres, al comer o al observar un juguete. Estos sonidos van en aumento y a los tres o cuatro meses ya empieza el balbuceo, con vocales aisladas y sílabas sueltas. Las primeras sílabas que forma una guagua suelen ser ma y pa, que surgen muy suaves y espontáneas cuando el aire abre los labios. Luego, estas sílabas se afianzan con el refuerzo del adulto, que las festeja y las repite, mostrando además el modelo con su propia boca. Al ser estos sonidos realizados con los labios, permiten que el niño vea este modelo, lo que no ocurre con fonemas que se realizan en lugares más posteriores de la boca. Es esta interacción con los adultos, la que va modelando y fijando los sonidos que se usan en las diferentes lenguas, por lo tanto, si un niño no tiene una adecuada estimulación, el tiempo que demora en desarrollar lenguaje será mayor. En esta etapa, entre los cuatro y los seis meses, el niño empieza a señalar y buscar la cara de su cuidador mientra señala o cuando llora, como una forma de comunicación. Luego, entre los seis y doce meses, ya empieza a producir cadenas de vocales y junta vocales con consonantes, emitiendo sílabas como oa, ao, tatata, mamam, papa, inicialmente sin significado aparente, pero luego, con la ayuda y el refuerzo del adulto, estos sonidos -alrededor del año- van teniendo un significado, hasta constituir una palabra. Durante este primer año, el rol del adulto es fundamental para que el niño logre aumentar sus emisiones y otorgar significado a su propia producción de sonidos, lo que se logra a través del refuerzo y el modelado. Por ejemplo, el niño dice /pa/, en forma espontánea y casual. La madre responde: bien, dijiste /pa/ pa pa, llamemos al papá, ¡¡ papá ven!! te estamos llamando. Ej. El niño dice /te/. El padre responde: /t/, te, te, tete, quieres tu tete y le entrega el chupete, agregando… chu pe te. (Es necesario entregar el modelo correcto, aunque se acepte como palabra, cualquier neologismo o palabra inventada, que el niño use consistentemente para referirse a algo). De la forma descrita anteriormente, el modelado, la imitación y la repetición, van poco a poco facilitando el desarrollo del lenguaje expresivo y, alrededor del año, ya es capaz de sustituir un objeto por una palabra o signo. Este vocabulario se va incrementando mes a mes, de manera que si a los 12 meses posee un vocabulario de tres palabras, a los 15 meses este puede ser de 19 palabras y a los dos años de 270. El desarrollo del lenguaje no es idéntico para todos los niños y depende mucho de la carga genética que poseen y especialmente de la estimulación a que están sometidos. También hay diferencias según el sexo y es frecuente que las niñas hablen antes y tengan más vocabulario que los niños de su misma edad, sin embargo, pronto se nivelan y al llegar a la edad adulta, a menudo el lenguaje de los varones es más rico que el del sexo femenino. 52 columna primeras palabras.indd 52 22-04-15 17:17