¡Una Nicaragüense que alcanzó los altares!

Transcripción

¡Una Nicaragüense que alcanzó los altares!
¡Una Nicaragüense que alcanzó los altares!
¡Una Nicaragüense que alcanzó los altares!
Autora: Sor Nora María Herrera.
Hija de María Auxiliadora
Con aprobación eclesiástica
La biografía de la VENERABLE SOR MARIA ROMERO que tienes en tus manos y que estás
pronto/a a leer, es la vida de una mujer ejemplar consagrada a Dios. Sin duda alguna habrás
escuchado hablar de ella; ahora tienes la oportunidad de conocerla más de caerca, en la
lectura de esas páginas que narran su historia.
Te invito a descubrir cómo trabaja la acción del Espíritu Santo en quien se deja moldear por El.
En VENERABLE SOR MARIA ROMERO, Dios realizó obras grandes, porque desde pequeña,
se hizo sensible a la voz del Espíritu. Movida por El, fue abriéndose y descubriendo el Proyecto
de Dios en su vida. Valiente, audaz, conforme a su Voluntad. Es por eso que, Sor María, se
convierte hoy para todos nosotros/as en un ejemplo de vida cristiana y religiosa. Noc reas que
su vida fue fácil. Como todos nosotros/as vivió moemntos de oscuridad; pero firme en su fe y
abandonada en su Reina, la Santísima Virgen María, perseveró en el amor y creyó como
Abraham contra toda esperanza.
En el nuevo Milenio que estamos iniciando, la Iglesia tienen necesidad más de mestros que de
testigos, quienes con su vida, revelan al Dios vivo que llevan dentro. Contemplando la vida de
esta "gran mujer" tomemos fuerza para vivir más intensamente en la Escuela de la Palabra y
de la Eucaristía. Y así, sin miedo, vamos a poder testimoniar con la vida, a Jesús, El Señor de
la Historia... ¿cómo? haciéndonos solidarios/as con los más pobres como VENERABLE SOR
MARIA ROMERO. SOR MARÍA ROMERO, NACE EN NICARAGUA
En el país de Nicaragua, que es vecino a Costa Rica, hay ciudades bellas y lugares en el
campo, de gran hermosura. En una de estas ciudades, que se llama Granada, nació y vivió su
infancia y primera juventud, una santa religiosa llamada Sor María Romero.
En esa ciudad que está rodeada de lindas montañas y del gran Lago de Nicaragua que le da
frescura y alegría, nació esta niña un 13 de enero de 1902.
Sus papás, Don Félix Romero y Doña Anita Meneses, eran muy buenos cristianos y educaron
muy bien a sus hijos sobre todo en la vida de fe.
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SUS PRIMEROS AÑOS
Estando todavía pequeña, una vez su mamá le preguntó:
- María, ¿qué hiciste el vestido nuevo, el que estrenaste en la fiesta de tu hermanito?
- Ah. ese se lo dio a una niña pobre, mamá
- ¿Regalaste ese vestido tan nuevo y tan bonito?
- Sí, mamá, esa niña traía un vestido tan viejo, todo manchado y remendado...yo pensé que se
vería bonita si llevara mi vestido... Además ¡ a los pobres se les da lo mejor! ¿no es cierto,
mamá?
- La mamá no supo qué contestarle. Tenía que tener cuidado de que su hija no regalara toda la
ropa mejor a los pobres que tocaban a la puerta de su casa, pero le agradaba mucho que fuera
generosa y buena con los necesitados.
SU AMOR A JESÚS
Desde pequeña, María ama mucho a Jesús y desea recibirlo en su corazón, como ve que hace
su buena mamá.
Pasan los años, la pequeña María entra a estudiar al Colegio "María Auxiliadora" Allí hace su
Primera Comunión y desde entonces siente que Jesús está con ella y que nunca la va a
abandonar.
Acostumbra hacer todas las noches sus oraciones y pedir a su buen Dios por todos los que
necesitan salud, trabajo, ayuda de cualquier clase y también por los malos.
Ella ama mucho a los niños y quisiera enseñarles a amar a Jesús y a María, su Madre; siente
que ese Jesús que vive en su corazón le pide que se haga religiosa, o sea, que llegue a ser su
esposa. Lo que más le cuesta a la joven es dejar su hogar, pero sigue con amor ese deseo que
Dios le ha puesto en el corazón, y se va a El Salvador, donde las hermanas de María
Auxiliadora tienen una casa en que las jóvenes estudian para hacerse monjitas.
SU CONFIANZA EN JESÚS Y EN MARÍA
Cuando Sor María era novicia, en San Salvador, es decir, le faltaba poco tiempo para hacerse
hermana, una vez mientras estaba en la capilla preguntó al Señor quién era ella. Entonces
escuchó la voz de Jesús que le dijo: "Tú eres la predilecta de mi Padre y la consentida de mi
Madre". Desde entonces, tuvo una gran confianza en Jesús y en María. Nunca dudó de la
Virgen; estaba segura de que la iba a ayudar, momento a momento, en todo lo que hacía por el
bien de los demás.
Ya religiosa, regresa a su tierra Nicaragua, y va a trabajar al Colegio donde ella había
estudiado, y siempre está alegre y enseña cosas muy buenas a sus alumnas. Tiene una
famosa libreta con muchos pensamientos escritos, que saca a suerte para leer a las niñas.
Un tiempo después sus Superioras le piden que vaya a dar clases a San José, de Costa Rica,
al Colegio "María Auxiliadora". Allí prepara un grupo de niñas en un coro, para que canten en
las Misas y demás actividades que se realizan en la iglesia. También enseña a las niñas a
pintar, porque ella pinta muy bonito.
SU TRABAJO ENTRE LOS POBRES
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Una vez, oye hablar de los protestantes, que van de casa en casa haciendo que muchas
personas los sigan y se hagan de la religión de ellos. Esto a Sor María le da mucha tristeza, y
decide invitar a las niñas de ese coro y a las alumnas del Colegio que quieran, para que vayan
también a las casas e instruyan a la gente en la religión católica, de manera que los
protestantes no las cojan para ellos.
Así nace el grupo de las "misioneritas", que son jovencitas que Sor María prepara y van de
casa en casa, en los barrios más pobres, enseñando a la gente, y haciendo que el cuadro del
Corazón de Jesús y el de María Auxiliadora, estén en la sala de las casas, y que las familias
prometan ser fieles a su fe católica. Esto se llama entronizar a Jesús y a María, es decir,
ponerles un trono, un lugar de honor en su casa, y sobre todo en el corazón de los que forman
la familia.
LOS ORATORIOS FESTIVOS
Poco a poco, Sor María comienza a hacer otra cosa: reúne a los muchachitos y muchachitas
de los pueblos que están alrededor de San José, como Hatillo, Sagrada Familia, Copey, Barrio
Sagrado Corazón de Jesús, Pavas y muchos más. Y allí forma los "Oratorios".
A estos oratorios van muchos niños por la mañana y muchas niñas por la tarde; para enseñar a
estos niños van las misioneritas de dos en dos; después comienzan a ir las religiosas de la
Congregación a la que pertenece Sor María y las muchachas que se van a hacer religiosas. En
el Oratorio juegan, cantan, se les da un poco de Catecismo y, al final, se distribuyen unas
melcochas y unos tiquetes. Estos tiquetes los niños los guardan y al final del año los cambian
por ropa y juguetes.
Sor María ama a los niños: les da catecismo por las tardes y muchas veces los hace rezar y les
cuenta lindas historias para que aprendan a amar mucho a Jesús, ser sus amigos, y a honrar a
la Santísima Virgen María.
SU GRAN AMOR A JESÚS
Mientras tanto, Sor María va a la capilla y conversa sus buenos ratos con Jesús. Como toca tan
bonito el órgano, se va para el coro y comienza a tocar y cantar canciones que a Jesús le
gustan, para "tenerlo alegre" y decirle así muchas veces que lo ama.
Las fiestas de Jesús y de la Virgen las prepara con el mayor fervor, enseñando lindos cantos a
las alumnas del colegio y los niños y niñas de los Oratorios.
El 28 de diciembre da un regalito especial a niñitos de meses, de un año o dos, en memoria de
los niños inocentes que fueron matados por el Rey Herodes en tiempos de Jesús.
Poco tiempo después Sor María logra pasarse a otra casa, porque en el colegio en que vive
tiene muy poco campo para sus obras. Es una casa que se va construyendo poco a poco, y
que está hecha para las obras que ella ha inventado en favor de los pobres.
SU ATENCION A LOS ENFERMOS
En su nueva Casa poquito tiempo después pone un Consultorio, es decir, algo así como una
clínica, donde llegan doctores que curan a las personas pobres sin cobrarles nada. Allí se les
da, además, la medicina que necesitan. Sor María es tan buena, que a todas estas personas
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les habla de Dios y les infunde una gran confianza en María Auxiliadora.
También en esta Casa hay un internado para niñas muy pobres. Son jovencitas que viven lejos
de San José, y que tienen problemas en la casa, por diferentes motivos. En esta Casa de
Obras Sociales, o "Casa de la Virgen", como todo el mundo la llama, reciben educación para el
hogar, y pueden hacer también sus estudios de colegio.
Muchas cosas se pueden contar de la vida de Sor María, en las cuales se notan milagros que
Jesús y la Virgen le hacen.
HECHOS PRODIGIOSOS
Una vez, iba Sor María para un Oratorio, con una buena señora que la llevaba en carro. De
pronto la señora se dio cuenta de que se le terminaba la gasolina al carro, y no había ninguna
gasolinera en ese pueblo. Sor María le dijo: "No se preocupe, la gasolina no nos va a faltar". Y
así, sin una gota de gasolina, caminaron por todas partes, hasta que encontraron una
gasolinera. Esto pasaba porque Sor María tenía una confianza muy, muy grande en la Virgen
María.
Otra vez Sor María pidió permiso de regalar frijoles a unas familias muy pobres. Le dieron el
permiso, con tal de que ella buscara los frijoles. Se fue entonces a rezar a la capilla, hasta que
la llamaron, para decirle que habían llegado dos sacos de frijoles para ella. Entonces se fue
feliz a repartirlos entre la gente necesitada.
Una mañana, llegó un señor a ofrecerle unas maquinitas para proyectar imágenes. Sor María
pensó que eran muy útiles para llevar a los oratorios. Costaban 200 colones, que, en ese
tiempo era mucho dinero. Sor María no tenía ni un cinco, pero, confiando en la Virgen le dijo al
señor que llevara las maquinitas por la tarde. Poco antes de llegar el señor, una señora le llevó
los 200 colones exactos.
MUCHOS LLEGABAN A CONSULTARLA
Sor María era una hermana que daba muy buenos consejos a las personas. Ella tenía un agua
que le bendijo un sacerdote muy santo, y ella la distribuía a la gente para que la tomara con fe:
era el agua de la Virgen.
Una vez llegó un señor vino a contarle de un hijo que había sufrido un accidente y se había
fracturado la cabeza, por lo que era muy difícil que pudiera seguir viviendo. Sor María le dio el
agua de la Virgen para que le pusiera o le hiciera tomar, si podía. Le recomendó que rezara los
Quince Sábados a María. Estos quince sábados son unas oraciones que Sor María mucho
recomendaba y que, la persona que los rezaba, debía comulgar y oír la misa cada sábado al
pedir la gracia que necesitaba.
Al tiempo llegó el señor con el niño ya curado y plenamente normal. Solamente le quedaban las
cicatrices de las operaciones sufridas, pero ni dolores sentía ya.
TAMBIÉN CONVERSABA CON LA VIRGEN MARÍA
Con frecuencia decía a las personas que la ayudaban: "Mira, La Virgen te manda a decir esto".
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Y les da un recado de la Virgen, ya sea para ellas o para personas a quienes ellas conocen y
quieren Una vez una joven muy buena, Profesora de Química, que le daba catequesis en sus
oratorios, le dijo que un domingo no podía ir al Catecismo porque tenía mucho que estudiar
para un examen oral en la Universidad. Sor María le dijo: "Venga, lo mismo. La Virgen la va a
ayudar". Ella se fue a dar el catecismo y pasó todo el día con los niños. Sor María le dijo:
"Apréndase un tema bien. Con eso basta". La joven llegó al examen; tomó a suerte el papelito
con el nombre del tema que debía desarrollar, y le tocó el único que se sabía bien. Se ganó un
100.
Otra vez una niñita iba a ser operada de los ojos. Sor María se consiguió una escalera y le
puso una pañuelo a la imagen de María Auxiliadora, mientras le decía: "Así sabrás, mi Reina,
lo que es estar sin vista, y harás que esta niña recobre la suya". Efectivamente, la niña
recuperó la vista y se curó de sus ojos.
Y así hubo muchas cosas milagrosas de curaciones que no se creía pudieran resultar. Lo
mismo la Virgen sacaba a Sor María de sus apuros por falta de dinero, haciendo que gente rica
obtuviera alguna gracia y le llevara la suma que necesitaba.
La gente buscaba tanto a Sor María, que a veces se agotaba de tantas personas que llegaban
a buscarla, a pedirle consejos y oraciones. Una vez la superiora le prohibió que recibiera gente
para darle consejos. Para ella esto fue un gran sacrificio, porque la gente la buscaba mucho,
pero siempre obedeció, hasta que le volvieron a dar permiso de recibir a la gente y aconsejarla.
FUNDÓ UNA GRAN CASA DONDE REINARA LA VIRGEN
Ya en ese tiempo la Casa de la Virgen tenía su linda capilla, en la que se celebraban cada día
muchas Misas; en la que había muchas comuniones, y a la que la gente llegaba a hacer
numerosas visitas, pidiendo a Jesús y a la Virgen lo que cada cual necesitaba. Sor María
amaba mucho a los pajaritos. Por la mañana ella salía al jardín con migajas de pan y las
palomitas llegaban a comerlas de sus propias manos. Ella cuidó multitud de pajaritos, para que
alabaran al Señor con sus cantos. En el día primero del año los llevaba a la capilla para que le
ofrecieran a su Rey, Jesús, todo el canto de todos los días del año.
PENSÓ TAMBIÉN EN LOS QUE NO TIENEN DONDE VIVIR
No le bastó a Sor María con tener casa para sus obras; misioneritas, oratorios, consultorio,
agua para curar enfermos y niñas pobres a quienes educar. Ella soñó con tener muchas
casitas bonitas que dar a las familias más necesitadas. Así, con la ayuda de personas
generosas, inició su obra "Asayne" o sea Asociación, Ayuda a Necesitados. En poco tiempo
logró comprar unos terrenos con la ayuda de personas muy generosas y ricas. Luego
construyó casitas que daba a la gente, con la condición de que vivieran como buenos
cristianos. Así se fundaron varias ciudadelas en San Gabriel de Aserrí, en Lomas de
Desamparados de San José y en la Urbanización Santa Teresita de Aserrí. Y no sólo eso, en
alguna de estas ciudadelas hay mercado especial para las personas muy pobres, y otras
maneras de ayudar a los que allí habitan. Sor María sufrió mucho y trabajó mucho. No siempre
las personas que estaban cerca de ella comprendían su manera de ser y de actuar y ella debió
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sufrir mucho por esto. Pero siempre fue obediente, como buena religiosa. Si la superiora le
decía que no hiciera algo, pues no lo hacía, y si algo le mandaba, aunque a ella no le gustara,
lo hacía. Por eso, porque quería mucho a Jesús y a la Virgen María, supo hacer las cosas así
como les agrada a Ellos. También, como era religiosa, no podía disponer del dinero si no se lo
permitían. Ella jamás cogió ni cinco centavos para ella, todo se lo dio a los pobres y siempre
con el permiso de las superioras. En la comunidad era una hermana sencilla y buena con
todos. Le gustaba reír y bromear, y, como era maestra de música, tocaba lindas canciones
para Jesús, la Virgen y los santos, que enseñaba a las niñas del colegio primero y después a
las jóvenes que estaban estudiando para llegar a ser religiosas.
HASTA QUE UN DÍA JESÚS SE LA LLEVÓ AL CIELO
Pasaron así muchos años. Ya Sor María tenía más de setenta y estaba bastante cansada y
muy enferma. La superiora le dijo que fuera a descansar a Nicaragua. Su familia le consiguió
una casa, que estaba frente al mar, en las Peñitas en una ciudad que se llama León. Sor María
decía que ella quería morirse frente al mar, en el momento en que el sol se escondía. Cuando
se despidió de las hermanas en San José, ella expresó su pensamiento de que no volvería a
ver el Sagrario de la capilla que con tanto amor construyó para la Virgen. Se fue a Nicaragua.
Llegó a la casa de las Peñitas junto con algunas hermanas y familiares, y una tarde se fue a
descansar. Cuando vieron que no llegaba a comer, fueron a buscarla y la encontraron ya
muerta. Serenamente había volado al cielo, que tanto deseaba, y se había encontrado con
Jesús, a quien llamaba mi Divino Sol. Los funerales fueron en San José de Costa Rica. Fue
algo muy hermoso, porque centenares o miles de personas acudieron al entierro. Se puede
decir que más que un funeral, era la procesión de un santo, de una santa, porque esa era la
forma en que toda la gente pensaba de Sor María.
ESPERAMOS QUE PRONTO SEA PROCLAMADA SANTA
Con el tiempo se logró estudiar la vida de Sor María y pedir al Señor Arzobispo de San José,
Monseñor Román Arrieta, el permiso para que ella pudiera llegar a ser santa. Una vez que en
Costa Rica dijeron que sí, que Sor María era casi santa, todo lo mandaron a Roma, donde el
Papa Juan Pablo II, y los que estudian estas cosas, ya han dicho que Sor María puede ser
"Venerable", o sea, que ha vivido con gran perfección las virtudes del buen cristiano y de una
buena monjita. Damos gracias a Dios por esta hermana tan buena y esperamos que los
milagros que por intercesión de Sor María se están haciendo a la gente que le pide con fe,
hagan que pronto el Santo Padre la proclame Beata y después Santa. BIBLIOGRAFÍA Cfr."Con
María, toda para todos como Don Bosco". De la autora Sor María Domenica Grassiano.
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