La renovacion de la lirica Dante y Petrarca

Transcripción

La renovacion de la lirica Dante y Petrarca
La renovación de la lírica.
Dante y Petrarca
Dos grandes figuras de la literatura italiana anuncian ya el nuevo
espíritu renacentista. Son los poetas Dante, que encierra
en su gigantesca obra toda la época que está finalizando,
y Petrarca, que inaugura la sensibilidad poética moderna.
Orígenes de la poesía italiana
Existe una larga tradición poética italiana anterior a Dante:
• Poesía religiosa franciscana: Cántico de las criaturas de San Francisco de Asís (11821226).
• Escuela siciliana: poesía cortesana de la primera mitad del siglo XIII, muy influida por
el estilo cortés trovadoresco.
•D
olce stil nuovo, escuela poética florentina de la segunda mitad del siglo XIII que supera
el esquema cortés con un mayor análisis psicológico: su temática sigue siendo amorosa,
pero la dama ya no es la señora feudal de los trovadores, sino una mujer idealizada,
compendio de virtudes humanas. Los poetas de esta escuela propugnaban una poesía
depurada, con un lenguaje más sutil e intelectualizado. Uno de los primeros
y más importantes poetas de este nuevo estilo es Guido Cavalcanti (1250-1300).
Dante, grabado de Gustave
Doré.
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Dante y la Divina comedia
Dante Alighieri (1265-1321) inició su trayectoria poética con una poesía influida
por la lírica trovadoresca y el dolce stil nuovo. Posteriormente evolucionó hacia una mayor profundidad de sentimientos y hacia el simbolismo. En latín publicó los tratados
De vulgari eloquentia, De monarchia, y varias epístolas. En lengua romance escribió El
convite, buena muestra de su prosa, y Vida nueva, en la que relata en prosa, intercalando
poemas, su gran amor por Beatriz, conocida cuando era niña y muerta muy joven. Beatriz
es una donna angelicata, una mujer que es vista como mensajera o símbolo de la perfección espiritual, que puede alcanzarse mediante el amor. Por su estilo e ideas estas obras
se encuadran en el dolce stil nuovo.
La Divina comedia (ver Obras clave), compuesta entre
1307 y 1321, es una de las obras maestras de todos los
tiempos. En las tres partes del poema, escritas en tercetos
encadenados, Dante narra un alegórico viaje al mundo de
ultratumba.
En el Infierno y el Purgatorio le sirve de guía el poeta latino
Virgilio, y en el Paraíso, su amada Beatriz.
A través de quienes va encontrando, condenados o beatificados, Dante nos resume la historia de la humanidad y expresa
la visión medieval del mundo, con sus problemas sociales, políticos y religiosos. También enjuicia en su viaje por el Infierno,
el Purgatorio y el Paraíso a sus contemporáneos, especialmente a aquellos que están en relación con la política florentina de
su época, en la que Dante participó activamente.
Desde la óptica del humanismo cristiano de finales de la
Edad Media, no puede ocultar su propia emoción ante la
Ilustración de la Divina
comedia. De espaldas, Dante
propia condición humana y los dramas de sus semejantes,
y Virgilio.
anticipando el humanismo renacentista.
h ist o r ia de la lite r atu r a U N I V E R S A L
Petrarca y el Cancionero
Francesco Petrarca (1304-1374) desempeñó un papel fundamental en el nacimiento
y consolidación de una corriente cultural muy importante que se desarrolló en la Italia
del siglo XIV: el humanismo. Fue un gran estudioso de los autores de la Antigüedad
e, imitándolos, escribió además numerosos libros en latín: tratados filosóficos y religiosos,
obras históricas, y poesía lírica y épica.
Sin embargo, la trascendencia de Petrarca en la literatura europea reside en una obra escrita en italiano: el Cancionero (ver Obras clave).
El Cancionero es una colección de poemas que desarrolla la historia de la pasión amorosa que
el poeta sintió hacia su amada, Laura. Está concebido como una obra unitaria, dotada con una
estructura precisa en la que es fundamental la división de dos grandes bloques separados por
la muerte de la amada: los poemas in vita (‘en vida’) e in morte (‘en muerte’) de Laura.
El Cancionero representa una auténtica revolución literaria. La métrica presenta varias innovaciones, como la consolidación del verso endecasílabo y de estrofas como el soneto o
la canción. La temática aporta un repertorio exhaustivo de sentimientos y situaciones que
se pueden dar en una relación amorosa, descritos con minuciosidad y sutileza:
el encuentro con la amada, su descripción, los sufrimientos y angustias, las ocasionales
alegrías… Se desarrollan todos los tópicos amorosos que van a alimentar la lírica europea
durante tres siglos. El estilo también es novedoso: el discurso del poeta se adapta con
flexibilidad a las formas métricas elegidas, creando una sensación de naturalidad y elegancia
expresiva. Hay, además, abundancia de imágenes, símbolos y metáforas que serán empleadísimos en la posteridad.
Francesco Petrarca.
Desde su nacimiento, el Cancionero fue considerado una obra maestra. Su imitación
y el desarrollo de sus formas, temas y estilo configuraron una corriente lírica llamada
petrarquismo, que, primero en Italia y después en Europa, influyó decisivamente en la
creación de la lírica amorosa moderna.
Literaturas hispánicas
En el ámbito peninsular destacaron dos poetas valencianos:
Manuscrito del Cancionero
de Petrarca.
Jordi de Sant Jordi (s. xv) cultivó la poesía trovadoresca, con sus temas habituales, aunque
a veces se aprecie la influencia de Petrarca. De su breve obra solo se conservan dieciocho
composiciones, entre ellas Pasión de amor y Prisionero.
Ausiàs March (1397-1459) impulsó la renovación de la lírica al centrar la poesía
en el análisis del sentimiento amoroso, como lo había hecho antes Petrarca. Además
de la temática amorosa compone poemas de tema religioso y filosófico. Entre sus poemas
destacan los Cantos de muerte y el Canto espiritual.
PARA SABER MÁS
El simbolismo en la Divina comedia
La Divina comedia posee un complejo significado alegórico. El peregrinar del poeta por
Infierno, Purgatorio y Paraíso simboliza el
camino que ha de hacer el hombre pecador
(Dante) desde el pecado hasta la pureza que
le lleva a la gracia, purificando
las malas inclinaciones. El significado alegórico
de la obra se apoya en un poderoso
sistema de símbolos: la propia estructura
del poema se basa en los números simbólicos
tres y nueve. El tres expresa, en la mentalidad cristiana medieval, la perfección divina,
ya que Dios se representa en tres personas:
Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Tres son las partes del poema, y cada parte
consta de treinta y tres cantos; tres son
los versos de cada estrofa (llamada terceto),
por lo que, al ser los versos de once sílabas,
cada estrofa tiene treinta y tres sílabas.
El nueve, múltiplo de tres, potencia el valor
de este último número, por lo que también
determina la estructura: cada una de las
tres partes de la obra se divide en nueve
círculos.
Ausiàs March.
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La lírica renacentista
El Renacimiento supone un cambio radical respecto a la Edad
Media. A las notables transformaciones históricas y sociales se
suma una nueva visión del mundo: el humanismo.
El resultado será una extraordinaria eclosión artística y literaria
que, ya activa en Italia en el siglo XV, se extenderá por toda Europa en el siglo XVI.
Del teocentrismo medieval
al antropocentrismo renacentista
En la Edad Media se pensaba que Dios era el centro del universo (teocentrismo), y que la
existencia terrena era un mero trámite para llegar a la vida eterna. En el Renacimiento el
hombre queda colocado en el centro del mundo (antropocentrismo) y la vida se considera
digna de ser vivida a fondo. La principal consecuencia de ello fue una revalorización del
mundo y del ser humano.
El humanismo fue inicialmente un esfuerzo erudito que surgió en Italia para recuperar
el conocimiento exacto de la cultura clásica grecolatina, muy deformada en la Edad Media.
Inmediatamente se transformó en un amplio movimiento que aspiraba al renacimiento
del arte y de la manera de pensar y de vivir de los admirados antiguos. Los humanistas
italianos del XV, siguiendo el ejemplo de los grandes autores del siglo XIV, Dante,
Petrarca y Boccaccio, se esforzaron por descubrir manuscritos latinos antiguos e imitar
su forma y contenidos.
Manuscrito e ilustración
de Leonardo da Vinci.
En el Renacimiento el ser humano pasa a ser el centro
del pensamiento y las artes.
Por una parte, se toma como modelo la poesía lírica de la tradición grecolatina (Virgilio,
Horacio, Píndaro), que aporta diversos géneros, como la oda o la égloga, algunos tópicos
literarios, como el carpe diem (‘aprovecha el momento’), el beatus ille (‘feliz aquel’,
la felicidad del que se aísla del mundo y vive en la naturaleza), y el locus amoenus (‘lugar
idílico’), y la mitología como tema literario. Por otra parte, la poesía de Petrarca se asume
como modelo absoluto de lírica amorosa. Del petrarquismo se adopta el enfoque psicológico del amante, la descripción de sus sentimientos, la descripción de la amada,
así como multitud de figuras e imágenes presentes en el Cancionero. Además de Petrarca,
la lírica italiana exporta formas métricas, principalmente el verso endecasílabo
y el soneto.
La lírica en Italia
En el Renacimiento italiano la lírica está totalmente impregnada por la influencia de Petrarca y por la concepción neoplatónica del amor, desarrollada por los humanistas.
Entre los principales cultivadores de la lírica se hallan:
Pietro Bembo (1470-1547). Su obra poética más destacada es Rimas. En el diálogo
Gli asolani expone una teoría platónica del amor, y en Prosas sobre la lengua vulgar trata
sobre la importancia de la lengua toscana. Influyó significativamente en la poesía de sus
contemporáneos.
Angelo Poliziano (1454-1494). Gran latinista, fue protegido por Lorenzo de Médicis.
Escribió poesía en tres lenguas: en latín, en griego y, sobre todo, en lengua toscana, como
las Estancias y Orfeo, en forma de representación profana. Su obra plasma un mundo
pagano, idealizado y mitológico.
También destaca la figura de Lorenzo de Médicis, llamado el Magnífico (1449-1492), notable poeta, además de gobernante de Florencia en su máximo momento de esplendor.
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h ist o r ia de la lite r atu r a U N I V E R S A L
La lírica en Francia
La principal manifestación de la lírica francesa del Renacimiento tiene lugar en un
grupo de poetas que conforman un núcleo llamado la Pléiade, cuyos principales componentes fueron Pierre de Ronsard, Joachim du Bellay, Étienne Jodelle y Jean Antoine
de Baïf. Aunque este grupo defiende el empleo del francés para la creación poética, se
inspiran en los poetas antiguos e italianos, en vez de hacerlo en los poetas franceses
que les preceden. La poesía amorosa de este grupo es de corte petrarquista, ya que
adopta tanto las formas métricas como los temas e imágenes poéticas que caracterizan
a la lírica de Petrarca.
Maurice Scève (1500-1564) es el autor de Delia, un libro de poesía amorosa consagrado
exclusivamente a una sola mujer, al estilo de los cancioneros italianos. Este libro preludia
el éxito que tendrán las recopilaciones de poemas amorosos característicos de los autores
de la Pléiade. En este poemario, el amor a la mujer se convierte en camino de perfeccionamiento del poeta. Scève también escribió Microcosmos, un poema muy original que
trata sobre el progreso humano.
Pierre de Ronsard (1524-1585) es el principal representante del grupo de la Pléiade,
y el maestro del género de poesía amorosa. En su tiempo fue reconocido como «príncipe
de los poetas». En las Odas se muestra seguidor de Píndaro y Horacio; Los amores de
Casandra es una colección de sonetos petrarquistas; su último gran libro, Sonetos para
Helena, es de los más perfectos de su poesía. En los Himnos aborda temas religiosos,
filosóficos y políticos desde una perspectiva didáctica, y construye una cosmología basada
en los pensadores de la época clásica, en la que la naturaleza tiene un papel fundamental.
Su poesía cayó en el olvido y fue rehabilitada por el Romanticismo.
Joachim du Bellay (1522-1560) expuso los ideales poéticos de la Pléiade en su Defensa e
ilustración de la lengua francesa. Fue el introductor del soneto en Francia. Su poesía,
que tiende a la aflicción y al desencanto, encuentra en el poema elegiaco la mejor forma
para utilizar la melancolía como fuente de inspiración literaria. Su libro más importante,
Las añoranzas, es precisamente la cima de la poesía elegiaca de du Bellay. En la Querella
del desesperado también el tono melancólico es dominante, y este sentimiento es expresado a través de imágenes tomadas directamente de la naturaleza.
LECTURA
Poemas, Ronsard
Cuando seas anciana, de noche, junto a la vela
hilando y devanando, sentada junto al fuego,
dirás maravillada, mientras cantas mis versos:
«Ronsard me celebraba, cuando yo era hermosa».
Ya no tendrás sirvienta que tales nuevas oiga
y que medio dormida ya por la labor
se despierte al oír el sonido de mi nombre,
bendiciendo el tuyo con inmortal alabanza.
Yo estaré bajo tierra, y fantasma sin huesos
reposaré junto a la sombra de los mirtos,
y tú serás una anciana junto al hogar encogida.
Lamentando mi amor y tu desdén altivo.
Vive, créeme, no aguardes a mañana:
coge desde hoy las rosas de la vida.
PIERRE DE RONSARD,
Sonetos para Helena
Pierre de Ronsard, aguafuerte de Dalí
para ilustrar una edición de Los amores
de Casandra.
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SABÍAS QUE...
Lírica y guerras de religión
Las guerras de religión en la Francia
del siglo XVI hicieron tomar partido
a los poetas. Muchos de ellos ponen
sus obras poéticas al servicio uno de los
dos bandos, el católico y el protestante. Aunque en general la calidad de las
composiciones no es muy buena por ser
muy propagandísticas, el enfrentamiento
generó gran cantidad de poemas.
Las dos obras más importantes
y de mayor calidad son los Discursos
de Ronsard, por el bando católico,
y Las Trágicas de Agrippa d’Aubigné,
por el bando protestante. Estas dos
obras anticipan la renovación de la lírica
de tema religioso que tendrá lugar durante el siglo XVII.
La noche de San Bartolomé, fresco de Giorgio Vasari.
Sala Regia del Vaticano. El cuadro reproduce los violentos sucesos del 24 de agosto de 1572,
la matanza de hugonotes (protestantes) en París
por parte de los católicos.
La lírica en Inglaterra
PARA SABER MÁS
Villancicos y baladas en
la literatura inglesa
En Inglaterra existió una
rica tradición de poesía
popular oral y, aunque la
mayoría de composiciones se han perdido, se
conservan unas cuantas.
Existen dos tipos de
estas composiciones: los
carols –o villancicos– y las
baladas. Los carols tienen
sus orígenes en danzas
en corro en las cuales se
cantaba el poema, y con
el tiempo se asociaron
a festividades religiosas,
especialmente la Navidad.
Los carols se componen de
un texto y de un estribillo
independiente. La balada,
por otra parte, tiene un
origen similar al de carol,
aunque se diferencia en que
tiende a mezclar el texto
y el estribillo. Son poemas
narrativos, de métrica sencilla y suelen tratar temas
familiares y domésticos, con
tendencia a la tragedia.
El Renacimiento en Inglaterra tiene lugar algo más tarde que en países como Francia
o España. Además, su poesía lírica presenta una influencia algo menor –aunque existente–
de los modelos italianos. En la poesía inglesa renacentista lo culto y lo popular se enlazan
con la tradición medieval, si bien existen además elementos de la tradición grecolatina.
La poesía italianizante es introducida por Thomas Wyatt (1503-42) y H. Howard, conde
de Surrey (1517-1547), con quien se asentó el verso endecasílabo blanco (sin rima),
tan típico en la poesía inglesa.
Los poetas más destacados son:
Edmund Spenser (1552-1599), es uno
de los representantes de la lírica inglesa en
época isabelina. Es el autor del Calendario
de los pastores, rimado en estilo clásico.
Esta obra es un poema pastoril, género muy
cultivado en el Renacimiento en todos los
países, tomado de los poetas clásicos como
Teócrito o Virgilio. De hecho, Spenser está
más influido por poemas pastoriles del Renacimiento que por los originales grecolatinos. También compuso el poema alegórico
La reina de las hadas, donde confluyen
creencias cristianas y leyendas del ciclo
artúrico, y Epitalamio, poema de temática
amorosa y nupcial.
Philip Sidney (1554-1586), modelo de
hombre renacentista, importa el soneto
a la literatura inglesa. En su obra Astrophil
y Stella muestra un estilo italianizante, y
expone el ideal femenino renacentista, de
raíz platónica. También escribió un ensayo,
La defensa de la poesía, en el que expone
su pensamiento sobre la creación literaria.
Cubierta de La reina de las hadas, de Spenser.
Biblioteca Nacional, Madrid.
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h i s t o r i a d e l a l i t e r a t u r a U N I V ERSAL
La lírica en Portugal
La poesía lírica portuguesa del siglo XVI
manifiesta sus influencias clásicas, petrarquistas e italianas en el Cancionero general
de 1516, que recoge la obra de múltiples
poetas, entre ellos Gil Vicente (14651536), que además destacó como autor de
obras teatrales. Los máximos exponentes
de la lírica portuguesa de esta época son
Francisco Sá de Miranda y Antonio Ferreira.
Francisco Sá de Miranda (1481-1558) es
considerado el introductor del Renacimiento Italiano, ya que vivió en este país
un tiempo. Adopta formas italianizantes y
géneros líricos como la égloga y la elegía.
En su obra poética destacan Fábula de
Montego y la égloga Alexo.
Antonio Ferreira (1528-1569) es uno de
Gil Vicente.
los humanistas más importantes de Portugal.
Profundizó en las innovaciones poéticas de Sá de Miranda, especialmente en la Tragedia
de Inés de Castro, una tragedia en verso en la que aparece un coro griego. También compuso los Poemas lusitanos.
La lírica en Alemania
El Renacimiento alemán está condicionado
por la Reforma religiosa que lleva a cabo
Martín Lutero. La Reforma hizo que el
interés se centrase en temas religiosos
y rechazó por mundanas las ideas
del Renacimiento italiano. El auténtico
Renacimiento alemán –entendiendo
el Renacimiento como incorporación
de los modelos literarios clásicos
a las tradiciones literarias nacionales– tendrá lugar en el siglo XVIII.
Una de las pocas figuras que ofrece esta
etapa es Hans Sachs (1494-1576), poeta
que en su vasta obra escribe una poesía
popular, con temas propios de la pequeña burguesía profesional. Es también el
máximo representante del Meistersang,
una tradición literaria que une canto de
tipo religioso y poesía. Los meistersinger
(«maestros cantores») escribían sus canciones como medio de propagación de la
doctrina reformista de Lutero.
Lutero y sus amigos, de Lucas Cranach.
Lutero, el primero por la izquierda, aparece
junto a su protector, el elector
Federico de Sajonia y al resto de reformistas.
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La épica renacentista
En el Renacimiento, la épica deja de tener un carácter popular
y se convierte en un género culto de autor conocido.
Los poetas épicos renacentistas toman como modelo la épica
clásica, especialmente la Eneida de Virgilio.
Características de la épica renacentista
SABÍAS QUE...
Os Lusíadas
El nombre de Os Lusíadas
significa «los hijos de
Luso». Según la leyenda,
los portugueses descienden de Luso, hijo del dios
Baco, que conquistó por
las armas un territorio que
después será Lusitania,
o sea, Portugal. La palabra
fue creada por el humanista
André de Resende,
y Camoens la empleó por
primera vez en lengua
portuguesa. Este nombre
colectivo indica claramente
que el sujeto épico del
poema no es un hombre
concreto, sino el pueblo
portugués.
Son muchos los elementos de la épica renacentista deudores de las grandes epopeyas grecolatinas. Esta influencia clásica no es igual en todos ellos, en algunos es más predominante
y en otros menos, pero siempre es uno de los principales referentes. También hay poemas
en los que los ideales medievales y su imaginario son tan importantes como los clásicos.
Pocos poemas de la épica renacentista, sin embargo, tratan un asunto clásico, salvo alguna
excepción, como la Francíada, de Ronsard.
Respecto a la estructura de los poemas, aunque algunos tienen un claro molde medieval
–con trama muy intrincada y llenos de digresiones–, por lo general presentan una estructura clásica, ordenada y equilibrada, propia del gusto renacentista. Se emplean varias formas
métricas, pero es muy habitual la octava real, estrofa de ocho versos de once sílabas, con
rima consonante, cuyo esquema es ABABABCC. Los poemas se suelen dividir en varios
capítulos llamados cantos.
Según el tema, las composiciones épicas se dividen en varias clases:
• Imitación directa de la epopeya clásica: la Francíada, de Ronsard.
• Epopeyas sobre aventuras heroicas contemporáneas: Os Lusíadas, de Camoens, que
cuenta las exploraciones geográficas portuguesas por África y la India, o la Araucana, de
Alonso de Ercilla, que narra la victoria de los conquistadores españoles sobre los indios
de Chile.
• Epopeyas de hazañas caballerescas medievales, situadas en tiempos remotos y con
presencia de episodios de amor: el Orlando enamorado, de Boiardo, y el Orlando furioso, de Ariosto. Algunos de estos poemas épicos tienen un contexto religioso, como
la Jerusalén liberada, de Tasso, que anticipan algunas grandes epopeyas religiosas
cristianas, principalmente el Paraíso perdido y el Paraíso recobrado, de John Milton,
ya en el siglo XVII.
La Francíada
El rey de Francia Carlos IX encargó a Ronsard que escribiese un poema que, a imitación
de la Eneida de Virgilio, vinculase el origen de Francia con la guerra de Troya. De esta forma, igual que Eneas huye de Troya para fundar Roma, el héroe Astiancte, hijo de Héctor,
llega a la Galia, funda París en honor al hermano de su padre, Paris, y forma los cimientos
de la Francia moderna.
Los paralelismos con la Eneida son tales que incluso el protagonista –que en el poema
se llama Francus– tiene una historia de amor con una princesa cretense, igual que Eneas
con la reina cartaginesa Dido.
La Francíada fue planteada por Ronsard para tener veinticuatro libros, pero al final, el
absoluto fracaso de los cuatro primeros hizo que quedara inacabada, y acarreó cierto
desprestigio a su autor.
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Os Lusíadas
Luis de Camoens (1524-1580) es el creador de
la epopeya nacional portuguesa, Os Lusíadas. Publicada
en 1572, consta de ciento dos octavas repartidas entre
diez cantos. El tema sobre el que se articula la obra es
la primera expedición de Vasco de Gama a Oriente,
si bien el propósito último del autor es cantar la gloria del
imperio portugués, en general, de ahí que en el relato
del gran viaje se inserte el pasado de la patria (que ocupa
más de un tercio del libro), y las gestas del conquistador
representan únicamente una anécdota en la historia del
país. El poema comienza cuando ya los navegantes
se encuentran en el Océano Índico. A continuación se
refieren las aventuras anteriores, desde la desembocadura
del Tajo, a lo largo de las Canarias, Cabo Verde, Sierra
Leona, el Congo, el extremo de África y la punta oriental
de este continente, una travesía marcada por innumerables avatares (como la epidemia de
escorbuto que causa muchas bajas entre los marineros). Continúan luego hacia Mozambique, donde los musulmanes les salen al paso, aparentemente con buenas intenciones. El
almirante recibe entonces al jeque en la nave, pero a la inicial relación amistosa pronto se
suman envidias y temores, por lo que los portugueses ponen rumbo
a Mombasa. Les sorprende una tempestad en el mar, que amaina por la mañana
y permite al buque arribar a las costas de Calicut –la actual Calcuta–, la mayor
de las ciudades de Malabar (en la India). En Calicut se repite la experiencia de Mozambique
y los conquistadores, tras eludir las emboscadas, consiguen huir en dirección a Lisboa.
En su camino de regreso, Venus les conduce –como premio a sus fatigas– a una isla paradisíaca: este constituye uno de los episodios más vivos del poema. Embarcan de nuevo y ya
sin detenerse llegan a Lisboa con un único tesoro: la noticia del descubrimiento.
Sepulcro de Luis de Camoens.
En el poema, los elementos fabulosos de corte clásico se mezclan con los episodios históricos: además de la aparición de la diosa Venus, los marineros caen en brazos de las nereidas
(deidades del mar), parecidas a las sirenas de Ulises; aparece también una ninfa que
profetiza la historia futura de las Indias Orientales (la profecía es también otro elemento de
la epopeya clásica); y Júpiter alude a los navegantes portugueses como descubridores de
nuevos mundos, igual que Ulises y Eneas.
LECTURA
Os Lusíadas, Camoens
«Tan grande era de miembros, que bien puedo
certificarte que era el segundo
de Rodas extrañísimo coloso
que uno de los siete milagros fue del mundo.
Nos habla con tono de voz horrendo y grueso,
que parece salir del mar profundo.
Se erizan las carnes y el cabello,
a mí y a todos, solo de oírlo y verlo.
»Pues vienes a ver los secretos escondidos
de la natura y del húmedo elemento,
a ningún ser humano concedidos
de noble o de inmortal merecimiento;
oye los daños que de mí apercibidos
están a tu soberbio atrevimiento
por todo el vasto mar y por la tierra
que aún has de sojuzgar con dura guerra.
»Y dice: “¡Oh! Gente osada, más que cuantas
en el mundo hicieran grandes cosas,
tú, que por tales y tantas guerras crudas
y por trabajos vanos no reposas;
pues los vedados términos quebrantas
y navegar mis anchos mares osas,
que ya hace tanto tiempo que guardo y tengo,
nunca arados por extraño o propio leño.
»Sabe que cuantas naves este viaje
que tú haces que hicieran, atrevidas,
hallarán enemigo este paraje
con vientos y tormentas desmedidas;
y la primera armada que pasaje
hiciera por estas olas intactas,
haré de improviso tal castigo
que será mayor el daño que el peligro”.»
Ilustración de Os Lusíadas.
El gigante Adamástor amenaza
la carabela de Vasco de Gama
en el cabo de Buena Esperanza.
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El Orlando enamorado
Matteo Maria Boiardo (1441-1494) parte de tradiciones épicas medievales para componer su poema Orlando enamorado, tanto las de tema carolingio (Cantar de Roldán),
de tipo guerrero, como las de tema bretón o artúrico, de tipo más cortés y caballeresco.
El poema consta de tres libros, el último de los cuales quedó inconcluso por la muerte
de Boiardo.
El protagonista del poema, Orlando (Roldán, caballero de la corte de Carlomagno),
no es aquí un héroe épico que se dedique a guerrear y para el que el amor sea
un elemento más, sino que con la estilización que da Boiardo al tema de Roldán, el amor
es una forma de idealismo cortés, de caballería y de heroísmo. La belleza de la dama Angélica lleva a varios caballeros a ir tras ella, mientras se van sucediendo múltiples peripecias,
muchas de carácter fantástico.
El Orlando furioso
Ludovico Ariosto.
Ludovico Ariosto (1474-1533), inspirado en el poema de Boiardo, escribe su Orlando
furioso continuando las aventuras del caballero Orlando. El poema, formado por cuarenta
y seis cantos, en octavas, presenta la guerra del rey sarraceno Agramante contra Carlomagno, pero no es en realidad este su tema, sino el ambiente caballeresco
y cortesano que sirve de fondo a los acontecimientos. La narración de Ariosto comienza
donde termina el Orlando enamorado, es decir, en los montes Pirineos, donde se va a
librar la batalla entre sarracenos y cristianos. Allí se concentran los más valerosos héroes,
uno de los cuales es Orlando, que acaba de llegar de Oriente acompañado por la bella
Angélica. Los cristianos son derrotados, Angélica abandona a Orlando y, a partir de aquí,
la acción del poema se estructura en torno a tres núcleos principales: las aventuras de
Angélica, las de Orlando y Ruggiero, y la guerra. Angélica mantiene relaciones tras su huida
con no pocos hombres hasta que conoce a Medoro, un joven soldado sarraceno de quien
se enamora y con quien se casa. Orlando, enajenado por los celos, pierde la razón
y se torna furioso. No recupera la razón hasta que Astolfo va a caballo a la Luna, guiado
por San Juan, y trae de allí la botella que contiene el juicio de Orlando para que se lo
devuelva. El poema no acaba aquí: es a Ruggiero a quien le corresponde la conclusión.
Ruggiero representa el ideal que todo caballero persigue y está investido de una magia
que dota al conjunto de la obra de un carácter maravilloso. Protegido por Atlante,
logra esquivar el destino de una pronta muerte y cierra felizmente el poema con su boda
con Bradamante (una virgen guerrera).
Ruggiero y Angélica,
de Ingres (1819).
Museo del Louvre,
París. El cuadro recrea
la escena de Orlando
furioso en la que
Ruggiero rescata
a Angélica.
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También en este poema hay, pese a su tema medieval, multitud de elementos clásicos.
Se comparan las dotes militares de los caballeros con la fuerza y el valor de Héctor;
un rey rescata a su esposa de un ogro disfrazado de cabra y arrastrándose, como Ulises;
Angélica es rescatada de un monstruo marino de forma análoga a como cuenta Ovidio
el rescate de Andrómeda a manos de Perseo; el poema concluye con el combate
entre Ruggiero y Rodomonte, igual que el combate final entre Eneas y Turno en la Eneida;
la amazona Bradamante está relacionada con la mujer guerrera Pentesilea, también
de la Eneida, etc.
El Orlando furioso funde armoniosamente el lirismo, la fantasía y el humor, con un estilo
ágil y teñido de ironía.
La Jerusalén liberada
Torcuato Tasso (1544-1595) narra la historia de la primera cruzada, liderada por Godofredo de Bouillon, miembro de una ilustre familia feudal francesa, que llegó
a conquistar Jerusalén en el año1099. El poema se articula en torno a los esfuerzos
del Diablo para impedir la captura de Jerusalén por parte de los cristianos, ayudado
por una hermosa hechicera llamada Arminda.
Aunque parte de hechos históricos y tiene intención de veracidad
histórica, los episodios que narra el poema están muy alejados de
los sucesos históricos de la primera cruzada. En términos generales existen similitudes con la obra de Ariosto, pero con una gran
diferencia: aparecen con fuerza tanto los elementos sobrenaturales
cristianos como la propia doctrina cristiana. Así, al igual que los dioses
intervenían en los asuntos humanos, incluso tomaban parte entre los
contendientes en la épica clásica, en la Jerusalén liberada Dios envía
a los ángeles para dar mensajes a los hombres, por ejemplo, al inicio
del poema, San Gabriel pregunta a Godofredo por qué no actúa contra los paganos; también Dios envía a un ángel para que interponga
un escudo invisible entre un guerrero y una espada; todo ello recuerda mucho a las intervenciones divinas de la Ilíada y la Eneida. Las
intervenciones de ángeles son tantas y tan elaboradas que parecen
más dioses menores que ángeles.
Pero además de los elementos cristianos, predominan los motivos comunes a la épica culta
renacentista: combates, pruebas de valor de los caballeros, seres fantásticos y episodios de
amor romántico.
Torcuato Tasso.
Godofredo de Bouillon toma
Jerusalén en 1099. Ilustración
medieval.
La obra, terminada en 1575, fue tachada de poco ortodoxa; Tasso
llegó a escribir una nueva versión, la Jerusalén conquistada (1593),
en la cual eliminó algunos episodios y en la que se percibe el espíritu
de la Contrarreforma.
SABÍAS QUE...
Rinaldo, de Haendel
El compositor alemán Georg Friedrich Haendel compuso una ópera
llamada Rinaldo, basada en un personaje de la Jerusalén liberada de Tasso.
Rinaldo es uno de los caballeros que acompaña a Godofredo de Bouillon
–uno de los personajes de la ópera– en la primera cruzada. El libreto de
la ópera fue escrito por Giacomo Rossi, que tradujo la obra de Aaron
Hill, que es quien directamente se basa en la Jerusalén liberada de Tasso.
Los compañeros de Rinaldo, cuadro de Nicolas Poussin.
Metropolitan Museum of Art, Nueva York.
Carlos y Ubaldo, compañeros de Rinaldo, van a buscarlo a la isla encantanda donde este se halla junto a la hechicera Arminta.
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La prosa didáctica renacentista
En el siglo XVI, el pensamiento humanista generó un importante
caudal de obras en prosa de carácter didáctico que consolidó
un nuevo género, el ensayo, que servirá a los autores como vehículo de los nuevos ideales.
El saber en el Renacimiento
Los autores de prosa didáctica tratan de diversos temas, principalmente filosóficos, políticos, religiosos y artísticos. Con su pensamiento, estos autores representan el modelo de
intelectual renacentista, en el centro de cuyas preocupaciones está el ser humano y las
circunstancias que lo rodean. Son hombres de cultura interesados en todas las humanidades desde una postura racional.
Maquiavelo
Nicolás Maquiavelo (1469-1527) es un escritor y político italiano. Considerado
como uno de los creadores de la ciencia política, elaboró una doctrina, contenida fundamentalmente en El príncipe y Discursos sobre la primera década de Tito Livio, en la que
analiza la esencia del poder político. Para Maquiavelo, en cuanto que el hombre es malo
por naturaleza, es el Estado el que tiene que regir e imponer un orden, función
que el príncipe debe garantizar mediante su acción política. En esta concepción es fundamental la admiración que Maquiavelo siente por los grandes Estados europeos
de reciente creación, regidos de forma centralista por un monarca. La acción política
ha de estar regida por la observación y la atención a la realidad, olvidando cómo deberían
ser el hombre y la sociedad y centrándose en cómo realmente son. Así, según propone
Maquiavelo, la política no ha de partir desde un planteamiento moral, ha de ser independiente de ella, ya que en algunas situaciones la moral no indica qué es lo mejor para el
Estado, y el Estado es la razón suprema de la acción política. Esta independencia
del poder político respecto a la moral genera la «razón de Estado», único criterio que
debe seguir el príncipe, y por el cual el fin que se busca justifica todos los medios
que se ponen para su consecución, independientemente de su valor moral.
El príncipe, pues, se convierte en el árbitro
absoluto del poder, y por ello ha de someter a su voluntad a los restantes poderes de la sociedad, incluida la Iglesia. El Estado se vale de sus instituciones (el ejército, la propia Iglesia) para aplicar
lo que sea políticamente útil y conveniente.
En El príncipe, por tanto, se concibe una teoría
de la política como construcción del Estado,
pero también una defensa del engaño, la astucia, la planificación, del mal necesario y de la
instrumentalización de la religión al servicio del
poder político.
Nicolás Maquiavelo fue secretario de la república
de Florencia entre 1498 y 1512 y desempeñó diversas
misiones diplomáticas en cortes italianas y europeas.
En 1512 fue acusado de traición y encarcelado
por los Médicis.
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h ist o r ia de la lite r atu r a U N I V E R S A L
LECTURA
El príncipe, Maquiavelo
No es, por tanto, necesario
a un príncipe poseer todas
las cualidades mencionadas,
pero es muy necesario que
parezca tenerlas. E incluso
me atreveré a decir que si
las tiene y se las observa
siempre son perjudiciales,
pero si aparenta tenerlas
son útiles; por ejemplo:
parecer clemente, leal, humano, íntegro, devoto
y serlo, pero tener el ánimo
predispuesto de tal manera
que si es necesario no serlo,
puedas y sepas adoptar
la cualidad contraria.
Y se ha de tener en cuenta
que un príncipe –y especialmente un príncipe nuevo–
no puede observar todas
aquellas cosas por las que
los hombres son tenidos por
buenos, pues a menudo se
ve obligado para conservar
su estado, a actuar contra
la fe, contra la caridad,
contra la humanidad, contra
la religión. […] Debe, por
tanto, un príncipe tener
gran cuidado de que no le
salga jamás de la boca cosa
alguna que no esté llena
de las cinco cualidades que
acabamos de señalar y ha
de parecer, al que lo mira
y escucha, todo clemencia,
todo fe, todo integridad,
todo religión. Y no hay cosa
más necesaria de aparentar
que se tiene que esta última
cualidad, pues los hombres
en general juzgan más por
los ojos que por las manos
ya que a todos es dado ver,
pero palpar a pocos: cada
uno ve lo que pareces,
pero pocos palpan lo que
eres y estos pocos no se
atreven a enfrentarse a la
opinión de muchos, que tienen además la autoridad del
estado para defenderlos.
Tomás Moro
Tomás Moro (1478-1535), humanista y político
inglés cuyo pensamiento tiene afinidades con el
de Erasmo de Rotterdam, de quien era amigo.
Su obra más importante es Utopía. En ella
comienza haciendo una crítica a la sociedad europea contemporánea, basada en la
injusticia social que afecta a grandes capas
de población, en la sed de poder y en los
planteamientos belicistas que rigen las políticas
de los Estados. Tras esta crítica, similar a la
de Erasmo, propone una solución radical y
construye una sociedad ideal, situada en una
isla llamada Utopía (que literalmente significa
«ningún lugar», lo que plantea dudas por parte
de Moro de que una sociedad así fuera viable). Esta sociedad ideal estaría regida por los
principios de la racionalidad humana: una sociedad justa e igualitaria, en la cual el trabajo
fuese algo obligatorio y llevado a cabo por todos los miembros de la sociedad, quienes
elegirían a sus gobernantes,
y la educación se dirigía a todos. Para que esta sociedad funcionase, debería ser
una sociedad cerrada e inmóvil, sin cambios.
Tomás Moro llegó a ser uno
de los principales representantes de la cultura de su país.
Enemistado con Enrique VII,
hubo de abandonar la vida
pública hasta la subida al poder
de Enrique VIII. Sin embargo,
se opuso firmemente a la
Reforma anglicana y no aprobó
el divorcio del rey. Considerado enemigo de la patria, fue
encarcelado y ejecutado.
La religión que propugna Moro en su Utopía se caracteriza por ser tolerante hacia
los distintos credos, y por propugnar una moral basada en la razón y en la naturaleza humana.
Tomás Moro desarrolla las características de la sociedad ideal, pero no tiene presente
la idea de que esta se imponga de forma brusca y revolucionaria, sino de que a través del
racionalismo las sociedades europeas tiendan a parecerse cada vez más a la sociedad ideal.
La importancia de la obra de Moro será fundamental en la literatura del siglo XX,
ya que crea un subgénero literario de raíz política, en el que se postulan sociedades futuras
ideales (así como su contrario, la antiutopía, en la que la sociedad supuestamente ideal
genera un espacio social deshumanizado y cruel). Sirvan como ejemplo de esto las obras
Un mundo feliz, de Aldous Huxley o 1984, de George Orwell.
Ilustración de la isla Utopía
en un ejemplar de la obra
de Tomás Moro. Biblioteca
Nacional, Madrid.
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Erasmo de Rotterdam
Erasmo de Rotterdam (1469-1536) fue un gran defensor de los estudios históricos
y filológicos, de aplicar un método racional en estas dos áreas para llegar al conocimiento.
Así, tradujo el Nuevo Testamento del griego al latín, porque creía necesario un acercamiento
del cristianismo al mensaje del evangelio. También editó obras de los padres de la Iglesia. Escribió Adagios, una colección de estudios donde se incluye uno llamado La guerra es dulce
para quienes no la han vivido, donde expresa su firme antibelicismo: la guerra está totalmente prohibida por Cristo, incluso –o especialmente– la guerra santa contra el infiel. El pacifismo
es uno de los elementos por los que Erasmo ataca a la Iglesia contemporánea, ya que esta
promueve la guerra por intereses puramente mundanos.
Erasmo de Rotterdam en un
grabado de Alberto Durero.
Erasmo centró principalmente
su interés como pensador en
la religión, en el cristianismo.
Su doble vertiente de monje
agustino y de humanista propició
que consagrase su vida al estudio
y al pensamiento.
Erasmo, en otros libros como Doctrina del príncipe cristiano o el conocido Elogio
de la locura, ahonda sus críticas contra la Iglesia, a la que considera inmoral,
y a la que reprocha que prime un cristianismo exterior, de formas, preceptos y rituales,
en vez de conceder mayor importancia a un cristianismo de la intimidad, más personal,
espiritual, basado en el diálogo con Dios y la imitación de Cristo. Él mismo, que fue monje,
niega el privilegio tradicionalmente asignado a los religiosos y ofrece a los laicos
la oportunidad de llevar una vida perfectamente cristiana.
Para Erasmo, la virtud reside en saber sobreponerse a ciertas pasiones para ser capaz de
discriminar el verdadero bien, basado en una moral humanista sustentada en la razón, y las
apariencias falsas que lo suplantan (riquezas, poder, etc.). En este punto también reprocha
a la Iglesia por estar excesivamente inclinada hacia la falsa virtud del poder y la riqueza.
Algunas tesis erasmistas presentan elementos de coincidencia con el protestantismo
de Lutero, principalmente en los elementos de crítica hacia la Iglesia. Sin embargo, Erasmo
acabó combatiendo las tesis de Lutero por ciertas incompatibilidades de pensamiento.
En su obra Del libre albedrío Erasmo expresa cómo deben afrontarse las grandes preguntas teológicas: con objetividad, tacto, ecuanimidad y respeto por las posturas ajenas,
ya que si no se hace así, se genera un enfrentamiento que aleja al cristiano de la piedad,
mucho más importante que las discusiones teológicas.
SABÍAS QUE...
El erasmismo
La influencia de la obra de
Erasmo fue tan importante
en el siglo XVI que generó
una corriente de pensamiento llamada erasmismo. La
expansión de este pensamiento es reflejo de las nuevas corrientes ideológicas
que impregnaron la primera
mitad del siglo, y que en la
órbita de los países católicos
quedó cercenada con la
Contrarreforma.
En España, por ejemplo,
la influencia de Erasmo
fue fundamental en el pensamiento y en la literatura
anterior a la Contrarreforma, en autores como
Alfonso y Juan de Valdés, o
en obras como El lazarillo de
Tormes, pero tras el concilio
de Trento el erasmismo fue
considerado como doctrina
peligrosa por sus críticas a la
Iglesia y por sus tesis coincidentes en algunos puntos
con el protestantismo.
Baltasar de Castiglione
Baltasar de Castiglione (1478-1529) tiene como obra más importante El cortesano,
en la que describe el ideal de vida del Renacimiento y propugna un modelo de caballero,
que responde a las inquietudes y a la visión del mundo renacentista. El caballero perfecto
debe ser tan experto en las armas como en las letras, saber conversar y tratar con sus
semejantes, especialmente con las damas, y tañer algún instrumento musical.
Baltasar de Castiglione, de Rafael.
Museo del Louvre, París.
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El cortesano expone en cuatro libros el diálogo que mantienen durante cuatro noches
varios interlocutores (una duquesa, una princesa, un cardenal, Cesare Gonzaga, el poeta
Pietro Bembo, Giuliano di Medici, Ludovico di Canossa, Federico Fregoso y el Aretino).
h ist o r ia de la lite r atu r a U N I V E R S A L
La conversación se inicia como un juego
que sugiere Fregoso para elegir entre todas
las propuestas que se formulen «la forma
de cortesanía más conveniente». En
el primer «juego» se debate acerca del
nacimiento y educación del gentilhombre;
en el segundo, de su comportamiento en
sociedad; en el tercero, del ideal de
la perfecta dama de palacio; y el cuarto,
que trata de las relaciones del cortesano
con el príncipe, se cierra con una disertación
sobre el amor platónico a cargo de Bembo.
La conversación se desarrolla con un ritmo
armonioso y está moderada por el ideal
del decoro que presidió la literatura, el arte
y las costumbres del Renacimiento.
Joven caballero en un paisaje, de Vittore Carpaccio.
Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid. Este cuadro
muestra una imagen ideal del caballero renacentista.
Michel de Montaigne
Michel de Montaigne (1533-1592) refleja en su amplia obra una sólida formación humanista y un amplio conocimiento de los autores clásicos. Su pensamiento escéptico le hace
combatir todo sistema absoluto de valores y todo pensamiento dogmático, especialmente
en el ámbito de la religión. Por el contrario, en su obra aprecia el valor de lo que es relativo y ensalza la duda como fuente de virtud intelectual.
Su principal obra, Ensayos, tiene una importancia fundamental en la historia de la literatura, ya que consolida el género ensayístico moderno, caracterizado en él por ser menos
sistemático que el tratado filosófico, y por impregnar en ellos mucho de sí mismo, de
su biografía y de su forma de ver el mundo. Esto hace que los Ensayos tengan un estilo
propio, individual, vivo, y que en ellos casi todo pueda tener cabida, al ser la visión del
«yo» el único filtro de contenidos. Así pues, los Ensayos de Montaigne son una mezcla de
pensamiento filosófico –con predominancia de temas éticos y morales– y meditaciones
personales, desde las más profundas hasta anécdotas ilustrativas, pasando por retratos
psicológicos, citas y ejemplos de autores, etc.
LECTURA
De la costumbre, Montaigne
Nacen de la costumbre
las leyes de la conciencia
que decimos nacer de la
naturaleza; sintiendo íntima
veneración por las ideas y
costumbres recibidas y aprobadas a su alrededor, nadie
puede desprenderse de ellas
sin remordimientos, ni aplicarse a ellas sin aplauso. […]
Mas el principal efecto de
su poder es apoderarse de
nosotros y dominarnos hasta
tal punto que apenas esté en
nosotros el liberarnos de su
influencia y volver a nuestro
ser para discurrir y razonar
sus órdenes. En verdad,
al mamarlas con la leche
materna y al presentarse el
rostro del mundo en este
estado ante nuestra primera
mirada, parece que hayamos
nacido con la condición de
seguir esta marcha; y parece
que sean las universales y las
naturales las imaginaciones
comunes que hallamos en
crédito a nuestro alrededor
y que han sido infundidas en
nuestra alma por la semilla
de nuestros padres. De
donde resulta que lo que
está fuera del marco de la
costumbre, lo creemos fuera
del marco de la razón; sabe
Dios cuán irracionalmente
las más de las veces.
Michel de Montaigne.
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La prosa renacentista
de ficción
En el Renacimiento, la prosa de ficción va llegando al final de un
largo desarrollo que, desde la novela griega de época helenística,
desembocará en la novela moderna. La prosa ya es aceptada
como vehículo de expresión literaria.
Géneros de la prosa de ficción
En el siglo XVI la prosa ya está plenamente aceptada como vehículo de expresión literaria
de ficción. Desde el siglo XV están latentes en la narrativa europea algunos géneros
que siguen teniendo vigencia en el XVI:
• La novela caballeresca, heredera de los libros de caballerías medievales.
• La novela sentimental, con poca acción externa y argumento centrado en la pasión amorosa de dos personajes, inspirada en la novela Fiametta de Boccaccio.
• La novela pastoril, con antecedentes en la novela clásica Dafnis y Cloe, de Longo.
También existe el género de novelas de aventuras o bizantinas, inspiradas en las novelas
grecolatinas tardías, con muchas peripecias, viajes, etc. Además, en España surge
durante el Renacimiento un nuevo género, de tipo plenamente realista, que se exportará
a Europa en el siglo XVII: la novela picaresca.
La novela pastoril. La Arcadia
Paisaje con pastores, del pintor
Cornelis van Dalen (siglo XVI).
Museo del Prado, Madrid.
El cuadro refleja la visión idealizada de la vida campestre, propia
de la novela pastoril.
La novela pastoril fue un género muy cultivado en el Renacimiento. Uno de los modelos
que mayor influencia ejerció en el género es La Arcadia, del italiano Iacopo Sannazaro
(1456-1530).
Durante la Edad Media, la temática pastoril iniciada en época clásica empezó a tener presencia, especialmente en poesía, y frecuentemente en composiciones breves, entre amorosas
y burlescas. También existe un antecedente pastoril
en Boccaccio, en su obra Admeto. Pero es con La
Arcadia cuando el tema pastoril encuentra un pleno
desarrollo, muy fructífero durante el Renacimiento.
La Arcadia cuenta cómo un amante desdichado parte
de Nápoles hacia la Arcadia, huyendo de sus preocupaciones. Allí logra distracción en la vida campestre y
con las historias de sus habitantes, muchas veces de
corte amoroso. Cuando regresa a Nápoles, encuentra
muerta a su amada.
La Arcadia es una novela rica, completa y compleja,
con mucha presencia de la literatura clásica. Hay
abundantes referencias literarias de la vida rural,
tomadas de Homero, Teócrito, Virgilio y Ovidio. Está
escrita en un estilo natural, poco dado a los artificios,
muy del gusto renacentista.
La novela tuvo un éxito inmediato en su época, fue
rápidamente traducida a otros idiomas y tuvo múltiples imitaciones en las literaturas europeas.
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Gargantúa y Pantagruel, de François Rabelais
François Rabelais (1494-1553) aporta a la prosa de ficción renacentista una obra fundamental, Gargantúa y Pantagruel, una novela fantástica, burlesca y satírica.
El argumento de la obra se basa en el de una novela popular medieval. Comienza con
el nacimiento del protagonista, un gigante llamado Gargantúa, hijo de Grandgousier
y Gargamelle y heredero del reino de Utopía. Es educado en París según los principios
escolásticos, motivo que usa el autor para parodiar este método. Tras diferentes episodios
se casa con Badebec y fruto de la relación nace otro gigante, Pantagruel. Pantagruel traba
amistad con Panurgo, un «clérigo vagante» con el que emprenderá innumerables aventuras.
Este argumento le sirve a Rabelais para construir una figuración satírica del mundo, en
la que los elementos dominantes son el humor, la parodia, la sátira y la fantasía, mezclados
con elementos de exceso y desmesura, (en comida, bebida, esfuerzo físico, etc.). En la obra
alterna una refinada erudición clásica y filosófica con un sentido del humor, a veces, obsceno.
Si bien la novela no participa del espíritu sereno y equilibrado propio del Renacimiento,
posee la modernidad de una concepción de la literatura basada en el ser humano
y en sus circunstancias, lo que la convierte en una de las obras fundadoras de la novela
tal como la entendemos hoy.
LECTURA
Gargantúa y Pantagruel, Rabelais
En tanto estaban en estos
coloquios, Gargamelle
comenzó a tener dolores.
Entonces Grandgousier,
que estaba tendido sobre
la hierba, se levantó y, pensando que serían los dolores
del parto, la consoló cariñosamente, diciéndole que se
tumbara en el saucedal, que
pronto se le pasarían.
(…) Esta dificultad hizo que
se relajaran los cotiledones de la matriz, por los
cuales saltó el niño, que
penetrando por la vena cava
y subiendo luego por el diafragma hasta los hombros,
donde dicha vena se divide
en dos, tomó el camino de
la izquierda y salió por la
oreja del mismo lado.
En cuanto hubo nacido, no
exclamó como los otros
niños: «¡Migas, migas!» sino
que gritó con fuerza:
«¡A beber, a beber!», como
invitando a todo el mundo.
Y tales fueron sus gritos,
que se le oyó en todo
el país de Beusse y de
Bibarais.
Dudo que deis crédito
Primeras
palabras de
Gargantúa al
nacer. Grabado de Gustave
Doré para
una edición
de 1873.
a tan extraño parto. Y si,
en efecto, no lo creéis, no
me importa. Mas un hombre
de bien, un hombre
sensato, debe creer siempre
lo que le dicen y lo que
ve escrito. ¿Atenta esto
contra nuestra ley, nuestra
fe, nuestra razón o contra
la Sagrada Escritura?
(…) Por merced, no turbéis
nunca vuestro entendimiento
con tan vanos pensamientos,
porque yo os digo que nada
es imposible para Dios y,
si Él así lo quisiera, en lo
sucesivo todas las mujeres
parirían sus hijos por la oreja.
¿No fue Baco engendrado en
el muslo de Júpiter?
¿No salió Croquemouche
de la pantufla de su nodriza?
¿No nació Minerva de la cabeza y por la oreja de Júpiter,
y Adonis por la corteza de un
árbol de mirra?
¿No nacieron Cástor y Pólux
de la cáscara de un huevo
puesto y empollado por Leda?
Pero mucho más admirados
y sorprendidos estaríais si
os expusiera ahora aquel
capítulo de Plinio en que
habla de partos raros y contra natura. Pero yo no soy
un embustero tan ilustrado
como él lo fue. Leed el libro
VII de su Historia natural,
capítulo III, y no me importunéis más con ello.
François Rabelais.
LITERATURA Y ARTE
l motivo de la Arcadia
E
en pintura
El tema y los motivos pastoriles han inspirado a los
pintores desde el Renacimiento. El tema concreto
de la Arcadia se inicia con
el pintor italiano del siglo
XVII Francesco Barbieri,
conocido como el Guercino.
En su cuadro Et in Arcadia
Ego se ve a dos pastores
que visitan una tumba con
una calavera; en la tumba
se puede leer la inscripción latina, que significa
«hasta en la Arcadia me
encuentro», refiriéndose a
la muerte, presente incluso
en un lugar idealizado.
El tema fue copiado por
Nicolas Poussin en su
famoso cuadro Pastores
de la Arcadia.
Pastores de la Arcadia,
de Nicolas Poussin. 1650.
Museo del Louvre, París.
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