la orden de los hermanos menores conventuales

Transcripción

la orden de los hermanos menores conventuales
LA ORDEN DE LOS HERMANOS MENORES CONVENTUALES
DEL 1960 AL 2007
Algunas notas de reflexion para compartir
De fr. Fermino Giacometti
1.
Premisa
Con el presente estudio sumario no pretendo ofrecer un análisis completo y detallado de las
transformaciones que se han registrado en la Orden en los últimos cincuenta años, o más
exactamente, de la mitad de los años sesenta del siglo XX hasta finales del 2007, año al cual se
refieren los datos oficiales más recientes relativos a la configuración numérica y geográfica de la
Orden.
La intención es, más bien, tratar de identificar algunas líneas de desarrollo y tranformación que
han presentado interrogantes y que han sido fruto de reflexión sobre temas y problemas que
presentan novedades y que están aún en espera de respuestas sea desde la legistación o desde la vida
de la Orden.
La reflexión está dirigida hacia la verificación de los indicadores orientadores necesarios para
una válida, carismática y significativa revisión de las Constituciones. Por tanto, es indispensable
preguntarse sobre las modificaciones geográficas y numéricas en la Orden, sobre los movimientos
y sobre las ampliaciones de las referencias culturales y sociales. Para enfrentar las interrogantes es
importante clarificar tres aspectos en vista de un proyecto de revisión:
1.
La necesidad o la posibilidad de distinguir entre los valores propios y transculturales
del carisma y aquellos provenientes de la encarnación del carisma.
2.
Las evoluciones y las transformaciones del “peso” cultural que las varias áreas
(Confederaciones/Federaciones) de la Orden han estado asumiendo en la vida de nuestra
familia conventual, y en consecuencia, la contribución que cada área está llamada a dar y
podrá dar a la problemática doctrinal y normativa de las Constituciones.
3.
La naturaleza y la magnitud de los interrogantes que, se han suscitado de las
transformaciones, derivadas y en directo, y las respuestas que como planes y normativas
es urgente dar, teniendo presente: 1º. La exigencia de fidelidad al carisma y 2do. La
atención necesaria a la autenticidad de las expresiones con las cuales el carisma se encarna
y podrá encarnarse en las diversas áreas geográficas, políticas y socio-culturales.
Para todo esto, será útil, en el curso de esta reflexión, los datos numéricos que tratan de representar
la realidad de la Orden en algunos momentos significativos en su historia reciente. Son datos que,
confrontándolos, permiten detectar a grandes líneas los cambios intervenidos.
Las fechas de referencia son las siguientes:
1960. Es el año del Capítulo general en el cual fue advertida la necesidad de una primera y amplia
revisión de las Constituciones vigentes. La revisión vendrá iniciada, con el estímulo del Concilio
Vaticano II y de la Santa Sede; en la segunda parte del decenio vendrá llevada adelante con la
acogida de toda la Orden y asumirá, progresivamente, las características de una formulación de las
Constituciones totalmente nueva.
1980. En la primera mitad del decenio 1970-80 se completa la formulación de las nuevas
Constituciones que vienen confiadas a la Orden ad Experirimentum. Serán aprobadas
definitivamente por la Santa Sede en 1984. En el mismo decenio, y particularmente en la segunda
mitad de este período, se activa la primera ola de la nueva expansión misionera de la Orden en tres
direciones: Africa, América Latina y Asia.
1995. Después del importante Capítulo general extraordinario de 1992 en la Ciudad de México, el
Capítulo General de 1995 continuó la reflexión sobre la identidad de la Orden y su significatividad
(temas que después serán propuestos sistematicamente a la atención de los frailes en las Cartas
anuales del Ministro General) y orienta el camino hacia el Capítulo general extraordinario de 1998 (
sobre el tema de la Formación en la Orden). En 1995, la Provincia de Rumanía entra en la
Conferencia Intermediterránea (CIMP) por motivos de afinidad cultural. En el período entre 1984 al
1995 se desarrolla la segunda fase de la expansión misionera contemporánea de la Orden con la
apertura de más de 19 nuevas presencias en Iglesias y Naciones jamás ligadas al carisma de nuestra
Orden o de las cuales el carisma nuestro había estado ausente por varios siglos. Al inicio de los años
90 se abre al franciscanismo el mundo postsoviético y se inician misiones caracterizadas de
“presencia y testimonios franciscanos” en Suecia y Francia.
2007. Es el año del último Capítulo general ordinario. Al fin del año, como ha sido habitual desde
hace mucho tiempo, vienen divulgadas las estadísticas sobre la realidad de la Orden. Son los datos
más recientes a las cuales haré referencia en el transcurso del presente estudio.
Naturalmente, es de tener presente que los períodos temporales tomados en consideración no
reflejan perfectamente la dinámica de las transformaciones que tocan a la Orden. Lo que viene
iniciado en un determinado año tiene la necesidad de un tiempo para plantarse, crecer, participar y
contribuir al desarrollo de la dinámica carismática y cultural de la Orden. Además los fenómenos de
la vida no siguen jamás etapas cronologicamente precisas, sino que se expresan con un dinamismo a
veces más ágil y otras veces más aletargadas. Por este motivo, las observaciones tomadas de los
datos estadísticos vienen puestos como observaciones sobre fenómenos y movimientos que,
comenzados en un determinados momento histórico, se desarrollan después con ritmos y
mecanismos diversos en los años sucesivos.
2. La geografía de la Orden del 1960 al Hoy.
Tenemos de inmediato un cambio notable, pasando de la presencia en 29 naciones ha tener en el
presente presencias en 64 Estados. Hablando de Estados, nos referimos a una entidad políticogeográfica guiada por un Gobierno central, prescindiendo de la consistencia territorial, de la
magnitud de la población o de la influecia política que puedan tener. En general, también, aunque
no siempre, son caracterizadas de una cultura propia o de un conjunto de culturas que cohabitan en
interacción diversificada en el mismo territorio. Por ejemplo, USA y el Estado de San Marino, son
efectivamente, dos Estados, pero con dimensiones y características socio-culturales y políticas
netamente diversas.
El movimiento de expansión geográfica de la Orden queda evidenciado desde los datos siguientes:
Países con presencia de la Orden en 1960 - 1980 - 1995 - 2007
Africa 1 - 2 - 5 - 6
América del Norte 1 - 2 - 2 - 2
América Latina 4 - 7 - 14 - 16
Asia 2* - 5 - 7 - 7 (+4 comenzando)**
Europa 20 - 22 - 29***- 30
Oceanía 1 - 1 - 1 - 1
Totales: 29 - 39 - 58 - 62 (+4 en comienzo)**
*Son Japón y Corea. La misión en China fue destruida en 1949
**Los 4 Países involucrados son: China, Siri Lanka, Vietnam y Kazakjastán
***Los países involucrados en las nuevas presencias son casi todos de la Europa del Este y del Norte de Europa
A partir de estos simples datos es posible sacar algunas primeras observaciones:
a) Es de notar que el movimiento de expansión abarca a todos los Continentes con la excepción de
América del Norte, en los cuales, los grandes países (USA y Canadá) la Orden está presente
respectivamente desde el siglo XIX . Y del 1974 en Oceanía (la Orden continúa presente solamente
en Australia).
b) Es de gran consideración la expansión de la Orden en América Latina donde se ha llegado a
tener presencia en casi todos los Países, aunque cuando estas presencias están a diferentes niveles
de desarrollo. Este crecimiento se dá tambien en América Central. Son Presencias que han tenido
que confrontarse con situaciones culturales que, aún habiendo muchos elementos comunes dada las
experiencias históricas y las lenguas dominantes (Español y Portugués), sin embargo, se organizan
con características específicas en los diversos Países.
c)Todavía aún más variada es la difusión de la Orden en Asia. En cuanto se refiere ya sea a Países
en los cuales las presencias están ya formadas o aquellas en las cuales el camino de las Presencias
está en la fase más inicial, la nota dominante es que las Presencias se diferencian notablemente
entre Ellas por las situaciones políticas, religiosas, sociales y culturales con las que el carisma se
encuentra o se debe enfrentar. Ejemplo interesante de ésta diversidad, que ofrecen las presencias no
siempre fácilmente comparables entre ellas, es la multiplicidad de lenguas y de modos alfabéticos
presentes en esos Países donde la Orden ha entrado en contacto.
d) En Europa la amplitud de las presencias abarca explicitamente el Norte y el Este del Continente.
En particular, en cuanto concierne al Este europeo, el movimiento iniciado con la caída del bloque
Soviético, debe confrontarse con situaciones políticas no siempre facilmente encuadrables en los
esquemas tradicionales (comunismo, democracia, estilos occidentales, etc) y con realidades
religiosas y cultuarales que son impregnadas de una espiritualidad netamente diversa de aquella de
Europa occidental y central (espiritualidad y religiosidad ortodoxa) y que, en algunas naciones,
evidencia también posiciones que presentan hostilidad frente a la Iglesia Católica. En Europa del
Norte, como también en algunas naciones del Centro de Europa la confrontación se dá sobre todo
frente a la cultural secular y el Protestantismo.
e) La expansión de la Orden en Africa tiene características análogas a aquellas que se presentan en
Asia. Muchas veces en la mentalidad del hombre occidental, Africa viene vista en manera global y
unitaria (por ejemplo a veces se habla de cultura africana), pero en realidad, es absolutamente
diversa, ya sea tanto por las connotaciones étnicas que forman las culturas de de los diversos países,
como por las experiencias coloniales que han influenciado, a veces, en manera radical la estructura
de las actuales realidades políticas, sociales, económicas y culturales. Es por ello que, no se puede
hablar de Africa tout court, sólo en sentido de presencias de la Orden diversas y específicamente en
varios Países.
f) Poniendo en contraste los datos de 1960 con aquellos de 2007 se nota que:
1. De las 20 naciones europeas en las cuales la Orden se define presente, siete son del 1960, en
el marco del bloque soviético, por lo cual las circunscripciones pueden participar sólo
enmanera regulada en la vida de la Orden (Polonia) o incluso, viven en clandestinidad
(forman parte de la así dicha Iglesia del Silencio).
2. De las 29 Naciones en las cuales está presente la Orden (siempre en 1960) 21 se ubican en
Europa (con la indicación arriba señalada) y en América del Norte, mientras las 8 restantes
son distribuídas entre todos los otros Continentes.
3. Dintinguiendo, según criterios ampliamente conocidos en los años setenta, entre Mundo
Occidental (referido a: América del Norte + Europa Occidental), Bloque soviético y Tercer
Mundo (o Paises en vías de Desarrollo), se nota que 14 Países sobre 29 pertenecen al
Mundo Occidental, 7 al Bloque Soviético mientras los ocho restantes se distribuyen entre
los niveles socio-económicos y políticamente identicos o similares a aquellos del Mundo
Occidental de los niveles de los Países en vias de Desarrollo. Estos datos ponen en evidencia
la presencia de un conscistente grupo de Países Occidentales con intercambios culturales,
económicos y políticamente intensos, en los cuales tambien el franciscanismo se propone
con caratecterísticas bastante homogéneas. Son las mismas caraterísticas que parecen
orientar, al menos inicialmente, la vida de la Orden también en los otros Países
(exceptuando los del bloque Soviético) para la presencia de misioneros provenientes casi
exclusivamente del mundo Occidental.
4. Refiriendonos a los datos del 2007, la relacièon entre el número de las naciones del mundo
occidental y los números restantes de los Países en los que la Orden está presente es
drásticamente transformado: Europa (toda) + América del Norte = 32, los otros Países: 30
(+4 en comienzo).
3. La organización regional de la Orden.
Para una mejor comprensión y evaluación de las experiencias de la Orden en los últimos decenios
es necesario también tener presente un elemento muy importante para su vida y su actividad: la
institución de las Conferencias y de las Federaciones, fruto también de los estímulos ofrecidos del
Concilio Vaticano II. Dichas Instituciones reflejan el camino recorrido por la Orden en su proceso
de expansión mundial. De hecho los tiempos institucionales son diversos porque las Federaciones se
desarrollan en un segundo momento con el crecimiento de las presencias franciscanas conventuales
en los varios Continentes. Se debe recordar que la Asistencia general de la FALC entra en el
Definitorio General después del Capítulo General de 1983; mientras los Asistentes para la FAAMC
y la AFCOF harán parte desde el 2001 cuando se constituye un único Asistente General para el
Area Misionera.
Las Instituciones de las Conferencias/Federaciones tienen como primera consecuencia, la
reestructuración del Definitorio General (y por lo tanto intruducen una novedad en el estilo y en los
criterios de animación de la Orden) que resulta compuesto de Definidores electos por cada una de
las Conferencias/Federaciones y del Definitorio con tareas generales propias (Procurador general,
Secretario general y, del 2007, Vicario general como oficio específico a sí dado). Salen del
Definitorio general en primer lugar el Ecónomo general, luego el Asistente General para la
Formación (que asume el rol de Secretario general para la Formación en el 2001) y, del 2007, el
Procurador General.
Es útil notar la diferencia existente entre las dos realidades: las Conferencias (previstas desde las
Constituciones post-conciliares) están compuestas exclusivamente de los Superiores mayores (
Ministros Provinciales y Custodios); la participación de los Delegados generales o provinciales está
privada de voz activa. Las Federaciones reúnen a todos los representantes de las entidades jurídicas
comprendidas en la Federación, sean éstas, Misiones, Delegaciones, Custodias o Provincias. En el
quehacer participan, por tanto, también los Ministros de las Provincias fundadoras y animadoras de
las respectivas Misiones y Delegaciones provinciales (también si tienen parte en una u otra
Conferencia).
En primer relieve, se puede apuntar respecto a éstos organismos es que ellos contituyen una primera
y fundamental toma de consciencia de las diferencias presentes y de los cambios aptos en la Orden
y esto se dá desde el momento en que vienen elaboradas las Constituciones vigentes. Aunque si las
acciones de éstas han tenido en el tiempo una indiscutible evolución y se han manifestado, en las
diversas áreas, tiempos de crecimiento diversificados y capacidad de coordinación y de promoción
en colaboración entre las juridicciones muy diveras en calidad e incidencia, permanece el valor en
eso que, ha estada reconocida y acogida la necesidad de confrontar el carisma con la realidad sociocultural específica, pero potencialmente en diálogo entre ellos, en contextos Subcontinentales o
Continentales.
No se puede desde otra parte, ignorar la coincidencia temporal existente entre las intituciones y el
desarrollo de las Confederaciones/Federaciones y la acentuación de los procesos de globalización
que interesan a nuestro tiempo. Las Conferencias/Federaciones se ponen como lugar e instrumento
de reflexión, de análisis y de respuesta a las problemáticas del carisma en el mundo contemporáneo;
a través de una óptica que mira a su comprensión amplia y articulada en dimensiones
intercircunscripcionales, favoreciendo, entonces, la comunión fraterna según el carisma y la
valorización de las diferencias en función de la misma comunión. En esta perspectiva, es de resaltar
que la identidad misma de las Conferencias/Federaciones la conduce a asumir un rol fundamental
para promover, orientar y definir las características esenciales de las expresiones del carisma y de la
comunión fraterna franciscana en los diversos continentes. Este rol aparece tanto más dinámico y
eficaz cuanto más son fáciles son las comunicaciones y los intercambios entre las jurisdicciones de
una Conferencia/Federación y las Confederaciones/Federaciones mismas. En tal horizonte de
estudio, en la fase de la operatividad de las Confederaciones/Federaciones aparecen netamente
favorecidas las conferencias CIMP, CEC y CFC. Despuès de la caída del Comunismo adquiere
notoriamente vitalidad la CEO, mientras con el desarrollo de la acción misionera, se instaura y
crece gradualmente la capacidad operativa de la FALC y de la AFCOF. Más problemática, no
obstante el empeño de sus miembros, aparece también hoy el accionar de la FAAMC a causa de la
diversidad linguística y de las enormes distancias a superar para promover una animación
coordinada en el área. Tiempos diversos de desarrollo y diversidad de condiciones logísticas tienen,
como consecuencia, el efecto a determinar en las Conferencias/Federaciones, una iniciativa mayor o
menor para promover y cualificar el proceso de encarnación del carisma en la cultura y en la
socieadad.
4. La distribución geográfica de los religiosos del 1960 al 2007
Para analizar las variantes en la consistencia numérica de la Orden en las diversas áreas usaré,
además los datos globales de la Orden, aquellas referidas a cada Conferencia/Federación asi como
aparecen en los años de referencia escogidas para el estudio. Este criterio, en diversos casos, no
corresponde exactamente a aquel principio adaptado arriba, en el proponer la distinción de países
occidentales, del bloque Soviético y los en Vías de Desarrollo. Por ejemplo, de la CEC forma parte
hoy las jurisdicciones de Slovenia y Croacia que en el pasado estaban en la órbita del bloque
Soviético; Rumanía, que se colocaba en el mismo Bloque, desde 1995 forma parte de la CIMP;
otras jurisdicciones, aún incertas en áreas caracterizadas por una estructura socio-política-cultural
relacionadas con el mundo accidental están en Conferencias/Federaciones de las que forman parte
también países aún en Vias Desarrollo. Lo que nos interesa específicamente, en este parráfo, es
anotar las variaciones del número de los frailes en los diversos continentes y, por eso, la variación
en la consistencia numérica de las varias Confederaciones/Federaciones. De hecho esto representa,
en las situaciones actuales de la Orden, un instrumento fundamental para la animación y la
programación de la vida y el accionar de los frailes en los varios Continentes, en las diversas
Sociedades y Culturas y en las múltiples Iglesias locales.
NB 1. faltan los datos sintéticos referidos a 1960, aquellos indicadores son la suma de los datos relativos a las
respectivas jurisdicciones después llegando a conformar la una o la otra Confederación/Federación.
NB 2. En la evaluación de los datos que vendrán propuestos es necesario tener cuenta que es propio de la Secretaría
general de la Orden interpretar los datos globales los novicios, los profesos temporales, los profesos solemnes,
sacerdotes y los que no.
Con estas premisas, observemos en conjunto los datos globales de la Orden y de las Conferencias:
Número global de los religiosos en 1960 - 1980 - 1995 - 2007.
Cerca 4,350* - 4,038 – 4,561 – 4,528.
*En la cuenta faltan los datos de la AFCOF y FALC.
Después de una disminución en el decenio 1970-80, la Orden experimenta lentamente un
crecimiento oscilando del 1995 al 2007 entre los 4,600 y los 4,500 frailes.
Las particulares Conferencias/Federaciones han experimentados los siguientes cambios:
CFC
1960
1980
1995
2007
1,094
968
735
531
CEC
377
382
285
245
CEO
775
877
1,172
1,152
CIMP
1,783
1,508
1553*
1,387**
(Italia: 1556) (Italia: 1259) (Italia: 1140) (Italia: 947)
AFCOF
¿
35
82
195
FAAMC
125
98
303
447
FALC
¿
170
386
571
*En este año Rumanía entra en la CIMP con 252 miembros
**Rumanía en este año consta de 291 miembros
5. Algunas observaciones generales
a) Comparando los datos de 1960 con los del 2007 se puede observar de inmediato que en 1960 las
Conferencias CFC – CEC – CIMP cuentan con 3,254 miembros sobre el total de la Orden que es de
4,350; o sea, poco menos del 75% de todos los miembros de la Orden. En el 2007 las mismas
Conferencias en conjunto cuentan con 2163 miembros sobre el total de 4,528, con un porcentaje
inferior al 50% del total. En el mismo período, la CFC pasa de 1094 a 531 miembros (una
disminución de mas del 50%), mientras la CIMP de 1783 desciende a 1387 miembros. Es de hacer
notar que, ahora a la CIMP se ha integrado desde 1995 la Rumanía, en constante crecimiento
numérico, mientras la componente italiana desciende de 1556 a 947 frailes con una disminución que
se calcula en torno al 39% de sus miembros.
Si se considera que todavía en 1980 la tabla numérica de las tres Confederaciones tomada en
examen era de 3058 miembros sobre los 4038 del total de la Orden, se puede anotar que estas tres
Conferencias son aquellas que han dado la mayor contribución en la elaboración de las
Constituciones postconciliares, y no parece ilegítimo hipotetizar que su sensibilidad, su cultura, su
espiritualidad y sus tradición franciscana, además el peso legislativo de sus voces, hayan podido
orientar el planteamiento y los contenidos de las mismas Constituciones. Es meritorio observar que
también y sobre todo la CIMP y la CEC nos aportan la experiencia plurisecular de la vida
conventual que sobresale en los orígenes del Carisma (ejemplo en Polonia) y al período histórico
definido por algunos Estudiosos como “período clásico” de las formaciones del estílo franciscano
conventual (siglo XIII-XIV).
b) Es a partir de los años ochenta que se inicia un crecimiento gradual, y en algunas áreas muy
rápido, en comparación a otras Conferencias/Federaciones. La CEO de 877 miembros sube a los
1152 en el 2007, No obstante, el pasaje de Rumanía a la CIMP (en 1995). La AFCOF de 35 crece a
195 miembros, la FAAMC de 98 a 447 y la FALC de 170 a 571.
c) El crecimiento de las tres Federaciones (AFCOF, FAAMC, FALC) es fruto de la intensa y
difundida acción misionera que, de los años setenta a hoy, ha sido protagonista, sobretodo la CEO
y la CIMP.
En los años sesenta la mayoría de los frailes presentes en estas tres áreas (excepto Japón y
parcialmente Corea) era conformada por los misioneros. En el 2007 son los frailes locales que
forman, cada una y en algunas situaciones en manera acentuada, el componente mayor de las
Federaciones.
Como consecuencia de este hecho, la realidad fransciscana de las tres Federaciones está
experimentando una época particular en la cual el crecimiento se presenta como un fenómeno
caracterizado por dos caminos divergentes: el aumento del número de los religiosos locales y la
proporcinal disminucion numérica de los misioneros. Esto significa que, mientras se alarga la
distancia numérica y por tanto, se reduce la fuerza orientativa de los misioneros para la vida
franciscana en las áreas de las Federaciones, tiende a crecer la vitalidad de la lectura autóctona del
carisma franciscano y aumenta, en proporción, la presión de las culturas locales sobre el proceso de
encarnación histórico-cultural del carisma franciscano. También si este fenómeno aparece
prolongado por el hecho que las dinámicas de muchas presencias y circunscripciones
(Delegaciones y Custodias provinciales) son todavía animadas y guiadas por jurisdicciones
europeas, es un fenómeno inevitable y necesario para la acogida local del carisma (plantatio
Ordinis) y, por ende, viene estudiado, comprendido y promovido en la caridad y en el espiritu de la
comunión fraterna.
d.) Lo anotado arriba permite reconocer un movimiento que, si bien todavía no está revelado en
toda su pontencialidad de transformación, manifiesta ya algunos aspectos interesantes:
1. Hay de hecho un cambio cultural en la Orden. No pienso que sea superficial hablar de las tres
Confederaciones del mundo occidental (CFC, CEC, CIMP) como de un complejo de jurisdiciones
caracterizado de una sustancial convergencia cultural. En el reconocer la especificidad de cada Una,
derivada de la historia y de las tradiciones propias, de las respectivas experiencias franciscanas
conventuales, se debe tener presente: 1ro. La colocación de Ellas en el contexto político llamado
“de las democracias occidentales”; 2do. La inevitable interacción con el fenómeno capitalismo
común a toda el área, y con la cultura, fuertemente tendiente, por muchos aspectos, a la
homogenización; 3ro. Los procesos de globalización, particularmente acentuados tambien por la
riqueza de los intercambios económicos, culturales y de las informaciones entre los países Noroccidentales. Estos elementos conducen a leer el franciscanismo conventual del área como una
expresión del carisma suficientemente uniforme de poderlo definir, según mi parecer, y
sumariamente, como un modelo bastante unitario de actuación histórica y cultural del carisma
franciscano: el modelo occidental de franciscanismo conventual. En 1960 este modelo aparecía
notablemente identificado con el franciscanismo conventual Tout Court.
Con la definitiva desaparición del Bloque Soviético, la Europa Oriental ha encontrado, sobre todo, a
través, la vitalidad del franciscanismo conventual poloco (y rumeno) nuevas y dinámicas
posibilidades de expresión, que preludian, al menos en algunas áreas particularmente caracterizadas
por la presencia de la Ortodoxía, al surgir de un modelo específico de franciscanismo conventual;
relacionado con las particulares situaciones políticas y sociles y el encuentro/desencuentro con las
Iglesias ortodoxas y la espiritualidad cristiana de las cuales ellas son portadoras (nos referimos en
particular al mundo ruso y en los Países que están en esa relacion con los elementos señalados).
También en este caso, no es de olvidar que algunas jurisdicciones tienen en su haber una larga y
viva tradición franciscana.
Análogo fenónomeno de desarrollo con características específicas de la incarnación del carisma en
las diversas áreas está emergiendo en las Federaciones FALC, FAAMC y AFCOF. En estas zonas
el proceso parece estar en los comienzos a causa, como se indicaba arriba, de la incidencia
animadora de las juridicciones europeas y occidentales (fundadoras de estas nuevas Presencias) aún
activa y significativa.
En el caso de la FALC el franciscanismo conventual experimenta un rápido crecimiento numérico
y, mas allá de las variantes situaciones políticas en las cuales vive, ha comenzado a confrontarse
con problemas socio-culturales con las características entre ellas similares a nivel continental y con
una Iglesia generalmente muy sensible al encuentro con aquellos problemas, y muy vivaz en los
diversos horizontes en la búsqueda teológica. Que la dinámica eclesial y cultural estimula
concretamente la reflexión sobre los criterios de inculturación del franciscanismo conventual en
América Latina es desde ahora evidente y en algunas casos la búsqueda parece proyectarse incluso
como motivo de crisis en los reportes entre religiosos locales y religiosos europeos.
Por lo que respecta a la AFCOF la situación parece todavía no plenamente evolucionada por la
presencia abultada de misioneros europeos en las circunscripciones. Sim ebargo, las señales no
faltan y si ya, en el 2000, emergían en Zambia aspiraciones de “una vía zambiana al
franciscanismo”, es fácil hipotizar que el crecimiento de las Iglesias locales, el desarrollo de las
teologías africanas y la vitalidad de las diversas culturales puedan constituir el terreno favorable
para una africanización, difusa y diferenciada en las varias culturas, de las expresiones del carisma
en el Continente.
Más compleja es la situación de la FAAMC por la cual, consideradas las grandes distancias que
separan hoy las circunscripciones y la enorme diferencia de culturas, es posible hipotizar que el
proceso de inculturación iniciado, pero en general todavía en los comienzos (exceptuando Japón y
Corea), esté más ligado a la especificidad de la cada circunscripción que a una visión unitaria,
continental de los procesos.
Permanece il dato general que, en este momentode la historia de la Orden y en seguimiento a su
reciente dinámica misionera, el franciscanismo conventual está desarrollando nuevas reflexiones
derivadas del encuentro/desencuentro con pueblos y culturas muchas veces nuevas en su vida y en
su encarnación histórica y cultural.
2. Todo lo que sea ha evidenciado conduce a una observación de orden general. Admitiendo la
consideración que, dada la prevalencia en la Orden de la cultura occidental en los años sesenta en el
siglo XX, para aquél período tal vez es posible hablar de una Orden “prevalentemente
monocultural”, dicha calificación hoy es absolutamente inaceptable. La diversificación y la novedad
de tantas expresiones franciscanas conventuales en los varios Continentes inducen a hablar más
bien de una Orden “culturalmente policéntrica”, es decir, caracterizada de múltiples referencias y
encuentros culturales que inciden, o comienzan a incidir, significativamente sobre las concretas
formulaciones de la vida cotidiana de los religiosos y sobre la lectura humana y espiritual del
carisma en los diversos Continentes. En esta sumaria descripción, más allá de aquello “occidental”,
se han indicado otros tres modelos de inculturación del carisma, dotados de un potencial desarrollo
muy viváz (Europa del Este, Africa y América Latina), mientras otros (por ejemplo modelos de
presencia y testimonio en el mundo islámico) aparecen en gestación o posibilidad en las diversas
áreas culturales del continente asiático.
e) Otro fenómeno, ligado a los cambios numéricos entre las varias áreas de la Orden es el que se da
en la interacción de las culturas al interno de la Orden. El fenómeno misionero crea las condiciones
para que en las nuevas circunscripciones, al menos para un período más o menos prolongado de la
plantatio Ordinis en el nuevo territorio, se inicia la dialéctica entre la cultura de los misioneros y
aquella de los religiosos autóctonos que progresivamente entran en la Orden. Según varios
cohermanos provenientes de circunscripciones recientemente constituídas, en Países del Sur del
Mundo, es bastante fácil notar la diversa configuración de la vida y de la misión de los frailes
derivadas de la interpretación de la cultura local y de la cultura de las jurisdicciones que ha iniciado
la nueva presencia. Si, de una parte, esto pone el interrogante sobre el valor de los criterios de
configuración de las nuevas presencias y, globalmente, sobre el modelo o sobre los modelos de
misión hechados a andar hasta nuestro hoy, desde otra parte ofrece el dato realístico, que es la
misión en cuanto tal quien pone el problema de los criterios de promoción del encuentro entre
cultura para la vida interna de la fraternidad y de las circunscripciones de la Orden.
Pero el fenómeno de la interacción cultural no está ligado solamente a la misión tradicional, esto se
manifiesta también en las recientes formas de solidaridad puesta en acto entre jurisdicciones más
ricas de recursos humanos y aquellas fuerzas drásticamente reducidas. Los criterios de actualización
de estas formas de solidaridad fraterna son, aún hoy, múltiples pero en cada caso, reclaman a los
temas o problemas ligados al proceso de interacción entre las culturas de las jurisdicciones en
diálogo tambien como con aspectos en parte variados. De hecho, la solidaridad expresada en la
constitución de una comunidad de una una jurisdicción en el territorio de otra parece llevar el
problema de la interacción prevalentemente a nivel del diálogo de la comunidad con la cultura del
territorio en la cual viene colocada (a veces culturalmente muy diverso del mundo originario de la
comunidad) y con la jurisdicción presente en el mismo territorio. La solidaridad efectuada con el
aporte de particulares religiosos de una jurisdicción en comunidad de otra parece tender, en cambio,
a soportar el problema de la interacción cultural sobre todo al interno de la comunidad local, en la
cotidianeidad de vida, aun conservando siempre reflejos inevitables sobre la interacción con la
cultura del territorio y aquella entre las jurisdicciones en diálogo.
6. Nuestra Orden en el Mundo Contemporáneo
Junto a la atención que es necesario prestar a los cambios dados al interno de la Orden, es
importantante tener presente también la relación que nuestra Orden esta viviendo en el confrontarse
con el mundo contemporáneo, y reflexionar sobre la dimensión propiamente eclesial de nuestra
Familia. Aunque un análisis cuidadoso de esta temática exige compentencias y profundizaciones
que sobrepasan los objetivos de este trabajo, creo necesario introducir una reflexión sobre estas
temáticas que afectan a nuestra Familia y nos llaman a dar un juicio, entre otros, el tratado esencial
de la conventualidad.
In varias momentos, ya sea a través de estudios o de Capítulos generales y en otros ocasiones, la
Orden ha llegado a puntualizar algunos aspectos que confluyen en la definición de Conventualidad.
Esta además que vida fraterna, en la comunión de vida según el Evangelio y en el estilo comunitario
del compartir y corresponsabilidad de una elección, del testimonio y de la misión, ha estado
identificada con:
1.
disponibilidad a caminar con la Iglesia (capacidad de renovación)
2.
apertura a la contemporaneidad, caminando con la historia
3.
proximidad al Hombre
4.
diálogo con las Culturas

5.
abrirse, como hombres de frontera, a nuevas formas de testimonio y di vida apostólica
6.
continuar las tradiciones de la Orden en los diversos campos de la cultura*.
*Confróntese, a este propósito, el Capitulo General extraordinario (ciudad de México, 1992), Doc. 1ro. # 4.3.2.
Se ha mencionado, aunque velozmente, el tema del diálogo con las culturas; se deberá reflexionar
de manera profunda tambien sobre otros aspectos de la conventualidad que la reflexión de la Orden
ha identificado, e interrogarse si son los únicos o representan, por el contrario, los núcleos de
valores y de ideas entorno a los quales giran las características y exigencias de vida y de acción.
También tomando en consideración solamente los aspectos indicados, parece necesario
preguntarnos:
a)
cuál es y cómo se ha cualificado nuestra participación en la vida de la Iglesia y cómo
está nuestra capacitad de caminar con Ella, que constantemente se mide desde las grandes
problematicas del mundo contemporáneo y en ellas reorientar la encarnación del mensaje
evagélico.
b)
Cuánto, realísticamente, caminamos con la história y vivimos las proximidad con el
hombre de hoy.
c)
Cuál es nuestra respuesta existencial y operativa a las preguntas que nos vienen
propuestas desde la frontera de la pobreza, de las innumerables formas de marginación y
atentado a la dignidad y a la vida misma del hombre en el tercer milenio de nuestra era
cristiana.
d) En fin, pero no es la última pregunta, porque el elenco de las interrogantes puede
alargarse, cuál es el diálogo que estamos en grado de llevar adelante con la cultura
contemporánea; cuál humanismo estamos en grado de ofrecer a partir del Evangelio, del
Carisma nuestro y de la riqueza de nuestra tradición, en vista de aquella “civilización del
amor” che Juan Pablo II indicaba a la Iglesia y a la Sociedad Contemporánea como
instrumento y lugar de auténtico de promoción del hombre en toda su totalidad.
Estas preguntas, aún sin ser las únicas posibles, son motivadas de la diálectica, siempre presente en
nuestra Familia religiosa, entre tradición e innovación. son dos polaridades que pueden orientar la
reflexión sobre aspectos esenciales de nuestro ser franciscano conventual en la Iglesia y en el
mundo contemporáneo.
En la perspectiva de una panorámica general sobre la Orden, se pueden identificar inmediatamente
al menos tres aspectos sobre el estudio de los cuales la dialéctica tradicional-innovación inside
profundamente: el sentido de identidad de la Orden, las modalidad de su participación a la
dinámica de la Iglesia y del mundo, su misión evangélica. Son términos y conceptos que se
reclaman reciprocamente. Si el sentido de identidad indica la conciencia de “quién somos y qué
somos”, los criterios de participación integran y definen el sentido de identidad evidenciando el
estilo de involucramiento en la vida de la Iglesia y del mundo. Como sucede con la “personalidad”
individual, una familia religiosa no puede difinirse a si misma solamente viendo su propia vida
interna, sino viviendo profundamente la relación existencial con la Iglesia por quien es acogida,
animada y llamada a dialogar y a en la cual es enviada a llevar el mensaje evangélico. Este mensaje
funda la identidad de la Orden y cualifica su misión. De hecho, la misión de la Orden será tanto más
auténtica y eficaz cuanto más será fuerte, clara y concientemente vivida la identidad carismática
cuanto más su particiáción en las vivencias de la Iglesia y del mundo será viva y sentida, claramente
alimentada del Evangelio, en la escucha del Magisterio eclesial y atenta a las expectativas del
mundo y profundamente calada por sus problemáticas y sus sufrimientos.
Es evidente que todo esto exige apertura de corazón y de mente, unida a la capacidad de
discernimiento prudente para vivir armónicamente la tensión que se puede crear entre el deseo de
fidelidad al carisma originario y las atenciones adecuadas a los signos de los tiempos que son
propuestos ya sea desde la vida de la Iglesia como desde el mundo contemporáneo.
Partiendo de las observaciones sobre los cambios experimentados desde la Orden en los últimos
decenios, parece lícito y oportuno llamar la atención sobre el dato concreto que las modificaciones
dadas en la Orden y las problemáticas con ellas unidas inciden sobre el camino de la Orden no sólo
en su dinámica interna sino también en la proyección de su dimensión eclesial y de las modalidades
de diálogo con el mundo contemporáneo. En la Orden podemos ver en el operar de las
jurisdicciones que tienen en su espalda una larga tradición histórica (Europa en particular) y
circunscripciones con raíces históricas limitadas o carentes y más orientadas a la escucha de las
solicitudes provenientes de la contemporaneidad (ejemplo áreas misioneras).
Vale la pena recordar que una tradición cerrada a las nuevas propuestas corre el riesgo de aislar el
carisma de la historia, favoreciendo el surgimiento de un estilo autoreferencial de vida y de acción
que vuelve estática y evangélicamente ineficiente la existencia de una familia religiosa. Por otra
parte, un proceso de inovación que no esté enraizado en la memoria histórica corre el riesgo de
conducir a la dispersión de la indentidad carismática a causa de la multiplicidad de las
provocaciones culturales y sociales con los cuales se debe inevitablemente confrontar. Su dinámica
interna y también en su proyección de su dimensón eclesial y de las modalidades di diálogo con el
mundo contemporáneo.
Las señales de reinvidicación del valor preferentemente de un cierto estilo de vida franciscano
conventual sobre otro, esporádicamente emerge aquí y allá en la Orden, invitan a no subvalorizar el
problema que, si no bien enfrentado y resuelto en la caridad fraterna, podría conducir a la
fragmentación de las elaboraciones de proyectos en las jurisdicciones, y un concreto debilitamiento
de la comunión fraterna y, en fin, a la pérdida del sentimiento de la unidad que connota la identidad
de la Orden: orden unitario articulado en Provincias, no Federaciones de Provincias o de
Conferencias/Federaciones.
En estos riesgos referidos a la vida interna de la Orden, además, se agregarían aquellos relativos a la
significatividad de nuestro testimonio en la Iglesia y a la eficacia de nuestra misión en el mundo
contemporáneo. Es muy urgente, por eso, preguntarnos: quiénes somos y a qué estamos llamados a
ser en la Iglesia y por la Iglesia? Cuál mensaje que estamos comunicando y cuál es el mensaje que
Cristo nos invita a portar al hombre de hoy? Cómo podemos ser en la Iglesia y en el mundo (y por
la Iglesia y para el mundo) signo del Reino, testimonios de vida compartidos en la comunión con
Dios y los hermanos? La Iglesia y la sociedad contemporánea ven, en la universalidad de nuestra
Familia religiosa, la unidad por la cual Cristo ha orado en la Ultima Cena? Con cuáles
características queremos vivir, en la diversidad de las culturas y de las Iglesias locales, esta unidad
que es irrenunciable para la identidad y el testimonio evangélico de la Orden? Cómo conciliar
armónicamente tradición e innovación en la vida y en la legislación de nuestra Familia?
7.
Un laboratorio en actividad
El camino recorrido de la Orden desde el Vaticano II hasta el tercer milenio se caracteriza, en
manera particular, por los cambios en las estadístiticas numéricas y por las energías humanas entre
las diversas áreas geográficas y culturales en las cuales el carisma de la Orden se ha encarnado
desde mucho tiempo y aquellas en las cuales el proceso está en intensa evolución. Los fenómenos
complejos que nos conciernen han provocado y provocan problemas e interrogantes que tocan ya
sea a la identidad de la Orden como a su misión en la Iglesia y el mundo del tercer milenio
cristiano. Sobre algunas de estas interrogantes vendrá retomada la antención en la conclusión de
esta reflexión. No obstante, es importante, anotar que el proceso, en parte concluído y por muchos
aspectos y en varios Países todavía en proceso, no ha estado y no es solamente fuente de problemas,
pero ya es tiempo y ocasión para dar vida e incremento a un importante trayecto de búsqueda y
profundización que tienen como denominador común la identidad carismática de nuestra familia
franciscana. La necesidad y el deseo de profundizarla y describirla con una mayor claridad
aparecen la consecuente natural de los estímulos en la recuperación del carisma originario y al
mismo tiempo el empeño de inovación de los criterios de encarnación histórica, geográfica y
cultural del proceso, que emergen, hacia una reflexión conciliar y de la evolución de la sociedad
contemporánea, y por otro lado, hacia los propios cambios paso a paso sucedidos en el cuerpo de la
Orden.
Es notorio a todos, el fenómeno de pérdida e incertidumbre sobre la identidad de la vida consagrada
que ha recorrido a las Ordenes en a los Institutos Religiosos después del Concilio Vaticano II, a
causa del cambio de atención del concepto de “observancia regular” al concepto de “vida guiada
desde los valores evangélicos” inspirado del Concilio. En los años sucesivos, a propósito de esta
forma de inseguridad fue colocada sobre la dramática problemática de la sociedad y de la cultura
mundial (en la segunda parte del decenio 1960-70) se hablaba globalmente de “contesto general”)
destinado a acentuarse con el nacimiento y el desarrollo de los fenómenos de globalización de la
información, de la economía y de las finanzas, de las problemáticas sociales, de los enfrentamientos
y de las contraposiciones políticas, etc.
En un extremo dinamismo de los fenómenos mundiales se ha conjugado, en el tiempo, el emerger
de una condición generalizada de fragmentación, ligereza y de debilidad del pensamiento, del
sentimiento social y político y de la ética, además en de las estructuras portadoras del vivir
comunitario (por ejemplo, familia, organizaciones sociales, estructuras jurídicas, partidos políticos,
etc.). Si con las consideraciones de la compleja dinámica de la Iglesia y de la sociedad planetaria
unimos la constatación de la verificación contemporánea de los fenómenos de cambios internos en
la Orden y de las nuevas inculturaciones de la misma, paso a paso experimentadas, nos damos
cuenta facilmente de las motivaciones carismáticas históricas y existenciales que han provocado en
la Orden misma;y la exigencia de recuperar, clarificar y reforzar la conciencia de la propia
identidad, aparentemente desaparecida por algunos años retomarla eficazmente en las nuevas
situaciones (históricas, culturales, económicas, políticas, eclesiales, etc) en las cuales la Orden está
llamada a expresar la propia evangelicidad.
En el mismo período en el cual se viven los fenómenos señalados, no están faltos, también, desde la
Iglesia los estímulos para que nuestra Orden retome con muchas ganas la reflexión sobre la propia
identidad y misión. Basta pensar en las Encíclicas con las cuales los Papas del último
cincuentenario han enriquecido la reflexión y el camino de toda la Iglesia, en el Sínodo sobre la
vida Consagrada, y en la consecuente Exhortación apotólica Vita Consecrata, en los Documentos
periódicamente difundidos desde la CIVCSVA (entre los cuales recordamos en particular:
Directrices sobre la formación en los Institutos religiosos, La vida fraterna en comunidad,
Reenviados desde Cristo, etc). También es bueno recordar los advenimientos eclesiales que han
marcado el camino de la Iglesia y que son para nosotros un invitación y provocación a releer
nuestra vida (entre estos: el encuentro de los representantes de las religiones mundiales en Asis y el
don a nosotros franciscanos del “Espíritu de Asís”, los múltiples viajes de los Papas a la Tumba de
San Francisco. El gran Jubiléo del 2000, etc.).
Es intesante, notar cómo el camino de búsqueda sobre la propia identidad carismática se ha
desarrollado en la Orden gradualmente y en todos los niveles, con ricas iniciativas y diversas
metodologias, al mismo tiempo variedad que ha producido y sigue produciendo un vivaz
intercambio de conexión del Centro a la períferia, del vértice a la base y visceversa. La formulación
de las Constituciones post-conciliares estaba ya caractirizada desde las atenciones a los aspectos
esenciales de la especificidad cultural y eclesial de las particulares jurisdicciones y la dinámica
evolutiva de la contemporaneidad con la proposiciones de los Estatutos Generales y de los Estatutos
provinciales.
En estos instrumentos jurídicos se ha agregado gradualmente una gran riqueza de proyectos y de
iniciativas conllevadas a estimular la reflexión y el empeño para la vida según el carisma. A final de
la primera fase de aplicación de las Constituciones aparece la exigencia de ayudar a los religiosos y
la comunidad a comprender la naturaleza y las consecuencias formativas y comportamentales. Era
también el tiempo en el cual estaba iniciando su camino la Formación permanente que debía
volverse progresivamente un componente estable y reconocido de la formación puesta como
“proceso de crecimiento humano y de conformación a Cristo sobre el modelo que Francisco dio a
toda la vida”. Desde las primeras iniciativas ocasionales e incertas, la Formación permanente se ha
difundido gradualmente en la Orden y hoy representa uno de los instrumentos fundamentales de
animación y renovación de la vida personal y comunitaria en el carisma.
También los métodos de profundización de la identidad carismática se han articulado en formas y
momentos diversos. En los primeros Congresos sobre aspectos y temas de la cultura franciscana (el
Congreso Buenaventuriano del 1974, sobre “La mariología del padre M. Kolbe” (1984), y de los
Convenios internacionales sobre los ministerios culturales en la Orden desde los años 1988, 1992,
1995) se han adherido los Capítulos Generales, en particular aquel ordinario de 1989 y el
extraordinario dedicado a la “herencia Kolbiana” (1986), el de la “identidad de la Orden hacia el
2002, en su empeño por la Justicia y la paz y a la formación franciscana de los Jóvenes (México
1992) y el de “La Formación en la Orden” (Ariccia 1998). El Capítulo general fraterno y el
contemporáneo Convenio internacional de los formadores ( Polonia 2004). Además, se han
elaborado instrumentos de reflexión y animación ya sea a nivel general como de
Conferencia/Federación (piensese en el Discipulado Franciscano, el Proyecto sexenial que, después
de los primeros tentativos comenzados en el pasado, se está ahora afianzando como medio de
animación de la Orden consecuentemente con el Capítulo General ordinario, a la difusión de
instrumentos de trabajo como el fascículo sobre El Capítulo conventual, las fichas de formación
para los capitulos conventuales, predispuestas anualmente desde algunas Conferencias o
Jurisdicciones, las actuales fichas propuestas desde el Ministro General y su Definitorio para soli
citarle a todos frailes a vivir el proceso de revisión de las Constituciones como tiempo y ocasión de
formación y de participación activa en su formulación). Se han realizado encuentros conjuntos de
Conferencias/Federacion a nivel continental (Europa y América), encuentros continentales de
sectores (formadores, animadores de las misiones, etc), encuentros periódicos de las particulares
Conferencias/Federaciones para la proyección y la gestión comunitaria de la vida, de las misiones y
de la formación en el propio ámbito territorial, mientras a nivel de circunscripción es ya una
práctica ordinaria la formulación de los proyectos provinciales/custodiales cuatrieniales que ya ha
entrado definitivamente en la práctica capitular prevista por el Directorio de los capitulos
provinciales aprovados, en su última cuerpo, desde el Capitulo general del 2007, pero ya en uso ad
experimentum, desde diversos años.
Bajo el aspecto de los contenidos en los cuales viene puesta la atención, se puede notar que se ha
pasado de la reflexión sobre figuras del franciscanismo antiguo y contemporáneo (S. Buenventura,
S. Maximiliano kolbe) al profundizar la identidad carimática (1992) y de la formación de esa (1992,
1998) que decir en la reflexión sobre los tratados más significativos que la contienen: la pobreza, la
visión de la fraternidad, la caridad fraterna a través de la colaboración y el compartir de los recursos
en la Orden, el Espíritu de Asís, la opción por los Ultimos, la contribución del franciscanismo
conventual en la Justicia, la Paz, el diálogo interreligioso y el Ecumenismo. La constitución de las
Secretarias generales para los sectores de la Formación, de la Animación misionera y de la
Justicia/Paz/Salvaguardia de la Creación/Ecumenismo/Diálogo interreligioso representa el más
reciente empeño del Gobierno de la Orden por promover en la Misma la consciencia y la
comprensión de estos ámbitos esenciales para la vida y el servicio al Hombre según nuestro
Carisma.
A nivel de las Jurisdicciones , junto a las numerosas formas de estudio y de animacón reclamadas,
la antención al crecimiento personal y comunitario en la vida franciscana ha conducido , aquí y allá
, a afrontar programas de Formación permanente amplios y de larga duración , a predisponer
experiencias de contemplación (eremitorios), organización de formas de servicio y de compartir con
los Ultimos a través de proyectos de acogida y de ayuda para las víctimas de las drogas y de otras
formas de fragilidad y pobreza humana, para los emigrantes, etc. Además con la proyección de
comunidad inserta en los contextos sobre todo urbanos, caracterizados de pobreza y abandono.
Se olvida a veces, la demostración de vitalidad de la Orden que se expresa y se explica todavía en el
despertar prepontente de la dimensión misionera traída en los últimos cuarenta años. Es una
vitalidad que, salida desde las áreas tradicionales de la Orden, está envolviendo siempre más
tambien nuevas presencias de la Orden en dos direcciones principales: la activación de iniciativas
misioneras y la reflexión sobre el propium de la misión franciscana conventual.
La multiplicidad de los encuentros, de los documentos, de las iniciativas de estudio y de animación
y de las experiencias de vida y de servicio de los cuales hemos hecho mención muestra que la
Orden es un auténtico y verdadero laboratorio en el cual la meditación de la Palabra de Dios, la
lectura de la Regla, la escucha atenta de las necesidades de las esperanzas del hombre de hoy, la
reflexión sobre nuestra experiencia cotidiana del franciscanismo en comunión con la Iglesia,
confluyen a enriquecer el proceso de claridad de la identidad carismática de la Orden en las actuales
manifestaciones de la historia y junto a ella, la calidad del testimonio y la misión.
En este cuadro es necesario también comprender y valorizar las iniciativas de estudio y de
formación en las disciplinas teológicas, filosóficas y humanas que son punto de crecimiento en las
diversas áreas de la Orden, junto a la vasta riqueza de las publicaciones que evidencian la difusión
de los cuales el Señor ha manifestado su amor a nuestra Familia. Lo referente a los estudios y la
investigación cultural, sin embargo, parece que es un aspecto que necesita de mayor coordinación a
fin de que pueda llegar a animar de manera eficaz el todo de la Orden y pueda aportar luces a la
compleja y, junto a ello, hacer converger la dimensión franciscana en la actividad y en el pensar en
nuestra Familia. Pensar en un “proyecto cultural” de la Orden parece todavía como un deseo
(sueño), aún cuando, la hipótesis de un Instituto histórico de la Orden y de una Red de
franciscanistas parece puedría abrir la vía hacia un eficaz enriquecimiento del pensamiento
franciscano y fomentar una vivaz comunicación cultural en la Orden y entre la Orden, la Iglesia y el
mundo contemporáneo.
8.
Algunas temáticas para reflexionar.
Lo que hemos esquemáticamente anotado en esta reflexión hace surgir preguntas y problemas pero
evidencia también elementos positivos que pueden ayudrnos a responder a las preguntas y afrontar
constructivamente las problemáticas. Y es propio, con esta conciencia que me permito proponer,,
además, de aquellas ya evidenciadas aquí y allá, algunos interrogantes a los cuales es necesario
reponder ya sea en términos de ideas o de normas orientativas a fin de que la revisión de las
Constituciones llegue al objetivo de animar según el carisma la Orden en su actualidad histórica y
cultural y orientarnos el camino hacia el futuro.
Los temas sobre los que nos interrogamos son numerosos y se diversifican cada vez que la reflexión
se profundiza. Por ahora, me limito a recordar aquellos que considero como prioritarios. Por
brevedad, me limito a un elenco provisorio, con el auspicio de otros cohermanos que han
contribuido con su intelegencia y caridad a mejorarlo e integrarlo:
1. ¿La reflexión producida, es suficientemente objetiva en lo que respecta a las vivencias de las
Orden desarrolladas en los últimos cincuenta años? ¿Cuáles ideas generales son rescatables para la
revisión de las Constituciones?
2. En relación a las variables culturales con las que la Orden se enfrenta en el mundo, ¿cuál
metodología es posible identificar para una significativa encarnación de nuestro carisma en los
varios contestos geográficos, políticos y socio-culturales?
3. ¿Cuál es el sentido justo del proceso de encarnación histórico-geográfico y cultural del carisma?
¿Cómo se puede conjugar concretamente la fidelidad al carisma originario con una lectura
sapiencial de los signos de los tiempos y, luego, armonizar memoria histórica e innovación en el
Espíritu?
4. ¿Qué aportes nos vienen desde la Eclesiología y de la vida de la Iglesia contemporánea para
actualizar, en comunión con Ella, el carisma franciscano conventual?
5. ¿En función del objetivo de armonizar tradición e innovación, a fin de que se pueda promover un
eficaz testimonio y misión de la Orden en el mundo contemporáneo, qué reclamos y sugerencias
tomamos de los fenómenos ligados a los cambios de la sociedad y de la cultura actual?
6. ¿Cuáles son los valores irrenunciables y transculturales de nuestro carisma y cuáles pueden ser
considerados como momentos expresivos ligados a los fenómenos de inculturación?
7. ¿Cómo armonizar la exigencia de “unidad”, propia de nuestra familia, con la diversidad de las
expresiones del carisma que parecen inevitables en los procesos de inculturación en áreas tan
diversas entre ellas?
8. La diversidad de las culturas es un dono del Padre para el enriquecimiento de nuestra vida,
testimonio, y misión del Carisma. ¿Con Cuál metodología podemos promover el diálogo entre
carisma y cultura?
9. Desde el momento que nuestra Familia es una fraternidad en la minoritad, ¿Cómo promover la
comunión fraterna en un contexto de universalidad y de interculturalidad?
10. ¿Con cuál criterio promover la colaboración y el intercambio entre las Confederaciones y entre
las jurisdicciones a modo de que sea intrumento de promoción de la comunión y de la misión
franciscana?
11. ¿Cuál proyecto formativo es necesario para promover una fuerte identidad carismática en cada
fraile, en cada jurisdiccion y en la Orden, en el contexto de los cambios que la Orden esta viviendo?
12. ¿Qué concepto de misión se debe identificar y promover para promover en la Orden en relación
sea en la “missio ad gentes” como en la “nueva evangelización” y en la diversas formas de
“intinerancia” presentes en la Orden?
13. ¿Cuáles pueden ser los criterios y los instrumentos para animar y guiar la Orden a fin de
promover la vida, la comunión fraterna, el testimonio y la misión en el contexto de un mundo
globalizado y de la diversidad de formas de inculturación del carisma?
14. ¿Qué aspecto queda de la “herencia Kolbiana” en la vida de la Orden? ¿Las Constituciones
revisadas deberían tener cuenta de Eso? ¿Y bajo qué aspectos?
15. ¿Qué representa para nostros “el Espíritu de Asís hoy? ¿Cómo acogerlo en nuestra vida y
misión? ¿Como retomarlo en las Constituciones? Por qué? Cómo?
Los interrogantes propuestos para la reflexión, lo repito, no son los únicos pobibles. Desarrollar la
reflexión sobre estos, parece la ocasión para comprender y vivir la riqueza múltiple de las
experiencias y de las realidades que la Orden está experimentando y canalizarla creativamene en
función de la configuración de una siempre más clara identidad carismática que funde la vida, el
testimonio y la misión franciscana conventual y nos lance a la significatividad en la Iglesia y en el
Mundo para el Reino y para el Hombre contemporaneo. Objetivo esencial para la Orden que es
también el Objetivo primordial del proyecto de revisión sistemática de nuestras Constituciones.
fr. Fermino Giacometti
Roma, Convento s. Massimiliano M. Kolbe, 17/02/09

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