Congregazione per l`Educazione Cattolica

Transcripción

Congregazione per l`Educazione Cattolica
Congregación para la Educación Católica
CONGRESO MUNDIAL
“Educar hoy y mañana. Una pasión que se renueva”
Roma-Castel Gandolfo 18-21 de noviembre de 2015
COMUNICADO FINAL
1. Finalidad del Congreso
Con la Celebración del quincuagésimo aniversario de la Declaración del Concilio Vaticano II
Gravissimum educationis (28 de octubre de 1965) y del vigésimo quinto aniversario de la
Constitución Apostólica Ex corde Ecclesiae (15 de agosto de 1990), la Congregación para la
Educación Católica ha querido relanzar - a través de un Congreso Mundial - el compromiso de la
Iglesia en el campo educativo. De hecho, en los años del post-concilio, el Magisterio insistió
frecuentemente sobre la importancia de la educación y sobre la contribución que la comunidad
cristiana está llamada a ofrecerle, sobre todo donde se presenta una evidente emergencia
educativa. De hecho, los centros educativos católicos no sólo son “dispensadores de competencias”,
sino que también, por su intrínseca naturaleza, se caracterizan por ser lugares de encuentro, de
diálogo y de crecimiento mutuo en un proceso de educación para la vida que se abre a los demás
en la óptica del bien común.
Recordar el aniversario de estos dos documentos del Magisterio no fue sólo detenerse en sus
contenidos y mantener la mirada dirigida hacia el pasado; fue también la ocasión para considerar lo
que ellos han producido en la comunidad cristiana y para confrontarse sobre los problemas del
contexto actual. Por lo tanto, los trabajos del Congreso fueron vividos como una oportunidad para
conocerse y renovar la pasión educativa en cada uno de nosotros, para analizar juntos los desafíos
que hoy tenemos por trabajar en este campo, para dar un nuevo empuje a nuestro trabajo y poder
compartir la propia experiencia con la de muchos otros que representan realidades y situaciones
institucionales diferentes. El Congreso hizo nacer un sentido más fuerte de pertenencia a un único
grande proyecto educativo que nos une: desde el de las escuelas y de las universidades católicas, al
de las asociaciones y de los numerosos grupos comprometidos en distintos niveles para formar las
jóvenes generaciones según la visión cristiana. Todas estas realidades son expresión de una Iglesia
que evangeliza a través de un proyecto educativo que difunde el mismo mensaje de luz y de
esperanza en cada zona del mundo, en beneficio de los chicos y de los jóvenes, sobre todo de
quienes viven en las áreas geográficas más difíciles y más pobres.
2. Preparación del Congreso
En el mes de junio de 2012, por petición de los Cardenales y Obispos Miembros de la
Congregación, se realizó en Roma un seminario de estudio, con especialistas de todo el mundo. Las
contribuciones de los participantes dieron origen al documento “Educar hoy y mañana. Una pasión
que se renueva” (2014) que constituyó el Instrumentum laboris para la preparación del Congreso.
En este fueron citados los puntos de referencia esencial de la Declaración Gravissimum educationis
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y de la Constitución Ex corde Ecclesiae, las características fundamentales de las escuelas y de las
universidades católicas; fueron indicados los desafíos a los cuales todas las instituciones y las
asociaciones educativas están llamadas a responder con su específico proyecto. El Instrumentum
laboris, que terminaba con un cuestionario, fue enviado a las realidades educativas católicas
(Conferencias Episcopales, Congregaciones religiosas, asociaciones de escuelas y universidades,
grupos de padres y otros Entes interesados). El rico material recibido en respuesta al cuestionario
fue analizado por la Escuela de Alta Formación Educar al encuentro y a la solidaridad (EIS) de la Libre
Universidad Maria Santissima Assunta (LUMSA) de Roma. De este trabajo científico nació un
segundo documento, que constituyó los Lineamenta para los participantes al Congreso.
La preparación del Congreso fue contemporánea a la celebración de un Forum en la Unesco en
París, el 3 de junio de 2015. El mismo fue organizado por la Congregación para la Educación Católica
con el Observador Permanente de la Santa Sede y vio la presencia de 400 participantes:
embajadores, rectores de universidades, directivos de escuelas católicas, representantes de
asociaciones educativas, procedentes sobre todo del área europea. Esta iniciativa, además,
coincidió con el 70° de la creación de la Unesco. Las Actas fueron publicadas en el primero número
de la nueva revista del Dicasterio educatio catholica.
La preparación del Congreso se llevó a cabo también en las asociaciones y federaciones de las
escuelas y de las universidades católicas, en algunas Conferencias Episcopales, en la Comisión para
la educación de los Superiores Mayores de las Congregaciones Religiosas y en otras realidades
educativas, que promovieron distintas iniciativas, seminarios de estudio, reuniones para
profundizar los temas propuestos, sobre las líneas indicadas en el Instrumentum laboris.
3. Ámbitos del Congreso
Los trabajos se articularon en dos sesiones plenarias: la inaugural y la conclusiva con la
participación del Papa Francisco, realizadas en el aula Pablo VI en el Vaticano. En cambio, durante
los días 19 y 20 de noviembre, los congresistas se dividieron en varios grupos. En el Auditorio de via
della Conciliazione en Roma se desarrolló la Asamblea del OIEC (Office International pour l’Education
Catholique), mientras los demás participantes continuaron los trabajos en el Centro Mariápolis de
Castelgandolfo subdivididos en el grupo de las escuelas, en el de las universidades católicas y del
FIUC (Federación Internacional de las Universidades Católicas), y en el grupo de los juristas de la ELA
(European Association for Education Law and Policy).
Los ámbitos de los trabajos se concentraron en cuatro argumentos principales: identidad y
misión de las instituciones católicas; los distintos sujetos de la educación; la formación de los
formadores y los desafíos actuales que interpelan al ámbito educativo. Cada ámbito fue afrontado
con una ponencia de fondo, a la cual siguieron testimonios de experiencias concretas realizadas en
distintos contextos y ulteriores sugerencias de profundización. Los espacios para las intervenciones
libres hicieron conocer realidades vivas de servicio educativo, generando una sentida participación.
El Congreso confirmó la convicción que existe uno estrecho vínculo entre la identidad y la misión
de las instituciones educativas (escuelas y universidades católicas). La misión educativa católica
deriva, hoy como en el pasado, de la misma identidad de la Iglesia que se materializa en el mandato
de evangelización: «Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación» (Mc
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16,15). Por lo tanto, en lugar de asumir actitudes meramente reactivas de cerrazón defensiva con
respecto a la sociedad secularizada que alimenta los valores del individualismo competitivo y que
legítima, aún más, aumenta las desigualdades y pareciera desafiar la educación en sus valores más
profundos (la primacía de la persona, el valor de la comunidad, la búsqueda del bien común, la
atención a la fragilidad y la preocupación por los últimos, la cooperación y la solidaridad…), las
escuelas y las universidades católicas están llamadas a asumir actitudes proactivas dirigidas a
reafirmar el valor de la persona humana, superando la indiscutible exaltación de la ganancia y de
los beneficios como medida de todas las elecciones, de la eficiencia, de la competición individualista
y del éxito a cualquier precio.
Muchos son los sujetos que interactúan en las instituciones educativas. Lo que caracteriza
en modo peculiar la presencia y la acción de la pluralidad de sujetos dentro de una escuela o
universidad católica es que ellos forman una comunidad. Los rasgos esenciales que la caracterizan
son el ser comunidades profesionales, comunidades educativas y comunidad de evangelización.
La construcción de estas comunidades y, con ella, la reafirmación eficaz de la identidad y de
la específica misión de la escuela y de la universidad católica pasa a través de la formación de los
formadores. La comunidad de una institución educativa católica tiene que ser constituida por
docentes que no sólo posean aquella segura competencia profesional que exige autonomía,
capacidad proyectiva y estimativa, relacionalidad, creatividad, apertura a la innovación, interés
sincero a la investigación y a la experimentación, sino que también sean plenamente conscientes de
su rol educativo, de su verdadera identidad y adviertan la exigencia de amar el servicio cultural dado
a la sociedad, cumpliéndolo con compromiso y convicción. Hoy la exigencia de la formación inicial y
permanente de los directivos, de los docentes y de los educadores es urgentemente sentida. Se
debe tener presente que la finalidad de la formación tiene como objetivo la construcción y la
consolidación de la comunidad de los educadores para la realización de una misión educativa cada
vez más compartida entre personas consagradas y laicos; es necesario, por lo tanto, dar vida a una
verdadera formación compartida, capaz de acoger y armonizar la específica contribución formativa
ya sea de los consagrados como de los laicos.
El Congreso puso en evidencia los grandes desafíos educativos que interpelan hoy a las
escuelas y a las universidades católicas en el mundo, en una sociedad multicultural en profundo
cambio. Ellas pueden ser reconducidas a una única matriz: promover un proceso de educación
integral de los jóvenes, confiando su cuidado y seguimiento a una comunidad educativa de
evangelización, en donde se expresa en forma viva y vital la identidad de la misma institución
educativa. Surgieron en particular tres desafíos que constituyen los principales frentes de
compromiso de las comunidades educativas en su obra formativa y de evangelización: el desafío de
la educación integral, el desafío de la formación y de la fe, el desafío de las periferias, de los pobres
y de las nuevas pobrezas.
4. Pedagogía del Congreso
El programa se elaboró en base a tres itinerarios de reflexión y de trabajo que se entrelazan.
El primer itinerario fue el de los momentos de oración, en particular la proclamación de la
Palabra de Dios como fuente principal de la cual extraer fuerza y inspiración para renovar la pasión
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educativa. La oración se focalizó en cuatro iconos: a) Jesús maestro de personas que buscan una
guía segura. En este se puede visualizar la expectativa del corazón de los hombres de nuestro
tiempo, quienes golpean a las puertas de nuestras instituciones y esperan una respuesta. b) La
parábola del sembrador que distribuye con abundancia la buena semilla en cualquier tipo de
terreno. En esta se refleja la tarea de la Iglesia en acoger en sus instituciones educativas a todos sin
hacer distinciones, en ofrecer a todos una educación de calidad sin fijarse en los diferentes tipos de
terreno en donde tiene que obrar. Es la cultura de la inclusión. c) Jesús es el Camino, la Verdad y la
Vida. Este icono es una llamada a no tener miedo de presentar con claridad la identidad de nuestras
instituciones y las características específicas de nuestros proyectos educativos que se inspiran en la
antropología y en los valores arraigados en el Evangelio, abiertos a la confrontación con las distintas
culturas y sociedades. d) El mandato de Jesús a los Apóstoles: «Vayan por todo el mundo, anuncien
la Buena Noticia a toda la creación» (Mc 16,15). Es el mismo mandato que la Iglesia renueva hoy en
cada uno de nosotros para que, con la enseñanza, el estudio, la investigación y el compromiso
formativo logremos testimoniar en el mundo una palabra capaz de generar fraternidad, paz y
unidad.
El segundo itinerario fue el de las relaciones en los cuatro ámbitos temáticos enriquecidos por
experiencias para enseñar la variedad y la riqueza de las propuestas actuadas en las instituciones
católicas difundidas en todo el mundo. Las contribuciones examinaron con competencia aspectos
planteados en los Lineamenta, pero además ofrecieron profundizaciones personales de gran
utilidad para las perspectivas futuras del compromiso educativo.
El tercer itinerario es el informal, vinculado con todo lo que sucedió en los encuentros y
coloquios personales, y que contribuyó a conocerse y a establecer nuevas relaciones. Este
constituyó una rica oportunidad utilizada positivamente para construir una comunidad educativa
“global”, la gran familia de la educación cristiana.
5. Servicio hacia la educación
En la conclusión del Congreso fue presentado el servicio que la Congregación para la Educación
Católica quiere ofrecer para la promoción de la misión educativa de la Iglesia.
a) Las 210.000 escuelas y las 1.865 universidades católicas, frecuentadas por un total de casi
60 millones de estudiantes, y junto a todas las otras asociaciones comprometidas en el
campo educativo, participan en la realización de los objetivos de la Unesco que en el Forum
mundial “Educación 2030”, realizado en el mes de mayo de 2015 en Incheon, en Corea del
Sur, confirmó el compromiso a favor de la educación para todos, lanzado en el 1990 en
Jomtiem y renovado en Dakar en el 2000. La declaración establece para el 2030 algunos
objetivos fundamentales: el compromiso para ampliar cada vez más el acceso a la educación
para quienes son excluidos de ella; garantizar la inclusión y la equidad para derrotar las
distintas formas de marginalidad; asegurar la calidad de la enseñanza para mejorar el
aprendizaje; promover formas de aprendizaje a lo largo de toda la vida, etc. La Congregación
para la Educación Católica y todas las instituciones educativas católicas comparten estas
finalidades y quieren ofrecer la propia contribución para alcanzarlas.
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b) El Dicasterio, en colaboración con las asociaciones de las escuelas y las universidades
católicas, se compromete a reelaborar las contribuciones del Congreso. Además de su
publicación y la circulación on-line éstas permitirán preparar un documento programático
de educación que, retomando la Declaración Gravissimum educationis, la Constitución
Apostólica Ex corde Ecclesiae y las orientaciones del magisterio eclesial, proponga
nuevamente en forma actualizada la raíz antropológica y los valores de base sobre los cuales
garantizar un servicio educativo cristianamente inspirado y de calidad en las próximas
décadas. Tal trabajo será realizado en comunión, continuando con el estilo de colaboración
que inspiró la redacción del Instrumentum laboris y el análisis de las respuestas al
cuestionario en base al cual se elaboraron los Lineamenta del Congreso. Partiendo de este
primer importante trabajo, se podrá preparar también, en los próximos años, un Directorio
para la educación católica y sobre todo las líneas para la formación de los formadores.
c) Recientemente fue formada la Escuela de Alta Formación “Educar al encuentro y a la
solidaridad” en la Universidad Católica LUMSA de Roma. Ella tiene entre sus objetivos
promover actividad de investigación científica en colaboración con universidades y centros
académicos especializados de distintos países. Tal Escuela y otras similares podrán ser un
gran servicio para todas las instituciones educativas en la preparación de proyectos según
los paradigmas pedagógicos inspirados en el Magisterio de la Iglesia que sepan responder a
los desafíos de nuestro tiempo.
d) Papa Francisco, acogiendo la solicitud de la Congregación para la Educación Católica, el 28
de octubre de 2015, en recuerdo del 50° aniversario de la promulgación de la Gravissimum
educationis, estableció la Fundación Gravissimum educationis. En su quirógrafo el Papa,
citando el documento del Concilio, escribe: “La Iglesia reconoce que la extrema importancia
de la educación en la vida del hombre y su incidencia cada vez más grande en el progreso
social contemporáneo están profundamente unidas al cumplimiento del mandato recibido
por su divino Fundador, que es anunciar el misterio de la salvación a todos los hombres”.
Uno de los principales objetivos de la nueva Fundación consiste en la promoción de
investigaciones, estudios y publicaciones sobre el pensamiento de la Iglesia en orden a la
educación y cultura católica a nivel escolar y universitario, además del apoyo a eventos
internacional de carácter científico.
e) Para responder a la necesidad de coordinación y comunión de las fuerzas en el campo
educativo como fruto del Congreso mundial, será estudiada la modalidad para constituir en
la Congregación para la Educación Católica un Consultivo de las agregaciones educativas.
Por otra parte, se trata de actuar más concretamente un servicio que está indicado en la
misma Gravissimum educationis, en el n. 12, con las siguientes expresiones que se refieren
a las escuelas y a las universidades católicas:
“…hay que procurar, con todo empeño, que se fomente entre las escuelas católicas una
conveniente coordinación y se provea entre éstas y las demás escuelas la colaboración que exige el
bien de todo el género humano”;
incluso las universidades “… han de unir sus aspiraciones y trabajos, promoviendo de mutuo
acuerdo reuniones internacionales, distribuyéndose las investigaciones científicas, comunicándose
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mutuamente lo hallazgos, intercambiando temporalmente los profesores y proveyendo todo lo que
pueda contribuir a una mayor ayuda mutua”.
El OIEC y la FIUC desarrollaron a lo largo de décadas un estimado trabajo para realizar tal
coordinación. Existen, sin embargo, además de las Congregaciones religiosas y estas dos
asociaciones, muchas otras realidades asociativas más o menos desarrolladas y conocidas que obran
en ámbito educativo - escolar, extra-escolar y universitario - que necesitan encontrar un punto de
referencia a nivel de la Iglesia universal.
6. Mensaje del Papa Francisco
Papa Francesco participó en la conclusión del Congreso respondiendo a las preguntas
presentadas. En las respuestas desarrolló algunos puntos importantes sobre la educación.
a. Antes que nada recordó el valor completo de la educación que, «como dijo un gran
pensador, “Educar es introducir en la totalidad de la verdad”». Por lo tanto, «no se puede
hablar de educación católica sin hablar de humanidad, porque precisamente la identidad
católica es Dios que se ha hecho hombre». Entonces, «educar cristianamente es llevar
adelante a los jóvenes, a los niños en los valores humanos en toda la realidad, y una de estas
realidades es la transcendencia. […] La crisis más grande de la educación, en la perspectiva
cristiana, es esta cerrazón a la transcendencia. […] Educar humanamente pero con
horizontes abiertos. Cualquier tipo de cerrazón no sirve para la educación».
b. Papa Francesco lamentó la ruptura hoy del pacto educativo en consecuencia de la cual «la
educación también se hizo demasiado selectiva y elitista». «¡El pacto educativo entre la
familia y la escuela, se rompió! Se tiene que empezar nuevamente. También el pacto
educativo entre la familia y el Estado: se rompió. […] Entre los trabajadores peor pagados
están los educadores: ¿esto qué quiere decir? Quiere decir que el Estado simplemente no
tiene interés. Si lo tuviera, las cosas no irían así. El pacto educativo se rompió. Y aquí viene
nuestro trabajo, el de buscar nuevos caminos».
Se trata de buscar una “educación de emergencia” a través de algunos caminos nuevos:

la educación informal. «Es necesario apuntar a la “educación informal”, porque la
educación formal se empobreció a causa de la herencia del positivismo. Ella concibe
solamente un tecnicismo intelectualista y el lenguaje de la cabeza. Y por esto, se
empobreció. Es necesario romper este esquema. Hay experiencias, con el arte, con el
deporte… ¡El arte, el deporte, educan! Es necesario abrirse a nuevos horizontes, crear
nuevos modelos… […] hay tres lenguajes: el lenguaje de la cabeza, el lenguaje del
corazón, el lenguaje de las manos. La educación tiene que moverse en estos tres caminos.
Enseñar a pensar, ayudar a sentir bien y acompañar en hacer, es decir que los tres
lenguajes estén en armonía; que el niño, el joven piense lo que siente y hace, sienta lo
que piensa y hace, y haga lo que piensa y siente».

La educación inclusiva. «Una educación se hace inclusiva porque todos tienen un lugar;
inclusiva también humanamente. […] La verdadera escuela tiene que enseñar conceptos,
costumbres y valores».
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
La educación del riesgo. «Un educador que no sabe arriesgar, no sirve para educar. Un
papá y una mamá que no saben arriesgar, no educan bien al hijo. Arriesgar de modo
razonable. ¿Qué significa? Enseñar a caminar. Cuando tu enseñas a un niño a caminar, le
enseñas que una pierna tiene que ser firme, en el suelo que conoce; y con la otra, tratar
de ir adelante. Así, si se resbala puede defenderse. Educar es esto. Tú estás seguro en
este punto, pero este no es definitivo. Tienes que dar otro paso. Quizás te resbalas, pero
te levantas, y adelante… El verdadero educador tiene que ser un maestro de riesgo, pero
de riesgo razonable».
c. Por fin, Papa Francisco lanzó algunos desafíos a los educadores. Ante todo, el desafío de las
periferias. «Dejen los lugares donde hay muchos educadores y vayan a las periferias.
Busquen allí. ¡O al menos, dejen la mitad!. Busquen allí a los necesitados, a los pobres. Y ellos
tienen algo que no tienen los jóvenes de los barrios más ricos - no por su culpa, sino porque
es una realidad sociológica: tienen la experiencia de la supervivencia, también de la crueldad,
también del hambre, también de las injusticias. Tienen una humanidad herida. Y pienso que
nuestra salvación viene de las heridas de un hombre herido en la cruz. Ellos, de aquellas
heridas, extraen sabiduría, si hay un buen educador que los lleve adelante. ¡No se trates de
ir allá para hacer beneficencia, para enseñar a leer, para dar de comer…, no! Esto es
necesario, pero es provisorio. Es el primer paso. El desafío - y yo los animo – es ir allá para
hacerlos crecer en humanidad, en inteligencia, en valores, en costumbres, para que puedan
ir adelante y llevar a los demás experiencias que no conocen».
Otro desafío es derrumbar muros. «El fracaso más grande que puede tener un educador es
educar “dentro de los muros”. Educar dentro de los muros: los muros de una cultura
selectiva, los muros de una cultura de seguridad, los muros de un sector social pudiente y
que no va más adelante».
El tercer desafío es repensar las obras de misericordia en la educación. «En este año de la
Misericordia, ¿es misericordia solamente dar limosna?, o en la educación, ¿cómo puedo
hacer obras de misericordia? Es decir, son las obras del Amor del Padre. […] ¿Cómo puedo
hacer para que este Amor del Padre, especialmente subrayado en este año de la
Misericordia, llegue a nuestras obras educativas?».
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