Prohibido castigar: primeros pasos para

Transcripción

Prohibido castigar: primeros pasos para
Prohibido castigar: primeros pasos
para disciplinar
Por Nancy Steinberg, psicóloga infantil
Empecemos analizando diversas situaciones en las que podrán ver
realmente la forma de lograr que sus hijos colaboren con ustedes en la
quizá única tarea que les quita el sueño: la disciplina.
Veamos un ejemplo:
Enrique llega de la escuela y deja la mochila tirada en la entrada, al lado
de las escaleras. A ti te molesta pero por más que has intentado no
logras que deje de hacerlo.
Respuesta automática (gritando): “¡Ya te he dicho hasta el cansancio
que me choca que dejes tus cosas tiradas por toda la casa; siempre la
tienes hecha un cochinero! ¡Vete a tu cuarto y te quedas sin comer, a
ver si ahora sí entiendes!”
Respuesta sugerida (en tono normal): “Cuando dejas regadas tus
pertenencias, yo me siento incómoda, pues he puesto mucho empeño
en mantener todo limpio y ordenado, ¿qué podríamos hacer para
encontrar una solución?”
¿Qué escena te parece más deseable? Espero que la segunda, sin
embargo en muchas familias ocurre lo primero y ya te escucho: “Sí,
Nancy, eso que propones suena muy lindo pero es ficticio. ¡No se
puede!”. Yo creo de verdad que sí. Analicemos primero lo que ya has
intentado:
•
•
•
•
•
•
Regañar: ¡Ya te dije que no dejes ahí la mochila!
Amenazar: ¡Es la última vez que te lo digo, a la próxima…
Castigar: Ya estoy harta, no puedes ver televisión toda la semana
Comparar: Tu hermano es más chico que tú y ya aprendió. ¿Por
qué tú no?
Negociar: Por favor déjala donde corresponde, voy a tener visitas;
si me ayudas te levanto el castigo de ayer y puedes ir a la fiesta del
fin
Premiar: Como la pusiste en el sitio adecuado, nos vamos al cine
en la tarde
Ahora regresemos a nuestros hechos. El segundo es idóneo por
muchas razones que puedes reconocer y aplicar en tu vida diaria. Entre
sus principales ventajas:
1. Utilizas un tono de voz preciso con el que lo invitas al diálogo y
muestras que estás en control de ti misma y la situación
2. Describes tus emociones (me siento incómoda) frente a una acción
concreta, específica y fácilmente descriptible (cuando dejas
regadas tus pertenencias)
3. Invitas a buscar una medida concreta y conjunta (¿qué podríamos
hacer para encontrar una solución?)
Si lo estudias un poco más, apreciarás que también hablas en positivo,
evitas generalizaciones o acusaciones y te centras en el aquí y ahora.
Me queda claro que esto toma tiempo y lo más trascendental: requiere
práctica, pero si te identificaste y la situación te hizo sentido, es
momento de intentarlo. Poco a poco irás viendo cambios. Recuerda que
todo camino, aún el más largo, comienza con el primer paso. ¡Buena
suerte!

Documentos relacionados