Shale Gas… nuevo factor clave para un cambio de

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Shale Gas… nuevo factor clave para un cambio de
Shale Gas… nuevo factor clave para un cambio de paradigma?
Tal como describe Christopher Freeman1, “Un paradigma tecnoeconómico es un grupo de innovaciones
técnicas, organizativas y gerenciales interrelacionadas, cuyas ventajas se van a encontrar no sólo en una
nueva gama de productos y sistemas, sino en la dinámica de la estructura del coste relativo de todos los
posibles insumos para la producción.”
En cada nuevo paradigma, existe un insumo particular (o conjunto de insumos) el cual es denominado “factor
clave” de ese paradigma. El mismo se caracteriza por provocar una caída de los costes relativos y por la
disponibilidad universal. Anteriores factores clave fueron, por ejemplo: el algodón, el hierro fundido, el acero,
el carbón, el petróleo, etc.
Pero… ¿puede el shale gas ocupar este rol tan fundamental dado el actual contexto energético
mundial?
Por un lado, el gas es el único combustible fósil del cual se espera que aumente su participación en la demanda
energética para los próximos años.
Por otro, las reservas mundiales se han incrementado fuertemente en los últimos años. Cinco años atrás las
reservas de gas se estimaban en 50-60 años, mientras que con el descubrimiento del shale gas y de otras
fuentes no convencionales, la misma se amplió a 200 años. Esto se vio incentivado por la mejora en la
tecnología de extracción y el aumento del precio del petróleo.
Recursos de gas natural recuperables (2011 – trillones de mts cúbicos)
120
100
80
60
40
20
0
China
EEUU
Russia
Argentina Australia
No convencional
México
Canada
Venezuela
Convencional
Fuente: The Economist
Sin embargo… no todo lo que brilla es oro
Existen cuestiones estructurales, tales como el nivel de costos de transporte o los elevados costos de extracción,
que hacen que (dado el estado actual de la tecnología) el gas no se comporte como un commodity y no tenga un
precio global. En cada mercado existe un mecanismo distinto para la fijación de precio, por lo que los mismos
varían de región a región.
Por las razones antedichas el shale gas no puede, aún, ser considerado factor clave para un cambio de
paradigma. Es todavía necesaria una innovación que globalice el mercado y que provoque un cambio en los
1
C. Freeman, prólogo a la parte II, en Dosi et al, 1988: 10, extraído de Castells 1997: 87
costos relativos. Una de las posibles vías de acción es encontrar compradores y enmarcarlos en contratos a
largo plazo para asegurar que los costos de desarrollar y transportar gas sean retribuidos.
Implicancias para los agronegocios en Argentina
A priori puede pensarse que, a corto plazo, el shale gas no tiene implicancias locales tangibles a pesar de la
importante disponibilidad. Sin embargo, es necesario pensarlo como un posible sustituto a las fuentes
energéticas convencionales, tal como lo son los biocombustibles.
En este sentido, debe reconocerse a los biocombustibles como el nexo entre el precio del petróleo y el precio de
los commodities agrícolas. El riesgo que se presenta ante esta nueva fuente energética es que esta correlación
de precios se vea interrumpida, con inciertos efectos sobre el precio de nuestros principales bienes exportables.
Mientras el shale gas adolezca de viabilidad económica-ambiental, ceteris paribus, los biocombustibles tienen
camino libre como alternativa energética, impulsando los commodities. Pero este recurso debe erigirse como
uno de los factores a tener en cuenta a la hora de analizar el comportamiento futuro del mercado y los precios
de los commodities.
Juan Francisco Biani – Centro de Agronegocios - PwC Argentina

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