Cristiano y homosexual gracias a Dios

Transcripción

Cristiano y homosexual gracias a Dios
Red Herrieliza: Redes cristianas de Navarra
Cristiano y homosexual gracias a Dios
Juan José Broch, un cristiano, católico y homosexual comprometido en su iglesia local y en el movimiento felgt local y
estatal, comparte su vivencia personal.
Cristiano y homosexual gracias a Dios(Juan José Broch- Coordinador del Área de Asuntos Religiosos de la FELGTB,
Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales) Desde pequeño fui educado en una fe del deber
hacer, del voluntarismo ante un Dios todopoderoso y exigente. En ese entorno eclesial y social, la sexualidad era un
tema tabú y la homosexualidad motivo de burla y rechazo.Cuando en la adolescencia descubro que no vivo la
afectividad como mis amigos, intento ocultarlo (también a ese Dios de las alturas). Tras un período de búsqueda,
incluso en la vida religiosa, vuelvo a mi ciudad y me integro en la parroquia de mi barrio. Allí me encuentro con unas
religiosas de trato cercano y con una opción preferencial por los últimos. A través de ellas descubro un nuevo rostro de
Dios, pegado a la realidad de sus criaturas y apasionado por darles vida, y una vida en abundancia.Mis afectos, todavía
escondidos, se resitúan tras una sana crisis personal; con 28 años asumo que soy homosexual y opto por vivir como lo
que soy. A ello me ayuda el buen Dios que me quiere tal como soy y desea mi felicidad. Mi vida, mi fe se abren a una
paz y un gozo desconocidos hasta ese momento.En este nuevo camino, sostenido por Dios y acompañado por familia y
amigos, me encuentro con un grupo católico homosexual. ¡Un espacio donde poder vivir mi fe y mi orientación sexual!A
partir de ahí se me abre un mundo nuevo de mujeres y hombres lgtb (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales)
creyentes que viven su fe en la Iglesia Católica, y lo hacen en grupos cristianos homosexuales (que los hay en España y
en el mundo entero) o en comunidades cristianas que integran esta realidad en su seno. Son espacios de acogida y
encuentro, de oración, de formación y reflexión, de compromiso…En el grupo en el que me incorporo descubro que
Jesús nunca condenó la homosexualidad y que alabó la fe del centurión enamorado de su criado; que la Iglesia celebró
uniones entre parejas del mismo sexo hasta el siglo XIII; que la Organización Mundial de la Salud reconoce que la
homosexualidad no es un trastorno ni una enfermedad (y, por tanto, no tiene curación, como tampoco la
heterosexualidad)… Todo esto me habla de un Dios bueno al que servir y mostrar a tantas lesbianas y gays que
viven de espaldas a una Iglesia que no les reconoce su dignidad, me habla de un Dios bueno que quiere una Iglesia
acogedora de toda la diversidad creada por Él.Tras un período de discernimiento, ejercicios espirituales incluidos,
respondo a esa llamada de Dios, comprometiéndome en el grupo cristiano homosexual de Valencia y, después, en la
organización estatal, que engloba un total de 16 grupos locales o autonómicos. Fundamentales en todo este devenir son la
eucaristía dominical en mi parroquia, la oración personal, el examen espiritual de conciencia, el acompañamiento
espiritual, los ejercicios espirituales y mi comunidad cristiana de referencia. Doy gracias a la Iglesia porque de ella he
recibido todo esto.Ahora que estoy a pocos meses de finalizar una etapa de más de 15 años con diferentes
responsabilidades en este ámbito eclesial, miro atrás y contemplo, gracias a la existencia de estos grupos, los
caminos de vida que se han abierto y de los que yo he sido instrumento o destinatario. Son muchas las personas
homosexuales que han descubierto que no han de renunciar a su afectividad para seguir siendo cristianas, ni a su fe
para vivir con plenitud su orientación sexual. Con gozo han vuelto a esa Iglesia que les acoge tal como son. Son muchas
las personas homosexuales agnósticas o ateas, y las organizaciones de las que forman parte, que reconocen y
agradecen esa Iglesia abierta a su realidad. Son muchos los católicos y católicas, y sus grupos, que asumen como propia
la lucha del colectivo homosexual. Y cada vez son más las organizaciones católicas que muestran una actitud dialogante
hacia la realidad homosexual cristiana.Por otro lado, ha habido ataques hacia nuestro colectivo y una lucha activa en
contra de nuestros derechos por parte de grupos y dirigentes de la Iglesia. Sin embargo, sólo un acontecimiento me ha
hecho cuestionarme la pertenencia a la misma: la reciente negativa del Vaticano a apoyar una iniciativa presentada ante
la ONU para acabar con las aberrantes leyes de algunos países que permiten encarcelar o condenar a muerte (como
Irán o Arabia Saudita) a las personas por el hecho de ser homosexuales.Para aquellos sectores de la Iglesia que no
entienden nuestra realidad, les invito a que se pregunten dónde creen que está Dios, si en la amargura, resentimiento,
sufrimiento… de tantas lesbianas, gays… que se han visto obligados a renunciar a una vida afectiva plena
para poder seguir siendo cristianos, o bien en el gozo, la paz, la alegría de quienes vivimos con normalidad la
homosexualidad en el seno de nuestras comunidades de fe.
En el nº 2.640 de Vida Nueva.
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Generado: 22 December, 2016, 21:21

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