amor y sexualidad. mejor juntos o por se[...]

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amor y sexualidad. mejor juntos o por se[...]
AMOR Y SEXUALIDAD ¿MEJOR JUNTOS O POR
SEPARADO?
En no pocas ocasiones, personas que acuden a mi consulta por disfunción
eréctil o falta de deseo sexual me plantean preguntas como: “¿Será que ya
no quiero a mi pareja?” “¿Ya no estaré enamorado?” Sexualidad, erotismo,
enamoramiento y amor aparecen comúnmente relacionados en nuestra
cultura, pero, ¿hasta qué punto existe una relación? ¿Realmente es útil
establecerla? María Bordón Domínguez
Hay algunos temas que son indispensables en el ser humano: el amor, la sexualidad y
el erotismo. Son cosas íntimamente relacionadas que vivimos o sentimos día a día y que
complementan nuestra vida. Y como todos los temas que son cruciales en la vida de una
persona, tampoco éstos carecen de cierto misticismo y ambigüedad, de ahí que sea difícil
delimitar dónde empieza lo uno y termina lo otro.
Muchas veces habremos escuchado comentarios del tipo “el sexo es mejor si no hay
amor”, “sexo sin amor no es sexo” o aseveraciones como “las mujeres ofrecen sexo para
encontrar amor y los hombres ofrecen amor para recibir sexo” . Pero ¿qué significan realmente?
¿Hay algo de verdad en estas afirmaciones?
Del amor se ha escrito mucho sobre su existencia y sus
cualidades, tanto en la literatura como en la filosofía o en la
ciencia, y han sido tan variados los enfoques que podemos
catalogarlo en distintas clases. Por ejemplo, se dice que existe
el “amor filial”, el “amor sexual”, el “amor materno”, el “amor
religioso” y el “amor propio”. Por su parte, el erotismo es
definido como “pasión de amor” o “amor exacerbado”. Se trata
pues de un elemento fundamental de lo sexual. El erotismo
sexual, evidentemente, no se reduce al mero acto copulativo,
sino que el origen de la palabra (proviene del dios griego Eros, dios del amor) nos revela que el
erotismo implica todo el conjunto de placeres y sensaciones deliciosas a que se tiene acceso.
El tema del amor y del erotismo no es en absoluto un asunto frívolo, y tiene mucha
importancia en el desarrollo ideológico y sentimental de todas las culturas. En español, lo
mismo si decimos “amar” que si decimos “querer” abarcamos todo el espectro: desde lo erótico
a lo que no es erótico. Por tanto, el contenido semántico del término amor es inespecífico,
tiñendo prácticamente cualquier forma de relación humana. Y en esta excesiva vaguedad y
sobreinclusión del término radica, precisamente, su mayor debilidad y hasta el peligro de un
uso indiscriminado del mismo (como puede verse en el caso de la relación de pareja, donde el
término es utilizado para explicar todo y, lógicamente, acaba por no explicar nada).
¿ES EL ROMANTICISMO UNA INVENCIÓN?
En un intento de delimitar conceptos aparece el término “amor romántico”, para
referirse al deseo o vínculo sexual existente entre dos personas. Amor, romanticismo y sexo
aparecen ya relacionados, y será este “amor romántico” el que defina el sentido de cualquier
relación sentimental. El problema es que este concepto de “amor romántico” es tratado
injustamente, sobre todo por la literatura. Se trata de un amor pretendidamente libre pero en
realidad estereotipa el papel de la mujer y el hombre desde el principio, asignándole roles a
conveniencia. Y en este concepto de amor romántico, el “estar o no estar enamorados” viene a
ser el factor causal relevante.
Cuando una pareja “está enamorada” transcurren sus relaciones con normalidad; en
cambio los problemas comienzan cuando uno u otro “deja de estar enamorado”. El amor se
convierte así en el elemento explicativo por excelencia: “El amor lo vencerá todo”. Como “amor”
es una palabra que no se sabe qué define, cómo se adquiere ni cómo se pierde, ante su falta
de concreción, no sabremos qué hacer. ¿Qué sucede si la cotidianidad oscurece la pasión? ¿Qué
hacemos si nuestra vida sexual en pareja se empobrece o deteriora? Pues optamos por
resignarnos o renunciamos a continuar en ella, puesto que nuestra visión inconcreta sobre lo
que es el amor nos conduce a extraer conclusiones apresuradas. “O se está o no se está
enamorado, y si no… ¡qué le vamos a hacer! ¡Resignación!” (Miguel Costa, Carmen Serrat
“Terapia de parejas. Un enfoque conductual”).
Éste es el origen, bajo mi punto de vista, del mayor problema en la relación amorsexualidad. Por supuesto, el erotismo está vinculado al amor, porque en cierta medida
erotizamos lo que amamos. Pero cuando existe la tendencia general a asociar la sexualidad con
el amor y la valoración del otro, sucede que afirmar frente a su pareja que desde hace tiempo
no se siente interés sexual, es vivido como un sinónimo de decirle que ya no la quiere más.
Frente a esta asociación de sexualidad y amor, si una pareja o miembro de una pareja siente
falta de estímulo sexual, lo primero que se empieza a cuestionar es el grado de
enamoramiento, y así muchas parejas han llegado a deteriorarse afectivamente sin haber
entendido nunca las causas de tal pérdida. En estos casos sería prudente separar el sexo del
afecto, invalidar la asociación amor-deseo sexual (aunque para algunos esto rompa con una
ilusión romántica y pura de la sexualidad) y cuestionar el hecho de que la falta de deseo se
deba a un desenamoramiento. (J.A. Marina, 2002).
A pesar de estas reflexiones, seguirá siendo complicado establecer una idea que
relacione, y a la vez discrimine los conceptos de amor, erotismo y sexualidad. Y más cuando en
nuestro “sentido común-social” o en la literatura perpetuamos el vínculo. En palabras de
Octavio Paz (“La llama doble”), no hay amor sin erotismo como no hay erotismo sin sexualidad,
pero la cadena se rompe en sentido inverso. Amor sin erotismo no es amor, sino amistad, y
erotismo sin sexo es impensable.

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