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Curso Bíblico Cristadelfiano
Lección 19
EL DIABLO DE LA BIBLIA
LECTURAS SEMANALES: Éxodo 21 a 26; Proverbios 3
LECTURAS PARA ESTA LECCIÓN: Romanos 7; Hebreos 2
¡Yo no fui!
Un niño ha estado jugando, y ha botado una gran cantidad de papeles rotos
en el suelo. Su madre se enoja cuando ve el desorden. "¿Quién hizo esto?"
pregunta ella. El niño contesta inmediatamente: "¡Mi hermanito!"
Todos somos un poco como ese niño. Simplemente no nos gusta reconocer
que hemos obrado mal. Preferimos culpar a otra persona. Pero el Señor
Jesucristo nos dice:
"Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos
pensamientos..." (Marcos 7:21)
Y Santiago recalca:
Este segundo pasaje nos dice que Jesús vino a destruir al diablo, y explica
cómo lo hizo. Vino como un débil miembro de la raza humana para destruir
al diablo por medio de su muerte.
¡Qué extraño! Si el diablo fuera un poderoso monstruo sobrenatural, esto
no tendría sentido. No. El diablo de la Biblia, el enemigo del hombre y de
Dios que Jesús destruyó muriendo en la cruz, fue el pecado (ver la lección
18). Leemos en otra parte de Hebreos, capítulo 9, versículo 26, que:
"...se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo
para quitar de en medio el pecado."
Hemos hecho énfasis en la lección anterior ("El Significado de La Cruz")
que Jesús heredó una naturaleza igual a la nuestra. Era una naturaleza que se
inclinaba hacia el pecado. Toda su vida Jesús combatió el pecado; y finalmente destruyó por completo en la cruz esa naturaleza humana que tanto
había tratado de hacerlo pecar. Fue por esto que Dios le levantó de la muerte
y le dio un cuerpo glorioso (Filipenses 3:21) libre de todo pecado, e inmortal.
El diablo y el pecado
Hay un manera sencilla para demostrar que el pecado y el diablo son la
misma cosa. Todo lo que la Biblia dice sobre el diablo, lo dice también del
pecado:
"Cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es
atraído y seducido." (Santiago 1:14)
- El diablo es enemigo de Dios (Mateo 13:39); también lo es el pecado
(Romanos 8:7).
Si somos honrados, debemos reconocer que son los pensamientos malignos
de nuestra propia mente los que nos hacen cometer y decir cosas malas.
Nosotros mismos somos responsables de las cosas indebidas que hacemos, y
no podemos culpar a ninguna otra persona. Tampoco podemos culpar a un
supuesto monstruo maligno llamado el diablo.
- El diablo tienta al hombre (1 Corintios 7:5); también lo hace el pecado
(Romanos 7:8).
Entonces ¿quién es el diablo?
- El diablo causa la muerte (Hebreos 2:14); también la causa el pecado
(Romanos 6:23).
La Biblia ciertamente habla de un diablo. Si no es un ser sobrenatural que
provoca a los hombres a hacer el mal, entonces ¿quién o qué cosa es?
Vamos a ver si podemos averiguarlo en la Biblia. Primeramente, veamos
1 Juan 3:8. Este versículo nos dice por qué Jesús fue enviado al mundo:
"Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del
diablo."
- El diablo es un engañador (Apocalipsis 20:10); también lo es el pecado
(Romanos 7:11)
- El diablo fue destruido por la muerte de Jesús (Hebreos 2:14); también
lo fue el pecado (Hebreos 9:26).
De estas comparaciones podemos ver que el diablo y el pecado son la
misma cosa.
¿Qué significa la palabra "diablo" en realidad?
Se hace una afirmación similar en Hebreos 2:14, donde leemos:
La palabra "diablo" significa "calumniador." En 1 Timoteo 3:11 leemos:
"Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él
también participó de lo mismo, para destruir por medio de la
muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo."
"Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino
sobrias, fieles en todo."
La palabra griega diabolos, traducida "calumniadoras" aquí, es la misma
palabra traducida "diablo" en otras partes del Nuevo Testamento.
Satanás
La palabra "Satanás" también es usada comúnmente en el Nuevo Testamento, y algunas veces en el Antiguo. Un "Satanás" es un enemigo o adversario. Así que cuando Pedro trató de persuadir a Jesús a que no se entregara
a los judíos para ser crucificado, éste le respondió:
"¡Quítate de delante de mí, Satanás!" (Mateo 16:23)
Todo lo que se opone a la voluntad de Dios puede llamarse "Satanás" en
la Biblia. Por ejemplo, cuando a Pablo se le impidió visitar a los
tesalonicenses, les escribió:
"...pero Satanás nos estorbó." (1 Tesalonicenses 2:18)
En este caso, el "Satanás" eran los judíos y las autoridades de la ciudad de
Tesalónica, quienes habían expulsado a Pablo y tomado fianza a Jasón para
que el apóstol no regresara (Hechos 17:5-9).
Hay un pasaje más, esta vez en el Antiguo Testamento, que debemos
estudiar ahora, porque algunos piensan que nos enseña que existe un ángel
caído. Está en Isaías 14 versículo 12, y se lee así:
"¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado
fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones.
A primera vista, pareciera que este versículo apoya la idea tradicional de
un ángel caído. Pero si leemos el capítulo entero, descubriremos que este
"Lucero" o "Lucifer" es simplemente el rey de Babilonia (vers. 4), y el profeta
está pronosticando en lenguaje figurado su derrocamiento. En el versículo 15
Isaías habla de la muerte de este rey, y sigue diciendo:
"¿Es éste aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba
los reinos?" (vers. 16)
espíritus malos que tomaban posesión de las personas. Al curarse la persona,
se decía que el demonio había salido de ella. Los escritores bíblicos no hacen
más que emplear el lenguaje más usual en aquel entonces.
Hoy en día, los médicos pueden detectar las causas físicas de la mayor
parte de estas dolencias. También pueden curarlas por medio de la cirugía o
los medicamentos, lo que no se podría si realmente fueran causadas por
espíritus malignos.
El único gran Creador
La creencia en un ser malvado, gran rival de Dios, no es nueva. En los días
del profeta Isaías, los persas creían en dos dioses rivales. El primero se
suponía que era el creador de la luz y la bondad, y el segundo el de la
oscuridad y toda maldad.
Para corregir esta falsa creencia, Dios mandó un mensaje por medio del
profeta Isaías. Podemos leerlo en Isaías 45:5-7:
"Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí...no
hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo, que formo la luz
y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. YO
JEHOVÁ SOY EL QUE HAGO TODO ESTO."
Este pasaje nos demuestra categóricamente que hay un solo poder
espiritual en el universo ordenando todas las cosas: el Señor Dios Omnipotente. No hay criatura que pueda desafiar su poder, y no existe ningún
monstruo sobrenatural llamado diablo, que se atreva a oponérsele.
Un pensamiento final: puede ser que usted se pregunte por qué la Biblia
usa tan a menudo la palabra "diablo" en vez de simplemente decir "pecado,"
y por qué habla de este diablo como si estuviera describiendo a un personaje
malvado y poderoso. Es para que comprendamos lo poderoso y maligno que
es el pecado. Debemos aprender esta lección antes que podamos apreciar por
completo lo mucho que necesitamos para ser salvos del pecado.
Por tanto, vemos claramente que se trata de un ser humano, y no de un
ángel.
La expulsión de demonios
Los escritores del Nuevo Testamento, hablando de las curaciones milagrosas hechas por Jesús y los apóstoles, a menudo dicen que éstos echaban
fuera demonios o espíritus inmundos para sanar a las personas. ¿Cómo debemos entender esto?
En los días de Jesús, se creía por lo general que ciertas enfermedades y
aflicciones, tales como la sordera, la ceguera y la fiebre, eran producidas por
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