Sólo Falta Un Atrevido

Transcripción

Sólo Falta Un Atrevido
Sólo Falta Un Atrevido
Versículo clave: 1 Samuel 17
INTRODUCCIÓN: David sin lugar a duda ocupa un lugar prominente en las Escrituras. Rey, escritor
de Salmos y un corazón conforme al de Dios. Su vida aunque también matizada de episodios oscuros
en el balance fue alguien que amó a Dios; y Dios le amó a él.
¿Cómo llegó a ser todo eso David? Hay un pasaje de su vida que sirvió de punto de inflexión para
convertirse en lo que fue. Cuando nadie más se atrevía a enfrentar al gigante, hubo un pequeño
atrevido que si lo hizo.
DESARROLLO
1) David ya estaba preparado (1 Samuel 17:17-24): David no iba a la guerra, fue por otro motivo. Dios
se encargó de ponerlo en ese lugar sin que David lo supiera. El detalle es que David ya estaba
preparado, ya era su tiempo. Había peleado con leones, osos y siempre había vencido; no iba a
tenerle temor al gigante. Cuando estamos listos o preparados nada puede tomarnos por sorpresa.
Dios para muchos, ha permitido que una puerta se cerrara para que nosotros podamos usar toda
nuestra creatividad y atrevernos a mirar otra puerta aun mayor; es como que nos soltó pero para que
ya no caminemos de la mano sino para empezar a correr.
2) ¿Cuándo se preparó? (1 Samuel 17:32-36): No se complique, no se vaya muy lejos, hágalo con lo
que sabe hacer. La fe no necesita seminarios y la intimidad con Dios tutores. Dios uso las experiencias
pasadas de David para enfrentar mayores pruebas cuando estas se presentaran. El no encajaba en la
armadura de Saúl ni en la de ningún otro. El peleó con lo que sabía usar. Atrévase con lo que ya sabe
utilizar.
3) David reconoció que la victoria era de Dios (1 Samuel 17:37-45): David dijo que en el pasado
Jehová lo había librado de otras batallas con animales feroces, no dice que Jehová descendió y peleo
por él, fue David que tuvo que luchar con sus propias fuerzas. Seguro tenía alguna herida, rasguños,
golpes… Jehová estaba con él pero era el quien debía pelear.
APLICACIÓN: Jehová nos dará la victoria pero tiene que pelear. Este versículo (v. 37) léalo así:
“Jehová, que me ha librado de las garras de (enfermedad) y de las garras de (prueba o necesidad), él
también me librará de la mano de (mencione ese gigante)”. “Ve, y Jehová esté contigo.” Amén.
Solo falta un atrevido, ¡TÚ!
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