El profesor ha muerto, larga vida al profesor Es mi primer

Transcripción

El profesor ha muerto, larga vida al profesor Es mi primer
El profesor ha muerto, larga vida al profesor
Es mi primer pensamiento, tras conocer el trágico suceso ocurrido ayer lunes, 14 de
noviembre, en el bilbaíno Santutxu. No se trata de utilizar un símil monárquico, ni de
rescatar de la historia una costumbre secular de democracias asentadas como la inglesa,
danesa y francesa. Es tan sólo mi forma de agradecer a Kepa Mallea Olaetxea, profesor
jubilado, absurdamente asesinado en su propio barrio, su compromiso con la educación
vasca.
Porque ahora, cuando la mayoría social de Euskadi empieza a recobrar la sonrisa perdida en
los tristes años del plomo, nos llega este nuevo mazazo. Otra irracional acción violenta. Otra
muerte sin sentido y más familias rotas, preguntándose de nuevo el por qué de su amargura.
Además, esta nueva acción violenta no es una más; tiene un especial dolor para nuestra
comunidad educativa: se ha llevado a cabo, seguramente pese a la ignorancia del propio
asesino, sobre un ser humano que hizo de su profesión una herramienta de convivencia
pacífica.
Los que conocieron a Kepa Mallea hablan de su talante conciliador, de su esfuerzo por
utilizar la palabra por encima de cualquier otro medio de persuasión, de sus ansias por
contribuir a crear escenarios de paz en un territorio tan necesitado como el nuestro.
No tuve la fortuna de conocerle, pero bastan las notas periodísticas señaladas, para
entender que el profesor contaba con el cariño de generaciones educadas en sus largos años
de dedicación docente y para ganarse, con ello, mi respeto y admiración.
Por eso recurro de nuevo a la cita histórica del inicio, en la confianza de que sirva de
metáfora para expresar con firmeza el convencimiento de que, más allá de los vítores al
profesor fallecido, está la constatación de que muchos compañeros y compañeras continúan
caminando por la senda que éste transitó.
Y ese, creo, puede ser su magnífico legado: que independientemente de quién lo transmita,
la enseñanza y el valor de la palabra quedarán como aprendizaje inolvidable para extender
su mensaje, el de la convivencia pacífica.
En otras líneas y en otros momentos me he referido a la importancia y responsabilidad de la
Escuela en la transmisión de valores universales (libertad, justicia, paz) y al desasosiego de
que algunos silencios puedan ser malentendidos como cómplices con posturas monocordes,
parciales y/o violentas. De ahí, la importancia de quienes dan un paso al frente, en defensa
de aquellos principios. Por ello, pensar en la vida truncada de este profesor hace aún más
dolorosa su pérdida.
Se lo debemos a Kepa Mallea. Por eso, como él hizo, seguiremos hablando de la necesidad
de esta sociedad -y de cualquier otra- de continuar confiando en sus profesionales de la
educación, con la certeza de que sus esfuerzos redundarán inexcusablemente en beneficio
de todos y todas.
Es lógico, por tanto, que los que le conocieron bien, sus antiguos compañeros/as del CEP
Zamakola-Juan Delmas, de La Peña, hayan deseado recordarle con sus propias palabras.
Dignifican su mensaje, nos humanizan a todos:
“Elkar adosten dakigunean/atsegina da bizitza./Gure gatazkak bideratzeko/ arma onena da
HITZA” (“Cuando nos ponemos de acuerdo/ la vida es más agradable./ La mejor arma para
dirimir nuestros conflictos es la palabra”.
Pablo García de Vicuña Peñafiel
Secretario General CCOO Irakaskuntza

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