-‐ MANIFIESTO CAMPAMENTO -‐

Transcripción

-‐ MANIFIESTO CAMPAMENTO -‐
-­‐ MANIFIESTO CAMPAMENTO -­‐ Tenemos en las manos la savia negra de un país torcido y moribundo. Ya son 10 años desde que comenzamos a sentir el filo punzante de las desolladoras normas que nos dejó la dictadura. Y aquí en la Universidad Católica, el conformismo inepto e infértil de nosotros, las y los estudiantes, afila ese cuchillo día a día. Aquí no ha pasado nada. Nada. Al mismo tiempo, todas las formas de lucha por las que ha optado el movimiento estudiantil, a lo largo de esta década han sido desmembradas, vaciadas e institucionalizadas por los medios y el gobierno, dejándonos a quienes hemos ido creciendo en el fervor joven de la causa, formas blandas y huecas. Las marchas y los paros ya no son suficientes. La oficialidad ha fragmentado los discursos y las consignas, dejándonos en la boca mantras desconocidos que repetimos sin sentir su verdadero peso en nuestras lenguas. Como estudiantes de teatro de esta universidad no estamos dispuestos a aceptar el tiempo como se nos ha querido mostrar; no es cosa de aterrizar un día en la casualidad obligada, usar las mismas ropas, seguir la misma vida, creer en el mismo Dios, repetir el mismo presente que nos llega agotado, manipulado, archi-­‐nombrado, impreso en nuestras manos como un pescado medio muerto. Nosotros sólo creeríamos en un Dios que supiese bailar1. 1
Friedrich Nietzsche. (2003). Así habló Zaratustra. Cap. ‘Leer y escribir’. Santiago de Chile: Alianza. Tenemos en la cabeza una cruzada política y esencialmente poética que nos reencante con la comunidad y la lucha social, que nos devuelva las razones reales que hacen que muchos hoy estén renegando de sus propias costumbres, de sus propios estudios, de sus propias familias para buscar el cuerpo mutilado de Chile en el desierto y revivirlo. Así, hemos decidido re-­‐habitar esta universidad petrificada. Llenarla de toda esta revolución de una vez por todas y crear comunidad para luchar contra el individualismo grabado a fuego en el cadáver nacional. Nos movilizamos con el cuerpo y la palabra, porque tenemos la sospecha de que la nueva vida puede comenzar todos los días. Y vamos a comprobarlo. Haremos saltar el mundo sin que se mueva siquiera una hoja de los árboles. Es la única manera de no morir como nación, de salir de la ignorancia, del abuso, de la conocida carnicería de la historia.2 Creemos que debe ser urgentemente entendido por todas y todos nosotros, que debemos nombrar nuestra ciudad como nos plazca y cuantas veces queramos. Debemos rehabitarla día a día como hizo la primera mujer. No nos cansaremos de decirlo a modo de advertencia; vamos a fundar nuevamente esta ciudad y sin sangre. Porque si somos poetas o actores no es para escribir o declamar poesías, sino para vivirlas.3 - Estudiantes de Teatro UC
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Elordi y M ena, (2014) Antología de Noreste, la vida peligrosa. Editorial número 3 del periódico Noreste. Santiago de Chile: Ediciones Lastarrias. Antonin Artaud, (2011). Cita inicial del prólogo de ‘El teatro y su doble’ . Ciudad de M éxico: Edhasa. 

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