¿Qué gafas me pongo?

Transcripción

¿Qué gafas me pongo?
Psicólogos del Deporte de Galicia
¿Qué gafas me pongo?
Autor Abel Nogueira López
viernes, 13 de junio de 2014
Modificado el viernes, 13 de junio de 2014
“Todo lo verás, según el color del cristal con que lo mires”. Esta famosa frase que acuñó en su día
Calderón de la Barca se me vino a la cabeza un día mientras estaba en el gimnasio y escuchaba la conversación que
estaban manteniendo dos chicos mientras hacían sus ejercicios. Son dos chicos que me los suelo encontrar
habitualmente. Uno de ellos es más joven y tiene un cuerpo mucho más trabajado y definido que el del otro que es un
poco más mayor y su complexión es más atlética y a pesar de sus esfuerzos, su cuerpo parece que no consigue
alcanzar el estado que desearía y sobre este tema iba la conversación. El más joven llegó cargado de energía como era
habitual y empezó a realizar los ejercicios sin descanso, sin apenas respirar y después de un rato el amigo que realizaba
los ejercicios pero con menos peso y sobre todo con menor intensidad le dijo “Ojalá fuera yo capaz de levantar
peso como lo haces tú”. A lo que este le contestó “Ojalá pudiese yo subir cuestas como lo haces tú con
la bicicleta. Yo levanto peso porque me gusta, me veo bien y cada día quiero levantar un poco más (mientras se miraba
en el espejo). Sin embargo cuando me monto en la bici, me da pereza, nunca soy capaz de llegar al final e intento evitar
las cuestas porque ahí sí que ya me bajo de la bicicleta porque no soy capaz de pedalear ni 100 metros; empiezo a
rallarme diciendo que no puedo, que duro, esto no es para mí…” Y su amigo entre risas le contestó,
“ves, eso es lo que me pasa a mi pero al revés, cada vez que me monto en bici y veo una cuesta o un camino
por el que casi no coge ni un alfiler, solo pienso en ir por ahí, en las curvas, en lo emocionante que puede ser, hasta
donde seré capaz de llegar. Sin embargo cuando estoy aquí en la sala, cada vez que hago un ejercicio solo quiero que
se acabe ya, sabes, que esto no es para mi... y me agota. Por eso creo que no doy cogido los kilos que necesito. Y es
muy frustrante”. Según los iba escuchando mi idea sobre la importancia de nuestros pensamientos a la hora de
afrontar una situación se reafirmaba aún más de lo que ya estaba. Ya que independientemente de la dificultad de la
tarea, nuestra manera de afrontarla y por lo tanto las sensaciones y sobre todo los pensamientos que generemos hacia
ella son vitales para que el camino hasta nuestro objetivo sea más o menos complicado. Los mensajes internos (auto
habla) que le enviamos a nuestro cerebro, como el famoso dicho que estaremos cansados de oír, “si algo puede
salir mal, saldrá mal”; no hacen más que afectar de forma negativa a nuestro rendimiento, estamos enviando
mensajes de desesperanza, desconfianza, pesimismo… por lo tanto las señales que este procese y que envíe a
nuestro cuerpo serán de la misma intensidad y de la misma valencia y consecuentemente, no llegará la suficiente
energía para realizar nuestra tarea y el resultado no puede ser otro que el fracaso. Mientras que si los mensajes
enviados son de carácter positivo, de ánimo, de refuerzo…, nuestro cerebro repartirá por nuestros músculos
toda la energía y todas las señales necesarias para que nuestro rendimiento sea el óptimo para la tarea que le
demandamos.En relación con lo anterior, los últimos estudios realizados en neurociencia, nos muestran que el efecto de
la negatividad y la crítica se asocia con la hormona del estrés de cortisol, lo que reduce la capacidad del lóbulo frontal,
encargado de la toma de decisiones, anticipación, conciencia; para funcionar libremente. Esta afirmación no hace más
que confirmar los efectos provocados por los pensamientos negativos (menor velocidad de reacción, menor intensidad de
los movimientos, menor confianza, falta de ánimo…). Estos datos no hacen más que confirmar que ante una
tarea, ante un objetivo, el resultado depende, además de nuestras destrezas o habilidades, de las variables no
controlables; también una parte importante está relacionada con nuestra capacidad para controlar nuestros
pensamientos. Si las cosas no salen como esperábamos, a lo mejor tenemos que sentarnos y pensar que antes,
durante y después de la realización de la actividad, los mensajes que le estábamos enviando a nuestro cerebro (autodiálogo), y consecuentemente a nuestro cuerpo, no eran los adecuados y al final nos damos cuenta de que no somos
tan malos como pensamos, sino que no estábamos preparados. No fuimos capaces de poner en juego todos nuestros
recursos y nosotros mismos, incluso antes de comenzar ya nos marcamos nuestros límites, no la propia tarea en sí.El
auto-habla por tanto, desempeña un papel clave en las reacciones ante las situaciones, afectando tanto a las
emociones como a las acciones futuras. Así que como muy bien recogieron Wienberg y Gould, los eventos en sí, no son
los que provocan depresión, enfado, ansiedad, desesperación ni frustración, sino que es la forma de interpretarlos la que
determina el tipo de respuesta. Desde la psicología y a nivel deportivo por supuesto que también, el AUTO-HABLA, es
una técnica muy útil y muy utilizada para todo este tipo de casos. El Auto-habla o auto-diálogo es una estrategia de
carácter coginitvo-conductual y no es más que "el diálogo por medio del cual el individuo interpreta sentimientos y
percepciones, al mismo tiempo este diálogo regula y cambia evaluaciones y convicciones, promoviendo de esta
manera instrucciones y refuerzo". Esta es una técnica que se utiliza como ocurrió en el ejemplo con el que inicié el
artículo, de manera subconsciente y que todos a lo largo de nuestra vida utilizamos en infinidad de ocasiones pero que
no somos conscientes de que lo estamos haciendo, de ahí que cuando somos capaces de aplicarlo de forma consciente,
podríamos conseguir mayores beneficios. El auto-habla se suele poner en práctica para mejorar el foco atencional (es el
momento, ahí está…), incrementar la confianza (puedo hacerlo, sé la solución…), regular el esfuerzo (un
poquito más, vamos por el buen camino…), controlar reacciones cognitivas y emocionales (calma, llegará tu
oportunidad…) , romper cadenas de pensamientos negativos (esto no puede seguir así, stop…), adquirir
nuevas habilidades (miro la bola, flexiono la rodilla izquierda…), mejorar la auto-confianza (bien hecho, así se
hace…), promover el locus de control interno…Además de las aplicabilidades anteriormente mencionadas,
los auto-diálogos, sirven como sistema de representación mediante el cual podeos interpretar las informaciones
sensoriales que a su vez se comunican e influyen directamente con nuestro sistema de creencias. Como escribieron
Weinberg y Gould (1996), siempre que una persona piensa sobre algo, está hablando consigo mismo. Ya que el autohttp://www.epside.org
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habla no es más que esa voz en off, con la que en múltiples momentos de nuestras vidas parece que estamos
discutiendo o manteniendo una conversación, como si lo estuviéramos haciendo con un amigo o un familiar.El auto-habla
se puede dividir en dos tipos muy evidentes. Auto-habla Positiva, que potencia la autoestima, la motivación, la atención y
el rendimiento, ya que, ayuda a que la persona se centre en el presente y evita que la mente divague y genere falsas
expectativas. Y Negativa, que es auto-degradante y crítica, y que por lo tanto, va a dificultar la consecución de objetivos e
incluso puede llegar a ser generadora de episodios de ansiedad. Esta es una técnica que se puede utilizar y combinar
con otro tipo de técnicas como la visualización, relajación, modificación de pensamientos, etc... A su vez la combinación de
este tipo de mensajes con imágenes, puede ayudar a que su efecto pueda ser mayor. Por lo tanto y a modo de
conclusión, el resultado no está escrito, somos nosotros quienes elegimos la tinta con la que lo escribimos. Si cogemos
el bolígrafo de tinta negra, las letras escritas serán de color negro. Pero si elegimos el azul, las letras serán de color
azul. Somos cada uno de nosotros los que elegimos que banda sonora queremos escuchar, si nos anticipamos de
forma negativa generaremos expectativas negativas, pero si nos anticipamos con pensamientos positivos, generaremos
expectativas positivas.
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