El cine es motor del cambio social en Marruecos

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El cine es motor del cambio social en Marruecos
El cine es motor del cambio social en
Marruecos
El nuevo cine magrebí utiliza el dariya, la lengua coloquial marroquí, en lugar
del árabe estandar o el francés. Esta característica, además de la
generalización del vídeo, ha supuesto una democratización de estas historias
transgresoras.
16/01/2014 - Autor: Miguel Ángel Medina - Fuente: Blog Miradas Árabes (El País)
"El artista en Marruecos se ha convertido en el motor de la sociedad. Somos la locomotora
del país, estamos acelerando el cambio. El cine es motor del cambio social marroquí". Así de
optimista se muestra el director Nourredine Lakhmari respecto al papel del séptimo arte en
la compleja transición de este país árabe. Sus propias películas lo ejemplifican: su última
cinta, Zero, narra la historia de un policía que patrulla las calles de Casablanca y de su
relación con una joven prostituta y su padre discapacitado. La sorprendente temática -en un
país considerado todavía como conservador- pudo verse el sábado pasad0 en la Sala
Berlanga de Madrid dentro del ciclo Después de Tánger. Una mirada ética sobre el
movimiento.
Lakhmari participó en la charla que inauguró esta serie de proyecciones en Madrid del cine
marroquí más transgresor. Una oleada de películas, grabadas en los últimos 13 años, que el
director compara con el Neorrealismo italiano que llegó tras el fascismo de Mussolini. "Los
marroquíes tienen necesidad de verse reflejados en pantalla", señala, por eso las nuevas
historias hablan de sexo, prostitución o Derechos Humanos, temas que, hasta hace poco,
eran tabú. "No trabajamos para la Oficina de Turismo de Marruecos, somos artistas y la calle
es libre. El problema, más que la censura, es la autocensura", admite.
Coincide con su opinión Narjiss Nejjar, otra cineasta marroquí que se ha acercado a España
para presentar su película y que también participó en el debate. "En Marruecos se puede
hablar de todos los temas, porque el cine nos lo permite. Nuestras películas no son
censuradas. El país avanza muy de prisa", explica la directora de Los ojos secos. Su film
cuenta la historia de un pueblo bereber aislado en las montañas en el que solo viven
prostitutas.
Esta cierta apertura se explica por el momento de cambio que se está viviendo en el Reino
Alauí. "En Marruecos se respira la misma libertad que en España en los años 80, aunque
está claro que todavía falta mucho camino por recorrer", apunta el periodista Javier
Valenzuela. "Es un país en transición, pero no se podrá haber verdadero cine hasta que no
haya completa libertad, y en ese camino está", señala. Para Luis Planas, exembajador de
España este país, es muy positivo comprobar que "todos los temas se puede abordar en el
cine marroquí actual". El diplomático destaca los vínculos que unen ambos Estados, como lo
demuestra el hecho de que la serie española El tiempo entre costuras es ahora mismo la más
vista en las televisiones al sur del Estrecho.
El nuevo cine magrebí utiliza el dariya, la lengua coloquial marroquí, en lugar del árabe
estandar o el francés. Esta característica, además de la generalización del vídeo, ha supuesto
una "democratización" de estas historias transgresoras. "Hay muchos más prejuicios del
norte al sur que del sur al norte", critica Valenzuela. Queda, sin embargo, mucho por hacer:
por un lado, la escasez de salas de cine en Marruecos hace complicado que las cintas lleguen
al público en su propio país; por otra, es prácticamente imposible ver cine marroquí en
España -salvo en iniciativas como este ciclo. Mientras tanto, tímidamente, los films rompen
moldes incluso en el mundo árabe. "Cuando exhibí mi película en Dubai, a la gente le chocó
mucho", reconoce Lakhmari, "eso que muestras no es Marruecos', me dijeron.
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