2 24º D. TIE EMPO ORD DINARIO .EVANGE ELIO SEG GÚN SAN L

Transcripción

2 24º D. TIE EMPO ORD DINARIO .EVANGE ELIO SEG GÚN SAN L
24º
2 D. TIE
EMPO ORD
DINARIO .EVANGE
ELIO SEG
GÚN SAN LUCAS
L
1 5,1-32.
En
E aquel ti
tiempo, se
e acercaba
an a Jesús
ús los publlicanos y los
l pecado
dores a
escucharlo
e
lo. Y los far
ariseos y lo
os letrado
os murmurraban enttre ellos:
-E
Ese acoge
e a los pec
ecadores y come co
on ellos.
Jesús
J
les d
dijo esta parábola:
p
-S
Si uno de vosotros tiene cien
n ovejas y se le pierrde una, ¿no
¿ deja la
as noventa
ta y
nueve
n
en e
el campo y va tras la descarrriada, has
sta que la encuentra
e
ra? Y cuan
ndo la
encuentra,
e
a, se la carrga sobre
e los homb
bros, muy contento;
c
; y al llega
ar a casa, reúne a
lo
os amigos
s y a los ve
ecinos pa
ara decirle
es:
-¡¡Felicitadm
dme!, he en
ncontrado
o la oveja q
que se me había pe
erdido.
Os
O digo qu
ue así tam
mbién habrrá más ale
egría en el
e cielo porr un solo p
pecador que
q se
convierta,
c
que por noventa
n
y nueve jusstos que no
n necesittan conve
ertirse.
Y si una mu
mujer tiene
e diez mon
nedas y se
e le pierde
e una, ¿no
o enciende
e una lámp
mpara y
barre
b
la ca
asa y busc
ca con cui
uidado, has
asta que la
a encuentr
tra? Y cuan
ndo la enc
cuentra,
reúne
re
a las
s vecinas para deci
cirles:
-¡¡Felicitadm
dme!, he en
ncontrado
o la moned
eda que se
e me había
a perdido..
Os
O digo qu
ue la mism
ma alegría
a habrá en
ntre los án
ngeles de Dios
D
por u
un solo pe
ecador
que
q se con
nvierta.
a hija de D
Dostoievsk
ki describe así la mu
uerte de su
u padre: "...al
"
darse
e cuenta de
d que su
La
vid
da llegaba
a a su fin
n, tomó mis
m manoss entre las
s suyas y pidió a m
mi madre que nos
ley
yera el ca
apítulo 15 del evang
gelio de S . Lucas. Él,
É próximo
o a la mu
uerte, escu
uchaba la
his
storia con
n los ojos
s cerrados
s. Luego dijo: hijo
os, no olv
vidéis nun
nca lo qu
ue habéis
es
scuchado. Confiad siempre
s
en
e Dios y no dudé
éis nunca de su pe
erdón. Yo os amo
muchísimo, pero mi amor no es nada comparad
do con el infinito a
amor de Dios.
D
Y si
esgracia de
e hacer alg
go malo e
en vuestra
a vida, no desconfié
éis de Él. Sois
S
hijos
tenéis la de
uyos. Él se
e regocijará
rá de vuestro arrepe
entimiento como se regocijó d
de la vuelta
a del hijo
su
prródigo. Tra
as estas pa
alabras, murió.
m
Era el 9 de feb
brero de 1881".
1
Pu
ues hoy prrecisamentte leemos también e
el capítulo
o 15 del Ev
vangelio d
de Lucas y como bie
en
lo expresaba
a Dostoiev
vski, el Dio
os que Jessús nos pinta es el Dios
D
de la Misericordia. El Dio
os
qu
ue cuida especialme
ente de los
s pecadore
es, de quie
enes viven
n alejadoss y los bus
sca como el
e
bu
uen pastorr va en busca de la oveja perdida o como la mujer qu
ue busca la moned
da
pe
erdida has
sta que la
a encuenttra. Y po
orque es misericord
dioso no hace otra
a cosa qu
ue
mostrar su amor, perrdonando el mal, ha
aciendo el bien, cele
ebrando e invitando
o a todos a
ompartir su
u alegría.
co
No
o mira el comportamiento indigno que
e hayamos
s tenido, ni el núm
mero de ve
eces que le
l
ha
ayamos ab
bandonado
o y despre
eciado. M ira únicam
mente el alma
a
de la
a persona, ese alm
ma
qu
ue anhela el perdón
n y el abrrazo paterrno, mira esos ojos húmedoss en los que brilla el
e
arrrepentimie
ento, mira
a esos pas
sos indecissos de quien se ace
erca a Él p
e,
para decirrle: “Padre
he
e pecado. Perdónam
me. ¿Qué quieres
q
qu
ue haga?”” ¡No se fijja en la ccategoría del
d pecado
o,
sin
no en la ca
ategoría del alma!
Es
s toda una
a invitació
ón a acoge
er el perd ón de Dio
os, a la re
econciliació
ón con Él.. Pero parra
po
oder acoge
er ese pe
erdón es necesario un recipiiente espe
ecial, que no es ottro que mi
m
pe
erdón al prrójimo.
“Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”
decimos en la oración del Padrenuestro. No es por tanto tarea del cristiano la condena de
nadie, sino el comprender y perdonar.
No es nada fácil. ¿Cómo amar a quien te ha difamado o calumniado, sea privada o
públicamente? ¿Cómo perdonar a quien te ha robado o estafado? ¿Cómo perdonar a
quien ha introducido a un ser querido en el negro túnel de la drogadicción?... Estas
preguntas u otras semejantes, muestran cuán difícil puede ser la ciencia del perdón
cristiano.
Sin embargo ejercer la misericordia, perdonar, transforma a la persona, la enriquece y le
da alegría y paz. Jesús lo hizo y Jesús nos exhorta a hacerlo. Pero, ¿cómo me preparo
para hacer esto?
Para el Papa Francisco la respuesta es clara. “Nosotros, con nuestro esfuerzo, no podemos
hacerlo. Sólo una gracia puede hacerlo en nosotros” Y esta gracia, añadió, pasa por un
camino preciso: "Pensar sólo en Jesús. Si nuestro corazón, si nuestra mente están con
Jesús, el triunfador, el que ha vencido la muerte, el pecado, el demonio, todo, podemos
hacer esto que nos pide el mismo Jesús”
“Para perdonar, contempla a Jesús sufriente. Para no odiar al prójimo, contempla a Jesús
sufriente. Para no hablar contra el
prójimo, contempla a Jesús sufriente. No
hay otro camino”, reitera el Papa
Francisco.
La ciencia de la misericordia, la
compasión hacia el prójimo y el perdón,
son tareas de toda una vida, pues en
cualquier momento podemos ser víctimas
de las garras del odio o de la
desesperación en el dolor.
¡Difícil ciencia! Pues todo nuestro ser se
rebela ante ciertos casos y situaciones.
¡Maravillosa ciencia! Con el perdón de la
ofensa, toda la humanidad se mejora y
dignifica
No nos desalentemos, pues, si ello nos
parece
difícil
o
incluso
imposible.
Mantengamos la decisión y la voluntad de
ejercitarnos en la misericordia y en el perdón y pidamos a Jesús la gracia necesaria para
ello. ¡Que así sea!
Parroquia de Betharram
15 de septiembre de 2013

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