Estudio: castillokogan.arquitectas Integrantes: Arqs
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Estudio: castillokogan.arquitectas Integrantes: Arqs
Estudio: castillokogan.arquitectas Integrantes: Arqs. Carolina Kogan y Paz Castillo Ciudad: CABA, Buenos Aires Web: www.castillokoganarquitectas.blogspot.com.ar UN ARCA CONTEMPORÁNEA When your house contains such a complex of piping, flues, ducts, wires, lights, inlets, outlets, ovens, sinks, refuse disposers, hi-fi reverberators, antennae, conduits, freezers, heaters – when it contains so many services that the hardware could stand up by itself without any assistance from the house, why have a house to hold it up? 1 En 1965, Reyner Banham ironizaba con la idea de la no-casa en su artículo “A home is not a house”, ante la rotunda evidencia de la invasión de los servicios mecánicos en la casa norteamericana. Esta observación lo llevó a imaginar un “paquete unitario para un alto standard de vida” –cuyas funciones reconocía ya realizadas en gran medida, en el automóvil- donde todas las necesidades de la vida cotidiana fueran resueltas con sólo “enchufarse” a una boca proveedora de energía. Apenas una membrana – insuflada por el mismo paquete- sería necesaria para guarecer el interior de las inclemencias del tiempo. Con esta hipótesis provocativa, la casa era llevada al límite de su desaparición, y con ella, la de la propia arquitectura. 2 Reyner Banham: Paquete unitario para un alto standard de vida 1 Banham, Reyner: “A home is not a house”. En: Art in America, volumen 2, New York, 1965. “Cuando tu casa contiene un complejo tal de cañerías, conductos, tuberías, cables, luces, tomas, desaguaderos, hornos, sumideros, dispositivos para la basura, reverberadores de alta fidelidad, conductores, congeladores, calefactores – cuando contiene tal cantidad de servicios que la estructura metálica de éstos podría llegar a sostenerse por si misma sin necesidad de ninguna ayuda por parte de la casa, ¿porqué tener una casa para sostenerla?” 2 Banham lo había sugerido algunos años antes en la conclusión de Teoría y Diseño en la Primera era de la Máquina (1960). A cincuenta años de esta propuesta seguimos preguntándonos por la casa y los modos de vida contemporáneos. Pensar el habitar hoy, es pensar, sin lugar a dudas, en este complejo de “cañerías” al que refería Banham reconociendo el rol de la tecnología en la vida doméstica –aunque algo mas sofisticada hoy que en ese entonces– pero también es pensar en todos aquellos valores que sigue implicando la casa y lo que ella resguarda. El mundo que se halla plenamente a nuestro servicio, nuestro mundo “siervo”, es el de lo familiar que hay en la casa, puesto que familia indica en latín las pertenencias que son indispensables al habitante, es decir, todo lo que presta ayuda directa. 3 Aquello que el hombre obtiene con la casa –guarecerse y guardarse–, lo aplica por su parte a las cosas, mediante determinados muebles. La acción de “preparar”, que es propia del “amparo”, se encuentra en el antiguo “aparador”, con referencia a los alimentos; el “estar” alzado, que le procuran al hombre la silla y el lecho, corresponde a los “estantes”, y el sentido de “guardar” le pertenece al armario, que en su forma primitiva –el arca– es el mueble que se asocia al latín arceo, por su significado de “contener” y, por ellos, de “apartar” y “proteger”, correspondientes al griego árkeo. 4 Gabinete de Curiosidades. Domenico Remps, 1690 St. Jerome in his study. Antonello da Messina, 1475 La casa, para satisfacer los modos de vida de hoy, debe permitir “enchufar” flexiblemente todo dispositivo que lo necesite, pero debe, fundamentalmente, resguardar los afectos materiales que acompañan nuestra vida cotidiana. 3 Morales, José Ricardo: Arquitectónica: Sobre la idea y el sentido de la arquitectura. Editorial Biblioteca Nueva, Madrid, 1999. P. 186 4 Ibídem. P. 191 Un armazón –conformado por cuanta “cañería” fuera necesaria– podría ser el soporte de todo el mobiliario doméstico y también de aquellos “objetos de afecto” 5 que constituyeran nuestra arca contemporánea. Unidad de habitación de Marsella. Le Corbusier De esta forma, en su autonomía, podría ubicarse, sin grandes esfuerzos, en la ciudad, en el suburbio, en el campo, con sólo disponer de un pequeño espacio libre y unas pocas conexiones. Y así –sin importar cuánta tecnología se haya involucrado– la casa vuelve a ser casa, cuando la reconocemos en su domesticidad. 5 Aldo Rossi: “La arquitectura análoga”. En Revista 2c.