De Castillo - iii encuentro hacia una pedagogía emancipatoria en

Transcripción

De Castillo - iii encuentro hacia una pedagogía emancipatoria en
Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini
II Encuentro hacia una pedagogía emancipatoria en
Nuestra América
Directores de la publicación:
Pablo Frisch
Natalia Stoppani
Publicación Anual - Nº 2
ISSN: 2347-016X
Título de la publicación: II Encuentro hacia una pedagogía emancipatoria en Nuestra América
Directores de la publicación: Pablo Frisch y Natalia Stoppani
Título del artículo: “Las Experiencias Educativas Alternativas como Laboratorios de lo Posible para
la Transformación Educativa y Social”
Autor/es del artículo: Gines de Castillo
Director del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini: Prof. Juan Carlos Junio
Subdirector: Ing. Horacio López
Director Artístico: Juano Villafañe
Secretario de Ediciones y Biblioteca: Jorge C. Testero
Secretario de Investigaciones: Pablo Imen
Secretario de Comunicaciones: Luis Pablo Giniger
 Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini
Av. Corrientes 1543 (C1042AAB) - Ciudad de Buenos Aires - [011]-5077-8000 www.centrocultural.coop
 De los autores
Las Experiencias Educativas Alternativas como Laboratorios de lo Posible
para la Transformación Educativa y Social
Gines del Castillo
Resumen
La escuela tradicional era la escuela de la Revolución Industrial y la Modernidad, la
escuela funcional al capitalismo y al control del Estado sobre los individuos,
inmersa en una sociedad diferente a la actual.
Estamos en un período de transición donde hay una escuela que ya no cumple sus
funciones pero no hay otra que la reemplace.
En este marco, las nuevas experiencias educativas alternativas aparecen como
verdaderos laboratorios donde se elaboran propuestas posibles para la educación y
la sociedad del futuro. Como tales, muchas de ellas podrán hacer sus aportes a
una nueva educación, aunque no todas prosperarán y tampoco tendrá el futuro un
único modelo educativo.
En medio de este florecimiento de decenas o cientos de opciones, habrá que
encontrar un eje, un hilo conductor, un elemento ordenador que otorgue sentido a
lo diverso y a lo disperso, que sirva desde un extremo a otro, desde la educación
pública estatal hasta aquella que educa en casa o en la naturaleza; ello surgirá de
la práctica, validando un camino o varios pero, para que ocurra, debemos estar en
movimiento y juntos, aún con diferencias.
La película “La Educación Prohibida” ha contribuido en esa dirección y la Red de
Educación Alternativa “Reevo” pretende ser una continuidad que trabaje en la
transformación necesaria, en el terreno mismo, junto a otras organizaciones que
caminan en la misma dirección y que se multiplican día a día.
Las Experiencias Educativas Alternativas como Laboratorios de lo Posible
para la Transformación Educativa y Social
La escuela ha muerto
Cuando uno conversa sobre educación en diferentes lugares del país, descubre
que un elemento en común es el descontento. Nadie está satisfecho con la
educación actual, unos por una razón y otros por otra; algunos porque consideran
que no hay libertad y otros porque creen que no hay límites, unos por el exceso de
contenidos y otros por la falta de aprendizajes y así en cada aspecto, de un
extremo al otro. Por encima de todas las particularidades, ronda la sospecha de
que “la escuela ha muerto”.
La transición
La escuela tradicional era aquella de la Revolución Industrial y la Modernidad, la
escuela funcional al capitalismo y al control del Estado sobre los individuos,
inmersa en una sociedad diferente a la actual.
Lo que ocurre es que la escuela tradicional aún está presente, pero ya no tiene el
ímpetu que tuvo, cuando se le asignaba nada menos que un rol de ordenamiento
de la sociedad, de un orden social naciente. Son muchas las razones por las cuales
esa escuela ha perdido su lugar en nuestra sociedad actual pero, entre ellas,
podemos distinguir el lugar que los medios de comunicación le han quitado en su
misión de transmitir o de crear una particular forma de construir la realidad; la
función de control ya no está, exclusiva ni prioritariamente, en manos de la escuela.
Tampoco
se
necesitan
hoy
“ejércitos”
de
trabajadores
a
sueldo
sino,
principalmente, mano de obra muy calificada proveniente de los ámbitos
universitarios y posgrados, reservados preferentemente a las clases sociales
dominantes.
Estamos en un período de transición donde hay una escuela que ya no cumple ni
tiene en claro sus funciones, pero no hay otra que la reemplace. Esto genera una
diversidad de actitudes y respuestas.
La escuela ya no es la única que enseña
Estamos transitando una etapa “posmoderna” que todavía no tiene una definición
propia: ya no es la modernidad pero aún no es otra cosa.
En esta etapa de transición aparecen nuevas formas y relaciones sociales y de
producción, mayormente signadas por las nuevas tecnologías de la información y la
comunicación. Esto afecta también las formas de aprendizaje, que ya no están
centradas exclusivamente en las escuelas tradicionales y aparecen distribuidas en
diversas ofertas sociales y también en forma de auto-aprendizaje. La escuela ya no
es la única que enseña.
Hoy, una familia de clase media con algunos recursos económicos, toma la escuela
pública -estatal o privada- como un “tránsito” hacia la universidad, una obligación
que no se cuestiona demasiado pero, al mismo tiempo, la “complementa” con otras
actividades (idiomas, danza, música, artes plásticas, manualidades, deportes, por
ejemplo), que encuentra en otros espacios no formales. Esto nos lleva a pensar
que la igualdad de educación para todos debería contemplar esta posibilidad de
ofrecer una educación con trayectos de libre elección a toda la población, en forma
gratuita o asistida por el Estado. Utilizando un lenguaje gastronómico, significaría
pasar de comer “el plato del día” (lo mismo para todos) a la posibilidad de comer “a
la carta” (elegir lo que uno quiere comer).
El surgimiento de alternativas
En medio de esta situación, y un poco impulsadas por ella, surgen experiencias
educativas alternativas desde diferentes sectores de la sociedad.
Algunas sólo pretenden suplir lo que consideran que el Estado no brinda a través
de la educación oficial, pero la mayoría no nace como “proyectos” (un plan, un
conjunto de instrumentos para un fin, algo que se lanza hacia adelante) sino como
“huidas” o “escapes” del sistema educativo convencional, sobre el que se vierten
diferentes miradas críticas.
Mientras algunos aún buscan en la educación formal una manera de obtener un
mejor posicionamiento para la venta de su fuerza de trabajo, otros se preguntan
sobre la racionalidad de esta forma de vida que se ofrece como única e inevitable y
buscan otros horizontes para sus hijos y para ellos mismos.
Dentro de las alternativas que se generan, podemos encontrar desde los
bachilleratos populares y las escuelas campesinas, hasta aquellas que optan por la
escuela en casa o desescolarizar a sus hijos, pasando por diversidad de espacios
educativos o lúdicos informales, apoyo escolar, innovaciones en las escuelas
tradicionales de gestión privada o estatal y otras escuelas de diferentes tipos.
Estas experiencias alternativas a la educación tradicional muchas veces inician su
camino enrolándose en distintas corrientes pedagógicas, la mayoría de las cuales
datan de principios del siglo pasado y ya están parcialmente incorporadas a las
prácticas de la escuela convencional; en otros casos, suscriben a nuevas corrientes
que están desarrollándose en la actualidad en forma incipiente, sin que se pueda
hablar de una “nueva pedagogía”, sino de recortes de las conocidas más algunas
didácticas que, en la mayoría de los casos no pasan de ser cuestiones
instrumentales o cosméticas. Algunas permanecen en ese nuevo equilibrio o zona
de comodidad sin grandes cambios, pero muchas -pasado el período de escape de
lo viejo- comienzan a investigar en la práctica y a encontrarse con nuevos
horizontes que hasta entonces no se vislumbraban.
Laboratorios de lo posible
En esta situación de cambios y de transición, las nuevas alternativas aparecen
como verdaderos laboratorios donde se elaboran propuestas posibles para la
educación del futuro y de una nueva sociedad. Como tales, muchas de ellas podrán
hacer sus aportes a una nueva educación, aunque no todas prosperarán y tampoco
tendrá el futuro un único modelo educativo. Nadie puede decir cómo será la
educación del futuro, aunque muy probablemente no contará con escuelas tal como
hoy las conocemos; cualquier intento de definirla no será más que otra idea que
provendrá de lo conocido, de la memoria, del pasado, de lo viejo.
De todos modos, el presente ya reclama una educación que contemple alternativas
y posibilidades de optar por diferentes caminos de desarrollo y no una única y
monolítica oferta educativa al servicio de proyectos ajenos a sus intereses. Quienes
trabajan transformándola en la práctica, saben que la educación del futuro está
bajo sus pies, entre sus manos, cada día en que se abocan a su tarea como algo
completamente nuevo, que no debe fidelidad a lo establecido.
La libertad de educar-se
Mucho se habla del derecho a la educación, pero no se ve cómo ese derecho
termina convirtiéndose en una obligación impuesta sobre los niños y jóvenes desde
el Estado, con la aceptación de las familias. Y la obligatoriedad no es sólo de
educar-se, sino de recibir, aceptar y mostrar buenos resultados en lo que se les
imparte o impone de una manera uniforme, sin distinción de capacidades e
intereses, con fines que parecen humanitarios pero que, en el fondo, responden a
un proyecto digitado por los intereses económicos y una concepción de desarrollo
que no se puede discutir. El marco que los Estados y organismos internacionales
aplican para esos fines es la escolarización obligatoria, la reclusión de las nuevas
generaciones durante toda su niñez y adolescencia en ambientes que pretenden
controlarlos, imponerles su visión del mundo y convertirlos en recursos humanos
“bien educados”, de desempeño no conflictivo, basado en “valores”.
En este sentido, el desafío presente es poder pasar de una “educación para todos”
a una “educación para todos… y cada uno”, que tenga en cuenta las capacidades e
intereses diferentes, lo cual no puede ser un objetivo “de última” pero sí una
propuesta estratégica para el momento actual ya que, sin eliminar la
“escolarización” obligatoria, la limita y abre un escenario de libertad que puede
tener su vida propia y ofrecernos resultados sorprendentes.
La supervivencia en la transición
Siempre vamos a abogar por soluciones que puedan hacerse transferibles a todos
los que lo deseen; no obstante, en la transición educativa, cultural y social que
vivimos, parece legítimo buscar soluciones de supervivencia, aunque a veces no
puedan ser aplicadas inmediatamente a todos, ni todos las compartan siquiera.
Las iniciativas surgen muchas veces a partir de grupos de personas que se reúnen
para crear juntos nuevos espacios educativos para sus hijos; también suelen ser
iniciativas de docentes o directivos de escuelas públicas y, aún aquellas búsquedas
que comienzan siendo individuales -como la educación en casa- terminan
colectivizándose a través de organizaciones formales o informales.
De modo que vivimos un proceso colectivo, no único ni localizado, sino diverso y
distribuido, de búsqueda de soluciones o de nuevos escenarios de vida en los
cuales se inscribe una profunda transformación educativa que ya está en marcha.
El propósito de la Educación
Sabemos que las grandes preguntas de la educación son el para qué, el qué y el
cómo. Desde los ámbitos oficiales los cambios se centran mayormente en lo que se
enseña, mientras que las experiencias alternativas suelen poner el centro en las
metodologías.
Una transformación profunda de la educación no provendrá ni de nuevos
contenidos de los aprendizajes, ni de nuevos métodos de enseñanza. Lo que hace
de elemento ordenador de una transformación educativa es la respuesta que
demos a la pregunta ¿para qué educamos, para qué aprendemos? Del nuevo
propósito de la educación surgirán nuevos contenidos, nuevos métodos, o los
mismos adquirirán otra dimensión en un contexto diferente.
Desde la experiencia de 24 años en la Escuela de la Nueva Cultura “La Cecilia”,
proponemos que una nueva educación debe ser transformativa, creando las
condiciones para la transformación personal. Esto implica desarrollarse o crecer en
libertad, desprendiéndose del trasfondo de condicionamiento genético, cultural,
psicológico, instalado en cada uno para así poder ver el mundo con una mirada no
contaminada por el pasado, una nueva mirada que construirá un nuevo mundo y
una nueva sociedad, teniendo en cuenta que la sociedad es lo que somos.
A modo de cierre
Entendemos que vivimos una época de grandes cambios de paradigmas, a los
cuales no escapa la educación. Se registran condiciones reales para una profunda
transformación. Pero para que ello ocurra es necesario instalar esta necesidad y
posibilidad en la cultura, en la subjetividad de las personas. La película “La
Educación Prohibida” ha contribuido en esa dirección y la Red de Educación
Alternativa “Reevo” pretende ser una continuidad que trabaje en la transformación
necesaria, en el terreno mismo, junto a otras organizaciones que caminan en la
misma dirección y que se multiplican día a día.
La Transformación Educativa de este siglo requiere de actores que se
comprometan con un trabajo sostenido dentro de la diversidad, que puedan apoyar
a todas las experiencias, sin comprometerse con una sola corriente pero sin creer,
a pesar de ello, que todo es lo mismo, que todo funcionará, que todo llegará a ser
parte de la educación del futuro.
En medio de este florecimiento de decenas o cientos de opciones, habrá de surgir
un eje, un hilo conductor, un elemento ordenador que otorgue sentido a lo diverso y
a lo disperso, que sirva desde un extremo a otro, desde la educación pública
estatal hasta aquella que educa en casa o en la naturaleza, o para la revolución
social. Nadie puede pensar que tiene en sus manos ese elemento ordenador,
aunque tal vez lo tenga; esto surgirá de la práctica, validando un camino o varios
pero, para que ocurra, debemos estar juntos y en movimiento.

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