retiro en chaville - Les Fils de la Charité

Transcripción

retiro en chaville - Les Fils de la Charité
RETIRO EN CHAVILLE
(del 17 de agosto al 17 de septiembre de 1886)
Dios
A partir de hoy esta sola palabra resumirá mi vida. Amar a Dios con un amor sin medida, el
más perfecto, y hacer que le amen. No tengo otro fin ni otra ambición aquí abajo.
I. AMOR A DIOS
Quiero que Dios sea cada vez más el todo de mi vida, para lo cual debe ocupar la
totalidad de mi corazón. Cultivaré en mí la sed de amor que Dios ha encendido en mí, y
que no deja de reavivar.
1° Cada mañana ofreceré todas las acciones de mi jornada por amor a Dios. Renovaré
esa ofrenda durante la acción de gracias de la Santa Misa, y cada vez que me venga a la
mente. Realizaré a menudo actos de amor puro a Dios, así me esforzaré para que mi vida
sea un acto ininterrumpido de amor.
2° Voy a aplicarme en el ejercicio de ponerme en la presencia de Dios, en el recogimiento,
en la mortificación de los sentidos exteriores e interiores.
3° Necesito ejercitarme en el abandono total en Dios. Voy a trabajar en ello, mortificando
mis prisas naturales, y poniendo por encima de todo la sagrada voluntad de Dios, que
quiero que sea, como para Jesús y María, mi alimento diario....
6° Respeto hacia Dios.
No quiero perder de vista la grandeza y la majestad de Dios. Amándole con toda mi alma
y con todas mis fuerzas, le tendré un inmenso respeto....
Cuanto más abandonado, despreciado y odiado sea Dios, más quiero yo amarle,
adorarle, ser su esclavo, su instrumento, su soldado. Con su gracia, tenderé a la cima del
amor aquí abajo, porque eso honrará y consolará a Dios. En mis estudios y lecturas
espirituales, buscaré la forma de honrarle y de amarle mejor.
II. AMOR A LAS ALMAS
A partir de hoy quiero ser más que nunca el esclavo del pueblo. Dios me llama a la
admirable vocación de evangelizar a los desheredados, a los abandonados de este
mundo. Pues bien, los adopto, seré su sacerdote, lo seré todo para ellos, solo suyo.
1° No dejaré de rezar por ellos, y especialmente pediré a Dios a menudo, según la
inspiración que El me ha concedido, que le envíe santos capaces de salvarle. Me
santificaré por ellos.
2° Me entregaré a los que Dios me envía con una dedicación absoluta, sin calcular
esfuerzos. Ya se trate de un niño, de un hombre, de una mujer, de un anciano, soy suyo,
tienen derecho a mi tiempo, a mi trabajo, a mi entrega. Sin límite alguno, salvo el de la
obediencia, por supuesto. Soy, por vocación recibida de Dios, el esclavo del pueblo.
3° Tomo la resolución formal de no detenerme ni por temor al esfuerzo, ni a la enfermedad,
ni a las injurias, ni a los golpes, ni a la muerte, cuando esté en juego un alma abandonada.
4° Mi corazón pertenecerá por entero a Dios, y, a través de El, a los huérfanos, a los pobres,
a los olvidados, a los que sufren, a los ancianos abandonados, a los afligidos, sobre todo a
los que están solos. A ellos he sido enviado, esa es mi clientela. Adopto como regla
(salvada la obediencia) no ocuparme de los que otros ya se ocupan con gran dedicación.
Aprovecharé todas las ocasiones para procurar a los pobres, a los abandonados,
protectores y amigos, sobre todo entre el clero. Evitaré ese falso celo que consiste en
querer hacerlo todo uno mismo. Haré aquello que los demás no hagan, y, sobre todo,
aquello que les produzca repugnancia en el ministerio de los desheredados. Dios mío,
ayudadme también a hacer todo eso con humildad y con fidelidad. No hablar nunca de
mis cansancios, ni hacer ostentación de una dedicación que sea fácilmente admirada; en
este ministerio, lo más admirado es a menudo lo menos meritorio. No buscar y no pensar
más que en Dios y en las almas.
5° Empaparme de la Constituciones de mi congregación, hacer a mis hermanos en el
apostolado todo el bien posible, trabajar, en la pequeña medida de mis fuerzas, por hacer
de la congregación, y sobre todo de la comunidad en la que trabaje, un jardín de delicias
para Dios y una tabla de salvación para el pueblo abandonado.
Emilio Anizan
Fundador de los Hijos de la Caridad

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